Comentario de Marcos 6:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Los apóstoles se reunieron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado.
6:30 — Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado — Marcos sigue con la narración comenzada en los versículos 7-13. En el ver. 7 dice, “los doce”; aquí, “los apóstoles”. (Compárese Luc 6:13). La palabra “apóstol” significa “uno enviando”. (Por eso Cristo Jesús, en Heb 3:1, se llama “apóstol”).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
los apóstoles. Mar 6:7; Luc 9:10; Luc 10:17.
le contaron todo. Hch 1:1; Hch 20:18-21; 1Ti 4:12-16; Tit 2:6, Tit 2:7; 1Pe 5:2, 1Pe 5:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La palabra apóstoles (Gr. apostelló, yo envío) en este contexto se refiere a los doce hombres que Jesús envió en el versículo Mar 6:7. La palabra se ha usado grandemente como un término técnico para designar a los doce hombres que Jesús escogió originalmente. Este mismo uso se encuentra en el pasaje paralelo en Mat 10:2 y Luc 6:13 y, aunque no es frecuente en Marcos, se usa regularmente de esta manera en Lucas (Luc 17:5; Luc 22:14; Luc 24:10).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
6:30 — Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado — Marcos sigue con la narración comenzada en los versículos 7-13.
En el ver. 7 dice, “los doce”; aquí, “los apóstoles”. (Compárese Luc 6:13). La palabra “apóstol” significa “uno enviando”. (Por eso Cristo Jesús, en Heb 3:1, se llama “apóstol”).
Ahora los doce apóstoles vuelven de su misión limitada (ver.7, comentarios) y dan su reporte.
Marcos emplea la palabra “enseñar”. Mateo dice que fueron enviados a “predicar” (Mat 10:7). Las Escrituras emplean los dos términos alternativamente. Véase 1:21, comentarios.
Compárese Luc 10:17, en cuanto al reporte de los setenta cuando volvieron de su misión.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LO PATÉTICO DE LA MULTITUD
Marcos 6:30-34
Los apóstoles se reunieron otra vez con Jesús, y Le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Y Jesús les dijo:
-Veníos a un lugar tranquilo, a descansar un poco de tiempo.
Porque había tanto jaleo que no podían encontrar tiempo ni para comer. Así es que se marcharon en la barca a un lugar solitario ellos solos. Pero muchos los vieron marcharse, y los reconocieron; y fueron corriendo juntos de todos los pueblos de por allí, y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una gran multitud, y se Le conmovieron las entrañas de piedad, porque Le parecían como ovejas que no tenían pastor; y Se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando los discípulos volvieron de su misión, informaron a Jesús de todo lo que habían hecho. Las multitudes a la expectativa eran tan insistentes que Jesús y los Suyos no tenían tiempo ni para comer; así es que Jesús les dijo a los apóstoles que fueran con Él a un lugar solitario al otro lado del lago para tener tranquilidad y descansar un poco de tiempo.
Aquí vemos lo que podríamos llamar el ritmo de la vida cristiana. La vida cristiana es un constante entrar en la presencia de Dios desde la presencia de la sociedad, y salir de la presencia de Dios a la presencia de nuestros semejantes. Es como el ritmo del descanso y el trabajo. No podemos trabajar a menos que tengamos un tiempo de descanso; y el sueño no nos vendrá a menos que hayamos trabajado hasta cansarnos.
Hay dos peligros en la vida. El primero es el peligro de una actividad demasiado constante. Ninguna persona puede trabajar sin descansar; y ninguna persona puede vivir la vida cristiana a menos que se tome tiempo con Dios. Bien pudiera ser que todos los problemas de nuestras vidas estuvieran en que no Le damos a Dios la oportunidad de hablarnos, porque no sabemos estarnos quietos y escuchar; no Le damos tiempo a Dios para recargar nuestras energías y fuerza espiritual, porque no apartamos un tiempo para esperar en Él. ¿Cómo podremos asumir las cargas de la vida si no tenemos contacto con el Que es el Señor de toda la vida? ¿Cómo podremos hacer la obra de Dios a menos que sea con las fuerzas que Dios da? ¿Y cómo podremos recibir esas fuerzas si no buscamos en tranquilidad y a solas la presencia de Dios?.
Segundo, existe el peligro de retirarnos demasiado. La devoción que no desemboca en la acción no es la verdadera devoción. La oración que no desemboca en las obras de servicio no es la verdadera oración. No debemos nunca buscar la comunión con Dios a fin de evitar la comunión con nuestros semejantes, sino para prepararnos mejor para ella. El ritmo de la vida cristiana es el encuentro alternativo con Dios en el lugar secreto y con nuestros semejantes en los diversos campos de la actividad humana.
Pero el descanso que Jesús buscaba para Sí mismo y para Sus discípulos no tendría lugar. Las multitudes vieron marcharse a Jesús y a Sus hombres. En este lugar determinado, el lago no tiene más que seis kilómetros de ancho yendo en barca, y quince kilómetros por tierra, rodeando el lago por la parte superior. En un día sin viento, o con viento contrario, se podría necesitar un cierto tiempo para cruzar en barca, y una persona que anduviera deprisa podría rodear el lago a pie y llegar antes que la barca. Eso fue lo que sucedió aquel día; y cuando Jesús y Sus hombres desembarcaron al otro lado, la misma multitud de la que se habían querido retirar para estar tranquilos un tiempo los estaba esperando allí.
Cualquier persona corriente se habría molestado mucho. El descanso que Jesús deseaba y necesitaba y se había ganado con creces se Le negaba. Le invadían Su intimidad. Cualquier persona normal se habría enfadado, pero Jesús Se conmovió de misericordia: por la condición lastimosa de la multitud. Los miró; iban desesperadamente en serio; querían tanto lo que Él solo les podía dar; Le parecían como ovejas que no tuvieran pastor. ¿Qué quería decir con eso?
(i) Una oveja son pastor no puede encontrar el camino. Dejados a nosotros mismos, nos perdemos en la vida. El doctor Caims hablaba de personas que se sienten como » chiquillos en la lluvia.» Dante tiene un verso en el que dice: » Me desperté en medio del bosque, y estaba oscuro, y no se veía ningún camino.» La vida puede llenarnos de confusión. Puede que nos encontremos en un cruce de caminos, y no sepamos cuál toMarcos Es solamente cuando Jesús nos guía y nosotros Le seguimos cuando podemos encontrar el camino:
(ii) Una oveja sin pastor no puede encontrar pastos ni agua. En esta vida tenemos que buscar sustento. Necesitamos fuerzas para seguir adelante; necesitamos inspiración para elevarnos por encima de nosotros mismos. Cuando buscamos estas cosas en otro sitio, nuestra mente sigue insatisfecha, nuestro corazón inquieto, nuestra alma en ayunas. Sólo podemos obtener las fuerzas para la vida del Que es el Pan de la Vida.
(iii) Una oveja sin pastor no tiene defensa frente a los peligros que la acechan. No se puede defender ni de los ladrones ni de las fieras. Si la vida nos ha enseñado algo es que no podemos vivir solos. Nadie se puede defender a sí mismo de las tentaciones que le asedian y del mal del mundo que le ataca. Sólo en la compañía de Jesús podemos caminar por el mundo y librarnos del mal. Sin Él no tenemos defensa; con Él estamos a salvo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Jesús alimenta a más de cinco mil personas (Mar 6:30-44)
Análisis de discurso
Luego del banquete que se ofreció en la corte de Herodes —que termina con la cabeza de Juan el Bautista servida en un plato, como si fuera comida—, tenemos un banquete en un lugar desierto. ¡Marcos no podría haber elegido dos escenas más diferentes! En esta sección, una multitud de campesinos recibe alimento a través de un milagro de Jesús, quien toma lo poco que había y lo convierte en una cantidad capaz de alimentar a más de cinco mil personas. Podríamos dividir la perícopa de la siguiente manera:
1. Descanso por mandato, luego de la misión (vv. Mar 6:30-32).
2. Descanso interrumpido por la necesidad espiritual (vv. Mar 6:33-34) y material (vv. Mar 6:35-36) de la gente.
3. Jesús sugiere una solución: “Dadle vosotros de comer” (v. Mar 6:37).
4. Ante la imposibilidad de los discípulos de hacer lo que se les pide, Jesús provee un banquete en el desierto (vv. Mar 6:38-43).
Este milagro se parece mucho al de Eliseo, en 2Re 4:42-44, cuando el profeta alimentó a cien hombres con veinte panes de cebada y unas pocas espigas de trigo. Nos dice el pasaje que todos comieron y hubo de sobra. Además, es interesante notar que Eliseo sucedió a Elías. Aquí Jesús sucede a Juan el Bautista, quien es un tipo del profeta Elías del Antiguo Testamento (ver Mar 9:13). De cualquier manera, el milagro de Jesús es mucho más categórico, pues no sólo alimenta a más de cinco mil personas, sino que lo hace con menos panes. Por otra parte, también es cierto que el milagro de la multiplicación de los panes y los peces hace recordar al maná que Yavé proveyó en el desierto al pueblo de Israel (Éxo 16:1-36). Sin embargo, mientras que el maná no se podía guardar de un día para el otro, aquí se nos dice que sobraron doce cestas llenas de pedazos, que seguramente serían consumidas más tarde.
Vemos entonces que el discurso marcano esta edificado sobre tradiciones veterotestamentarias que proveen la base teológica para entender la narración. Jesús es presentado como uno que, aunque se asemeja a los profetas de antaño (Eliseo, Moisés), es muy superior a ellos.
TÍTULO: Sugerimos como título “Jesús alimenta a más de cinco mil personas”. De esta manera, incluimos a las mujeres y los niños en el grupo, cosa que no todas las versiones hacen.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Apóstoles: Significa “los enviados” y se refiere a los doce que Jesús enviara como misioneros en Mar 6:7.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Mar 8:1-9; Mat 15:32-38.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Luc 10:17.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Alimentando a los cinco mil (ver Mat. 14:15-21; Luc. 9:12-17). Marcos continúa, después de este relato de la aparente debilidad del reino de Dios ante los ojos del mundo, con otros relatos que muestran su poder. En éstos Jesús demuestra el poder del Dios creador, siguiendo su dominio sobre el universo que él había creado.
El primer relato comienza de una manera típicamente natural. Los discípulos han vuelto triunfalmente de su misión evangelística, pero muy cansados, así que Jesús, comprensivamente los lleva a un lugar de quietud y descanso. Fueron seguidos por una multitud de personas expectantes, que interrumpieron el tiempo proyectado de relajamiento y refrigerio. Jesús tuvo compasión de ellos y comenzó a enseñarles muchas cosas. No parece que el Señor les haya pedido ayuda a los discípulos. Al finalizar el día llegaron a Jesús y le pidieron que dijera a las gentes que fueran a conseguir algo de comer. Mucho se sorprendieron cuando Jesús les dijo que ellos mismos les dieran de comer. Lo único que pudieron encontrar para comer fueron cinco panes de la localidad y dos pescados desecados. El obedecer a Jesús y hacer que toda la multitud con hambre se sentara por grupos en orden tiene que haberles probado la fe en que él pudiera hacer algo bajo tales circunstancias. La descripción vívida de la escena, con detalles como la hierba verde, tiene que haber originado de un testigo ocular. Al multiplicar, en un momento, los panes y los pescados, Dios hizo lo que hace todos los días con el maíz de los campos y los peces del mar. Para nosotros es un milagro; para él, es algo natural.
Marcos rescata el milagro de parecer algo mágico dándole una terminación común y corriente: los discípulos cansados agachándose para recoger todo lo que fue dejado del pan y los trozos de pescado y colocarlos en canastas (posiblemente, para comer al día siguiente). No debemos esperar que nuestra vida esté compuesta por completo de emociones espirituales; esto sería poco sano espiritualmente y no nos permitiría madurar en Cristo. Es extraño que aparentemente los discípulos no aprendieron nada de este milagro; Jesús les tuvo que repetir la lección más tarde. Esto no era porque fueran particularmente lentos e insensibles, fue porque eran iguales que nosotros.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
p 276 Luc 9:10
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Los apóstoles. Esta es la única vez que aparece esta palabra en Marcos (v. coment. en Mt 10:2).
Fuente: La Biblia de las Américas
Marquemos en este pasaje la conducta de los apóstoles cuando volvieron de su primera misión como predicadores. Leemos que «se juntaron con Jesús, y le dijeron todas las cosas que habían hecho, y lo que habían enseñado».
Estas palabras son muy instructivas: deben servir de guía a todos los ministros del Evangelio y a todos los que trabajan en hacer bien a las almas. Todos ellos deben hacer diariamente lo que los apóstoles en esta ocasión. Deben referir todo lo que hagan a la gran Cabeza de la iglesia; presentar toda su obra a Cristo, y pedirle consejos, dirección, fuerza y ayuda.
La plegaria es el gran secreto del éxito en esas empresas espirituales; conmueve al que pone en movimiento el cielo y la tierra; hace descender la prometida ayuda del Espíritu Santo, sin quien, los mejores sermones, la enseñanza más luminosa, y el trabajo más diligente, son completamente vanos. No son los que tienen las dotes más eminentes los que logran más éxito al trabajar por Dios, sino los que se mantienen en comunión más íntima con Cristo y son más constantes en la oración. Los que claman con el profeta Ezequiel, «Ven de los cuatro puntos cardinales, Oh aliento, y sopla sobre estos muertos para que vivan». Ezeq. 37.9. Los que siguen con más exactitud el modelo apostólico, y «se consagran a la plegaria y al ministerio de la palabra». Hech.6.4. ¡Feliz la iglesia que tiene ministros que saben orar lo mismo que predicar! La pregunta que debemos hacer respecto a un nuevo ministro, no es solamente «¿Sabe predicar bien?» sino también «¿Ora mucho a favor de su pueblo y de su obra?.
Notemos, en segundo lugar, las palabras que nuestro Señor dirigió a los apóstoles, cuando volvieron de su primera misión pública. «Les dijo, venid aparte a un lugar desierto, y descansad un poco».
Estas palabras están llenas de una tierna consideración. Nuestro Señor sabe bien que sus siervos son carne así como espíritu, y que tienen cuerpos lo mismo que almas. Sabe que los mejores tienen un tesoro encerrado en vasos de tierra y están sujetos a muchas flaquezas. Les hace ver que no espera de ellos más que lo que su fuerza corporal permite. Nos exige lo que podemos hacer, no lo imposible. «Apartaos» les dice, «y descansad un poco.
Estas palabras están llenas de profunda sabiduría. Nuestro Señor sabe que sus siervos tienen que atender a sus almas así como atender a las de los demás. Sabe que dedicar una atención constante a una obra pública puede hacernos olvidar los intereses privados de nuestras almas y que mientras cuidemos de las viñas ajenas, corremos peligro de descuidar la Nuevo Testamento. Cant.1.6. nos recuerda que es bueno que los ministros se retiren algunas veces de sus trabajos públicos y se examinen. «Apartaos», les dice, «a un lugar desierto.
Desgraciadamente hay poco en la iglesia de Cristo que necesitan estas amonestaciones; hay pocos en peligro de trabajar demasiado y de dañar sus cuerpos y sus almas por ocuparse con exceso de los demás. La gran mayoría de los que se llaman cristianos es indolente y perezosa, y nada hace en bien del mundo que los rodea; pocos hay que necesiten de la brida tanto como del acicate; estos pocos, sin embargo, deben atesorar en sus corazones las enseñanzas que se desprenden de este pasaje. Deben economizar su salud como un capital, y no malgastarlo como jugadores; deben contentarse con gastar la renta diaria de fuerza que poseen, y no girar contra el principal destinadamente; deben recordar que hacer poco y hacerlo bien, es el medio de hacer más al cabo. Sobre todo no deberían olvidarse nunca de vigilar del continuo sus corazones y proporcionarse de una manera metódica tiempo para examinarse y para meditar con calma. El éxito del ministerio de una persona y de los buenos resultados de sus trabajos públicos está íntimamente enlazado con la buena condición de su alma; muy útil le es el retirarse de cuando en cuando.
Finalmente, fijemos la atención en los sentimientos que manifiesta nuestro Señor Jesucristo respecto a las personas que se les unieron. Leemos «que sintió por ellas gran compasión, porque estaban como ovejas sin pastor». No tenían maestros que los enseñaran, y sus guías eran los escribas y fariseos que estaban ciegos, sin recibir otro alimento espiritual que las tradiciones humanas. Millares de almas inmortales estaban allí, en presencia de nuestro Señor, ignorantes, desvalidas, marchando por el ancho camino de la perdición. El bondadoso corazón de nuestro Señor Jesucristo se conmovió. «Sintió compasión por ellos, y empezó a enseñarles muchas cosas.
No olvidemos nunca que nuestro Señor es el mismo ayer, hoy y eternamente, que jamás cambia y que en el cielo, a la diestra de Dios, contempla compasivo a los hijos de los hombres; se compadece aún del ignorante y de los que están extraviados y aún está dispuesto a «enseñarles muchas cosas». Aunque siente un amor especial por las ovejas que oyen su voz, siente también un amor inmenso y universal por el género humano entero, amor compasivo y lleno de misericordia. Es una teología muy estrecha la que enseña que Cristo se ocupa tan solo de los creyentes. Apoyándonos en la Escrituras podemos asegurar a los pecadores más endurecidos, que Jesús los compadece, que se ocupa de sus almas; que Jesús desea salvarlos y los invita a creer y a encontrar su salvación.
Preguntémonos al concluir este pasaje si comprendemos el espíritu de Cristo y lo sentimos en nosotros. ¿Nos interesamos como El por las almas de los inconversos? ¿Compadecemos, como El, profundamente a todos los que están como o vejas sin pastor? ¿Nos cuidamos de los impenitentes y de los impíos que están a nuestra puerta? ¿Nos cuidamos de los paganos, de los judíos, de los mahometanos, de los católicos romanos que habitan en remotas tierras? ¿Empleamos todos los medios que están a nuestro alcance y damos con placer nuestro dinero, para esparcir el Evangelio por el mundo? Estas son preguntas muy graves, y que exigen graves respuesta. El que no se cuida de las almas de los demás no es como Jesucristo.
Puede muy bien ponerse en duda si está convertido, y si conoce el valor de su misma alma.
Fuente: Los Evangelios Explicados
‡ De su recorrido por las ciudades, predicando la Buena Noticia.