Biblia

Comentario de Marcos 8:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 8:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Jesús le envió a su casa, diciéndole: —No entres en la aldea.

8:26 — Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea — La última parte de esta frase que dice, “ni lo digas a nadie en la aldea”, no aparece en los manuscritos mejores, pero la idea se implica en el mandamiento de no entrar en la aldea. Dice la 1990, “Entonces lo envió a su casa, diciéndole: ‘Ni siquiera entres en la aldea’”. Jesús iba con sus discípulos para la región de Cesarea de Filipo, deseando estar con ellos y enseñarles (ver. 31), y por eso no quiso más publicidad en la región de Betsaida. De esta manera evitó una demora. Tampoco quiso que le siguiera una multitud hacia el norte a donde iba. Era tiempo de estar aparte con sus discípulos para entrenarles, pues se acercaba la crucifixión (de allí a seis u ocho meses) y la gran comisión de ellos a predicar en todo el mundo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

No entres en la aldea. Mar 5:43; Mar 7:36; Mat 8:4; Mat 9:30; Mat 12:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

No entres en la aldea. Jesús llevó al hombre ciego fuera de la ciudad antes de sanarlo (v. Mar 8:23), probablemente para evitar la publicidad y, por otra parte, la escena de chusma que resultaría. Según parece, a diferencia de otros en el pasado, él sí obedeció la orden de Jesús.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:26 — Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea — La última parte de esta frase que dice, “ni lo digas a nadie en la aldea”, no aparece en los manuscritos mejores, pero la idea se implica en el mandamiento de no entrar en la aldea. Dice la 1990, “Entonces lo envió a su casa, diciéndole: ‘Ni siquiera entres en la aldea’”. Jesús iba con sus discípulos para la región de Cesarea de Filipo, deseando estar con ellos y enseñarles (ver. 31), y por eso no quiso más publicidad en la región de Betsaida. De esta manera evitó una demora. Tampoco quiso que le siguiera una multitud hacia el norte a donde iba. Era tiempo de estar aparte con sus discípulos para entrenarles, pues se acercaba la crucifixión (de allí a seis u ocho meses) y la gran comisión de ellos a predicar en todo el mundo.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Ni lo digas a nadie en la aldea es una variante textual que aparece en algunos manuscritos, está presente en el TR, y ha sido consecuentemente adoptada por RV95. Preferimos no incluirla en la traducción, ya que posiblemente se trata de un agregado tardío cuyo propósito era armonizar este texto con otros en los que Jesús prohíbe a las personas divulgar su identidad (ver, p. ej., Mar 7:36).

Reflexión bíblica y pastoral

Inmediatamente después de este pasaje, tenemos la confesión de Pedro, ocasión en que parece que un primer impulso de fe es anulado enseguida por un rechazo categórico de la posibilidad de que Jesús fuera crucificado. Tal rechazo es, por otra parte, entendible, cuando se piensa lo que significaba en ese entonces la muerte de cruz. También se ha dicho que la sanidad del ciego en dos etapas apunta a los lectores del Evangelio, tanto a los lectores originales como a los contemporáneos, cuya fe progresa siempre desde la incredulidad y la ceguera hasta la afirmación de Jesús como Señor. Creemos que esto es correcto. No obstante, es importante recalcar que la ceguera espiritual es la única condición humana inicial posible ante la revelación divina. El Evangelio de Juan dirá más tarde que la persona que pretende ver —es decir, conocer a Dios aparte de su revelación—está en pecado, puesto que a Dios sólo se lo puede conocer cuando él toma la iniciativa de revelarse. Sin embargo, cuando una persona reconoce su ceguera y acepta la revelación de Dios, entonces sí llega a ver (Jua 9:41). Para los escritores del Nuevo Testamento la incredulidad inicial no es el problema, pero sí lo es la incredulidad que persiste aun cuando las personas han sido confrontadas con pruebas irrefutables de la acción de Dios en la historia. En otras palabras, el problema no es la ceguera que se hereda, sino la que se elige.

Es posible elegir ser ciegos, preferir no ver lo que sucede a nuestro alrededor. En efecto, muchos de nosotros lo hacemos y por muchas razones. Nuestros ojos espirituales, que están hechos para ver el sufrimiento y la miseria del mundo, y para movernos a hacer algo por ello, se nublan a veces con otras preocupaciones: el trabajo, la vocación, la carrera académica, el dinero, el prestigio, y demás cosas. Todas estas cosas nos ciegan, de modo que la luz que hay en nosotros se va apagando lentamente y pronto estamos como aquel hombre, con una vaga idea de cómo era la realidad, pero sin estar conectados con ella como Dios lo desea. Cuando nos sucede esto, necesitamos desesperadamente del toque sanador de las manos del crucificado. Sólo esas manos curtidas por el amor al prójimo y horadadas por los clavos del Imperio Romano pueden devolvernos la fe en Dios y en nuestra misión como agentes de liberación. No es demasiado tarde para que el pueblo de Dios admita su ceguera espiritual y retorne a la senda que nos marcara Jesús de Nazaret.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— en la aldea: Numerosos mss., algunos de cierta importancia, dicen: encargándole que ni entrara en la aldea ni tampoco dijera nada a nadie de la aldea. Ver nota a Mar 1:34.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

y 384 Mat 8:4; Mar 5:43

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

26 super (1) Durante todo el ministerio del Salvador-Esclavo, el Esclavo de Dios, El no quiso publicidad. Véase la nota 44 super (1) del cap.1. Evitar la publicidad era una de Sus virtudes. Tal virtud era agradable y hermosa.

26 super (2) Algunos mss. añaden: ni lo digas a nadie en la aldea.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

entres… TR añade ni lo digas a nadie.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

BD445(2) A causa de la posición, μηδέ significa en este caso: ni aun (el sentido de esta cláusula requiere εἴπῃς en vez de εἰσέλθῃς). [Editor. El más fuerte apoyo de los manuscritos incluye εἰσέλθῃς en el texto, aunque un mandato a hacer silencio puede estar implícito dentro de la prohibición.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

entres. El TR añade ni lo digas a nadie.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

‡ En otras palabras, no difundan la noticia de lo que ha pasado.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento