Biblia

Comentario de Marcos 8:37 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 8:37 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque, ¿qué dará el hombre en rescate por su alma?

8:37 — ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Obviamente el alma tiene un precio altísimo. Ahora, la pregunta de Jesús, desde la perspectiva de la eternidad, dirige la mente de los oidores a que, para salvar esa alma eternamente y no perderla, tiene que pagar el precio estipulado. Tiene que dar su vida terrenal y temporal en servicio a Cristo y su evangelio; ése es el precio, la recompensa (ver. 34).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Sal 49:7, Sal 49:8; 1Pe 1:18, 1Pe 1:19.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La recompensa de la vida de un individuo (Gr.  psyche) tendrá grandes consecuencias en el Reino de Cristo (Mat 16:27). Es interesante que la misma palabra griega se usa en los versículos La recompensa de la vida de un individuo (Gr.  psyche) tendrá grandes consecuencias en el Reino de Cristo (Mat 16:27). Es interesante que la misma palabra griega se usa en los versículos Mar 8:35-38 pero es traducida usualmente como «vida» en el versículo Mar 8:35 y como «alma» en los versículos Mar 8:36, Mar 8:37. La idea no es la parte espiritual de una persona perdida por la eternidad, sino fallar en vivir una vida fiel para el Rey del Reino.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

8:37 — ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Obviamente el alma tiene un precio altísimo. Ahora, la pregunta de Jesús, desde la perspectiva de la eternidad, dirige la mente de los oidores a que, para salvar esa alma eternamente y no perderla, tiene que pagar el precio estipulado. Tiene que dar su vida terrenal y temporal en servicio a Cristo y su evangelio; ése es el precio, la recompensa (ver. 34).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL VALOR SUPREMO DE LA VIDA

Marcos 8:37

¿De qué le sirve a uno ganar todo el mundo si pierde su propia vida? Porque, ¿qué puede dar una persona a cambio de su vida?

En cierto sentido es totalmente posible que un hombre obtenga un tremendo éxito en la vida, y por otra parte esté viviendo una vida que no vale la pena vivir. La verdadera pregunta que hace Jesús es: » ¿Dónde pones tú los valores de la vida?» Es posible que uno ponga sus valores en cosas que no los tienen, y descubrirlo demasiado tarde.
(i) Una persona puede sacrificar su honor por un beneficio. Puede desear cosas materiales y no preocuparse demasiado por cómo las obtiene. El mundo está lleno de tentaciones a una deshonra provechosa. George Macdonald cuenta en uno de sus libros que un sastre siempre introducía el dedo gordo para hacer un poco más cortas las medidas. «Le sisaba a su alma -decía- y lo sumaba en su cuenta.» La verdadera pregunta, la que habrá que contestar más tarde o más temprano es: «¿Cómo aparecen nuestras cuentas a la vista de Dios?» Dios es un inspector con Quien todos a fin de cuentas nos tendremos que enfrentar.
(ii) Uno puede que sacrifique los principios por la popularidad. Puede que el hombre comprensivo, complaciente, que sabe ceder, se ahorre muchos problemas. Puede que el que se consagra inflexiblemente a los principios no le caiga bien a nadie. Shakespeare hace el retrato del gran cardenal Wolsley, que sirvió a Enrique VIII con todo el ingenio y la astucia que poseía:

Si yo hubiera servido a mi Dios con la mitad del celo con que he servido a mi rey, Él no me habría dejado desnudo a mi edad ante mis enemigos.

La verdadera pregunta, la que cada uno tendrá que arrostrar a fin de cuentas, no es: «¿Qué pensaron los demás de esto?» sino: «¿Qué piensa Dios de esto?» No es el veredicto de la opinión pública el que decide el destino, sino el de Dios.
(iii) Una persona puede que sacrifique las cosas permanentes y valiosas por otras pasajeras y baratas. Siempre es fácil obtener un éxito barato. Un autor puede que sacrifique lo que podría ser realmente grande por el éxito barato de un momento. Un músico puede que produzca ligerezas efímeras cuando podría estar produciendo algo real y permanente. Un hombre puede que escoja un trabajo que le proporcionará más dinero y comodidades dando la espalda a otro en el que podría prestar más servicios a sus semejantes. Uno puede pasar la vida ocupándose de cosas pequeñas y pasando por alto las grandes. Una mujer puede que prefiera una vida de placer y de eso que se considera libertad a cambio del servicio de su hogar y la educación de su familia.
Pero la vida tiene su manera de revelar los verdaderos valores y condenar los falsos con el paso del tiempo. Lo que no cuesta, nunca dura.
(iv) Podemos resumirlo todo diciendo que una persona puede sacrificar la eternidad por el momento. Nos salvaríamos de toda clase de equivocaciones si miráramos siempre las cosas a la luz de la eternidad. Muchas cosas son agradables por un momento, pero más tarde traen la ruina. La prueba de la eternidad, la prueba de tratar de ver las cosas como Dios las ve, es la prueba más real de todas.
La persona que ve las cosas como Dios las ve, nunca empleará la vida en las cosas que pierden el alma.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Es decir, ¿qué precio podría pagar una persona por ella misma, por su esencia humana, por su alma? Se trata de una pregunta retórica cuya respuesta es negativa: nada, no hay ninguna riqueza en el mundo que alcance para pagar. TLA traduce: «No hay nada que una persona pueda dar para salvar su vida».

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

REFERENCIAS CRUZADAS

m 398 Sal 49:8

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

su alma… O por su vida.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O por su vida.

Fuente: La Biblia Textual III Edición