Pero cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo diciéndole: —Espíritu mudo y sordo, yo te mando, ¡sal de él y nunca más entres en él!
9:25 — Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo — Ya que el padre tiene la fe necesaria, y viendo Jesús que la multitud corre en masa hacia él, es tiempo de consumar el milagro de echar fuera al demonio. Jesús le reprende. Este mismo verbo, reprender, aparece en 1:25; 4:39; 8:32,33. — diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él — La orden al espíritu inmundo es dada enfáticamente por el Señor, “yo te mando”, dando a entender a todos que habla la deidad. Manda lo que ningún hombre solo puede mandar, sino sólo Dios. El mandamiento no es solamente de salir sino también de nunca volver a entrar.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
reprendió al espíritu. Mar 1:25-27; Mar 5:7, Mar 5:8; Zac 3:2; Mat 17:18; Luc 4:35, Luc 4:41; Luc 9:42; Jud 1:9.
Espíritu mudo y sordo. Isa 35:5, Isa 35:6; Mat 9:32, Mat 9:33; Mat 12:22; Luc 11:14.
te mando, sal de él. Luc 8:29; Hch 16:18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
la multitud se agolpaba. Notando como crecía la multitud, Jesús procedió a actuar sin dilación, quizá para ahorrar al joven y a su angustiado padre cualquier vergüenza adicional. Por otra parte, el Señor no realizaba milagros para satisfacer a los sensacionalistas (cp. Mar 8:11; Luc 23:8-9). yo te mando. La autoridad absoluta de Jesús sobre los demonios es bien atestiguada en el NT (p. ej. Mar 1:32-34; Mar 5:1-13; Luc 4:33-35). Sus curaciones demostraron la divinidad de Jesús al dominar sobre el mundo natural. Su autoridad sobre los demonios demostró su deidad al dominar sobre el mundo sobrenatural.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
9:25 — Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo – Ya que el padre tiene la fe necesaria, y viendo Jesús que la multitud corre en masa hacia él, es tiempo de consumar el milagro de echar fuera al demonio. Jesús le reprende. Este mismo verbo, reprender, aparece en 1:25; 4:39; 8:32,33.
— diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él — La orden al espíritu inmundo es dada enfáticamente por el Señor, “yo te mando”, dando a entender a todos que habla la deidad. Manda lo que ningún hombre solo puede mandar, sino sólo Dios. El mandamiento no es solamente de salir sino también de nunca volver a entrar.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA CAUSA DEL FRACASO
Marcos 9:25-29
Cuando vio Jesús que la gente se estaba agolpando, reprendió al espíritu inmundo diciéndole:
-¡Espíritu de mudez y sordera, te ordeno que salgas de él y que no vuelvas a entrar en él!
Después de gritar y producirle unas convulsiones terribles, el espíritu salió del muchacho dejándole como muerto, hasta el punto de que muchos decían:
-¡Se ha muerto!
Pero Jesús le dio la mano y le levantó, y él se puso en pie.
Cuando Jesús Se fue ala casa y estaban solos, Sus discípulos Le preguntaron:
-¿Por qué no pudimos echarle nosotros?
Esta ralea -les contestó Jesús- no se consigue que salga más que mediante la oración.
Jesús debe de haber apartado de la gente al padre y al hijo. Pero la multitud, al oír los gritos, se les acercó corriendo, y Jesús tuvo que actuar deprisa. Hubo una lucha final que produjo un agotamiento total, y el muchacho quedó curado.
Cuando ya estaban solos, los discípulos Le preguntaron a Jesús por qué ellos no habían tenido éxito. Sin duda se acordaban de cuando Jesús los envió a predicar y a sanar y a echar demonios (Mr 3:14 s). Entonces, ¿por qué habían fracasado esta vez tan vergonzosamente? Jesús les respondió sencillamente diciéndoles que esa clase de cura exigía oración.
Les dijo en efecto: «No vivís suficientemente cerca de Dios.» Habían sido equipados con el poder; pero se necesitaba la oración para mantenerlo.
Aquí tenemos una lección profunda. Puede que Dios nos haya dado un don; pero, a menos que nos mantengamos en estrecho contacto con Él, ese don se nos puede secar y morir. Esto es cierto de cualquier don. Puede que Dios le dé a un hombre grandes dones naturales como predicador; pero a menos que se mantenga en contacto con Dios, puede que acabe siendo solamente un hombre de palabras, y no un hombre de poder. Puede que Dios le dé a una persona un don para la música y la canción; pero a menos que se mantenga en contacto con Dios, puede que se convierta en un mero profesional que use el don solamente para ganar dinero, lo cual es una cosa bien triste. Esto no es decir que una persona no debe usar un don profesionalmente. Todos tenemos derecho a capitalizar cualquier talento; pero quiere decir que, aun cuando lo esté usando así, debe encontrar en él un gozo, porque lo está usando también para Dios. Se cuenta que la famosa soprano sueca Jenny Lind, antes de todas las representaciones, se ponía en pie sola en el camerino y oraba: » Dios, ayúdame a cantar de veras esta noche.»
A menos que mantengamos este contacto con Dios, perderemos dos cosas importantes.
(i) Perderemos vitalidad. Perderemos ese poder vivo, ese algo extra que produce la grandeza. La ejecución se convierte en una representación en vez de una ofrenda a Dios. Lo que debería ser vital, un cuerpo vivo, se convierte, si acaso, en un hermoso cadáver.
(ii) Perderemos humildad. Lo que debería usarse para la gloria de Dios se empieza a usar para la propia gloria, y desaparece su virtud. Lo que debería haberse utilizado para presentar a Dios a los demás se usa para presentarnos a nosotros mismos, y desaparece el aliento del encanto.
Aquí tenemos una seria advertencia. Los discípulos habían sido equipados con poder directamente por Jesús, pero ellos no habían alimentado ese poder con oración, y el poder se había desvanecido. Cualesquiera dones que Dios nos haya dado, los perderemos si los usamos para nosotros mismos. Los conservamos cuando los enriquecemos mediante un contacto continuo con el Dios Que nos los dio.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
«Cuando Jesús vio que se estaba juntando mucha gente a su alrededor» (TLA): Esta traducción es preferible a la de RV95, pues transmite la idea de que aquí está presente no sólo la multitud del versículo Mar 9:14, sino una aún mayor. Dado que el verbo griego conlleva la idea de gente que corre toda junta, se piensa que la multitud se estaba agrupando con el propósito de atacar al muchacho (Bratcher y Nida, 288).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
a 428 Mat 17:18; Mar 1:25; Luc 4:35; Hch 10:38
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
25 super (1) Véase la nota 23 super (1) del cap.1.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
R464 Parece que el artículo en τὸ ἄλαλον καὶ κωφὸν πνεῦμα indica cierto grado de insistencia: tú, espíritu mudo y sordo.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, corría a juntarse
Fuente: La Biblia de las Américas
‡ O, “corrían todos a la vez.” Esta palabra se usa en el Nuevo Testamento una sola vez.