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Comentario de Marcos 9:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 9:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Habiendo salido de allí, caminaban por Galilea. El no quería que nadie lo supiese,

9:30 — Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese — Si la transfiguración tomó lugar en el monte Hermón (véase ver. 2, comentarios), ya caminan hacia el sur hasta Galilea (donde tenía tanta popularidad), dejando atrás a Cesarea de Filipo (8:27), y por fin hasta la ciudad de Capernaum (ver. 33). Ahora busca evitar encuentro público con la gente para poder dedicar tiempo a la enseñanza de sus discípulos para prepararles para la crisis en Jerusalén.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

por Galilea. Mat 27:22, Mat 27:23.

no quería que nadie lo supiese. Mar 6:31, Mar 6:32.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Él no deseaba que nadie supiese de su retorno porque necesitaba este tiempo a solas con sus discípulos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

caminaron por Galilea. Dejando la región circundante de Cesarea de Filipo, Jesús y los discípulos comenzaron el viaje a Jerusalén que llevaría a la crucifixión de Jesús varios meses después. Su destino inmediato era Capernaum (v. Mar 9:33). no quería que nadie lo supiese. Jesús seguía buscando privacidad para poder preparar a sus discípulos para su muerte (cp. Mar 7:24).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

9:30 — Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese – Si la transfiguración tomó lugar en el monte Hermón (véase ver. 2, comentarios), ya caminan hacia el sur hasta Galilea (donde tenía tanta popularidad), dejando atrás a Cesarea de Filipo (8:27), y por fin hasta la ciudad de Capernaum (ver. 33). Ahora busca evitar encuentro público con la gente para poder dedicar tiempo a la enseñanza de sus discípulos para prepararles para la crisis en Jerusalén.

Fuente: Notas Reeves-Partain

ARROSTRANDO EL FINAL

Marcos 9:30-31

Cuando se marcharon de allí, iban pasando por Galilea, y Jesús no quería se supiera dónde estaba, porque Se dedicaba a enseñar a Sus discípulos y a decirles:

-El Hijo del Hombre es entregado en manos de hombres que Le matarán; pero cuando Le hayan matado, después de tres días resucitará.
Pero ellos no entendían lo que les decía; y tenían miedo de preguntarle lo que quería decir.

Esta pasaje marca un hito en el camino. Jesús había salido de las regiones del Norte, donde había estado a salvo, y estaba dando el primer paso hacia Jerusalén y la Cruz. Ahora no quería verse rodeado de multitudes. Sabía muy bien que, a menos que pudiera escribir Su mensaje en los corazones de Sus escogidos, había fallado. Cualquier maestro puede dejar a la posteridad una serie de proposiciones; pero Jesús sabía que eso no era suficiente. Tenía que dejar tras Sí un equipo de personas en las que estuvieran escritas esas proposiciones. Tenía que asegurarse antes de salir de este mundo en cuerpo, que había algunos que entendían, aunque fuera vagamente, lo que Él había venido a decir.

Esta vez, la tragedia de Su advertencia es aún más punzante. Si la comparamos con el pasaje anterior, en el que El predijo Su muerte (Mr 8:31 ), vemos que aquí añade una frase: «El Hijo del Hombre es entregado en manos de hombres.» Había un traidor en la pequeña compañía, y Jesús lo sabía. Podía ver lo que se estaba fraguando en la mente de Judas. Puede que pudiera verlo mejor que el mismo Judas. Y cuando Él dijo: «El Hijo del Hombre es entregado en manos de hombres,» no estaba anunciando sólo un hecho y haciendo una advertencia, sino que estaba dirigiendo una última llamada al hombre en cuyo corazón se estaba formando el propósito traidor.

Pero todavía los discípulos no comprendían. Lo que no comprendían era el detalle de la Resurrección. Para entonces eran conscientes de la atmósfera de tragedia; pero hasta que llegó el final no captaron la seguridad de la Resurrección. Aquello era una maravilla demasiado grande para ellos; una maravilla que solamente captarían cuando llegara a ser un hecho consumado.
Aunque no entendían, tenían miedo de hacer más preguntas. Era como si supieran tanto que tuvieran miedo de saber más. Puede que una persona reciba el veredicto de su médico; que se dé cuenta de que el sentido general del veredicto es malo, pero no entiende todos los detalles, y tiene miedo de hacer preguntas por la sencilla razón de que tiene miedo de saber más. Los discípulos estaban en ese caso.
Algunas veces nos sorprende que no pudieran captar lo que se les decía tan claro. La mente humana tiene un mecanismo maravilloso de defensa para rechazar lo que no quiere saber. ¿Somos nosotros tan diferentes de ellos? Una y otra vez hemos escuchado el mensaje cristiano. Conocemos la gloria de aceptarlo y la tragedia de rechazarlo; pero muchos están tan lejos como siempre de darle su plena confianza y modelar sus vidas de acuerdo con él. Las personas todavía aceptamos las partes del mensaje cristiano que nos gustan y nos van bien, y nos resistimos a comprender el resto.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Jesús anuncia su muerte por segunda vez (Mar 9:30-32)

Análisis de discurso

Esta sección introduce, en cierta manera, el resto del capítulo, ya que la discusión de los discípulos aquí motiva la pregunta que Jesús les hará en el versículo Mar 9:33. En cuanto al discurso, vemos que el anuncio de Jesús respecto a la suerte del Hijo del hombre ocupa una posición central (B), encuadrada por dos referencias a los discípulos (A y A’). Los elementos de este anuncio son tres, los mismos que en Mar 8:31 :

1) el sufrimiento del Hijo del hombre, 2) su muerte, y 3) su resurrección después de tres días.

TÍTULO: En el Evangelio de Marcos, Jesús anuncia su muerte tres veces. Este número es importante dentro la composición retórica general del Evangelio (hay tres discípulos en su círculo íntimo, tres negaciones de Pedro, etc.). Por eso, proponemos como título: “Jesús anuncia su muerte por segunda vez”.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

iban pasando por Galilea. Al regresar de la región de Cesarea de Filipo (v. coment. en Mt 16:13), pasaron por Galilea, para después atravesar Perea (10:1– 52) y seguir a Judea y a Jerusalén donde Jesús iba a morir y resucitar (11:1– 16:20).

El no quería que nadie lo supiera. Jesús en ese momento de su ministerio deseaba evitar las grandes multitudes y la oposición de los líderes religiosos. (7:24).

Fuente: La Biblia de las Américas

Marquemos, en estos versículos, que nuestro Señor renueva el anuncio de su próxima muerte, y de su resurrección. «Enseñó á sus discípulos, y les dijo, el Hijo del hombre será entregado en manos da hombres, que lo matarán; y después que él sea muerto, resucitará al tercer día..
Aparente es una vez más la torpeza de los discípulos en comprender las cosas espirituales, tan pronto como se les hizo este anuncio. Algo de bueno había en la noticia, así como también mal aparente; algo de dulce y de amargo, de vida y de muerte, de resurrección y de cruz. Pero todo eso fue oscuridad para los confundidos discípulos. «No entendieron aquellas palabras, y tuvieron miedo de preguntar.» Tenían aún la cabeza llena de ideas equivocadas respecto al reino de su Maestro sobre la tierra. Creían que su reino terrenal iba á establecerse inmediatamente. Nunca nos cuesta más trabajo comprender como cuando preocupaciones y opiniones preconcebidas oscurecen nuestros ojos.
Se descubre en este nuevo anuncio que hace la inmensa importancia de la muerte y de la resurrección de nuestro Señor. Por algo nos recuerda que tenía que morir; deseaba hacernos comprender que su muerte era el gran objeto que se había propuesto al venir á este mundo. Quería recordarnos que con esa muerte quedaría resuelto el gran problema, como Dios podría ser justo, y justificar al mismo tiempo á los pecadores. No vino á la tierra tan solo para enseñar, predicar y hacer milagros; vino para dar satisfacción por el pecado con su propia sangre y sus sufrimientos en la cruz. No olvidemos esto nunca. La encarnación, el ejemplo, y las palabras de Cristo, son de gran importancia; pero el gran objeto que demanda toda nuestra atención en la historia de su ministerio terrenal, es su muerte en el Calvario.
Marquemos, en segundo lugar, en estos versículos, la ambición y amor de preeminencia que los apóstoles manifiestan, «Durante el camino disputaban entre ellos cual seria el más grande..
¡Que extrañas suenan estas palabras! ¿Quién hubiera pensado que unos pocos pescadores y publícanos pudieran estar movidos por el espíritu de emulación y el deseo de supremacía? ¿Quién hubiera esperado que hombres pobres, que todo lo habían abandonado por amor de Cristo, se verían turbados por luchas y disensiones respecto al lugar y á la precedencia que cada uno de ellos merecía? Y, sin embargo, así sucedió, y este hecho ha quedado registrado para nuestra enseñanza. El Espíritu Santo ha hecho que se escriba para guía perpetua de la iglesia de Cristo. Cuidemos que no se haya escrito en vano.
Es una verdad dolorosa, ya la aceptemos ó no, que el orgullo es uno de los pecados más comunes de la humana naturaleza. Todos nacemos fariseos; todos por naturaleza pensamos de nosotros mejor de lo que debemos. Todos nos imaginamos naturalmente que merecemos más de lo que tenemos. Es un pecado muy antiguo. Empezó á mostrarse en el Edén, cuando Adán y Eva creyeron que no poseían todo aquello á que sus merecimientos los hacían acreedores. Es un pecado muy sutil; gobierna y rige muchos corazones sin que se le descubra, y aun puede vestirse con el sayal de la humildad. Es el pecado que más arruina el alma, porque se opone al arrepentimiento, y mantiene al hombre lejos de Cristo, ahoga el amor fraterno, y agosta en flor las ansias espirituales. Pongámonos en guardia contra él, y vigilémoslo. De todos los trajes con que podemos vestirnos, ninguno es tan gracioso, ninguno sienta tan bien, y ninguno es más raro, que la verdadera humildad.
Fijémonos, en tercer lugar, en el modelo especial de verdadera grandeza que nuestro Señor presenta á sus discípulos. Les dice, «Si alguno desea ser el primero, deberá ser el último de todos, y siervo de todos..
Estas palabras son muy instructivas. Nos muestran que las máximas de este mundo están en oposición directa con las ideas de Cristo. La idea que el mundo tiene de la grandeza es gobernar, pero la grandeza cristiana consiste en servir; es ambición del mundo recibir honores y atenciones, pero el deseo del cristiano debería ser dar más bien que recibir, y servir á los demás en lugar de ser servido por ellos. En una palabra, aquel que más se empeña en servir á sus semejantes, y ser útil á los hombres de su generación, es el hombre más grande que imaginarse puede á los ojos de Cristo.
Empeñémonos en aplicar de una manera práctica esta máxima profunda. Tratemos de hacer el bien á nuestros prójimos, y mortificar esa tendencia al placer y á la satisfacción personal que tanto nos domina. ¿Podemos servir en algo á nuestros semejantes? ¿Podemos manifestarles de algún modo nuestra bondad, ayudándolos y promoviendo su felicidad? Si así es, hagámoslo sin tardanza. Qué gran bien seria para la cristiandad que fuesen menos frecuentes las protestas de ortodoxia y obediencia á la iglesia, y más común la práctica de las virtudes que en este pasaje nos inculcan las palabras de nuestro Señor.
Pocos son en general los hombres que quieran ser los últimos, y por amor á Cristo, los siervos de todos; y, sin embargo, esos son los que hacen bien, los que destruyen las preocupaciones, y convencen á los infieles de la realidad del Cristianismo.
Notemos, finalmente, como el Señor nos estimula á ser bondadoso con los más pequeños y humildes de los que creen en su nombre. Nos da esta lección de una manera muy interesante; tomó á un niño en sus brazos, y dijo á sus discípulos, » Cualquiera que reciba á uno de estos niños en mi nombre, á mí me recibe; y todo el que me recibe, recibe á Aquel que me envió..
El principio que aquí se establece es una continuación del que hemos venido meditando. Para el hombre natural es una locura ; la carne y la sangre no encuentran otros caminos á la grandeza, lino coronas, rango, riquezas, y posición elevada en la sociedad El Hijo del hombre declara que el camino que á ella conduce es el sacrificarnos á cuidar de los más débiles y de los más humildes del rebaño. Esfuerza su declaración acompañándola de palabras que nos llenan de maravilla, y que leemos y oímos sin fijar en ellas nuestras almas. Nos dice que el que «recibe á un niño en su nombre, recibe á Cristo, y que recibir á Cristo es recibir á Dios..
Cuanto no deben animar estas palabras á los que se consagran á la obra caritativa de hacer bien á las almas que se ven abandonadas. Cuanto no deben estimular á los que trabajan por volver á introducir en la sociedad á un paria, por levantar al caído, por recoger á los niños harapientos de quienes nadie se cuida, por sacar de una vida pecaminosa á los peores caracteres, como se sacan los tizones de una hoguera, por conducir á los extraviados al hogar paterno. Consuélense todos los que lean estas palabras; quizás sus trabajos son duros y se sienten con frecuencia desalentados; quizás se burlen de ellos, y los ridiculicen, y los presentan al escarnio del mundo. Pero sepan que el Hijo de Dios va marcando á todos los que así obran, y en ellos se complace. Piense el mundo lo que quiera, á esos será á quienes Jesús se deleitará en honrar cuando llegue el ultimo día.

Fuente: Los Evangelios Explicados

supiera… Lit. conociera.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

T282 Οὐκ ἤθελεν tiene una fuerza que significa: El estaba renuente.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit. conociera.

Fuente: La Biblia Textual III Edición