Comentario de Mateo 12:22 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de manera que el mudo hablaba y veía.

12:22

— Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; — Según Mar 3:20, «se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan». También Mar 3:21, «Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí». Compárese Hch 26:24. Los hombres que se dedican día y noche con privaciones de toda clase para lograr fines políticos y comerciales se ven como muy prudentes y sabios, pero si los mismos hombres se dedican con el mismo empeño a las cosas de Dios, se consideran como fanáticos.

La palabra «endemoniado» significa «estar poseído por un demonio, actuar bajo el control de un demonio». Los demonios, o espíritus inmundos, que tomaban posesión de la gente les atormentaban y afligían de muchas maneras. En este caso el demonio dejó al hombre ciego y mudo. De una vez obsérvese que Satanás hizo todo esto: dejó a este pobre hombre atormentado por un espíritu inmundo, ciego y mudo. Así es la obra de Satanás. Recuérdese ese cuadro al continuar el estudio de este texto.

— Y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. — Fue milagro triple: Jesús echó fuera el demonio y el hombre pudo ver y hablar. De esta manera Jesús deshizo la obra del diablo. Obró en contra de Satanás, 1Jn 3:8.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

entonces fue traido a él un endemoniado. Mat 9:32; Mar 3:11; Luc 11:14.

y le sanó. Mar 7:35-37; Mar 9:17-26.

que el ciego y mudo hablaba y veía. Sal 51:15; Isa 29:18; Isa 32:3, Isa 32:4; Isa 35:5, Isa 35:6; Hch 26:18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

¿Será éste aquel Hijo de David? También podría ser traducido por «este no puede ser el Hijo de David, ¿no es cierto?» La pregunta esperaba una respuesta negativa.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

12:22 — Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; — Según Mar 3:20, «se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan». También Mar 3:21, «Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí». Compárese Hch 26:24. Los hombres que se dedican día y noche con privaciones de toda clase para lograr fines políticos y comerciales se ven como muy prudentes y sabios, pero si los mismos hombres se dedican con el mismo empeño a las cosas de Dios, se consideran como fanáticos.
La palabra «endemoniado» significa «estar poseído por un demonio, actuar bajo el control de un demonio». Los demonios, o espíritus inmundos, que tomaban posesión de la gente les atormentaban y afligían de muchas maneras. En este caso el demonio dejó al hombre ciego y mudo. De una vez obsérvese que Satanás hizo todo esto: dejó a este pobre hombre atormentado por un espíritu inmundo, ciego y mudo. Así es la obra de Satanás. Recuérdese ese cuadro al continuar el estudio de este texto.
— Y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. — Fue milagro triple: Jesús echó fuera el demonio y el hombre pudo ver y hablar. De esta manera Jesús deshizo la obra del diablo. Obró en contra de Satanás, 1Jn 3:8.

Fuente: Notas Reeves-Partain

BRECHA EN LAS DEFENSAS DE SATÁN

Mateo 12:22-29

Entonces Le llevaron a Jesús a un endemoniado, ciego y mudo; y Él le curó totalmente, de manera que el que antes estaba ciego y mudo podía ver y hablar. La gente estaba alucinada de admiración, y decía: ¿No será Éste el Hijo de David? Pero los fariseos dijeron cuando lo oyeron: La única manera en que puede este tipo expulsar a los demonios es con la ayuda de Belzebul, el príncipe de los demonios. Cuando Jesús vio lo que estaban pensando, les dijo:
Cualquier reino que ha llegado a un estado de división interna, se desintegra; y cualquier ciudad o región que ha llegado a un estado de división contra sí misma, desaparece. Si Satanás está arrojando a Satanás, es que está dividido contra sí mismo. ¿Cómo se va a mantener su reino entonces? Además, si Yo arrojo los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los arrojan vuestros hijos? Ellos los arrojan, y por tanto ellos serán los que demuestren vuestra hipocresía al acusarme a Mí. Pero si Yo arrojo los demonios por el Espíritu de Dios, eso prueba que el Reino de Dios ha venido a vosotros. Porque, ¿cómo va a poder nadie entrar en la casa de un hombre fuerte y apoderarse de sus bienes si no le ata antes? Entonces será cuando pueda desvalijarle la casa.

En el mundo oriental no eran solamente las enfermedades mentales y psicológicas las que se les atribuían a los demonios y diablos; todas las enfermedades se achacaban a su poder maligno. Era corriente recurrir al exorcismo; y de hecho era eficaz con frecuencia.
No hay nada sorprendente en eso. Cuando se cree en la posesión diabólica, es fácil convencerse de que se está poseído; y una vez que se cae en esa sugestión, los síntomas se presentan automáticamente. También entre nosotros uno puede provocarse un dolor de cabeza, o convencerse de que tiene síntomas de una determinada enfermedad. Cuando una persona bajo ese estado de sugestión se encontraba con un exorcista en el que tenía confianza, a menudo se disipaba la sugestión y se producía la cura. En tales casos, si una persona estaba convencida de que se había curado, se había curado.
En este pasaje Jesús curó a un hombre que estaba ciego y sordo, y cuyo mal se atribuía a posesión diabólica. La gente se maravilló. Empezaron a preguntarse si este Jesús no podría ser el prometido y esperado Hijo de David, el gran Salvador y Libertador. Si aún les quedaban dudas era porque Jesús no se parecía nada al retrato robot del Hijo de David que todos tenían en la cabeza. No era un príncipe glorioso con pompa y séquito; no iba acompañado de choque de espadas ni de ejércitos con banderas; no se presentaba con señales del cielo llamando a los hombres a la batalla; era un sencillo carpintero de Galilea con palabras de sabiduría benigna y serena, en Cuyos ojos brillaba sólo la compasión, y en Cuyas manos no había más armas que el extraño toque sanador.
Los escribas y los fariseos estaban observándolo todo con astucia. Tenían la solución del problema: Jesús expulsaba los demonios porque estaba en liga con el príncipe de los demonios. Y Jesús dio una triple respuesta a aquella acusación.
(i) Si estaba expulsando. los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios, eso no podía querer decir nada más que había un cisma en el reino de los demonios. Si el príncipe de los demonios estaba prestando su poder para la destrucción de sus propios agentes demoníacos, entonces había una guerra civil en el reino del mal, y estaba condenado a desaparecer. Una casa o ciudad o distrito no pueden sobrevivir cuando están divididos contra sí mismos. La disensión interior es el fin del poder. Así que, si los escribas y los fariseos tenían razón, los días de Satanás estaban contados.

(ii) Tratamos del tercer argumento de Jesús antes del segundo porque hay tanto que decir del segundo que queremos tratarlo por separado. Jesús dijo: » Si Yo estoy expulsando demonios -y eso es algo que no podéis negar-, eso quiere decir que he invadido el territorio de Satanás, y que estoy desvalijando sus fortalezas. Está claro que no se puede entrar en la casa de un hombre poderoso si antes no se le ata y se le deja indefenso. Por tanto, el hecho de que he sido capaz de invadir el territorio de Satanás con éxito es la demostración de que está atado y no tiene poder para resistir.» La escena del hombre fuerte que es atado está tomada de Isa 49:24-26 .

Hay una pregunta que este argumento nos hace querer hacer. ¿Cuándo fue atado el fuerte armado? ¿Cuándo fue encadenado el príncipe de los demonios de forma que Jesús pudiera desmantelar sus defensas? Puede que esa pregunta no tenga respuesta; pero si la, tiene, no puede ser otra que Satanás fue atado por Jesús en las tentaciones del desierto.
A veces sucede que, aunque un ejército no está totalmente fuera de combate, sufre tal derrota que su potencial de lucha ya no es lo que era antes. Ha sufrido pérdidas tan considerables, ha perdido la confianza hasta tal punto que ya no podrá tener la potencia de antes. Cuando Jesús arrostró al tentador en el desierto y le derrotó, sucedió algo tremendamente importante. Satanás se enfrentó por primera vez con Alguien a Quien todas sus asechanzas no podían seducir, ni conquistar todos sus asaltos. Desde entonces Satanás ya no volvió a ser el mismo poder invencible de las tinieblas; es el poder derrotado del pecado. Sus defensas están desmanteladas; todavía no está conquistado, pero ya no es invencible, y Jesús puede ayudar a los Suyos a obtener la victoria que El ganó.

LOS EXORCISTAS JUDÍOS

Mateo 12:22-29 (conclusión)

(iii) Ahora llegamos al segundo argumento de Jesús, que era que los judíos también practicaban el exorcismo; había judíos que expulsaban demonios y realizaban curaciones. Si Jesús estaba practicando exorcismos porque estaba aliado con el príncipe de los demonios, entonces los judíos estarían en el mismo caso, porque trataban de la misma manera las enfermedades y tenían, por lo menos a veces, el mismo resultado. Vamos a mirar las costumbres y los métodos de los exorcistas judíos, que nos presentan un sorprendente contraste con los de Jesús.
Josefo, un historiador de solvencia reconocida, dice que el poder de expulsar demonios era parte de la sabiduría de Salomón, y nos describe un caso que él mismo presenció (Josefo: Antigüedades 8.2.5): «Dios también permitió que Salomón aprendiera la habilidad de expulsar demonios, que es una ciencia útil y que devuelve la salud a las personas. Salomón también componía encantamientos para aliviar la destemplanza. Y dejó técnicas de realizar exorcismos para expulsar demonios de forma que no vuelvan, y este método de cura sigue teniendo una gran vigencia; porque yo he visto a uno de mi propio país, que se llamaba Eleazar, que liberaba a los endemoniados en presencia de Vespasiano, y sus hijos, y sus capitanes, y toda la multitud de sus soldados. La forma de cura era la siguiente: Ponía un anillo que contenía una raíz de las que mencionaba Salomón en las fosas nasales del poseso, tras lo cual sacaba al demonio por la nariz del paciente; y cuando este caía al suelo inmediatamente, conjuraba al demonio para que no volviera, mencionando a Salomón y recitando los encantamientos que él compuso. Y cuando Eleazar quería convencer y persuadir a la audiencia de que tenía tal poder, colocaba a cierta distancia una palangana o un cacharro de agua, y mandaba al demonio que lo volcara, para que el público supiera que había salido de la persona; y de esta manera se mostraba manifiestamente la habilidad y la sabiduría de Salomón.» Aquí tenemos un ejemplo del método judío, y de toda la parafernalia de la magia. ¡Qué diferente de la sencilla palabra de poder que Jesús simplemente pronunciaba!

Josefo tiene más información sobre cómo actuaban los exorcistas judíos. Una cierta raíz se usaba mucho en los exorcismos. Josefo nos lo cuenta: «En el valle de Maqueronte hay una cierta raíz que toma de él su nombre. Su color es como el de una llama, y por la tarde despide una especie de rayos como relámpagos. No es fácil de adquirir, porque se retrae de las manos, ni se deja atrapar sin más hasta que se le echa la orina de una mujer o su sangre menstrual; sí, y hasta entonces produce la muerte a los que la tocan, a menos que uno la tome y se la cuelgue de la mano para llevársela. También hay otra manera de tomarla sin peligro, y es la siguiente: se cava una cerca alrededor hasta que la parte oculta de la raíz sea muy pequeña; entonces se la ata a un perro, y cuando este trata de seguir al que le ató, saca la raíz con facilidad, aunque el perro muere en el acto, como si fuera en lugar del hombre que quería llevarse la planta; después ya no hay por qué tener miedo de cogerla en la mano. Pero después de tanto trabajo para cogerla, no sirve nada más que por la virtud que posee, si se la lleva a una persona enferma, para expulsar lo que llamamos los demonios» (Josefo: Guerras de los judíos 7.6.3). ¡Qué diferencia tan incalculable había entre la palabra de poder de Jesús, y esas artes de hechicería que usaban los exorcistas judíos!

Podemos añadir otra ilustración sobre los exorcismos judíos. Se encuentra en el libro apócrifo o deuterocanónico de Tobías. El ángel le dijo a Tobías que se casara con Sara, la hija de Raquel, que era una joven muy hermosa y con una gran dote y una buena mujer; pero se había casado sucesivamente con siete hombres, que murieron todos la noche de bodas, porque había un demonio que estaba enamorado de Sara y que no dejaba que nadie se le acercara. Tobías tenía miedo, pero el ángel le dijo: » La noche que entres en la cámara nupcial, lleva cenizas aromáticas, y ponlas encima del corazón y el hígado del pez, y haz humo con todo; y el diablo huirá cuando lo huela, y ya no volverá más» (Tobías 6:16). Tobías lo hizo, y el demonio se desvaneció para siempre (Tobías 8:1-4).

Esas eran las cosas que hacían los exorcistas judíos; y, como suele pasar, eran simbólicas. La gente buscaba la liberación de los males y los dolores de la humanidad en la magia y en los encantamientos. Puede que hasta estas cosas, por la misericordia de Dios, produjeran alivio por algún tiempo; pero en Jesús vino la Palabra de Dios con su sereno poder para traerles a los seres humanos la liberación definitiva que buscaban ansiosa y hasta desesperadamente, y que hasta que llegó no habían podido encontrar nunca.
Una de las cosas más interesantes de este pasaje es el dicho de Jesús: » Si es por el Espíritu de Dios como Yo expulso los demonios, entonces es que el Reino de Dios ha venido a vosotros» (versículo 28). Es significativo que la señal de la venida del Reino no eran iglesias llenas ni grandes campañas de avivamiento, sino la derrota del dolor.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Se acusa a Jesús de estar en liga con Satanás (ver Mar. 3:22-30; Luc. 11:14-23; 12:10; 6:43-45). Con esto la oposición se vuelve más “teológica”. Reconociendo en Jesús su poder sobrenatural, la oposición se le atribuye no a Dios sino a Satanás. Primeramente, Jesús responde haciendo ver la inconsecuencia del cargo, y luego remarca lo serio que era, como blasfemia contra el Espíritu. Esto conduce a unos comentarios sobre lo significativo y lo condenatorio que las palabras pueden ser.

El encuentro surgió por un exorcismo similar al de 9:32-34, donde Mateo ya ha registrado la misma acusación de que Jesús se estaba valiendo de poderes demoníacos. El poder evidente de Jesús condujo a los observadores neutrales a la sugerencia de que él era el Hijo de David, el Mesías, obrando por el poder de Dios. Ya que los fariseos habían rechazado esa explicación (12:14), tenían que hallar otra que, de igual manera, pudiera explicar su autoridad sobrehumana, y la hallaron en la supuesta colusión con Satanás.

En la primera contestación Jesús (25, 26) sencillamente señaló lo ridículo de tal idea: ¡Satanás no atacaría a sus propias tropas! Segundo (27), él les recuerda que no era la única persona que estaba exorcizando; ¿estarían todos ellos en liga con Satanás? Tercero, y aun más positivamente (28, 29), él demostró que, al contrario, su ataque contra la maldad espiritual era una marca de la llegada del reino de Dios y la derrota de Satanás, el hombre fuerte. Por lo tanto, no es una señal del poder diabólico, sino de la obra del Espíritu de Dios en acción. Existía, pues, una división radical entre aquellos que reconocían a Dios en acción, y que, por lo tanto, estaban con él (30), y aquellos que al atribuir la obra de Dios a su gran enemigo se comprobaban estar en contra de él. Por medio de esta blasfemia contra el Espíritu se ponían deliberadamente del lado contrario y fuera del alcance del perdón.

Es importante leer los terribles vv. 31 y 32 en su contexto. La aplicación insensible de estas palabras en situaciones que en nada se asemejan a la perversión deliberada de los fariseos ante la verdad ha causado desasosiego a muchas personas vulnerables. Jesús estaba hablando no de un lapso temporario, sino de una decisión resuelta de oposición a la obra de Dios.

Los vv. 32-37 nos dan la voz de alarma, sin embargo, en una serie de cuadros vivos, contra la actitud de no hacer caso a “meras palabras”. Nuestras palabras revelan cómo somos en verdad, y de esta manera una palabra ociosa puede servir de base para el juicio.

Notas. 24 Beelzebul, “el Señor de las moscas”, fue originalmente el nombre de un dios cananeo (2 Rey. 1:2). Pero para la época de Jesús había llegado a usarse, con la ortografía Beelzebul, como un nombre para el jefe de los demonios, o sea Satanás. 27 Para saber de otros exorcistas judíos cf. Mar. 9:38; Hech. 19:13. Algunas fuentes judías mencionan a varios. 28 Esta es una de las declaraciones más claras de que en el ministerio de Jesús el reino de Dios no sólo era inminente, sino ya presente y visiblemente activo. 29 Esta es una parábola: para poder saquear a un rufián, primero será necesario dominarlo. Los exorcismos de Jesús, por lo tanto, comprobaban que Jesús ya había dominado a Satanás. 30 Compárese Mar. 9:40, “el que no es contra nosotros, por nosotros es”; ambas versiones no admiten terreno “neutral”. 32 Este contraste sorprendente posiblemente refleja el hecho de que aun los propios discípulos de Jesús tomaron tiempo para reconocerlo como el Hijo del Hombre, en su incógnita terrenal.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

Entonces. En Marcos 3:20 se ve que Jesús está en este momento en Capernaúm, habiendo salido de Jerusalén (vers. 15).

Fuente: La Biblia de las Américas

22 (1) El hombre ciego y mudo representa a una persona que no tiene visión espiritual, es decir, que no puede ver a Dios ni las cosas espirituales, y que por esta razón no puede alabar a Dios ni hablar por El. Esta es la verdadera condición de todas las personas caídas.

22 (a) vs. 22, 24: Luc_11:14-15

22 (b) Mat_9:27

22 (c) Mat_9:32

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Este pasaje contiene verdades difíciles de entender. Los teólogos más eruditos no han podido explicar por completo la naturaleza del pecado contra el Espíritu Santo. No es difícil fundar en la Escritura una definición negativa de dicho pecado, es decir, una definición en que se exprese lo que no es; pero sí, es muy difícil construir una definición afirmativa, ó sea una definición en que se exprese lo que es. Ni debemos extrañar esto: la Biblia no seria el libro do Dios si no tuviera aquí y allí pasajes de profundidad insondable. Antes bien, demos gracias á Dios que aun de versículos cómo los arriba trascritos pueden deducirse verdades que están al alcance de las personas más iliteratas.
De este pasaje deducimos primeramente la de que, para los enemigos de la religión, ningún dicterio es demasiado blasfemo para lanzar contra ella. Nuestro Señor arrojó un demonio, y al punto los fariseos exclamaron que lo había hecho con el auxilio del príncipe de los demonios.
La acusación era peregrina. Nuestro Señor hizo ver cómo era fuera de razón suponer que el diablo ayudase á derrocar su propio reino, y Satanás á arrojar fuera á Satanás. Más cuando los hombres se oponen á la religión no reparan en las expresiones que emplean. Los fariseos no han sido las únicas personas que han hollado la lógica, el sentido común, y la prudencia, al atacar el Evangelio de Jesucristo.
Á menudo se hacen contra hombres del carácter más intachable cargos espantosos é infundados. Y no debemos sorprendernos de ello: si al mismo Padre de familias llamaron Belcebú ¿cuánto más á los de su casa? El ardid es antiguo: cuando no se pueden contestar los argumentos del cristiano ni negar sus obras, no lea queda á los malos otro recurso que el de denigrar su reputación. Mas la calumnia no puede privar del cielo al creyente. En el último día será sincerado De este pasaje se deduce, en segundo lugar, que es imposible ser neutral en materias de religión. El que no es con Jesucristo, contra El es; y el que con El no recoge, esparce.
En todos los siglos ha habido personas que se han esforzado en tomar un partido medio en religión, que han percibido las verdades del Cristianismo cuando se les han presentado, mas han tenido temor de hacer profesión de ellas. A causa de esa percepción se han lisonjeado con la idea de que no han sido tan malos como otros hombres; y sin embargo no han aceptado para sí la norma de fe y de conducta establecida por nuestro Señor Jesucristo. No son discípulos decididos del Redentor, mas tampoco son sus enemigos declarados. Nuestro Señor dijo que tal posición era peligrosa. En religión solo hay dos bandos.
¿Estamos con Cristo y trabajamos á favor de su causa? Si así no fuere, estamos contra El. ¿Estamos haciendo bien en el mundo? Si así no fuere, estamos causando mal.
De estos versículos se deduce, en tercer lugar, que los pecados más graves son tos que se cometen con pleno conocimiento.
Esto se infiere de las palabras que nuestro Señor dijo acerca de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Difícil como es interpretarlas, parecen, sin embargo, probar con suficiente claridad que en los pecados hay grados. Las ofensas que resulten de la ignorancia acerca de la misión del Hijo del hombre no serán castigadas con tanta severidad como aquellas en que incurran los que rechacen la clara luz del Espíritu Santo. Cuánto más brillante sea la luz, tanto mayor será la culpabilidad de los que la rechazan. El hombre que rehúse arrepentirse y creer será tanto más culpable cuanto más profundo sea el conocimiento que posea del Evangelio.
Ni es el de que nos ocupamos el único pasaje de las Escrituras en que se enseña esta doctrina. San Pablo escribió á los Hebreos lo siguiente: » Es imposible que los que una vez recibieron la luz, y que gustaron el don celestial, y que fueron hechos partícipes del Espíritu Santo….y han caído en apostasía, sean renovados de nuevo por arrepentimiento.» «Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados; sino una horrenda expectación de juicio.» Heb 6:4-7, y 10 : 26, 27.
Pluguó á Dios concedernos la fuerza de voluntad suficiente para aprovechar nuestros conocimientos, ya sean estos limitados ó extensos. Ojalá que nos precavamos de perder nuestras oportunidades y descuidar nuestros privilegios. ¿Conocemos la verdad? Caminemos entonces de acuerdo con la verdad. Tal conducta es el mejor preservativo contra el pecado imperdonable.
De estos versículos se deduce, por último, cuan importante es que seamos comedidos en nuestras palabras. Nuestro Señor dijo que de toda palabra ociosa que hablaran los hombres, tendrían que dar cuenta en el día del juicio, y agregó: » Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado..
Quizá no hay cosa en que los hombres pongan tan poca atención como en sus palabras. Por lo común se habla sin reflexión, pensando que si se obra bien importa poco lo que se diga.
Mas ¿es esto cierto? ¿Son nuestras palabras de tan poca importancia como se supone? Es imposible contestar afirmativamente en vista de un pasaje como el que tenemos á la vista. Así como por el arroyo se conoce la calidad del agua de la fuente, por las palabras se puede juzgar del estado del corazón. «De la abundancia del corazón habla la boca.» Los labios pronuncian lo que la mente concibe. En el día del juicio tendremos que dar cuenta de nuestras palabras así como de nuestros actos. Esta es, á la verdad, una idea aterradora. Si no hubiera en la Biblia otro texto que versara sobre el asunto, este seria suficiente para convencernos de que somos culpables delante de Dios, y de que, por consiguiente, necesitamos una justicia mayor que la nuestra, es á saber : la de Cristo Jesús. Fil. «2.9.
Al leer este pasaje y pensar en el pasado debemos sentirnos humillados. ¡Cuántos conceptos ociosos, frívolos, incautos é inútiles no hemos emitido! Cuántas palabras no hemos empleado que han volado por doquiera como leves plumas esparcidas por la brisa, y han sembrado en el corazón de nuestros semejantes males que jamás podrán desarraigarse. «La palabra hablada,» ha dicho un sabio, «es físicamente pasajera, mas moralmente permanente.» «La muerte y la vida,» dice Salomón, «están en poder de la lengua.» Pro 18:21

Fuente: Los Evangelios Explicados

el mudo… M↓ añaden y ciego.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M i añaden y ciego.

Fuente: La Biblia Textual III Edición