Pero si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
12:28 — Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. — De todos los milagros hechos por Jesús parece que el echar fuera los demonios impresionaba más a la gente. Quedaron atónitos y maravillados, sumamente impresionados con esta señal. Jesús también hace caso especial de este milagro. Según El este fenómeno demostraba claramente «el dedo de Dios» (Luc 11:20), o como dice Mateo, Jesús obraba «por el Espíritu de Dios» (Mat 12:28). Por esta causa Jesús suena la alarma contra la blasfemia contra el Espíritu Santo (v 32; Mar 3:29-30). Por lo tanto, el reino de Dios había llegado porque el reino de Satanás estaba sufriendo mucha pérdida. Había solamente dos alternativas: (1) Jesús echaba fuera demonios por la autoridad de Satanás, conclusión ilógica y absurda, porque de esa manera Satanás hubiera trabajado en contra de sí mismo, cosa que él nunca hace. ¡Satanás es muy astuto, no es estúpido! (v 25-27). (2) La otra alternativa, la única que les quedaba, fue que Jesús echaba fuera demonios por el dedo de Dios y, por lo tanto, el reino de Dios había llegado; es decir, los milagros demostraban que todo lo que El había anunciado acerca del reino era cierto. En ese caso les convenía a los judíos regocijarse grandemente al ver la demostración del poder de Dios sobre el poder de Satanás. Les convenía preparar sus corazones para recibir este reino que tenía tanto poder de hacer obras de misericordia entre la gente. Pero «los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas» (Jua 3:19).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios. Mat 12:18; Mar 16:17; Luc 11:20; Hch 10:38.
ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Mat 6:33; Mat 21:31, Mat 21:43; Isa 9:6, Isa 9:7; Dan 2:44; Dan 7:14; Mar 1:15; Mar 11:10; Luc 1:32, Luc 1:33; Luc 9:2; Luc 10:11; Luc 11:20; Luc 16:16; Luc 17:20, Luc 17:21; Rom 14:17; Col 1:13; Heb 12:28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
EL REINO DE DIOS. Véase el ARTÍCULO EL REINO DE DIOS, P. 1302. [Mat 12:28].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ARTÍCULO
El reino de Dios.
LA NATURALEZA DEL REINO. El reino de Dios (o de los cielos) comprende el concepto de que Dios entra en el mundo para hacer valer su gloria, su poder y sus derechos contra el dominio de Satanás y el rumbo actual de este mundo. Es más que la salvación o la iglesia; es Dios que se expresa con poder en todas sus obras.
(1) El reino de Dios es en primer lugar una afirmación del poder divino en acción. Dios comienza su gobierno espiritual en la tierra en los corazones y entre su pueblo (Jua 14:23; Jua 20:22). Viene al mundo con poder (Isa 64:1; Mar 9:1; 1Co 4:20). No se debe tener la idea de que ese poder es material o político, sino espiritual. El reino no es una teocracia político-religiosa; no es un asunto de dominio social o político sobre los reinos de este mundo (Jua 18:36). No es el propósito de Dios en este tiempo redimir y reformar el mundo mediante el activismo social o político, ni acciones violentas (Mat 26:52; véase Jua 18:36; nota). Durante toda esta época el mundo seguirá de enemigo de Dios y de su pueblo (Jua 15:19; Rom 12:1-2; Stg 4:4; 1Jn 2:15-17; 1Jn 4:4). El gobierno de Dios mediante la fuerza y el juicio directos ocurrirá sólo al final de esta época (Apo 19:11-21).
(2) Debido a que Dios se impone con poder, el mundo entra en crisis. La manifestación del poder de Dios llena de alarma el imperio del diablo (Mat 4:3 ss; Mat 12:29; Mar 1:24), y se confronta a todo el mundo con la decisión de someterse o no al gobierno de Dios (Mat 3:1-2; Mat 4:17; Mat 1:14-15). La condición necesaria y fundamental para entrar en el reino de Dios es: «Arrepentíos, y creed en el evangelio» (Mar 1:15).
(3) Ese irrumpir en el mundo con poder divino implica:
(a) El poder espiritual sobre el gobierno y dominio de Satanás (Mat 12:28; Jua 18:36); la llegada del reino de Dios es el comienzo de la destrucción del gobierno de Satanás (Jua 12:31; Jua 16:11) y de la liberación de la humanidad de lo demoniaco (Mar 1:34; Mar 1:39; Mar 3:14-15; Hch 26:18) y del pecado (Rom 6:1-23);
(b) el poder para hacer milagros y sanar a los enfermos (Mat 4:23; Mat 9:35; Hch 4:30; Hch 8:7; véase el ARTÍCULO LA SANIDAD DIVINA, P. 1284. [Mat 8:16-17]);
(c) la predicación del evangelio, convenciendo en cuanto a pecado, justicia y juicio (Mat 11:5; Jua 16:8-11; Hch 4:33);
(d) la salvación y la santificación de los que se arrepienten y creen el evangelio (véanse Jua 3:3; Jua 17:17; Hch 2:38-40; 2Co 6:14-18; y el ARTÍCULO LA SEPARACIÓN ESPIRITUAL DE LOS CREYENTES, P. 1654. [2Co 6:17-18]); y
(e) el bautismo en el Espíritu Santo para recibir poder para testificar de Cristo (véanse Hch 1:8, notas; Hch 2:4, notas).
(4) Una evidencia fundamental de que se experimenta el reino de Dios es una vida de «justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Rom 14:17).
(5) Ese reino tiene un aspecto presente y otro futuro. Es una realidad presente en el mundo actual (Mar 1:15; Luc 18:16-17; Col 1:13; Heb 12:28), pero el gobierno y el poder de Dios no se han efectuado completamente. La obra y la influencia de Satanás y los malvados continuarán hasta el fin del mundo (1Ti 4:1; 2Ti 3:1-5; Apo 19:19-21; Apo 20:1-10). La manifestación futura de la gloria, el poder y el reino de Dios ocurrirá cuando vuelva Jesucristo para juzgar al mundo (Mat 24:30; Luc 21:27; Apo 19:11-20; Apo 20:1-6). El cumplimiento definitivo del reino llegará cuando Cristo triunfe finalmente sobre toda la maldad y oposición y entregue el reino a Dios su Padre (1Co 15:24-28; Apo 20:7-15; Apo 21:1-8; véase también Mar 1:15, nota acerca de las diversas manifestaciones del reino en la historia de la redención.)
LA FUNCIÓN DE LOS CREYENTES EN EL REINO. El NT tiene mucho que decir sobre la función que desempeñan los creyentes en el reino de Dios.
(1) Es responsabilidad de los creyentes buscar sin cesar el reino de Dios en todas sus manifestaciones, con hambre y sed de la presencia y del poder de Dios en su propia vida y en la comunidad cristiana (véanse Mat 5:10, notas; Mat 6:33, nota).
(2) En Mat 11:12 Cristo da más información sobre la naturaleza de las personas del reino. Allí indica que sólo arrebatan el reino de los cielos las personas esforzadas que se comprometen a romper con las prácticas pecaminosas de la raza humana y que se vuelven a Cristo, su Palabra y sus rectos caminos. Cueste lo que cueste, tales personas buscan con mucho ánimo el reino de Dios con todo su poder. Es decir, para tener el reino de los cielos y todas sus bendiciones se requieren esfuerzo intenso y empeño constante: una lucha de fe acompañada de la voluntad firme de resistir a Satanás, al pecado y a la sociedad que se inclina a la maldad.
(3) El reino de Dios no es para los que casi nunca oran ni para los que se conforman al mundo, descuidan la Palabra y tienen poca hambre espiritual. Es para hombres como José (Gén 39:9), Natán (2Sa 12:7), Elías (1Re 18:21), Daniel y sus tres amigos (Dan 1:8; Dan 3:16-18), Mardoqueo (Est 3:4-5), Pedro y Juan (Hch 4:19-20), Esteban (Hch 6:8; Hch 7:51) y Pablo (Flp 3:13-14); es para mujeres como Débora (Jue 4:9), Rut (Rut 1:16-18), Ester (Est 4:16), María (Luc 1:16-35), Ana (Luc 2:36-38) y Lidia (Hch 16:14-15; Hch 16:40).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ha llegado … el reino de Dios. Esta era la completa verdad. El Rey estaba en medio de ellos, mostrando su poder soberano. Él demostró esto manifestando su habilidad para atar a Satanás y sus demonios (v. Mat 12:29).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
12:28 — Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. – De todos los milagros hechos por Jesús parece que el echar fuera los demonios impresionaba más a la gente. Quedaron atónitos y maravillados, sumamente impresionados con esta señal. Jesús también hace caso especial de este milagro. Según El este fenómeno demostraba claramente «el dedo de Dios» (Luc 11:20), o como dice Mateo, Jesús obraba «por el Espíritu de Dios» (Mat 12:28). Por esta causa Jesús suena la alarma contra la blasfemia contra el Espíritu Santo (v 32; Mar 3:29-30).
Por lo tanto, el reino de Dios había llegado porque el reino de Satanás estaba sufriendo mucha pérdida. Había solamente dos alternativas: (1) Jesús echaba fuera demonios por la autoridad de Satanás, conclusión ilógica y absurda, porque de esa manera Satanás hubiera trabajado en contra de sí mismo, cosa que él nunca hace. ¡Satanás es muy astuto, no es estúpido! (v 25-27). (2) La otra alternativa, la única que les quedaba, fue que Jesús echaba fuera demonios por el dedo de Dios y, por lo tanto, el reino de Dios había llegado; es decir, los milagros demostraban que todo lo que El había anunciado acerca del reino era cierto. En ese caso les convenía a los judíos regocijarse grandemente al ver la demostración del poder de Dios sobre el poder de Satanás. Les convenía preparar sus corazones para recibir este reino que tenía tanto poder de hacer obras de misericordia entre la gente. Pero «los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas» (Jua 3:19).
Esto presenta un pensamiento alarmante, porque indica que los fariseos, al observar la obra de Jesús, eran testigos de la presencia y el poder del mismo Dios a quién ellos profesaban servir. La llegada del Mesías sería también la llegada del reino de Dios anunciado por todos los profetas. En esto Jesús anticipa la llegada del reino el día de Pentecostés. El punto es que Dios ya estaba derrotando a Satanás como Jesús explica en los versículos que siguen.
Fuente: Notas Reeves-Partain
— el reino de Dios: Sorprendentemente (como en Mat 6:33) el evangelista no dice reino de los cielos, como es habitual en él, sino reino de Dios, como hacen siempre Mc y Lc; (ver también Mat 21:31; Mat 21:43).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Ver Mat 4:17; Mat 10:7; Mar 1:15; Luc 17:21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
k 566 Luc 11:20; 1Jn 3:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Espíritu de Dios. Una de las funciones del Espíritu Santo durante el ministerio terrenal de Jesús, fue la de trabajar juntamente con Jesús para llevar a cabo su ministerio (vers. 18). Lucas relata que Jesús dice dedo de Dios en esta discusión (v. Lc 11:20; cp. Ex 8:19; 31:18; Dt 9:10). La expresión el dedo de Dios , que también se refiere al Espíritu Santo, ayuda a entender lo que Jesús estaba diciendo. Se encuentra en Ex 8:19, donde los magos de Faraón admiten que sus encantamientos no se comparan con los verdaderos milagros de Dios. Jesús está indicando que algunos, si no todos, de los milagros de la expulsión de demonios que son llevados a cabo por los judíos no tienen validez, pero los que El hace son reales y pueden ser verificados.
el reino de Dios ha llegado a vosotros. Es decir, ellos están viendo al Mesías, al Rey mismo, haciendo su obra (v. coment. en 3:2).
Fuente: La Biblia de las Américas
28 (1) El Espíritu de Dios es el poder del reino de Dios. Donde el Espíritu de Dios se manifiesta con poder, allí está el reino de Dios y allí los demonios no tienen terreno.
28 (2) Aquí se menciona el reino de Dios, no el reino de los cielos. Aun en aquel tiempo el reino de los cielos todavía no había llegado. No obstante, el reino de Dios ya estaba allí.
28 (a) Mat_12:18 ; Hch_10:38
28 (b) Mat_19:24 ; Mat_21:31 , Mat_21:43 ; Luc_17:20-21