Comentario de Mateo 12:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Por esto os digo que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.

12:31 — Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. Luc 12:10 — Dar repaso sobre los versículos anteriores: (1) Jesús sana a un endemoniado, ciego y mudo, v 22; (2) La acusación blasfema de los fariseos, v 24; (3) La respuesta sencilla e irrefutable de Jesús, v 25,26; (4) ¿Por quién los echan vuestros hijos? v 27; (5) Ha llegado a vosotros el reino de Dios, v 28; (6) Primero hay que atar al hombre fuerte, v 29; (7) No puede haber neutralidad. Ahora analizamos la blasfemia contra el Espíritu Santo como prueba o evidencia de la condición depravada de los fariseos.

Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, v 31. — La palabra «evangelio» significa «buenas nuevas»; es decir, por medio del evangelio de Jesucristo todo pecado será perdonado. Véanse los catálogos de pecados (Rom 1:28-32; 1Co 6:9-11; Gál 5:19-21, etc.). Todos estos pecados serán perdonados por Dios si nos arrepentimos, confesamos a Cristo y somos bautizados para perdón de pecados. Los pecados de David (el codiciar, el adulterar, el matar) fueron perdonados. Los «muchos» pecados de la mujer de Luc 7:1-50 fueron perdonados. Pedro negó a Cristo tres veces pero fue perdonado. Saulo de Tarso persiguió a Jesús pero fue perdonado.

Blasfemar significa «difamar o injuriar…cualquier forma de hablar injuriosa, ultrajante, calumniador». Este pecado cometido aun contra Jesús tenía y tiene perdón, v 32. Le acusaban de ser glotón y borracho; decían que era samaritano (término muy insultante para cualquier judío), que estaba loco, y que blasfemaba cuando perdonaba pecados. Se describen aun aquellos que lo crucificaron como ignorantes (Luc 23:34; Hch 3:17; Hch 13:27; 1Co 2:8). Todos estos insultos, blasfemias e injurias recibieron perdón cuando los culpables obedecieron al evangelio.

Pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada, v 31 — Al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, v 31,32. El v 31 dice «blasfemia» y el v 32 dice «hablar contra». El mismo texto explica la palabra «blasfemia». Mar 3:29 dice «cualquiera que blasfeme contra el Espíritu». Mar 3:30 explica la blasfemia contra el Espíritu Santo: V 31, «Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo». La blasfemia contra el Espíritu se refiere a lo que los fariseos acabaron de decir (Mat 12:24), «Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios». Mar 3:22, «decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios». Lo que ellos decían no era simplemente una calumnia contra Jesús, sino una blasfemia contra el Espíritu Santo. Decían que el Espíritu Santo era Satanás (espíritu inmundo). ¡Esta es la blasfemia contra el Espíritu Santo!

La obra del Espíritu Santo es atribuida a Satanás. Negaban los fariseos que Jesús hizo la gran obra de echar fuera los demonios por el poder del Espíritu Santo. Mas bien, según ellos, lo hizo por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios, o sea, Satanás mismo. Al decir esto hablaron o blasfemaron contra el Espíritu Santo, dando a entender que en realidad el Espíritu Santo era un espíritu inmundo.

Dicen los carismáticos que hablamos contra el Espíritu cuando denunciamos sus «señales y prodigios mentirosos». Esta acusación es completamente necia y absurda. Al decir esto ellos demuestran su profunda ignorancia de las Escrituras (Mat 22:29). Desde luego, no hablamos contra el Espíritu, sino probamos los espíritus, 1Jn 4:1-2.

¿Por qué no se perdona este pecado? Isa 5:20 dice, «¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!» Es precisamente lo que hicieron los fariseos. Lo que era tan obviamente bueno y de Dios

— la vida, el ejemplo, las enseñanzas y las maravillas de Jesús — ellos lo llamaron malo y del diablo. El propósito de ellos era profundamente malicioso. Jesús echó fuera los demonios por el Espíritu de Dios (v 28), pero los fariseos estaban resueltos a no creerlo, y se atrevieron a decir que ese poder era en realidad Satanás. Dice el Diccionario de W. E. Vine, «cualquiera, con la evidencia del poder del Señor ante sus ojos, declarara que era un poder satánico, exhibía una condición de corazón más allá de la iluminación divina, y por ello desesperada».

No había sacrificio bajo la ley de Moisés para el pecado cometido «con soberbia». Núm 15:1-41 describe la expiación para los pecados de «yerro», pero en el v 30 dice (según LBLA), «Pero aquel que obre con desafío (lit., con mano levantada)… ése blasfema contra el Señor, y esa persona será cortada de entre su pueblo». Véanse también 1Sa 3:14; Isa 22:14. En esto vemos que el concepto de estar más allá de la salvación no era idea nueva.

Al ver las obras de Jesús y al oír sus enseñanzas, los escribas y fariseos estuvieron en la misma presencia de Dios, pero indicaron que más bien estuvieron en la presencia de Satanás. No hay depravación más profunda que esta.

— ni en este siglo ni en el venidero, v 32. — No hay la más mínima sugerencia en este texto de que haya manera de recibir el perdón de Dios después de morir. Recuérdese Luc 16:23-31. Mar 3:29, «no tiene jamás perdón, sino que es reo (culpable) de juicio eterno». Es claro, pues, que la expresión «ni en este siglo ni en el venidero» enfatiza el hecho de que nunca habrá perdón.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Todo pecado y blasfemia será perdonado. Isa 1:18; Isa 55:7; Eze 33:11; 1Ti 1:13-15; Heb 6:4; Heb 10:26, Heb 10:29; 1Jn 1:9; 1Jn 2:1, 1Jn 2:2.

mas la blasfemia contra el Espíritu. Blasfemia, βλασφημια [G988], ya sea de ������� [G984], την φημην, dañar, o arruinar la reputación, o de βαλλειν [G906], ταις φημαις, herir con palabras, o informes, cuando se aplica a los hombres denota hablar injuriosamente, o calumnia, y cuando se usa en referencia a Dios, significa hablar impíamente de su naturaleza, atributos y obras. Mar 3:28-30; Luc 12:10; Hch 7:51; 1Jn 5:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Este pasaje trata del vil e «imperdonable» pecado. La primera pregunta para responder es: «¿Por qué la blasfemia contra el Hijo del Hombre es perdonable, pero no lo es la blasfemia contra el Espíritu Santo?» La clave parece estar en el título «Hijo de Hombre». Esto describe a Jesús o al Mesías en términos humanos; Él era un hombre. Alguien podría considerar que Jesús no era más que un ser humano. Sin embargo, si el Espíritu Santo convencía a una persona que Jesús era más que un simple mortal, y esta persona rechazaba aceptar el ministerio del Espíritu Santo, aquello no sería posible perdonar. El pecado contra el Espíritu Santo es llamado «blasfemia» que implica una decisión final e inalterable que ha sido tomada. El pecado es imperdonable, es una opción inflexible cuando el Espíritu Santo convence a aceptar el perdón de Cristo. Particularmente en referencia a los líderes de Israel, Jesús les había ofrecido todas las pruebas que podrían ser esperadas: el ministerio de Juan, el testimonio del Padre, las profecías del AT. su propio testimonio, y el sustento del Espíritu Santo. Ellos rechazaron todas las pruebas que mostraban a Jesús como el Mesías. Nada más se les podía ofrecer.

 EN CONTEXTO

Generación de víboras

Los contemporáneos de Jesús consideraban a los fariseos como el modelo religioso del pueblo. En Mat 12:34, Jesús llamó a los fariseos generación, de víboras. Llamar a una persona víbora era un insulto, pero llamar a alguien hijo de víbora era peor.

Una idea que el historiador griego Herodoto (484-425 a.C. decía sobre las víboras de Arabia y que circulaba en los días de Jesús. Aunque la mayoría de los reptiles ponen huevos, la gente creía que los huevos de víbora crecían dentro del estómago de su madre. El bebé de la víbora comería dentro de la madre para subsistir y nacer, matando a su madre en el proceso. También, según los escritores de la antigüedad, incluyendo a Herodoto, la víbora madre se comía al padre una vez preñada, entonces el bebé víbora vengaba a su padre matando a la madre.

El asesinar a la madre o al padre de uno era el crimen más horrible de la antigüedad. Aun si uno matara a uno de los padres para vengar al otro, los griegos pensaban que el hijo que cometía este tipo de asesinato sería perseguido por vengar espíritus llamados «furia». El pueblo judío también consideraba al asesino de los padres como un impío horrible.

Al llamar a los fariseos «generación de víboras», Jesús podría haberlos estado comparando con los que mataban a los padres, de ese modo implicaba que ellos eran tremendamente viles.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LA BLASFEMIA CONTRA EL ESPÍRITU. La blasfemia contra el Espíritu Santo es el rechazo continuo y deliberado del testimonio del Espíritu Santo respecto a Cristo, de su Palabra y de su obra convincente de culpa en cuanto al pecado (cf. Jua 16:7-11). El que rechaza la voz del Espíritu y se le opone se separa de la única Persona que puede conducirlo al perdón. El proceso que lleva a la blasfemia contra el Espíritu es como sigue:

(1) Entristecer al Espíritu (Efe 4:30), lo cual, si es continuo, lleva a resistir al Espíritu (Hch 7:51);

(2) Resistir al Espíritu lleva a apagar el fuego del Espíritu (1Ts 5:19);

(3) Apagar el fuego del Espíritu lleva a endurecer el corazón (Heb 3:8-13);

(4) Endurecer el corazón lleva a tener una mente depravada, que llama a lo bueno malo y a lo malo bueno (Isa 5:20; Rom 1:28). Cuando ese endurecimiento del corazón alcanza cierta intensidad, que sólo Dios determina, el Espíritu ya no se esforzará en llevar a esa persona al arrepentimiento (cf. Gén 8:3; véanse Deu 29:18-21, nota; 1Sa 2:25, nota; Pro 29:1, nota). Para los que se preocupan en cuanto a haber cometido el pecado imperdonable, el hecho mismo de querer ser perdonado y la disposición a arrepentirse del pecado son evidencias de que no se ha cometido (véase el ARTÍCULO APOSTASÍA PERSONAL, P. 1774. [Heb 3:12]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

la blasfemia contra el Espíritu. El pecado que Jesús estaba confrontando era el deliberado rechazo de los fariseos de lo que ellos sabían provenía de Dios (cp. Jua 11:48; Hch 4:16). Ellos no podían negar lo que el Espíritu Santo había hecho a través de Él, así que atribuyeron a Satanás una obra que ellos sabían era de Dios (v. Mat 12:24; Mar 3:22).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

12:31 — Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. Luc 12:10 — Dar repaso sobre los versículos anteriores: (1) Jesús sana a un endemoniado, ciego y mudo, v 22; (2) La acusación blasfema de los fariseos, v 24; (3) La respuesta sencilla e irrefutable de Jesús, v 25,26; (4) ¿Por quién los echan vuestros hijos? v 27; (5) Ha llegado a vosotros el reino de Dios, v 28; (6) Primero hay que atar al hombre fuerte, v 29; (7) No puede haber neutralidad. Ahora analizamos la blasfemia contra el Espíritu Santo como prueba o evidencia de la condición depravada de los fariseos.
Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, v 31. — La palabra «evangelio» significa «buenas nuevas»; es decir, por medio del evangelio de Jesucristo todo pecado será perdonado. Véanse los catálogos de pecados (Rom 1:28-32; 1Co 6:9-11; Gál 5:19-21, etc.). Todos estos pecados serán perdonados por Dios si nos arrepentimos, confesamos a Cristo y somos bautizados para perdón de pecados. Los pecados de David (el codiciar, el adulterar, el matar) fueron perdonados. Los «muchos» pecados de la mujer de Luc 7:1-50 fueron perdonados. Pedro negó a Cristo tres veces pero fue perdonado. Saulo de Tarso persiguió a Jesús pero fue perdonado.
Blasfemar significa «difamar o injuriar…cualquier forma de hablar injuriosa, ultrajante, calumniador». Este pecado cometido aun contra Jesús tenía y tiene perdón, v 32. Le acusaban de ser glotón y borracho; decían que era samaritano (término muy insultante para cualquier judío), que estaba loco, y que blasfemaba cuando perdonaba pecados. Se describen aun aquellos que lo crucificaron como ignorantes (Luc 23:34; Hch 3:17; Hch 13:27; 1Co 2:8). Todos estos insultos, blasfemias e injurias recibieron perdón cuando los culpables obedecieron al evangelio.
Pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada, v 31 — Al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, v 31,32. El v 31 dice «blasfemia» y el v 32 dice «hablar contra». El mismo texto explica la palabra «blasfemia». Mar 3:29 dice «cualquiera que blasfeme contra el Espíritu». Mar 3:30 explica la blasfemia contra el Espíritu Santo: V 31, «Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo». La blasfemia contra el Espíritu se refiere a lo que los fariseos acabaron de decir (Mat 12:24), «Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios». Mar 3:22, «decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios». Lo que ellos decían no era simplemente una calumnia contra Jesús, sino una blasfemia contra el Espíritu Santo. Decían que el Espíritu Santo era Satanás (espíritu inmundo). ¡Esta es la blasfemia contra el Espíritu Santo!
La obra del Espíritu Santo es atribuida a Satanás. Negaban los fariseos que Jesús hizo la gran obra de echar fuera los demonios por el poder del Espíritu Santo. Mas bien, según ellos, lo hizo por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios, o sea, Satanás mismo. Al decir esto hablaron o blasfemaron contra el Espíritu Santo, dando a entender que en realidad el Espíritu Santo era un espíritu inmundo.
Dicen los carismáticos que hablamos contra el Espíritu cuando denunciamos sus «señales y prodigios mentirosos». Esta acusación es completamente necia y absurda. Al decir esto ellos demuestran su profunda ignorancia de las Escrituras (Mat 22:29). Desde luego, no hablamos contra el Espíritu, sino probamos los espíritus, 1Jn 4:1-2.
¿Por qué no se perdona este pecado? Isa 5:20 dice, «¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!» Es precisamente lo que hicieron los fariseos. Lo que era tan obviamente bueno y de Dios — la vida, el ejemplo, las enseñanzas y las maravillas de Jesús — ellos lo llamaron malo y del diablo. El propósito de ellos era profundamente malicioso. Jesús echó fuera los demonios por el Espíritu de Dios (v 28), pero los fariseos estaban resueltos a no creerlo, y se atrevieron a decir que ese poder era en realidad Satanás. Dice el Diccionario de W. E. Vine, «cualquiera, con la evidencia del poder del Señor ante sus ojos, declarara que era un poder satánico, exhibía una condición de corazón más allá de la iluminación divina, y por ello desesperada».
No había sacrificio bajo la ley de Moisés para el pecado cometido «con soberbia». Núm 15:1-41 describe la expiación para los pecados de «yerro», pero en el v 30 dice (según LBLA), «Pero aquel que obre con desafío (lit., con mano levantada)… ése blasfema contra el Señor, y esa persona será cortada de entre su pueblo». Véanse también 1Sa 3:14; Isa 22:14. En esto vemos que el concepto de estar más allá de la salvación no era idea nueva.
Al ver las obras de Jesús y al oír sus enseñanzas, los escribas y fariseos estuvieron en la misma presencia de Dios, pero indicaron que más bien estuvieron en la presencia de Satanás. No hay depravación más profunda que esta.
— ni en este siglo ni en el venidero, v 32. — No hay la más mínima sugerencia en este texto de que haya manera de recibir el perdón de Dios después de morir. Recuérdese Luc 16:23-31. Mar 3:29, «no tiene jamás perdón, sino que es reo (culpable) de juicio eterno». Es claro, pues, que la expresión «ni en este siglo ni en el venidero» enfatiza el hecho de que nunca habrá perdón.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL PECADO QUE EXCLUYE EL PERDÓN

Mateo 12:31-33

Por eso es por lo que os digo que a las personas se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia; pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no se perdonará.

Si uno dice algo contra el Hijo del Hombre, se le podrá perdonar; pero ad que diga algo contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el venidero. O se supone que el árbol es bueno y su fruto es bueno, o se supone que el árbol está podrido y su fruto está podrido. Porque un árbol se conoce por sus frutos.

Es alucinante encontrar una referencia a un pecado imperdonable en los labios de Jesús el Salvador de la humanidad. Tanto es así que alguna han tratado de limar la agudeza del carácter definitivo del significado. Lo toman como un ejemplo de la manera gráfica oriental de hablar como, por ejemplo, cuando Jesús dijo que uno tiene que odiar padre y madre para ser de veras Su discípulo; y que no se ha de entender en todo su terrible sentido literal, sino simplemente en el sentido de que el pecado contra el Espíritu Santo es de suma gravedad.

Esa interpretación se apoya con las citas de algunos pasajes del Antiguo Testamento: «Pero la persona que haga algo con soberbia, sea el natural o el extranjero, ultraja al Señor; esa persona será eliminada de en medio de su pueblo. Por cuanto tuvo en poco la palabra del Señor y menospreció Su mandamiento, esa persona será eliminada por completo y su pecado caerá sobre ella» (Números 1 S: 30s). «Por tanto Yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de su casa no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas» (1S 3:14 ). «Esto fue revelado a mis oídos de parte del Señor de los ejércitos: «Este pecado no os será perdonado hasta que muráis,» dice el Señor Dios de los ejércitos» (Isa 22:14 ).

Se pretende que estos textos dicen exactamente lo mismo que Jesús dice aquí, y que están simplemente haciendo hincapié en la gravedad del pecado en cuestión. Sólo podemos decir que estos textos del Antiguo Testamento no tienen el mismo aire ni tampoco producen la misma impresión. Hay algo mucho más alarmante al oír lo que dice acerca del pecado que no tiene perdón el Que es la encarnación del amor de Dios.
Hay una parte de este dicho que es por demás alucinante. En la Reina-Valera se presenta a Jesús diciendo que el pecado contra el Hijo del Hombre es perdonable, mientras que el pecado contra el Espíritu Santo es imperdonable. Si tomamos esas palabras al pie de la letra no cabe duda que es un dicho difícil. Mateo ya ha dicho que Jesús es la piedra de toque de toda verdad (Mt 10:32 s); y es difícil comprender dónde está la diferencia entre los dos pecados.

Pero bien puede ser que aquí no se comprendió lo que Jesús quería decir. Ya hemos visto (cp. la explicación de Mt 12:16 ) que la frase hebrea un hijo de hombre quiere decir lo mismo que un hombre, y que los judíos usaban esta frase cuando se referían a cualquier persona. Cuando nosotros diríamos: «Había un hombre…», los rabinos decían: «Había un hijo de hombre…» Puede ser que lo que dijera Jesús fuera: «Si uno dice algo contra una persona, se le puede perdonar; pero si dice algo contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.»

Es completamente posible que malentendamos a un mero mensajero humano de Dios; pero no podemos malentender -excepto deliberadamente- lo que Dios nos dice por medio de Su propio Espíritu Santo. Un mensajero humano siempre está expuesto a la confusión; pero el Mensajero divino habla tan claramente que solo se Le puede malentender cuando no se Le quiere entender. Esta interpretación hace este dicho más comprensible, si consideramos que la diferencia entre los dos pecados está en que uno es contra un mensajero humano de Dios, lo cual ya es bastante serio pero no imperdonable, y un pecado contra el Mensajero divino, que es totalmente intencionado y que, como veremos, puede llegar a ser imperdonable.

LA CONCIENCIA PERDIDA

Mateo 12:31-33 (conclusión)

Tratemos ahora de entender lo que quería decir Jesús con el pecado contra el Espíritu Santo. Tenemos que tener en cuenta que Jesús no estaba hablando del Espíritu Santo en el pleno sentido cristiano del término. Eso habría sido imposible, porque tenía que llegar Pentecostés para que el Espíritu Santo viniera sobre los creyentes en todo Su poder y luz y plenitud. Tenemos que interpretar este dicho a la luz de las concepción judía del Espíritu Santo.

Según la enseñanza judía, el Espíritu Santo tenía dos funciones supremas. La primera, el Espíritu Santo traía la verdad de Dios a las personas; la segunda, el Espíritu Santo capacitaba a las personas á reconocer y comprender esa verdad cuando les llegaba. Así que una persona, según los judíos, necesitaba al Espíritu Santo tanto para recibir como para reconocer la verdad de Dios. Podríamos decirlo de otra manera:

El Espíritu de Dios le ha dado a la persona una facultad que le permite reconocer la bondad y la verdad cuando las ve.

Ahora debemos dar otro paso en nuestro intento de comprender lo que quería decir Jesús. Una persona puede perder una facultad si se niega a usarla. Esto es verdad en cualquier esfera de la vida. Es verdad físicamente: si se dejan de usar ciertos músculos, se atrofian. Es verdad intelectualmente: muchas personas llegaron a saber algo de latín o de trigonometría, por ejemplo, cuando iban al instituto; pero lo han olvidado casi completamente porque no lo han practicado. Es verdad de cualquier clase de percepción: uno puede perder el gusto por la música clásica si no escucha nada más que música barata; puede perder la capacidad de la lectura si no lee nada que valga la pena; puede perder la facultad de disfrutar de un placer limpio y sano si no cultiva nada más que los que ensucian y degradan.

Por tanto una persona puede perder la capacidad de reconocer la bondad y la verdad cuando las vea. Si mantiene cerrados los ojos y los oídos a las cosas de Dios; si no hace más que volverle la espalda a los mensajes que Dios le envía; si no ocupa la mente nada más que en sus propias ideas, negándoles la entrada a las que Dios quiere sugerirle… al final acabará por no poder reconocer la verdad y la belleza y la bondad de Dios cuando las vea. Llegará a un estado en que su propio mal le parecerá el bien, y el bien de Dios le parecerá el mal.

Este era el estado en que se encontraban aquellos escribas y fariseos. Habían permanecido ciegos y sordos tanto tiempo a la dirección y a las sugerencias del Espíritu de Dios, y se habían empecinado tanto y tanto tiempo en su propio camino que habían acabado por no reconocer la verdad y la bondad de Dios cuando las veían. Podían estar viendo la bondad de Dios en Persona, y llamarla la personificación del mal; podían estar viendo al Hijo de Dios, y llamarle aliado de Satanás. El pecado contra el Espíritu Santo consiste en rechazar la voluntad de Dios tan insistentemente que se acaba por no reconocerla cuando se nos despliega a la luz del día.
¿Por qué ha de ser imperdonable ese pecado? ¿Qué lo distingue tan terriblemente de otros pecados? La respuesta es sencilla. Cuando se llega a ese estado, el arrepentimiento es imposible. Si una persona no puede reconocer la bondad cuando la ve, no la puede desear. Si no se reconoce el mal como mal, no se puede lamentar ni desear evitarlo. Y si no se puede, aunque sea con fracasos, amar el bien y aborrecer el mal, entonces uno no se puede arrepentir; y si no se puede arrepentir, no se le puede perdonar, porque el arrepentimiento es la única condición del perdón. Ahorraría muchas angustias el que la gente se diera cuenta de que una persona que no puede haber cometido el pecado contra el Espíritu Santo es la que tiene temor de haberlo cometido, porque el pecado contra el Espíritu Santo se puede describir como la pérdida de todo sentido del pecado.

A ese estado era al que habían llegado aquellos escribas y fariseos. Habían pasado tanto tiempo haciéndose los sordos y ciegos a Dios que habían perdido la facultad de reconocerle cuando se encontraban cara a cara con Él. No es que Dios los hubiera desterrado de los límites del perdón, sino que ellos mismos se habían excluido. Años de resistencia a Dios los habían vuelto así.
Aquí hay una advertencia terrible. Debemos tener en cuenta a Dios todos nuestros días para que no se nos atrofie la sensibilidad, ni ensordezca el oído espiritual. Es ley de vida que no oiremos nada más que lo que queramos oír, o nos hayamos capacitado para oír.
Se cuenta de un campesino que estaba en la oficina de un amigo, en medio de todo el ruido del tráfico y el tráfago de la ciudad, y le dijo de pronto: «¡Escucha!» «¿Qué?» le preguntó el amigo de la ciudad. «¡Un grillo!», le contestó el campesino. Tenía los oídos habituados a los sonidos del campo que no podían percibir los de la ciudad. Por otra parte, el tintineo de una moneda al caer a la acera habría hecho que muchos pares de ajos localizaran el punto, y habría pasado inadvertido para el campesino, que tal vez no lo habría oído nunca antes. Sólo el experto, el que se ha habituado a oírlo, puede reconocer el canto característico de. cada ave en el concierto del bosque. Sólo el experto que ha entrenado el oído distingue los sonidos de los diferentes instrumentos de la orquesta hasta el punto de poder localizar el fallo de una nota solitaria que ha salido de los segundos violines.
Es ley de vida que oímos lo que nos hemos entrenado a oír; Día a día debemos escuchar a Dios, para que día a día se nos haga Su voz, no cada vez más tenue, hasta que lleguemos a no poder percibirla, sino cada vez más clara, de forma que sea el sonido al que tengamos los oídos más sintonizados.
Así que Jesús acaba con el desafío: «Si he hecho una buena obra, debéis reconocer que soy un hombre bueno; si he hecho una mala obra, entonces podéis pensar que soy malo. No podéis saber cómo es un árbol nada más que por la calidad de sus frutos, ni el carácter de una persona si no es por sus obras.» Pero, ¿y si uno se ha vuelto tan ciego para Dios que no puede reconocer la bondad cuando la ve?

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

n 569 Mar 3:28; Hch 7:51; Heb 6:4; Heb 6:6; 1Jn 5:16

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

pecado y blasfemia…no será perdonada. Este pecado consiste en darle crédito a Satanás por la obra que el Espíritu Santo ha hecho, o por decir que el Espíritu Santo es Satanás. Jesús da a entender que puede haber perdón por blasfemias aun contra El (vers. 32), tal vez porque esto se haya hecho en ignorancia por los incrédulos. Los fariseos rechazaban deliberadamente la verdad al atribuir a Satanás los milagros de los cuales ellos eran testigos, sabiendo que sólo por el Espíritu Santo se podían realizar (vers. 28).

Fuente: La Biblia de las Américas

31 (1) Blasfemar contra el Espíritu no es lo mismo que ofender al Espíritu ( Heb_10:29). Ofender al Espíritu es desobedecerle intencionadamente. Muchos creyentes hacen esto. Si ellos confiesan este pecado, serán perdonados y limpiados por la sangre del Señor ( 1Jn_1:7 , 1Jn_1:9). Pero blasfemar contra el Espíritu es calumniarlo, como lo hicieron los fariseos en el v.24. Era por el Espíritu que el Señor echaba fuera a un demonio. Pero al ver eso, los fariseos dijeron que el Señor echaba fuera los demonios por Beelzebú, el príncipe de los demonios. Esto fue una blasfemia contra el Espíritu. Con esta blasfemia el rechazo del Rey celestial por parte de los fariseos llegó a su punto culminante.

31 (a) vs.31-32: Mar_3:28-30 ; Luc_12:10

31 (b) 1Ti_1:1 . 1Ti_1:3

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

la blasfemia contra el Espíritu. Técnicamente, según los escribas, la blasfemia significaba un abuso directo y explícito del nombre divino. Jesús aquí enseña que también puede ser el injuriar a Dios al atribuir a Satanás la obra del Espíritu. Las circunstancias especiales incluidas en esta blasfemia no pueden darse hoy.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

liberado… → §262; blasfemia contra el Espíritu… Prob. se refiere a oponerse al bien por antipatía y con pleno conocimiento de causa, encono contra la verdadJua 9:41; Heb 10:26; liberada… → §262. M↓ añaden a los hombres.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R494 Ἡ τοῦ πνεύματος βλασθημία significa: la blasfemia del Espíritu. Por el contexto sabemos que se refiere a la blasfemia contra el Espíritu, aunque el genitivo solo no significa contra.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit. será perdonado.

12.31 blasfemia. Prob.: oponerse al bien por antipatía y con pleno conocimiento de causa g Jua 9:4; Heb 10:26.

12.31 M i añaden a los hombres.

Fuente: La Biblia Textual III Edición