Comentario de Mateo 12:38 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces le respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: —Maestro, deseamos ver de ti una señal.
12:38 — Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. Mat 16:1; Mar 8:11; Luc 11:16; Luc 11:29-32 — Lucas dice (11:15) que «algunos de ellos decían: Por Beelzebú… echa fuera los demonios. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo». Parece que se hace distinción aquí entre dos grupos de los escribas y fariseos. Sin embargo, dice Mateo que «respondieron». Es obvio que respondieron a lo que Jesús decía en los v 25-37. Pero no respondieron, sino que buscaron otra salida. ¿Que indica en cuanto a su carácter esta petición? Los muchos milagros ya hechos por Jesús no eran suficientes para convencerles. «Tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos» (Luc 16:31); es decir, no eran sinceros y no querían ser persuadidos. No les faltó evidencia. Ya sobraba evidencia. Jesús ya había hecho muchos y distintos milagros. Como Nicodemo dijo, «Sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él». Así es la admisión de un hombre sincero.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Maestro, deseamos ver de ti señal. Mat 16:1-4; Mar 8:11, Mar 8:12; Luc 11:16, Luc 11:29; Jua 2:18; Jua 4:48; 1Co 1:22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La demanda de señales es evidencia de incredulidad en vez de fe.
la señal del profeta Jonás está explicada en el v. Mat 12:40, así como la resurrección.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
deseamos ver de ti señal. Ellos estaban esperando una señal de proporciones astronómicas (Luc 11:16). En lugar de eso, les dio una «señal» de las Escrituras. Vea las notas sobre Mat 16:1 ; Mat 21:21.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
12:38 — Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. Mat 16:1; Mar 8:11; Luc 11:16; Luc 11:29-32 — Lucas dice (11:15) que «algunos de ellos decían: Por Beelzebú… echa fuera los demonios. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo». Parece que se hace distinción aquí entre dos grupos de los escribas y fariseos. Sin embargo, dice Mateo que «respondieron». Es obvio que respondieron a lo que Jesús decía en los v 25-37. Pero no respondieron, sino que buscaron otra salida.
¿Que indica en cuanto a su carácter esta petición? Los muchos milagros ya hechos por Jesús no eran suficientes para convencerles. «Tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos» (Luc 16:31); es decir, no eran sinceros y no querían ser persuadidos. No les faltó evidencia. Ya sobraba evidencia. Jesús ya había hecho muchos y distintos milagros. Como Nicodemo dijo, «Sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él». Así es la admisión de un hombre sincero.
¿Qué clase de señal querían? Luc 11:26 dice «le pedían señal del cielo»; también Mat 16:4. Querían alguna señal distinta de las que habían visto. Esto implica que ellos creían que los milagros que Jesús había hecho no eran señales «del cielo». Ejemplos de señales del cielo: (1) MOISES estuvo con Dios sobre el monte en medio de «truenos y relámpagos» (Éxo 19:16); (2) A ISRAEL Dios les dio «pan del cielo», Jua 6:31; (3) JOSUE hizo que el sol y la luna se detuvieran, Jos 10:12-13. (4) SAMUEL hizo venir truenos y granizo en el tiempo de la siega, 1Sa 12:17. (5) ELIAS llamó fuego del cielo (Luc 9:54) y en otra ocasión la lluvia descendió cuando oró, 1Re 18:45. (6) ELISEO oró y su siervo vio «que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego» (2Re 6:17).
¿Por qué pidieron señal del cielo? Ellos no querían creer. No querían ser convencidos. Ellos solamente querían ver más señales para criticarlas. Le tentaban. Querían atraparle. Siempre esperaban que Jesús fallara al intentar hacer una señal del cielo, pero Jesús era Dios infalible, no fallaba.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA SEÑAL ÚNICA
Mateo 12:38-42
Entonces Le dijeron unos escribas y fariseos:
Maestro, queremos que nos des alguna señal acerca de Ti mismo.
La generación que demanda una señal es malvada y apóstata -les contestó Jesús-. No se le dará más señal que la del profeta Jonás. Porque, como estuvo Jonás tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la Tierra tres días y tres noches. En el Juicio, las gentes de Nínive darán testimonio contra esta generación y demostrarán su culpabilidad; porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y fijaos, aquí está Uno que es más que Jonás. La reina del Sur se levantará en el Juicio contra esta generación y la inculpará: porque ella vino desde el fin del mundo para escuchar la sabiduría de Salomón, y fijaos, aquí está Uno que es más que Salomón.
» Los judíos -dijo Pablo- demandan señales» (1Co 1:22 ). Era característico de los judíos eso de pedir señales y milagros de los que pretendían ser mensajeros de Dios. Era como si dijeran: » Presenta tus credenciales haciendo algo extraordinario.» Edersheim cita un pasaje de las historias rabínicas para ilustrar la clase de cosa que esperaba del Mesías la opinión popular: » Cuando le preguntaban a un rabino sus discípulos acerca de la venida del Mesías, él respondía: «Me temo que también me vais a exigir a mí una señal.» Y cuando le prometían no hacerlo, les decía que la puerta de Roma se caería y se reconstruiría, y caería otra vez y ya no habría tiempo para restaurarla antes que viniera el Hijo de David. Ellos le seguían insistiendo, aunque él se resistía a decirles una señal. Se les dio una señal: que las aguas que salían de la cueva de Banías se volverían sangre.
Otra vez, cuando desafiaban la enseñanza de rabí Eliezer, él adujo ciertas señales. En primer lugar, un algarrobo se trasladó de su sitio cuando él se lo mandó cien codos, según algunos, y cuatrocientos según otros. Después, los canales de agua empezaron a correr hacia atrás. Las paredes de la academia se inclinaron hacia adelante, y solo se detuvieron a la orden de otro rabino. Por último, Eliezer exclamó: «Si la Ley es como yo la enseño, que el Cielo lo demuestre.» Y se oyó una voz del cielo que decía: «¿Por qué os metéis vosotros con rabí Eliezer? Porque la instrucción es como él la enseña.»»
Esa era la clase de señal que querían los judíos, porque eran culpables de un error fundamental: querían ver a Dios en lo anormal; olvidaban que no estamos nunca más cerca de Dios, y Dios no Se nos muestra tanto y tan continuamente como en las cosas normales de cada día.
Jesús dijo que eran una generación malvada y adúltera. La palabra adúltera no hay que tomarla literalmente; quiere decir apóstata. Detrás de ella hay una figura favorita de la literatura profética del Antiguo Testamento. La relación entre Dios e Israel se concebía como un vínculo matrimonial con Dios como marido e Israel como esposa. Por tanto, cuando Israel era infiel y les daba su amor a otros dioses, se decía que la nación había cometido adulterio y se había prostituido con dioses extranjeros. Jer 3:6-11 es un pasaje típico. Allí se dice que la nación ha subido a todos los montes altos, y se ha tendido bajo todos los árboles frondosos para hacer de ramera. Hasta cuando Dios se había divorciado de Israel por sus infidelidades, Judá no se dio por enterada y se prostituyó. Sus prostituciones habían contaminado la tierra, y ella había cometido adulterio con la roca y el árbol, es decir, con ídolos de piedra y de madera. Así se describe algo aún peor que el adulterio físico: la infidelidad que es el origen de todo pecado físico o espiritual.
Jesús dice que la única señal que se le dará a esa nación es la señal del profeta Jonás. Aquí se nos presenta un problema. Mateo dice que la señal consiste en que, como Jonás estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches, el Hijo del Hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Hay que notar que estas no son las palabras de Jesús, sino la explicación del evangelista. Cuando Lucas relata este incidente (Lc 11:29-32 ) no hace referencia a que Jonás estuviera en el vientre de la ballena. Sólo que Jesús dijo: «Porque como Jonás fue una señal para la gente de Nínive, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación» (Lc 11:30 ).
El hecho es que Mateo entendió equivocadamente el sentido de lo que dijo Jesús; y cometió una extraña equivocación, porque Jesús no estuvo en el corazón de la Tierra tres noches, sino solo dos: fue sepultado la noche del primer Viernes Santo, y resucitó la mañana del primer Domingo de Resurrección. El detalle es que Jonás mismo fue la señal de Dios, y sus palabras fueron el mensaje de Dios para los ninivitas.
Jesús está diciendo: «Vosotros pedís una señal; pues bien: Yo soy la señal de Dios. Habéis fallado al no reconocerme. Los ninivitas reconocieron en Jonás la advertencia de Dios; la reina de Sabá reconoció la sabiduría de Dios en Salomón. En Mi Persona os ha llegado una sabiduría que es más que la de Salomón, y un mensaje mayor que el de Jonás; pero vosotros estáis tan ciegos que no podéis ver la verdad, y tan sordos que no podéis oír la advertencia. Y por esa misma razón, llegará el Día cuando esas personas de la antigüedad que reconocieron a Dios cuando Le vieron darán testimonio contra vosotros, que habéis tenido una oportunidad mucho mejor, y habéis fallado por no reconocer a Dios porque no habéis querido.»
Aquí tenemos una profunda verdad: Jesús es la señal de Dios, lo mismo que Jonás fue el mensaje de Dios a los ninivitas, y Salomón fue la sabiduría de Dios para la reina de Sabá. La cuestión fundamental de la vida es: «¿Cómo reaccionamos cuando nos encontramos cara a cara con Dios en Jesucristo?» ¿Hostilmente como los escribas y los fariseos, o aceptando humildemente la advertencia y la verdad de Dios como los ninivitas y la reina de Sabá? La pregunta supremamente importante es:’«¿Qué piensas tú de Cristo?»
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Mat 16:1; (ver Jua 6:30; 1Co 1:22).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Una advertencia para “esta generación” (ver Luc. 11:16, 24-26, 29-32). La demanda de tener una señal reaparece en 16:1-4. Aquí sigue con toda naturalidad del debate anterior; si Jesús pretende que su poder es de Dios, tiene que comprobarlo. El escepticismo que subyace a esta demanda es la característica de esta generación (cf. 11:16-19), y el hecho de que recurre esta frase en los vv. 39, 41, 42, 45 hace mantener unido a este pequeño pasaje.
El hecho de que Jesús rehusara dar una señal hecha a medida se basa en un concepto más amplio de su autoridad como uno mayor que Jonás o Salomón (cf. v. 6 para ver el mismo argumento en relación con el templo y sus sacerdotes). Si aun los paganos podían reconocer la presencia de Dios en los grandes hombres del AT, ¿por qué no podía esta generación (judía) aceptar la autoridad de uno en quien todas las fibras de la autoridad (profeta, sa-cerdote, rey, sabio) hallaban su cumplimiento? El rechazar el llamado de un portavoz tal conduciría sólo al juicio.
La parábola humorística del espíritu inmundo sin hogar (43-45) comunica una advertencia seria en contra de una respuesta a medias. Aun si las advertencias de Jesús provocan el “arrepentimiento”, a menos que esto conduzca a una reorientación positiva de seguirle, quedará meramente como un vacío que el diablo sabrá explotar.
Notas. 39, 40 El escape milagroso de Jonás autenticó su predicación; la resurrección de Jesús hará lo mismo. Tres días y tres noches era un modismo judío para expresar un periodo que abarcaba partes de tres “días y noches” de 24 horas (cf. 1 Sam. 30:12, 13; Est. 4:16-5:1).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
x 580 Mat 16:1; Mar 8:11; Jua 2:18; 1Co 1:22
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
los escribas y fariseos. Véase coment. en 2:4 y 3:7.
Maestro. Este título (heb. Rab o Rabí ) tiene gran prestigio en la cultura judía. Es el que enseña al discípulo la Torah (la ley), refiriéndose usualmente a todo el A.T. Se le llegó a considerar con más grande honor que al mismo padre. Por supuesto, este título dado a Jesús por los escribas y fariseos no era sincero, tal vez sarcástico o para complacer a las multitudes.
señal. Los judíos esperaban que el Mesías hiciera milagros cuando se le pidiera (Lc 11:16, 29– 32; 23:8; Jn 2:18; 4:8; 6:30; 11:47; 1 Co 1:22).
Fuente: La Biblia de las Américas
38 (1) Una señal es un milagro que tiene algún significado espiritual. Los judíos siempre buscan señales ( 1Co_1:22).
38 (a) Mat_16:1 ; Mar_8:11-12 ; Luc_11:16 ; Jua_2:18 ; Jua_6:30 ; 1Co_1:22
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
El principio de este pasaje es uno de aquellos lugares que ponen de manifiesto la autenticidad del Antiguo Testamento. Nuestro Señor aludió á la reina del Austro como persona que realmente había existido; y á la historia de Jonás y su milagrosa preservación en el vientre de la ballena como hechos innegables.
Bueno es tener esto presente, porque hay hombres que profesan creer en el Nuevo Testamento y que hacen burla de las historias del Antiguo como si fueran fábulas. La autoridad de los dos libros es idéntica: si se niega la del uno es preciso negar la del otro, y viceversa. Ambos fueron inspirados por el mismo Espíritu.
Lo primero que llama nuestra atención en este pasaje es la sorprendente tenacidad de los incrédulos.
Los escribas y los fariseos querían que nuestro Señor hiciese en su presencia más milagros, y daban así á entender que solo necesitaban más pruebas para convencerse y hacerse sus discípulos. No les había bastado que hubiese sanado á los enfermos, limpiado á los leprosos, resucitado á los muertos, y arrojado los espíritus inmundos. Aun no estaban convencidos y exigían más pruebas: era que, como nuestro Señor les dio á entender en su respuesta, no querían creer.
Muchos hombres hay que se encuentran precisamente en la misma situación que los escribas y fariseos. Se lisonjean con la idea de que solo necesitan algunas pruebas más para hacerse verdaderos cristianos; y se figuran que si les hiciesen otros pocos argumentos convincentes al momento lo abandonarían todo por amor de Cristo, tomarían la cruz y le seguirían. Más, entre tanto, solo esperan. ¡Ay! qué engañados están: no perciben que las pruebas saltan á la vista, y que la verdad es que no quieren ser convencidos.
La segunda reflexión á que el pasaje da lugar es esta: que una imperfecta reforma religiosa acarrea malas consecuencias.
El cuadro que pinta nuestro Señor del hombre que recibe de nuevo un espíritu inmundo es espantoso en verdad. Cuan terribles no son estas palabras: «Me volveré á mi casa, de donde salí.» Cuan viva no es esta descripción: «La halla desocupada, barrida, y adornada.» Que fatales no son las consecuencias: «Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él..
No hay duda de que nuestro Señor aludió con esas palabras á la historia del pueblo judío hasta la época en que El vino. Habiendo sido libertados de Egipto para que fuesen el pueblo escogido de Dios, nunca abandonaron la tendencia á adorar ídolos. Habiendo sido redimidos más tarde de la cautividad de Babilonia, no se mostraron debidamente agradecidos por la bondad de Dios. Habiendo sido despertados de su letargo por la predicación del Bautista, su arrepentimiento fue muy superficial. Cuando nuestro Señor se dirigía á ellos, parecían ser más perversos y más duros de corazón que nunca. A la supersticiosa adoración de ídolos se había sucedido el frío cumplimiento de ritos externos; siete espíritus más inmundos que los primeros se habían apoderado de ellos; su degeneración era rápida, y su postrer estado venia á ser peor que el primero. Cuarenta años más tarde su maldad llegó á su colmo: se lanzaron temerariamente en una guerra contra Roma; la Judea se convirtió en una Babel por su confusión; Jerusalén fue tomada; el templo fue destruido; y los judíos fueron esparcidos sobre la faz de la tierra.
Mas es bien probable que nuestro Señor aludiera también á las iglesias cristianas en conjunto. Habiendo sido sacadas de las espesas tinieblas del paganismo por medio de la predicación del Evangelio, jamás su práctica ha estado en perfecto acuerdo con sus principios. Inspiradas como fueron con nueva vida en la época de la reforma protestante, ningunas de ellas han sabido aprovechar sus privilegios ni hacer los adelantos que eran de esperarse. Y hoy día se sienten síntomas en muchas partes de que el espíritu maligno ha regresado á su hogar y está fraguando una irrupción de infidelidad y de falsas doctrinas cuál jamás presenciaron las iglesias. Es de temerse que el postrer estado de muchas iglesias sea peor que el primero.
Empero, y esto es aun más triste, nuestro Señor se refirió no solo á la nación judía y á las iglesias cristianas, sino también á muchos individuos. Hombres hay que en su edad primera parecían hallarse animados de profundos sentimientos religiosos. En su conducta podía observarse una reforma considerable: abandonaron costumbres malas y adoptaron muchas buenas. Mas no pasaron de ese punto, y con el tiempo se olvidaron de la religión completamente; de manera que cuando el espíritu maligno volvió á sus corazones, los halló, según la expresión bíblica, desocupados, barridos y adornados. Y una vez que eso sucede son peores que al principio: parecen tener cauterizada la conciencia y haber perdido la facultad de percibir la verdad religiosa.
La última reflexión á que da lugar este pasaje versa sobre el tierno afecto que Jesús manifestó hacia sus discípulos.
Notad si no lo que dijo de cada uno que hace la voluntad de su Padre que está en los cielos: dijo que era su hermano, su hermana y su madre. ¡Qué palabras tan llenas de bondad! ¿Quién alcanza á concebir lo profundo del amor que nuestro Señor profesaba hacia sus parientes naturales? Debe de haber sido un amor puro, sin mezcla de egoísmo; un amor entrañable y que sobrepuja todo entendimiento. Sin embargo, se digna reputar á todos los creyentes como sus parientes.
Los ama y cuida de ellos como si fueron miembros de su familia, hueso de su hueso y carne de su carne.
Fuente: Los Evangelios Explicados
escribas… → Mat 16:1; Mar 8:11; Luc 11:16.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R579 La preposición ἀπό tiene un sentido similar a ὑπό: por.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, un milagro
Fuente: La Biblia de las Américas
g 16.1; Mar 8:11; Luc 11:16.