Comentario de Mateo 12:46 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Mientras todavía hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, buscando hablar con él.

12:46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. 47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. 48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son más hermanos? 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y más hermanos. 50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. — En este texto vemos la relación entre Jesús y su familia (Mar 3:21; Mar 3:31-35; Luc 8:19-21).

Los hermanos de Jesús eran hijos de José y María. El clero romano enseña que los «hermanos» de Jesús eran más bien sus «primos», pero no hay razón alguna para afirmar tal cosa. (Dicen esto para enseñar la falsa doctrina de «La Virginidad Perpetua de María». No quieren aceptar que José y María tenían matrimonio normal. No hacen caso a Mat 1:25. Han hecho de María una especie de «diosa» y creen que la idea de «virgen» corresponde mejor a su posición). Pero ¿qué indica el lenguaje del texto? Que eran sus hermanos, hijos de José y María. A menos que haya buena razón para entender la palabra «hermanos» en otro sentido, entonces debe entenderse en su forma natural.

Obsérvese que estos «hermanos» aparecen con María. ¿Por qué andarían los sobrinos de María con ella? La Biblia no indica que los sobrinos tuvieran alguna causa para andar con ella. ¿Por qué andar con sus sobrinos en lugar de estar con sus propios hijos? Más bien sus hijos andaban con ella. Compárese también Mat 13:55-56, «¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?» Aquí se habla de una familia, de José y María, y de sus hijos. Sería absurdo interpretar la palabra «hermanos» en estos textos como «primos hermanos» y la palabra “hermanas” como “primas hermanas”.

Los hermanos de Jesús no creyeron en El. En Mar 3:21, «Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: ‘Está fuera de sí'». Dice la Biblia de las Américas, «sus parientes» (en lugar de «los suyos»). Jua 7:5 dice, «Porque ni aun sus hermanos creían en él». Es lógico afirmar que estos textos se refieren a sus hermanos (hermanastros), hijos de José y María. Estos no creían en El, creían que estaba «fuera de sí» (Mar 3:21). María, sin embargo, sabia quien era Jesús, Luc 1:32; Luc 1:46-56; Luc 2:17; Luc 2:27-38; Luc 2:49, etc. ¿Cómo podía ella compartir las dudas de sus hijos? Pregúntese también ¿cómo podía Juan dudar? (Mat 11:3). ¿Por qué tardaban tanto los apóstoles en comprender la verdadera naturaleza del carácter y misión de Jesús? (Mat 16:23). ¿Por qué no creyeron a las mujeres que dijeron que Jesús había resucitado? Luc 24:11. Muchas personas sinceras

— aun entre los discípulos más fieles — estaban perplejas acerca de Jesús y algunos aspectos de su enseñanza y conducta. Todos tenían conceptos inadecuados y algunos tenían conceptos errados.

¿No son importantes las relaciones familiares? Son muy importantes. Para los judíos los lazos familiares eran sagrados, y la ley de Cristo enseña lo mismo, pero ¡las relaciones familiares no deberían nunca interferir con los asuntos del reino de Dios!

Decir que “María es madre de Dios” es blasfemia. Por muchas razones esta expresión católica es blasfemia. Es blasfemia contra Dios, contra Cristo y contra María misma. María nunca dijo ni hizo nada para elevarse a sí misma. Ella no tiene nada de culpa por esta blasfemia. Es pura invención humana y carnal. María era mujer «bendita» y «bienaventurada» (Luc 2:42; Luc 2:48) porque Dios la escogió para ser la madre de Jesús. Era mujer piadosa, y la última referencia a ella (Hch 1:14) nos dice que ella estaba con los fieles discípulos esperando los grandes eventos del día de Pentecostés, pero ella no aspiraba competir con su Hijo. ¿No es cierto que debemos orar a María puesto que Jesús hará mucho caso a las peticiones de ella? La afirmación de que María es una mediadora que escucha oraciones dirigidas a ella para entonces rogar a Jesús es enseñanza humana. En primer lugar es doctrina falsa, no enseñada en las Escrituras. Además insulta a Jesús nuestro único mediador (1Ti 2:5). Este mismo texto refuta la teoría. María y sus hijos interrumpen a Jesús y ¿qué hace El? ¿Suspende su obra de enseñar para atender a su madre? Claro que no. Leemos en Jua 2:2-4 que María dijo a Jesús, «No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer?» (Dijo, literalmente, «¿Mujer, qué a ti y a mí?»). No es en ningún sentido lenguaje falto de respeto, pero sí refuta el dogma católico de que solamente pidiendo algo María Jesús atiende.

¿Qué enseña este mismo texto (Mat 12:46-50) sobre este tema? ¿Qué dijo Jesús? Pregunta, «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» ¿Quién puede suponer que Jesús hubiera hablado así a «La Madre de Dios», «La Mediadora del Cielo»? Si Dios hubiera querido presentar a María como la persona a quién debemos dirigir las oraciones, ¿habría hablado así Jesús acerca de ella? La respuesta es muy obvia. Entonces, ¿por qué se supone que debemos orar a ella y que Jesús le hace caso ahora ? Si el reino de Jesús hubiera sido de este mundo, es muy probable que El sí habría hecho mucho caso a su madre. La habría recibido como Salomón atendió a su madre (1Re 2:19-20).

Desde luego, Jesús amaba y respetaba a su madre. Luc 2:41, Jesús estaba sujeto a José y María. Es importante comentar que a Jesús nunca le faltó respeto por su madre. Jua 19:26-27. Aun en la cruz cuando estaba en tanta agonía se preocupó por el cuidado de ella, pero recuérdese bien lo que dice Jesús (Luc 11:28). En el v 27 vemos que «una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste», pero ¿qué le contestó Jesús? «Y él dijo: Antes bienaventurado los que oyen la palabra de Dios, y la guardan».

Por lo tanto, aprovechó la interrupción causada por María y sus hermanos para enseñar una lección importante de que las relaciones espirituales son más importantes que las relaciones familiares. ¿Quiénes constituyen la familia verdadera de Jesús? «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» Los hombres dan mucha importancia a la relación familiar. Para muchos es de suma importancia. Todos saben de la importancia de cada miembro de la familia real. Los hijos son príncipes y princesas que siempre deben dar todo honor a su rey padre y a su reina madre. Sin despreciar a su familia, Jesús enseña que hay que dar preferencia a la familia espiritual. «Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre». Una sola persona es hermano, hermana y madre de Jesús. El no dice que algún discípulo es mi hermano, que alguna discípula es mi hermana, y otra mi madre, sino que cada discípulo(a) es su hermano, hermana y madre. ¿Dónde está el nombre de usted (y el mío) en el v 50? Espero que esté en la frase «todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Para estar en la familia de Jesús tenemos que hacer la voluntad del Padre. Por el otro lado «Ninguno puede venir a mí, si el Padre quien me envió no le trajere» (Jua 6:44). Jesús es el único camino al Padre (Jua 14:6). «Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre» (1Jn 2:23).

«Dad las nuevas a mis hermanos», Mat 28:10, seguramente hablando, no de sus hermanos carnales, sino de sus discípulos. Sin embargo, es importante comentar que algunos de sus hermanos llegaron a ser sus «hermanos» espirituales, Hch 1:14; Gál 1:19 (este Jacobo es Santiago, autor de la epístola de ese nombre; Jud 1:1, hermano de Jacobo y de Jesús).

En este texto hay lecciones prácticas para nosotros. Siempre existe la tentación de dar preferencia a los de la familia física, pero recuérdese Mat 10:34-39. Gál 6:10, «hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe». ¿A quiénes debemos dar preferencia? ¿Cuántos hermanos débiles descuidan alguna reunión de la iglesia por atender a los familiares que llegan de visita? Esta práctica es violación clara de esta enseñanza. ¿Qué hacer en ese caso? Invitarles a acompañarles al servicio, y si no quieren, decirles, «Están en su casa, al rato venimos». En una ocasión expliqué esto a un hermano el cual me contestó: «Pero eso es como correrlos». Le contesté: «Entonces usted prefiere ofender a Cristo para no ofender la visita?» ¡Cómo se sienten afligidos los padres cuando sus hijos dejan la religión familiar! Muchos padres y otros familiares ponen mucha presión sobre los que piensen hacerlo. Les quieren avergonzar. Les acusan de ingratos, de no amar a sus padres, de ser «chacateros» y otras cosas peores. Pero es simplemente otro ejemplo del mismo problema: ¿A quién daremos preferencia, a Cristo o a la familia? Sin lugar a dudas, muchos miembros de la iglesia serán perdidos por dejar que padres, hermanos, tíos, primos y otros familiares exijan primer lugar en sus vidas. Es posible que a veces algunos padres y otros lo hacen con buenas intenciones, pero de todas maneras destruyen a sus seres queridos que han obedecido a Cristo. Mat 8:21-22; Mat 10:37.

Hemos ganado una familia grande en Cristo. Muchas personas que obedecen al evangelio son rechazadas por su familia, pero entonces ganan una familia muy grande de hermanos en Cristo, Mar 10:29-30. Somos parientes de Jesús. ¡Somos su familia! ¡Es un honor tremendo! Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos (Heb 2:11). Entonces, nunca nos avergoncemos de llamarnos hermanos de El.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

mientras él aún hablaba. Mar 2:21; Mar 3:31; Luc 8:10, Luc 8:19-21.

he aquí su madre y sus hermanos. Mat 13:55; Mar 6:3; Jua 2:12; Jua 7:3, Jua 7:5, Jua 7:10; Hch 1:14; 1Co 9:5; Gál 1:19.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

hermanos. Jesús tuvo efectivamente hermanos (medio hermanos). Mateo los conecta explícitamente con María, indicando que ellos no eran primos o hijos de José de un matrimonio previo, como imaginaron algunos de los padres de la Iglesia. Ellos son mencionados en todos los Evangelios (Mar 3:31; Luc 8:19-21; Jua 7:3-5). Mateo y Marcos dan los nombres de cuatro de los hermanos de Jesús, y mencionan que también tuvo hermanas (Mat 13:55; Mar 6:3).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

12:46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. 47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. 48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son más hermanos? 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y más hermanos. 50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. – En este texto vemos la relación entre Jesús y su familia (Mar 3:21; Mar 3:31-35; Luc 8:19-21).
Los hermanos de Jesús eran hijos de José y María. El clero romano enseña que los «hermanos» de Jesús eran más bien sus «primos», pero no hay razón alguna para afirmar tal cosa. (Dicen esto para enseñar la falsa doctrina de «La Virginidad Perpetua de María». No quieren aceptar que José y María tenían matrimonio normal. No hacen caso a Mat 1:25. Han hecho de María una especie de «diosa» y creen que la idea de «virgen» corresponde mejor a su posición). Pero ¿qué indica el lenguaje del texto? Que eran sus hermanos, hijos de José y María. A menos que haya buena razón para entender la palabra «hermanos» en otro sentido, entonces debe entenderse en su forma natural.
Obsérvese que estos «hermanos» aparecen con María. ¿Por qué andarían los sobrinos de María con ella? La Biblia no indica que los sobrinos tuvieran alguna causa para andar con ella. ¿Por qué andar con sus sobrinos en lugar de estar con sus propios hijos? Más bien sus hijos andaban con ella. Compárese también Mat 13:55-56, «¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?» Aquí se habla de una familia, de José y María, y de sus hijos. Sería absurdo interpretar la palabra «hermanos» en estos textos como «primos hermanos» y la palabra “hermanas” como “primas hermanas”.
Los hermanos de Jesús no creyeron en El. En Mar 3:21, «Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: ‘Está fuera de sí'». Dice la Biblia de las Américas, «sus parientes» (en lugar de «los suyos»). Jua 7:5 dice, «Porque ni aun sus hermanos creían en él». Es lógico afirmar que estos textos se refieren a sus hermanos (hermanastros), hijos de José y María. Estos no creían en El, creían que estaba «fuera de sí» (Mar 3:21). María, sin embargo, sabia quien era Jesús, Luc 1:32; Luc 1:46-56; Luc 2:17; Luc 2:27-38; Luc 2:49, etc. ¿Cómo podía ella compartir las dudas de sus hijos? Pregúntese también ¿cómo podía Juan dudar? (Mat 11:3). ¿Por qué tardaban tanto los apóstoles en comprender la verdadera naturaleza del carácter y misión de Jesús? (Mat 16:23). ¿Por qué no creyeron a las mujeres que dijeron que Jesús había resucitado? Luc 24:11. Muchas personas sinceras — aun entre los discípulos más fieles — estaban perplejas acerca de Jesús y algunos aspectos de su enseñanza y conducta. Todos tenían conceptos inadecuados y algunos tenían conceptos errados.
¿No son importantes las relaciones familiares? Son muy importantes. Para los judíos los lazos familiares eran sagrados, y la ley de Cristo enseña lo mismo, pero ¡las relaciones familiares no deberían nunca interferir con los asuntos del reino de Dios!
Decir que “María es madre de Dios” es blasfemia. Por muchas razones esta expresión católica es blasfemia. Es blasfemia contra Dios, contra Cristo y contra María misma. María nunca dijo ni hizo nada para elevarse a sí misma. Ella no tiene nada de culpa por esta blasfemia. Es pura invención humana y carnal. María era mujer «bendita» y «bienaventurada» (Luc 2:42; Luc 2:48) porque Dios la escogió para ser la madre de Jesús. Era mujer piadosa, y la última referencia a ella (Hch 1:14) nos dice que ella estaba con los fieles discípulos esperando los grandes eventos del día de Pentecostés, pero ella no aspiraba competir con su Hijo. ¿No es cierto que debemos orar a María puesto que Jesús hará mucho caso a las peticiones de ella? La afirmación de que María es una mediadora que escucha oraciones dirigidas a ella para entonces rogar a Jesús es enseñanza humana. En primer lugar es doctrina falsa, no enseñada en las Escrituras. Además insulta a Jesús nuestro único mediador (1Ti 2:5). Este mismo texto refuta la teoría. María y sus hijos interrumpen a Jesús y ¿qué hace El? ¿Suspende su obra de enseñar para atender a su madre? Claro que no. Leemos en Jua 2:2-4 que María dijo a Jesús, «No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer?» (Dijo, literalmente, «¿Mujer, qué a ti y a mí?»). No es en ningún sentido lenguaje falto de respeto, pero sí refuta el dogma católico de que solamente pidiendo algo María Jesús atiende.
¿Qué enseña este mismo texto (Mat 12:46-50) sobre este tema? ¿Qué dijo Jesús? Pregunta, «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» ¿Quién puede suponer que Jesús hubiera hablado así a «La Madre de Dios», «La Mediadora del Cielo»? Si Dios hubiera querido presentar a María como la persona a quién debemos dirigir las oraciones, ¿habría hablado así Jesús acerca de ella? La respuesta es muy obvia. Entonces, ¿por qué se supone que debemos orar a ella y que Jesús le hace caso ahora ? Si el reino de Jesús hubiera sido de este mundo, es muy probable que El sí habría hecho mucho caso a su madre. La habría recibido como Salomón atendió a su madre (1Re 2:19-20).
Desde luego, Jesús amaba y respetaba a su madre. Luc 2:41, Jesús estaba sujeto a José y María. Es importante comentar que a Jesús nunca le faltó respeto por su madre. Jua 19:26-27. Aun en la cruz cuando estaba en tanta agonía se preocupó por el cuidado de ella, pero recuérdese bien lo que dice Jesús (Luc 11:28). En el v 27 vemos que «una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste», pero ¿qué le contestó Jesús? «Y él dijo: Antes bienaventurado los que oyen la palabra de Dios, y la guardan».
Por lo tanto, aprovechó la interrupción causada por María y sus hermanos para enseñar una lección importante de que las relaciones espirituales son más importantes que las relaciones familiares. ¿Quiénes constituyen la familia verdadera de Jesús? «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» Los hombres dan mucha importancia a la relación familiar. Para muchos es de suma importancia. Todos saben de la importancia de cada miembro de la familia real. Los hijos son príncipes y princesas que siempre deben dar todo honor a su rey padre y a su reina madre. Sin despreciar a su familia, Jesús enseña que hay que dar preferencia a la familia espiritual. «Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre». Una sola persona es hermano, hermana y madre de Jesús. El no dice que algún discípulo es mi hermano, que alguna discípula es mi hermana, y otra mi madre, sino que cada discípulo(a) es su hermano, hermana y madre. ¿Dónde está el nombre de usted (y el mío) en el v 50? Espero que esté en la frase «todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Para estar en la familia de Jesús tenemos que hacer la voluntad del Padre. Por el otro lado «Ninguno puede venir a mí, si el Padre quien me envió no le trajere» (Jua 6:44). Jesús es el único camino al Padre (Jua 14:6). «Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre» (1Jn 2:23).
«Dad las nuevas a mis hermanos», Mat 28:10, seguramente hablando, no de sus hermanos carnales, sino de sus discípulos. Sin embargo, es importante comentar que algunos de sus hermanos llegaron a ser sus «hermanos» espirituales, Hch 1:14; Gál 1:19 (este Jacobo es Santiago, autor de la epístola de ese nombre; Jud 1:1, hermano de Jacobo y de Jesús).
En este texto hay lecciones prácticas para nosotros. Siempre existe la tentación de dar preferencia a los de la familia física, pero recuérdese Mat 10:34-39. Gál 6:10, «hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe». ¿A quiénes debemos dar preferencia? ¿Cuántos hermanos débiles descuidan alguna reunión de la iglesia por atender a los familiares que llegan de visita? Esta práctica es violación clara de esta enseñanza. ¿Qué hacer en ese caso? Invitarles a acompañarles al servicio, y si no quieren, decirles, «Están en su casa, al rato venimos». En una ocasión expliqué esto a un hermano el cual me contestó: «Pero eso es como correrlos». Le contesté: «Entonces usted prefiere ofender a Cristo para no ofender la visita?» ¡Cómo se sienten afligidos los padres cuando sus hijos dejan la religión familiar! Muchos padres y otros familiares ponen mucha presión sobre los que piensen hacerlo. Les quieren avergonzar. Les acusan de ingratos, de no amar a sus padres, de ser «chacateros» y otras cosas peores. Pero es simplemente otro ejemplo del mismo problema: ¿A quién daremos preferencia, a Cristo o a la familia? Sin lugar a dudas, muchos miembros de la iglesia serán perdidos por dejar que padres, hermanos, tíos, primos y otros familiares exijan primer lugar en sus vidas. Es posible que a veces algunos padres y otros lo hacen con buenas intenciones, pero de todas maneras destruyen a sus seres queridos que han obedecido a Cristo. Mat 8:21-22; Mat 10:37.
Hemos ganado una familia grande en Cristo. Muchas personas que obedecen al evangelio son rechazadas por su familia, pero entonces ganan una familia muy grande de hermanos en Cristo, Mar 10:29-30. Somos parientes de Jesús. ¡Somos su familia! ¡Es un honor tremendo! Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos (Heb 2:11). Entonces, nunca nos avergoncemos de llamarnos hermanos de El.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL VERDADERO PARENTESCO

Mateo 12:46-50

Mientras Jesús estaba hablando a la gente, fijaos: Su madre y Sus hermanos se presentaron fuera, buscando una oportunidad para hablar con Él. Y se Le dijo:
-Mira: Tu Madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren tener oportunidad de hablar contigo.
Jesús le contestó al que Se lo dijo:
-¿Qué madre, y qué hermanos? -Y, extendiendo el brazo hacia Sus discípulos, añadió-: Mira: ¡estos son mi madre y mis hermanos! La persona que hace la voluntad de Mi Padre del Cielo, es Mi hermano y Mi hermana y Mi madre.

Una de las grandes tragedias humanas de la vida de Jesús fue que, durante Su vida, los que tuvo más cerca y Le eran más queridos no Le comprendieron. » Porque ni siquiera Sus hermanos -nos dice Juan- creían en Él» (Jn 7:5 ). Marcos nos dice que, cuando Jesús emprendió -Su misión pública, Sus amigos trataron de impedírselo, porque decían que estaba loco (Mr 3:21 ). Les parecía que se estaba dedicando a tirar Su vida por la borda en una locura.

Ha sucedido muchas veces que, cuando una persona se embarca en la Obra de Jesucristo, sus parientes y amigos no la pueden entender y le son hostiles. » Un cristiano no tiene más parientes que los santos,» dijo uno de los primeros mártires. Muchos de los primeros cuáqueros pasaron esta -amarga experiencia. Cuando Edward Burrough se sintió llamado al nuevo camino, «sus padres disintieron de su «espíritu fanático» y le echaron de casa.» Le suplicó humildemente a su padre: «¡Déjame que me quede, y seré tu servidor! Haré para ti el trabajo de un jornalero. ¡Déjame quedarme!» Pero, como dice un biógrafo: «Su padre se mantuvo impertérrito; y por más que el joven amaba su hogar y su ambiente familiar, su padre no quiso saber más de él.»
La verdadera amistad y el verdadero amor se basan en ciertas cosas sin las que no pueden existir.
(i) La amistad se basa en un ideal común. Personas que son muy diferentes de ambiente, de equipamiento intelectual y aun de métodos, pueden ser buenos amigos si tienen un ideal común por el que trabajan y que tienen por meta.
(ii) La amistad se basa en una experiencia común, y en los recuerdos que deja. Muchas veces la amistad surge de haber pasado por alguna gran experiencia que pueden revivir juntos.
(iii) El verdadero amor se basa en la obediencia. «Vosotros sois mis amigos -dice Jesús- si hacéis lo que Yo os mando» (Jn 15:14 ). No hay manera de demostrar la realidad del amor más que por el espíritu de obediencia.

Por todas estas razones, el verdadero parentesco no es siempre una cuestión de carne y hueso. Sigue siendo verdad que la sangre es un vínculo que nada puede romper, y que muchas personas encuentran su deleite y su paz en el círculo familiar; pero también es verdad que a veces los más allegados familiarmente de una persona son los que menos la entienden, y que encuentra la verdadera amistad entre los que trabajan con ella por un ideal común y con, los que comparte una experiencia común. No se puede negar que, aunque un cristiano se encuentre con que los que están más cerca de él son los que menos simpatizan con él, siempre tendrá la comunión con el Señor Jesucristo y la amistad de todos los que aman al Señor.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mat 13:55; Mar 6:3; Jua 2:12; Hch 1:14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La familia de Jesús (ver Mar. 3:31-35; Luc. 8:19-21). Mateo no nos dice cómo la madre y los hermanos de Jesús respondieron a su enseñanza, pero describiéndolos como fuera del círculo de los discípulos sugiere que, por lo menos, no estaban comprometidos. Al contrastar los lazos naturales de familia con la “familia” mayor de aquellos que hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos, Jesús recalca la demanda radical de su llamamiento al discipulado, como también su recompensa. La gama amplia de respuestas hacia Jesús dada en los caps. 11 y 12 concluye con un vistazo animador de su “familia” nueva que ahora se había establecido en su derredor.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

n 596 Mat 13:55; Mar 3:31; Jua 2:12; Hch 1:14; 1Co 9:5; Gál 1:19

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

su madre y sus hermanos. Jesús tenía cuatro hermanos y por lo menos dos hermanas, todos los cuales eran hijos naturales de José y María, tenidos después del nacimiento de Jesús. Jacobo (o Santiago), llegó a ser un gran líder de la iglesia en Jerusalén (v. Hch 15:13; Gá 1:19) y escribió la epístola de Santiago. Judas, otro de sus hermanos, escribió la epístola que lleva su nombre.

Fuente: La Biblia de las Américas

46 (a) vs.46-50: Mar_3:31-35 ; Luc_8:9-21

46 (b) Mat_13:55 ; Jua_2:12

46 (c) Mat_13:55 ; Jua_2:12 ; Jua_7:3 , Jua_7:5 ; Hch_1:14 ; 1Co_9:5

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro