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Comentario de Mateo 15:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 15:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Cuando Jesús salió de allí, se fue a las regiones de Tiro y de Sidón.

15:21 — Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. — “Los celos de Herodes (14:1s), la hostilidad de los fariseos (12:14; 15:1,12; también 4:12; Jua 43:1-3), y las ideas fanáticas de las masas (Jua 6:15) aun obligaban a Jesús a retirarse de Galilea, como antes en 14:13” (JAB). Esta es la primera vez que salió de Palestina para andar en un país extranjero. Algunos suponen que no salió de Palestina, pero Mar 7:31 dice, “31 Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis”. Mar 7:1-37, “24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese”. Jesús no entró en Tiro y Sidón para predicar, sino porque quería tener tiempo para relajarse y descansar de las actividades de las semanas pasadas en Galilea. Sin embargo, Marcos añade la frase, “pero no pudo esconderse” (“no pudo quedar oculto”, FL). Le sobró fama (Mat 4:24), y aun allí lo conocían.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y saliendo Jesús de allí. Mar 7:24.

a la región de Tiro y de Sidón. Mat 10:5, Mat 10:6; Mat 11:21-23; Gén 49:13; Jos 11:8; Jos 13:6; Jos 19:28, Jos 19:29; Jue 1:31.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Era una mujer gentil que no tenía el derecho natural a pedir algo de un Mesías judío.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

15:21 — Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. – “Los celos de Herodes (14:1s), la hostilidad de los fariseos (12:14; 15:1,12; también 4:12; Jua 43:1-3), y las ideas fanáticas de las masas (Jua 6:15) aun obligaban a Jesús a retirarse de Galilea, como antes en 14:13” (JAB). Esta es la primera vez que salió de Palestina para andar en un país extranjero. Algunos suponen que no salió de Palestina, pero Mar 7:31 dice, “31 Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis”. Mar 7:1-37, “24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese”. Jesús no entró en Tiro y Sidón para predicar, sino porque quería tener tiempo para relajarse y descansar de las actividades de las semanas pasadas en Galilea. Sin embargo, Marcos añade la frase, “pero no pudo esconderse” (“no pudo quedar oculto”, FL). Le sobró fama (Mat 4:24), y aun allí lo conocían.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA FE PROBADA Y CONFIRMADA

Mateo 15:21-28

Cuando Jesús se marchó de allí, Se retiró a los distritos de Tiro y de Sidón. Y fijaos: Una mujer cananita de aquella región se dirigió a Él gritándole:
-¡Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David! Hay un demonio que no hace más que atormentar a mi hija.
Pero Jesús no le contestó nada, y Sus discípulos se dirigieron a Él y Le pidieron:

Despídela, pues viene detrás de nosotros chillando.
Entonces Jesús le dijo a la mujer:

-Yo no he sido enviado nada más que a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Pero ella se Le acercó más y se puso de rodillas delante de Él suplicándole:

-¡Señor, ayúdame!

-No está bien -le contestó Jesús- quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perrillos.
Es verdad, Señor -Le contestó ella-; pero también los perrillos comen las migas que caen de la mesa de los señores.

A eso le contestó Jesús:

-¡Cuánta fe tienes, mujer! Que se te conceda lo que quieres.
Y la hija de la mujer recobró la salud en aquel mismo momento.

Este pasaje tiene unas implicaciones tremendas. Aparte de todo lo demás, describe la única ocasión en que Jesús salió del territorio judío. La significación suprema del pasaje está en que prenuncia la salida del Evangelio a todo el mundo; nos muestra el principio del fin de todas las barreras.
Para Jesús este era un tiempo de retirada deliberada. El fin se aproximaba, y Él quería estar un poco tranquilo para prepararse para el final. No era tanto que quisiera prepararse El mismo, aunque sin duda eso también lo tendría en mente, sino más bien quería disponer dé algún tiempo para preparar a Sus discípulos para el día de la Cruz. Había cosas que tenía que decirles, y que tenía que hacerles entender.
No había ningún lugar en Palestina donde pudiera estar seguro de que Le dejaran tranquilo; dondequiera que iba, Le encontraba la gente. Así es que se fue al extremo Norte de Galilea, y de allí pasó a la tierra de Tiro y de Sidón donde vivían los fenicios. Allí, por lo menos por algún tiempo, estaría a salvo de la maligna hostilidad de los escribas y fariseos, y de la peligrosa popularidad de la gente, porque ningún judío se atrevería a seguirle a territorio gentil.
Este pasaje nos presenta a Jesús buscando un tiempo de tranquilidad antes de la conflagración del final. Esto no es una evasión en ningún sentido, sino la preparación que hizo Jesús de Sí mismo y de Sus discípulos para la batalla final y definitiva que habría de producirse muy pronto.
Pero hasta en esas regiones extranjeras Jesús no se vería libre de las demandas clamorosas de la necesidad humana. Allí estaba una mujer que tenía una hija gravemente asediada. Tiene que haber oído algo de las obras maravillosas que realizaba Jesús, y se puso a seguirle clamando desesperadamente por ayuda. Al principio parece que Jesús no le hace ningún caso. Los discípulos se sentían incómodos, y Le dijeron: «Dale ya lo que sea, para que nos deje en paz.» La reacción de los discípulos no era de compasión precisamente, sino todo lo contrario: aquella mujer les resultaba molesta, y lo que querían era librarse de ella lo más pronto posible. Conceder una petición para librarse del solicitante que es, o puede llegar a ser, una molestia para uno es una reacción de lo más corriente; pero es muy diferente de la respuesta de la piedad, la compasión y el amor cristianos.
Pero para Jesús aquello no era un problema. No podemos poner en duda que Se sintió movido a misericordia hacia aquella mujer. Pero era una gentil. Y no sólo eso: pertenecía al pueblo cananeo antiguo, que eran los enemigos ancestrales de los judíos de los que son probablemente descendientes los actuales palestinos. Todavía en aquel tiempo, o no mucho después, Escribía Josefo: » Entre los filisteos, los que más rabia nos tienen son los brios.» Ya hemos visto que, si Jesús había de hacer algún efecto, tenía que limitar Su campo de acción y sus objetivos como sabio estratega. Tenía que empezar por los judíos; y aquí estaba una gentil clamando por misericordia. Jesús no podía hacer más que una cosa: tenía que despertar la verdadera fe en el corazón de aquella mujer.
Así es que Jesús se volvió hacia la mujer, y le dijo: «No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perrillos.» Comparar a una persona con un perro siempre ha sido, especialmente entre los semitas, uno de los peores insultos. Los judíos hablaban con insolencia arrogante de «los perros gentiles,» «perros infieles» y más tarde «perros cristianos.» En aquellos días los perros eran carroñeros inmundos por las calles -escuálidos, salvajes, a menudo enfermos. Pero tenemos que recordar dos cosas.
Muchas veces todo depende del tono y el gesto con que se diga una cosa. Algo que parecería brutal se puede decir con una sonrisa y una palmadita cariñosa. Esto lo sabemos muy bien los españoles y los hispanos, que a menudo usamos los peores insultos como elogios, dependiendo naturalmente del contexto y del tono: «¡Anda, que eres un…!» Podemos estar absolutamente seguros de que la sonrisa en el rostro de Jesús y la compasión en Sus labios y ojos despojaban la comparación de todo sentido ofensivo.
Y también, que Él usó la terrible palabra en diminutivo, no perros, sino perrillos (kynaria), que no eran los perros callejeros sino los animales de comía que vivían en las casas, muy diferentes de los perros parias que andaban por las calles y escarbaban las basuras en busca de comida.

La mujer sería griega de cultura, y por tanto rápida de ingenio para captar la diferencia y la oportunidad. «Es verdad

Señor -Le contestó ella-; pero también los perrillos saca algo de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» Y los ojos se Le iluminaron de gozo a Jesús ante una fe tan indómita, y concedió la demanda, la bendición y la sanidad que ella tanto deseaba.

LA FE QUE OBTUVO LA BENDICIÓN

Mateo 15:21-28 (conclusión)

Hay algunas cosas en esta mujer en las que debemos fijarnos. (i) Lo primero y principal es que tenía amor. Como Bengel dijo de ella: «Hacía suya la miseria de su hija.» Puede que fuera pagana, pero tenía en el corazón ese amor hacia su hija que es siempre el reflejo del amor de Dios hacia Sus hijos. Fue el amor lo que la impulsó a salirle al encuentro a aquel Extranjero; fue el amor lo que la hizo aceptar Su silencio y sin embargo seguir suplicando; fue el amor lo que le hizo encajar el aparentemente duro rechazo; fue el amor lo que le hizo ver la compasión por debajo y por detrás de las palabras de Jesús. La fuerza motriz del corazón de esta mujer era el amor; y no hay nada más fuerte ni más cerca de Dios que esa misma cosa.

(ii) Esta mujer tenía fe. (a) Una fe que creció en el contacto con Jesús. Empezó llamándole Hijo de David; ese era un título popular y hasta político. Se Le aplicaba a Jesús como el gran y poderoso Obrador de maravillas, pero todavía sólo en términos de poder y de gloria terrenales. Llegó pidiendo una merced a Uno al Que tomaba por el Hombre más grande y poderoso. Llegó con una especie de superstición, como si acudiera a cualquier mago. Acabó llamando a Jesús Señor.

Jesús, por así decirlo, la obligó a mirarle a Él, y en Él descubrió algo que no se podía expresar en términos terrenales, porque no era nada menos que divino. Eso era precisamente lo que Jesús quería despertar en ella antes de concederle su petición. Quería que viera que la súplica dirigida a un gran hombre tiene que transformarse en una oración al Dios viviente. Podemos ver crecer la fe de esta mujer al encontrarse cara a cara con Cristo hasta el punto de verle, aunque como a través de la niebla, como El Que Es.

(b) Era una fe que adoraba. Empezó por seguirle, pero acabó de rodillas delante de El; empezó dirigiéndole una petición, pero acabo` hablándole en oración. Siempre que venimos a Cristo, debemos empezar por adorar Su Majestad, y sólo entonces podremos presentarle nuestra necesidad.

(iii) La mujer tenía una perseverancia indómita. Era impermeable al desaliento. Muchas personas, ha dicho alguien, acuden a la oración porque no quieren dejar de probarlo todo. No creen realmente en la oración; pero no descartan la posibilidad de que sirva para algo. Pero esta mujer vino a Jesús, no como a alguien que a 1o mejor la ayudaba, sino como a su única esperanza. Vino con una esperanza apasionada, con un sentimiento de necesidad que clamaba al Cielo y con una determinación de no dejarse desaniMarcos Tenía la única cualidad que es supremamente eficaz en la oración: iba tremendamente en serio. La oración no era para ella una fórmula ritual, sino su manera de derramar delante de Dios el apasionado deseo de su alma, que de alguna manera pensaba que no podía -ni debía, ni tenía por qué- aceptar una respuesta negativa.

(iv) Esta mujer tenía el don del optimismo. Estaba rodeada de problemas; tomaba las cosas apasionadamente en serio; y sin embargo sabía sonreír. Tenía un corazón soleado. Dios ama los corazones alegres, la fe en cuyos ojos brilla siempre la luz de la esperanza, la fe con una sonrisa que puede disipar las sombras.

Esta mujer vino a Cristo con un amor gallardo y audaz, con una fe que siguió creciendo hasta arrodillarse adorante a los pies de lo Divino, con una perseverancia indómita que brotaba de una esperanza irrenunciable, con una alegría que disipaba el desaliento. Esa es la manera de acudir que no puede por menos de encontrar la respuesta a sus oraciones.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— Tiro y Sidón: Ver segunda nota a Mat 11:21.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La fe de una mujer gentil (ver Mar. 7:24-30). El tema de la contaminación surge nuevamente en una forma más práctica. Jesús, el maestro judío, había arribado al territorio gentil y fue confrontado por una mujer gentil que tenía una hija poseída por el demonio. El diálogo que resultó enfocó sobre la cuestión de hasta qué grado un gentil podría esperar cualquier beneficio proveniente del Mesías judío (el Hijo de David).

El relato se parece mucho al del siervo del centurión (8:5-13), no sólo en que la fe fue recompensada por la sanidad con la palabra dada a la distancia, pero también en la tensión racial que puso dicha fe a prueba. Al describir a la mujer como una cananea, Mateo agrava el asunto. Los cananeos eran los enemigos tradicionales de Israel en el AT.

El silencio desalentador de Jesús (23) fue seguido por una declaración sorprendente del enfoque judío de su misión (24; cf. 10:5, 6). Sus palabras parecían no dejar lugar para alguna esperanza, pero la mujer persistió con una apelación sencilla para recibir ayuda, sólo para ser confrontada por un dicho aun más ofensivo, comparando a los gentiles con perritos (para los judíos los perros eran animales inmundos).

El lenguaje parece increíblemente áspero, especialmente cuando es expresado por el mismo Jesús, quien un poco antes había dado la bienvenida a la fe del centurión gentil como primicia para los gentiles en el futuro para gozar de las bendiciones de Israel. Es posible que la fría página impresa esconda un elemento de ironía, aun juguetón en el tono de Jesús. Como fuere, él estaba confrontándole con el tipo de lenguaje que un gentil podría esperar de un judío, y su fe se elevó a la altura de la prueba. La respuesta de ella en el v. 27 reconocía la prioridad de la misión de Jesús hacia Israel pero, a pesar de eso, reclamó una extensión de esa misión para los gentiles. Ella se había dado cuenta del plan que Dios había estado realizando desde el llamamiento de Abraham en (Gen. 12:1-3), y que, a su tiempo, extendería la iglesia fuera de los liímites de Israel. Por esta fe fue premiada apropiadamente.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

v 727 Mar 7:24

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

de Tiro y de Sidón. Esta es la única ocasión en que Jesús entró a territorio gentil durante su ministerio público (v. coment en 11:21).

Fuente: La Biblia de las Américas

21 (1) Puesto que los fanáticos religiosos seguían perturbando al Rey celestial rechazándole, El se alejó más de ellos y se retiró a la región de Tiro y de Sidón, a una tierra gentil.

21 (a) vs.21-28: Mar_7:24-30

21 (b) Mat_11:21

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Es estos versículos se nos refiere otro de los milagros de nuestro Señor. Examinemos en su orden respectivo cada una de las circunstancias en que se verificó.
Se advierte, primeramente, que la verdadera fe se encuentra muchas veces donde menos se la espera.
Una Cananea pidió socorro á nuestro Señor, á favor de su hija. Esa súplica se habría considerado como una manifestación inequívoca de fe si la mujer hubiera vivido en Betania ó en Jerusalén; mas al saber que vino de las costas de Tiro y de Sidón no puede uno menos que maravillarse. Bien demuestra que el creyente debe la fe que profesa no al lugar donde reside, sino á la gracia divina. Puede vivirse en medio de la idolatría y la superstición, como la muchacha que servia en la casa de Naaman, y sin embargo permanecer fiel á Dios y al Crucificado. Es posible habitar en Tiro y en Sidón y, sin embargo, entrar al reino de los cielos.
Véase, en segundo lugar, que la desgracia resulta á menudo en beneficio del alma de la persona que la sufre.
Esa madre Cananea había sufrido mucho sin duda. Había visto á su querida hija atormentada del demonio, y no había podido aliviarla. Sin embargo, ese sufrimiento la encaminó hacia Jesucristo, y la movió á hacer una súplica, una oración. Si no lo hubiera experimentado tal vez habría vivido siempre en la ignorancia y en la indiferencia. Es, pues, evidente que la desgracia fue para su bien. Salmo 119.71.
Meditemos detenidamente sobre este asunto. Con demasiada frecuencia nos olvidamos que cada desgracia, cada sufrimiento es un mensaje que el Altísimo nos envía para nuestro provecho. Los trabajos nos hacen reflexionar, nos separan del mundo, nos encaminan á la Biblia, nos hacen postrar de rodillas en actitud de orar. La salud es un gran bien, mas las enfermedades son otro mayor si nos dirigen hacia el trono de Dios. La prosperidad es una bendición; pero más lo es la adversidad si nos atrae hacia Jesucristo.
Se nota, en tercer lugar, que los cristianos son menos benignos y compasivos que Jesucristo.
Los discípulos no dieron buena acogida á la mujer de Canaán. Talvez juzgaron que una habitante de la costa de Tiro y de Sidón era indigna del auxilio de su Maestro. Por lo menos consta que dijeron: «Envíala, que da voces tras nosotros..
Tales sentimientos son harto comunes entre muchos de los que se llaman creyentes. En vez de estimular y apoyar á los neófitos, muchas veces los desalientan y desaniman ; y dudan de lo real de su fe porque es débil, tratándolos como se trató á Saulo la primera vez que fue á Jerusalén después de su conversión.
Hech. 9.26. En vista de estos hechos, cúmplenos advertir á los que no se hayan convertido que no vayan á juzgar de Cristo por el carácter de sus discípulos. Es él más clemente y pió que el más santo de sus siervos. Los Pedro, los Santiago, los Juan dirán acaso al alma atribulada: » Aléjate. Más semejante palabra jamás salió de los labios del Redentor.
Observase, por último, cuántos estímulos se nos presentan para perseverar en la oración.
Es difícil concebir un ejemplo más notable de esta verdad que el que se nos presenta en este pasaje. Al principio parecía que la súplica de la desgraciada madre había sido desoída, pues Jesús no le contestó palabra. Cuando al fin desplegó sus labios, sus palabras fueron desalentadoras. «No soy enviado,» dijo El, «sino á las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Sin embargo, la Cananea tornó á suplicar: «Socórreme.» La segunda aserción de nuestro Señor fue aun más desalentadora que la primera: » No es bien tomar el pan de los hijos y echarlo á los perrillos.»No obstante «la esperanza que se alarga» no fue «tormento de su corazón.» Prov. 13.12. Aun en aquel momento no calló, mas suplicó que se la diesen siquiera unas migajas de misericordia. Y, al cabo, su importunidad fue premiada. «O mujer,» dice el Salvador, «grande es tu fe: sea hecho contigo como quieres.» Jamás ha faltado Dios á la siguiente promesa: » Buscad y hallareis..

Fuente: Los Evangelios Explicados

se retiró…Mar 7:24. No con la intención de ejercer su servicio allí → v. Mat 15:24.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

g Mar 7:24. No con la intención de ejercer su ministerio allí g v.24.

Fuente: La Biblia Textual III Edición