Comentario de Mateo 15:29 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando Jesús partió de allí, fue junto al mar de Galilea, y subiendo al monte se sentó allí.
15:29 — Pasó Jesús de allí (Tiro) y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Mar 7:1-37, “ 32 Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. 33 Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; 34 y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. 35 Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 36 Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. 37 Y en gran manera se maravillaban (sobremanera quedaban atónitos, un doble superlativo), diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar”. ¡Bien lo ha hecho todo! 30 Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; 31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel — Jesús decía repetidas veces que el Padre lo había enviado, que El hacía las obras del Padre, etc., para identificarse con el Padre. El logró su propósito como vemos en este y otros textos, pues al ver los milagros de Jesús glorificaban al Dios de Israel.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
vino junto al mar de Galilea. Mat 4:18; Isa 9:1; Mar 1:16; Jua 6:1, Jua 6:23.
y subiendo al monte. Mat 5:1; Mat 13:2.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El escenario cambia desde la región de Tiro y Sidón a una montaña cercana al mar de Galilea pero aun en territorio gentil. Mar 7:31 identifica esta región como Decápolis.
glorificaban al Dios de Israel: Los gentiles creían y glorificaban al Dios de Israel, pero muchos en Israel permanecían ciegos a su Mesías.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
junto al mar de Galilea. Viajó al N, desde Tiro hasta Sidón y luego recortó camino por la orilla oriental de Galilea a Decápolis (Mar 7:31), una región fundamentalmente gentil. Debió haber tomado este camino para evitar el territorio gobernado por Herodes Antipas (cp. Mat 14:1-2). El suceso que sigue debió haber ocurrido en Decápolis (vea la nota sobre Mat 4:25).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
15:29 — Pasó Jesús de allí (Tiro) y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Mar 7:1-37, “ 32 Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. 33 Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; 34 y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. 35 Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 36 Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. 37 Y en gran manera se maravillaban (sobremanera quedaban atónitos, un doble superlativo), diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar”. ¡Bien lo ha hecho todo! 30 Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; 31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel – Jesús decía repetidas veces que el Padre lo había enviado, que El hacía las obras del Padre, etc., para identificarse con el Padre. El logró su propósito como vemos en este y otros textos, pues al ver los milagros de Jesús glorificaban al Dios de Israel.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL PAN DE LA VIDA
Mateo 15:29-39
Jesús se fue de allí al Mar de Galilea, Se subió a un cerro y Se sentó allí; pero se Le acercó un gran gentío trayendo a cojos, cielos, sordos y mancos, y Se los dejaron a Sus pies; y El los puso buenos, de manera que toda la gente estaba maravillada oyendo hablar a los mudos, y viendo recuperados a los mancos, y andando a los cojos, y a los ciegos viendo; y alababan al Dios de Israel.
Jesús llamó a Sus discípulos, y les dijo:
-Me da mucha pena de esta gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen nada que comer. No los quiero despedir hambrientos, no sea que se desmayen por el camino.
Entonces los discípulos Le respondieron:
-¿De dónde podríamos sacar panes bastantes en un descampado como este para que comiera tanta gente?
Jesús les preguntó:
-¿Cuántos panes tenéis?
Ellos Le respondieron:
-Siete, y unos pocos pescaditos.
A continuación Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo, tomó los siete panes y los pescados, y después de dar gracias a Dios los partió en trozos y se los dio a Sus discípulos para que se los repartieran a la gente, y todos comieron todo lo que quisieron. Y recogieron los trozos que quedaron, siete canastas llenas. Los que habían comido sumaban cuatro mil hombres, aparte de las mujeres y los chicos.
Después de despedir a la gente Jesús Se subió a la barca y Se .dirigió al distrito de Magdala.
Ya hemos visto que cuando Jesús Se dirigió al distrito de las ciudades fenicias iniciaba un período de retirada consciente para prepararse y para preparar a Sus discípulos para los próximos días, que ya estaban próximos. Una de las dificultades que, encontramos en los evangelios es que no nos dan ninguna indicación en cuando a las fechas, que tenemos que deducir a base de sugerencias que encontramos en la narración. Cuando lo hacemos, descubrimos que el tiempo que Jesús Se retiró con Sus discípulos fue mucho más largo de lo que habríamos supuesto leyendo superficialmente la historia.
Cuando Jesús dio de comer a los cinco mil (Mt 14:1521 ; Mr 6:31-44 ), era primavera, porque en ninguna otra estación había hierba verde en aquella tierra tan calurosa (Mt 14:19 ; Mr 6:39 ). Después de Sus discusiones con los escribas y fariseos, Jesús se retiró a las regiones de Tiro y de Sidón (Mr 7:24 ; Mt 15:21 ). Eso ya no era en sí un viaje corto, sobre todo si se hacía a pie.
Para la siguiente referencia al tiempo y lugar tenemos que pasar a Mr 7:31 : » Entonces volvió de la región de Tiro, pasando por Sidón, al Mar de Galilea, por toda la Decápolis.» Esa era una ruta de lo más extraña: Sidón está al Norte de Tiro, el Mar de Galilea al Sur, y Decápolis, la confederación de las diez ciudades griegas, al Este del Mar de Galilea. Es decir: que Jesús se dirigió al Norte para acabar yendo al Sur. Para ir de un lado a otro de la base de un triángulo pasó por el vértice. Es como si fuera de Valencia a Madrid pasando por Zaragoza, o de Buenos Aires a San Rafael pasando por Santiago del Estero. Está claro que Jesús alargó intencionadamente el viaje para pasar todo el tiempo posible con Sus discípulos antes de dirigirse por última vez a Jerusalén.
Por último Se encontró en Decápolis donde, como sabemos por Marcos, tuvo lugar este incidente (Mr 7:31 ). Aquí tenemos la siguiente indicación. En esta ocasión, cuando dijo a la gente que se sentara, se sentaron en el suelo (epi tén guén), en la tierra; para entonces ya era verano, y la hierba estaba agostada,;dejando la tierra reseca.
Es decir: este viaje por el Norte Le llevó a Jesús casi seis meses. No sabemos nada de lo que sucedió en esos seis meses; pero podemos estar seguros de que serían los seis meses más importantes de la vida de los discípulos, porque fue entonces cuando Jesús Se dedicó a enseñarles y prepararlos y abrirles la mente a la verdad. Vale la pena recordar que los discípulos pasaron seis meses retirados del mundanal ruido con Jesús antes que llegara la prueba final.
Muchos investigadores creen que la alimentación de los cinco mil y la de los cuatro mil son versiones diferentes del mismo incidente; pero no hay tal. Como ya hemos visto, la fecha es diferente: el primero tuvo lugar en la primavera, y el segundo al final del verano. La gente y el lugar son diferentes. La alimentación de los cuatro mil tuvo lugar en Decápolis. Decápolis quiere decir literalmente diez ciudades, y Decápolis era una cierta federación de diez ciudades griegas independientes. En esta ocasión habría muchos gentiles presentes, tal vez más que judíos. Ese hecho explica la curiosa frase del versículo 31: «Y alababan al Dios de Israel.» Para la multitud gentil esta fue una demostración del poder del Dios de Israel. Hay otro curioso detalle que muestra la diferencia: En la alimentación de los cinco mil, las cestas que se usaron para recoger los trozos sobrantes se llaman kofinoi; y en la de los cuatro mil, sfyrides. El kofinos tenía un cuello estrecho, como un cantarillo, que los judíos usaban siempre para llevar su propia comida y no verse obligados a comer cosas que hubieran tocado los gentiles y que fueran, por tanto, inmundas. El sfyris se parecía más bien al cesto o canasta; podía llegar a ser tan grande como para llevar a una persona, y lo usaban más bien los gentiles.
Lo maravilloso de esta historia es que en estas sanidades y en esta alimentación de los hambrientos vemos la misericordia y la compasión de Jesús alcanzando a los gentiles. Aquí tenemos un símbolo y adelanto de que el Pan de Dios no sería sólo para los judíos, sino para todo el mundo; que los gentiles también participarían del Que es el Pan de la Vida.
LA GRACIA DE JESÚS
Mateo 15:29-39 (conclusión)
En este pasaje vemos desplegada ampliamente la gracia y la amabilidad de Jesucristo. Le vemos mitigando toda clase de necesidades humanas.
(i) Le vemos curando la incapacidad física. Pusieron a Sus pies a cojos, mancos, ciegos y sordos, y Él los curó. Jesús está infinitamente preocupado por el sufrimiento corporal que hay en el mundo; y los que devuelven la sanidad y la salud siguen haciendo la obra de Jesucristo.
(ii) Le vemos preocupado por los cansados. La gente estaba cansada, y Él quería fortalecerles los pies para un camino largo y duro. Jesús está infinitamente preocupado por los viandantes del mundo, por los trabajadores del mundo, por todos los que tienen la vista y las manos cansadas.
(iü) Le vemos alimentando a los hambrientos. Le vemos dándolo todo para aliviar el hambre y la necesidad físicas. Jesús está infinitamente preocupado por los cuerpos de los seres humanos, lo mismo que por sus almas.
Aquí vemos el poder y la compasión de Dios salir al encuentro de las muchas necesidades que tiene la condición humana.
Al comentar este pasaje Edersheim expone una idea preciosa: señala que Jesús, en tres etapas sucesivas de Su ministerio, acabó cada una de ellas sirviéndole de comer a Su pueblo. La primera, cuando dio de comer a los cinco mil, tuvo lugar al final de Su ministerio en Galilea, porque Jesús ya no volvería a enseñar y a predicar y a sanar allí. La segunda, cuando dio de comer a los cuatro mil, al final de Su breve ministerio entre los gentiles fuera de las fronteras de Palestina -primero en los distritos de Tiro y de Sidón, y luego en la Decápolis. La tercera y última, la última Cena en Jerusalén, cuando Jesús llegó al final de Sus días en la carne.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— lago de Galilea. Ver nota a Mat 4:18.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La respuesta gentil a Jesús (cf. Mar. 7:31-37). Así como Jesús había sanado a gran número de judíos (14:34-36), ahora él hizo lo mismo en territorio gentil. Marcos nos relata que esto sucedió en Decápolis, el costado gentil al sudeste del mar de Galilea, y se sigue apropiadamente del hecho de que Jesús aceptara el reclamo de los gentiles sobre sus poderes sanadores en los vv. 21-28. La aclamación al Dios de Israel confirma que las multitudes no eran judías.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
c 734 Mar 7:31
d 735 Mat 5:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
29 (1) Debido a que el Señor había sido rechazado por la religión judía, permaneció como luz sanadora en Galilea de los gentiles. No quiso ir a Jerusalén, el centro religioso de los judíos, a sanar a los judíos (13:15).
29 (a) vs.29-31: Mar_7:31-37
29 (b) Mat_4:18
29 (c) Mat_5:1 ; Jua_6:3
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Pasaremos á examinar los tres puntos importantes que contiene el principio de este pasaje.
Obsérvese, en primer lugar, cuánto más se afanan los hombres por la curación de sus enfermedades corporales que por la de sus enfermedades espirituales.
Se nos dice que acudieron á Jesús grandes multitudes que llevaban los cojos, los ciegos, los mudos, los mancos y otros muchos enfermos. Es seguro que muchos de ellos habían andado muchas millas, y sufrido en consecuencia muchas fatigas, pues es bien sabido cuan difícil es trasladar un enfermo de un lugar á otro. Más con la esperanza de una curación se vencen todos los obstáculos.
Quien se sorprende de la conducta de esos pacientes conoce muy poco la naturaleza humana. No hay absolutamente por qué sorprenderse. Sabían que la salud es la mayor bendición de que puede gozarse acá en la tierra; y que el dolor que resulta de las enfermedades es muy difícil de sobrellevar. No hay argumentos que valgan contra las sensaciones que uno experimenta. Cuando un hombre percibe que lo abandonan las fuerzas, que su cuerpo se enflaquece y su rostro se torna pálido, y que empieza á perder el apetito, sabe entonces que está enfermo y que ha menester de un facultativo. Muéstresele en tales circunstancias un médico que tenga fama de no errar cura, y se le verá acudir á él sin tardanza. Empero, no olvidemos que nuestras almas están más enfermas que nuestros cuerpos, é imitemos la conducta de las muchedumbres galileas. Nuestras almas padecen de una dolencia más profundamente arraigada, más difícil de curar que cualquier achaque á que el cuerpo esté expuesto: esa dolencia es el pecado. Menester es que sean curadas, y eso de una manera eficaz, ó que perezcan por toda la eternidad. ¿Sabemos esto? ¿Lo entendemos? ¿Tenemos conciencia de ello? ¡Ay! desgraciadamente no puede darse sino una sola contestación á estas preguntas: la mayor parte del género humano se manifiesta insensible sobre este particular. Para obtener la salud del cuerpo se agolpan las salas de los médicos, y hacen largos viajes en busca de aires más puros. Más no se cuidan absolutamente de la salud espiritual. ¡Feliz es á la verdad el hombre que ha descubierto la enfermedad de su alma! Seguro es que no estará tranquilo hasta que no haya encontrado á Jesús.
Notase, en seguida, cuan admirable era la facilidad con que nuestro Señor curaba á los enfermos que le presentaban. Se nos dice que las multitudes se maravillaban viendo andar á los cojos, ver á los ciegos, etc.
Un poder semejante tiene el Señor para curar las enfermedades del alma. No hay dolencia espiritual que se le resista. La fiebre de la concupiscencia, la parálisis de la indiferencia, la consunción de la indolencia y la desidia, y esa enfermedad del corazón llamada la incredulidad–todas ellas desaparecen cuando él hace descender su Espíritu sobre los hijos de los hombres. El pone un nuevo canto en los labios de un pecador, y le hace hablar con amor y reverencia del mismo Evangelio de que antes se reía; ilumina la inteligencia de un hombre de tal manera que vea el reino de Dios; abre los oídos de otro y le concede aptitud y voluntad de oír su voz y de seguirle á donde quiera que vaya; al que antes caminaba en la ancha senda que conduce á la destrucción, lo dirige por el camino que conduce á la vida eterna; y hace que le sirvan y ejecuten su voluntad las manos que eran instrumentos de crímenes y venganzas. La época de los milagros no ha pasado todavía. Cada conversión es un milagro.
Es de advertirse también en el presente pasaje cuan grande es la compasión de nuestro Señor Jesucristo. Se nos refiere que habiendo llamado á sus discípulos les dijo que tenía compasión de la multitud. Un concurso numeroso de hombres y mujeres presenta siempre un espectáculo imponente. La idea de que cada individuo es pecador y tiene un alma inmortal en riesgo de perecer eternamente debiera conmovernos. Ninguno se conmovía tanto al ver una muchedumbre como Jesús.
Es un hecho harto curioso y singular que de todas las emociones que nuestro Señor experimentó cuando estuvo en la tierra, ninguna se menciona con tanta frecuencia como la de la «compasión.» En algunos pasajes se nos refiere que experimentó gozo ó gratitud; en otros, ira ó celo; en otros, tristeza ó admiración; más de ninguna de esas emociones se hace mención con tanta frecuencia como de la compasión. El Espíritu Santo parece indicarnos así en la palabra divina que ese era el rasgo distintivo de su carácter y el sentimiento dominante de su corazón cuando habitó entre los hombres. Por nueve veces (sin incluir las expresiones contenidas en las parábolas), por nueve veces el Espíritu Santo hizo escribir en los Evangelios la palabra «compasión.
Este hecho debe alentar á los que se encuentran dudosos y vacilantes sobre si deben ó no empezar á seguir el camino que el Señor ha marcado á los creyentes.
Que recuerden que el Salvador está siempre lleno de compasión. El los recibirá con benignidad; los perdonará sin exigirles tributo; olvidará sus iniquidades.
La misericordia de Jesucristo es un manantial perenne, inagotable.
También debe consolar á los siervos del Señor cuando se encuentren cansados de las vicisitudes de la vida. Jesús que sabe en qué especie de mundo es que viven, que conoce las debilidades del cuerpo humano, y que penetra los designios del grande adversario–Jesús, decimos, se compadece de su pueblo. Que no desmayen pues, mas antes bien tengan presente el siguiente texto: «Sus misericordias nunca desfallecieron.» Lam. 3.22.
Fuente: Los Evangelios Explicados
se sentó… Lit. se sentaba.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R615 En παρὰ τὴν θάλασσαν, la preposición tiene el sentido: cerca de, o junto a (El llegó a la orilla del lago -M51).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit. sentaba.