Comentario de Mateo 2:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Después que ellos partieron, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José, diciendo: “Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.”
2:13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. — Con este aviso del ángel, José y María habrían reconocido su gran responsabilidad de criar con mucho cuidado a este niño maravilloso que sería adorado por algunos y aborrecido por otros. ¡Los magos lo adoraron y Herodes quería matarlo! Inmediatamente después de nacer en este mundo se podría ver que Jesús encontraría mucha oposición. El hijo de este Herodes quería matar a Jesús: «Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar» (Luc 13:31). «Apenas nacido, Aquel que dará su vida por la salvación del mundo, ¡debe conservarla por la fuga! Pero su hora aún no ha llegado, y ¡Dios vela!» (B-S). «Hay ironía en el hecho de que Egipto, el lugar de servidumbre, Éxo 20:2, es ahora el lugar de seguridad. Es aquí donde debe ser llevado Jesús para escapar de la ira del rey, cf. Heb 11:27, en la tierra prometida» (REN).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
el ángel del Señor. Mat 2:19; Mat 1:20; Hch 5:19; Hch 10:7, Hch 10:22; Hch 12:11; Heb 1:13, Heb 1:14.
Levántate. Mat 10:23; Apo 12:6, Apo 12:14.
hasta que yo te diga. Mat 2:19, Mat 2:20; Jos 3:13, Jos 3:17; Jos 4:10, Jos 4:18; Dan 3:25, Dan 3:26; Hch 16:36.
que Herodes buscará al niño. Mat 2:16; Éxo 1:22; Éxo 2:2, Éxo 2:3; Job 33:15, Job 33:17; Hch 7:19; Apo 12:4.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
HUYE A EGIPTO. El intento de Herodes de matar a Jesús y la manera de Dios de proteger. al niño revelan varias verdades acerca del método de Dios para guiar y proteger a su pueblo.
(1) Dios no protegió a José y María y a su hijo sin la cooperación de ellos (vv. Mat 2:13; Mat 2:19-20; Mat 2:22). La protección exige obediencia a la dirección de Dios, que en este caso implicó el huir del país (v. Mat 2:14).
(2) A fin de cumplir su voluntad, Dios pudiera permitir que algunas cosas difíciles de entender sucedan en la vida del creyente (véase el ARTÍCULO EL SUFRIMIENTO DE LOS JUSTOS, P. 657. [Job 2:7-8]). Era un sentido literal Cristo comenzó la vida como refugiado y extranjero en otro país (vv. Mat 2:14-15). Para el limitado entendimiento humano, parecería más fácil que Dios hubiera derrocado de inmediato a Herodes, evitando de esa manera la huida a Egipto y todas las pruebas incluidas en esa circunstancia.
(3) Incluso después de resolverse una prueba en particular, pudiera haber otros problemas que afrontar (vv. Mat 2:19-23). Siempre se necesitará la protección y el cuidado providencial de Dios porque el adversario nunca cesa su ataque contra los fieles (Efe 6:10-18; 1Pe 5:8; véase el ARTÍCULO LA PROVIDENCIA DE DIOS, P. 70. [Gén 45:5]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
2:13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. — Con este aviso del ángel, José y María habrían reconocido su gran responsabilidad de criar con mucho cuidado a este niño maravilloso que sería adorado por algunos y aborrecido por otros. ¡Los magos lo adoraron y Herodes quería matarlo! Inmediatamente después de nacer en este mundo se podría ver que Jesús encontraría mucha oposición. El hijo de este Herodes quería matar a Jesús: «Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar» (Luc 13:31).
«Apenas nacido, Aquel que dará su vida por la salvación del mundo, ¡debe conservarla por la fuga! Pero su hora aún no ha llegado, y ¡Dios vela!» (B-S). «Hay ironía en el hecho de que Egipto, el lugar de servidumbre, Éxo 20:2, es ahora el lugar de seguridad. Es aquí donde debe ser llevado Jesús para escapar de la ira del rey, cf. Heb 11:27, en la tierra prometida» (REN).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA HUIDA A EGIPTO
Mateo 2:13-15
Después de marcharse los sabios, mirad: un ángel del Señor se le apareció a José en sueños, y le dijo:
-Levántate, toma al Niño y a Su Madre y huye con ellos a Egipto y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes está a punto de ponerse a buscar al Niño para quitarle la vida.
Así es que José se levantó, y tomó al Niño con Su Madre de noche y se marchó a Egipto, y se quedó allí hasta la muerte de Herodes. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que Dios había dicho por medio del profeta: «He llamado a Mi Hijo para que saliera de Egipto.»
El mundo antiguo no ponía en duda que Dios mandara Sus mensajes a los hombres en sueños. Así es que José fue advertido en un sueño para que huyera a Egipto para escapar de las intenciones asesinas de Herodes. La huida a Egipto era totalmente natural. A menudo, a lo largo de los siglos turbulentos que precedieron a la venida de Jesús, cuando algún peligro o alguna tiranía o alguna persecución les hacían la vida insoportable a los judíos, buscaban refugio en Egipto. El resultado fue que en todas las ciudades de Egipto había una colonia de judíos; y en la ciudad de Alejandría había de hecho más de un millón de judíos, y algunos de sus distritos estaban ocupados exclusivamente por ellos. José, en su hora de peligro, hizo lo que muchos judíos habían hecho antes; y cuando José y María llegaron a Egipto, no se encontrarían totalmente entre extranjeros, porque en todos los pueblos y ciudades encontrarían a judíos que se habían refugiado allí.
Es un hecho interesante que en días posteriores los enemigos del Cristianismo y los enemigos de Jesús solían atribuir a Su estancia en Egipto el origen de muchas cosas de las que Le calumniaban. Egipto era proverbialmente la tierra de la brujería y de la magia. El Talmud dice: «Diez medidas de brujería descendieron al mundo; Egipto recibió nueve, y el resto del mundo la otra.» Así que los enemigos de Jesús pretendían que había sido en Egipto donde Jesús había aprendido la magia y la brujería que Le permitieron hacer milagros y engañar a la gente.
Cuando el filósofo pagano Celso dirigió su ataque contra el Cristianismo en el siglo III, ataque que arrostró y derrotó Orígenes, dijo que Jesús se había criado como un hijo ilegítimo, que alquiló sus servicios en Egipto, que adquirió el conocimiento de ciertos poderes milagrosos, y volvió a su propio país para usarlos proclamándose Dios (Orígenes: Contra Celso 1: 38). Un cierto rabino, Eliezer ben Hyrcanus, dijo que Jesús tenía todas las fórmulas mágicas necesarias tatuadas en el cuerpo para no olvidarlas. Tales eran las calumnias que mentes retorcidas conectaban con la huida a Egipto; pero son obviamente absurdas, porque Jesús llegó a Egipto cuando era un bebé y era un chico pequeño cuando volvió.
Dos de las más preciosas leyendas relacionadas con el Nuevo Testamento están conectadas con la huida a Egipto. La primera es acerca del ladrón penitente, al que llama Dimas, y nos cuenta la historia como sigue. Cuando José y María iban con el Niño hacia Egipto, fueron asaltados por unos ladrones. Uno de sus jefes quería matarlos inmediatamente para robar su reducido equipaje. Pero algo acerca del Niño Jesús penetró en el corazón de Dimas, que era uno de aquellos ladrones. Él impidió que se les hiciera ningún daño a Jesús y a Sus padres. Miró a Jesús y Le dijo: «¡Oh, el más bendito de los niños! Si alguna vez llega el momento de tener misericordia de mí, acuérdate de mí y no olvides esta hora.» Y la leyenda dice que Jesús y Dimas se encontraron otra vez en el Calvario, y Dimas encontró en la cruz el perdón y la misericordia para su alma y la seguridad de la Salvación.
Una variante de esta leyenda es aún mejor conocida en España, porque se encuentra en el «Libro de los Tres Reyes de Oriente», una joyita de los orígenes de la literatura española. Cuenta esta variante que, cuando iba huyendo de Belén a Egipto la Sagrada Familia, fue apresada por dos bandoleros; el uno era cruel, y quería matar al Niño Jesús; y el otro, compasivo, que Le salvó la vida e invitó a la Sagrada Familia a pasar la noche en su cueva. La mujer de este «buen ladrón» le cuenta a María que tiene un hijito recién nacido que está leproso. María le baña en la misma agua en la que ha bañado a Jesús, y el niño queda sano y limpio. Pasado el tiempo, en el Calvario, el hijo del ladrón alevoso muere a la izquierda de Jesús, y el del compasivo a la derecha, y este fue el que pasó al santoral de la Iglesia Católica sencillamente como «el buen ladrón», aunque diversas tradiciones le llamaron Dimas, Dismas o Dimsas.
La otra leyenda es una historia de niños, pero muy encantadora. Cuando José y María y Jesús iban de camino a Egipto, cuenta la historia, a la caída de la tarde estaban cansados, y se refugiaron en una cueva. Hacía mucho frío, tanto que el suelo estaba blanco de escarcha. Una arañuela vio al bebé Jesús y quiso hacer algo para que estuviera calentit aquella fría noche. Lo único que sabía hacer era tejer telas de araña; así es que eso fue lo que hizo: urdió su tela a través de la entrada de la cueva para hacer, como si dijéramos, una cortina.
Por el sendero llegaba un destacamento de soldados buscando niños para matarlos en cumplimiento a la sangrienta orden de Herodes. Cuando llegaron a la cueva estuvieron a punto de entrar violentamente; pero su capitán notó la tela de araña, cubierta de escarcha, que cerraba la entrada de la cueva. » Fijaos -dijo- en esa tela de araña. Está intacta y no puede haber nadie en la cueva, porque cualquiera que hubiera entrado la habría roto.»
Así que los soldados pasaron, y dejaron a la Sagrada Familia en paz, gracias a que una arañuela había tejido su red en la entrada de la cueva. Y esa, por así decirlo, es la razón de que hasta este día pongamos hilillos luminosos de plata en nuestros árboles de Navidad, que representan la tela de la araña, blanca de escarcha, que se extendía de un lado a otro de la entrada de la cueva de la huida a Egipto. Es una historia preciosa; y por lo menos contiene una gran verdad: Que no hay don que Jesús reciba que se olvide nunca.
Las últimas palabras de este pasaje nos introducen en una costumbre que es característica de Mateo. El vio en la huida a Egipto el cumplimiento del dicho de Oseas. Lo cita en esta forma: «He llamado a mi hijo para que saliera de Egipto.» Es una cita de Os 11:1 , que dice: «Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a Mi hijo.»
Está claro que, en su forma original, este dicho de Oseas no tenía nada que ver con Jesús ni con la huida a Egipto. No era más que una simple afirmación de la manera como Dios había librado a la nación de Israel de la esclavitud y de la opresión en tierra de Egipto.
Veremos una y otra vez que esto es típico del uso que hace Mateo del Antiguo Testamento. Esta dispuesto a usar como una profecía acerca de Jesús cualquier texto que pueda encajar verbalmente, aunque originalmente no tuviera nada que ver con el tema en cuestión, ni nunca se supusiera que tuviera nada que ver con ello. Mateo sabía que casi la única manera de convencer a los judíos de que Jesús era el prometido Ungido de Dios era demostrar que en Él se cumplieron las profecías del Antiguo Testamento. Y en su ansiedad por llevarlo a cabo encuentra profecías en el Antiguo Testamento que nunca se pretendió que lo fueran. Cuando leemos un pasaje como este debemos recordar que, aunque nos parece extraño e inconclusivo, llamaría la atención de aquellos para quienes Mateo estaba escribiendo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Mat 1:20.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Viajes de su niñez. Lo que resta del cap. 2 se enfoca en los movimientos geográficos del infante Mesías, desde su lugar de nacimiento hasta Egipto, y luego de regreso a Judea y adelante hacia Galilea, lugar donde se establece y que le da su título, Jesús de Nazaret. Esta sección es especial tanto por la frecuencia de las citas-fórmulas (15, 17, 18, 23) como por los sueños recurrentes por medio de los cuales José fue guiado de un lugar a otro (13, 19, 22). Ambas características sugieren que la primordial consideración de Mat. era hacer ver que es tos cambios de lugar no eran al azar, sino que fueron dirigidos por Dios y predichos en las Escrituras (nótese que cada una de las citas formales en el cap. 2 contiene el nombre de un lugar: Belén, Egipto, Ramá, Nazaret). ¡Claramente, la geografía importa!
¿Y esto por qué es así? Se podrá encontrar la clave en la reacción de los judíos a la sugerencia de que el Mesías podría ser de Galilea (Juan 7:41, 52), o peor aún, de Nazaret (Juan 1:46). Todos sabían que el Mesías provendría de Belén, una aldea de Judea, por lo tanto ¿cómo podría tomarse en serio a Jesús de Nazaret? A esta objeción Mat. 2 da la respuesta. Jesús por cierto nació en Belén, como era re querido por las Escrituras, pero por medio de unos movimientos dirigidos divinamente y justificados por las Escrituras, al fin, halló su camino a Galilea, para que el Mesías pudiera ser llamado nazareno.
Notas. 13 Egipto era un lugar tradicional para asilo de los judíos cuando éstos peligraban políticamente. 15 Ose. 11:1 habla del éxodo del hijo de Dios, Israel, fuera de Egipto. Mat. así lo emplea aquí en base a su convicción de que el mismo Jesús era el verdadero Israel. 16 En sus últimos años, la defensa paranoica de Herodes de su trono lo condujo a ejecutar a muchos pretendientes imagina rios, entre los cuales estuvieron tres de sus hijos y su esposa favorita. La muerte de los infantes en Belén estaba dentro del mismo marco. 18 El lugar de sepultura tradicional de Raquel cerca de Belén ha ce que la cita sea apropiada; los hijos en Jer. 31:15 fueron los judíos llevados al exilio (desde Ramá, otro lugar tradicional de la sepultura de Raquel), pero el cap. prosigue a prometer su regreso. 22 Arquelao resultó ser peor que su padre y fue depuesto en el año 6 d. de J.C., y reemplazado por un prefecto romano. 23 Había de ser llamado nazareno no es una cita de un texto específico (como lo indica la fórmula con una referencia general a los profetas), pero probablemente resume el hilo profético de un Mesías humilde y despreciado (cf. Juan 1:46).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
NOTAS
(1) Véase Ap. 1D.
REFERENCIAS CRUZADAS
m 65 Mat 1:20; Mat 2:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
13 (a) Mat_1:20 .
13 (b) Mat_1:20
13 (c) Éxo_1:1
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Observad en este pasaje cuan cierto es que los gobernadores de este mundo rara vez son propicios a la causa de Dios. Jesús baja del cielo para salvar a los pecadores y a la vez se nos refiere que el rey herodes «procura destruirles.
Las dignidades y las riquezas son posesiones peligrosas para el alma. Los que las anhelan no saben lo que anhelan, pues ellas inducen los hombres a muchas tentaciones, y propenden a llenar el corazón de orgullo, y a encadenar las afecciones a las cosas de la tierra. «No muchos poderosos, ni muchos nobles son llamados» «¡Cuan difícilmente entrará el rico en el reino de Dios» ¿Envidias al rico y al grande? ¿Dice vuestro corazón, «Oh! Si yo tuviera su empleo, y rango y caudal?» Guardaos de dar entrada a tales deseos. La misma riqueza que admiráis puede hundir gradualmente a su posesor en el infierno. Un poco más de dinero podría ser vuestra ruina. A semejanza del rey Herodes podríais precipitaros en todo exceso de maldad y de crueldad. «Mirad y guardaos de la avaricia» «Contentaos con lo que poseéis.
¿Pensáis que la causa de Cristo depende del poder y del patrocinio de los príncipes? Os equivocáis. Rara vez han hecho mucho por el progreso de la verdadera religión; más frecuentemente han sido los enemigos de la verdad. «No pongas tu confianza en los príncipes» Como Herodes hay muchos: pocos como Jesús y Eduardo Sexto de Inglaterra.
Observad que Jesús fue un «varón de dolores» aún desde su infancia. Aflicciones le aguardaban tan pronto como entra en el mundo. Su vida peligra por la malignidad de Herodes. María y José se ven obligados a tomarle de noche, y «huir a Egipto». Esto fue solamente el bosquejo de lo que había de experimentar en la tierra. Las olas de la persecución principiaron a darle embates cuando aún era niño de pecho.
Jesús es justamente el Salvador que necesitan los que sufren y están acongojados. El sabe bien lo que queremos decir cuando en la oración le contamos nuestras tribulaciones. Puede compadecerse de nosotros, cuando clamamos a El sufriendo crueles persecuciones. Nada le ocultemos. Hagámosle nuestro amigo íntimo. Abramos nuestros corazones en su presencia. El ha tenido mucha experiencia en aflicciones.
Observad como la muerte puede arrebatar de este mundo a los reyes, lo mismo que a los demás hombres. Los que gobiernan millones de personas no tienen poder para prolongarse la vida, cuando les llegue la hora de la muerte. El asesino de niños indefensos tuvo que morir. José y María oyen las nuevas de que herodes ha dejado de existir, y en seguida regresan a su propio país.
Los verdaderos cristianos nunca deberían angustiarse mucho a causa de las persecuciones de los hombres. Sus enemigos pueden ser fuertes y ellos débiles; más a pesar de esto no deben arredrarse, teniendo presente que el «triunfo del inicuo es solo de corta duración» ¿Qué ha sido de los Faraones, Nerones y Dioclecianos que en un tiempo persiguieron fieramente al pueblo de Dios? ¿Qué resultó del odio de Carlos Nueve de Francia, y el de la sanguinaria María de Inglaterra? Ambos hicieron cuanto pudieron por hacer desaparecer la verdad; más la verdad se alzó de la tierra y vive para siempre; en tanto que ellos están reduciéndose a polvo en sus tumbas. No desmaye el corazón de ningún creyente. La muerte es un poderoso nivelador y puede allanar cualquiera montaña que obstruya el camino de la iglesia de Cristo. «El Señor vive» eternamente. Sus enemigos son mortales. La verdad prevalecerá siempre.
Observad finalmente, que lección de humildad se nos enseña al decírsenos en que local residió el Hijo de Dios. Moró El con Su madre y José en Nazaret, era esta una ciudad pequeña en Galilea; un sitio retirado, que ni siquiera se menciona en el Antiguo Testamento. Hebron, Silo, Gibeon y Bethel eran lugares mucho más importantes. Jesús los dejó a un lado y eligió a Nazaret. Esto fue humildad.
En Nazaret vivió Jesús los más de los días que estuvo en la tierra. Poco sabemos como pasó los años que allí estuvo. Que estaba sujeto a María y José, se nos dice expresamente. Que trabajaba con José en el taller de carpintería, es muy probable. Sabemos solamente que casi las cinco sextas partes del tiempo que el Salvador del mundo vivió en la tierra, las pasó entre los pobres y en retiro. Esto fue humildad verdadera.
Aprovechemos e imitemos el ejemplo de nuestro Salvador. Estamos demasiado dispuestos a ambicionar la grandeza de este mundo. No la ambicionemos.
Tener un título de honor, una posición en la sociedad, no es tan interesante como la gente cree. Es un gran pecado ser codicioso, mundano, soberbio y sensual.
Pero no es pecado se pobre. No importa tanto donde vivamos, como lo que somos a la vista de Dios. ¿A dónde vamos cuando morimos? ¿Viviremos para siempre en el cielo? He aquí las cosas principales a que debemos atender.
Sobre todo, esforcémonos diariamente en imitar la humildad de nuestro Salvador. El orgullo es el más antiguo y más común de todos los pecados. La humildad es la más rara y más bella de las virtudes. Procuremos por adquirir la humildad.
Oremos para obtenerla. Nuestra erudición puede ser limitada; nuestra fe débil, nuestra fortaleza poca. Más si somos discípulos de Aquel que «vivió en Nazaret» seamos a lo menos humildes.
Fuente: Los Evangelios Explicados
R1088 Τοῦ con el infinitivo ἀπολέσαι se usa para expresar propósito (los ejemplos de ésto aparecen principalmente en Mateo, Lucas y Hechos).
BD321 Φαίνεται se usa como un presente histórico: un ángel apareció.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., he aquí un
O, destruirle