Biblia

Comentario de Mateo 22:34 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 22:34 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se reunieron de común acuerdo.

22:34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. 35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? — Probablemente creían que Jesús nombraría uno de los diez mandamientos, pero Jesús citó Deu 6:5 y Lev 19:18, y afirmó que “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

entonces los fariseos. Mar 12:28.

se juntaron a una. Mat 12:14; Mat 25:3-5; Isa 41:5-7; Jua 11:47-50; Hch 5:24-28; Hch 19:23-28; Hch 21:28-30.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Indudablemente los fariseos se deleitaban al ver enmudecidos a sus rivales teológicos; ellos estaban atentos para tender lazo sobre Cristo de alguna manera (v. Mat 22:15).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

22:34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. 35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? – Probablemente creían que Jesús nombraría uno de los diez mandamientos, pero Jesús citó Deu 6:5 y Lev 19:18, y afirmó que “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL DEBER CON DIOS Y CON LOS HOMBRES

Mateo 22:34-40

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús haba hecho callar a los saduceos, se reunieron. Uno de ello; que era un experto en la Ley, Le dirigió a Jesús. une pregunta de prueba: .

-¿Cuál de los mandamientos de la Ley es el más importante?

Jesús le contestó:

-«Ama al Señor tu Dios con todo el corazón, y el alma, y la mente.» Este es el mandamiento más grande. e importante; y hay un segundo que se le parece: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. .

En Mateo, esta pregunta parece más bien la vuelta de los fariseos al ataque; pero en Marcos; la atmósfera es diferente. Según nos cuenta Marcos la historia (Mr 12:28-34 ), el escriba no Le hizo esta pregunta a Jesús para hacerle caer. Se la dirigió en señal de aprobación por lo que había dicho, y para ofrecerle a Jesús la oportunidad de contestar correctamente otra vez. Y al final del pasaje el escriba y Jesús están muy cerca.

Bien podemos decir que aquí Jesús estableció la definición completa de la religión.
(i) La religión consiste en amar a Dios. El versículo que Jesús cita es Deuteronomio 6: S. Ese versículo era parte de la semá , el credo básico y esencial del judaísmo; la frase con la que empiezan todos los cultos judíos, y el primer texto que todos los niños judíos aprenden de memoria. Esto quiere decir que hay que darle a Diosa n tenor total, un amor que domine nuestras emociones, que deja nuestros pensamientos y que sea la dinámica de nuestras acciones. La religión empieza con el amor que es la entrega tal de la vida a Dios.

(ii) El segundo mandamiento que cita Jesús procede de Lv 19:18 . Nuestro amor a Dios debe desembocar en el amor a nuestros semejantes. Pero debe notarse el orden en que aparecen estos mandamientos. El amor a Dios es primero, y el amor a los hombres, segundo. Solo cuando amamos a Dios podemos amar a nuestros semejantes. La enseñanza bíblica acerca del hombre no es que el hombre es una. colección de elementos químicos, ni parte de la creación animal, sino una criatura que está hecha a la imagen de Dios (Ge 1:26 s). Es por esta razón por la que debe amarse a los hombres. La verdadera base de toda democracia. es de hecho el amor de Dios. Suprimid el amor de Dios, y podemos airarnos con el hombre por su torpeza para aprender; podemos volvemos pesimistas por su dificultad, para mejorar; podernos insensibilizarnos ante la mecánica de su pensamiento: El amor al ser humano está profundamente enraizado en el amor de Dios.

Ser verdaderamente religioso es amar a Dios y amar a los seres humanos que Dios ha hecho a Su imagen; y amar a Dios y a la humanidad, no con un sentimentalismo nebuloso, sino con esa entrega total que conduce a la devoción a Dios y al servicio práctico a los seres humanos.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

El mandamiento más grande (ver Mar. 12:28-31; cf. Luc. 10:25-27). La segunda pregunta de los fariseos era importante y recibió una contestación también importante. Aun así era una “prueba”, dado que una respuesta menos cuidadosa podría haber permitido que a Jesús se le hubiera acusado de procurar “abolir [partes de] la ley” (5:17). Tanto Deut. 6:5 como Lev. 19:18 eran citados frecuentemente en discusiones éticas rabínicas, pero la idea de juntarlos a manera de resumen de toda la Ley y los Profetas (cf. 7:12 para ver un resumen optativo) fue una idea creativa brillante. Enfocando las dos mitades de los diez mandamientos (el deber hacia Dios y el deber hacia el prójimo) ofrece el fundamento para toda nuestra vida; y luego resumiendo ese deber con la palabra amor, sobrepasa el requerimiento definido de la ley en una actitud piadosa que los debe subyacer.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

34 (a) vs.34-40: Mar_12:28-33 ; Luc_10:25-28

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Notemos qué resumen tan admirable contienen estos versículos de, nuestro deber para con Dios y para con nuestro prójimo. Nuestro Señor dijo en contestación á la pregunta que le hizo un abogado relativamente á cuál era el mayor mandamiento: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente.»Y luego agregó: «Amarás á tu prójimo como á ti mismo.» Y concluyó con estas palabras: «De estos dos mandamientos depende toda la ley, y los profetas..
El amor es el secreto, la clave de la obediencia á los preceptos divinos. Cuando los sentimientos que para con Dios nos animan son los que animarían para con un padre, hallaremos verdadero placer en cumplir su voluntad; sus mandamientos no nos serán gravosos, ni le serviremos como esclavos que temen el látigo del sobrestante. Ningunos sirven con tanta fidelidad como los que sirven por amor. El temor del castigo, ó la esperanza de la recompensa no son estímulos tan poderosos. Aquellos que cumplen U voluntad de Dios de todo corazón, la cumplen mejor. El padre que desee educar bien á sus niños debe enseñarlos á amar á Dios.
El amor es asimismo el secreto de la buena conducta para con nuestros semejantes. El que ama á su prójimo se abstiene de causarle perjuicio alguno, ya sea éste en mengua de su persona, sus bienes ó su reputación. Y no se contentará con esto, sino que procurará dispensarle todos los beneficios posibles, propendiendo de todos modos por su bienestar y felicidad, y haciendo esfuerzos por aminorar sus pesares y aumentar sus goces. En tal hombre que nos ama siempre tendremos confianza, sabiendo que jamás nos hará de intento mal alguno y que en todas nuestras desgracias se portará para con nosotros como verdadero amigo.
Mas ¿cómo obtendremos este amor para con Dios? No es un sentimiento innato. Hemos nacido en el pecado, y como pecadores, tenemos miedo de Dios. ¿De qué modo, pues, seamos capaces de amarlo? La verdad es que jamás podremos amarlo de veras hasta que tengamos paz con El, mediante la expiación é intercesión de nuestro Señor Jesucristo. La fe es la fuente verdadera del amor para con Dios. Más aman los que más agradecidos se sienten. «Nosotros le amamos á él, porque él primero nos amó.» 1Jo 4:19.
Y ¿cómo adquirimos el amor para con nuestro prójimo? Tampoco es este un sentimiento innato, pues por naturaleza somos malévolos, envidiosos, aborrecibles, y aborrecedores. Tit 3:3. Jamás amaremos debidamente á nuestros semejantes hasta que el Espíritu Santo no purifique nuestros corazones. Es menester que nazcamos de nuevo. Es menester que empecemos nueva vida y nuestros ánimos sean trasformados á semejanza del de Jesús. Entonces y solo entonces experimentaremos verdadero amor para con nuestros prójimos. «El fruto del Espíritu es amor.» Gal 4:22. La parte final del pasaje contiene una pregunta que nuestro Señor hizo á los fariseos. Después de haber contestado acertadamente las preguntas de sus adversarios, El les hizo á estos la siguiente: «¿Qué os parece del Cristo?» «¿Cuyo hijo es?» Al punto ellos replicaron: «De David.» Les exigió entonces que explicasen como era que David, en el libro de Salmos (Psa 110:1) lo llamaba Señor; mas ellos no pudieron contestarle una sola palabra. Es bien seguro que el salmo que citó era bien conocido á los escribas y fariseos, mas no sabían ellos explicar su aplicación, cosa que solo podía hacerse concediendo la preexistencia y divinidad del Mesías, en tanto que la única idea que tenían acerca del Mesías se reducía á la de que era mero hombre como ellos. Con razón agregó Mateo, inspirado por el Espíritu Santo: «Ni osó alguno desde aquel día preguntarle más..

Fuente: Los Evangelios Explicados