Por tanto, cuando veáis establecida en el lugar santo la abominación desoladora, de la cual habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel Dan 9:27; Dan 11:31; Dan 12:11. (el que lee, entienda), — Esta expresión se refiere a la llegada de los ejércitos romanos. Luc 21:20 es texto paralelo (se refiere a la misma cosa): «Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado». Al entrar los ejércitos paganos «en el lugar santo», fue una «abominación desoladora», porque profanaron el templo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
cuando veáis en el lugar salto. Mar 13:14; Luc 19:43; Luc 21:20.
que fue dicha por Daniel. Dan 9:27; Dan 12:11.
el que lee, entienda. Eze 40:4; Dan 9:23, Dan 9:25; Dan 10:12-14; Heb 2:1; Apo 1:3; Apo 3:22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Esta es la primera referencia específica de tiempo dada por Cristo. Del Mat 24:4-14 el Señor Jesús habló en términos generales. En el v. Mat 24:15 Él toma el énfasis sobre el Templo. Aun más terrible que la destrucción del Templo actual es la profanación del templo futuro. Lo que Él hace bajo la imagen de la abominación desoladora, la siguiente señal profética que el pueblo puede conocer. Esta expresión quiere decir: «la abominación que produce desolación». Como el Señor dice, esto viene de Daniel, específicamente de Dan 9:27; Dan 11:31, y Dan 12:11. En Dan 9:27 y Dan 12:11 es totalmente profético; sin embargo, Dan 11:31 mira a Antioco IV, que profanó el Templo y puso en él una imagen de Zeus. Sus acciones eran un preludio para lo que hará el último hombre de pecado. Significativamente, Pablo usa el mismo evento para indicar cuándo se presentará realmente la tribulación (2Ts 2:3, 2Ts 2:4; Apo 13:14, Apo 13:15).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
el lugar santo es el Templo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
abominación desoladora. Vea las notas sobre Dan 9:27 ; Dan 11:31. Esta frase, referida originalmente a la profanación del templo por Antioco Epífanes, rey de Siria en la segunda centuria a.C. Antioco invadió Jerusalén en el año 168 a.C., transformó el altar en un santuario para Zeus, e incluso sacrificó cerdos en él. Sin embargo, Jesús claramente estaba viendo hacia una futura «abominación desoladora». Algunos sugieren que esta profecía fue cumplida en el año 70 d.C. cuando Tito invadió Jerusalén y destruyó el templo vea la nota sobre el v. Mat 24:2). Sin embargo, el apóstol Pablo vio un cumplimiento aún futuro (2Ts 2:3-4) al igual que Juan (Apo 13:14-15) cuando el anticristo coloque una imagen en el templo durante la futura tribulación. Las palabras de Cristo, por consiguiente, van más allá del año 70 d.C. a una época de cataclismo aun mayor que precederá inmediatamente su venida (cp. vv. Mat 24:29-31).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel Dan 9:27; Dan 11:31; Dan 12:11. (el que lee, entienda), — Esta expresión se refiere a la llegada de los ejércitos romanos. Luc 21:20 es texto paralelo (se refiere a la misma cosa): «Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado». Al entrar los ejércitos paganos «en el lugar santo», fue una «abominación desoladora», porque profanaron el templo.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL INEXORABLE TERROR DEL ASEDIO
Mateo 24:15-22
-Cuando veáis la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel colocada en el Lugar Santo (el que lo lea, que lo entienda), los que estén en Judasa, que huyan a los montes; el que esté en la terraza, que no baje a casa para recoger nada; y el que esté en el campo, que no se vuelva atrás para recoger la capa. ¡Pobres de las que estén embarazadas o criando esos días! Pedidle a Dios que no tengáis que huir en el invierno ni en sábado. Porque en ese tiempo habrá una gran aflicción, como no la ha habido nunca desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si no fuera porque esos días serán breves, ningún ser humano sobreviviría. Pero esos días se acortarán por causa de los elegidos.
El asedio de Jerusalén fue uno de los más terribles de la Historia. Jerusalén era sin duda una ciudad difícil de tomar, ya que estaba situada en una montaña, y defendida por fanáticos religiosos. Así es que Tito decidió conquistarla. por el hambre.
No se sabe exactamente lo que es la abominación desoladora. La frase procede de Dn 12:11 . Allí se dice que la abominación que causa desolación está establecida en el templo. La referencia de Daniel es muy clara. Hacia el año 170 a C., el rey de Siria Antíoco Epífanes se decidió a erradicar, el judaísmo y a introducir en Judasa la religión y la manera de vivir griega. Capturó Jerusalén, y profanó el templo erigiendo en él un altar a Zeus Olímpico, y ofreciendo sobre él carne de cerdo, y convirtiendo las habitaciones de los sacerdotes y las cámaras del templo en burdeles públicos. Fue un intento deliberado de erradicar la religión judía.
La profecía de Jesús era que aquello sucedería otra vez, y que de nuevo el Lugar Santo sería profanado, como lo fue de hecho. Jesús vio que venía sobre Jerusalén. una repetición de las cosas terribles que le habían sucedido 200 años antes; solo que esta vez no surgiría ningún Judas Macabeo; esta vez no habría recuperación ni purificación; no habría más que una destrucción definitiva.
Jesús predijo acerca del asedio que, si no hubiera sido porque duró un tiempo limitado, ningún ser humano lo habría sobrevivido. Es curioso ver que Jesús dio consejos prácticos que no se siguieron, lo cual multiplicó el desastre. El consejo de Jesús fue que, cuando llegara ese día, la gente se fuera a las montañas. No lo hicieron; se apiñaron en la ciudad y dentro de los muros de Jerusalén los habitantes de todo el país, y esa misma necedad multiplicó por cien el macabro horror del hambre del asedio.
Si acudimos a la historia de Josefo, vemos la razón que tuvo Jesús acerca del terrible futuro. Josefo escribe acerca de los días terribles del asedio y el hambre: «Entonces se extendió el hambre por doquier, y devoró a la gente por casas y familias enteras. Las habitaciones superiores estaban llenas de mujeres y de niños que se morían de hambre; y las callejas de la ciudad estaban llenas de cadáveres de ancianos; también los niños y los jóvenes vagaban por los mercados como sombras, hinchados por el hambre, y se caían muertos donde los pillaba su miseria. En cuanto a enterrarlos, los que estaban enfermos no podían hacerlo, y los que estaban algo mejor de ánimo tenían miedo de hacerlo por la gran multitud de cadáveres y por la incertidumbre que tenían de lo pronto que morirían ellos mismos, porque muchos morían mientras estaban enterrando a otros, y muchos acababan en el ataúd. antes de que les llegara la hora fatal. Tampoco se hacía ningún duelo por aquellas calamidades, ni se oían endechas; pero el hambre trastocaba todas las pasiones naturales; porque los que estaban a punto de morir miraban a los que iban a su descanso antes que ellos con los ojos secos y las bocas abiertas. Un profundo silencio, y una especie de noche mortal, se cernían sobre la ciudad… Y cada uno moría con la mirada fija en el templo» (Josefo, Guerras de dos judíos, S. 12. 3).
Josefo cuenta la historia macabra -de una mujer que en aquellos días mató y asó y se comió a su propio bebé (6. 3. 4). Nos cuenta que hasta los Romanos, cuando ya habían tomado la ciudad e iban buscando botín, se quedaban tan impresionados por el horror de lo que veían que no podían por menos de retener sus manos: » Cuando los Romanos llegaban a las casas para saquearlas, encontraban en ellas familias enteras de cadáveres, y lo mismo en las habitaciones superiores… Entonces se quedaban parados del horror de lo que veían, y salían sin tocar nada» (6. 8. 5). Josefo mismo compartió los horrores del asedio, y dice que fueron llevados cautivos como esclavos 97,000, y murieron 1,100,000.
Eso fue lo que previó Jesús; estas fueron las cosas que advirtió. No debemos olvidar nunca que no son solo las personas, sino también las naciones las que necesitan la sabiduría de Cristo. A menos que los dirigentes de las naciones se dejen guiar por Cristo, no pueden hacer más que guiarlas, no solo al desastre espiritual, sino también al desastre material. Jesús no era ningún soñador .idealista; estableció las únicas leyes por las que una nación puede prosperar, que si no se tienen en cuenta solo se consigue perecer miserablemente.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— el ídolo abominable de la destrucción: La expresión se inspira en el libro de Daniel (Dan 9:27; Dan 11:31; Dan 12:11). Recuerda la profanación del Templo llevada a cabo por Antíoco IV en el año 167 a. C. (ver 1Ma 1:54; 1Ma 6:7) como anticipo de la que causarían los romanos en el 70 d. C.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La crisis que se avecinaba en Judea (ver Mar. 13:14-23; cf. Luc. 17:23, 24, 37; 21:20-24). Los vv. 4-14 nos advierten en contra de identificar demasiado fácilmente las “señales del fin”; ahora la pregunta del v. 3 empieza a ser contestada más directamente. Los vv. 15-22 hablan del sitio venidero de Jerusalén, el cual precedería la destrucción del templo; los vv. 23-28 advierten de nuevo en contra de asumir que ese período terrible sería la parousía de Jesús y el fin del mundo.
La abominación desoladora es una expresión en Dan. 11:31; 12:11 (cf. 9:27) para identificar la estatua pagana que Antíoco Epífanes erigió en el templo de Jerusalén cuando deliberadamente lo profanó en 167 a. de J.C. (Véase la sección apropiada del comentario sobre Dan.) Jesús predijo algún acto similar de sacrilegio como precursor de la destrucción del templo que sería la señal para que el pueblo de Dios saliera escapando como pudiera. La forma que tomaría se deja deliberadamente sin definir (el que lee, entienda). Las sugerencias dadas con percepción retrospectiva incluyen una profanación del templo hecha por los zelotes en el invierno de 67/8, mencionada por Josefo, o la llegada de las banderas (idolátricas) romanas en 70. Luc. 21:20 habla del “Jerusalén sitiada por ejércitos”. Este sitio romano marcó el comienzo de la profanación del lugar santo.
A la luz del relato espantoso dado por Josefo de los horrores del sitio en los años 66-70 d. de J.C., las palabras del v. 21 (haciendo eco de Dan 12:1) no son muy exageradas. Aun así, Dios no estaba ausente, sino que por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados, eso es, para permitir que su pueblo sobreviva.
Una época de caos renovaría la oportunidad para la clase de impostores ya predichos en el v. 5. El hecho de que éstos podrían apoyar sus reclamos con grandes señales y maravillas es una advertencia útil para no precipitar una conclusión basada en esas supuestas señales y maravillas en nuestro día (cf. 7:22, 23).
En forma similar, los seguidores de Jesús deberían cuidarse de afirmaciones de que él había regresado secretamente, como en el desierto o en las habitaciones interiores. Su parousía, cuando llegue, no será ningún evento secreto, sino tan obvio como el relámpago. Por lo tanto, es claro que en esta parte del discurso Jesús no estaba hablando de la parousía, como sugieren algunas interpretaciones; el v. 27 está expresando precisamente que este periodo no es el de la parousía. Así como la presencia de los buitres indica claramente donde hay un cadáver, de igual manera no habrá nada secreto acerca de la parousía del Hijo del Hombre.
Nota. 20 En invierno los caminos serían intransitables, y en sábado los portones estarían cerrados y las provisiones no se podrían obtener.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
NOTAS
(1) “En un lugar santo.” Gr.: en tó·poi ha·guí·oi; lat.: in ló·co sánc·to; J17,18(heb.): bim·qóhm qó·dhesch.
(2) Lit.: “que el que lee ponga la mente [en ello]”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1134 Deu 29:17; 1Re 11:5; Rev 13:15
b 1135 Dan 9:27; Dan 11:31; Dan 12:11; Mar 13:14
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
abominación de la desolación. Esta es una referencia a la profanación del templo a causa de prácticas paganas en el santuario (v. Dt 29:17, 18; 2 R 16:3, 4; Ez 8:9, 10, 15, 16). Hay ejemplos de tal abominación: 1) En el año 168 a.C. cuando Antíoco Epífanes erigió un altar a Zeus en el templo de Jerusalén y le ofreció sacrificios de animales inmundos, y 2) en el año 70 d.C. cuando los romanos profanaron y destruyeron el templo. Sin embargo, las profecías de Daniel 9:24– 27 y 12:11, así como los pasajes de Marcos 13:19, 24; 2 Ts 2:3, 4 y Ap 6– 19 y el contexto en Mateo 24:15– 31 indican que el cumplimiento final de la abominación de la desolación ocurrirá durante un período de tribulación en el futuro (vers. 21, 29). El evento mismo de la abominación involucrará al anticristo (v. en 2 Ts 2:3 el hombre de pecado, el hijo de perdición) que se manifestará como objeto de adoración divina (2 Ts 2:4; Ap 13:1– 18).
el lugar santo. Es decir, el templo.
Fuente: La Biblia de las Américas
15 (1) Nadie sabe cuánto durarán los eventos mencionados en los vs. 4-14. Pero la profecía de los vs.15-31, con respecto al remanente de los judíos, se cumplirá ciertamente en los últimos tres años y medio de esta edad, el período de la gran tribulación, la segunda mitad de la última semana en la profecía de Dan_9:27 . Este período comenzará cuando se erija la imagen (el ídolo) del anticristo en el templo (v. 15) y terminará cuando Cristo venga visiblemente (v.30).
15 (2) Abominación denota un ídolo ( Deu_29:17). Aquí se refiere a la imagen del anticristo, la cual será erigida como ídolo en el templo de Dios ( Rev_13:14-15 ; 2Ts_2:4) al comienzo de la gran tribulación (v. 21). Así que, este ídolo será otra señal de la consumación de esta edad.
15 (3) O, de desolación. La abominación, la imagen del anticristo, causará desolación. Al anticristo se le llama «el destructor» (Apolión, Rev_9:11) y causará mucha destrucción ( Dan_8:13 , Dan_8:23-25 ; Dan_9:27).
15 (4) Aquí lugar santo se refiere a los santuarios del templo de Dios ( Sal_68:35 ; Eze_7:24 ; Eze_21:2).
15 (a) vs.15-26: Mar_13:14-23
15 (b) Deu_29:17 ; 1Re_11:5-7 ; Jer_4:1
15 (c) Dan_8:11 ; Sal_74:3-7 ; Isa_64:10-11 ; Lam_4:1
15 (d) Dan_9:27 ; Dan_12:11
15 (e) Dan_9:23
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
la abominación desoladora. Este es el hombre de pecado (2Ts 2:3-4), el Anticristo, quien en este punto medio de la Tribulación, quebranta el pacto que había hecho con el pueblo judío al comienzo de la Tribulación (Dan 9:27), y demanda que los judíos y el mundo entero le adoren. Quienes resistan serán perseguidos, y muchos serán martirizados; ésta es la razón de la urgencia que comportan las instrucciones de los vv. Mat 24:16-22.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
El tema principal á que se refiere esta parte de la profecía de nuestro Señor es la toma de Jerusalén por los Romanos. Ese grande acontecimiento tuvo lugar cuarenta años después de haber sido pronunciadas las palabras arriba trascritas. El historiador Josefo lo relata con minuciosidad, y su narración forma el mejor comentario del discurso de nuestro Señor, y suministra una prueba asombrosa de la exactitud de cada predicción que fue enunciada.
Nada de lo que registra la historia excede á los horrores y desgracias de que fueron víctimas los judíos durante el sitio de su metrópoli.
Algunos se sorprenden de que se dé tanta importancia á la toma de Jerusalén, y creen que todas las profecías del capítulo están aún por cumplirse. Tales personas se olvidan de que Jerusalén, y especialmente el templo, formaban el centro, por decirlo así, de linterna judaico. Cuando aquellos fueron destruidos, este llegó a su término. El sacrificio cotidiano, las fiestas de solemnidad, el santo de los santos, el sacerdocio–todas estas cosas deberían formar parte, y parte esencial, de la religión revelada hasta la época en que apareciese el Mesías, pero no después. Cuando El murió en la cruz, terminó su importancia, y solo faltaba que se las aboliese para siempre. Más no era propio que esto tuviese lugar en el silencio: era de esperarse que un sistema que había sido anunciado desde Sinaí con tanta solemnidad, fuese derogado también con señalada solemnidad; era de esperarse que la destrucción del templo, en cuyo recinto habían contemplado tantos creyentes la sombra de grandes sucesos futuros, fuese expresamente profetizada. Y así sucedió. Nuestro Señor predijo la desolación del lugar santo.
Pasaremos ahora á notar lo que este pasaje contiene para guía de nuestra conducta.
1. Que algunas veces es deber imperioso del cristiano el huir del peligro. Nuestro Señor mismo mandó á los creyentes que huyeran en ciertos casos.
Es cierto que el siervo de Jesucristo ha de ser intrépido, es cierto que ha de confesar á su Maestro ante los hombres y estar pronto á morir por la verdad, si fuere necesario; mas no se le exige que se arroje siempre al peligro. No debe, pues, ruborizarse de emplear para su seguridad aquellos medios que dicta la sana razón, especialmente cuando tenga la convicción de que de su muerte no ha de resultar ningún bien. Ocasiones hay en que es más digno de un cristiano el guardar silencio, orar, y mantenerse en expectativa hasta tanto que se presente la oportunidad deseada, que el desafiar á los adversarios ó lanzarse en la contienda.
2. Que al pronunciar la profecía nuestro Señor hizo mención especial del sábado. «Orad,» dijo, » que vuestra huida no sea en día de sábado..
Este es un hecho que merece atención especial. Parece que, al mencionar así el día en tanto que estaba prediciendo la destrucción del templo y la abolición de las ceremonias mosaicas, nuestro Señor quiso realzar su santidad. Dio á entender que aunque el pueblo seria libertado del yugo de los sacrificios y los ritos, la observancia del sábado quedaría aún en pié. Heb 4:9.
3. Que Dios protege de una manera especial á sus elegidos. En el pasaje de qué tratamos nuestro Señor hizo mención de esto dos veces. «Por causa de los escogidos aquellos días serán acortados..
Dios ama más á los escogidos que á los monarcas de la tierra, si esos monarcas no se hubieren convertido. Oye sus oraciones; dispone para su bien los grandes acontecimientos de las naciones, y los resultados de las guerras; los guarda por medio de su Espíritu; y no permite que hombre alguno ó que Satanás los arrebate de sus manos. En cualquiera tribulación que en el mundo acaezca los elegidos de Dios están seguros. No estemos, pues, tranquilos, hasta estar ciertos de que pertenecemos á ese gremio bienaventurado. No existe hombre alguno que pueda demostrar que no es uno de los elegidos. El Evangelio abre las puertas á todos.
4. Que el segundo advenimiento de Jesucristo, cualquiera que sea la época en que tuviere, lugar, será un acontecimiento muy repentino. «Será como el relámpago que sale en el oriente y se muestra hasta el occidente..
Por lo que en la Escritura se nos dice, sabemos que Jesucristo vendrá otra vez al mundo. Mas ignoramos, porque es un secreto, cuál sea la hora, el día, el mes ó siquiera el año. Nuestro deber, por lo tanto, es vivir preparados para el regreso del Señor.
Fuente: Los Evangelios Explicados
abominación… → Dan 9:27; Dan 11:31; Dan 12:11.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R434 Ὁ ἀναγινώσκων νοείτω es en verdad un mandato entre paréntesis: el que lee entienda.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, de pie
Fuente: La Biblia de las Américas
g Dan 9:27; Dan 11:31; Dan 12:11.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
* O, “sacrilegio desolador,” refiriéndose a Dan 9:27; Dan 11:31; Dan 12:11.