Comentario de Mateo 26:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: —Tomad; comed. Esto es mi cuerpo.

26:26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. — No hay texto alguno que enseñe o que implique que el nacimiento de Jesús se debiera recordarse y celebrarse. Lo que debe recordarse cada primer día de la semana es su muerte.

El encabezado de este párrafo en la Biblia es «Institución de la cena del Señor». ¿Por qué se llama «cena del Señor»? 1Co 11:20. También este acto se llama «beber el fruto de la vid» (ver 29) y «el partir del pan» (Hch 2:42; Hch 20:7). De estas tres maneras la Biblia se refiere a este acto. Nos conviene a nosotros siempre usar estas expresiones bíblicas, mayormente cada primer día de la semana cuando celebramos este acto. Cada miembro de la iglesia deben acostumbrarse a estas tres expresiones bíblicas.

Sin duda el pan usado por Jesús en esta ocasión era pan sin levadura. No hay autoridad para usar pan con levadura.

— bendijo, es decir, dio gracias por la copa (ver 27; Mar 14:23); dio gracias por el pan y la copa (Luc 22:17; Luc 22:19); «Bendecimos el pan» (1Co 10:16); el Señor dio gracias por el pan (1Co 11:24). Mat 14:19, «bendijo» el pan (Jua 6:11, dio gracias por el pan; Mar 8:6-7 dio gracias, bendijo). Estos textos indican que la palabra «bendecir» se usa alternativamente con «dar gracias»; la conclusión obvia es que debemos dar gracias por el pan y por la copa antes de participar de la cena. Desde luego, es bueno pedir que Dios bendiga el pan y la copa, pero no debemos dejar de dar gracias. Si solamente pedimos que Dios bendiga el pan o la copa no damos gracias, sino solamente pedimos algo. Véase 1Ti 4:4-5, la comida es bendecida o santificada con acción de gracias.

— esto es mi cuerpo — Si Cristo hubiera desaparecido en ese momento, habrían entendido que su cuerpo se había transformado en el pan, pero su cuerpo todavía estaba, y el pan se repartió y se comió. Por lo tanto, ellos no podían creer que el pan era su cuerpo literal. Compárese Mat 13:38-39, «el campo es el mundo; la buena semillas son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo». También Gén 41:26; Gál 4:24; Jua 15:1; Jua 15:5. Frecuentemente Jesús empleaba lenguaje figurado. Esta figura se llama metáfora. No es simplemente una semejanza, sino una representación; por lo tanto, “esto es mi cuerpo” significa “representa mi cuerpo” y el fruto de la vid representa su sangre. Comemos el pan y bebemos la copa para obedecer el mandamiento de hacer esto en memoria de Cristo (1Co 11:24). Es un monumento, un memorial, un recordatorio.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y mientras comían. Mar 14:22; Luc 22:19.

tomó Jesús el pan. Luc 24:30; 1Co 11:23-25.

y bendijo. Mar 6:41.

y lo partió. Hch 2:46; Hch 20:7; 1Co 10:16, 1Co 10:17.

Tomad, comed. Jua 6:33-35, Jua 6:47-58; 1Co 11:26-29.

esto es mi cuerpo. Eze 5:4, Eze 5:5; Luc 22:20; 1Co 10:4, 1Co 10:16; Gál 4:24, Gál 4:25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

esto es mi cuerpo quiere decir: «esto representa mi cuerpo» (1Co 10:4).

 PERSPECTIVA

Alabastro

El alabastro es una piedra suave y traslúcida que fácilmente se puede tallar y pulir. A menudo se usaba como sustituto del vidrio. La botella de perfume de alabastro estaba sellada, el envase era desechable y se abría rompiéndolo; cuando estaba vacío se tiraba (Mat 26:7). El valor de las especias, bálsamos, y perfumes era mucho más elevado de lo que son hoy en día.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

TOMAD, COMED; ESTO ES MI CUERPO. Véase 1Co 11:24-25, nota sobre la Cena del Señor.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Tomad, comed; esto es mi cuerpo. De esta forma, Jesús transformó la última Pascua en la primera Cena del Señor. Jesús es el motivo principal en ambas ceremonias, siendo representado simbólicamente mediante el Cordero pascual en el primer caso, y mediante los elementos en el servicio de la comunión. Su declaración, «esto es mi cuerpo», no pudo haber sido entendida por sus discípulos presentes aquella noche en sentido literal. Vea la nota sobre Luc 22:19.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

26:26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. – No hay texto alguno que enseñe o que implique que el nacimiento de Jesús se debiera recordarse y celebrarse. Lo que debe recordarse cada primer día de la semana es su muerte.
El encabezado de este párrafo en la Biblia es «Institución de la cena del Señor». ¿Por qué se llama «cena del Señor»? 1Co 11:20. También este acto se llama «beber el fruto de la vid» (ver 29) y «el partir del pan» (Hch 2:42; Hch 20:7). De estas tres maneras la Biblia se refiere a este acto. Nos conviene a nosotros siempre usar estas expresiones bíblicas, mayormente cada primer día de la semana cuando celebramos este acto. Cada miembro de la iglesia deben acostumbrarse a estas tres expresiones bíblicas.
Sin duda el pan usado por Jesús en esta ocasión era pan sin levadura. No hay autoridad para usar pan con levadura.
— bendijo, es decir, dio gracias por la copa (ver 27; Mar 14:23); dio gracias por el pan y la copa (Luc 22:17; Luc 22:19); «Bendecimos el pan» (1Co 10:16); el Señor dio gracias por el pan (1Co 11:24). Mat 14:19, «bendijo» el pan (Jua 6:11, dio gracias por el pan; Mar 8:6-7 dio gracias, bendijo). Estos textos indican que la palabra «bendecir» se usa alternativamente con «dar gracias»; la conclusión obvia es que debemos dar gracias por el pan y por la copa antes de participar de la cena. Desde luego, es bueno pedir que Dios bendiga el pan y la copa, pero no debemos dejar de dar gracias. Si solamente pedimos que Dios bendiga el pan o la copa no damos gracias, sino solamente pedimos algo. Véase 1Ti 4:4-5, la comida es bendecida o santificada con acción de gracias.
— esto es mi cuerpo – Si Cristo hubiera desaparecido en ese momento, habrían entendido que su cuerpo se había transformado en el pan, pero su cuerpo todavía estaba, y el pan se repartió y se comió. Por lo tanto, ellos no podían creer que el pan era su cuerpo literal. Compárese Mat 13:38-39, «el campo es el mundo; la buena semillas son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo». También Gén 41:26; Gál 4:24; Jua 15:1; Jua 15:5. Frecuentemente Jesús empleaba lenguaje figurado. Esta figura se llama metáfora. No es simplemente una semejanza, sino una representación; por lo tanto, “esto es mi cuerpo” significa “representa mi cuerpo” y el fruto de la vid representa su sangre. Comemos el pan y bebemos la copa para obedecer el mandamiento de hacer esto en memoria de Cristo (1Co 11:24). Es un monumento, un memorial, un recordatorio.

Fuente: Notas Reeves-Partain

SU CUERPO Y SU SANGRE

Mateo 26:26-30

Cuando estaban comiendo, Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo pasó a Sus discípulos diciendo:

-Tomad, comed: esto es Mi Cuerpo.

Después tomó la copa, dio gracias y se la pasó a ellos diciéndoles:
Bebed todos de ella, porque esto es Mi sangre, la sangre del pacto, que se derrama por muchos para que se les perdonen los pecados. Os aseguro que desde ahora en adelante no beberé de este fruto de la vid hasta ese día en que lo beba nuevo con vosotros en el Reino de Mi Padre.
Y después de cantar un himno salieron hacia el Monte de los Olivos.

Ya hemos visto que los profetas, cuando querían decir algo de forma que sus oyentes no pudieran por menos de entenderlo, hacían uso de acciones simbólicas. Ya hemos visto que Jesús también usó ese método en la Entrada Triunfal y en el incidente de la higuera. Y eso es lo que Le vemos hacer aquí. Todo el simbolismo de la fiesta de la Pascua era una representación de lo que quería decirle a la humanidad, porque era una alegoría de lo que Él había venido a hacer por ella. ¿Qué ilustración usó Jesús, y qué verdad se ocultaba en ella?

(i) La fiesta de la Pascua era la conmemoración de la liberación. Todo su propósito era recordarle al pueblo de Israel cómo los había librado Dios de la esclavitud de Egipto. Lo primero y principal entonces era que Jesús se presentaba como el gran Libertador. Vino para libertar a la humanidad del temor y del pecado. Libera a las personas de los miedos que las acechan y de los pecados que las tienen cautivas.

(ii) Particularmente el cordero pascual era el símbolo de la salvación. En aquella noche de destrucción, fue la sangre del cordero pascual la que hizo que Israel estuviera a salvo. Así que Jesús Se presenta como el Salvador. Había venido a salvar a la humanidad de sus pecados y de las consecuencias de estos. Había venido a darles a las personas salvación en la Tierra y en el Cielo, salvación en el tiempo y en la eternidad.

Hay aquí una palabra que es la palabra clave, y que encierra la totalidad de la obra y del propósito de Jesús. Es la palabra pacto. Jesús dijo que Su sangre era la sangre del pacto. ¿Qué quiso decir con eso? Un pacto es una relación entre dos personas. Pero el pacto del que Jesús hablaba no era entre dos personas humanas, sino entre Dios y el hombre. Es decir: era una nueva relación entre Dios y la humanidad. Lo que Jesús estaba diciendo en la última Cena era: «Como consecuencia de Mi vida, y sobre todo como consecuencia de Mi muerte, se hace posible una nueva relación entre vosotros y Dios.» Es como si dijera: «Vosotros Me habéis visto; y, en Mí, habéis visto a Dios; os he dicho, os he mostrado lo mucho que Dios os ama; os ama hasta el punto de sufrir todo esto que Yo estoy pasando; así es como es Dios.» Gracias a lo que Jesús hizo, el camino para la humanidad está abierto a todo lo precioso que hay en esta nueva relación con Dios.

Este pasaje concluye diciendo que, cuando Jesús y los discípulos cantaron un himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Una parte esencial del ritual de la Pascua era el canto del Hallel. Hallel quiere decir ¡Alabad a Dios! El Hallel consistía en los Salmos113 a 118, que son todos Salmos de alabanza. En diferentes momentos de la fiesta de la Pascua se cantaban estos Salmos por secciones; y al final se cantaba el gratrhallel, que es el Salmo 136. Ese fue el himno que cantaron Jesús y Sus discípulos antes de salir hacia el monte de los Olivos.

Aquí debemos notar un último detalle. Jesús dice que no celebrará la fiesta con Sus discípulos otra vez hasta que la celebre en el Reino de -Su Padre. Aquí se hallan sin duda la fe divina y el optimismo divino. Jesús Se dirigía a Getsemaní, al juicio ante el sanedrín, a la Cruz… ¡y sin embargo aún seguía pensando en términos de un Reino! Para Jesús, la Cruz no fue nunca una derrota; fue el camino a la gloria. Iba de camino al Calvario, pero también de camino al Trono.

EL COLAPSO DE PEDRO

Ahora vamos a reunir los pasajes que nos cuentan la historia de Pedro.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mat 14:19 y par.; Mat 15:36 y par.; Jua 6:11; 1Co 10:16.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Lit.: “es”. Gr.: e·stin, en el sentido de significar, dar a entender, representar. Véanse Mat 12:7, n; 1Co 10:4, n: “Significó”.

REFERENCIAS CRUZADAS

g 1291 1Co 11:23

h 1292 1Co 10:16; 1Co 11:24

i 1293 Mar 14:22; Luc 22:19

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

pan. O sea, el pan sin levadura de la Pascua (cp. Ex 12:18). En Dt 16:3 es descrito como pan de aflicción. Ya que Jesús estaba físicamente presente cuando dijo esto, el pan debe entenderse como símbolo de su cuerpo, que cargaría los pecados de todos (cp. 1 P 2:24).

habiéndolo bendecido. El pan de la Pascua se bendecía así: « Bendito tú, oh Señor nuestro Dios, Rey del universo, que sacas pan de la tierra.»

Fuente: La Biblia de las Américas

26 (1) Primero el Señor y los discípulos comieron la pascua (vs.20-25; Luc_22:14-18). Luego el Señor estableció Su mesa con el pan y la copa (vs.26-28; Luc_22:19-20 ; 1Co_11:23-26) para reemplazar la fiesta de la Pascua, porque El iba a cumplir el tipo y ser la verdadera Pascua para nosotros ( 1Co_5:7). Ahora guardamos la verdadera fiesta de los panes sin levadura (v.17; 1Co_5:8).

26 (2) El pan de la mesa del Señor es un símbolo que representa el cuerpo del Señor, quebrantado por nosotros en la cruz a fin de liberar la vida del Señor para que nosotros participemos de tal vida. Al participar de esta vida, llegamos a ser el Cuerpo místico de Cristo ( 1Co_12:27), el cual también es representado por el pan de la mesa ( 1Co_10:17). Así que, al participar de este pan tenemos la comunión del Cuerpo de Cristo ( 1Co_10:16).

26 (a) vs.26-29: Mar_14:22-25 ; Luc_22:19-20 ; 1Co_11:23-26

26 (b) Mat_14:19

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

En estos versículos se describe la institución de la Cena del Señor. Sabiendo bien todo lo que le iba á suceder, el Salvador escogió la última noche de sosiego de que podía disfrutar antes de la crucifixión, para conceder á la iglesia su don de despedida. Cuan sublime no debió de parecer después ese rito á los discípulos cuando traían á la memoria los acontecimientos de esa noche. Y cuan dolorosa no es la idea de que ningún rito ha dado lugar á controversias tan encarnizadas, y ha sido entendido tan pésimamente. Debía haber unido la iglesia, pero nuestra maldad lo ha convertido en motivo de disensiones.
Lo primero que debemos examinar es el, verdadero sentido de las palabras, «este es mi cuerpo,» «esta es mi sangre..
Por demás estaría decir que esta cuestión ha dividido la iglesia visible de Jesucristo, y que ha sido tema de muchos y abultados libros de teología. Más no por eso debemos abstenernos de tener y emitir acerca de ella opiniones decididas. La falta de acierto sobre este particular ha dado lugar á muchas prácticas supersticiosas.
Nos parece claro á todas luces que el significado de las palabras de nuestro Señor es este: «Este pan simboliza mi cuerpo : este vino simboliza mi sangre,» El no quiso decir que el pan que daba á sus discípulos era real y literalmente su cuerpo. Tampoco quiso decir que el vino que dio á sus discípulos era real y literalmente su sangre. Esto por varias razones de gran peso.
La conducta observada por los apóstoles á la Cena no nos deja creer que el pan que recibieron fue el cuerpo de Jesucristo y el vino su sangre. Todos ellos eran judíos y habían sido enseñados á creer desde la infancia que era pecado comer la carne con sangre. Deu 12:23-25. Sin embargo nada de lo que contiene la narración deja comprender que se sorprendieran al oír las palabras de nuestro Señor. Es evidente que no percibieron cambio alguno en el pan ni en el vino.
El testimonio de nuestros propios sentidos no nos deja creer que se efectúe cambio alguno en los dos elementos de la comunión. El gusto nos dice que son real y verdaderamente lo que parecen ser. La Biblia nos exige que creamos cosas que están fuera del alcance de la razón, pero jamás nos manda aceptar lo que está en contradicción con nuestros sentidos.
La verdadera doctrina acerca de la naturaleza humana de nuestro Señor está en pugna con la creencia en el cambio de los elementos. El cuerpo de Jesucristo no puede estar al mismo tiempo en más de un lugar. Si estaba sentado á la mesa y podía al mismo tiempo ser distribuido á los discípulos, es muy claro que no podía ser un cuerpo humano como el nuestro. Mas no debe concederse esto ni por un momento, porque una de las verdades más gloriosas del Cristianismo es la de que el Redentor es perfecto hombre así como también es perfecto Dios.
Finalmente, la índole del idioma en que nuestro Señor habló al instituir la Cena no nos fuerza en manera alguna á dar una interpretación literal ó llana a las palabras. La Biblia está llena de expresiones de análogo linaje á las cuales nadie pensaría en dar otro sentido que no fuese el figurado. Nuestro Señor dijo en otro lugar que El era la «puerta» y la «vid,» y no hay duda de que al hablar así hizo uso de emblemas y figuras. No se incurre, pues, en contradicción ó inconsecuencia alguna al suponer que empleara lenguaje figurado al instituir la Cena; y sí pueden aducirse serias objeciones en contra de la interpretación literal.
Lo segundo que debemos examinar es cuál es el objeto con el cual se instituyó la Cena del Señor.
La Cena del Señor no es un sacrificio. Al administrarla no se hace oblación alguna, ni se presenta otra ofrenda que la de nuestras plegarias, nuestros loores y nuestras gracias. Desde el día en que Jesús murió no ha habido necesidad de hacer más ofrendas por el pecado. Con una sola ofrenda perfeccionó á los que son santificados. Heb 10:14. Los sacerdotes, los altares y los sacrificios dejaron de ser necesarios cuando el Cordero de Dios se ofreció á sí mismo.
La Cena del Señor no comunica beneficio alguno á los que no participan de ella con la fe. El mero acto de comer el pan y beber el vino es de ningún provecho si el corazón del que lo ejecuta no está bien para con Dios. Es por excelencia un sacramento en que solo deben tomar parte los que se hayan convertido.
La Cena se instituyó para conmemorar la muerte expiatoria de Jesucristo hasta que él venga. Los beneficios que comunica son espirituales, no corporales. En donde pueden advertirse los resultados que produce es en las facultades internas del hombre. Por medio de los emblemas materiales del pan y el vino nos recuerda que la ofrenda hecha en la cruz del cuerpo y la sangre de Jesucristo, es la única que expía el pecado y da al creyente la vida espiritual. Vigorizando nuestra fe, nos aproxima más y más al Salvador crucificado, y nos ayuda á alimentarnos espiritualmente de su cuerpo y sangre. Es un sacramento establecido para los pecadores redimidos, no para los ángeles inocentes. Con el hecho de recibirlo confesamos públicamente que tenemos conciencia de nuestra culpabilidad y de la necesidad de un Salvador; que confiamos en Jesús y lo amamos; que deseamos recibir de El nuestro alimento espiritual, y que tenemos esperanza de vivir con El. Si así participaremos de la Eucaristía, nuestro arrepentimiento vendrá á ser más profundo, nuestra fe más firme, nuestra esperanza más grata, nuestro amor más intenso: nuestros pecados dominantes serán debilitados, y nuestras virtudes robustecidas.
Lo último que debemos examinar es, cuál fue su carácter de los primeros comulgantes.
La pequeña reunión á la cual administró nuestro Señor por primera vez el pan y el vino se componía de los apóstoles á quienes el había elegido para que lo acompañasen durante su ministerio en la tierra. Eran ellos hombres pobres é iliteratos, que amaban á Jesucristo, pero cuya fe era débil y cuyos conocimientos eran escasos. Ellos entendían poco el significado de lo que su Maestro decía ó hacia; y no sabían cuan frágiles eran sus corazones. Creían que estaban prontos á morir por Jesús, y sin embargo esa misma noche todos lo abandonaron y huyeron. Ahora bien, nuestro Señor lo sabia todo, y sin embargo no les rehusó el sacramento.
Hay algo muy instructivo en esta circunstancia. Demuéstranos que los conocimientos profundos y la fe vigorosa no son calificaciones indispensables de los comulgantes. No porque un individuo sepa poco y porque sea como un niño en fuerza espiritual, ha de excluírsele de la Cena. Sin duda que todos debemos hacer esfuerzos por excluir á los comulgantes indignos; más hemos de tener cuidado de no desechar á los que Cristo no desechó.
Antes de terminar este capítulo hagámonos preguntas serias con respecto á la Cena del Señor. ¿Nos abstenemos de tomar parte en ella cuando se la celebra? Si así fuere, ¿cómo justificamos nuestra conducta? ¿O sí tomamos parte en ella? Si así fuere ¿de qué modo la hacemos? ¿Concurrimos al acto de una manera inteligente, humilde y llena de fe? ¿Entendemos lo que hacemos? ¿Tenemos convicción de que somos pecadores y habernos necesidad del Redentor? ¿Nos proponemos real y firmemente el llevar una vida cristiana?

Fuente: Los Evangelios Explicados