Comentario de Mateo 26:6 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,
26:6 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, — Según Lev 13:1-59, “45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡inmundo! 46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada”. Es obvio, pues, que Simón era un ex leproso. Es muy posible que Jesús lo hubiera limpiado. Todavía se llamaba «el leproso», de la manera que Rahab siempre se llamaba la ramera. Compárese Jua 12:1-8. El tiempo exacto de esta cena no se puede saber. Algunos creen que en cuanto a la cronología correcta, este evento debe colocarse entre los capítulos veinte y veintiuno (compárense Mar 14:3-9; Jua 12:1-11). Creen que Mateo y Marcos incluyen este evento en este lugar para conectarlo con la acción de Judas, el cual proveyó un plan para los judíos para la ejecución de Jesús. McGarvey sigue la cronología de Juan y cree que esta cena ocurrió en la noche al terminar el sábado, la noche antes de la Entrada Triunfal que ocurrió el domingo de la semana en la cual se crucificó. Según esto, Mat 26:6 no fija el tiempo exacto de este evento y no sigue en orden cronológico los versículos 1-5.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
en Betania. Mat 21:17; Mar 11:12; Jua 11:1, Jua 11:2; Jua 12:1.
en casa de Simón el leproso. Mar 14:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Aparentemente Jesús pasó sus noches en Betania, a unos pocos kilómetros fuera de Jerusalén, sobre el Monte de los Olivos.
Simón era un leproso que evidentemente había sido limpiado por Jesús. Podría ser el padre de Lázaro, María y Marta (Jua 12:1, Jua 12:2).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Simón el leproso. Seguramente fue alguien a quien Jesús había sanado de la lepra. Los leprosos eran tenidos por impuros y, por esto, no se les permitía socializar con las demás personas e incluso vivir en las ciudades. Vea la nota sobre Lev 13:2 para conocer más sobre la lepra.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
26:6 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, — Según Lev 13:1-59, “45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡inmundo! 46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada”. Es obvio, pues, que Simón era un ex leproso. Es muy posible que Jesús lo hubiera limpiado. Todavía se llamaba «el leproso», de la manera que Rahab siempre se llamaba la ramera.
Compárese Jua 12:1-8. El tiempo exacto de esta cena no se puede saber. Algunos creen que en cuanto a la cronología correcta, este evento debe colocarse entre los capítulos veinte y veintiuno (compárense Mar 14:3-9; Jua 12:1-11). Creen que Mateo y Marcos incluyen este evento en este lugar para conectarlo con la acción de Judas, el cual proveyó un plan para los judíos para la ejecución de Jesús. McGarvey sigue la cronología de Juan y cree que esta cena ocurrió en la noche al terminar el sábado, la noche antes de la Entrada Triunfal que ocurrió el domingo de la semana en la cual se crucificó. Según esto, Mat 26:6 no fija el tiempo exacto de este evento y no sigue en orden cronológico los versículos 1-5.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA PRODIGALIDAD DEL AMOR
Mateo 26:6-13
Estando Jesús en Betania, en la casa de Simón el leproso, se Le acercó una mujer con un pomito de alabastro lleno de un perfume muy costoso, y lo vertió sobre la cabeza de Jesús cuando estaba reclinado a la mesa. Cuando los discípulos vieron aquello, se disgustaron mucho, y se pusieron a decir:
-¿Para qué sirve este derroche? Ese perfume se habría podido vender por mucho dinero, y habérselo dado a los pobres.
Jesús sabía lo que estaban hablando, y les dijo:
¿Por qué os metéis con esta mujer? Lo que ha hecho conmigo ha sido una cosa preciosa; porque a los pobres siempre los tenéis, pero a Mí no Me vais a tener siempre. Al derramar este perfume sobre Mi cuerpo lo ha hecho para prepararme de antemano para el entierro. Podéis creerme que, dondequiera que se predique el Evangelio por todo el mundo, se recordará esto que ha hecho ella en su memoria.
La historia de la unción en Betania nos la cuentan también Marcos y Juan. El relato de Marcos es casi .exactamente el mismo que el de Mateo; pero Juan añade el detalle significativo de que la mujer que ungió a Jesús fue nada menos que María, la hermana de Marta y de Lázaro. Lucas no nos cuenta esta historia, pero sí la de la unción en la casa de Simón el fariseo Lc 7:36 -SO); pero en la historia de Lucas la mujer que ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos era una conocida pecadora.
Siempre quedará la interesante posibilidad de que la historia que nos cuenta Lucas sea la misma que nos cuentan los otros tres evangelistas. En ambos casos el nombre del anfitrión es Simón, aunque en Lucas es Simón el fariseo, mientras que en Mateo y Marcos es Simón el leproso. En Juan, el anfitrión no se nombra, aunque el relato parece dar la impresión de que se trataba de la casa de Marta y María y Lázaro. Simón era un nombre muy corriente. Hay por lo menos diez Simones en el Nuevo Testamento, y más de veinte en el libro de historia de Josefo. La mayor dificultad para identificar las historias de Lucas y de los otros tres evangelistas es que Lucas nos dice que la mujer era una conocida pecadora, y no tenemos la menor indicación de que ese fuera el caso de María de Betania. Por otra parte, la misma intensidad con que María amaba a Jesús podría sugerir las profundidades de las que Él la rescató.
Sea cual fuere la respuesta que se dé a la cuestión de la identificación, la historia es desde luego lo que Jesús la llamó: la historia de una cosa muy hermosa; y nos atesora ciertas verdades muy preciosas.
(i) Nos muestra la prodigalidad del amor. La mujer tomó lo más precioso que tenía; y se lo derramó a Jesús en la cabeza. A las mujeres judías les encantaban los perfumes; y era corriente que llevaran un frasquito de alabastro con perfume corriente en el collar. Ese perfume era muy costoso. Tanto Marcos como Juan nos relatan que los discípulos dijeron que ese perfume podría haberse vendido por trescientos denarios (Marcos 14: S; Jbi12: S); lo que quiere decir que ese frasquito de perfume representaba casi el sueldo de un año de un obrero. O podemos verlo
de esta otra manera. Cuando Jesús -y Sus discípulos estaba hablando de cómo se podría dar de comer a la multitud, la respuesta de Felipe fue que 200 denarios apenas bastarían para alimentarlos. Este frasco de perfume, por tanto, costaba tantos como la comida necesaria para cinco mil personas:
Era algo tan precioso como todo eso lo que esta mujer U dio a Jesús, y Se lo dio porque era lo más precioso que tenía. El amor nunca calcula; al amor siempre le parece demasiado poco todo lo que da; el único deseo del amor es dar hasta ‘lo último; y, cuando ha dado todo lo que tenía, aún le parece demasiado poco. No hemos ni empezado a ser cristianos si pensamos en darle a Cristo y a Su Iglesia lo menos que resulte aceptable.
(ii) Nos muestra que hay momentos en los que se falla viendo las cosas con sentido común. En esta ocasión, la voz del sentido común decía: «¡Qué derroche!» Y no hay duda que era verdad. Pero hay un mundo de diferencia entre la economía del sentido común y la economía del amor. El sentido común obedece los dictados de la prudencia; pero el amor obedece los dictados del corazón. En la vida hay que aplicar el sentido común en muchos casos; pero hay momentos en los que solo la prodigalidad puede satisfacer las demandas del amor. Un regalo no es nunca realmente un regalo cuando es algo que nos podemos permitir fácilmente; un regalo llega a ser un regalo solamente cuando implica un sacrificio, y cuando damos mucho más de lo que podemos permitimos.
(iii) Nos muestra que algunas cosas han de hacerse cuando surge la oportunidad, o no se harán nunca. Los discípulos estaban interesados en ayudar a los pobres; pero los mismos rabinos decían: «Dios permite que haya pobres siempre con nosotros para que no nos falten nunca las oportunidades para hacerles bien.» Hay algunas cosas que podemos hacer en cualquier momento; hay algunas cosas que podemos hacer solo una vez; y el desaprovechar la ocasión de hacerlas entonces es perder la oportunidad para siempre. A menudo nos sentimos movidos por un impulso generoso, pero no nos dejamos llevar por él; y todas las posibilidades están en contra de que se nos vuelvan a presentar las circunstancias, la .persona, el tiempo y el impulso. Para muchos de nosotros lo trágico es que nuestra vida es la historia de las oportunidades de hacer el bien que no hemos aprovechado.
(iv) Nos dice que la fragancia de una acción hermosa no se desvanece nunca. Hay tan pocas cosas hermosas, que cada una brilla como una luz en un mundo .oscuro… Al final de la vida de Jesús había tanta amargura, tanta traición, tanta intriga, tanta tragedia, que esta historia brilla como un oasis de luz en un mundo tenebroso. En este mundo hay pocas cosas más grandes que se puedan hacer que dejar el recuerdo de una obra hermosa.
LAS ÚLTIMAS HORAS DE LA VIDA DEL TRAIDOR
En vez de seguir la historia de Judas por trozos como aparece en el relato evangélico, la tomaremos en conjunto leyendo uno tras otro los últimos incidentes hasta el suicidio del traidor.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— Betania: Ver nota a Mat 21:17.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Luc 7:36-37.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Ungimiento en Betania (ver Mar. 14:3-9; cf. Luc. 7:36-50). El ungimiento sugiere el papel de Jesús como el Mesías (palabra que significa “el ungido”), pero, a la vez, presagia su muerte (12). El acto extravagante de la mujer simboliza el sufrimiento mesiánico de Jesús que se avecinaba. Fue un acto de amor y devoción, una buena obra, a pesar de su mensaje horrendo. Pero los discípulos sólo podían ver el desperdicio. La respuesta de Jesús no tuvo la intención de minimizar el cuidado de los pobres; el v. 11 infiere que esto sería un interés continuo de sus seguidores. Pero aun este interés correcto podría conducir a errores, si eliminara la extravagancia espontánea del amor en las circunstancias especiales del sacrificio del Maestro que se aproximaba. Los actos individuales de caridad pueden ser olvidados pronto, pero lo que esta mujer ha hecho permanecería como un modelo de devoción dondequiera que este evangelio sea predicado (cf. 24:14).
Notas. 6 Betania era el hogar de Marta y María, y Juan 12:3 dice que la mujer era María. Este Simón es un desconocido; quizá Jesús lo había curado de su lepra. 7 El perfume era nardo, un aceite importado de la India, que a veces se usaba para ungir a los muertos (por ende v. 12), pero también era valorado como un cosmético de lujo.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
f 1263 Mat 21:17
g 1264 Mat 8:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
6 (1) Un leproso representa un pecador (8:2 y la nota 1), Simón, el leproso, debe de haber sido el que fue sanado por el Señor. Por agradecimiento al Señor y por amor a El, preparó una fiesta (v.7) en su casa para el Señor y Sus discípulos con el fin de disfrutar Su presencia. Un pecador salvo siempre hace eso.
6 (a) vs.6-13: Mar_14:3-9 ; Jua_12:1-8 ; cfr. Luc_7:36-39
6 (b) Mat_21:17 ; Jua_11:1 , Jua_11:18
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Simón el leproso. Nada más se sabe de él. Quizá le había sanado Cristo.