Biblia

Comentario de Mateo 27:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 27:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Jesús estuvo de pie en presencia del procurador, y el procurador le preguntó diciendo: —¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le dijo: —Tú lo dices.

27:11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? (2:2-4) — Desde luego, Pilato era hombre de experiencia y sabía bastante de los sediciosos. En el griego el “tú” es enfático; pregunta ¿ Tú eres el Rey de los judíos? Obviamente él no veía nada del aspecto de revolucionario en Jesús. Sin embargo, aunque Pilato no hacía caso de las acusaciones triviales de los judíos, tales como que era “hombre que perturba al pueblo” (Luc 23:14), si alguno quisiera hacerse rey, sería usurpador del emperador y eso sería traición (sedición). Por lo tanto, tal acusación tenía que ser investigada con todo esmero.

— Y Jesús le dijo: Tú lo dices. — Esta es respuesta afirmativa, 26:25, 64; Mar 14:62, pero véase Jua 18:36 y recuérdese lo que dijo a Pedro, 26:51-54.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Jesús, pues, estaba en pie. Mat 10:18, Mat 10:25; Mar 15:2; Luc 23:3; Jua 18:33-36.

Tú lo dices. Mat 26:25, Mat 26:64; Mar 14:62; Jua 18:37; 1Ti 6:13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El título Rey de los judíos no había sido usado en el Evangelio de Mateo desde el Mat 2:2. Claramente el cargo de Pilato contra el Señor Jesús fue escrito por los líderes religiosos judíos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Tú lo dices. Estas palabras fueron dichas probablemente inmediatamente después del diálogo que Jua 18:34-36 refiere.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

27:11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? (2:2-4) – Desde luego, Pilato era hombre de experiencia y sabía bastante de los sediciosos. En el griego el “tú” es enfático; pregunta ¿ Tú eres el Rey de los judíos? Obviamente él no veía nada del aspecto de revolucionario en Jesús. Sin embargo, aunque Pilato no hacía caso de las acusaciones triviales de los judíos, tales como que era “hombre que perturba al pueblo” (Luc 23:14), si alguno quisiera hacerse rey, sería usurpador del emperador y eso sería traición (sedición). Por lo tanto, tal acusación tenía que ser investigada con todo esmero.
— Y Jesús le dijo: Tú lo dices. – Esta es respuesta afirmativa, 26:25, 64; Mar 14:62, pero véase Jua 18:36 y recuérdese lo que dijo a Pedro, 26:51-54.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL HOMBRE QUE CONDENÓ A MUERTE

A JESÚS

Mateo 27:1-2, 11-26

Cuando se hizo de día, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron una consulta para condenar a muerte a Jesús; así es que Le ataron y Le llevaron para entregársele al gobernador Pilato.

Jesús estaba de. pie ante. el gobernador, y este Le preguntó directamente:

-¿Eres Tú el Rey de los judíos?
-Tú eres el que lo has dicho -le contestó Jesús.
Mientras los principales sacerdotes y los ancianos Le

estaban acusando, Jesús no daba respuesta. Entonces Pilato Le preguntó:

-¿Es que no oyes la evidencia que estos están presentando contra Ti?
Jesús no contestó ni una sola palabra, lo que sorprendió mucho al gobernador.

Por el tiempo de la fiesta de la Pascua, el gobernador tenía costumbre de soltarle al pueblo a un preso, el que ellos quisieran. Por aquel entonces estaba detenido un preso muy conocido que se llamaba Barrabás. Así que, cuando estaban reunidos, les preguntó Pilato:
-¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús al que llaman el Cristo?
Porque se daba perfecta cuenta de que le había entregado a Jesús maliciosamente. Mientras Pilato estaba sentado en el sillón del juicio, su mujer le envió un mensaje:

No te dejes enredar en nada que tenga que ver con este Justo -le decía ella-, porque hoy he tenido una experiencia extraordinaria en sueños en relación con Él.

Los principales sacerdotes y los ancianos convencieron al gentío que pidiera la liberación de Barrabás y la condena a muerte de Jesús.
-¿Cuál de los dos -dijo el gobernador- os tengo que soltar?

-¡Barrabás! -gritaron.

Entonces -les dijo Pilato-, ¿qué voy a hacer con Jesús, al que llaman el Cristo?

-¡Que Le crucifiquen! -dijeron todos.

-¿Qué crimen ha cometido? preguntó Pilato. Y la gente siguió gritando cada vez más:

-¡Que Le crucifiquen!

Cuando Pilato vio que no se podía hacer nada, y que había peligro de que se produjera un desorden, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la gente.

-Vosotros veréis lo que hacéis.

-¡Que la responsabilidad de Su sangre recaiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos! -contestó todo el pueblo.

Entonces Pilato les soltó a Barrabás, e hizo que azotaran a Jesús, y después Le entregó para que Le crucificaran.

Los dos primeros versículos de este pasaje describen lo que debe de haber -sido una reunión muy breve. del sanedrín,. celebrada de -madrugada con: la finalidad de formular una acusación oficial contra Jesús. Eso =era necesario debido al hecho de que, aunque los judíos podían juzgar casos ordinarios, no podían imponer la pena: de muerte. Esa sentencia solo la podía pronunciar el gobernador romano, y solo podían ejecutarla las autoridades romanas. El sanedrín, por tanto, tenía que formular una acusación con la que pudieran dirigirse a Pilato y solicitar la pena de muerte para Jesús.
Mateo no -nos dice cuál fue la acusación;.pero Lucas sí. En el sanedrín, la acusación que se había aceptado contra Jesús era la de blasfemia (Mt 26:65 s). Pero nadie sabía mejor que las autoridades judías que eso no era una acusación válida ante Pilato. Les diría que se marcharan y zanjaran solos sus desavenencias religiosas. Así que, como nos dice Lucas, se presentaron delante de Pilato con una triple acusación, cada una de cuyas partes era una mentira, y una mentira deliberada. Acusaron a Jesús, en primer lugar, de ser un revolucionario; en segundo, de incitar al pueblo a no pagar los impuestos, y en tercero, de presentarse como un rey (Lc 23:2 ). Pergeñaron tres acusaciones políticas, mentiras conscientes, porque sabían que esas eran las únicas que podían obligar a Pilato a actuar.

Así que todo dependía de la actitud de Pilato. ¿Qué clase de hombre era el gobernador romano?
Pilato era oficialmente el procurador de la provincia; y era responsable directamente, no. al senado romano, sino al mismo emperador. Tendría por lo menos treinta y siete años, porque esa era la edad mínima para hacerse cargo del puesto de procurador. Debe de haber sido un hombre de experiencia considerable; porque había toda una escala de cargos, incluyendo los de mando militar, por los que se tenía que ascender para poder llegar a ser gobernador. Pilato tiene que -haber sido un soldado y administrador probado y . cualificado. Llegó a ser procurador de Judasa en él año 26 d:C., y se mantuvo en oficio durante diez años, al final de los cuales fue depuesto.
Cuando Pilato llegó a Judasa, encontró problemas en abundancia, y otros muchos se los buscó él mismo. Su principal dificultad era que no les tenía absolutamente ninguna simpatía a los judíos. Por, el contrario, trataba despectivamente lo que consideraba prejuicios irracionales y fanáticos de sus súbditos, que. eran lo que ellos consideraban sus principios. Los Romanos conocían la intensidad de la religión judía, y el carácter irrompible de la fe judía, y muy sabiamente siempre habían tratado a los judíos con guante, blanco. Pilato propuso arrogantemente usar el guantelete.
Empezó con un problema. El cuartel general romano estaba en Cesarea. Los estandartes Romanos no eran simplemente banderas; eran palos largos con el águila romana o la imagen del emperador en el extremo. Por consideración con el odio judío a las imágenes, todos los anteriores gobernadores habían quitado las águilas y las imágenes de las banderas antes de entrar en Jerusalén para la visita oficial. Pilato se negó a quitarlas. El resultado fue una oposición y una intransigencia tales que Pilato tuvo que acabar por ceder; porque no era posible ni detener ni matar a toda una nación.

Más adelante, Pilato decidió que Jerusalén necesitaba un mejor sistema de conducción de agua una sabia decisión. Para ese fin construyó un nuevo acueducto =pero tomó dinero del tesoro del templo para pagarlo.

Filón, el gran filósofo Judasoalejandrino, hace un estudio psicológico de Pilato. Y Filón, recordemos, no era cristiano, sino que hablaba desde el punto de vista judío. Los judíos, nos dice Filón; habían amenazado con hacer uso de su derecho de delatar a Pilato al emperador por sus fechorías. Esta amenaza «exasperó a Pilato hasta lo sumo, porque se temía que enviaran una embajada al .emperador, que le. hicieran iniciar una investigación con respecto a otros detalles de su gobierno -su corrupción, sus actos de insolencia, su rapiña, su hábito de insultar al pueblo, su crueldad, sus constantes asesinatos de personas sin juicio ni condena y -su inhumanidad interminablemente gratuita y sádica.» La reputación de Pilato con los judíos apestaba; y el que pudieran delatarle le dejaba en una posición totalmente insegura.
Podemos seguir la carrera de Pilato hasta el final. Acabaron por llamarle a Roma para que rindiera cuentas de su brutalidad en un incidente de Samaria. Cierto impostor había citado al pueblo en el monte Gerizín pretendiendo que les mostraría las vasijas sagradas que Moisés había ocultado allí. Desgraciadamente, muchos de los asistentes vinieron armados, y se reunieron en una aldea llamada Tirabata. Pilato se lanzó sobre ellos y los masacró con un salvajismo totalmente innecesario, porque. se trataba de un movimiento inofensivo. Los samaritanos presentaron una queja a Vitelio; el legado de Siria, que era el superior inmediato de Pilato, y Vitelio le ordenó ir a Roma para responder de su conducta.

Cuando Pilato iba de camino a Roma, murió el emperador Tiberio; y parece ser que Pilato no tuvo que presentarse a juicio. Una leyenda dice que acabó cometiendo suicidio; su cuerpo se arrojó al Tíber, pero los espíritus malos revolvían las aguas de tal manera que los Romanos se llevaron el cuerpo de Pilato a Galia y lo tiraron al Ródano. La supuesta tumba de Pilato se enseña todavía en Vienne. Lo mismo sucedió allí, y el cuerpo se llevó por último a un lugar cerca de Lausana, y fue sepultado en un pozo de las montañas. Enfrente de Lucerna hay una colina que se llama el monte de Pilato. Originalmente se llamaba Pileatus, que quiere. decir con la cabeza cubierta de nubes; pero, como se conectó con Pilato, el nombre se cambió por el de Pilatus.

Más tarde, la leyenda cristiana mostró cierta compasión con Pilato, y acabó por echarle toda la culpa de la muerte de Jesús a los judíos. Naturalmente en cierto modo, la leyenda llegó a mantener que la mujer de Pilato, que se dice que era prosélita del judaísmo y que se llamaba Claudia Prócula, se convirtió al Cristianismo. También se llegó a decir que el mismo Pilato también se había hecho cristiano; y hasta el día de hoy la iglesia copta incluye a Pilato y a su mujer en el número de los santo:

Concluimos nuestros estudio de Pilato con un documento muy interesante. Pilato debe de haber enviado a Roma un informe del juicio y ejecución de Jesús; eso sería una parte normal de la administración. Un libro apócrifo llamado Los Hechos de Pilato y Pablo contiene una supuesta copia de ese informe. Ese informe lo citan también Tertuliano y Justino Mártir y Eusebio. El informe que ha llegado hasta nosotros no es probable que sea genuino, pero es interesante leerlo:

Poncio Pilato a Claudio: ¡Saludos!

Sucedió últimamente un asunto en el que yo mismo hice el juicio; porque los judíos, por envidia, se han castigado a sí mismos y a su posteridad con juicios terribles por su propia culpa; porque, aunque sus padres habían prometido que su Dios les enviaría del Cielo a Su Santo, Que debería ser Rey por derecho propio, y prometió que Él Le mandaría a la Tierra en nacimiento virginal; entonces vino cuando yo era gobernador de Judasa, y los judíos Le vieron dar vista a los ciegos, limpiar a los leprosos, sanar a los paralíticos, expulsar a los demonios, resucitar a los muertos, reprender a los vientos, andar sobre las olas del mar a pie enjuto y hacer muchas otras maravillas, y aunque todo el pueblo de los judíos Le llamaba Hijo de Dios, los principales sacerdotes, movidos por envidia contra Él, Le apresaron y me Le presentaron haciendo toda clase de falsas acusaciones una tras otra, diciendo que era hechicero y que hacía muchas cosas en contra de su ley.
Pero yo, creyendo que estas cosas eran ciertas, después de azotarle, Le entregué a su voluntad, y ellos Le crucificaron; y cuando Le enterraron pusieron una guardia al cuidado de la tumba. Pero mientras los soldados vigilaban, Él se levantó de nuevo al tercer día; sin embargo, hasta tal punto se inflamó la malicia de los judíos que les dieron dinero a los soldados diciéndoles: Vosotros decid que Sus discípulos robaron Su cuerpo. Pero ellos, aunque tomaron el dinero, no fueron capaces de guardar silencio acerca de lo que había sucedido, porque ellos también han testificado que Le vieron resucitado, y que recibieron, dinero de los judíos. Y de estas cosas he informado a vuestra alteza por esta causa, no sea que algún otro os mienta, y consideréis que debéis creer los falsos cuentos de los judíos.

Aunque ese informe no es más que una leyenda, Pilato sabía de cierto que Jesús era inocente; pero sus errores pasados pusieron en las manos de los judíos una palanca con la que le obligaron a hacer la voluntad de ellos contra los propios deseos y sentido de la justicia de él.

PILATO PIERDE LA CONTIENDA

Mateo 27:1-2, 11-26 (conclusión)

Todo este pasaje nos da la impresión de que Pilato estaba peleando una batalla perdida. Está claro que Pilato no quería condenar a Jesús. Ciertas verdades surgen de aquí.
(i) A Pilato le impresionó vivamente Jesús. Está claro que no tomó muy en serio que pretendiera ser el Rey de los judíos. Pilato reconocía a un revolucionario a primera vista, y Jesús no lo era. Su silencio digno hizo que Pilato sintiera que no era Jesús el que estaba en tela de juicio, sino él mismo, Pilato. Pilato fue un hombre que sintió el poder de Jesús -y tuvo miedo de someterse a El. Hay todavía personas que tienen miedo de ser tan cristianos como saben que deben serlo.
(ii) Pilato buscó la manera de evadir su responsabilidad. Parece que era costumbre soltar a un preso para la Pascua. En la cárcel había un cierto Barrabás. No era ningún ladronzuelo. Lo más probable es que fuera, o un bandolero, o un revolucionario político.
Se han hecho dos especulaciones interesantes acerca de él. Su nombre Bar-Abbás quiere decir Hijo del Padre. Padre era el título que se asignaba a los más respetados rabinos. Bien puede ser que Barrabás fuera hijo de una antigua familia distinguida, que se había salido del cauce tradicional y embarcado en una carrera de crímenes por todo lo alto. Un hombre así haría del crimen algo romántico, y tendría de su parte a una buena parte del pueblo.

Aún más interesante es la casi seguridad de que Barrabás también se llamara Jesús. Algunas de las más antiguas traducciones del Nuevo Testamento -por ejemplo, las antiguas versiones siríaca y armenia le llaman Jesús Barrabás; y tanto Orígenes como Jerónimo tenían noticia de esa variante y creían que podía ser correcta. Es curioso que por dos veces Pilato especifica que Jesús, al Que llaman el Cristo (versículos 17 y 22), como para distinguirle de algún otro Jesús. Jesús era un nombre corriente. Es el mismo que Josué en hebreo, y el grito frenético de la multitud es probable que fuera: » ¡No Jesús el Cristo, sino Jesús Barrabás!»

Pilato buscaba una salida de emergencia, pero la multitud eligió al criminal violento y rechazó al tierno Jesús. Prefirieron al hombre de violencia al Hombre de Amor.

(iii) Pilato trató de zafarse de la responsabilidad de condenar a Jesús. Se conserva esa extraña y trágica ceremonia de Pilato lavándose las manos. Esa era una costumbre judía. Hay una extraña regla en Dt 21:1-9 . Si se encontraba un cadáver, y no se sabía quién lo había matado, se medía la proximidad del lugar con los pueblos cercanos, y los ancianos del pueblo más próximo tenían que sacrificar una becerra y lavarse las manos con su sangre para quedar libres de culpa. Pilato fue advertido por su sentido de la justicia, y por su conciencia, y por el sueño de su angustiada mujer; pero Pilato no podía resistir a la multitud; y Pilato recurrió al gesto estéril de lavarse las manos. La leyenda dice que hasta el día de hoy hay veces que la sombra de Pilato surge de su tumba y repite la ceremonia de lavarse las manos una vez más.

Hay algo de lo que una persona no puede librarse nunca -y es la responsabilidad. No es nunca posible ni para Pilato ni para ninguna otra persona el decir: «Me lavo las manos de toda responsabilidad.» Porque eso es algo que nadie ni nada puede borrar.
Esta imagen de Pilato inspira en nuestras mentes más bien piedad que condenación; porque aquí tenemos a un hombre tan inmerso en su pasado y tan incapacitado por él que fue incapaz de mantenerse firme en su debida posición. Pilato es una figura de tragedia más que de villanía.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mat 2:2; Mat 27:29; Mat 27:37; Mar 15:9; Mar 15:12; Mar 15:18; Mar 15:26; Luc 23:37-38; Jua 18:30; Jua 19:3; Jua 19:19; Jua 19:21.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— tú lo dices: Ver nota a Mat 26:64. Esta expresión de corte semita puede también indicar que Jesús recaba para sí la categoría de rey, pero no en el sentido que pensaba Pilato.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El juicio romano (ver Mar. 15:2-15; cf. Luc. 23:2-5, 18-25.) El juicio se realizó en público, enfrente de la residencia del gobernador. Unicamente Pilato tenía autoridad para decidir tales casos, sin embargo, el juicio lo muestra manipulado por otros y, a la postre, renunciando a su responsabilidad en favor de los dirigentes judíos. Fueron ellos los que daban la tónica y aceptaban la responsabilidad final.

El rey de los judíos fue el supuesto título que los dirigentes judíos acusaban a Jesús de asumir. Era un título más cargado políticamente que el de “Mesías”, y por consiguiente uno que el gobernador no podía ignorar; acusaba al hombre de ser potencialmente el líder de una rebelión. Fue por este cargo que Jesús fue ejecutado finalmente (37). La respuesta de Jesús (11), como en 26:64, fue positiva pero con cuidado; él se daba cuenta de la connotación equivocada que el gobernador romano captaría al oírlo. Luego, Jesús no dijo nada más hasta que estaba sobre la cruz.

El esfuerzo de Pilato de emplear la amnistía acostumbrada para escapar de la responsabilidad de condenar a un hombre inocente en base a cargos falsos fue mal concebido. Barrabás probablemente no era cualquier malhechor, sino un líder nacionalista popular quien tendría más seguidores en Jerusalén que el profeta galileo. Probablemente no fue muy difícil a las multitudes incitadas a elegir según la opinión de los principales sacerdotes y los ancianos. No es necesario asumir que estas personas fueran las mismas como los peregrinos galileos que dieron la bienvenida a Jesús en Jerusalén en 21:8, 9; más bien éstos eran habitantes de la ciudad (21:10, 11).

La escena final en los vv. 24, 25 trata de la responsabilidad. Mientras que Pilato tuvo que dar el veredicto formal, lavándose las manos intentó quitarse la responsabilidad de la muerte de Jesús y transferirla a la multitud; y en las terribles palabras del v. 25 todo el pueblo la aceptó. Al usar esta frase, Mateo indica que, mientras que los principales sacerdotes y los ancianos habían tomado la iniciativa, el pueblo como un todo tomó una responsabilidad corporativa por la muerte de Jesús. Por supuesto, no hay base para extender este principio a una condenación a todos los judíos por todos los tiempos (al fin de cuentas, el Mateo que escribió estas palabras era judío, como también todos los miembros fundadores de la iglesia de Jesús). Fue, como lo había ya indicado Jesús en 23:37-39, esa generación en Jerusalén que cargó la responsabilidad, y en el año 70 d. de J.C. se vio el terrible resultado en la destrucción de la ciudad y del templo.

Notas. 16 La palabra famoso es la traducción de una palabra gr. que también puede significar “notorio” y “popular”. 16, 17 Mss. tempranos indican que su nombre era Jesús Barrabás y es probable que esto fue lo que escribió Mat. Jesús era un nombre muy común. El v. 17 en forma aguda da a elegir entre dos “Jesuses”. 19 Nada más se sabe de la esposa de Pilato. La convicción de esta mujer gentil acerca de la inocencia de Jesús está en contraste con el prejuicio de la multitud judía. 22 La mayoría de los judíos detestaban el acto de crucifixión como un método bárbaro romano de ejecución. Pero fue la consecuencia inevitable al pedir que Jesús fuera ejecutado oficialmente como si fuera un rebelde.25 El gr. dice sencillamente: “¡Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” No es tanto un deseo como una aceptación de responsabilidad; cf. Jos. 2:19.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

j 1388 Mar 15:2; Luc 23:3; Jua 18:33

k 1389 Mat 26:64; 1Ti 6:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Rey de los judíos. La acusación original (26:65– 66; 27:1) se ha modificado para incriminar a Jesús como rebelde político (v. coment. en Lc 23:2).

Fuente: La Biblia de las Américas

11 (a) vs.11-14: Mar_15:2-5 ; Luc_23:2-3 ; Jua_18:29-38

11 (b) Mat_27:29 , Mat_27:37 ; Mat_2:2

11 (c) Mat_26:25

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

En estos versículos se describe el examen de Jesús ante Pilato, el gobernador romano. Esa escena debió de ser maravillosa para los ángeles de Dios. Aquel que un día juzgará al mundo se dejó juzgar y condenar, «aunque nunca El hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.» Isa 53:9. Aquel de cuyos labios Pilato y Caifás recibirán un día una sentencia eterna, permitió en silencio que se le pronunciara una sentencia injusta. Así se cumplió la profecía de Isaías: «Como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca.» Isa 53:7.La conducta de Pilato nos revela cuan digno de lástima es el estado de un hombre notable sin principios.En su interior Pilato, según parece, tenía convicción de que nuestro Señor no había hecho nada digno de muerte. Claramente se nos dice que sabía que por envidia le habían entregado. Si lo hubieran dejado que ejerciese su raciocinio sin prevención ó preocupación alguna, probablemente habría declarado no haber lugar á seguimiento de causa, y habría puesto nuestro Señor en libertad.Mas Pilato gobernaba un pueblo suspicaz á la par que tumultuario, y su anhelo más vehemente era captarse la buena voluntad de éste. No se le daba cuidado de pecar contra Dios y á despecho de su conciencia, si de ese modo lograra la alabanza de los hombres. Aunque estaba deseoso de salvarle la vida á nuestro Señor, tenía miedo de hacerlo por temor de ofender á los judíos. Así fue que, después de hacer un débil esfuerzo para conseguir que el pueblo trasladase todo su encono de Jesús á Barrabas, y de un esfuerzo todavía más débil para satisfacer su conciencia lavándose las manos ante el pueblo, al cabo condenó al mismo prisionero que él había llamado justo. Haciendo poco caso de la admonición misteriosa que su esposa le trasmitió, y acallando la voz de su conciencia, entregó á Jesús para ser crucificado.Cualquiera que sea la posición que ocupemos en la vida adoptemos como norma lo recto, lo justo, no lo conveniente, lo oportuno. La alabanza de los hombres es un bien muy insignificante, muy fugaz, muy incierto. Empeñémonos por agradar á Dios, y poco importa que ningún hombre se complazca. Temámosle á Dios, que después de El no hay nadie á quien debemos temer.La conducta de los Judíos descrita en el presente pasaje nos revela cuan grande es la maldad de la naturaleza humana.Pilato les ofreció á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos una oportunidad de recapacitar sobre lo que iban á hacer y volver sobre sus pasos.
Las razones que él adujo para no condenar á nuestro Señor, daban lugar á una reconsideración; pero los enemigos del Redentor no reconsideraron, sino siguieron adelante en su crimen atroz. Rechazando el arreglo que Pilato propuso, prefirieron que un pícaro llamado Barrabas fuera puesto en libertad en vez de Jesús. Á gritos pidieron que nuestro Señor fuera crucificado, y terminaron por asumir temerariamente la responsabilidad de la muerte de nuestro Señor, diciendo: «Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos.»Y ¿qué había hecho nuestro Señor para que los judíos lo odiasen tanto? No era ni asesino ni ladrón. No había blasfemado contra Dios ni dicho improperios contra los profetas. Su vida había sido una vida de amor. El había pasado «haciendo bienes, y sanando á todos los oprimidos del diablo.» Actos 10: 38. Ninguna transgresión había cometido contra las leyes divinas, ó contra las humanas. Y no obstante los judíos lo aborrecían y no cesaron de perseguirlo hasta que le dieron muerte. Lo aborrecían porque era recto y ellos eran culpables, porque era santo y ellos eran malos, porque atacaba el pecado, y ellos estaban resueltos á no abandonar los suyos.

Fuente: Los Evangelios Explicados

procurador… El título latino praefectus = prefecto, fue cambiado por el de procurator = procurador.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

TGr73 Σὺ λέγεις significa: Tú lo dices (comp. Mat 26:64; el pronombre σύ es enfático -T37).

BD277(1) En σὺ εἶ ὁ βασιλεύς, el pronombre es enfático (un hombre como tú).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., y el gobernador

Fuente: La Biblia de las Américas

El título de prefecto (latín praefectus) se cambió más tarde por el de procurador (latín procurator).

Fuente: La Biblia Textual III Edición