Comentario de Mateo 27:45 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Desde la sexta hora descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.

27:45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. — Luc 23:45 usa la palabra EKLIPONTOS, de la cual viene la palabra eclipse, pero un eclipse solar no es posible cuando la luna estaba llena durante el tiempo de la Pascua; por eso, las tinieblas era sobrenaturales (JPL). Las tinieblas acompañan los juicios de Dios (Éxo 10:22; Isa 60:2; Joe 2:10; Amó 8:9).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y desde la hora sexta. Mar 15:25, Mar 15:33, Mar 15:34; Luc 23:44, Luc 23:45.

hubo tinieblas sobre toda la tierra. Isa 50:3; Amó 8:9; Apo 8:12; Apo 9:2.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

la hora sexta era la del medio día. Las tinieblas no se debieron a un eclipse de sol, puesto que la Pascua ocurría en luna llena. Era un suceso sobrenatural.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

desde la hora sexta … hasta la hora novena. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde. La crucifixión comenzó a las nueve de la mañana (vea las notas sobre Mar 15:25; Luc 23:44).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

27:45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. – Luc 23:45 usa la palabra EKLIPONTOS, de la cual viene la palabra eclipse, pero un eclipse solar no es posible cuando la luna estaba llena durante el tiempo de la Pascua; por eso, las tinieblas era sobrenaturales (JPL). Las tinieblas acompañan los juicios de Dios (Éxo 10:22; Isa 60:2; Joe 2:10; Amó 8:9).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL TRIUNFO FINAL

Mateo 27:45-50

Desde las doce del mediodía cubrieron la tierra las tinieblas hasta las tres de la tarde. A eso de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz:
-El¡, El¡, ¿lama sabajthuni? -(Que quiere decir: » Dios mío, Dios mío, ¿por qué Me has desamparado?»).
Algunos de los que se encontraban allí, oyeron esto y dijeron:

-Este Hombre está llamando a Elías.E inmediatamente uno de ellos fue corriendo, y tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y la puso en una caña, y Le dio de beber. Los demás dijeron:-¡Déjale, a ver si viene Elías a salvarle!
Jesús clamó otra vez a gran voz, y entregó el espíritu.

Conforme hemos estado leyendo la historia de la Crucifixión, todo parece haber estado pasando muy deprisa; pero en realidad las horas iban resbalando. Marcos es el más preciso en relación con el tiempo. Nos dice que Jesús fue crucificado a la hora tercera, es decir, las 9 de la mañana (Mr 15:25 ), y que murió a la hora novena, es decir, las 3 de la tarde (Mr 15:34 ). Es decir: Jesús estuvo clavado en la Cruz seis horas. Para Él, la agonía fue misericordiosamente breve, porque se daba el caso de que algunos criminales estuvieran colgando de sus cruces varios días hasta que les llegaba la muerte.

En el versículo 46 tenemos lo que tiene que haber sido la frase más alucinante de toda la historia evangélica: El grito de Jesús: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué Me has desamparado?» Este es un dicho ante el que debemos postrarnos en reverencia, aunque también debemos tratar de comprenderlo. Ha habido muchos intentos de penetrar en su misterio; solo podemos considerar tres de ellos.

(i) Es extraña la manera en que el Salmo 22 fluye por toda la narración de la Crucifixión; y esta palabra es de hecho el primer versículo de ese Salmo. Más tarde dice: «Todos los que Me buscan se burlan de. Mí; tuercen la boca y menean la cabeza, diciendo: «Él apeló al Señor, líbrele El; sálvele, si es verdad que Se deleita en Él»» (Sal 22:7 s). Y todavía más adelante leemos: «Se repartieron entre ellos Mis vestidos, y se jugaron mi ropa a los dados» (Sal 22:18 ). El Salmo 22 está entretejido en la misma historia de la Crucifixión.

Se ha sugerido que Jesús estaba de hecho repitiendo ese Salmo para Sí; y aunque empieza con un grito de abatimiento, acaba remontándose en triunfo: «De Ti viene Mi alabanza en la congregación… porque el dominio pertenece al Señor, y El gobierna sobre las naciones» (Sal 22:25-31 ). Así que se sugiere que Jesús estaba repitiendo el Salmo 22 en la Cruz como una descripción de Su situación y como canción de alabanza, sabiendo muy bien que empezaba en las profundidades y acababa en las alturas.

Es una sugerencia atractiva; pero un crucificado no recita poesía ni para sus adentros; aunque sea la poesía de un Salmo; y además, toda la atmósfera es de tragedia despiadada.
(ii) Se sugiere que en ese momento todo el peso del pecado del mundo cayó sobre el corazón y el ser de Jesús; que ese fue el momento en que el Que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros (2Co 5:21 ); y que el castigo que Él sufrió por nosotros implicó la inevitable separación de Dios que produce el pecado. Nadie puede decir que eso no fuera verdad; pero, si lo es, es un misterio que no podemos más que vislumbrar, y ante el que solo podemos adorar.

(iii) Puede ser que haya algo aquí -si podemos decirlo así- más humano. A mí me parece que Jesús no sería Jesús si no hubiera sondeado las simas más profundas de la experiencia humana. En la experiencia humana, en él transcurso de la vida, cuando las más amargas tragedias la invaden, hay momentos cuando nos parece sentir que Dios Se ha olvidado de nosotros; cuando estamos inmersos en una situación que sobrepasa nuestro entendimiento y nos sentimos abandonados hasta de Dios. A mí me parece que eso fue lo que Le sucedió a Jesús aquí. Ya hemos visto que en Getsemaní Jesús sólo sabía que tenía que seguir adelante, porque esa era la voluntad de Dios, y Él tenía que aceptar hasta lo que no podía comprender totalmente. Aquí vemos a Jesús sondeando las más negras profundidades de la situación humana, para que no hubiera ninguna de la que pudiéramos decir que Él no la pasó antes que nosotros.

Los que Le oyeron, no Le comprendieron: Algunos creyeron que estaba llamando a Elías; esos serían judíos. En los escritos del Mar Muerto se encuentran ejemplos que parecen indicar que «Elí, Elí» se podría pronunciar «Elía, Elía.» Tal vez Jesús pronunció el versículo en su dialecto galileo del arameo. Pero también puede ser que entendieran perfectamente que estaba usando palabras de la Sagrada Escritura, y hasta en eso se burlaron de Él.
Uno de los grandes dioses del paganismo era el Sol -Helios. Una invocación al dios Sol habría empezado: «¡Helie!,» y se ha sugerido que los soldados puede que pensaran que Jesús estaba llamando al más grande de sus dioses, que había oscurecido su rostro de espanto ante aquella escena. En cualquier caso, el clamor de Jesús fue un misterio para los espectadores.
Pero aquí hay algo importante. Habría sido terrible el que Jesús hubiera muerto con un grito de angustia en Sus labios; pero no fue así. La narración evangélica prosigue diciéndonos que, cuando Jesús clamó con una gran voz, entregó Su espíritu. Esa gran voz dejó. su impronta en las mentes de los testigos. Está en todos los evangelios (Mt 27:50 ; Mr 15:37 ; Lc 23:46 ). Pero hay un evangelio que llega más allá: Juan nos dice que Jesús murió dando un gran grito: «¡Consumado es!» (Jn 19:30 ). Consumado es son dos palabras en español, pero en griego es solo una: Tetélestai -como sería también en arameo. Y tetélestai es un grito de triunfo; es el grito de Uno Que ha completado Su tarea; es el grito del Que ha vencido en la contienda; es el grito de la Persona Que ha salido de las tinieblas a la gloria de la luz, y Que ha alcanzado la corona. Así es que Jesús murió como vencedor, con un grito de triunfo en los labios.

Aquí tenemos algo de valor incalculable. Jesús pasó por el abismo más insondable, y salió de nuevo a la luz. Nosotros también, si nos aferramos a Dios aun cuando parece que no hay Dios, manteniendo los restos de nuestra -fe desesperada e invenciblemente, no cabe duda que la aurora romperá y saldremos victoriosos. El vencedor es el que se niega a creer que Dios Se ha olvidado de él aun cuando todas las fibras de su ser se sientan abandonadas. Vencedor es aquel que no, deja que se le pierda nunca la fe, aun cuando sienta que ya ha perdido toda su base. Vencedor, es, el que se ha sumido hasta las profundidades, y todavía se aferra a Dios; porque eso es lo que hizo Jesús.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Amó 8:9.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— mediodía… tres de la tarde: Lit. hora sexta… hora nona. Ver nota a Mat 20:3-6.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La muerte de Jesús (ver Mar. 15:33-41; cf. Luc. 23:44-49). Hasta este momento Jesús había guardado silencio, siendo objeto de la burla. Ahora Mateo vuelve a enfocar a Jesús mismo, y al leer de su muerte, se nos permite observar algo del significado de lo que estaba ocurriendo.

Jesús siguió con vida sobre la cruz desde el mediodía hasta como las 3 de la tarde. La oscuridad de esas horas (no un eclipse, ya que es luna llena en la Pascua) era una señal del desagrado de Dios (Amós 8:9). El grito extraordinario de Jesús en la obscuridad (citando Sal. 22:1) revela la profundidad de su sufrimiento al dar su vida en rescate por muchos (20:28). Esta es la única vez que Jesús no llamó “Padre” a Dios, indicando que por un tiempo aun la íntima relación de Padre e Hijo (11:27) había sido quebrantada.

La supuesta apelación a Elías descansa en el sonido de la palabra Elí, “mi Dios”. Algunos judíos creían que Elías podía ser invocado para proveer ayuda en momentos de necesidad. El vinagre (bebida barata del soldado común) era un acto de bondad, mencionado como eco del Sal. 69:21.

Los crucificados normal y gradualmente caían en la inconsciencia después de muchas horas, aun días de agonía. Sin embargo, la muerte de Jesús se describe como si él mismo estuviese en control pleno: entregó el espíritu es una expresión inusual, sugiriendo un acto de voluntad.

Los vv. 51-53 (juntos con la oscuridad del v. 45) indican que ésta no era una muerte cualquiera. El enorme velo del templo separaba efectivamente el lugar santísimo, de modo que su destrucción no fue sólo un acto de poder divino (de arriba abajo) presagiando la destrucción mayor por venir, sino que también fue un símbolo del acceso a Dios por medio de la muerte de Jesús. El terremoto también ilustraba el poder y el juicio de Dios (Jue. 5:4; Joel 3:16; Nah. 1:5, 6). El efecto de levantar muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto (¿en tiempos del AT?) sugiere que la resurrección de los últimos días (Isa. 26:19; Dan. 12:2) halló sus comienzos en la resurrección de Jesús. Ahora era el momento para que todas las esperanzas del pueblo de Dios fueran cumplidas.

No es de sorprender que estos eventos sobrenaturales causaron terror en los soldados gentiles, pero el título Hijo de Dios suena extrañamente judío; posiblemente se habían unido a las burlas de los judíos de los vv. 40, 43. Sea como fuere, sin importar lo poco que los soldados comprendían de lo que dijeron, Mat. tiene la intención de que sus lectores reconozcan que ésta era una reacción verdadera a lo sucedido. Una vez más se requirió un gentil para ver lo que los judíos no podían ver (cf. 2:1-12; 8:8-12; 12:41, 42; 27:19).

Notas. 52, 53 No tenemos otra fuente de este asombroso evento y Mateo no nos da detalles suficientes para que sepamos exactamente lo que él pensó que había ocurrido. Por ejemplo, ¿por qué la demora entre la resurrección de los cuerpos y su aparición en Jerusalén; y qué les ocurrió a ellos después? El simbolismo está bastante claro, pero no contamos con las fuentes necesarias para considerar el relato como historia. 55, 56 Las mismas mujeres fueron testigos de la muerte, sepultura (61) y resurrección (28:1); por lo tanto, no hay espacio para error en cuanto a la realidad de la muerte de Jesús o la identificación de su tumba.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

NOTAS

(1) “Hora sexta”, es decir, aproximadamente las 12 de la mañana.

(2) “Hora nona”, es decir, aproximadamente las 3 de la tarde.

REFERENCIAS CRUZADAS

c 1435 Amó 8:9

d 1436 Mar 15:33; Luc 23:44

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

oscuridad. La oscuridad era señal de juicio divino (cp. Jer 4:27– 28; 13:16; 15:9) y es asociada específicamente con el día del Señor en Am 5:18, 20; 8:9– 10. Esta oscuridad duró tres horas, desde el mediodía hasta las tres de la tarde.

Fuente: La Biblia de las Américas

45 (1) La hora sexta corresponde a las doce del día, y la hora novena a las tres de la tarde. El Señor estuvo crucificado desde la hora tercera, es decir, las nueve de la mañana ( Mar_15:25), hasta la hora novena, es decir, las tres de la tarde. Sufrió en la cruz durante seis horas. En las primeras tres horas fue perseguido por los hombres por haber hecho la voluntad de Dios; durante las últimas tres horas fue juzgado por Dios para efectuar nuestra redención. Durante este período Dios lo consideró nuestro substituto, quien sufrió por nuestro pecado ( Isa_53:10). Las tinieblas cubrieron toda la tierra (v.45) porque nuestro pecado, nuestros pecados y todo lo negativo estaban siendo juzgados allí; y debido a nuestro pecado Dios lo abandonó (v.46).

45 (a) vs.45-56: Mar_15:33-41 ; Luc_23:44-49

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

desde la hora sexta…hasta la hora novena. Desde el mediodía hasta las 3 de la tarde.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Después de seis horas de agonía Jesús condescendió en sufrir aun la muerte misma, y dio el espíritu. Tres puntos hay en la narración que merecen atención especial.1. Lo notable de las palabras que Jesús pronunció poco antes de expirar. «Dios mío, Dios mío,» dijo El, «¿por qué me has desamparado?»Esas palabras encierran un misterio que á ningún mortal le es dado penetrar. Empero, no hay duda que no fueron arrancadas por el dolor corporal: fueron más bien la expresión de un alma oprimida por la enorme carga de los pecados del mundo. En ese momento supremo, la -iniquidad de todos nosotros gravitaba pesadamente sobre el Crucificado. Grande debió de haber sido ese peso, real y verdadera debió de haber sido la sustitución, cuando El, el Hijo eterno de Dios, se vio «abandonado,»2. Cuánto implican las palabras que describen él fin de nuestro Señor. Se nos dice que «dio el espíritu.»Jamás el exhalar del último suspiro fue tan importante como entonces. Jamás se verificó un acto tan trascendental como aquel. Los soldados romanos y la multitud pervertida que rodeaba la cruz, solo vieron una víctima pereciendo como las demás con todas las agonías que ordinariamente padecían los crucificados; y no percibieron que de ese acontecimiento dependían intereses eternos.Esa muerte cubrió de un todo la enorme deuda que los pecadores habían contraído para con Dios. Esa muerte satisfizo á los preceptos santos de la ley divina, é hizo que Dios fuese justo y á la vez justificador de los trasgresores. Esa muerte no fue un mero ejemplo de abnegación, sino una expiación completa por los pecados del hombre, y afecta el estado y el porvenir de todo el género humano. Esa muerte, en fin, resolvió el complicado problema de cómo podía Dios ser perfectamente santo y perfectamente misericordioso.3. Cuan singular fue el milagro que se verificó á la hora de la muerte de nuestro Señor y en el recinto mismo del templo judaico. Se nos dice que el velo del templo «se rompió en dos.» El velo era una especie de cortina separando el lugar más santo del resto del templo, y más allá de la cual solo el sumo sacerdote podía penetrar.De todos los maravillosos signos de aquel día, ninguno fue tan significativo como aquel. Quería decir que el antiguo sistema de sacrificios y ritos no era ya necesario, habiendo cumplido su misión desde el momento en que Jesucristo murió. Ya no había necesidad de un sumo sacerdote en la tierra; ni del propiciatorio, de la aspersión de sangre, la ofrenda del incienso y la expiación cotidiana. El verdadero Sumo Sacerdote había al fin aparecido; el verdadero Cordero de Dios había sido inmolado; el verdadero propiciatorio había sido revelado: ya no eran menester los símbolos y emblemas. Elevar hoy un altar ó crear un sacerdocio, es como encender una vela a medio día.El acto de romperse el velo significó también que se había abierto el camino de la salvación á toda la humanidad. Hasta el día en que Cristo murió el gentil ignoraba completamente ese camino, y el judío solo lo percibía confusamente. Pero habiendo el Salvador ofrecido un sacrificio perfecto, y habiendo obtenido redención eterna, la oscuridad y el misterio se iban á desvanecer. El Evangelio fue la revelación do un arcano que había estado oculto por muchos siglos.

Fuente: Los Evangelios Explicados

hora sexta… Esto es, el mediodía; hora novena… Es decir, las tres de la tarde → §170 (Número 9).

Fuente: Biblia Textual IV Edición

I.e., las doce del día

I.e., las tres de la tarde

Fuente: La Biblia de las Américas

Esto es, el mediodía.

27.45 Es decir, las tres de la tarde.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[45] 27.45 Literalmente, desde la hora sexta hasta la hora novena.

Fuente: Peshitta en Español