Biblia

Comentario de Mateo 28:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 28:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entre tanto que ellas iban, he aquí algunos de la guardia fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.

he aquí unos se da guardia. Mat 28:4; Mat 27:65, Mat 27:66.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los soldados romanos dieron aviso a los principales sacerdotes porque habían sido asignados para ejercer sus obligaciones con las autoridades religiosas (Mat 27:65).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

dieron aviso a los principales sacerdotes. La determinación de los líderes judíos para ocultar lo que había ocurrido revela la obstinación del incrédulo al enfrentar la evidencia (Luc 16:31).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

EL ÚLTIMO RECURSO

Mateo 28:11-15

Mientras ellas iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad a decirles todo lo que había sucedido a los principales sacerdotes. Estos se reunieron con los ancianos, y entre todos hicieron un plan. Les dieron a los soldados una cantidad considerable de dinero, y les dijeron:

-Decid: «Sus discípulos vinieron de noche, y Le robaron mientras nosotros estábamos dormidos.» Y si esto llega a oídos del gobernador, usaremos de nuestra influencia para que vosotros no tengáis que preocuparos por nada.
Los soldados aceptaron el dinero y siguieron las instrucciones de ellos. Y esta es la historia que se repite entre los judíos hasta el día de hoy.

Cuando algunos de la guardia se dirigieron a los principales sacerdotes y les contaron lo sucedido en la tumba vacía, las autoridades judías se quedaron desesperadamente preocupadas. ¿Era posible que hubiera fracasado todo su plan? Entonces se trazaron otro: sobornaron a los soldados de la guardia para que dijeran que los discípulos de’ Jesús habían ido mientras ellos estaban dormidos, y habían robado el cuerpo.
Es interesante notar los medios que usaron las autoridades judías en su intento desesperado de eliminar a Jesús. Usaron la traición para apoderarse de Él: Usaron la ilegalidad para juzgarle. Usaron la calumnia para acusarle ante Pilato. Y ahora estaban usando el soborno para silenciar la verdad acerca de Él. Y todo les falló. Magna est veritas et praevalebit, decía el proverbio latino: Grande es la verdad, y ella prevalecerá. El dictamen de la Historia es que todas las maquinaciones malvadas de los hombres no pueden acabar por eliminar la verdad. El Evangelio de la bondad es más poderoso que las conjuras de la maldad.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

El informe de la guardia. Mientras que nuestra mira está puesta en Galilea y en el triunfo del Señor resucitado, aquí damos un último vistazo a la ciudad, Jerusalén, con sus autoridades totalmente desconcertadas, haciendo un desesperado arreglo para encubrir los hechos. De esta manera estamos preparados para la escena final, donde el contraste entre Galilea y Jerusalén que se ha sostenido en todo el evangelio llega a su clímax.

Requeriría mucho dinero para persuadir a los soldados a hacer correr el relato del encubrimiento, ya que el dormir durante su turno de guardia sería un delito capital. Pero la reputación de Pilato era bien conocida; si el relato llegaba a sus oídos, él se satisfaría con otro soborno. Justino menciona que tales relatos seguían oyéndose en el siglo II para desacreditar el hecho de la tumba vacía.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

m 1476 Mat 27:65

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

11 (a) Mat_27:65-66

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Este pasaje forma la conclusión del Evangelio de San Mateo. En los primeros versículos se nos manifiesta qué absurdos cree el hombre en su preocupación, en vez de creer la verdad; en los siguientes, cuan débiles de corazón son algunos discípulos y cuan tardos para creer; y en los últimos se nos transmiten algunas de las postreras palabras que nuestro Señor pronunció cuando estuvo en la tierra. Notaremos en su orden respectivo los varios puntos que merecen especial atención.
1. El deber que Jesucristo impuso a sus discípulos. Les mandó que enseñasen á todas las naciones. No habían de reservar sus conocimientos para sí mismos, sino comunicarlos á sus semejantes; ni habían de imaginarse que la salvación había sido revelada solo para los Judíos, sino, antes bien, debían anunciarla ante todo el mundo. En una palabra, lo que les correspondía hacer era esforzarse por convertir todas las naciones y por decir á toda la tierra que Jesucristo había muerto por los pecadores.
No olvidemos que ese mandato es todavía obligatorio. Es deber imprescindible de todo discípulo de Jesucristo el hacer todo lo posible, tanto personalmente como por medio de la oración, por encaminar á sus prójimos hacia el Salvador. ¿Qué fe es la que tenemos si descuidamos este deber? ¿Qué caridad? Es de sospecharse que un hombre no aprecia el Evangelio en su debido valor cuando no quiere darlo á conocer al mundo.
2. La profesión pública que Jesús exige de los que crean en el Evangelio. Les dijo á los apóstoles que bautizaran á los que recibieran como discípulos.
Al leer este último precepto de nuestro Señor es difícil concebir cómo es que algunos hombres creen que el bautismo no es necesario siempre que haya oportunidad de administrarlo. Que el bautismo externo no es, de una manera absoluta, necesaria para la salvación, lo prueba la historia del ladrón penitente, quien ascendió al paraíso sin haberse bautizado. Que el bautismo externo algunas veces no confiere por sí solo beneficio alguno, lo demuestra hasta la evidencia la historia de Simón el Mago, quien aun después de bautizado permaneció «en hiel de amargura, y en prisión de iniquidad.» Actos 3:23. Pero que el bautismo sea un sacramento que pueda ó no administrarse, según el libre albedrío las personas interesadas, es una doctrina que nos parece en pugna con las palabras de nuestro Señor que en este pasaje se citan.
Mas la verdad práctica que esas palabras enseñan es que el creyente debe hacer profesión pública de su fe. No basta ser discípulos en secreto: es preciso que no nos avergoncemos de dar á conocer á los hombres quiénes somos y á quién servimos. Las palabras que Jesús pronunció á este respecto son muy solemnes: «El que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará de el, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles..
3. La obediencia que Jesús exige de los que profesen ser sus discípulos. Á los apóstoles les mandó que enseñasen á estos que guardaran todas las cosas que El les había mandado.
Esto demuestra que una religión de mero nombre y de mera apariencia es inútil, y que solo se reputan como cristianos á los que obedecen las palabras de Jesucristo y se esfuerzan por practicar sus preceptos. ¿De qué manera vivimos? ¿Cómo nos conducimos en el hogar y fuera de él? ¿Es el Sermón en el Monte nuestra norma? ¿Nos esforzamos en imitar el ejemplo de Jesucristo? ¿Hacemos por practicar lo que él mandó? Preguntas son estas que debemos contestar satisfactoriamente si es cierto que hemos experimentado el renacimiento y nos hemos hecho hijos de Dios. La fe sin obras es muerta. «Vosotros sois mis amigos,» dijo Jesús, «si hiciereis las cosas que yo os mando,» Joh 15:14.
4. La referencia solemne que nuestra Señor hizo á la Santísima Trinidad. Les ordenó á los apóstoles que bautizasen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Este es uno de los textos que prueban directamente la importantísima doctrina de la Trinidad. Jesús se refirió al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como tres personas distintas á la vez que iguales. Tal como es el Padre es el Hijo y el Espíritu Santo. Y sin embargo, estas tres personas son un solo Dios.
Esta verdad es un gran misterio. Basta que recibamos la doctrina de la Trinidad en la Unidad con humildad y reverencia y sin hacer vanas preguntas. El hombre no podría ser salvo sin la obra de las tres personas de la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo cooperaron para crear al hombre, y cooperan para salvarlo.
5. La benigna promesa con la cual Jesús terminó sus palabras. Dijo á sus discípulos: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo..
Es imposible concebir palabras más consoladoras, fortificantes y regocijadoras que estas. Aunque los discípulos iban á quedarse solos, como huérfanos, en un mundo frió y cruel, no por eso iban á estar desamparados. Su Maestro iba á estar siempre con ellos. Ningunas otras palabras habrían podido ser tan adecuadas para tales hombres, y en tales circunstancias, y ningunas otras podrían tampoco serlo para los creyentes en todos los siglos del mundo.
Que los cristianos recuerden constantemente esas palabras. Jesús está siempre con nosotros. Jesús está con nosotros á donde quiera que vayamos. El está diariamente con nosotros para perdonar, para santificar y fortificar, para guiar y dirigir: El está con nosotros en nuestro pesar y nuestra alegría, en las enfermedades y en la salud, en vida y en muerte, en el tiempo y en la eternidad.
¿Qué mayor consuelo que este pueden desear los creyentes? En cualquiera evento, nunca quedan en completo desamparo y abandono. Jesucristo siempre está con ellos. Pueden tornar los ojos hacia el sepulcro y decir como David: » Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré algún mal, porque tú estarás conmigo.» Pueden dirigir la vista allende del sepulcro y decir como San Pablo: «Estaremos siempre con el Señor.» Psa 23:4; 1Th 4:16.

Fuente: Los Evangelios Explicados

Esto es, un informe detallado.

Fuente: La Biblia Textual III Edición