Comentario de Mateo 5:14 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede ser escondida.

Mat 5:14-16, Vosotros sois la luz del mundo; Jua 8:12; Jua 9:5. una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

LA LUZ DEL MUNDO

Introducción.

A. El Sermón del Monte es sumamente práctico. Jesús habla de cosas comunes, como la sal y la luz. Todo el mundo comprende perfectamente lo útil de estas cosas. Jesús dice que sus discípulos son la luz del mundo. ¡Otra afirmación admirable y maravillosa!

B. Jesús habla de la realidad. El no dice esto para producir un espíritu de soberbia en sus discípulos, sino que este atributo se debe a su utilidad en el mundo, para expeler las tinieblas (la ignorancia y los pecados), y para alumbrar el camino.

I. El mundo de tinieblas urgentemente necesita de esta luz.

A. Pro 4:19, «El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan». ¡Es muy cierto este proverbio! Los del mundo tropiezan y caen y ni siquiera saben en qué tropiezan. Jua 12:35, «el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va».

B. En el Nuevo Testamento hay varias listas de los pecados más horribles del hombre (véanse Rom 1:18-32; 1Co 6:9-10; Gál 5:19-21; Col 3:5-8; etc.). Rom 13:12, tales pecados se llaman «las obras de las tinieblas». Efe 5:11, «Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas».

II. Jesucristo es la única verdadera luz del mundo.

A. Mat 4:16, cuando Cristo vino, «el pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte luz les resplandeció». Luc 1:78-79, el profeta Zacarías, padre de Juan el bautista, dijo al niño «que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte». Jua 1:5, «La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella». Jua 8:12, «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». Véanse también Jua 9:5; Jua 12:35; Jua 12:46.

B. Jesús es la luz del mundo porque, como el Verbo de Dios, El reveló tanto en su vida, muerte, resurrección y ascensión, como en sus enseñanzas, la voluntad de Dios con respecto a los pecados de la humanidad, y cómo podemos recibir el perdón de pecados y tener comunión con Dios.

III. También los discípulos de Cristo son la luz del mundo.

A. Jua 12:36, «Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz». Véase la expresión «hijos de luz» en 1Ts 5:5. La palabra «hijos» significa «caracterizados por» (son de esa naturaleza).

B. Efe 5:8, «en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz». Col 1:13, «nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre». 1Ts 5:4, «No estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda». 1Pe 2:9, «os llamó de las tinieblas a su luz admirable».

IV. Somos la luz del mundo si predicamos el evangelio puro.

A. La luz del evangelio. 2Co 4:4; 2Co 4:6 habla de «la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo «. Cristo ilumina al mundo a través del evangelio. Al llegar esta luz, las tinieblas desaparecen.

B. Hch 26:18, la obra de Pablo: «para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios».

V. Somos la luz del mundo si llevamos vidas fieles.

A. Flp 2:15, «para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha… resplandecéis como luminares en el mundo».

B. La necesidad de buenos ejemplos: 1Ti 4:12, «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra conducta, amor, espíritu, fe y pureza». 1Pe 3:1-4, es posible que maridos incrédulos «sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa». Para hacerlo ellas deben tener «un espíritu afable y apacible». 1Pe 5:3, los ancianos no deben tener «señorío» sobre la iglesia, «sino siendo ejemplos de la grey».

C. Hay mucha «luz» en el buen ejemplo. La mayoría de la gente no lee la Biblia. La vida de los cristianos es la única «Biblia» que leen. Aprenden mucho del evangelio «escrito» en las vidas de los cristianos 2Co 3:2, «Nuestras cartas sois vosotros, conocidas y leídas por todos los hombres», como documentos clavados a la pared en edificios públicos.

D. No debe haber comunión con las tinieblas. Es necesario enfatizar que somos la luz del mundo solamente si somos pura luz, sin nada de tinieblas 1Jn 1:5-6 «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos». 2Co 6:14, «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?» En este texto Pablo condena toda forma de comunión con la idolatría. Véanse 1Co 8:10; 1Co 10:20-21. 2Co 6:14 es paralelo con Efe 5:11. 2Co 6:17, Por eso, «Salid de en medio de ellos, y apartaos». ¿Por qué? Porque si tenemos comunión con las tinieblas, llegamos a ser tinieblas otra vez. Ya dejamos de ser luz 2Co 6:14-18 nos enseña a no tener comunión con el error religioso.

E. Recuérdense las bienaventuranzas, porque están en el contexto de Mat 5:14-16. Para ser la luz del mundo, debemos poseer las cualidades de carácter mencionadas en las bienaventuranzas. Muchos hermanos no son luz porque no son «pobres en espíritu» (no quieren reconocer sus faltas ni pedir perdón), no tienen hambre y sed de justicia, no son pacificadores, etc.

VI. «Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder».

A. Son bien conocidos. Los discípulos fieles que predican el evangelio puro se conocen; tienen su influencia sobre mucha gente (Hch 17:6). La gente se fija en la buena conducta, actitud, y buena voluntad del cristiano. Es algo obvio y sobresaliente. El cristiano es diferente. No se conforma a las actitudes mundanas (Rom 12:1-2), sino que es transformado a la semejanza de Cristo.

B. Los cristianos son conocidos por familiares, vecinos, compañeros de trabajo o de escuela, clientes y patrones, mayordomos y empresarios, etcétera.

C. «Debajo de un almud». El almud es útil; tiene su uso práctico, pero no fue diseñado para esconder lámparas. Los habitantes de monasterios y conventos quieren poner su luz debajo de un almud. Creen que deben aislarse del mundo y dedicarse a la meditación. Esto es precisamente lo que Jesús rechaza. (1) Nada de discipulado secreto, Jua 19:38. Si no confesamos a Cristo abiertamente, si nos avergonzamos de El, somos tinieblas, y nada de luz. Véanse Mat 10:32-33 (esta confesión no se limita a una confesión hecha antes de bautizarse en la presencia de cristianos, (véanse Mat 10:17; Mat 10:28; Mat 10:32-33; Mar 8:38; Luc 14:25-35). (2) (3) No solamente en el local. También los miembros que limitan sus actividades evangelísticas al sitio de reunión ponen su luz debajo de un almud. Muy pocas personas irán al local para oír el evangelio, sino que es necesario llevarlo a ellos, Mat 28:19; Mar 16:15; Hch 8:4. (4) No asociarse con los mundanos. Los que no quieren asociarse con los del mundo, sino solamente con los hermanos, ponen su luz debajo de un almud. Recuérdense Luc 5:30-32; Luc 15:1-2, etcétera.

D. «sino sobre el candelero». Los cristianos deben estar conscientes de la necesidad de tener una influencia positiva sobre otros. La luz tiene que exponerse por medio de la enseñanza del evangelio y el buen ejemplo para iluminar el camino de otros. No debe esconderse nuestra luz.

VII. «Alumbre vuestra luz delante de los hombres… glorifiquen al Padre».

A. La Biblia condena toda forma de soberbia. La enseñanza de este verso (Mat 5:16) no debe producir soberbia en nadie. Jesús no quiere que se haga una exhibición de nuestra justicia para que los hombres nos alaben a nosotros mismos (Mat 6:1-18).

B. El propósito de alumbrar nuestra luz: «para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos». 1. Mat 9:8, cuando Jesús sanó al paralítico, «la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios». 2. Mat 15:31, «la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel». Véase también Luc 7:16. 3. La misma cosa sucedió cuando los apóstoles hicieron milagros. Véase Hch 4:21; Hch 21:20.

C. Las buenas obras. ¡Hagamos buenas obras para que Dios sea glorificado!

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

vosotrs sois la luz. Pro 4:18; Jua 5:35; Jua 12:36; Rom 2:19, Rom 2:20; 2Co 6:14; Efe 5:8-14; Flp 2:15; 1Ts 5:5; Apo 1:20; Apo 2:1.

una ciudad asentada sobre un monte. Gén 11:4-8; Apo 21:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Mat 5:14-16, Vosotros sois la luz del mundo; Jua 8:12; Jua 9:5. una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
LA LUZ DEL MUNDO
Introducción.
A. El Sermón del Monte es sumamente práctico. Jesús habla de cosas comunes, como la sal y la luz. Todo el mundo comprende perfectamente lo útil de estas cosas. Jesús dice que sus discípulos son la luz del mundo. ¡Otra afirmación admirable y maravillosa!
B. Jesús habla de la realidad. El no dice esto para producir un espíritu de soberbia en sus discípulos, sino que este atributo se debe a su utilidad en el mundo, para expeler las tinieblas (la ignorancia y los pecados), y para alumbrar el camino.
I. El mundo de tinieblas urgentemente necesita de esta luz.
A. Pro 4:19, «El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan». ¡Es muy cierto este proverbio! Los del mundo tropiezan y caen y ni siquiera saben en qué tropiezan. Jua 12:35, «el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va».
B. En el Nuevo Testamento hay varias listas de los pecados más horribles del hombre (véanse Rom 1:18-32; 1Co 6:9-10; Gál 5:19-21; Col 3:5-8; etc.). Rom 13:12, tales pecados se llaman «las obras de las tinieblas». Efe 5:11, «Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas».
II. Jesucristo es la única verdadera luz del mundo.
A. Mat 4:16, cuando Cristo vino, «el pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte luz les resplandeció». Luc 1:78-79, el profeta Zacarías, padre de Juan el bautista, dijo al niño «que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte». Jua 1:5, «La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella». Jua 8:12, «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». Véanse también Jua 9:5; Jua 12:35; Jua 12:46.
B. Jesús es la luz del mundo porque, como el Verbo de Dios, El reveló tanto en su vida, muerte, resurrección y ascensión, como en sus enseñanzas, la voluntad de Dios con respecto a los pecados de la humanidad, y cómo podemos recibir el perdón de pecados y tener comunión con Dios.
III. También los discípulos de Cristo son la luz del mundo.
A. Jua 12:36, «Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz». Véase la expresión «hijos de luz» en 1Ts 5:5. La palabra «hijos» significa «caracterizados por» (son de esa naturaleza).
B. Efe 5:8, «en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz». Col 1:13, «nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre». 1Ts 5:4, «No estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda». 1Pe 2:9, «os llamó de las tinieblas a su luz admirable».
IV. Somos la luz del mundo si predicamos el evangelio puro.
A. La luz del evangelio. 2Co 4:4; 2Co 4:6 habla de «la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo «. Cristo ilumina al mundo a través del evangelio. Al llegar esta luz, las tinieblas desaparecen.
B. Hch 26:18, la obra de Pablo: «para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios».
V. Somos la luz del mundo si llevamos vidas fieles.
A. Flp 2:15, «para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha… resplandecéis como luminares en el mundo».
B. La necesidad de buenos ejemplos: 1Ti 4:12, «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra conducta, amor, espíritu, fe y pureza». 1Pe 3:1-4, es posible que maridos incrédulos «sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa». Para hacerlo ellas deben tener «un espíritu afable y apacible». 1Pe 5:3, los ancianos no deben tener «señorío» sobre la iglesia, «sino siendo ejemplos de la grey».
C. Hay mucha «luz» en el buen ejemplo. La mayoría de la gente no lee la Biblia. La vida de los cristianos es la única «Biblia» que leen. Aprenden mucho del evangelio «escrito» en las vidas de los cristianos 2Co 3:2, «Nuestras cartas sois vosotros, conocidas y leídas por todos los hombres», como documentos clavados a la pared en edificios públicos.
D. No debe haber comunión con las tinieblas. Es necesario enfatizar que somos la luz del mundo solamente si somos pura luz, sin nada de tinieblas 1Jn 1:5-6 «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos». 2Co 6:14, «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?» En este texto Pablo condena toda forma de comunión con la idolatría. Véanse 1Co 8:10; 1Co 10:20-21. 2Co 6:14 es paralelo con Efe 5:11. 2Co 6:17, Por eso, «Salid de en medio de ellos, y apartaos». ¿Por qué? Porque si tenemos comunión con las tinieblas, llegamos a ser tinieblas otra vez. Ya dejamos de ser luz 2Co 6:14-18 nos enseña a no tener comunión con el error religioso.
E. Recuérdense las bienaventuranzas, porque están en el contexto de Mat 5:14-16. Para ser la luz del mundo, debemos poseer las cualidades de carácter mencionadas en las bienaventuranzas. Muchos hermanos no son luz porque no son «pobres en espíritu» (no quieren reconocer sus faltas ni pedir perdón), no tienen hambre y sed de justicia, no son pacificadores, etc.
VI. «Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder».
A. Son bien conocidos. Los discípulos fieles que predican el evangelio puro se conocen; tienen su influencia sobre mucha gente (Hch 17:6). La gente se fija en la buena conducta, actitud, y buena voluntad del cristiano. Es algo obvio y sobresaliente. El cristiano es diferente. No se conforma a las actitudes mundanas (Rom 12:1-2), sino que es transformado a la semejanza de Cristo.
B. Los cristianos son conocidos por familiares, vecinos, compañeros de trabajo o de escuela, clientes y patrones, mayordomos y empresarios, etcétera.
C. «Debajo de un almud». El almud es útil; tiene su uso práctico, pero no fue diseñado para esconder lámparas. Los habitantes de monasterios y conventos quieren poner su luz debajo de un almud. Creen que deben aislarse del mundo y dedicarse a la meditación. Esto es precisamente lo que Jesús rechaza. (1) Nada de discipulado secreto, Jua 19:38. Si no confesamos a Cristo abiertamente, si nos avergonzamos de El, somos tinieblas, y nada de luz. Véanse Mat 10:32-33 (esta confesión no se limita a una confesión hecha antes de bautizarse en la presencia de cristianos, (véanse Mat 10:17; Mat 10:28; Mat 10:32-33; Mar 8:38; Luc 14:25-35). (2) (3) No solamente en el local. También los miembros que limitan sus actividades evangelísticas al sitio de reunión ponen su luz debajo de un almud. Muy pocas personas irán al local para oír el evangelio, sino que es necesario llevarlo a ellos, Mat 28:19; Mar 16:15; Hch 8:4. (4) No asociarse con los mundanos. Los que no quieren asociarse con los del mundo, sino solamente con los hermanos, ponen su luz debajo de un almud. Recuérdense Luc 5:30-32; Luc 15:1-2, etcétera.
D. «sino sobre el candelero». Los cristianos deben estar conscientes de la necesidad de tener una influencia positiva sobre otros. La luz tiene que exponerse por medio de la enseñanza del evangelio y el buen ejemplo para iluminar el camino de otros. No debe esconderse nuestra luz.
VII. «Alumbre vuestra luz delante de los hombres… glorifiquen al Padre».
A. La Biblia condena toda forma de soberbia. La enseñanza de este verso (Mat 5:16) no debe producir soberbia en nadie. Jesús no quiere que se haga una exhibición de nuestra justicia para que los hombres nos alaben a nosotros mismos (Mat 6:1-18).
B. El propósito de alumbrar nuestra luz: «para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos». 1. Mat 9:8, cuando Jesús sanó al paralítico, «la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios». 2. Mat 15:31, «la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel». Véase también Luc 7:16. 3. La misma cosa sucedió cuando los apóstoles hicieron milagros. Véase Hch 4:21; Hch 21:20.
C. Las buenas obras. ¡Hagamos buenas obras para que Dios sea glorificado!

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA LUZ DEL MUNDO

Mateo 5:14-15

Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada en una colina no puede pasar inadvertida. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino para ponerla a la vista para que dé luz a todos los de la casa.

Podría decirse que éste es el mayor cumplido que se le haya hecho jamás al cristiano individual, porque en él Jesús manda al cristiano que sea lo que Él mismo afirmó ser. Jesús dijo: «Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo» (Jn 9:5 ). Cuando Jesús mandó a sus seguidores que fueran las luces del mundo, les pedía que fueran como Él mismo, ni más ni menos.

Cuando Jesús dijo estas palabras, estaba usando una expresión que les resultaría familiar a los judíos que la oyeron por primera vez. Ellos llamaban a Jerusalén «una luz para los gentiles;» y a un famoso rabino le solían llamar «una lámpara de Israel.» Pero la forma en que usaban los judíos esta expresión nos da la clave de cómo la usó Jesús.
De una cosa estaban los judíos completamente seguros: ninguna persona encendía su propia luz. Jerusalén era sin lugar a duda una luz para los gentiles, pero había sido Dios el Que había encendido la lámpara de Israel. La luz que brillaba en la nación o en la persona piadosa era una luz prestada. Así sucede también con el cristiano. La exigencia de Jesús no es que cada uno de nosotros deba, como si dijéramos, producir su propia luz. Debemos brillar con el reflejo de Su luz. El resplandor que se advierte en la vida del cristiano viene de la presencia de Cristo en su corazón. A veces hablamos de una novia radiante, pero la luz que irradia viene del amor que ha nacido en su corazón.

Cuando Jesús dijo que los cristianos debemos ser la luz del mundo, ¿qué quería decir?
(i) Una luz es algo que en primer lugar y principalmente está para que se vea. Las casas de Palestina eran muy oscuras, con una sola ventana circular de medio metro de diámetro. La lámpara era como una salsera llena de aceite y con una mecha. No era nada fácil encender una lámpara cuando no había ni cerillas. Normalmente la lámpara se colocaba en un candelero o soporte, que en muchos casos no era más que un soporte de madera toscamente tallada; pero cuando la gente se salía de la habitación, por seguridad, quitaban la lámpara del candelero y la ponían debajo de un cajón de arcilla de medir el grano para que siguiera ardiendo sin riesgo hasta que volviera alguien. El deber primario de la luz de la lámpara era que se pudiera ver.
Así es que el Cristianismo es algo que se tiene que dejar ver. Como ha dicho bien alguien: «No puede haber tal cosa como un discipulado secreto; porque, o el secreto acaba con el discipulado, o el discipulado con el secreto.» Nuestro cristianismo tiene que ser perfectamente visible a todo el mundo.
Además, este Cristianismo no tiene que dejarse ver solamente en la iglesia. Un cristianismo cuyos efectos no salen de las puertas de la iglesia no le sirve a nadie gran cosa. Debería ser más visible todavía en las actividades normales y corrientes. Nuestro Cristianismo debe dejarse ver en la manera como tratamos al dependiente de la tienda al otro lado del mostrador, en nuestra manera de encargar una comida en el restaurante, en nuestra forma de tratar a nuestros empleados o de servir a nuestros superiores, en nuestra manera de practicar un deporte o jugar a un juego, o conducir o aparcar un vehículo, en el lenguaje cotidiano que usamos y en lo que leemos cada día. Un cristiano debe serlo en la fábrica, el taller, los astilleros, la mina, la escuela, la consulta médica, la cocina, el campo de fútbol, exactamente lo mismo que en la iglesia. Jesús no dijo: «Vosotros sois la luz de la Iglesia», sino: «Vosotros sois la luz del mundo.» Así que nuestro cristianismo se tiene que hacer evidente a todos por nuestra manera de vivir en el mundo.

(ii) Una luz es un guía. En cualquier ría podemos ver una serie de luces que marcan el camino que deben seguir los barcos para su seguridad. Sabemos lo difícil que resulta transitar por las calles de la ciudad cuando hay un apagón. Una luz es algo que facilita el camino.
Así que un cristiano debe indicarles el camino a los demás. Es decir: el cristiano está obligado a ser un ejemplo. Una de las cosas que más necesita este mundo son personas que estén preparadas a ser focos de bondad. Supongamos que hay un grupo de gente, y que alguien propone que se haga algo dudoso. A menos que alguien se oponga abiertamente, aquello se hará. Pero si alguien se pone en pie y dice: «No contéis conmigo para eso,» otro, y otro, y otro se levantarán y dirán: «Ni conmigo tampoco.» Pero si no se les hubiera dado ejemplo, se habrían callado.
Hay muchas personas en este mundo que no tienen la fuerza moral ni el coraje para mantenerse firmes en solitario; pero si otro se adelanta, le seguirán; si cuentan con alguien suficientemente fuerte o seguro en quien apoyarse, harán lo que deben. Es el deber del cristiano adoptar la posición que luego secundará el hermano más débil, iniciar la marcha que otros con menos coraje seguirán después. El mundo necesita luces guiadoras; hay personas esperando y anhelando la dirección para hacer lo que no se atreverían a emprender solas.
(iii) Una luz esa menudo una advertencia. A menudo se usa la luz para advertir de un peligro que acecha más adelante.

Algunas veces el cristiano tiene la obligación de presentarles a los demás la necesaria advertencia. Eso es a menudo difícil, especialmente hacerlo de forma que no haga más daño que bien; pero una de las más desgarradoras tragedias de la vida es que nos venga alguno, especialmente un joven, y nos diga: «No me encontraría en esta situación si me lo hubieras advertido a tiempo.»
Se decía de la famosa maestra y educadora que, si alguna vez tenía ocasión de corregir a sus estudiantes lo hacía «poniéndole el brazo alrededor de los hombros.» Si hacemos nuestra advertencia, no con enfado ni crítica, sino con amor, será eficaz.
El cristiano debe ser una de estas luces que se pueden ver, que advierten y que guían.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Jua 8:12; Jua 9:5; Flp 2:15.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

t 178 Isa 51:4; Jua 3:19; Jua 8:12; Jua 9:5; Jua 12:36; 2Co 6:14; Flp 2:15

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

la luz. Una metáfora como la sal . Los creyentes en Cristo son la luz, porque la luz de Cristo brilla a través de ellos (Jn 8:12; Hch 13:47).

Fuente: La Biblia de las Américas

14 (1) La luz es el resplandor de una lámpara que ilumina a los que están en tinieblas. Para el mundo entenebrecido, el pueblo del reino de los cielos es la luz que disipa las tinieblas del mundo. En naturaleza ellos son la sal sanadora, y en conducta son la luz resplandeciente.

14 (2) Como luz resplandeciente, el pueblo del reino es semejante a una ciudad asentada sobre un monte, la cual no se puede esconder. Esto finalmente tendrá su consumación en la santa ciudad, la Nueva Jerusalén ( Rev_21:10-11 , Rev_21:23-24).

14 (a) Flp_2:15 ; Efe_5:8

14 (b) cfr. Rev_21:10

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

luz…Jua 8:12; Jua 9:5.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

g Jua 8:12; Jua 9:5.

Fuente: La Biblia Textual III Edición