Comentario de Mateo 6:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Mat 6:13, NO NOS METAS EN TENTACIÓN

Introducción.

A. Si queremos que Dios nos perdone, debemos querer también abstenernos del pecado, y hacer todo lo posible por no caer en tentación.

B. Debemos cooperar con la oración. Estamos observando que en toda petición que hagamos a Dios, tenemos que poner nuestra parte. Mat 26:41, «Velad y orad, para que no entréis en tentación».

I. ¿Qué significa la palabra «tentación»?

A. Es importante recordar que la palabra PEIRASMOS significa no significa solamente tentación sino también prueba. Las pruebas son buenas y necesarias (Stg 1:2-3; Rom 5:3-5; 2Co 12:8-10). Así es que hay pruebas buenas, como también hay tentaciones malas de Satanás.

B. Dios no nos tienta, Stg 1:13. Tentar quiere decir inducir a pecar. Satanás es el tentador. Nos tienta, nos seduce a pecar a través de los malos pensamientos y malos deseos en nuestro corazón (Stg 1:14). Nadie tiene que pecar. No nacimos con «pecado original», ni «depravados». Adán, y solamente Adán, fue culpado por su pecado. El hombre peca y es culpable por sus pecados (no puede culpar a Dios). Dios no es «socio» de nadie en el pecado. (Adán dijo, «Esta mujer que tú me diste..», y desde entonces muchos pecadores quieren culpar a Dios o a otros por sus pecados), pero dice Eze 18:4; Eze 18:20 que «el alma que pecare, esa morirá».

C. Sin embargo, Dios permite que el hombre se someta a pruebas. Muchos textos lo enseñan: Gén 22:1, » probó Dios a Abraham». Luc 22:28, «vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas». Hch 20:19, «sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas». 1Pe 1:6-7, «aunque… tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo». Stg 1:2; Stg 1:12 «tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas… Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida». En el ver 12 La Biblia de las Américas no dice «tentación», sino «prueba»; así se ve que la misma palabra se traduce «tentación» y también «prueba». El contexto indica cuál debe ser.

D. Dios permitió que Satanás probara a Job… y a Pedro (Luc 22:31, «Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo»)… y a Pablo (2Co 12:7, «me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás»). Así es que aunque Dios no nos tienta (no nos seduce a pecar), El sí permite que nosotros seamos probados para nuestro propio bien, porque cuando hayamos resistido la prueba, recibiremos la corona de vida (Stg 1:12).

II. ¿En qué sentido, pues, nos mete Dios en tentación?

A. Dios nos dirige cada día. Somos guiados y cuidados por la providencia de Dios. Nuestra vida está en sus manos. Nuestro «destino» no está en las estrellas (el «horóscopo»). No somos víctimas de buena suerte o mala suerte.

B. Son necesarias las pruebas. Los textos citados arriba (y otros muchos) indican claramente que son muy necesarias las pruebas para nuestro crecimiento y desarrollo espiritual. Son disciplina para nosotros (Heb 12:5-11). Es por esto que debemos regocijarnos cuando caemos en diversas pruebas (Stg 1:2; Rom 5:3, etcétera). «Pero si estáis sin disciplina (pruebas)… entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos» (Heb 12:8, LBLA).

C. Hay salida de cada tentación. 1Co 10:13, «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Por ejemplo, la salida de la tentación de fornicación es el matrimonio. 1Co 7:2, «pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido».

D. Velad y orad. Mat 26:41, «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil». Mat 6:13 debe estudiarse junto con Mat 26:41, para ver que al pedir la ayuda de Dios, tenemos que poner nuestra parte. El hombre puede entrar en tentación. Muchas veces nosotros mismos nos sometemos a varias tentaciones. Recuérdese Stg 1:14, que somos tentados cuando somos atraídos y seducidos por nuestros propios deseos malos (pasiones). 1Co 7:5, «No os neguéis (sexualmente) el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia».

E. La petición, «no nos metas en tentación» significa, pues, de que Dios no nos meta en circunstancias demasiado difíciles para nosotros, y que siempre nos provea la salida de la tentación (1Co 10:13), y la fuerza necesaria para soportar toda prueba. Entendemos que las pruebas son necesarias, pero al mismo tiempo no queremos ser probados más allá de nuestra capacidad. Significa que pedimos a Dios que en su dirección divina no nos deje tropezar o caer; que en su dirección no nos deje formar alianzas pecaminosas (2Co 6:14-16); que nos ayude a huir de la idolatría (1Co 6:14), de la fornicación (1Co 6:18) de los deseos juveniles (2Ti 2:22), y de toda la corrupción que hay en el mundo (2Pe 1:4). Esta petición es semejante a la petición por buena salud. «Señor, ayúdame y protégeme de accidentes y de enfermedades, para que pueda ser bueno y sano». Entonces después de orar así, hagamos todo lo posible por evitar accidentes y enfermedades. ¡Tenemos que cooperar con las oraciones!

III. «Mas líbranos del mal».

A. Cristo tiene poder sobre Satanás y nos puede librar. Cristo echó fuera demonios para demostrar su poder sobre Satanás. Mat 12:28, «si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios». Luc 10:18, «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo». Heb 2:14-15 nos libra de aquél que tenía el imperio de la muerte. Col 1:13, «nos ha librado de la potestad de las tinieblas».

B. El Señor libró a Pablo varias veces, 2Ti 3:11; 2Ti 4:18.

C. Debemos cooperar con la oración. No conviene deliberadamente meternos en tentaciones, y luego esperar que Dios nos libre. Muchas tentaciones nos rodean todos los días: en el trabajo, en actividades sociales, en la escuela, y aun entre familiares. Hay persecuciones. Somos engañados por las riquezas. Siempre hay peligro de estar afanosos. Por lo tanto, el cristiano tiene que estar alerta a cada momento. «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (Mat 26:41).

D. Debemos de todo corazón confiar en Dios. Si somos sinceros, y pedimos con fe, El nos librará de todo mal.

(Nota Adicional: Como dice La Biblia de las Américas, la doxología («Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén») «no aparecen en los manuscritos más antiguos»).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y no nos metas en tentación. Mat 26:41; Gén 22:1; Deu 8:2, Deu 8:16; Pro 30:8; Luc 22:31-46; 1Co 10:13; 2Co 12:7-9; Heb 11:36; 1Pe 5:8; 2Pe 2:9; Apo 2:10; Apo 3:10.

mas líbranos del mal. 1Cr 4:10; Sal 121:7, Sal 121:8; Jer 15:21; Jua 17:15; Gál 1:4; 1Ts 1:10; 2Ti 4:17, 2Ti 4:18; Heb 2:14, Heb 2:15; 1Jn 3:8; 1Jn 5:18, 1Jn 5:19; Apo 7:14-17; Apo 21:4.

porque tuyo es el reino. Mat 6:10; Éxo 15:18; 1Cr 29:11; Sal 10:16; Sal 47:2, Sal 47:7; Sal 145:10-13; Dan 4:25, Dan 4:34, Dan 4:35; Dan 7:18; 1Ti 1:17; 1Ti 6:15-17; Apo 5:13; Apo 19:1.

Amén. Mat 28:20; Núm 5:22; Deu 27:15; 1Re 1:36; 1Cr 16:36; Sal 41:13; Sal 72:19; Sal 89:52; Sal 106:48; Jer 28:6; 1Co 14:16; 2Co 1:20; Apo 1:18; Apo 3:14; Apo 19:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La doxología al final de la oración es de 1Cr 29:11. Algunos manuscritos antiguos de las Escrituras omiten esta doxología.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

no nos metas en tentación es una súplica por la ayuda providencial de Dios en nuestra diaria confrontación con la tentación del pecado. Stg 1:13, Stg 1:14 deja claro que Dios no nos tienta para hacer el mal, sino que más bien nosotros somos tentados por nuestra propia lujuria. Sin embargo, Dios sí nos prueba para darnos la oportunidad de demostrar nuestra fe en Él. Nunca es su deseo conducirnos al mal en sí. Por lo tanto, si resistimos al diablo, se nos promete que este huirá de nosotros.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LÍBRANOS DEL MAL. Todos los creyentes son el objeto especial de la enemistad y del malvado propósito de Satanás. Por eso nunca debe olvidarse el pedir ser liberado de su poder y sus intrigas (véanse Luc 11:26, nota; Luc 18:1, nota; Luc 22:31; Jua 17:15; 2Co 2:11; y el ARTÍCULO PODER SOBRE SATANÁS Y LOS DEMONIOS, P. 1354. [Mar 3:27]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

no nos metas en tentación. Cp. Luc 22:40. Dios no tienta a nadie (Stg 1:13), pero Él si puede someter al hombre a ciertas pruebas que puedan exponerlo a los ataques de Satanás, como sucedió con Job y Pedro (Luc 22:31-32). La petición refleja el deseo del creyente de evitar por completo los peligros de pecado. Dios conoce nuestras necesidades antes de que se las contemos (v. Mat 6:8) y Él promete que ninguno será tentado más allá de lo que pueda soportar. También promete una vía de escape, frecuentemente por medio de soportar (1Co 10:13). Pero aun así, la actitud apropiada del creyente es la que aparece en esta petición.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Mat 6:13, NO NOS METAS EN TENTACIÓN
Introducción.
A. Si queremos que Dios nos perdone, debemos querer también abstenernos del pecado, y hacer todo lo posible por no caer en tentación.
B. Debemos cooperar con la oración. Estamos observando que en toda petición que hagamos a Dios, tenemos que poner nuestra parte. Mat 26:41, «Velad y orad, para que no entréis en tentación».
I. ¿Qué significa la palabra «tentación»?
A. Es importante recordar que la palabra PEIRASMOS significa no significa solamente tentación sino también prueba. Las pruebas son buenas y necesarias (Stg 1:2-3; Rom 5:3-5; 2Co 12:8-10). Así es que hay pruebas buenas, como también hay tentaciones malas de Satanás.
B. Dios no nos tienta, Stg 1:13. Tentar quiere decir inducir a pecar. Satanás es el tentador. Nos tienta, nos seduce a pecar a través de los malos pensamientos y malos deseos en nuestro corazón (Stg 1:14). Nadie tiene que pecar. No nacimos con «pecado original», ni «depravados». Adán, y solamente Adán, fue culpado por su pecado. El hombre peca y es culpable por sus pecados (no puede culpar a Dios). Dios no es «socio» de nadie en el pecado. (Adán dijo, «Esta mujer que tú me diste..», y desde entonces muchos pecadores quieren culpar a Dios o a otros por sus pecados), pero dice Eze 18:4; Eze 18:20 que «el alma que pecare, esa morirá».
C. Sin embargo, Dios permite que el hombre se someta a pruebas. Muchos textos lo enseñan: Gén 22:1, » probó Dios a Abraham». Luc 22:28, «vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas». Hch 20:19, «sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas». 1Pe 1:6-7, «aunque… tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo». Stg 1:2; Stg 1:12 «tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas… Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida». En el ver 12 La Biblia de las Américas no dice «tentación», sino «prueba»; así se ve que la misma palabra se traduce «tentación» y también «prueba». El contexto indica cuál debe ser.
D. Dios permitió que Satanás probara a Job… y a Pedro (Luc 22:31, «Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo»)… y a Pablo (2Co 12:7, «me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás»). Así es que aunque Dios no nos tienta (no nos seduce a pecar), El sí permite que nosotros seamos probados para nuestro propio bien, porque cuando hayamos resistido la prueba, recibiremos la corona de vida (Stg 1:12).
II. ¿En qué sentido, pues, nos mete Dios en tentación?
A. Dios nos dirige cada día. Somos guiados y cuidados por la providencia de Dios. Nuestra vida está en sus manos. Nuestro «destino» no está en las estrellas (el «horóscopo»). No somos víctimas de buena suerte o mala suerte.
B. Son necesarias las pruebas. Los textos citados arriba (y otros muchos) indican claramente que son muy necesarias las pruebas para nuestro crecimiento y desarrollo espiritual. Son disciplina para nosotros (Heb 12:5-11). Es por esto que debemos regocijarnos cuando caemos en diversas pruebas (Stg 1:2; Rom 5:3, etcétera). «Pero si estáis sin disciplina (pruebas)… entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos» (Heb 12:8, LBLA).
C. Hay salida de cada tentación. 1Co 10:13, «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Por ejemplo, la salida de la tentación de fornicación es el matrimonio. 1Co 7:2, «pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido».
D. Velad y orad. Mat 26:41, «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil». Mat 6:13 debe estudiarse junto con Mat 26:41, para ver que al pedir la ayuda de Dios, tenemos que poner nuestra parte. El hombre puede entrar en tentación. Muchas veces nosotros mismos nos sometemos a varias tentaciones. Recuérdese Stg 1:14, que somos tentados cuando somos atraídos y seducidos por nuestros propios deseos malos (pasiones). 1Co 7:5, «No os neguéis (sexualmente) el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia».
E. La petición, «no nos metas en tentación» significa, pues, de que Dios no nos meta en circunstancias demasiado difíciles para nosotros, y que siempre nos provea la salida de la tentación (1Co 10:13), y la fuerza necesaria para soportar toda prueba. Entendemos que las pruebas son necesarias, pero al mismo tiempo no queremos ser probados más allá de nuestra capacidad. Significa que pedimos a Dios que en su dirección divina no nos deje tropezar o caer; que en su dirección no nos deje formar alianzas pecaminosas (2Co 6:14-16); que nos ayude a huir de la idolatría (1Co 6:14), de la fornicación (1Co 6:18) de los deseos juveniles (2Ti 2:22), y de toda la corrupción que hay en el mundo (2Pe 1:4). Esta petición es semejante a la petición por buena salud. «Señor, ayúdame y protégeme de accidentes y de enfermedades, para que pueda ser bueno y sano». Entonces después de orar así, hagamos todo lo posible por evitar accidentes y enfermedades. ¡Tenemos que cooperar con las oraciones!
III. «Mas líbranos del mal».
A. Cristo tiene poder sobre Satanás y nos puede librar. Cristo echó fuera demonios para demostrar su poder sobre Satanás. Mat 12:28, «si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios». Luc 10:18, «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo». Heb 2:14-15 nos libra de aquél que tenía el imperio de la muerte. Col 1:13, «nos ha librado de la potestad de las tinieblas».
B. El Señor libró a Pablo varias veces, 2Ti 3:11; 2Ti 4:18.
C. Debemos cooperar con la oración. No conviene deliberadamente meternos en tentaciones, y luego esperar que Dios nos libre. Muchas tentaciones nos rodean todos los días: en el trabajo, en actividades sociales, en la escuela, y aun entre familiares. Hay persecuciones. Somos engañados por las riquezas. Siempre hay peligro de estar afanosos. Por lo tanto, el cristiano tiene que estar alerta a cada momento. «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (Mat 26:41).
D. Debemos de todo corazón confiar en Dios. Si somos sinceros, y pedimos con fe, El nos librará de todo mal.

(Nota Adicional: Como dice La Biblia de las Américas, la doxología («Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén») «no aparecen en los manuscritos más antiguos»).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA TENTACIÓN COMO PRUEBA

Mateo 6:13

Y no nos metas en tentación, sino líbranos del maligno.

Hay dos cuestiones de significado de palabras que debemos resolver antes de empezar el estudio de esta petición en detalle.

(i) A oídos modernos la palabra tentar siempre tiene un mal sentido; siempre quiere decir tratar de inducir al mal. Pero en la Biblia, el verbo peirazein se traduciría mejor por la palabra probar que por tentar. En el Nuevo Testamento, tentar a una persona no es tanto tratar de inducirla al pecado como probar su fuerza y su lealtad y su habilidad para el servicio.

En el Antiguo Testamento tenemos el relato de cuando Dios probó la lealtad de Abraham haciendo que le demandaba el sacrificio de su hijo único Isaac. En la antigua versión ReinaValera la historia empezaba: «Y aconteció después de estas cosas, que tentó Diosa Abraham» (Ge 22:1 ). Está claro que aquí la palabra tentar no puede querer decir que Dios tratara de inducir a Abraham al pecado. Quiere decir más bien poner a prueba su lealtad y obediencia. Cuando leemos el relato de las tentaciones de Jesús, vemos que empieza: «Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mt 4:1 ). Si tomamos aquí la palabra tentar en el sentido de inducir al pecado, hacemos al Espíritu Santo un cómplice en la conspiración de obligar a Jesús a pecar. Una y otra vez en la Biblia encontraremos que la palabra tentar contiene la idea de probar por lo menos tanto como la idea de tratar de hacer caer en pecado.

Así es que aquí tenemos una de las grandes verdades preciosas acerca de la tentación. La tentación no está diseñada para hacernos caer, sino para hacernos más fuertes y mejores personas; no para hacernos pecadores, sino para hacernos buenos. Puede que fallemos en la prueba, pero no es eso lo que se pretende. Se espera que surjamos más fuertes y más puros. En cierto sentido la tentación no es el castigo de haber nacido, sino la gloria de ser una persona humana. Cuando se va a usar un metal en un gran proyecto de ingeniería se somete a tensiones y presiones muy por encima de las que se supone que tendrá que soportar nunca. Así tiene que ser probada una persona antes de que Dios pueda usarla totalmente en Su servicio.

Todo esto es cierto; pero también lo es que la Biblia nunca pone en duda la existencia de un poder del mal en el mundo. La Biblia no es un libo especulativo, y no discute el origen de ese poder del mal; pero sabe que está ahí. Es seguro que esta petición de la Oración Dominical no debe traducirse por: «Líbranos del mal,» sino: «Líbranos del maligno.» La Biblia no considera el mal como un principio abstracto o como una fuerza impersonal, sino como un poder activo y personal en oposición a Dios.
El desarrollo de la idea de Satanás en la Biblia es de gran interés. En hebreo, la palabra satán quiere decir simplemente un adversario. Se usa a menudo de seres humanos. El adversario de una persona es su satán. Los filisteos tenían miedo de que David se volviera su satán (1S 29:4 ); Salomón declara que Dios le ha dado tanta paz y prosperidad que no queda ningún satán que se le oponga (1R 5:4 ); David considera a Abisai su satán (2S 19:22 ). En todos estos casos satán quiere decir un adversario o un enemigo. De ahí la palabra satán pasa a significar uno que presenta acusaciones en un juicio contra otro. De ahí, por así decirlo, esta palabra deja la Tierra y se va al Cielo. Los judíos tenían la idea de que en el Cielo había un ángel que estaba a cargo de establecer el juicio contra una persona, una especie de ángel fiscal: y esa llegó a ser la visión de Satán. En esa etapa, Satán no es un poder malvado, sino parte de la judicatura celestial. En Job 1:6 , Satán se menciona entre los hijos de Dios: «Un día acudieron a presentarse delante del Señor los Hijos de Dios, y entre ellos vino también Satán.» En esta etapa, Satán es el fiscal celestial correspondiente a la raza humana.

Pero no hay tanto trecho entre presentar el caso contra una persona y urdir un caso contra una persona. Y ese es el siguiente paso. El otro nombre de Satán, o Satanás, es el Diablo; y Diablo viene de la palabra griega Diábolos, que es la palabra corriente para un calumniador. Así es como Satán llega a ser el Diablo, el calumniador par excellence, el adversario de la humanidad, el poder que se propone hacer fracasar los propósitos de Dios y destruir a la humanidad. Satán llega a representar todo lo que está en contra de la humanidad y de Dios. De ese poder destructor es del que Jesús nos enseña a pedirle a Dios que nos libre. El origen de ese poder no se discute; no se presentan especulaciones. Como alguien ha dicho: «Si uno se despierta y ve que la casa está ardiendo, no se sienta en un sillón para escribir o leer un tratado sobre el origen del incendio en las casas particulares, sino aplica todo su conocimiento y habilidad a extinguir el fuego y salvar su hogar.» Así que la Biblia no pierde el tiempo con especulaciones acerca del origen del mal, sino nos equipa para pelear la batalla contra el mal que está sin duda ahí.

EL ATAQUE DE LA TENTACIÓN

Mateo 6:13 (continuación)

La vida está siempre en el punto de mira de la tentación; pero ningún enemigo se puede lanzar a una invasión si no cuenta con una cabeza de puente. ¿Dónde encuentra la tentación su cabeza de puente? ¿De dónde proceden nuestras tentaciones? Si estar advertido es estar preparado; y si sabemos de dónde es probable que venga el ataque, tendremos más posibilidades de vencer.
(i) Algunas veces el ataque de la tentación nos llega de fuera de nosotros. Hay personas que son una mala influencia. Otras, en cuya compañía sería sumamente difícil hasta sugerir una acción deshonesta; y otras en cuya compañía seria de lo más fácil hacer lo que no se debe. Cuando el poeta escocés Robert Bums era joven fue a Irvine para aprender a trabajar con el lino. Allí conoció a un cierto Robert Brown, que había visto mucho mundo y tenía una personalidad fascinante. Bums nos dice que le admiraba y se esforzaba en imitarle. Bums prosigue: «Era el único hombre que he conocido que era más idiota que yo cuando la Mujer era la estrella Polar… Hablaba de cierta debilidad de moda con ligereza, aunque hasta entonces yo la había mirado con horror… En eso su amistad me hizo mucho daño.» Hay amistades y compañías que nos pueden hacer mucho daño en un mundo tentador, cada persona debe tener cuidado cuando escoge sus amigos y la sociedad en que se va a mover. Se les deben dar a las tentaciones que vienen de fuera, cuantas menos oportunidades, mejor.
(ii) Uno de los trágicos Hechos de la vida es que las tentaciones nos pueden venir de los que nos aman; y esas son las tentaciones más difíciles de resistir. Vienen de personas que nos quieren, y que no tienen la menor intención de hacernos daño.
Puede que uno sepa que debería seguir un cierto plan de acción; puede que sienta una verdadera vocación por una cierta carrera; pero el seguir ese impulso puede suponer impopularidad y riesgo; el asumir esa vocación puede llevar consigo renunciar a todo lo que el mundo llama éxito. Puede suceder que, en tales circunstancias, los que aman a esa persona traten de disuadirla de actuar como ella cree que debe, y lo hagan porque la aman. Aconsejan precaución, prudencia, sensatez; no quieren verle tirar por la borda sus buenas posibilidades, y tratan de impedirle lo que ella considera que debe hacer.
Tennyson cuenta en Gareth and Lynette la historia de Gareth, el hijo más joven de Lot y Bellicent. Gareth quiere unirse a sus hermanos en el servicio del Rey Arturo, pero Bellicent, su madre, no quiere que lo haGálatasGa. «¿No te da pena de mi soledad?» -le pregunta. Su padre, Lot, es viejo y está «como un tronco ya casi quemado del todo.» Sus dos hermanos han ido a la corte de Arturo. ¿Debe él ir también? Si se queda en casa, su madre le organizará las cacerías, y le encontrará una princesa que sea su esposa y le haga feliz: Precisamente porque le amaba, quería mantenerle en casa; el tentador estaba hablando con la misma voz del amor:

Oh madre ¿Cómo puedes mantenerme atado a ti? ¡Qué vergüenza! Hombre soy entero, y he de vivir cual tal.
¿Perseguir ciervos, o seguir a Cristo el Rey? Vivir puro, decir verdad, enderezar el mal, seguir al Rey:.. Si no, ¿para qué nací?

El mozo marchó, a pesar de que la voz del amor le tentaba a quedarse.
Eso fue lo que le sucedió a Jesús. «Los enemigos de un hombre -dijo Jesús- serán los de su casa» (Mt 10:36 ). Vinieron a tratar de llevársele a casa, porque creían que había perdido la cabeza. (Mr 3:21 ). Les parecía que estaba echando a perder su vida y su carrera; les parecía que estaba haciendo una locura, y trataron de detenerle. Algunas veces las tentaciones más amargas nos hablan con la voz del amor.

(iii) La tentación puede venir de una manera muy extraña, especialmente a los jóvenes. Casi todos nosotros tenemos una extraña manía que, por lo menos en cierta compañía, nos mueve a parecer peores de lo que somos. No queremos parecer blandos ni beatos. Antes preferiríamos parecer de cuidado, aventureros peligrosos, gente de mundo y nada inocentones Agustín tiene un pasaje famoso en sus Confesiones: «Entre mis iguales me daba vergüenza ser menos desvergonzado que otros cuando los oía presumir de sus maldades..: y yo me complacía, no sólo en el placer de la acción, sino en la alabanza… Me presentaba peor de lo que era, para no ser menos, y si en algo no había pecado como los más pervertidos decía que había hecho lo que no había hecho para que no se burlaran de mí.» Muchas personas se han permitido alguna libertad o se han metido en algún hábito por no parecer menos experimentados en las cosas del mundo que los de la pandilla con quienes iban. Una de las grandes defensas contra la tentación es sencillamente el coraje de ser auténticos.

EL ATAQUE DE LA TENTACIÓN

Mateo 6:13 (continuación)

(iv) Pero la tentación no viene sólo de fuera de nosotros; algunas veces también viene de nuestro interior. Si no hubiera nada en nosotros a lo que la tentación pudiera apelar, entonces sería incapaz de vencernos. En cualquiera de nosotros hay un punto débil; y es a ese al que la tentación lanza su ataque.
El punto vulnerable es distinto en todas las personas. Lo que es una tentación rabiosa para uno, no le afecta para nada a otro. Sir James Barrie tiene una comedia que se llama La Voluntad. El señor Devizes, abogado, se da cuenta de que un anciano empleado que llevaba muchos años a su servicio, parecía muy enfermo. Le preguntó si le pasaba algo. El anciano le dijo que su médico le había informado de que estaba sufriendo de una enfermedad fatal e incurable.


DEVIZES (incómodo).- Estoy seguro de que no es… lo que usted se teme. Cualquier especialista se lo diría.
SURTEES (sin levantar la vista).- Ya he ido a uno… señor… ayer.
DEVIZES.- ¿Y qué?
SURTEES.- Es… eso, señor.
DEVIZES.- No puede ser que esté seguro.
SURTEES.- Sí, señor.
DEVIZES.- Una operación…
SURTEES.- Ya es demasiado tarde, me dijo. Si se me hubiera operado hace tiempo, podría tener alguna posibilidad.

DEVIZES.- Pero usted no lo tenía entonces.
SURTEES.- No tenía conocimiento, señor; pero dice que estaba ahí todo el tiempo, siempre dentro de mí, un punto negro, tan pequeño como la cabeza de un alfiler, pero esperando extenderse y destruirme cuando llegara su tiempo.
DEVIZES (impotente).- Parece una cosa terriblemente injusta.
SURTEES (humildemente).- No lo sé, señor. Dice que casi todo el mundo tiene un punto de esa clase, y que si no hacemos algo acaba con nosotros.
DEVIZES.- No. No. No.
SURTEES.- Lo llamaba «la maldita cosa.» Creo que quería decir que deberíamos saberlo, y estar en guardia.

En toda persona hay un punto débil que, si no se tiene cuidado, puede acabar con ella. En algún lugar de nuestra persona hay un fallo de temperamento, algún instinto o pasión tan fuerte que puede que en cualquier momento rompa la traílla, algún detalle de nuestra naturaleza que hace que lo que es un placer para otros sea una amenaza para nosotros. Deberíamos darnos cuenta, y no bajar la guardia.
(v) Pero, aunque parezca extraño, la tentación viene a veces, no de nuestro punto débil, sino de nuestro punto fuerte. Si hay algo de lo que tengamos la costumbre de decir: » Eso es algo que yo no haría jamás,» ¡cuidado! Ya nos advierte la sabiduría popular: «Nunca digas: «¡De esa agua no beberé»!» .La Historia está llena de casos de castillos que se asaltaron precisamente por donde se consideraban tan inexpugnables que no, necesitaban guardia. Nada le ofrece una ocasión mejor a la tentación que el exceso de . confianza. Debemos mantener la vigilancia en nuestros puntos más débiles y en los más fuertes.

LA DEFENSA CONTRA LA TENTACIÓN

Mateo 6:13 (conclusión)

Hemos pensado en el ataque de la tentación. Vamos a considerar ahora nuestras defensas contra ella.
(i) Está la sencilla defensa de la propia dignidad. Cuando la vida de Nehemías estaba en peligro, se le sugirió que dejara el trabajo y se encerrara en el templo hasta que pasara el peligro. Y él respondió: «¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién que fuera como yo se metería en el templo para salvar la vida? ¡No entraré!» (Neh 6:11 ). Uno puede dar la espalda a muchas cosas, pero no a sí mismo. No tiene más remedio que vivir con sus recuerdos, y el de haber perdido la dignidad es intolerable. Una vez le aconsejaron al presidente Garfield, de los Estados Unidos, que siguiera un curso de acción muy rentable, aunque no honorable. Se le dijo: «Nadie se enterará.» Y contestó: «El presidente Garfield lo sabrá, y no tengo más remedio que dormir con él.» Cuando somos tentados, bien podemos defendernos diciendo: «¿Y una persona como yo va a hacer eso?»

(ii) Está la defensa de la herencia. Uno no puede faltar fácilmente a sus tradiciones y a su herencia, que son el producto y el esfuerzo de generaciones. Cuando Pericles, el mayor de los estadistas de Atenas, iba a dirigirle la palabra a la asamblea de los ciudadanos, siempre se decía para sus adentros: «Pericles, recuerda que eres ateniense y vas a dirigirte a los atenienses.»

Una de las hazañas épicas de la II Guerra Mundial fue la defensa de Tobruk. Los soldados de la Coldstream Guard se abrieron paso para salir, pero sólo un puñado de ellos sobrevivieron, y parecían sombras de hombres. La R.A.F. (Fuerzas Aéreas Reales) se hicieron cargo de los doscientos supervivientes de los dos batallones. Uno de los oficiales de los Guards estaba en el comedor, y uno de la R.A.F. le dijo: «Después de todo, como soldados de los Guards no podíais haber hecho otra cosa que intentar lo imposible.» Y otro añadió: «Debe de ser terrible ser de los Guards; porque la tradición te obliga a seguir adelante cualesquiera que sean las circunstancias.»
El poder de la tradición es uno de los más grandes de la vida. Pertenecemos a un país, a una escuela, a una familia, a una iglesia. Lo que hagamos afectará a lo que hemos recibido. No podemos traicionar la tradición que hemos heredado.
(iii) Está la defensa de los que amamos y nos aman. Muchos se meterían en pecado si fueran ellos los únicos que habrían de sufrir las consecuencias; pero los salva el temor al dolor que causarían a sus seres amados.

Laura Richards tiene la siguiente parábola:

Un hombre estaba sentado a la puerta de su casa fumando la pipa, y su vecino se sentó a su lado y empezó a tentarle:
-Eres pobre -le dijo el vecino- y estás en el paro. Aquí tienes la manera de vivir mejor. Será un trabajillo
fácil, y te dará dinero, y no es menos honrado que muchas cosas que hace la gente respetable todos los días. Serás un estúpido si desperdicias una ocasión como esta. Vente conmigo, y zanjaremos la cuestión en seguida.

En aquel momento llegó su esposa a la puerta de la chabola con el niño en los brazos.
-¿Me puedes tener al bebé un minuto? -le preguntó-. Está inquieto, y yo tengo que tender la ropa.
El hombre tomó ad niño y se le puso en las rodillas. Mientras le tenía así, el niño le miró, y parecía decirle con los ojos:
-Soy carne de tu carne, y alma de tu alma. Donde tú me guíes, te seguiré. Dirige el camino, padre. Mis pisadas seguirás a las tuyas.

Entonces el hombre se volvió al vecino, y le dijo:
-¡Vete de aquí, y no vuelvas en la vida!

Una persona podría estar dispuesta a pagar las consecuencias del pecado si no tuviera que pagarlas más que ella. Pero si se da cuenta de que su pecado les quebrantará el corazón a otros que ama, eso le será de ayuda para resistir la tentación.
(iv) Está la defensa de la presencia de Jesucristo. Jesús no es el personaje de un libro; es una presencia viva. A veces preguntamos: «¿Qué harías si de pronto te encontraras con que Jesús estaba a tu lado? ¿Cómo vivirías si Jesús fuera un huésped de tu casa?» Pero la realidad de la fe cristiana es que Jesucristo está a nuestro lado, y es el huésped de nuestro hogar. Su presencia es constante, y por tanto debemos llevar una vida que sea digna de que Él la vea. Tenemos una gran defensa frente a la tentación en el recuerdo de la constante presencia de Jesucristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mat 5:37; Mat 13:19; Jua 17:15; 2Ts 3:3.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— del maligno: También cabe traducir: del mal. Numerosos mss., aunque no los más antiguos y mejores, añaden: porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos. Amén. Probablemente se trate de una glosa introducida por el uso litúrgico.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) O: “rescátanos”.

(2) O: “de lo que es inicuo”.

REFERENCIAS CRUZADAS

r 256 Mat 26:41; 1Co 10:13; Rev 3:10

s 257 Sal 82:4; Sal 97:10; Jua 17:15; 1Jn 5:19

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

no nos metas en tentación. Esta frase no está en conflicto con Santiago 1:13 (Dios no tienta a nadie). La idea no es que no haya tentación, sino que seamos preservados en medio de la tentación y librados del maligno (cp. Mt 6:13). Para ejemplos del valor positivo de las tentaciones (pruebas) véase Stg 1:2; 1 P 4:12, 13; Ap 2:10.

mal. O, el maligno, i.e., Satanás.

Fuente: La Biblia de las Américas

13 (1) El Rey había sido llevado por el Espíritu para ser tentado por el diablo (4:1).

13 (2) O, del mal. En cuarto lugar esta oración modelo pide que el pueblo del reino sea librado del maligno y de las cosas malignas. Ellos deben pedir al Padre que no los meta en tentación, sino que los libre del maligno, el diablo, y del mal que proviene de él.

13 (3) Los mss. más antiguos omiten esta frase.

13 (4) El reino es la esfera donde Dios ejerce Su poder para expresar Su gloria.

13 (5) Amén, palabra que viene del hebreo, significa firme, constante o fidedigno.

13 (a) Mat_26:41 Luc_11:4 1Co_10:13

13 (b) 2Ti_4:18 Heb_2:18

13 (c) Mat_5:37 Jua_17:15 2Ts_3:3

13 (d) 1Cr_29:11 Rev_11:15 Rev_12:10

13 (e) Rev_12:10

13 (f) Rom_16:27 Rev_5:13

13 (g) Sal_41:13 2Co_1:20 Rev_3:14

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

prueba… → §047; del mal… Se prefirió el género neutro por ser más inclusivo. M↓ añaden porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R653 Τοῦ πονηροῦ no se refiere al mal en general, sino que aparentemente quiso decir διάβολος (es decir, el maligno).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, del malo

Las palabras: Porque tuyo … Amén no aparecen en los mss. más antiguos

Fuente: La Biblia de las Américas

prueba g §047.

6.13 Se prefirió el género neutro por ser más inclusivo. M i añaden porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

† O, “Por favor, ayúdanos a no rendirnos ante la tentación.”

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento

No nos metas en tentación, sino líbranos del mal.” [Porque tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.]3

3. La frase Porque tuyo… siglos. Amén. se halla sólo en mss. tardíos.

Fuente: Notas de la Biblia

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[13] 6.13 Arameo, nisyona que se puede traducir prueba, tentaciu243?n. En concordancia con Stg 1:13, se tradujo prueba en virtud de que resultaría contradictorio estarle pidiendo a Dios, que no tienta a nadie, que no nos haga entrar en tentación. El pedir que no nos haga entrar en prueba tienen pleno respaldo en la petición del Señor Jesucristo al Padre cuando le dice:…si es posible, pase de mi esta copa… (Mat 26:39), aunque esto no significa que no vayamos a ser probados.

Fuente: Peshitta en Español