Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis.
vuestro Padre sabe. Mat 6:32; Sal 38:9; Sal 69:17-19; Luc 12:30; Jua 16:23-27; Flp 4:6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Muchos han cuestionado el significado de la afirmación vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. «Entonces, ¿por qué debemos orar?» La oración no es un intento del hombre para cambiar la voluntad de Dios. El método de Dios para cambiar nuestra voluntad es conformarla con la voluntad de Dios. Más que cambiar las cosas, la oración cambia a las personas. Orar no significa vencer la renuencia de Dios a responder; sino más bien equivale a asirse de su ¡buena disposición a ayudar! La oración en la vida del verdadero creyente es un acto de confianza total y de seguridad del plan y propósito de Dios.
EN CONTEXTO
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Orar a nuestro Padre
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Jesús previno a sus discípulos para que no orasen «como lo hacen los gentiles», usando «vanas repeticiones» y «muchas palabras» (Mat 6:7). Cuando los griegos y los romanos oraban, a menudo, llamaban a los dioses usando todos los nombres y títulos posibles. Con frecuencia, también le recordaban en sus oraciones a su deidad cualquier favor que él o ella le debieran por los sacrificios que el adorador le había ofrecido.
Se suponía que el pueblo judío no regateaba con Dios ni trataba de impresionarlo con títulos. Ellos tenían que acercarse a Dios en la confianza que Él era su Padre, como el AT. les enseñaba (Éxo 4:22; Isa 63:16). La mayoría de los niños en el mundo antiguo veían a sus padres como proveedores y protectores (con quienes no necesitaban regatear). Los judíos que oraban, por lo tanto, normalmente invocaban a Dios como «Padre nuestro que estás en los cielos», y confiaban en que Él proveería (Mat 6:8, Mat 6:9; Mat 7:7-11).
Al enseñar a sus discípulos a orar (Mat 6:8-14), Jesús adoptó una oración judía bastante común, llamada kaddish, la que se oraba regularmente en las sinagogas e incluía las líneas: «exaltado y santificado sea su gran nombre … y que Él haga que su reino se realice». Esta era una oración por el reino futuro. El pueblo judío añoraba la venida final del Reino de Dios, cuando Él reinaría sin rival sobre la tierra, y restauraría la justicia y la misericordia en todo el mundo. Para entonces, el nombre de Dios sería «santificado», habría demostrado ser santo (Eze 39:7, Eze 39:27); el pueblo ya no lo profanaría haciendo juramentos superfluos por Él, o viviendo de tal manera que lo deshonrara.
«Santificar el nombre de Dios» era un principio central de la ética judía: vivid, incluso entre los gentiles, de tal manera que la gente dé honor a Dios. Lo contrario de tan honorable comportamiento: «profanar el nombre de Dios», se consideraba algo tan abominable que algunos maestros insistían en que aquellos que urdían el mal era mejor que se disfrazaran de gentiles primero.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
REFERENCIAS CRUZADAS
j 247 Luc 12:30
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
8 (1) Aunque Dios nuestro Padre sabe lo que necesitamos, debemos pedirle, porque el que pide, recibe (7:8).
8 (a) Mat_6:32