Comentario de Mateo 7:15 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces.
Mat 7:15-20, TENGAN MUCHO CUIDADO I. «Guardaos», «cuidaos» (cuídense). Recuérdese que Jesús dice esto a sus discípulos. Habla acerca de los falsos profetas, pero se dirige a sus discípulos. Es una advertencia solemne para nosotros.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Guardaos de los falsos profetas. Mat 10:17; Mat 16:6, Mat 16:11; Mat 24:4, Mat 24:5, Mat 24:11, Mat 24:24, Mat 24:25; Deu 13:1-3; Isa 9:15, Isa 9:16; Jer 14:14-16; Jer 23:13-16; Jer 28:15-17; Jer 29:21, Jer 29:32; Eze 13:16, Eze 13:22; Miq 3:5-7, Miq 3:11; Mar 12:38; Mar 13:22, Mar 13:23; Luc 12:15; Hch 13:40; Flp 3:2; Col 2:8; 2Pe 2:1-3; 2Pe 3:17; 1Jn 4:1; Apo 19:20.
que vienen a vosotros con vestidos de ovejas. Zac 13:4; Mar 12:38-40; Rom 16:17, Rom 16:18; 2Co 11:13-15; Gál 2:4; Efe 4:14; Efe 5:6; Col 2:8; 1Ti 4:1-3; 2Ti 3:5-9, 2Ti 3:13; 2Ti 4:3; 2Pe 2:1-3, 2Pe 2:18, 2Pe 2:19; Jud 1:4; Apo 13:11-17.
pero por dentro son lobos rapaces. Isa 56:10, Isa 56:11; Eze 22:25; Miq 3:5; Sof 3:3, Sof 3:4; Hch 20:29-31; Apo 17:6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Guardaos de los falsos profetas: Deu 13:1-11; Deu 18:20-22 proporciona información sobre el tema de discernir y responder a los falsos profetas. La manera de separar los falsos maestros, de los maestros que enseñan la verdad es por sus frutos. Los frutos aquí se refieren a más que sus obras; incluyen su doctrina (Mat 16:12; 1Jn 4:1-3). Una persona que habla en nombre de Dios ha de ser probada por las doctrinas de la Biblia. El mismo principio se mantiene vigente hoy. Los conferencistas y maestros deben ser probados a la luz de las verdades de la Palabra de Dios (Jud 1:3; Apo 22:18, Apo 22:19).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
GUARDAOS DE LOS FALSOS PROFETAS. Véase el ARTÍCULO FALSOS MAESTROS, P. 1374. [Mar 13:22].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
falsos profetas. Estos no engañan disfrazándose de ovejas, sino haciéndose pasar por pastores verdaderos. Promueven la puerta ancha y el camino espacioso. vestidos de ovejas. Esto podría referirse al atavío de lana que era el vestido característico de un pastor.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Mat 7:15-20, TENGAN MUCHO CUIDADO
I. «Guardaos», «cuidaos» (cuídense). Recuérdese que Jesús dice esto a sus discípulos. Habla acerca de los falsos profetas, pero se dirige a sus discípulos. Es una advertencia solemne para nosotros.
A. Muchas veces Jesús, los apóstoles y otros hombres inspirados suenan la advertencia: Guardaos, mirad, tened cuidado. Véanse Mat 10:17; Mat 16:6; Luc 12:15; Flp 3:2. toda cosa buena es falsificada por Satanás. Este adversario ofrece «la misma mercancía» en precio más cómodo.
B. ¡Qué maravilla de que hubiera peligro con respecto a estas enseñanzas perfectas y sublimes de Jesús! Son enseñanzas que nos traen tantas bendiciones (Mat 5:1-12). ¿Cómo es posible que haya personas deseosas de cambiarlas?
C. La respuesta ya se vio en el estudio de Mat 7:13-14. Jesús ofrece la salvación y muchas bendiciones, pero la puerta es estrecha y el camino es angosto. Lo que Jesús ofrece es muy deseable y muchos lo quieren, pero no quieren pagar el precio que el Señor exige. No quieren humillarse. No quieren arrepentirse. No quieren cambiar. ¿Qué hacer pues? ¿cambiar el evangelio para que sea más agradable y más aceptable al hombre?
D. Los hombres ofrecen «la misma religión» pero modificada al gusto de la gente. Ofrecen «las mismas bendiciones», pero en precio más fácil, condiciones más cómodas.
E. Por eso, es necesario tener cuidado 1Ts 5:21; 1Jn 4:1-2, etc.
F. La verdad sí importa. El error sí existe y es necesario combatirlo. Hay hombres y mujeres que dicen ser inspirados (dicen que reciben revelaciones modernas, que hablan por Dios). Estos engañan a millones de personas. Son los peores enemigos del hombre. Son peores que los ladrones y homicidas, porque no roban dinero y automóviles sino almas. Están en el camino ancho, pero profesan andar en el camino angosto. Véanse Tit 1:16; 2Ti 3:5; prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción (2Pe 2:19).
II. ¿Por qué quieren ser falsos profetas?
A. Si no quieren aceptar la religión de Jesús, ¿por qué profesarlo? Si no les gusta el evangelio, ¿por qué no lo ignoran? Hay varias razones.
B. Quieren ser religiosos. El hombre fue creado en la imagen de Dios y es criatura religiosa; es un ser adorador. Adora algo o a alguien. Por lo tanto, si no se sujeta a la religión verdadera de Dios, busca substitutos. Lamentablemente así es la mayoría de la gente que profesa la religión de Jesús; profesan «la religión cristiana», pero no quieren arrepentirse. No quieren negarse a sí mismos y someterse a la voluntad de Cristo. Les gustan varios aspectos de la religión de Cristo, pero también les gustan aspectos de la religión del Antiguo Testamento, como también algunos aspectos de las religiones paganas. Así pues, los hombres establecen sus propias religiones combinando las enseñanzas y prácticas de varias religiones, pero irreverentemente llaman su religión «cristiana».
C. Estos buscan la conveniencia. La religión es una mina de oro para los hombres que se atreven a aprovecharse de ella. Hay fama, prestigio, poder, popularidad (seguidores), y dinero. Luc 16:14 habla de fariseos que «eran avaros», y Mat 23:14 dice, «devoráis las casas de las viudas». Se aprovechaban de las personas más indefensas para enriquecerse. Pablo habla de los que «comercian con la palabra de Dios» (2Co 2:17, LBLA). Son vendedores comunes y corrientes que tratan el tesoro del evangelio como si fuera producto comercial. Ha habido mucho escándalo entre los «televangelistas» que, para hacerse ricos, han defraudado a muchos.
III. También la gente tiene la culpa.
A. Por eso Jesús dice: » guardaos», cuidaos. Los profetas falsos no pueden hacer nada sin seguidores. Si toda la gente se cuida y no se deja engañar y llevar por los falsos, éstos no llegan a nada. Fracasan por completo. Pero no hay falta de seguidores para los falsos maestros.
B. La gente tiene comezón de oír cosas agradables. 2Ti 4:2-4, «que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias (sus propios deseos), y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas». La gente tiene comezón de oír cosas placenteras, cosas que les convienen, cuentos, fábulas, cosas sin substancia. Les gusta la lisonjería. No quieren oír el sencillo evangelio. No quieren saber de la puerta estrecha y el camino angosto; sólo quieren tener «religión», pero la religión del camino ancho, el camino popular. Pagan bien a los predicadores que les agradan y no condenan sus pecados. Se glorían y se regocijan mucho en el poder, influencia y riqueza de sus líderes y con todo gusto les apoyan. Muchos creen que la prosperidad de los evangelistas es garantía del favor de Dios (concepto que los judíos compartían en el primer siglo).
C. Muchos religiosos hoy en día son como los israelitas. Isa 30:9-11, «Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová, que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel». El pueblo comparte todas las ventajas carnales que los maestros ganan. Ose 4:6, «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos». Es verdad que los líderes eran responsables, pero el pueblo también tenía que llevar la culpa.
D. Muchos «toleran» a los falsos maestros (2Co 11:4, «bien lo toleráis»), en lugar de apoyar la enseñanza apostólica.
E. Muchos se someten a los imponentes. 2Jn 1:9-10, Diótrefes amaba la preeminencia en la iglesia. Quería mandar. Pero los «Diótrefes» no pueden ocupar el primer lugar en la iglesia a menos que los miembros de la iglesia se sometan a ellos; por eso comparten la culpa. Si hay algún hermano imponente, hay que haber también hermanos sumisos, hermanos sin valentía, que «por la paz» le concedan lo que él demanda.
F. Muchos tienen un velo sobre el corazón. Rehúsan quitar sus «lentes sectarios» para estudiar objetivamente la palabra de Dios y llegar al conocimiento de la verdad. Leen la Biblia pero la leen como los judíos leían la ley: con «velo» sobre el corazón: «Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos» (2Co 3:15). Por eso no pueden llegar al conocimiento de la verdad.
G. El pueblo es responsable (culpable) también. Jesús dice, «cuídense» (tengan cuidado para no dejarse llevar por los falsos maestros). Dios condena a los falsos maestros, pero también condena al pueblo que los escucha. ¡Cuántos piensan que ellos mismos no son responsables! Creen que si están mal, Dios solamente culpará a los sacerdotes, pastores y evangelistas que les guiaron mal. Pero «si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo» (Mat 15:14).
H. Por lo tanto, todo discípulo de Jesús debe establecerse bien en la verdad y no ser movido por falsas doctrinas. Efe 4:14, «para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados (sacudidos) por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error». Es importante llevar toda la armadura de Dios (Efe 6:10-19) para poder resistir a los falsos. Col 2:8, «Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo».
IV. Los falsos profetas vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero son lobos rapaces.
A. Así fue en Israel. Eze 22:27, «Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas».
B. Así fue en la iglesia primitiva. Hch 20:28-30, «entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos». Pero recuérdese que los lobos no pueden arrastrar tras sí a los discípulos a menos que éstos se lo permitan. Por eso Jesús dice, «Cuídense». 2Co 11:13-15, «Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras». ¡Qué denuncia más fuerte de los falsos maestros! Pero Pablo escribe esto a la iglesia. Les expresa su grande apuro por ellos. Temía que «vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo» (ver 3).
C. Vestidos de ovejas. Tienen todos los emblemas de la piedad: los títulos y otros credenciales, toda la apariencia de piedad (en la voz, en el rostro, en la conducta). Su vestimenta es muy religiosa. Son muy bondadosos y amables (hacen buenas obras). Aun se llaman «Reverendo». Son muy «espirituales» y «muy amables». Ayunan y tiene vigilias. Pero no solamente no son ovejas, sino que son los peores enemigos de las ovejas. Sólo quieren esparcir, despedazar y devorar. Si fueran verdaderas ovejas, enseñarían la verdad para salvar y edificar almas.
V. Por sus frutos los conoceréis.
A. Gén 1:11, Todo produce (y reproduce) «según su género». Así es en todo caso, si el árbol es bueno o si es malo.
B. Los maestros religiosos no son conocidos por su profesión. Olvídese de su profesión, de lo que dicen ser y hacer. Es necesario examinar su doctrina (1Ti 5:21; 1Jn 4:1) y los resultados prácticos de su enseñanza.
C. Examinar el fruto de los judaizantes (mutiladores) que solamente querían gloriarse en la carne de los gentiles (Gál 6:12-13). ¡Qué árbol más corrupto! Examínese el fruto del gnosticismo (tanto combatido por los apóstoles) (Colosenses, 2 Pedro, Judas, cartas de Juan). Esta herejía dejaba a los hombres en sus pecados (el libertinaje), y les llenaba con orgullo. Todos conocen el fruto corrupto del catolicismo.
D. El humanismo secular es otra religión falsa y corrupta. El fruto de este árbol es cada vez más manifiesto. Que nadie dude que sea religión este movimiento. Profesa ser religión y el gobierno de los Estados Unidos (La Corte Suprema) oficialmente ha declarado que es religión porque enseña «valores» y su clase de «moralidad» (inmoralidad). Esta filosofía niega a Dios e intensamente lucha por todo medio posible en contra de las enseñanzas morales de la Biblia. El fundamento del humanismo secular es la evolución. Esta religión enseña que el hombre es otro animal más (sin alma) y, desde luego, que no hay cielo ni infierno. Promueve toda forma de inmoralidad sexual (incluyendo la homosexualidad), como también el aborto y el suicidio. Es religión netamente socialista y denuncia toda forma de nacionalismo y promueve el concepto de un solo gobierno mundial (comunista). El fruto es muy obvio: el gran aumento del crimen, el narcotráfico y la drogadicción, un millón y medio de abortos cada año en EE.UU., la ignorancia y falta de preparación en los graduados de escuelas secundarias (millones de graduados que ni pueden leer), y aun de universidades (profesores que tienen miedo de los exámenes más básicos de competencia).
D. El sistema liberal en la iglesia. Aunque muchos de los hermanos liberales – pero no todos — todavía prediquen lo que la Biblia dice en cuanto al plan de salvación, el orden del culto y aun la autonomía de cada congregación, el fruto llevado por el sistema sectario de gobierno establecido por ellos ya está bien «maduro». Este sistema existe para la elevación de hombres. Los predicadores egresados de los institutos son profesionales que se encargan de las congregaciones. El plan liberal ha nacionalizado la «Iglesia de Cristo» en algunos países. Dentro de este movimiento hay mucha política y toda clase de carnalidad. Gracias a Dios, muchos hermanos sinceros han reconocido la verdadera naturaleza del fruto de este árbol, y han salido y están saliendo del sistema liberal.
VI. No se recogen uvas de los espinos, ni higos de los abrojos.
A. Estos sistemas religiosos no son bíblicos. No aceptan la autoridad de Cristo. Rechazan la sabiduría divina y siguen la sabiduría humana. Entonces, no es posible encontrar buen fruto (uvas, hijos) en tales espinos y abrojos.
E. El árbol malo es el árbol inútil, árbol que no beneficia. La doctrina falsa no sirve. La religión falsa no sirve. El maestro falso no sirve. Son inútiles. Su propósito no es el de servir, sino el de ser servido. «Sirven» pero por interés.
Conclusión.
A. Es cortado, echado en el fuego. Así es el fin de todo árbol malo. Es lo que los hombres hacen, y también es lo que Dios hace.
B. Por lo tanto, repetidas veces Jesús advierte, «Guardaos». Véanse también Mat 16:6; Hch 20:28-30; Flp 3:2.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LOS FALSOS PROFETAS
Mateo 7:15-20
¡Cuidado con los falsos profetas, que vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces! Los reconoceréis por sus frutos. Seguro que no se cosechan uvas en los espinos, ni higos de los cardos… Así es que todo buen árbol produce buen fruto; pero todo árbol estropeado da mal fruto. Un árbol bueno no puede dar mal fruto, ni el árbol estropeado dar buen fruto. El árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. Así es que los conoceréis por sus frutos.
Casi todas las frases y las palabras de esta sección les sonarían familiares a los judíos que las oyeron por primera vez.
Los judíos ya estaban bien informados acerca de los falsos profetas. Jeremías, por ejemplo, tuvo un conflicto con los profetas que decían: «Paz, paz,» cuando en realidad no había paz (Jer 6:14 ; Jer 8:11 ). Lobos era el nombre que se les daba a los malos gobernantes y a los falsos profetas. En los malos días, Ezequiel había dicho: » Sus príncipes en medio de ella son como lobos que destrozan la presa, derramando sangre y destruyendo vidas para obtener ganancias injustas» (Ez 22:27 ). Zephaniah hace una descripción sombría del estado de cosas en Israel cuando » sus oficiales en medio de él son leones rugientes; sus Jueces son lobos nocturnos que no dejan nada para la mañana. Sus profetas son tipos altaneros y fraudulentos» (Sof 3:3 ). Cuando Pablo estaba advirtiendo en su discurso de despedida a los ancianos de Éfeso de los peligros por venir, les dijo: «Entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño» (Hch 20:29 ). Jesús dijo que enviaba a sus discípulos como ovejas en medio de lobos (Mt 10:16 ); y hablo del Buen Pastor que protege Su rebaño de los lobos con Su vida (Jn 10:12 ). Aquí tenemos sin duda una figura que todos podrían reconocer y entender.
Aquí dice Jesús que los falsos profetas son como lobos disfrazados de oveSantiagoJas. Cuando el pastor estaba vigilando sus rebaños en las colinas, iba vestido de pieles de oveja, con la piel para fuera y el pelo por dentro. Pero uno podía llevar puesta una piel de oveja y no ser un pastor. Los profetas solían llevar un atuendo convencional. Elías se ponía un manto (1R 19:13; 1R 19:19 ) que estaba hecho de una piel peluda (2R 1:8 ). El manto de piel de oveja había llegado a ser el uniforme de los profetas, lo mismo que los filósofos griegos llevaban una ropa típica. A los profetas se los podía distinguir de los demás por aquel manto característico. Pero algunas veces se lo ponían los que no tenían el menor derecho, porque Zacarías, en su descripción de los grandes días por venir, dice: «No se pondrán el manto velloso para dar el pego» (Zac 13:4 ). Había algunos que iban vestidos como profetas, pero que vivían como todo lo contrario.
Había falsos profetas en los tiempos antiguos, pero también en los del Nuevo Testamento. Mateo se escribió hacia el año 85 d.C., y en aquel tiempo los profetas eran todavía una institución en la Iglesia. No tenían residencia fija, porque lo habían dejado todo para asumir un ministerio ambulante llevando a las iglesias el mensaje que creían haber recibido directamente de Dios.
En el mejor de los casos, los profetas eran la inspiración de la Iglesia, porque eran personas que lo habían dejado todo para servir a Dios y a la Iglesia de Dios; pero el oficio de profeta se prestaba a abusos. Había quienes lo usaban para ganar prestigio y para abusar de la generosidad de las congregaciones locales, y darse así una vida confortable, y hasta de regalada pereza. La Didajé fue el primer libro de orden eclesiástico; data de alrededor del año 100 d.C.; y sus disposiciones acerca de estos profetas itinerantes son muy iluminadoras. A un verdadero profeta había que mostrarle respeto; se le debía recibir de buena gana; no había que menospreciar nunca su palabra, ni limitar su libertad nunca; pero «se quedará un día, o, si es necesario, también otro; pero si se queda tres días, es un falso profeta.» No debe pedir nunca nada más que pan. «Si pide dinero, es un falso profeta.» Todos los que se presentaban como profetas pretendían hablar en el Espíritu; pero había una prueba ácida: «Se distinguirán los verdaderos profetas de los falsos por su carácter.» «Todo profeta que enseña la verdad, si no hace lo que enseña, es un falso profeta.» Si un profeta, pretendiendo hablar en el Espíritu, manda que le pongan la mesa y le presenten una comida, es un falso profeta. «A quienquiera que diga en el Espíritu: «Dadme dinero o cualquier otra cosa,» no le hagáis caso; pero si os dice que deis a otros que tienen necesidad, que nadie le juzgue.» Si un forastero llega a una congregación y quiere quedarse allí, si tiene un oficio, «que trabaje y coma.» Si no tiene oficio, «considerad con sabiduría cómo puede vivir entre vosotros como cristiano, pero no inactivo… Y si no quiere hacerlo así, está comerciando con Cristo. Cuidado con los tales» (Didajé, capítulos 11 y 12).
La historia antigua y los acontecimientos contemporáneos hacían que las palabras de Jesús tuvieran mucho sentido para los que las oyeron por primera vez, y para aquellos a los que Mateo se las transmitió.
RECONOCIDOS POR SUS FRUTOS
Mateo 7:15-20 (continuación)
Los judíos, los griegos y los Romanos, todos usaban la idea de que a un árbol se le juzga por sus frutos. Un proverbio decía: «Como la raíz, así el fruto.» Epicteto había de decir más adelante: «¿Cómo podrá una cepa no crecer como tal sino como un olivo; o, cómo podrá un olivo no crecer como tal sino como una vid?» (Epicteto, Discursos 2:20). Séneca declaraba que el bien no puede crecer del mal como tampoco puede salir una higuera de una aceituna.
Pero todavía hay aquí más de lo que parece a simple vista. «Seguro que no se cosechan uvas en los espinos,» decía Jesús. Hay una clase de espino, el espino cerval, que produce unas bayas pequeñas y negras que parecen uvas pequeñas. «Ni higos en los cardos.» Hay una especie de cardo que tiene una flor que por lo menos a cierta distancia, se podría tomar por un higo chumbo.
La lección es real, relevante, y salutífera. Puede que haya una semejanza superficial entre un verdadero y un falso profeta. El falso profeta puede que lleve la vestimenta correcta y use el lenguaje característico; pero no se puede sustentar la vida con las bayas del espino cerval o las flores del cardo; y la vida del alma nunca se puede sustentar con el alimento que ofrece un falso profeta. La verdadera prueba de cualquier enseñanza es: ¿Fortalece a una persona para sobrellevar las cargas de la vida, y para recorrer el camino del deber?
Fijémonos, pues, en los falsos profetas y veamos sus características. Si el camino es difícil y la puerta es tan estrecha que es difícil encontrarla, entonces debemos tener cuidado de obtener maestros que nos ayuden a encontrarla, y no que nos seduzcan para que entremos por otra.
El defecto básico del falso profeta es el propio interés. El verdadero pastor tiene más cuidado del rebaño que de su propia vida; el lobo no se cuida más que de satisfacer su propia codicia y glotonería. El falso profeta está en el negocio de la enseñanza, no por lo que pueda aportar a otros, sino por lo que pueda sacar para sí mismo.
Los judíos eran sensibles a este peligro. Los rabinos eran los maestros judíos; pero era un principio cardinal de la Ley judía que un rabino debía tener un oficio con el que ganarse la vida, y no podía recibir un sueldo por enseñar en ningunas circunstancias.
Rabí Sadok decía: «No hagas dei conocimiento de la Ley, ni una corona para presumir, ni una azada para cavar.» Hil.lel decía: «El que usa la corona de la Ley con fines externos, se desvanece.» Los judíos conocían muy bien al maestro que usaba su enseñanza en beneficio propio y para obtener provecho para sí mismo. Hay tres maneras en las que un maestro puede estar dominado por el interés propio.
(i) Puede que enseñe solamente por la ganancia. Se dice que había problemas en la iglesia de Ecclefechan, donde el padre de Carlyle era anciano. Hubo una disputa entre la congregación y el pastor por el asunto del dinero y el sueldo. Cuando ya se había dicho casi todo por ambas partes, el padre de Carlyle se levantó y lanzó una sentencia devastadora: «Dadle al asalariado su salario, y que se vaya.» No se puede vivir del aire, y pocas personas pueden cumplir perfectamente con su trabajo cuando la presión de las cosas materiales las abruma; pero el gran privilegio de la enseñanza no está en el sueldo que proporciona, sino en el encanto de abrir las mentes de chicos y chicas y de hombres y mujeres a la verdad.
(ii) Puede que enseñe solamente por prestigio. Puede que uno enseñe principalmente para ayudar a otros, pero también que enseñe para hacer gala de lo listo que es. Denney dijo una vez algo salvaje: «Nadie puede demostrar al mismo tiempo que es muy listo y que Cristo es poderoso para salvar.» El prestigio es lo último que desean los grandes maestros. J. P. StRuthers era un santo de Dios. Pasó toda su vida al servicio de una pequeña iglesia reformada presbiteriana, cuando podría haber ocupado cualquier púlpito famoso del país. La gente le adoraba, y tanto más cuanto más le conocía. Dos hombres estaban hablando acerca de él. Uno sabía todo lo que StRuthers había hecho, pero no le conocía personalmente. Recordando el santo ministerio de StRuthers, dijo: «StRuthers tendrá un asiento en primera línea en el Reino del Cielo.» El otro, que había conocido a StRuthers personalmente le contestó: «StRuthers se sentiría muy incómodo en un asiento de primera fila en cualquier sitio.» Hay cierta clase de maestro y de predicador que usará su mensaje para encumbrarse. El falso profeta está interesado en hacer alarde de sí mismo; el verdadero profeta desea desaparecer tras el mensaje.
(iii) Puede que enseñe solamente para transmitir sus propias ideas. El falso profeta no quiere más que diseminar su versión de la verdad; el verdadero profeta no quiere más que proclamar la verdad de Dios. La verdad es que todos debemos pensarnos las cosas por nosotros mismos; pero se decía de John Brown de Haddington -el antepasado escocés de la querida familia evangélica española Fliedner- que, cuando predicaba, de vez en cuando hacía una pausa «como si estuviera escuchando una voz.» El verdadero profeta escucha a Dios antes de hablar a los hombres. Nunca olvida que él no es nada más que una voz que habla de parte de Dios y un canal por el que puede fluir hacia los hombres la gracia de Dios. La obligación de un maestro y de un predicador es llevar a los hombres, no su idea privada y personal de la verdad, sino la verdad tal como se encuentra en Jesucristo.
LOS FRUTOS DE LA FALSEDAD
Mateo 7:15-20 (conclusión)
Este pasaje tiene mucho que decir acerca de los malos frutos de los falsos profetas. ¿Cuáles son los efectos negativos, los malos frutos, que puede producir un falso profeta?
(i) La enseñanza es falsa si produce una religión que consiste exclusiva o principalmente en la observancia de cosas externas. Eso era lo malo de los escribas y fariseos. Para ellos la religión consistía en la observancia de la ley ceremonial. Si uno cumplía el ceremonial correcto del lavamiento de manos, si nunca llevaba en sábado un peso superior a dos higos secos, si nunca andaba el sábado más de la distancia prescrita, si era meticuloso en dar los diezmos de todo, hasta de las especias de su huerto, entonces era una buena persona.
Es fácil confundir la religión con las prácticas religiosas. Es posible -y desgraciadamente no infrecuente- enseñar que la religión consiste en ir a la iglesia, observar el Día del Señor, cumplir las obligaciones económicas personales con la iglesia y leer la Biblia. Puede que uno haga todas esas cosas y esté muy lejos de ser cristiano, porque el Cristianismo es una actitud del corazón hacia Dios y hacia nuestros semejantes.
(ii) La enseñanza es falsa si produce una religión que consiste en prohibiciones. Cualquier religión que se basa en una serie de «no harás» es una religión falsa. Hay un tipo de maestro que le dice a la persona que ha emprendido el camino cristiano: «Desde ahora en adelante, no irás más al cine, ni al baile; desde ahora en adelante no fumarás ni te pintarás; desde ahora en adelante no leerás ninguna novela ni ningún periódico del domingo; desde ahora en adelante no entrarás en ningún teatro.» Si se pudiera ser cristiano simplemente absteniéndose de hacer ciertas cosas, el Cristianismo sería una religión más fácil de lo que es. Pero toda la esencia del Cristianismo es que no consiste en no hacer cosas, sino en hacer cosas. Un Cristianismo negativo por nuestra parte no puede nunca ser la respuesta al amor positivo de Dios. .
(iii) Una enseñanza es falsa si produce una religión fácit: Había falsos maestros en-los días de Pablo, un eco de cuya enseñanza podemos percibir en Romanos 6. Le decían a Pablo: «¿Tú crees que la gracia de Dios es la cosa más grande del universo?» «Sí.» «¿Tú crees que la gracia de Dios es suficientemente amplia para cubrir cualquier pecado?» «Sí.» «Bueno; pues entonces, si así están las cosas, sigamos pecando a gusto: Dios nos perdonará. Y, después de todo, nuestro pecado no está más que dándole a la maravillosa gracia de Dios una oportunidad de operar.» Una religión así es una parodia de la religión, porque insulta el amor de Dios.
Cualquier enseñanza que le quita a la religión la firmeza de la roca, cualquier enseñanza que excluye la Cruz del Cristianismo, cualquier enseñanza que elimina la amenaza de la voz de Cristo, cualquier enseñanza que pone el juicio fuera de la perspectiva y que hace que la gente piense con ligereza en el pecado es una enseñanza falsa.
(iv) Una enseñanza es falsa cuando divorcia la religión y la vida. Cualquier enseñanza que aparta al cristiano de la vida y de la actividad del mundo es falsa. Ese fue el error que hicieron los monjes y los ermitaños. Creían que para vivir la vida cristiana tenían que retirarse a un desierto o a un monasterio, que tenían que escindirse de la vida absorbente y tentadora del mundo, que no podían ser verdaderos cristianos si no dejaban de vivir en el mundo. Jesús dijo, y pidió al Padre para sus discípulos: «No Te pido que los quites del mundo, sino que los guardes del maligno» (Jn 17:1 S). Hemos sabido, por ejemplo, de un periodista que tenía dificultad en mantener sus principios cristianos en el trabajo de un diario, y que lo dejó para entrar en un periódico exclusivamente religioso.
Ninguno puede ser un buen soldado si no hace más que huir, y el cristiano es un soldado de Cristo. ¿Como podrá cumplir su misión la levadura si se niega a introducirse en la masa? ¿Para qué sirve el testimonio a menos que se dirija a los que no creen? Cualquier enseñanza que anima a las personas a sentarse en lo que llamaba John Mackay, el autor de El otro Cristo español, «un palco desde el que se ve la vida» es equivocada. El puesto del cristiano no es el de un mero espectador sino en medio de la refriega de la vida.
(v) Una enseñanza es falsa si produce una religión arrogante y separatista. Cualquier enseñanza que anima a una persona a retirarse a una senda estrecha, y a considerar el resto del mundo como pecadores, es una enseñanza falsa. La misión de la religión no es erigir paredes separatistas, sino derribarlas. El sueño de Jesucristo era que hubiera un solo rebaño y un solo Pastor (Jn 10:16 ). El exclusivismo no es una cualidad religiosa sino todo lo contrario. H. E. Fosdick cita cuatro versos ramplones:
Somos los pocos que Dios ha elegido, y todos los otros están condenados; ni tú ni los tuyos cabéis en el Cielo, porque el Cielo no debe estar abarrotado.
La religión está diseñada para acercar a las personas, no para separarlas. La religión debe servir para reunir a las personas en una gran familia, no para dividirlas en grupos hostiles. Una enseñanza que proclame que una iglesia o una secta determinada tiene el monopolio de la gracia de Dios, es una enseñanza falsa; porque Cristo no es un Cristo que divide, sino el Cristo que une.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Mat 10:16; Mat 24:11; Eze 22:27; Luc 6:26; Jua 10:12; Hch 20:29; 2Pe 2:1; 1Jn 4:1; (ver Apo 16:13; Apo 19:20; Apo 20:10).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
q 303 Mat 24:11; 2Pe 2:1; 1Jn 4:1
r 304 Luc 6:26
s 305 Eze 22:27; Hch 20:29
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
falsos profetas. Probablemente se refiera a aquellos que por su falsa interpretación de la ley (probablemente los fariseos), extraviaban a Israel de la verdad.
Fuente: La Biblia de las Américas
15 (1) Lit., que extorsionan.
15 (a) Jer_14:14 ; Mat_24:11 , Mat_24:24 ; Mar_13:22 ; Luc_6:26 ; Hch_13:6 ; 2Pe_2:1 ; 1Jn_4:1 ; Rev_16:13 ; Rev_19:20
15 (b) Eze_22:27 ; Jua_10:12 ; Hch_20:29
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
R589 La preposición ἐν tiene la idea de acompañamiento: con.