Biblia

Comentario de Mateo 7:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 7:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Pedid, y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad, y se os abrirá.

Mat 7:7-11, PEDID Y SE OS DARÁ

Introducción.

A. En Mat 6:9-13 Jesús nos enseña cómo orar. Ahora insiste en que aprovechemos este gran privilegio.

B. Jesús no dice «rezar», sino «pedid». Hay mucha diferencia entre el rezar y el orar. No hay virtud alguna en recitar o leer oraciones. Lo que agrada a Dios es el pedir, buscar y llamar.

C. El Sermón del Monte contiene enseñanzas bien difíciles para nosotros a menos que nuestro corazón esté completamente sumiso a la voluntad de Dios. Es necesario que haya cambio de corazón y de vida. ¿Cómo es posible hacer estos cambios? » Pedid… buscad… llamad». Debemos llevar todo problema a Dios en oración. Si estamos resueltos a hacer la voluntad de Dios (ver 21), si estamos resueltos a cooperar con la oración (poner nuestra parte), y si comprendemos que urgentemente necesitamos de la ayuda de Dios, El nos oirá.

I. ¿Qué debemos pedir?

A. Mat 6:10, debemos pedir por el reino. En aquel entonces el reino se había acercado (Mat 3:2; Mat 4:17), y los discípulos de Jesús fueron enseñados a orar, «Venga tu reino». El reino vino (se estableció) en el día de Pentecostés (Hch 2:1-47). Ahora debemos pedir por el reino, de que se extienda por medio de la predicación del evangelio y por la fidelidad de los que se trasladan al reino (Col 1:13).

B. Mat 6:10, debemos pedir, «hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Esta petición es semejante a la primera

— la de pedir por el reino — porque Dios reina sobre los que hacen su voluntad. No conviene decir, «hágase tu voluntad» si no estamos dispuestos a hacer su voluntad. Los únicos que agradan a Dios son los que hacen su voluntad (7:21; 12:50).

C. Mat 6:11, » El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy». Esta petición indica que reconocemos nuestra completa dependencia de Dios, y que «él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas» (Hch 17:25).

D. Mat 6:12, » perdónanos nuestras deudas» (pecados, Luc 11:4). Los «pobres en espíritu» (5:3) reconocen que han pecado y que urgentemente necesitan del perdón de Dios.

E. Mat 6:13, » no nos metas en tentación, mas líbranos del mal». Reconocemos que sin la dirección y ayuda de Dios sería imposible andar en el camino angosto. Al mismo tiempo recordamos que Jesús nos dice, «Velad y orad, para que no entréis en tentación» (26:41). En todas estas súplicas ponemos nuestra parte, cooperando con nuestra oración.

F. Stg 1:5, «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada». Pedimos la sabiduría para ayudarnos a resolver los problemas de la vida y para tomar buenas decisiones en todos los asuntos importantes de la vida que afectan la familia, la iglesia, el empleo, etc.

G. Pedimos muchas otras cosas. También pedimos el consuelo en los tiempos difíciles, pedimos el valor para trabajar eficazmente en su servicio, en fin, pedimos todas aquellas cosas que nos ayudan a crecer y madurar en su servicio y ser transformados a la semejanza de Cristo (Rom 8:29; 2Co 3:18; Gál 4:19).

II. «Porque todo aquel que pide, recibe».

A. ¿Promete Jesús que todos los que piden recibirán incondicionalmente lo que piden? Desde luego que no, porque hay varios requisitos para que nuestra oración sea aceptable ante los ojos de Dios. Compárese Hch 16:31, «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa». Los evangélicos citan este texto y dicen que el creer es la única condición o requisito de la salvación, pero no es cierto como el ver 34 hace claro, porque esa misma hora de la noche fueron bautizados el carcelero y su casa. El que pide y el que cree deben cumplir con los requisitos (mandamientos) de Dios.

B. Por ejemplo, Stg 1:5 dice, «Pero pida con fe, no dudando nada». El pedir solo no logra nada (como la fe sola no logra nada, Stg 2:24; Stg 2:26).

C. Mat 5:6, Jesús dice, «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados». Si alguien pide algo pero no tiene hambre y sed de justicia, Dios no oirá su oración (no serán «saciados). Dios no acepta la insinceridad; no quiere oraciones que no son del corazón, sino simplemente de la boca. Los que son de doble ánimo no recibirán nada del Señor (Stg 1:7-8). Por eso decimos que Jesús no promete que todos los que piden algo lo recibirán incondicionalmente.

D. Stg 4:3, «Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites». El egoísmo destruye la eficacia de la oración.

E 1Jn 3:22, «Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él». 1Jn 5:14, «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye».

III. ¿Qué implica la palabra «pedir»?

A. Indica que el orar no es un rito o ceremonia (no es rezar), sino es «pedir», en el sentido ordinario de la palabra.

B. Implica que somos dependientes de Dios, que estamos necesitados de sus bendiciones y favores. «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia» (Pro 3:5). ¿Qué pidió el fariseo de Luc 8:11-12? No pidió nada y no dio gracias, sino que solamente quería hablar de su propia «justicia».

C. Implica que no confiamos en cosas materiales (Mat 6:19-34), sino en la providencia de Dios. Pedimos a Dios en lugar de confiar en lo que tengamos o en lo que podamos hacer. Los que no conocen a Dios confían en varias cosas: la educación, la preparación para algún oficio o profesión, las inversiones, los ahorros, las posesiones, la buena salud, la fuerza física, en el poder político o financiero, la popularidad con la gente, etc.

D. El «pedir» implica la humildad y sinceridad.

E. Implica comunión con Dios, porque pedimos como hijos de Dios y El nos oye y ayuda como nuestro Padre.

IV. ¿Qué implica la palabra «buscar»?

A. Implica la oración sincera e intensa. «Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego…» (Dan 9:3).

B. Implica el esfuerzo personal. Mat 6:33, «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia».

C. Implica que sinceramente cooperamos con nuestra oración (que ponemos nuestra parte). Cuando oramos por el reino, nos ocupamos en los asuntos del reino para que avance. Cuando oramos «hágase tu voluntad», nos esforzamos por hacerla e insistir en que otros la hagan. Cuando pedimos el pan, trabajamos para aprovechar las provisiones hechas por Dios (El «pone los medios»). Antes de pedir el perdón, perdonamos a otros. Cuando pedimos que Dios no nos meta en tentaciones, las evitamos y huimos de ellas. Cuando pedimos la sanidad, hacemos todo lo posible por aprovechar la ayuda de médicos y medicina, que son bendiciones de Dios. Cuando pedimos el crecimiento espiritual, ponemos nuestra parte, estudiando la Biblia y siendo miembros activos de la iglesia.

V. ¿Qué implica la palabra «llamar»?

A. Implica la perseverancia en la oración, Luc 11:5-8; Luc 18:1-5. Ejemplos de esto son: Abraham, Gén 19:32; Elías, Stg 5:16-18; la mujer cananea, Mat 15:27; Pablo, 2Co 12:8; y Jesús, Mat 26:44.

B. La perseverancia en la oración se enseña en muchos textos: 1Ts 5:17; Col 4:2; Rom 12:12.

C. El desaliento nos destruye espiritualmente. El diablo no tiene que seducirnos a cometer fornicación, etc. para destruirnos, porque basta con desanimarnos. Por eso Jesús nos enseña «la necesidad de orar siempre y no desmayar» (Luc 18:1). 2Co 4:1; 2Co 4:16, «no desmayamos».

VI. «Recibe… halla… se le abrirá».

A. El que cumple con los requisitos de la oración aceptable nunca quedará decepcionado cuando pide a Dios. Véanse Deu 7:9; Jos 21:45; 1Re 8:56; Neh 1:5.

B. Dios contesta nuestras oraciones en varias maneras: en primer lugar, tenemos la plena seguridad de que El nos oye si estamos en comunión con El, y que El nos ama y quiere ayudarnos y bendecirnos. No siempre concede lo que pedimos (2Co 12:8), pero siempre nos da lo que pedimos o algo mejor que lo que pedimos (lo que es espiritualmente mejor para nosotros).

VII. ¿Qué hombre hay de vosotros… ?» Jesús razona de lo menor a lo mayor.

A. ¿Los padres terrenales abusarán de sus hijos? ¿les engañarán? ¿harán burla de ellos? Hay casos de padres abusivos, pero la mayoría de los padres quieren cosas buenas para sus hijos.

B. Dios está aun más dispuesto que los padres terrenales a bendecir a sus hijos.

C. «Vosotros, siendo malos», es decir, somos malos en el sentido de ser imperfectos (Rom 3:23; 1Jn 1:8-10). Si nosotros

— hombres imperfectos — sabemos dar buenas cosas a los hijos; entonces ¿cuánto más el Dios que es perfecto en conocimiento y poder y en su deseo de ayudar y bendecir a sus hijos dará buenas cosas a los que le pidan?

D. Stg 1:17, «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación». ¡Toda cosa buena proviene de Dios! Nunca olvidemos esto. Cuando recibimos o gozamos de cualquier cosa buena, no digamos que tuvimos «buena suerte», sino que recibimos otra bendición de Dios. Nos da la vida abundante (Jua 10:10; Mar 10:29-30); nos bendice con toda bendición en Cristo (Efe 1:3); nos bendice más allá de lo que podemos pedir o entender (Efe 3:20); en fin, nos da las llaves a todos los recursos celestiales.

E. Por lo tanto, » pedid… buscad… llamad».

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

pedid, y se os dará. Mat 7:11; Mat 21:22; 1Re 3:5; Sal 10:17; Sal 50:15; Sal 86:5; Sal 145:18, Sal 145:19; Isa 55:6, Isa 55:7; Jer 29:12, Jer 29:13; Jer 33:3; Mar 11:24; Luc 11:9, Luc 11:10, Luc 11:13; Luc 18:1; Jua 4:10; Jua 14:13, Jua 14:14; Jua 15:7, Jua 15:16; Jua 16:23, Jua 16:24; Stg 1:5, Stg 1:6; Stg 5:15; 1Jn 3:22; 1Jn 5:14, 1Jn 5:15; Apo 3:17, Apo 3:18.

buscad, y hallaréis. Mat 6:33; Sal 10:4; Sal 27:8; Sal 69:32; Sal 70:4; Sal 105:3, Sal 105:4; Sal 119:12; Pro 8:17; Cnt 3:2; Amó 5:4; Rom 2:7; Rom 3:11; Heb 11:6.

llamad, y se os abrirá. Luc 13:25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Antes se estableció un paralelo entre los actos internos de adoración (dar, orar, ayunar) y las actitudes internas de devoción (tener, orar, juzgar). Dado que ayunar quedó como opuesto a juzgar, aquí parece ajustar muy bien el que Jesús haga una extensa relación en la importancia de la oración. Esta declaración no está fuera de lugar, como algunos han supuesto; antes bien, es la alternativa cristiana para juzgar. Si oráramos con sinceridad por quienes estamos prestos a criticar, finalmente les estaríamos haciendo un gran bien. Los tres imperativos: pide, busca y llama están, en el original, en tiempo presente, y sugieren perseverancia y oración frecuente, en favor de aquellos que nos preocupan. Todo lo que necesitamos para el éxito espiritual nos ha sido prometido. Las bendiciones y provisiones de Dios están disponibles para cada uno de sus hijos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

PEDID… BUSCAD… LLAMAD. Jesús anima a que se persevere en oración. El tiempo de los. verbos griegos en el v. Mat 8:1-34 indica una acción continua. Eso quiere decir que hay que mantenerse pidiendo, buscando y llamando. El pedir implica tener conciencia de la necesidad y la creencia de que Dios oye la oración. El buscar implica el ruego intenso junto con la obediencia a la voluntad de Dios. El llamar implica. perseverancia en ir a Dios aun cuando Él no responda rápidamente. La promesa de Cristo de que quienes busquen recibirán lo que pidan se basa en:

(1) buscar ante todo el reino de Dios (véase Mat 6:33, nota);

(2) reconocer la bondad y el amor paternal de Dios (Mat 6:8; Mat 7:11; Jua 15:16; Jua 16:23; Jua 16:26 s; Col 1:9-12);

(3) orar de acuerdo con su voluntad (Mar 11:24; Jua 21:22; 1Jn 5:14);

(4) permanecer en Cristo (Jua 15:7); y

(5) obedecer a Cristo (1Jn 3:22; véase el ARTÍCULO LA ORACIÓN EFICAZ, P. 464. [1Re 18:42-45]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Mat 7:7-11, PEDID Y SE OS DARÁ
Introducción.
A. En Mat 6:9-13 Jesús nos enseña cómo orar. Ahora insiste en que aprovechemos este gran privilegio.
B. Jesús no dice «rezar», sino «pedid». Hay mucha diferencia entre el rezar y el orar. No hay virtud alguna en recitar o leer oraciones. Lo que agrada a Dios es el pedir, buscar y llamar.
C. El Sermón del Monte contiene enseñanzas bien difíciles para nosotros a menos que nuestro corazón esté completamente sumiso a la voluntad de Dios. Es necesario que haya cambio de corazón y de vida. ¿Cómo es posible hacer estos cambios? » Pedid… buscad… llamad». Debemos llevar todo problema a Dios en oración. Si estamos resueltos a hacer la voluntad de Dios (ver 21), si estamos resueltos a cooperar con la oración (poner nuestra parte), y si comprendemos que urgentemente necesitamos de la ayuda de Dios, El nos oirá.
I. ¿Qué debemos pedir?
A. Mat 6:10, debemos pedir por el reino. En aquel entonces el reino se había acercado (Mat 3:2; Mat 4:17), y los discípulos de Jesús fueron enseñados a orar, «Venga tu reino». El reino vino (se estableció) en el día de Pentecostés (Hch 2:1-47). Ahora debemos pedir por el reino, de que se extienda por medio de la predicación del evangelio y por la fidelidad de los que se trasladan al reino (Col 1:13).
B. Mat 6:10, debemos pedir, «hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Esta petición es semejante a la primera — la de pedir por el reino — porque Dios reina sobre los que hacen su voluntad. No conviene decir, «hágase tu voluntad» si no estamos dispuestos a hacer su voluntad. Los únicos que agradan a Dios son los que hacen su voluntad (7:21; 12:50).
C. Mat 6:11, » El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy». Esta petición indica que reconocemos nuestra completa dependencia de Dios, y que «él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas» (Hch 17:25).
D. Mat 6:12, » perdónanos nuestras deudas» (pecados, Luc 11:4). Los «pobres en espíritu» (5:3) reconocen que han pecado y que urgentemente necesitan del perdón de Dios.
E. Mat 6:13, » no nos metas en tentación, mas líbranos del mal». Reconocemos que sin la dirección y ayuda de Dios sería imposible andar en el camino angosto. Al mismo tiempo recordamos que Jesús nos dice, «Velad y orad, para que no entréis en tentación» (26:41). En todas estas súplicas ponemos nuestra parte, cooperando con nuestra oración.
F. Stg 1:5, «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada». Pedimos la sabiduría para ayudarnos a resolver los problemas de la vida y para tomar buenas decisiones en todos los asuntos importantes de la vida que afectan la familia, la iglesia, el empleo, etc.
G. Pedimos muchas otras cosas. También pedimos el consuelo en los tiempos difíciles, pedimos el valor para trabajar eficazmente en su servicio, en fin, pedimos todas aquellas cosas que nos ayudan a crecer y madurar en su servicio y ser transformados a la semejanza de Cristo (Rom 8:29; 2Co 3:18; Gál 4:19).
II. «Porque todo aquel que pide, recibe».
A. ¿Promete Jesús que todos los que piden recibirán incondicionalmente lo que piden? Desde luego que no, porque hay varios requisitos para que nuestra oración sea aceptable ante los ojos de Dios. Compárese Hch 16:31, «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa». Los evangélicos citan este texto y dicen que el creer es la única condición o requisito de la salvación, pero no es cierto como el ver 34 hace claro, porque esa misma hora de la noche fueron bautizados el carcelero y su casa. El que pide y el que cree deben cumplir con los requisitos (mandamientos) de Dios.
B. Por ejemplo, Stg 1:5 dice, «Pero pida con fe, no dudando nada». El pedir solo no logra nada (como la fe sola no logra nada, Stg 2:24; Stg 2:26).
C. Mat 5:6, Jesús dice, «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados». Si alguien pide algo pero no tiene hambre y sed de justicia, Dios no oirá su oración (no serán «saciados). Dios no acepta la insinceridad; no quiere oraciones que no son del corazón, sino simplemente de la boca. Los que son de doble ánimo no recibirán nada del Señor (Stg 1:7-8). Por eso decimos que Jesús no promete que todos los que piden algo lo recibirán incondicionalmente.
D. Stg 4:3, «Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites». El egoísmo destruye la eficacia de la oración.
E 1Jn 3:22, «Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él». 1Jn 5:14, «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye».
III. ¿Qué implica la palabra «pedir»?
A. Indica que el orar no es un rito o ceremonia (no es rezar), sino es «pedir», en el sentido ordinario de la palabra.
B. Implica que somos dependientes de Dios, que estamos necesitados de sus bendiciones y favores. «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia» (Pro 3:5). ¿Qué pidió el fariseo de Luc 8:11-12? No pidió nada y no dio gracias, sino que solamente quería hablar de su propia «justicia».
C. Implica que no confiamos en cosas materiales (Mat 6:19-34), sino en la providencia de Dios. Pedimos a Dios en lugar de confiar en lo que tengamos o en lo que podamos hacer. Los que no conocen a Dios confían en varias cosas: la educación, la preparación para algún oficio o profesión, las inversiones, los ahorros, las posesiones, la buena salud, la fuerza física, en el poder político o financiero, la popularidad con la gente, etc.
D. El «pedir» implica la humildad y sinceridad.
E. Implica comunión con Dios, porque pedimos como hijos de Dios y El nos oye y ayuda como nuestro Padre.
IV. ¿Qué implica la palabra «buscar»?
A. Implica la oración sincera e intensa. «Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego…» (Dan 9:3).
B. Implica el esfuerzo personal. Mat 6:33, «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia».
C. Implica que sinceramente cooperamos con nuestra oración (que ponemos nuestra parte). Cuando oramos por el reino, nos ocupamos en los asuntos del reino para que avance. Cuando oramos «hágase tu voluntad», nos esforzamos por hacerla e insistir en que otros la hagan. Cuando pedimos el pan, trabajamos para aprovechar las provisiones hechas por Dios (El «pone los medios»). Antes de pedir el perdón, perdonamos a otros. Cuando pedimos que Dios no nos meta en tentaciones, las evitamos y huimos de ellas. Cuando pedimos la sanidad, hacemos todo lo posible por aprovechar la ayuda de médicos y medicina, que son bendiciones de Dios. Cuando pedimos el crecimiento espiritual, ponemos nuestra parte, estudiando la Biblia y siendo miembros activos de la iglesia.
V. ¿Qué implica la palabra «llamar»?
A. Implica la perseverancia en la oración, Luc 11:5-8; Luc 18:1-5. Ejemplos de esto son: Abraham, Gén 19:32; Elías, Stg 5:16-18; la mujer cananea, Mat 15:27; Pablo, 2Co 12:8; y Jesús, Mat 26:44.
B. La perseverancia en la oración se enseña en muchos textos: 1Ts 5:17; Col 4:2; Rom 12:12.
C. El desaliento nos destruye espiritualmente. El diablo no tiene que seducirnos a cometer fornicación, etc. para destruirnos, porque basta con desanimarnos. Por eso Jesús nos enseña «la necesidad de orar siempre y no desmayar» (Luc 18:1). 2Co 4:1; 2Co 4:16, «no desmayamos».
VI. «Recibe… halla… se le abrirá».
A. El que cumple con los requisitos de la oración aceptable nunca quedará decepcionado cuando pide a Dios. Véanse Deu 7:9; Jos 21:45; 1Re 8:56; Neh 1:5.
B. Dios contesta nuestras oraciones en varias maneras: en primer lugar, tenemos la plena seguridad de que El nos oye si estamos en comunión con El, y que El nos ama y quiere ayudarnos y bendecirnos. No siempre concede lo que pedimos (2Co 12:8), pero siempre nos da lo que pedimos o algo mejor que lo que pedimos (lo que es espiritualmente mejor para nosotros).
VII. ¿Qué hombre hay de vosotros… ?» Jesús razona de lo menor a lo mayor.
A. ¿Los padres terrenales abusarán de sus hijos? ¿les engañarán? ¿harán burla de ellos? Hay casos de padres abusivos, pero la mayoría de los padres quieren cosas buenas para sus hijos.
B. Dios está aun más dispuesto que los padres terrenales a bendecir a sus hijos.
C. «Vosotros, siendo malos», es decir, somos malos en el sentido de ser imperfectos (Rom 3:23; 1Jn 1:8-10). Si nosotros — hombres imperfectos — sabemos dar buenas cosas a los hijos; entonces ¿cuánto más el Dios que es perfecto en conocimiento y poder y en su deseo de ayudar y bendecir a sus hijos dará buenas cosas a los que le pidan?
D. Stg 1:17, «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación». ¡Toda cosa buena proviene de Dios! Nunca olvidemos esto. Cuando recibimos o gozamos de cualquier cosa buena, no digamos que tuvimos «buena suerte», sino que recibimos otra bendición de Dios. Nos da la vida abundante (Jua 10:10; Mar 10:29-30); nos bendice con toda bendición en Cristo (Efe 1:3); nos bendice más allá de lo que podemos pedir o entender (Efe 3:20); en fin, nos da las llaves a todos los recursos celestiales.
E. Por lo tanto, » pedid… buscad… llamad».

Fuente: Notas Reeves-Partain

— Dios los atenderá… Dios les abrirá la puerta: Ver nota precedente.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Mar 11:24; Jua 14:13-14; Jua 15:7; Jua 16:23-24; Stg 1:5; 1Jn 3:22; 1Jn 5:14-15.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Alentados a orar (véase Luc. 11:9-13). La persistencia en la oración (los imperativos están todos en el tiempo presente, lo que sugiere un continuo solicitar, buscar, golpear, y no una sola vez) puede esperar una respuesta no por la técnica que se haya usado, sino por el Dios a quien se le habla. Aun si a los padres humanos, quienes son malos (un reconocimiento de la pecaminosidad esencial de la humanidad), se les puede confiar que harán lo mejor que puedan para sus hijos, ¿cuánto más podrá Dios? Por supuesto esto no es una garantía de que cualquier oración que pudiéramos ofrecer tendrá éxito; Dios da sólo buenas dádivas, ¡que no siempre han de corresponder con nuestras ideas de lo que debiéramos tener!

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

h 293 Mar 11:24; Stg 1:5; 1Jn 5:14

i 294 Luc 11:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Pedid…buscad…llamad. En el gr. estos mandatos están en el tiempo presente y sugieren la idea de « seguid pidiendo…seguid buscando…seguid llamando.» Aunque Jesús no enseñó que la persistencia en la oración haría que Dios accediera a los deseos humanos, la persistencia también es considerada como sinónimo de fe, de que Dios responderá (vers. 8).

Fuente: La Biblia de las Américas

7 (1) Primero hay que pedir, luego buscar y por último llamar. Pedir es orar de una manera general, buscar es suplicar de una manera específica, y llamar es reclamar muy íntimamente y con ahínco.

7 (a) vs.7-11: Luc_11:9-13 ; Mat_18:19 ; Mat_21:22 ; Mar_11:24 ; Jua_14:13 ; Jua_15:7 , Jua_15:16 ; Jua_16:3-24 ; Stg_1:5-6 ; 1Jn_3:22 ; 1Jn_5:14-15

7 (b) 1Cr_28:9 ; 2Cr_15:2 ; Pro_8:17 ; Jer_29:13

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

O, Seguid pidiendo, … buscando, … llamando

Fuente: La Biblia de las Américas

* En el texto original, estos son presentes imperativos, y podría traducirse como “sigan pidiendo” etc.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento