Biblia

Comentario de Mateo 8:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 8:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Al atardecer, trajeron a él muchos endemoniados. Con su palabra echó fuera a los espíritus y sanó a todos los enfermos,

8:16 Y cuando llegó la noche trajeron a él muchos endemoniados; — Mar 1:21 dice que Jesús enseñaba en Capernaúm en la sinagoga “los días de reposo” y el v 29 dice que llegaron a la casa de Pedro y Andrés “al salir de la sinagoga”. Le trajeron muchos endemoniados y enfermos al llegar la noche, porque durante el día (sábado) no podían traerlos (compárese Jua 5:10).

— y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; ¡Maravilla de maravillas! Con sólo hablar mostró su autoridad sobre los demonios y enfermedades. Al echar fuera a los demonios demostraba su poder sobre Satanás (Luc 10:18; Jua 12:31; Jua 16:33; 2Co 2:14; Efe 4:8; 1Jn 3:8).

Mateo dice que Jesús sanó a todos los enfermos. No hay y nunca ha habido entre los que profesan sanar milagrosamente tal poder. Los tales “sanan” a un grupo muy selecto (y también enfermedades muy selectas).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

cuando llegó la noche. Mar 1:32-34; Luc 4:40.

trajeron a él muchos endemoniados. Mat 4:24; Mat 9:2; Mar 2:3; Hch 5:15.

y con la palabra echó fuera a los demonios. Mat 12:22; Mar 1:25-27, Mar 1:34; Mar 5:8; Mar 9:25; Hch 19:13-16.

y sanó a todos los enfermos. Mat 14:14; Éxo 15:26.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

ARTÍCULO

La sanidad divina.

LA PROVISIÓN EN LA REDENCIÓN.

(1) El problema de la enfermedad y las dolencias está entretejido con el problema del pecado y de la muerte, como por ejemplo las consecuencias de la caída de la humanidad. En tanto que la ciencia médica examina las causas de la enfermedad y las dolencias en términos psicológicos o psicosomáticos, la Biblia presenta las causas espirituales como el problema implícito o fundamental:

(a) el pecado, que ha afectado la constitución física y espiritual del hombre (e.g., Jua 5:5; Jua 5:14), y

(b) Satanás (e.g., Hch 10:38; cf. Mar 9:17; Mar 9:20; Mar 9:25; Luc 13:11; Hch 19:11-12).

(2) La provisión de Dios en la redención es tan amplia como las consecuencias de la caída. Para el pecado, Dios provee el perdón; para la muerte, Dios provee vida eterna y resurrección; y para la enfermedad, Dios provee sanidad (cf. Sal 103:1-5; Luc 4:18; Luc 5:17-26; Stg 5:14-15). Por eso durante la vida terrenal de Jesucristo, su triple ministerio fue la enseñanza de la Palabra de Dios, la predicación del arrepentimiento (el problema del pecado) y las bendiciones del reino de Dios (la vida), y la sanidad de toda clase de enfermedades y dolencias en el pueblo (Mat 4:23-24).

LA REVELACIÓN CON RESPECTO A LA VOLUNTAD DE DIOS. La voluntad de Dios con respecto a la sanidad se revela de cuatro maneras en las Escrituras:

(1) La declaración de Dios. En Éxo 15:26 Dios prometió salud y sanidad para su pueblo si se mantenían fieles a su pacto y sus mandamientos (véase Éxo 15:26, nota). Su declaración tenía dos aspectos:

(a) «Ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti»;

(b) «porque yo soy Jehová tu sanador [como Redentor]». Dios continuaba de médico divino o sanador de su pueblo del AT cada vez que ellos buscaban su rostro y obedecían su palabra (cf. 2Re 20:5; Sal 103:3).

(2) El ministerio de Jesús. Por ser el Hijo de Dios encamado, Jesucristo era y es la exacta manifestación de la naturaleza y del carácter de Dios (Heb 1:3; cf. Col 1:15; Col 2:9). En su ministerio terrenal (Mat 4:23-24; Mat 8:14-16; Mat 9:35; Mat 15:28; Mar 1:32-34; Mar 1:40-41; Luc 4:40; Hch 10:38), Jesús reveló la voluntad de Dios en acción (Jua 6:38; Jua 14:10), probando que está en el corazón, la naturaleza y el plan de Dios sanar a todos los enfermos y oprimidos por el diablo.

(3) La provisión de la expiación de Cristo (Isa 53:4-5; Mat 8:16-17; 1Pe 2:24). La muerte expiatoria de Jesucristo fue perfecta y suficiente para redimir a la persona íntegra: espíritu, alma y cuerpo. Como el pecado y la enfermedad se han convertido en los dos gigantes designados por Satanás para destruirla, el perdón y la sanidad son dos bendiciones designadas por Dios para redimirla y sanarla (cf. Sal 103:3; Stg 5:14-16). El creyente debe proseguir en humildad y en fe para poseer la completa provisión de la expiación de Cristo, incluso la sanidad del cuerpo.

(4) El ministerio actual de la iglesia. Jesús mandó a los doce discípulos a sanar a los enfermos como parte de su proclamación del reino de Dios (Luc 9:1-2; Luc 9:6). Más tarde envió a setenta y dos discípulos a hacer lo mismo (Luc 10:1; Luc 10:8-9; Luc 10:19). Después del día de Pentecostés, la iglesia primitiva llevó adelante el ministerio de sanidad de Jesús como parte de la predicación del evangelio (Hch 3:1-10; Hch 4:30; Hch 5:16; Hch 8:7; Hch 9:34; Hch 14:8-10; Hch 19:11-12; cf. Mar 16:18; 1Co 12:9; 1Co 12:28; 1Co 12:30; Stg 5:14-16). El NT indica tres maneras cómo el poder sanador de Dios y la fe se impartían por medio de la iglesia:

(a) la imposición de manos (Mar 16:15-18; Hch 9:17),

(b) la confesión del pecado del que se tiene conciencia, seguida de la unción del enfermo con aceite (Stg 5:14-16), y

(c) los dones espirituales de sanidad dados a la iglesia (1Co 12:9). Nótese que son los ancianos que deben orar la oración de fe.

OBSTÁCULOS PARA LA SANIDAD. A veces hay obstáculos para recibir la sanidad divina, tales como:

(1) pecados no confesados (Stg 5:16),

(2) opresión o esclavitud demoniaca (Luc 13:11-13),

(3) temor o ansiedad aguda (Pro 3:5-8; Flp 4:6-7),

(4) desengaños pasados que debilitan la fe actual (Mar 5:26; Jua 5:5-7),

(5) la gente (Mar 10:48),

(6) enseñanza que no es bíblica (Mar 3:1-5; Mar 7:13),

(7) ausencia de la oración de fe de parte de los ancianos (Mar 11:22-24; Stg 5:14-16),

(8) falta por parte de la iglesia de buscar y obtener los dones de milagros y sanidades que Dios ha designado (Hch 4:29-30; Hch 6:8; Hch 8:5-6; 1Co 12:9-10; 1Co 12:29-31; Heb 2:3-4),

(9) incredulidad (Mar 6:3-6; Mar 9:19; Mar 9:23-24) y

(10) conducta carnal (1Co 11:29-30). Otras veces no es clara la razón por la que persiste la aflicción física en los piadosos (e.g., Gál 4:13; Gál 4:17; 1Ti 5:23; 2Ti 4:20). Y aún en otros casos Dios opta por llevar a sus santos amados al cielo en medio de una enfermedad (cf. 2Re 13:14).

PASOS QUE DAR. ¿Qué puede hacer el creyente en Cristo cuando ora y busca la sanidad de Dios para su cuerpo?

(1) Estar seguro de que se encuentra en buena relación con Dios y los demás (Mat 6:33; 1Co 11:27-30; Stg 5:16; véase Jua 15:7, nota).

(2) Buscar la presencia de Jesucristo en su vida, porque Él es quien le dará la fe que necesita (Rom 12:3; 1Co 12:9; Flp 2:13; véase Mat 17:20, nota sobre la fe genuina).

(3) Saturar su vida de la Palabra de Dios (Jua 15:7; Rom 10:17).

(4) Si no recibe sanidad, permanecer en Él (Jua 15:1-7) y examinar su vida para ver qué cambios desea obrar Dios en.su vida.

(5) Pedir las oraciones de los ancianos de la iglesia y la unción con aceite, y las de los miembros de la familia y los amigos (Stg 5:14-16).

(6) Asistir a un culto en el que esté presente una persona con reconocido ministerio de sanidad (cf. Hch 5:15-16; Hch 8:5-7).

(7) Esperar un milagro, es decir, confiar en el poder de Cristo (Mat 7:8; Mat 19:26).

(8) Alegrarse si la sanidad llega en seguida, pero alegrarse de todos modos si no llega de inmediato (Flp 4:4; Flp 4:11-13).

(9) Saber que las demoras de Dios para responder las oraciones no son necesariamente negaciones de esas peticiones, sino que algunas veces Dios tiene en mente un propósito mayor que, cuando se comprende, resulta en más gloria para Él (cf. Jua 9:3; Jua 11:4; Jua 11:14-15; Jua 11:45; 2Co 12:7-10) y en beneficio del creyente (Rom 8:28).

(10) Reconocer que, si uno es un creyente consagrado, Dios nunca lo dejará ni lo desamparará. Él lo ama tanto que lo ha esculpido en las palmas de sus manos (Isa 49:15-17).

Nota: La Biblia reconoce la debida atención médica (Mat 9:12; Luc 10:34; Col 4:14).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

SANÓ A TODOS LOS ENFERMOS. Véase el ARTÍCULO LA SANIDAD DIVINA, P. 1284. [Mat 8:16-17].

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

endemoniados. Esto quiere decir «demonizado», o bajo el control interno de un demonio. Todos los casos de posesión demoníaca con los que trató Cristo involucraban la posesión de demonios que controlaban por completo el cuerpo de sus víctimas, llegando al punto de hablar a través de ellas (Mar 5:5-9), causarles trastorno (Jua 10:20), violencia (Luc 8:29) o enmudecimiento (Mar 9:17-22).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:16 Y cuando llegó la noche trajeron a él muchos endemoniados; — Mar 1:21 dice que Jesús enseñaba en Capernaúm en la sinagoga “los días de reposo” y el v 29 dice que llegaron a la casa de Pedro y Andrés “al salir de la sinagoga”. Le trajeron muchos endemoniados y enfermos al llegar la noche, porque durante el día (sábado) no podían traerlos (compárese Jua 5:10).
— y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; ¡Maravilla de maravillas! Con sólo hablar mostró su autoridad sobre los demonios y enfermedades. Al echar fuera a los demonios demostraba su poder sobre Satanás (Luc 10:18; Jua 12:31; Jua 16:33; 2Co 2:14; Efe 4:8; 1Jn 3:8).
Mateo dice que Jesús sanó a todos los enfermos. No hay y nunca ha habido entre los que profesan sanar milagrosamente tal poder. Los tales “sanan” a un grupo muy selecto (y también enfermedades muy selectas).

Fuente: Notas Reeves-Partain

MILAGROS EN MEDIO DE LA MULTITUD

Mateo 8:16-17

Y, cuando ya era tarde aquel día, le trajeron a muchos que estaban bajo el poder de espíritus malos, y Jesús expulsó los espíritus con una palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos. Esto sucedía para que se cumpliera el dicho que se había hablado por medio del profeta Isaías: «El asumió nuestras debilidades y cargó con nuestros pecados.»

Como ya hemos visto, el relato de Marcos de esta serie de incidentes deja bien claro que tuvieron lugar en sábado (Mr 1:21-34 ). Eso explica por qué esta escena tuvo lugar por la tarde, al final del día. Según la ley del sábado, que prohibía hacer ningún trabajo ese día, era ilegal curar en sábado. Se podían tomar medidas para impedir que un enfermo se pusiera peor, pero no para hacer que se pusiera mejor. La ley general era que los sábados se podía prestar atención médica solamente a los que estuvieran en peligro de muerte. Además, era ilegal llevar una carga en sábado, y se entendía por carga cualquier cosa que pesara más que dos higos secos. Por tanto era ilegal llevar a una persona enferma de un lugar a otro en una camilla, o en brazos, o a hombros, porque eso habría sido llevar una carGálatasGa. Oficialmente el sábado terminaba cuando se podían ver dos estrellas en el cielo, porque no había relojes que dijeran la hora en aquellos días. Por eso la multitud de Cafarnaum esperó hasta la tarde para venir a Jesús para que sanara a sus enfermos.

Pero debemos pensar en lo que Jesús había estado haciendo aquel sábado. Había estado en la sinagoga y había curado al hombre poseído por un demonio. Le había enviado la sanidad al siervo del centurión. Había curado a la suegra de Pedro. Sin duda había pasado todo el día predicando y enseñando; y sin duda se había encontrado con los que se Le oponían amarga e insistentemente. Ahora era por la tarde. Dios dio a los hombres el día para trabajar, y la tarde para descansar. La tarde es el momento de tranquilidad cuando se deja el trabajo. Pero no era así con Jesús. Cuando podría haber esperado descanso, se vio rodeado por las demandas insistentes de la necesidad humana; y generosamente y sin quejarse se ocupó de todos. Mientras hubiera un alma en necesidad, no había descanso para Jesús.

Esa escena trajo a la mente de Mateo el dicho de lsaías (Isa 53:4 ) en el que se dice que el Siervo del Señor sobrellevó nuestras debilidades y cargó con nuestros pecados.

El seguidor de Cristo no puede buscar descanso n-ientras haya personas que ayudar y sanar; y lo extraño y maravilloso es que encontrará refrescado su cansancio y su propia debilidad fortalecida en el servicio de los demás. De alguna manera encontrará que, conforme llegan las demandas, también llegan las fuerzas; y de alguna manera encontrará que es capaz de proseguir por amor a otros cuando siente que ya no puede dar ni un paso más por sí mismo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— poseídos por demonios… espíritus malignos: El judaísmo en tiempos de Jesús atribuía directamente al espíritu del mal, es decir, al demonio, un buen número de enfermedades, especialmente aquellas cuya causa se desconocía. De ahí las numerosas personas que aparecen en los evangelios como poseídas por el demonio, o endemoniadas. A este espíritu del mal se le denomina también con frecuencia “espíritu inmundo” o “espíritu impuro” (ver Mat 10:1; Mat 12:43; Mar 1:23; Mar 1:26-27; Mar 3:11; Mar 3:30; Mar 5:2; Mar 8:13; Mar 6:7; Mar 7:25; Mar 9:25; Luc 4:33; Luc 6:18; Luc 8:29; Luc 9:42; Luc 11:24).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Mat 8:8; Luc 4:36; (ver Heb 4:12).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Es decir, después del sábado. Véanse Mar 1:21-32; Luc 4:31-40.

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

endemoniados. Son personas cuyos cuerpos y mentes son controladas por demonios (mensajeros de Satanás). La posesión demoníaca podía manifestarse con actos de violencia (vers. 28), rechazo a la presencia del Hijo de Dios (vers. 29), incapacidad para hablar (9:32; 12:22), ceguera (12:22), y autodestrucción (17:15)

Fuente: La Biblia de las Américas

16 (1) Los muchos endemoniados y todos los enfermos representan a todos los que estarán en la tierra durante el milenio. El milenio será la última dispensación del primer cielo y de la primera tierra; por lo tanto se le considera «el ocaso» del primer cielo y la primera tierra. En el milenio, el poder de echar fuera demonios y sanar enfermedades se manifestará a lo sumo. Por consiguiente, todos los endemoniados y todos los enfermos serán sanados. Este poder tan grande es el poder de la edad venidera ( Heb_6:5). Echar fuera demonios y sanar a los enfermos en esta era es sólo el anticipo del inmenso poder de la era venidera. Las señales que constan en los vs. 2-17 tienen un significado dispensacional y muestran el reino venidero en miniatura.

El orden de los cuatro casos narrados en los vs.2-16 es diferente del de Mar_1:29 : Mar_2:1 y Luc_4:38-41 Luc_5:12-14 Luc_7:1-10. En la narración de Marcos, la cual muestra que Jesús es el Siervo de Dios, el orden es cronológico. En la narración de Mateo, la cual comprueba que Cristo es el Rey del reino de los cielos, el orden es doctrinal, es decir, Mateo agrupa ciertos sucesos para presentar una doctrina. En Lucas, donde se revela que Jesús es el hombre indicado para ser el Salvador del hombre, el orden es moral. En la narración de Juan, la cual testifica que Cristo es el Hijo de Dios, Dios mismo, en cierto modo el orden también es más o menos cronológico.

16 (a) Mat_8:8

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

En la primera parte de estos versículos se ve un ejemplo notable de la prudencia con que nuestro Señor procedió con todos los que se manifestaban deseosos de ser sus discípulos. El pasaje merece especial mención por cuanto aclara mucho un asunto acerca del cual abundan el día de hoy graves errores.
Un escriba ofreció seguir a nuestro Señor á donde quiera que fuera. Ese ofrecimiento nos parecerá singular si tenemos en cuenta en qué tiempo se hizo y á qué clase pertenecía el hombre. La contestación fue notable: no fue ni una aceptación directa ni una repulsa perentoria. Hela aquí: » Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene en donde recostar su cabeza..
Otro adepto se presentó luego y rogó se le permitiese ir á sepultar á su padre antes de seguir más lejos al Señor. La súplica parece á primera vista justa y natural; mas la respuesta que hizo desprender de los labios de nuestro Señor no fue menos solemne que la arriba citada : «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos..
Hay algo muy imponente en ambas contestaciones. La primera nos enseña que á todo el que manifieste deseos de hacerse discípulo de Jesucristo, deben hacérsele ver las consecuencias que de ese acto pueden resultar. Si no están dispuestos á someterse á todo género de trabajos y á tomar sobre sí la cruz, no se hallan en aptitud de dar el primer paso. La segunda nos enseña que hay épocas en que es preciso que los cristianos lo abandonen todo por amor á su Maestro, y en que aun deberes tan premiosos como el de atender al entierro de un padre deben dejarse á cargo de otras personas. Esto porque nunca faltará quienes quieran cumplirlos; y porque no puede en manera alguna comparárseles con el de predicar el Evangelio y trabajar en la causa de Jesucristo.
Nada ha perjudicado tanto al Cristianismo como la práctica de engrosar las filas del ejército de Jesucristo con cada voluntario que se manifieste dispuesto á hacer profesión de fe y á hablar dilatadamente de sus sentimientos religiosos. No es el número lo que constituye la fuerza, y puede suceder que haya mucha religión externa y muy poca gracia. Recordemos esto, y no ocultemos la realidad de los jóvenes que quieran hacer profesión de fe. Digámosles con ingenuidad que al fin de la peregrinación encontrarán una corona de gloria, pero que es preciso que por el camino lleven a cuestas una cruz.
En la última parte de estos versículos se nos enseña que la verdadera fe se encuentra muchas veces amalgamada con defectos y flaquezas. Este pensamiento nos hace sentir humillados; pero es provechoso.
Nuestro Señor y sus discípulos atravesaban el mar de Galilea cuando de súbito sobrevino una tempestad, y el barco estaba á riesgo de llenarse de agua, pues por todos lados se levantaban las embravecidas olas. Entre tanto Jesús dormía. Los discípulos sobrecogidos de temor lo despertaron implorándole su auxilio.
Oyendo El sus gritos aquietó las aguas con una palabra, y se siguió una gran bonanza. Mas al propio tiempo reprendió á los discípulos por su ansiedad diciéndoles: «¿Por qué teméis, hombres de poca fe?.
¡Cuan á lo vivo nos representa ese suceso el carácter de millares de creyentes! ¡Cuántos no hay que tienen fe y amor suficientes para abandonarlo todo por amor de Jesucristo y para seguirle á todas partes, y que sin embargo á la hora de prueba se llenan de sobresalto! ¡Cuántos no hay qué poseen bastante fe en toda angustia para implorar el auxilio de Cristo, pero que no obstante no la tienen para permanecer quietos y creer que todo va bien! Razón tienen á la verdad los creyentes para revestirse de humildad.
Que una de nuestras diarias plegarias sea siempre: » Señor, aumenta mi fe.» No es sino hasta la hora de prueba que sabemos cuan débil es nuestra fe. Feliz el que por experiencia aprende que su fe puede vencerlo todo, y el que como Job puede exclamar: «Aun cuando me matare, en él esperaré.» Job 13:15.

Fuente: Los Evangelios Explicados

palabra…Sal 107:20.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R533 Λόγῳ se usa como un dativo de medio: con una palabra.

R653 Debe insertarse el sustantivo ὥρα con ὀψίας: la última hora.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

. su.

Fuente: La Biblia Textual III Edición