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Comentario de Mateo 9:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 9:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Id, pues, y aprended qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio. Porque yo no he venido para llamar a justos, sino a pecadores.

9:13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Jesús dijo esto a los fariseos que creían que eran muy conocedores de la ley, pero Jesús, el Maestro perfecto, les dice que deberían aprender el significado de este texto (Ose 6:6). Lo repite en 12:7. Desde luego, Dios requería muchos sacrificios de los que vivían bajo la ley de Moisés y Jesús no lo está negando. El insistió en que sus discípulos guardaran toda la ley (5:17-20). Al limpiar a los leprosos, los enviaba al sacerdote para cumplir con los requisitos de la ley (Luc 17:14). ¿Por qué dice, pues, “Misericordia quiero, y no sacrificio”? Compárese Jua 6:27, “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece”. ¿Prohíbe Jesús que trabajemos por la comida que perece? No, sino que emplea una figura común entre los judíos de prohibir una cosa para dar énfasis a otra cosa más importante. Así pues, Jesús no menosprecia el sacrificio, pero sí da más importancia a la misericordia, no como un sentimiento, sino a los actos de misericordia. Cuando la gente gritaba “Ten misericordia”, pedía ayuda. Por ejemplo, 9:27, “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” (Véanse también 15:22; 20:30; Mar 10:47; Luc 18:38).

Los profetas enfatizaron esto: Miq 6:6, “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.

— Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. Si Cristo vino al mundo para llamar a los pecadores, ¿cómo podría hacerlo sin asociarse con ellos?

Hay muchos religiosos que trabajan entre los que sufren por causa de sus pecados, sin llamarlos al arrepentimiento. Para ellos el evangelio es un ministerio al sufrimiento físico de los borrachos, drogadictos y prostitutas. Reparten alimentos, proveen dormitorios y les dan la atención médica, pero deben predicarles el evangelio puro para salvar su alma.

Desde luego, tales pecadores sufren física y mentalmente y es necesario ayudarles, pero el evangelio se dirige a su necesidad espiritual. La mayoría de tales personas no quieren la ayuda verdadera, sino solamente limosnas. Cristo se asociaba con los pecadores más menospreciados, pero lo hizo para salvar su alma. No hay gracia sin arrepentimiento. ¿Qué dijo el rey al hombre que vino a la fiesta no vestido de boda? (Mat 22:11) En esta parábola Jesús nos enseña la necesidad de dejar el pecado y vestir la ropa de justicia. Todos los pecadores, de toda clase, pueden venir a Cristo. El homosexual puede venir a Cristo, pero tiene que arrepentirse de su pecado y dejar de practicarlo. Todos los fornicarios pueden venir a Cristo, pero tienen que arrepentirse y dejar de practicar la fornicación. Todos los pecadores — los mentirosos, los ladrones, los asesinos y todos los demás — tienen que hacer lo mismo. Así también los que cometen adulterio por haberse divorciado de sus esposas no por causa de fornicación y se han vuelto a casar pueden venir a Cristo, pero tienen que dejar de cometer adulterio.

¿Cuál es, pues, el llamado del evangelio? Es el llamado al arrepentimiento. Todos pueden nacer otra vez 1Co 6:9, “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

andad pues y aprended. Mat 12:3, Mat 12:5, Mat 12:7; Mat 19:4; Mat 21:42; Mat 22:31, Mat 22:32; Mar 12:26; Luc 10:26; Jua 10:34.

Misericordia quiero y no sacrificio. Pro 21:3; Ose 6:6; Miq 6:6-8.

no he vendio a llamar justos. Mat 18:11-13; Mar 2:17; Luc 5:32; Luc 15:3-10; Luc 19:10; Rom 3:10-24; 1Co 6:9-11; 1Ti 1:13-16.

sino pecadores al arrepentimiento. Mat 3:2, Mat 3:8; Mat 4:17; Mat 11:20, Mat 11:21; Mat 21:28-32; Isa 55:6, Isa 55:7; Luc 15:7; Luc 24:47; Hch 2:38; Hch 3:19; Hch 5:31; Hch 11:18; Hch 17:30, Hch 17:31; Hch 20:21; Hch 26:18-20; Rom 2:4-6; 1Ti 1:15; 2Ti 2:25, 2Ti 2:26; 2Pe 3:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Id, pues, y aprended lo que significa. Esta frase era comúnmente usada como respuesta a aquellos que no sabían algo que se suponía debían saber. El versículo que Jesús cita es Ose 6:6 (cp. 1Sa 15:22; Miq 6:6-8), el cual enfatiza la absoluta prioridad de los principios morales sobre los requisitos ceremoniales. Los fariseos tendían a prestar atención a lo de afuera, al ritual y los aspectos ceremoniales de la ley de Dios, en detrimento de sus preceptos morales, eternos e internos. Actuando de esta forma, se hicieron huraños, legalistas y despreciables para otros. Jesús repite la misma crítica en Mat 12:7.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

9:13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Jesús dijo esto a los fariseos que creían que eran muy conocedores de la ley, pero Jesús, el Maestro perfecto, les dice que deberían aprender el significado de este texto (Ose 6:6). Lo repite en 12:7. Desde luego, Dios requería muchos sacrificios de los que vivían bajo la ley de Moisés y Jesús no lo está negando. El insistió en que sus discípulos guardaran toda la ley (5:17-20). Al limpiar a los leprosos, los enviaba al sacerdote para cumplir con los requisitos de la ley (Luc 17:14). ¿Por qué dice, pues, “Misericordia quiero, y no sacrificio”? Compárese Jua 6:27, “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece”. ¿Prohíbe Jesús que trabajemos por la comida que perece? No, sino que emplea una figura común entre los judíos de prohibir una cosa para dar énfasis a otra cosa más importante. Así pues, Jesús no menosprecia el sacrificio, pero sí da más importancia a la misericordia, no como un sentimiento, sino a los actos de misericordia. Cuando la gente gritaba “Ten misericordia”, pedía ayuda. Por ejemplo, 9:27, “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” (Véanse también 15:22; 20:30; Mar 10:47; Luc 18:38).
Los profetas enfatizaron esto: Miq 6:6, “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.
— Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. Si Cristo vino al mundo para llamar a los pecadores, ¿cómo podría hacerlo sin asociarse con ellos?
Hay muchos religiosos que trabajan entre los que sufren por causa de sus pecados, sin llamarlos al arrepentimiento. Para ellos el evangelio es un ministerio al sufrimiento físico de los borrachos, drogadictos y prostitutas. Reparten alimentos, proveen dormitorios y les dan la atención médica, pero deben predicarles el evangelio puro para salvar su alma.
Desde luego, tales pecadores sufren física y mentalmente y es necesario ayudarles, pero el evangelio se dirige a su necesidad espiritual. La mayoría de tales personas no quieren la ayuda verdadera, sino solamente limosnas. Cristo se asociaba con los pecadores más menospreciados, pero lo hizo para salvar su alma. No hay gracia sin arrepentimiento. ¿Qué dijo el rey al hombre que vino a la fiesta no vestido de boda? (Mat 22:11) En esta parábola Jesús nos enseña la necesidad de dejar el pecado y vestir la ropa de justicia. Todos los pecadores, de toda clase, pueden venir a Cristo. El homosexual puede venir a Cristo, pero tiene que arrepentirse de su pecado y dejar de practicarlo. Todos los fornicarios pueden venir a Cristo, pero tienen que arrepentirse y dejar de practicar la fornicación. Todos los pecadores – los mentirosos, los ladrones, los asesinos y todos los demás – tienen que hacer lo mismo. Así también los que cometen adulterio por haberse divorciado de sus esposas no por causa de fornicación y se han vuelto a casar pueden venir a Cristo, pero tienen que dejar de cometer adulterio.
¿Cuál es, pues, el llamado del evangelio? Es el llamado al arrepentimiento. Todos pueden nacer otra vez 1Co 6:9, “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

Fuente: Notas Reeves-Partain

— pecadores: Algunos mss. añaden: para que se conviertan.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

p 378 Pro 21:3; Ose 6:6; Mat 12:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Misericordia quiero y no sacrificio. Jesús aplica esta cita de Os 6:6 contra los que creían que podían hacer el mal a sus prójimos siempre que ellos guardaran los requisitos de la ley, ofreciendo el sacrificio requerido por sus pecados. Los fariseos insistían en obedecer la letra de la ley, mientras que por otra parte fallaban en cumplir el espíritu de la ley, que en parte era el mostrar misericordia a toda persona, incluyendo a los marginados de la sociedad.

Fuente: La Biblia de las Américas

13 (1) Los fariseos, justos en su propia opinión, confiaban en que lo sabían todo con respecto a Dios. Para que fueran humildes, el Señor les dijo que necesitaban aprender más.

13 (2) La misericordia es parte de la gracia que el hombre recibe de Dios. (Véase la nota 16 (2) de Hebreos 4.) Sin embargo, a los hombres que se creen justos no les gusta recibir misericordia ni gracia de Dios; prefieren darle algo a El. Esto va en contra del camino de Dios en Su economía. Así como Dios desea tener misericordia de los pecadores miserables, asimismo El quiere que nosotros también tengamos misericordia de otros en amor ( Miq_6:6-8 ; Mar_12:33).

13 (3) No hay justo, ni aun uno ( Rom_3:10). Todos los «justos» son justos en su propia opinión, como lo eran los fariseos ( Luc_18:9). El Salvador real no vino para llamar a éstos, sino a los pecadores.

13 (a) Ose_6:6 ; Mat_12:7

13 (b) Miq_6:6-8 ; Mar_12:33 ; Pro_21:3 ; 1Sa_15:22

13 (c) Luc_15:7

13 (d) 1Ti_1:15

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Mat 12:7; Ose 6:6; a pecadores… M↓ añaden al arrepentimiento.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R1429 El primer οὐ de este versículo niega el significado del verbo θέλω, que está implícito: Deseo misericordia, y no sacrificio.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, Compasión

Fuente: La Biblia de las Américas

g 12.7

9.13 g Ose 6:6.

9.13 M i añaden al arrepentimiento.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

Ose 6:6.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento