Biblia

Comentario de Mateo 9:32 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 9:32 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Mientras aquéllos salían, he aquí le trajeron un hombre mudo endemoniado.

9:32 Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, (no desde el nacimiento, sino por ser endemoniado, pues habló cuando Jesús echó fuera el demonio) endemoniado (compárese 12:22-24) . Los demonios afligían a la gente de varias maneras: algunos quedaron mudos (como aquí); Mar 9:25, “Espíritu mudo y sordo”; Mat 12:22, “un endemoniado, ciego y mudo”; Mat 8:28, “dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino”; Mar 5:4, “Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar”; Mat 17:15, “muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua”; Mar 1:26, “sacudiéndole con violencia”; Mar 9:18, “le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando”; Luc 9:39; Luc 9:42, “da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él”. Los demonios tenían conocimiento sobrehumano (Luc 4:41).

En cuanto a los demonios (o espíritus inmundos) es indispensable que se recuerde que la Biblia nunca dice que los pecadores estaban endemoniados. La Biblia no habla de los endemoniados como borrachos, ladrones, asesinos, etc. Más bien, se pueden comparar con personas afligidas física y mentalmente. Jesús mostró poder absoluto sobre los demonios. Los echó fuera con su palabra (Mat 8:16). Los reprendió y salieron (Mar 1:25; Luc 4:35). La Biblia dice que en varias ocasiones los demonios fueron echados fuera por Cristo y los apóstoles, pero nunca usa la palabra exorcismo con respecto a lo que ellos hicieron.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

le trajeron un mudo, endemoniado. Mat 12:22, Mat 12:23; Mar 9:17-27; Luc 11:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los fariseos no podían negar la realidad de los milagros, por lo que ellos los atribuyeron al príncipe de los demonios. La misma explicación se encuentra en el Mat 12:24.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

9:32 Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, (no desde el nacimiento, sino por ser endemoniado, pues habló cuando Jesús echó fuera el demonio) endemoniado (compárese 12:22-24) . Los demonios afligían a la gente de varias maneras: algunos quedaron mudos (como aquí); Mar 9:25, “Espíritu mudo y sordo”; Mat 12:22, “un endemoniado, ciego y mudo”; Mat 8:28, “dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino”; Mar 5:4, “Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar”; Mat 17:15, “muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua”; Mar 1:26, “sacudiéndole con violencia”; Mar 9:18, “le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando”; Luc 9:39; Luc 9:42, “da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él”. Los demonios tenían conocimiento sobrehumano (Luc 4:41).
En cuanto a los demonios (o espíritus inmundos) es indispensable que se recuerde que la Biblia nunca dice que los pecadores estaban endemoniados. La Biblia no habla de los endemoniados como borrachos, ladrones, asesinos, etc. Más bien, se pueden comparar con personas afligidas física y mentalmente. Jesús mostró poder absoluto sobre los demonios. Los echó fuera con su palabra (Mat 8:16). Los reprendió y salieron (Mar 1:25; Luc 4:35). La Biblia dice que en varias ocasiones los demonios fueron echados fuera por Cristo y los apóstoles, pero nunca usa la palabra exorcismo con respecto a lo que ellos hicieron.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LAS DOS REACCIONES

Mateo 9:32-34

Cuando se iban los ciegos, fijaos: Le trajeron a Jesús a uno que estaba mudo porque tenía un demonio; y cuando Jesús le echó el demonio, ya pudo hablar. Y las multitudes estaban alucinadas, y decían:

¡No se ha visto nunca nada semejante en Israel!
Pero los fariseos decían:

Este expulsa los demonios porque está de acuerdo con el príncipe de los demonios.

Pocos pasajes nos muestran tan claramente como éste la imposibilidad de una actitud de neutralidad frente a Jesús. Aquí tenemos el retrato de dos reacciones ante Él: la de las multitudes era de sorprendida admiración; la de los fariseos, de odio virulento. Siempre ha de ser verdad que lo que el ojo vea dependerá de lo que el corazón sienta.
Las multitudes miraban a Jesús con admiración porque eran gente sencilla con un sentido intenso de necesidad; y veían que Jesús podía suplir su necesidad de una manera de lo más sorprendente. Jesús siempre le parecerá maravilloso al que tiene sentimiento de necesidad; y cuanto más profundo sea el sentimiento de necesidad tanto más maravilloso parecerá Jesús.
Los fariseos veían a Jesús como uno que actuaba de acuerdo con los poderes del mal. No negaban esos poderes maravillosos; pero se los atribuían a Su complicidad con el príncipe de los demonios. Este veredicto de los fariseos era debido a algunas de sus actitudes mentales.
(i) Estaban demasiado afianzados en su posición para cambiar. Como ya hemos visto, por lo que a ellos respectaba no se podía añadir ni sustraer una sola palabra de la Ley. Para ellos todas las cosas grandes y maravillosas pertenecían al pasado. Para ellos, cambiar una tradición o un convencionalismo era pecado mortal. Cualquier novedad era errónea. Y cuando vino Jesús con una nueva interpretación de lo que era en realidad la religión, Le odiaron como habían odiado sus antepasados a los profetas de tiempo antiguo.
(ii) Estaban demasiado orgullosos de su propia autosuficiencia para someterse. Si Jesús tenía razón, ellos estaban equivocados. Los fariseos estaban tan satisfechos consigo mismos que no veían ninguna necesidad de cambiar; y odiaban a todo el que quisiera cambiarlos. El arrepentimiento es la puerta por la que todas las personas deben entrar al Reino; y el arrepentimiento quiere decir reconocer el error de nuestros caminos y darnos cuenta de que sólo en Cristo hay vida; y someternos a Él y a Su voluntad y poder, que es lo único que nos puede cambiar.
(iii) Tenían demasiados prejuicios para ver. Tenían los ojos tan cegados por sus propias ideas que no podían ver en Jesucristo la verdad y el poder de Dios.
Uno que tenga sentimiento de necesidad siempre verá maravillas en Jesucristo. El que está tan seguro de su posición que no quiere cambiar, el que está tan orgulloso de su propia justicia que no se quiere someter, el que está tan cegado por sus prejuicios que no puede ver, siempre resentirá y odiará y tratará de eliminar a Jesucristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mar 9:17; Mar 9:25; Luc 11:14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Un exorcismo causa una acusación. Este pequeño episodio también tiene un paralelo más extenso más adelante (12:22-24), donde la acusación de colusión con Satanás se desarrolla y se contesta. Aquí, meramente se menciona este nuevo giro siniestro en la hostilidad oficial contra Jesús. Mat., por lo general, distingue entre la posesión de un demonio y una incapacidad física; aquí una parece ser el resultado de la otra, pero el len guaje es aun el del exorcismo. La reacción de la multitud en el v. 33 resume las impresiones que los milagros en los caps. 8, 9 han estado creando.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

r 407 Mat 12:22; Luc 11:14

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

32 (1) La mudez causada por la posesión demoníaca representa la incapacidad del hombre de hablar por Dios ( Isa_56:10) y de alabar a Dios ( Isa_35:6), que resulta del culto a los ídolos mudos ( 1Co_12:2).

32 (a) Mat_12:22 ; Luc_11:14

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro