Comentario de Números 14:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces toda la congregación gritó y dio voces; el pueblo lloró aquella noche.
Núm 11:1-4; Deu 1:45.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El pueblo murmura ante las noticias, Núm 14:1-5.
Josué y Caleb tratan de animarlos, Núm 14:6-10.
Dios los amenaza, Núm 14:11-12.
Moisés intercede ante Dios, y obtiene el perdón, Núm 14:13-25.
Los murmuradores son excluidos de entrar en la tierra, Núm 14:26-35.
Los hombres que entregaron un reporte maligno fueron muertos por una plaga, Núm 14:36-39.
El pueblo que quiso invadir la tierra en contra de la voluntad de Dios fueron afligidos con una terrible derrota, Núm 14:40-45.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
A continuación del terrible informe de los espías, el pueblo lloró aquella noche. No sólo lo hizo por la pecaminosa actitud de los espías, sino por perder sus ilusiones y sentir que cometió un error al dejar Egipto.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
14. Incidentes en Cades.
Sedición del Pueblo (1-9).
1Entonces toda la muchedumbre rompió a gritar, y el pueblo se pasó toda la noche llorando; 2y todos los hijos de Israel murmuraban contra Moisés y Aarón, y todos decían: “¡ Ah si hubiéramos muerto en la tierra de Egipto o muriéramos siquiera en este desierto! 3¿Por qué quiere llevarnos Yahvé a esa tierra a perecer a la espada y que sean nuestras mujeres y nuestros hijos presa de otros? ¿No sería mejor que nos volviéramos a Egipto?” 4Y unos y otros se decían: “Elijamos un jefe y volvámonos a Egipto.” 5Entonces Moisés y Aarón cayeron sobre sus rostros ante toda la asamblea de los hijos de Israel. 6Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, que eran de los que habían explorado la tierra, rasgaron sus vestiduras, 7y hablaron a toda la asamblea de los hijos de Israel, diciendo: “La tierra por la que hemos pasado en reconocimiento es sobremanera buena. 8Si agradamos a Yahvé, El nos hará entrar en esa tierra y nos la dará. Es una tierra que mana leche y miel. 9No os rebeléis contra Yahvé y no tengáis miedo de la gente de esa tierra, que nos la comeremos como pan. Ellos se han quedado sin amparo, y Yahvé está con nosotros.”
La descripción terrorífica de los pesimistas tuvo un efecto derrotista en el pueblo, que se entregó a un llanto desesperado, y de nuevo surge la añoranza de Egipto, donde al menos podían vivir, aunque en opresión. Se quejan de que Dios les haya llevado a una región donde sólo les queda la muerte. Y buscan un jefe que los guíe de nuevo hacia la tierra de los faraones (v.4). Moisés y Aarón se prosternaron ante el tabernáculo, pidiendo ayuda a Yahvé1. Mientras tanto, los exploradores Caleb y Josué trataron de convencer al pueblo de que era factible la conquista de Canaán. En un gesto de protesta por el escándalo que el pueblo da al despreciar a su Dios, se “rasgan las vestiduras,” signo de duelo y de insolidaridad por lo que el pueblo hace2. Y con sentido profundo religioso afirman que, si Yahvé les ayuda, vencerán fácilmente a los cananeos, por fuertes que sean, y por otra parte merece la pena un esfuerzo, ya que la tierra de Canaán mana leche y miel (v.8). En vez de ser devorados por esa tierra, serán los israelitas los que se comerán a los cananeos como pan3. Sus divinidades de nada les servirán, de forma que éstos se quedarán sin amparo (lit. “su sombra se retiró de ellos”).
Intervención de Dios (10-25).
10Toda la asamblea de Israel quería lapidarlos, pero la gloria de Yahvé se mostró en el tabernáculo de la reunión a todos los hijos de Israel, 11y Yahvé dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo ha de ultrajarme este pueblo? ¿Hasta cuándo no ha de creerme, después de todos los prodigios que en medio de ellos he obrado? 12Voy a herirle de mortandad y a hacer de ti una gran nación, más grande y más fuerte que ellos,” 13Pero Moisés respondió a Yahvé: “Y lo sabrán los egipcios, de cuyo poder sacaste a este pueblo, 14y se lo dirán a los habitantes de esa tierra. Todos ellos saben, oh Yahvé!, que habitas en medio de este pueblo, que te dejas ver la cara, que se posa sobre ellos tu nube, que vas delante de ellos, de día en columna de nube y de noche en columna de fuego. 15Si, pues, destruyes a este pueblo como si fuera un solo hombre, los pueblos a los que ha llegado tu fama dirán:16Por no haber podido llevar a ese pueblo a la tierra que le había prometido, los ha destruido Yahvé en el desierto.17Haz, pues, mi Señor, que resplandezca tu fortaleza, como tú mismo dijiste.18Yahvé, tardo a la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebeldía, aunque no lo deja impune, y visita la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, 19perdona, pues, la iniquidad de este pueblo según tu gran misericordia, como desde Egipto hasta aquí lo has perdonado.” 20Díjole Yahvé: “Los perdono, según me lo pides; 21mas por mi vida y por mi gloria, que llena la tierra toda, 22que todos aquellos que han visto mi gloria y todos los prodigios que yo he obrado en Egipto y en .el desierto, y todavía me han tentado diez y diez veces, desoyéndome, 23no verán la tierra que a sus padres juré dar. No; ninguno de los que así me han ultrajado la verá. 24Sólo a mi siervo Caleb, que con espíritu del todo diferente me siguió enteramente, le haré yo entrar en esa tierra donde ha estado ya, y su descendencia la tendrá en posesión. 25Pero el amalecita y el cananeo habitarán en la llanura. Mañana mismo volveos, y partid al desierto, camino del mar Rojo.”
El pueblo reaccionó violentamente contra los valerosos exploradores, queriendo lapidarlos. Entonces se manifestó la gloria de Yahvé sobre el tabernáculo, es decir, la nube que lo cubría se iluminó inesperadamente, como en otras ocasiones. Esta manifestación gloriosa de Dios tiene unas veces el carácter de anuncio venturoso, y otras de inminente castigo. Por lo que sigue se ve que ahora la manifestación divina es justiciera, y quizá iba acompañada de manifestaciones atmosféricas tormentosas para impresionar más al pueblo culpable, como en el Sinaí. Yahvé amenaza al pueblo por su incredulidad e ingratitud, a pesar de las maravillas obradas al ser liberado del faraón4. Por eso los va a aniquilar por la peste o mortandad5; pero hará surgir una nueva posteridad más numerosa de la familia de Moisés 6 . Moisés reacciona, pidiendo perdón por los culpables y apelando al honor del nombre de Dios, que será comprometido con el aniquilamiento de su pueblo, ya que sabrán los egipcios y cananeos que no ha podido llevarlos a su destino7. Los profetas del exilio utilizarán el mismo argumento para convencer a Dios de que libere a su pueblo de la cautividad babilónica8. Al no cumplir su palabra de introducirlos en Canaán, los pueblos paganos acusarían al Dios de Israel de impotencia, ya que no comprenderían las exigencias estrictas de la justicia divina. Por otra parte, Yahvé es rico en misericordia y tardo a la ira9, y, por tanto, debe ahora mostrar su carácter misericordioso para con su pueblo, como lo había hecho en otras ocasiones. Yahvé oyó al punto la oración magnánima de Moisés, y perdonó al pueblo por su intercesión (v.20); pero su gloria y justicia exige una compensación y un castigo: los culpables no entrarán en la tierra prometida. Lo han tentado ya “diez veces,” es decir, muchas veces (v.22), y, por tanto, no participarán de las promesas anunciadas a sus antepasados. Y Yahvé jura “por su vida y su gloria” de que así ha de ocurrir. Los hombres juran por Dios10, pero el Dios viviente de Israel, que se manifiesta en su gloria en la naturaleza (“llena la tierra”) y en la historia, castigando y salvando, proclama solemnemente que su vida y su gloria, o manifestación omnipotente y esplendorosa, serán la garantía del cumplimiento de sus palabras. De este castigo será exento Caleb, que ha mostrado su valor y fidelidad en todas sus empresas. En el v.30 se dirá lo mismo de Josué, fiel ejecutor de las órdenes de Moisés. Y en premio a su fidelidad se le concederá la región que exploró, como posesión a su descendencia11. La alusión al amalecita y cananeo, que habitan en la llanura, puede ser glosa redaccional, restringiendo la posesión de Caleb, o bien es una preparación para la orden que va a dar Yahvé de que se vuelvan los israelitas al desierto, camino del mar Rojo. Yahvé en ese caso indicaría que, puesto que los amalecitas y cananeos iban a impedir el acceso a Canaán, debían buscar otra ruta de penetración, volviendo sobre sus pasos (v.25b). La orden de volver fue ocasión de otra rebelión del pueblo, que ahora quiere atacar a los cananeos.
Anuncio de Castigo contra los Israelitas (26-38).
26Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 27“¿Hasta cuándo voy a estar oyendo lo que contra mí murmura esta turba depravada, las quejas contra mí de los hijos de Israel? 28Diles, pues: Por mi vida, palabra de Yahvé, que lo que a mis oídos habéis susurrado, eso haré yo con vosotros; 29en este desierto yacerán vuestros cadáveres. De todos vosotros, los que en vuestro censo fuisteis contados de veinte años para arriba, que habéis murmurado contra mí, 30ninguno entrará en la tierra que con juramento os prometí por habitación. Sólo Caleb, hijo de Jefoné, y Josué, hijo de Nun. 31Pero a vuestros hijos, los que dijisteis que serían presa ajena, a éstos los introduciré yo; y ellos disfrutarán la tierra que vosotros habéis desdeñado. 32Cuanto a vosotros, en este desierto yacerán vuestros cadáveres. 33Vuestros hijos errarán por el desierto cuarenta años, llevando sobre sí vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos se consuman en el desierto. 34Tantos como fueron los días de la exploración de la tierra, cuarenta, tantos serán los años que llevaréis sobre vosotros vuestras rebeldías: cuarenta años, año por día; y experimentaréis así mi aversión por vosotros. 35Yo, Yahvé, yo lo he dicho. Eso haré en esta perversa muchedumbre que se ha confabulado contra mí. En este desierto se consumirán: en él morirán.” 36Todos aquellos a quienes mandó Moisés a explorar la tierra y de vuelta concitaron a la muchedumbre a murmurar contra él, desacreditando la tierra; 37todos cuantos habían hablado mal de ella, murieron de mala muerte ante Yahvé. 38Sólo Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, quedaron con vida de todos aquellos hombres que fueron a explorar la tierra.
Este discurso es la ampliación de la anterior amenaza, puesto en boca de Yahvé. El estilo es solemne y oracular (“palabra de Yahvé,” “yo, Yahvé, lo he dicho.”) y trata de recalcar la gravedad de la amenaza y acusación. Yahvé quiere castigar no sólo la actual rebelión, sino todas las anteriores, pues se ha colmado la medida de su justicia, y tiene que castigarlos para escarmiento de las generaciones futuras. Todos deben morir en el desierto, sin llegar a la tierra prometida. Todos los que habían sido censados, desde veinte años para arriba (v.29)12, morirán en el desierto. En este decreto de condenación no están comprendidos los levitas, que no fueron censados ni habían tomado parte en la exploración de Canaán13. Así, Eleazar entrará en la tierra prometida con Josué14. A Moisés y a Aarón se les excluirá de entrar en Canaán por otra falta misteriosa15. Y los hijos de los israelitas, lejos de ser presa de los cananeos, serán los que entrarán en posesión de la tierra prometida16. En cambio, sus padres deberán andar errantes durante cuarenta años por el desierto hasta que vaya desapareciendo la generación pecadora (v.33), expiando lentamente sus rebeldías (lit. “prostituciones,” en sentido moral, de apartamiento de Dios). El número de años de peregrinación por el desierto equivaldrá al número de días de la exploración de Canaán: cuarenta en total (v.34). La cifra es simbólica e indica una generación. Sin duda que Dios quería formar una conciencia nacional y religiosa nueva en el desierto, y para ello decide que desaparezcan todos los que habían conocido las idolatrías de Egipto, para que no las practicaran en Canaán. La nueva generación será nacida en la teocracia mosaica del Sinaí, y por eso más preparada para resistir a las infiltraciones religiosas cananeas. Así, la permanencia larga en el desierto tiene un sentido de expiación y de profilaxis religiosa. El salmista comenta: “Cuarenta años anduve desabrido con esta generación, y tuve que decirme: Estos son gente de avieso corazón, que desconocen mis caminos. Por esto juré en mi ira que no entrarían en mi reposo.”17
Derrota de los Israelitas en Jormá (39-45).
39Moisés refirió todo esto a los hijos de Israel, y el pueblo quedó desolado. 40Subieron por la mañana a la cumbre de un monte, diciendo: “Vamos a subir a la tierra de que nos habló Yahvé, porque hemos pecado.” 41Díjoles entonces Moisés: “¿Por qué queréis contravenir a la orden de Yahvé? Eso no puede saliros bien. 42No subáis, porque no va Yahvé en medio de vosotros y seréis derrotados por el enemigo. 43Los amalecitas y cananeos están del lado de allá, frente a vosotros, y caeréis bajo su espada; porque, habiendo vuelto vosotros las espaldas a Yahvé, El no estará con vosotros.” 44Ellos temerariamente se obstinaron en subir a la cumbre del monte, pero el arca de la alianza de Yahvé y Moisés no se movieron de en medio del campamento. 45Bajaron el amalecita y el cananeo, que habitaban en aquellos montes, y los derrotaron, poniéndolos en fuga y persiguiéndolos hasta Jormá.
Moisés intima al pueblo la decisión divina: la conquista de la tierra prometida se dilata. Los que la despreciaron no la verán con sus ojos, sino sus hijos. Al oír esto la muchedumbre, reacciona en contrario, reconociendo el mal que habían hecho, y quieren mostrar que están dispuestos a obrar valientemente para borrar la cobardía anterior, esperando con ello que Dios cambiara su decisión de dilatar la entrada en Canaán. Moisés les amonesta para que no tomen iniciativa alguna, ya que no les acompañará Yahvé, y, por tanto, la consecuencia será la derrota más vergonzosa. El pueblo, sin embargo, atacó, y fue vencido por los amalecitas y cananeos, huyendo hasta Jorma, localidad identificada con la actual Sbaita, a unos 45 kilómetros al sur de Bersabé.18 En Jue 1:1-17 se menciona la ocupación de esta ciudad por las tribus de Judá y Simeón, siendo cambiado su nombre antiguo de Safat por Jorma, que significa anatema, porque la entregaron al anatema19.
1 Según Deu 1:27-30, Moisés trató de convencer a los rebeldes. – 2 Cf. M. J. Lagrange, études sur les religions sémitiques 276. – 3 Cf. Sal 13:4; Jer 10:25. – 4 Cf. Heb 3:7-13. – 5 Cf. Jer 14:12; Jer 21:9; Eze 5:12; Eze 6:11. – 6 Cf. Gen 12:2; Gen 18:18. – 7 Los LXX leen: “Pero todos los que habitaban en este país han sabido que tú, Yahvé, habitas en medio de este pueblo…” – 8 Cf. Eze 36:16-36; Eze 39:21-29; Exo 32:12. – 9 Exo 34:6-7; 1Re 19:12 – 10 Gen 12:16. – 11 Jos 14:6-15; Jue 1:20. – 12 Num 1:3. – 13 Num 13:4-16. – 14 Jos 14:1. – 15 Num 20:12. – 16 Deu 1:39. – 17 Sal 95:10. – 18 Cf. RB (1900) 282-283; (1916) 270. – 19 Algunos autores sostienen que las tribus de Judá y Simeón entraron en Canaán por el sur y no por Jericó. En Num 21:1-3 se habla de una nueva tentativa de los israelitas, coronada por el éxito en Jorma. Véase Touzard en “Dict. d’Apologétique de la Foi,” art. Moïse et Josué III 806-810.
Fuente: Biblia Comentada
toda la congregación … lloró. Todo Israel lamentó las circunstancias.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
En contraste con Núm 1:1-54; Núm 2:1-34; Núm 3:1-51; Núm 4:1-49; Núm 5:1-31; Núm 6:1-27; Núm 7:1-89; Núm 8:1-26; Núm 9:1-23; Núm 10:1-36, en Núm 11:1 tiene lugar un cambio principal. El obediente Israel se transformó en el Israel quejumbroso (Núm 11:1; Núm 14:2; Núm 14:27; Núm 14:29; Núm 14:36; Núm 16:1-3; Núm 16:41; Núm 17:5) y rebelde (Núm 14:9; Núm 17:10). Finalmente, Moisés y Aarón se rebelaron también contra el Señor (Núm 20:10; Núm 20:24). Como respuesta a la desobediencia a Israel se encendió la ira del Señor (Núm 11:1; Núm 11:10; Núm 11:33; Núm 12:9; Núm 14:18; Núm 25:3-4), que lanzó plagas sobre su pueblo (Núm 14:37; Núm 16:46-50; Núm 25:8-9; Núm 25:18), como había hecho con Faraón y los egipcios (Éxo 9:14; Éxo 12:13; Éxo 30:12). Sin embargo, aunque Dios juzgó a aquella generación de Israel, seguirá cumpliendo sus promesas a Abraham en el futuro (Núm 23:5 –Núm 24:24).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Estos capítulos registran el gran fracaso de Israel en Cades. El pueblo faltó al no creer al Señor (Núm 14:11) renunciando a conquistar la Tierra Prometida. Su falta de fe constituyó una rebelión expresa contra el Señor (Núm 14:9). El NT contempla retrospectivamente estos tiempos como una ilustración de apostasía (cp. 1Co 10:5; Heb 3:16-19).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
La narración nos refiere ahora el suceso que impedirá a toda a una generación de israelitas la entrada en la tierra prometida. El informe de los exploradores (Núm 13:28-29) causa una ola de rumores y murmuraciones (Núm 13:30 a), exagerando los peligros que la entrada en la tierra prometida podría acarrear (Núm 13:32-33). Esto produce un intento de rebelión y la propuesta de retornar a Egipto (Núm 14:1-4). La intercesión de Moisés obtiene el perdón, pero no impide el castigo de la generación rebelde (Núm 14:13-44).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Deu 1:26-33.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El pueblo se rebela. Los israelitas se quejaron, y esto no era otra cosa que rebelión (v. 9). La naturaleza de su pecado se magnifica a través de todo el capítulo; quejándose contra Dios (vv. 27, 29, 36); rechazando la tierra, lo cual es lo mismo que rechazar el pacto (v. 31); y alejarse del Señor (v. 43). Ellos cuestionaban el propósito de Dios (v. 3) y rechazaron a Moisés (v. 4). Nótese que se les concede su loco deseo de perecer en el desierto (vv. 2, 28 ). Esto nos recuerda de una advertencia posterior en cuanto a que los hombres darán cuenta por cualquier palabra ociosa que digan (Mat. 12:36, 37). Josué y Caleb podían ver lo suficientemente claro como para comprender lo grande del pecado de Israel; rompieron sus ropas como señal de su dolor y enojo. Es como si hubieran estado lamentándose por los muertos. Ellos reafirmaron su convicción de que Dios haría lo que había prometido y los guiaría a la tierra prometida (v. 8).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
14.1-4 Cuando se levantó el coro de desesperación, todo el mundo se le unió. El mayor temor de ellos se estaba haciendo realidad. Al perder su perspectiva, el pueblo se vio atrapado en la emoción del momento, y se olvidó de lo que conocían acerca del carácter de Dios. ¿Qué hubiera pasado si el pueblo hubiera gastado la misma energía para marchar hacia adelante que la que usaron para retirarse? Hubieran conquistado la tierra prometida en mucho menos tiempo y con menos esfuerzo. Cuando un grito de desesperación surge a su alrededor, tome en cuenta el panorama total antes de unírsele. Quizá haya cosas mejores en las que pueda utilizar su energía en lugar de quejarse.14.5-9 Con grandes milagros, liberó de la esclavitud a los israelitas, a través del desierto desolado y hasta el mismo límite de la tierra prometida. El los protegió, los alimentó, y cumplió todas sus promesas. Y así cuando los alentó para que dieran el último paso de fe y entraran en la tierra, el pueblo rehusó. Después de ser testigos de grandes milagros, ¿por qué dejaron de confiar en Dios? ¿Por qué se negaron a entrar en recordamos todo lo que El ha hecho por nosotros.14.6 El romperse las vestiduras era un modo habitual de demostrar profunda congoja, pena o desesperanza. Josué y Caleb estaban sumamente afligidos ante la negativa del pueblo a entrar a la tierra.14.6-10 Dos hombres sabios, Josué y Caleb, alentaron al pueblo a actuar de acuerdo con la promesa de Dios y seguir adelante y entrar a la tierra. El pueblo rechazó su consejo e incluso habló de matarlos. No sea demasiado apresurado en rechazar el consejo que no le agrada. Haga una cuidadosa evaluación y compárelo con las enseñanzas contenidas en la Palabra de Dios. El consejo podría ser un mensaje de Dios.14.17-20 Moisés clamó a Dios, pidiéndole que perdonara a su pueblo. Su oración revela muchas características de Dios: (1) Dios es inmensamente paciente; (2) El amor de Dios es algo con lo que siempre podemos contar; (3) Dios perdona una y otra vez; y (4) Dios es misericordioso, escucha y contesta nuestras peticiones. Dios no ha cambiado desde los días de Moisés. Al igual que Moisés, podemos confiar en el amor, la paciencia, el perdón y la misericordia de Dios.14.20-23 El pueblo de Israel tenía una visión más clara de Dios que cualquier otro pueblo antes de él, ya que tenían tanto sus leyes como su presencia física. Su negativa a seguir a Dios después de haber presenciado sus hechos milagrosos y haber escuchado su Palabra hizo que el juicio en contra de ellos fuera más severo. Una oportunidad mayor, acarrea una responsabilidad mayor. Como dijo Jesús: «A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá» (Luk 12:48). Cuánto mayor será nuestra responsabilidad de obedecer y servir a Dios, por tener toda la Biblia y conocer a Jesucristo, el Hijo de Dios.14.22 Dios no estaba exagerando cuando dijo que los israelitas habían dejado de confiar en El y no lo obedecieron. Aquí tenemos una lista de diez ocasiones: (1) falta de fe al cruzar el Mar Rojo (Exo 14:11-12); (2) al quejarse por el agua amarga en Mara (Exo 15:24); (3) al quejarse en el desierto de Sin (Exo 16:3); (4) al recolectar más de la cuota diaria de maná (Exo 16:20); (5) al recolectar maná en el día de reposo (Exo 16:27-29); (6) al quejarse por la falta de agua en Refidim (Exo 17:2-3); (7) al cometer idolatría con el becerro de oro (Exo 32:7-10); (8) al quejarse en Tabera (Num 11:1-2); (9) al seguirse quejando por la falta de comida deliciosa (Num 11:4); (10) al no confiar en Dios y entrar en la tierra prometida (Num 14:1-4).14.24 El cumplimiento de este versículo se encuentra registrado en Jos 14:6-15, cuando Caleb recibe su herencia en la tierra prometida. Caleb siguió al Señor con todo su corazón y fue recompensado por su obediencia. ¿Es usted sincero en el cumplimiento de su compromiso con Dios?CALEBPor lo general, no se escucha la voz de la minoría. Sin embargo, la verdad no puede ser medida en números. Por el contrario, a menudo se levanta contra la opinión de la mayoría. La verdad permanece inalterable debido a que está garantizada por el carácter de Dios. Dios es verdad; lo que El dice es la última palabra. En ocasiones, una persona tiene que levantarse sola en el lado de la verdad.Caleb no era tanto un hombre de una gran fe como ¡un hombre de fe en un gran Dios! Su arrojo descansaba en su conocimiento de Dios, no en su confianza en las habilidades de Israel para conquistar la tierra. No podía estar de acuerdo con la mayoría, ya que eso era estar en desacuerdo con Dios.Nosotros, por otro lado, a menudo basamos nuestras decisiones en lo que los demás están haciendo. Pocos de nosotros somos cobardes de primer orden como los diez espías. Somos más como el pueblo de Israel, dejando nuestra cobardía en segundo plano. Nuestra búsqueda del bien y el mal, a menudo comienza con preguntas tales como: «¿Qué es lo que dicen los expertos?» o «¿Qué dicen mis amigos?» La pregunta que por lo general evitamos más es «¿Qué dice Dios?» Los principios que aprendemos conforme estudiamos la Biblia nos proporcionan un mapa de carreteras confiable para nuestra vida. Nos dirige a una relación personal con el Dios cuya Palabra es la Biblia. El Dios que le dio a Caleb su valentía es el mismo Dios que nos ofrece el regalo de la vida eterna a través de su Hijo Jesús. ¡En esa verdad vale la pena creer!Puntos fuertes y logros :– Uno de los espías enviados por Moisés para investigar la tierra de Canaán– Uno de los dos únicos adultos que dejaron Egipto y entraron en la tierra prometida– Levantó la voz de la opinión de la minoría en favor de la conquista de la tierra– Expresó su fe en las promesas de Dios, a pesar de los obstáculos aparentesLecciones de su vida :– La opinión de la mayoría no es una medida precisa del bien y del mal– Es adecuada la valentía basada en la fidelidad de Dios– Para que el valor y la fe sean efectivos, deben combinar palabras y accionesDatos generales :– Dónde: De Egipto a la península de Sinaí a la tierra prometida, específicamente Hebrón– Ocupación: Espía, soldado, pastorVersículo clave :»Pero a mi siervo Caleb por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión» (Num 14:24)La historia de Caleb se relata en Números 13, 14 y Josué 14, 15. Además se menciona en Jueces 1 y 1Ch 4:15.14.34 El juicio de Dios llegó en la forma que más temía el pueblo. El pueblo tenía miedo de morir en el desierto, así que Dios lo castigó al hacerlo vagar en el desierto hasta que muriera. Ahora deseaban tener el problema de enfrentarse con los gigantes y con las ciudades fortificadas de la tierra prometida. Cuando no confiamos en Dios acarreamos problemas aún mayores que los que teníamos al principio. Cuando nos escapamos de Dios, inevitablemente nos metemos en problemas.14.35 ¿Acaso fue este castigo -vagar en el desierto durante cuarenta años- demasiado duro? No tiene comparación con la muerte instantánea con la que Dios los había amenazado (14.12). En lugar de ello, Dios permitió que el pueblo viviera. Dios había traído a su pueblo a los límites con la tierra prometida, tal y como El dijo que lo haría. El estaba listo para darles la magnífica tierra, pero el pueblo no la quería (14.1, 2). Para este tiempo, Dios había tolerado mucho. Por lo menos diez veces el pueblo se había negado a confiar en El y a obedecerlo (14.22). La nación entera (excepto Josué, Caleb, Moisés y Aarón) mostró desprecio y desconfianza en Dios. Pero el castigo de Dios no fue permanente. En cuarenta años, una nueva generación tendría la oportunidad de entrar (Josué 1-3).14.40-44 Cuando los israelitas se percataron de su tonto error, estuvieron listos repentinamente a regresar a Dios. Pero Dios no confundió la aceptación de su culpabilidad con un verdadero arrepentimiento, ya que El conocía sus corazones. De seguro, pronto volverían a su propio camino otra vez. Algunas veces las buenas acciones o intenciones llegan demasiado tarde. Debemos no sólo hacer las cosas bien; las debemos hacer en el momento correcto. La clase de obediencia que Dios desea es completa e instantánea.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 726 Deu 1:32
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
el pueblo lloró…volvamos a Egipto. Los israelitas ya se habían olvidado tanto de la gran opresión de Egipto como de los milagros del Exodo (cp. Sal 78:40– 53; 106:19– 25). Ahora, con la meta al alcance de la mano, pierden su fe y propósito y quieren volverse atrás.
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., levantó y dio su voz
Lit., en aquella
Fuente: La Biblia de las Américas
[.] Tenemos a la vista experiencias bien parecidas a esta rebelión. El miedo es un mal consejero y vuelve violentos a los cobardes. Los mediocres matan a los profetas para conservar su tranquilidad o para volver atrás, . Sin embargo, Dios socorre al que por orden suya se enfrenta a la muchedumbre. ¿Hasta cuándo van a tener poca confianza en mí? (11) Un pueblo de Dios paralizado por sus temores y que desconfía de las promesas de Dios. , dirá Jesús a sus apóstoles. Perdona, pues, el pecado de este pueblo (19). Otra vez aparece Moisés en su papel de intercesor. Pues aprendió de Yahvé que Dios es rico en bondad y lleno de misericordia. Dios perdona. Esto no impide que el pueblo deba pagar el precio de sus errores. La rebelión de Cadés y la derrota que la sigue son presentados como la causa de la larga permanencia de los hebreos en el desierto. De hecho pasaron un tiempo muy largo, cuarenta años en los alrededores de Cadés. La palabra es dura todos los que se negaron a participar en la conquista morirán a las puertas de la Tierra Prometida.
[6] 1 Mac 2, 55.[14] Ex 13, 21.[17] Ex 34, 6, 7.[18] Sal 103 (102), 8; Ex 34, 7.[23] Deut 1, 35.[24] Jos 14, 6.[30] Hebr 13, 3.[34] Ez 4, 6.[34] Num 32, 13; Sal 85 (84), 10.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
Fuente: Notas Torres Amat