Comentario de Números 17:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Jehovah habló a Moisés diciendo:

La vara de Aarón, entre todas las varas de las tribus, es la única que florece, Núm 17:1-9.

Es guardada la vara como señal contra los rebeldes, Núm 17:10-13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La rebelión de Coré y sus consecuencias (cap. Núm 16:1-50) dejaron un nivel de inseguridad en el pueblo relativo al nombramiento divino de Aarón y sus hijos como los verdaderos sacerdotes de Dios. El que la vara de Aarón floreciera se realizó para eliminar las continuas quejas del pueblo contra Aarón y Moisés mediante otra señal divina. Se presentó una vara por cada tribu con el nombre del líder tribal inscrito en ella. Después, se colocaron las doce varas en el tabernáculo del testimonio. Dios demostraría su elección del líder sacerdotal al hacer que la vara de una tribu y su líder floreciera: vida de un palo seco.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

17. La Vara Florida de Aarón.
1(16)Habló Yahvé a Moisés, diciéndole: 2(17)“Habla a los hijos de Israel y haz que te entreguen una vara cada uno de los príncipes de casa patriarcal, una por cada una de las doce casas patriarcales, y escribe en cada una el nombre de una de ellas. 3(18)El nombre de Aarón lo escribirás en la vara de Leví, pues cada vara ha de llevar el nombre del cabeza de cada casa patriarcal. 4(19)Ponías todas en el tabernáculo, delante del testimonio, desde el cual yo hablo. 5(20)Florecerá la vara de aquel a quien elija yo, a ver si hago cesar de una vez las quejas y murmuraciones de los hijos de Israel contra vosotros.” 6(21)Habló Moisés a los hijos de Israel, y todos sus jefes le entregaron las varas, una por cada casa patriarcal, doce varas; a ellas se unió la vara de Aarón. 7(22)Y Moisés las puso todas ante Yahvé en el tabernáculo de la reunión. 8(23)Al día siguiente vino Moisés al tabernáculo, y la vara de Aarón, la de la casa de Leví, había echado brotes, yemas, flores y almendras. 9(24)Sacó Moisés las varas a los hijos de Israel, y tomó cada uno su vara. 10(25)Yahvé dijo a Moisés: “Vuelve la vara de Aarón al testimonio, y guárdese en él, para que sirva de memoria a los hijos de los rebeldes y que cesen así sus quejas contra mí y no mueran.” 11(26)Hízolo así Moisés; como Yahvé se lo había mandado, así lo hizo. 12(27)Los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: “Está visto, muertos somos, perdidos, perdidos todos; 13(28)cuantos pretenden acercarse al tabernáculo de Yahvé perecen. ¿En verdad habremos de perecer todos?”

A pesar de los prodigios anteriores en favor de la situación privilegiada del sacerdocio aaronítico, Dios quiere hacer aún otro más manifiesto que confirme a las claras sus prerrogativas excepcionales. Por orden divina, los príncipes de cada tribu entregan una vara o bastón, símbolo de su autoridad, a Moisés. En cada una debe estar escrito el nombre de la tribu que representa, y en la de Leví el nombre de Aarón. Supuesto el desdoblamiento de la tribu de José en Manasés y Efraím, tenemos con la de Leví trece varas. Estas son colocadas ante el testimonio, o tablas de la Ley, guardadas en el arca de la alianza, llamada también arca del testimonio1. La vara que milagrosamente florezca mostrará que el representante de esa tribu es el elegido como sumo sacerdote ante Yahvé. No se trata aquí de un procedimiento de adivinación o suertes por las varas, o rabdomancia, utilizado por los árabes2, sino de un hecho milagroso, como el contexto indica. La vara de Aarón floreció y dio frutos de almendro3. Moisés hizo que contemplaran el prodigio y vieran cómo Dios confirmaba los privilegios de la familia de Aarón. Para recuerdo del hecho, mandó que la vara florecida fuera colocada ante el testimonio; de este modo quedaba afirmada ante las generaciones futuras la elección de la familia de Aarón para el sacerdocio4. Todos estos episodios son otros tantos documentos sobre la lucha que hubo de sostener Aarón por establecer el privilegio del sacerdocio en Israel. Se comprende esta lucha del pueblo por la dignidad sacerdotal, que constituía una categoría social honorable; era natural que muchos aspiraran a ella y que vieran con malos ojos esa dignidad vinculada a una rama especial del pueblo, con exclusión de las demás. Los v.12-13 parecen desplazados y probablemente son continuación Deu 16:35, donde se habla de la muerte trágica de los secuaces de Coré. Así se concibe la angustia del pueblo ante el tabernáculo, donde aquéllos murieron: cuantos pretenden acercarse al tabernáculo perecen (v.13). La trasposición quizá sea debida a facilitar el tránsito al capítulo sobre los deberes y derechos levíticos.

1 Num 4:5; Num 7:89. – 2 Cf. Ose 9:12. – 3 El relato sirve de modelo para el del Protoevangelio de Santiago (VIII-IX), donde se habla de la vara florida de San José. – 4 La vara de Aarón ha sido objeto de muchas explicaciones simbólica ascéticas: San Ambrosio, Epist. 62: PL 16,1204; San Bernardo, Hom. 2 super Missus est: PL 183,63; Orígenes, Hom. 9 m Num.: PG 12,634-635.

Fuente: Biblia Comentada

En contraste con Núm 1:1-54; Núm 2:1-34; Núm 3:1-51; Núm 4:1-49; Núm 5:1-31; Núm 6:1-27; Núm 7:1-89; Núm 8:1-26; Núm 9:1-23; Núm 10:1-36, en Núm 11:1 tiene lugar un cambio principal. El obediente Israel se transformó en el Israel quejumbroso (Núm 11:1; Núm 14:2; Núm 14:27; Núm 14:29; Núm 14:36; Núm 16:1-3; Núm 16:41; Núm 17:5) y rebelde (Núm 14:9; Núm 17:10). Finalmente, Moisés y Aarón se rebelaron también contra el Señor (Núm 20:10; Núm 20:24). Como respuesta a la desobediencia a Israel se encendió la ira del Señor (Núm 11:1; Núm 11:10; Núm 11:33; Núm 12:9; Núm 14:18; Núm 25:3-4), que lanzó plagas sobre su pueblo (Núm 14:37; Núm 16:46-50; Núm 25:8-9; Núm 25:18), como había hecho con Faraón y los egipcios (Éxo 9:14; Éxo 12:13; Éxo 30:12). Sin embargo, aunque Dios juzgó a aquella generación de Israel, seguirá cumpliendo sus promesas a Abraham en el futuro (Núm 23:5Núm 24:24).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

En Núm 16:1-40, Coré (un levita), aliado con algunos rubenitas y otros príncipes de Israel, incitó y organizó la oposición a la autoridad de Aarón y de los sacerdotes. Su argumento contra Moisés y Aarón era que al pretender el derecho y la responsabilidad únicos de representar al pueblo ante Dios, tomaban demasiado sobre sí mismos, en base de la promesa de que «toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová» (Núm 16:3). El Señor trató primero con estos rebeldes (Núm 16:4-40) y reafirmó su elección de Aarón (Núm 16:41Núm 17:13). Finalmente, el Señor reafirmó los deberes y el sustento tanto de los sacerdotes como de los levitas (Núm 18:1-32). Estos acontecimientos tuvieron lugar en un sitio y tiempo no identificados durante las peregrinaciones de Israel por el desierto.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La señal de Dios confirma su selección de Aarón. La persistente incredulidad y queja de Israel encontró respuesta con una señal. Parece ser que las señales no eran dadas para los creyentes sino para los incrédulos y rebeldes (v. 10). Por ejemplo, este fue el propósito del don de lenguas (1 Cor. 14:22) y las señales hechas por Cristo (Juan 6:30); y Acaz no pidió señal porque no quería probar a Dios (Isa. 7:10-14). El objetivo de esta señal era silenciar la constante murmuración contra Aarón. Realmente ésta era la segunda señal, siendo la primera la lámina de bronce que cubría el altar; pero esta señal era milagrosa. Las 12 varas representaban las 12 tribus (el término heb. significa “vara, ramas o tribus”). Las varas fueron colocadas, con nombres de los líderes en ellas, delante del arca del testimonio, ante la presencia misma de Dios. De la vara de Aarón brotó vida nuevamente, echando botones, floreciendo y produciendo almendras. Esto no significaba simplemente la elección divina, pero la naturaleza de la señal también expresa abundancia de vida. El mensaje era: A través de mi siervo escogido ustedes encontrarán vida. Esto ya se había experimentado cuando Aarón se puso de pie entre los muertos y los vivos (16:48). La vara floreciente se guardó por generaciones (Heb. 9:4). Se convirtió en un testimonio de que Dios confirmaría su palabra. Quizá sea esto lo que está detrás de las referencias posteriores al Retoño justo (Jer. 23:5; 33:15, 16; Zac. 3:8; 6:12). El cap. 17 culmina con el temor de Israel de que todos morirían a causa de que no podían acercarse al Señor. Esta es una confesión: Ellos necesitaban un mediador (como en el Sinaí; Exo. 20:18-21); y las leyes que están a continuación (caps. 18-19) son una respuesta a esta necesidad. Lo mismo es verdad para cada persona, y la necesidad se suple, finalmente, sólo en Cristo Jesús. Esto se establece claramente en Heb.

El mensaje de los caps. 16-17 insiste en que el sumo sacerdocio de Aarón debe respetarse. Esto es, en primer lugar, una expresión de la santidad de Dios: Nadie se le puede acercar, excepto aquel a quien él ha llamado. Esto apunta hacia el nuevo pacto: Sólo podemos acercarnos a Dios a través de Cristo, nuestro sumo sacerdote, a quien él ha nombrado. Segundo, aprendemos que Dios no permitirá que sus siervos sean destituidos; él los defenderá. En la era cristiana, él ha escogido a hombres que le sirvan. Estos no son jefes sino siervos encargados de cuidar el rebaño. Estos hombres son ancianos (que es el mismo oficio que obispo; ver, p. ej. J. Calvino, Institutos de la Religión Cristiana, IV. 3.8; y Tito 1:5-7). La iglesia debe respetar a estos líderes como resultado de su reverencia a Dios, quien los ha provisto. Su único mandato es servir a Cristo, y ellos no ejercen ninguna otra autoridad más que la palabra de Dios. Cargan con una tremenda responsabilidad, la cual sólo pueden cumplir teniendo santidad, fidelidad y amor. Aun cuando hay abundantes enseñanzas sobre esto en el NT, sus raíces profundas se encuentran en tales textos como éste del AT.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

17.5, 10 Después de haber presenciado milagros espectaculares, de ver a los egipcios ser castigados con plagas, y de experimentar la presencia real de Dios, los israelitas siguieron quejándose y rebelándose. Nos preguntamos cómo pudieron estar tan ciegos e ignorantes, y sin embargo, a menudo repetimos sus mismos patrones. Tenemos siglos de evidencia, la Biblia en muchas traducciones y los resultados convincentes de los estudios arqueológicos e históricos. Pero las personas continúan desobedeciendo a Dios y haciendo las cosas como quieren o prefieren. Al igual que los israelitas, prestamos más atención a nuestra condición física que a nuestra condición espiritual. Solamente podemos escapar de este patrón al prestar atención a todas las señales de la presencia de Dios que nos han sido dadas. ¿Le ha guiado y protegido Dios? ¿Ha contestado sus oraciones? ¿Conoce personas que han experimentado una bendición especial y sanidad? ¿Conoce las historias de la Biblia acerca de cómo Dios guió a su pueblo? Preste atención y medite en lo que Dios ha hecho y la rebelión será inconcebible.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

Esta es la última prueba en el establecimiento del sacerdocio de Aarón (cp. 16:1– 17:13). Los sucesos de 16:41– 50, el día después de la rebelión de Coré, demuestran lo extendido del sentimiento rebelde en medio de la congregación de Israel. Por tanto, era necesario afirmar de nuevo la preferencia de Dios por la familia de la cual vendría el sumo sacerdote, porque muchos habían seguido a Coré en su rebelión. El resultado de esta prueba lleva a la congregación a confesar que ellos reconocían su error, al ver el resultado de la prueba favoreciendo el sacerdocio de Aarón.

Fuente: La Biblia de las Américas

En el texto heb., cap. 17:16

Fuente: La Biblia de las Américas

[.] Varios prodigios muestran la autoridad de Aarón, la eficacia de su oración, por ser el sacerdote elegido por Dios. La varilla de Aarón había florecido. Aarón es el representante de los sacerdotes que, como el resto de los Levitas, no tiene tierra en Israel. Y sin embargo su ramo seco e improductivo es el que florece. Esta leyenda será conservada en la tradición bizantina y aplicada a san José según la leyenda, el hecho de que su ramo hubiera florecido hizo que se lo eligiera entre doce pretendientes como el esposo de María, la Virgen fecunda.

[o] EL DIOS QUE CASTIGA Otra vez en este relato, «Dios castiga». Algunos, al leer con demasiada prisa, no descubren aquí sino esta enseñzanza, siempre la misma: los que se portan mal serán castigados. En el presente caso se hablará de aquellos que se rebelan contra los representantes de Dios. Otras personas se quedarán con la idea de un Dios muy enojadizo y rencoroso y harán suya la queja de los israelitas en 17,27: Si seguimos así, vamos a perecer todos. No debe sorprendernos que en esos libros Dios actúe con autoridad, se enoje y castigue, aun en ocasiones en que los culpables actuaron tal vez con ignorancia. Y ¿qué le importa a él, hoy, si dichas actuaciones nos escandalizan (ver el libro de Job)? Esta fuera de duda que Dios se adapta a la imagen que de él nos hacemos. A diferencia del profesor que adoctrina sin preocupar mayormente por cómo sus palabras serán interpretadas, Dios habla a cada cual con el lenguaje que le es familiar. Devuelve a cada uno sus propias condenaciones y da a los que reprende las señales que podrán interpretar. Siendo que Dios quería revelarse a un pueblo todavía primitivo, acostumbrado a una justicia expeditiva que ignorabalas motivaciones de los culpables, no podía sino adoptar sus modales. Aun en caso de que esta historia fuera verídica, ¿que perdieron los culpables? ¿A qué felicidad y a cuántos años de vida tenían derecho ante Dios? ¿Podemos hablar de autoritad cuando nos referimos al que desde los orígenes ha visto todas nuestras vidas? En él ya no cuentan el número de nos día en la tierra ni los años en que pudimos gozar de una jubilación, ni los sufrimientos, tal vez horribles, que nos llevaron a nuestra madurez eterna.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[10] Hebr 9, 4.

Fuente: Notas Torres Amat