Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés diciendo: “¡He aquí que perecemos! ¡Estamos perdidos! ¡Todos nosotros estamos perdidos!
He aquí nosotros. Núm 26:11; Sal 90:7; Pro 19:3; Isa 57:16; Heb 12:5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
somos muertos: Finalmente, el pueblo se dio cuenta que Dios reveló su voluntad mediante sus obras milagrosas entre ellos. Nadie, excepto aquel que Dios designó, podía acercarse a su lugar santo. Cualquiera que se acercara e hiciera caso omiso de las claras instrucciones podía esperar la muerte. El hecho de que nadie pudiera acercarse demostraba la misericordia de Dios. Ciertamente, no sólo permitía al sumo sacerdote acercarse, también le instruyó cómo expiar los pecados del pueblo. Hoy día, este mismo Dios misericordioso proporciona una forma más perfecta de encontrar su perdón: a través de la muerte de Jesús. Él actúa como nuestro sumo sacerdote, por lo que podemos acercarnos con valor al Santo y no temer la muerte (Heb 4:14-16).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
somos muertos. Por fin, el pueblo se hizo consciente de su pecado al desafiar el puesto de Aarón.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
REFERENCIAS CRUZADAS
n 946 Sal 90:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
El pueblo continuaba lamentándose en lugar de alabar a Dios por Su poder y Su liberación.