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Comentario de Números 19:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Números 19:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Jehovah habló a Moisés y a Aarón, diciendo que

El agua de la purificación hecha de las cenizas de una vaca alazana, Núm 19:1-10.

La ley para el uso del agua en la purificación del inmundo, Núm 19:11-22.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La frase esta es la ordenanza de la ley es algo extraño e inesperado. Es probable que tengamos un problema textual en la palabra «ley» en este versículo. El tema de esta sección es el sacrificio de la vaca alazana. La lectura preferible de las palabras de apertura del v. Núm 19:2 sería: esta es la ordenanza de la vaca (leído hapara en vez de hatora, un error copista). La vaca alazana tenía que sacrificarse en un ritual especial fuera del campamento. Todo lo relacionado con este sacrificio era inusual. Generalmente, el animal para sacrificio era macho; este era hembra. La mención del color del animal también es poco común; en ningún otro sacrificio animal se especifica el color de este.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

19. El Agua Lustral.
U na de las causas de impureza legal es el contacto con un cadáver. Como medio de purificación de ella, el legislador instituye un agua lustral conseguida con especiales ritos, sin duda calcados en costumbres ancestrales del desierto.

Preparación del Agua Lustral (1-10).
1Habló Yahvé a Moisés y Aarón, diciéndoles: 2“He aquí la ordenación de ley que prescribe Yahvé: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja perfecta, sin defecto, y que no haya llevado todavía el yugo sobre sí; 3se la entregaréis a Eleazar, sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, la hará degollar en su presencia, 4y, tomando de su sangre con un dedo, asperjará con ella hacia el frente del tabernáculo de la reunión siete veces. 5Hará quemar la vaca en su presencia, quemando la piel, la carne y la sangre y los excrementos. 6Tomará luego el sacerdote madera de cedro, hisopo y púrpura, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca. 7El sacerdote lavará luego sus vestidos y su cuerpo con agua, y entrará después en el campamento; será inmundo el sacerdote hasta la tarde. 8Lo mismo el que la quemó, lavará con agua sus vestiduras y su cuerpo, y será inmundo hasta la tarde. 9Un hombre limpio recogerá las cenizas; las recogerá y las llevará fuera del campamento a un lugar limpio, y las guardará la asamblea de los hijos de Israel para el agua expiatoria. Es agua de expiación. 10El que recogió las cenizas de la vaca, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la tarde. Será ésta para los hijos de Israel, y para el extranjero que habita entre ellos, ley perpetua.”

Sin especificar para qué está destinada el agua lustral, el hagiógrafo nos relata el rito de su preparación. Los israelitas deben traer una vaca roja sin defecto, que no haya sido utilizada para el laboreo. El color rojo parece aludir al color de la sangre, vehículo de la vida1. Eleazar debe degollarla fuera del campamento. No interviene Aarón, sumo sacerdote, para no exponerse a una contaminación ritual con el cadáver de la vaca. Eleazar debe hacer siete aspersiones en dirección del tabernáculo, sin duda para indicar que la víctima ha sido sacrificada en honor de Yahvé. Después se quemará la víctima entera con su sangre y se echará madera de cedro, de hisopo y unos hilos de púrpura en el fuego en que se abrasa la víctima. En el rito de la purificación del leproso aparecen estos tres ingredientes2, que parecen significar: el cedro, la incorruptibilidad, a causa de su larga duración; el hisopo, la pureza, a causa de la virtud purificatoria que se atribuía al hisopo, y la púrpura parece aludir al color de la sangre, símbolo de la energía vital. Después, los que inmolaron la víctima deben lavar sus vestidos y bañarse, quedando impuros hasta la tarde (v.7). La vaca es “un sacrificio por el pecado” (v.9) y quizá se la considera impura, como el macho cabrío, cargado con los pecados el día de la Expiación. En todo caso, Eleazar y su ayudante en el sacrificio de la vaca quedan contaminados, y por eso las cenizas deben ser recogidas por otro que esté ritualmente puro (v.10). Las cenizas deben ser conservadas fuera del campamento, en un lugar no contaminado.

Ritos de Purificación por el Agua Lustral (11-22).
11El que tocare un muerto, cualquier cadáver humano, se hace impuro por siete días, 12y se purificará con este agua al tercer día, y al séptimo será puro; no quedará limpio hasta el séptimo. 13Quien tocare un muerto, el cadáver de un hombre, y no se purificare, contamina el tabernáculo de Yahvé, y será borrado de Israel, porque no se purificó con el agua lustral; será inmundo, quedando sobre él su inmundicia. 14Esta es la ley: Cuando muriere alguno en una tienda, todo el que entre en la tienda y cuanto en ella hay será inmundo por siete días; 15toda vasija que no tenga tapadera será inmunda; 16y cualquiera que en campo abierto tocare un muerto de espada o un muerto cualquiera, o huesos humanos, o un sepulcro, será inmundo por siete días. 17Para quien esté inmundo, tomarán de la ceniza de la vaca quemada en sacrificio expiatorio y echarán sobre ella un vaso de agua viva; 18uno que esté limpio tomará hisopo y, mojándolo en el agua, asperjará la tienda y todos los muebles y todas las personas que en ella hubiere, o al que hubiere tocado huesos humanos, o al matado, o al muerto, o un sepulcro. 19El limpio asperjará al inmundo el tercero y el séptimo día; y, purificado el impuro el séptimo día, lavará sus vestidos, y a la tarde será puro. 20El inmundo que no se purifique será borrado de la congregación, por haber contaminado el santuario de Yahvé; no habiendo sido rociado con el agua lustral, es inmundo. 21Será ley perpetua, y el que haga aspersión al otro con el agua lustral, lavará sus vestidos, y quien tocare el agua lustral será inmundo hasta la tarde. 22Todo el que tocare el inmundo, será inmundo, y quien algo de ello tocare, será inmundo hasta la tarde.

El contacto con un cadáver humano hace inmundo al que lo tocare por siete días; el contacto con el de un animal hace inmundo hasta la tarde3. Esta creencia sobre la impureza contraída al contacto con un cadáver aparece en todos los pueblos primitivos4, y se ha querido explicar relacionando al cadáver con el espíritu del difunto. En la legislación hebraica no se alude nunca a esta creencia5. El cadáver, por su descomposición natural, es causa de pestes y contaminaciones, y quizá en esto radiquen las precauciones y lavatorios después de haber estado en contacto con él6. El legislador hebreo establece como medio de purificación el agua lustral7, que se ha de emplear el día tercero y séptimo de la impureza del afectado. Los números tres y siete son sagrados y simbólicos e indican perfección. No sabemos la razón por qué esa agua mezclada con cenizas, cedro, hisopo y púrpura tenía ese efecto purificador, pero hay que suponer que se trata de costumbres ancestrales recogidas por el legislador hebraico. En todo caso, la vaca sacrificada por el pecado tenía un valor expiatorio, que, unido a la virtud purificativa del agua, servía para hacer desaparecer la impureza ritual. El impuro que no empleara el agua lustral sera borrado de Israel (v.15), expresión que puede tener el sentido de excomunión (privación de los derechos civiles) o de muerte8. El legislador determina los casos en que se contrae impureza. No se requiere contacto físico; basta entrar en una tienda donde haya un cadáver, y todos los objetos que hay en ella quedan contaminados (v.14) por siete días. En el campo, todo contacto con un cadáver asesinado o muerto naturalmente o con un sepulcro, produce impureza legal (v.16)9. Para quitar la impureza se exige derramar agua con ceniza de la víctima; pero el agua tiene que ser viva, es decir, proveniente de manantial, no de cisterna; es “fecundante, principio de vida para las plantas, alimento de los hombres y de los animales, saludable a los enfermos es una de las más maravillosas manifestaciones del mundo sensible,”10 y apta para quitar las máculas rituales. La aspersión debía hacerla un hombre del pueblo (no un sacerdote, para no contaminarse)11 en estado de pureza legal, en el día tercero y séptimo12; después el impuro lavará sus vestidos, se lavará y a la tarde queda puro. El que no se purifique debe ser borrado de la asamblea, para que no contamine al campamento donde habita Yahvé con su pueblo. El que había hecho la aspersión debía también purificarse, lavando sus vestidos (v.21)13. El principio religioso que preside estos ritos es que el Dios santísimo debe ser servido por un pueblo santo en sentido ritual y moral. No se dan razones de tipo supersticioso, como en otros pueblos, sino que las leyes obedecen a principios teológicos muy elevados14.

1 Agustín de Hipona ve en el color rojo un símbolo de la sangre de Cristo (In Hept. IV 33: PL 34,734). Véase Heb 9:13. – 2 Lev 14:4-49. – 3 Lev 11:24. – 4 Véase Frazer, Golden bough I 322-325. – 5 Cf. Lev 11; 21; Num 5:2; Num 6:9; Num 10:10; Ose 9:4; Age 2:13; Eze 44:25. – 6 Cf. M. J. Lagrange, o.c., p. 155-156. – 7 Entre los griegos se ponían a la puerta de la casa donde había un cadáver vasijas con agua para aspersionar, y el contacto con un muerto requería purificaciones rituales. Entre los romanos se purificaban las casas en que había habido un cadáver, y se usaban para las lustraciones cenizas de un becerro. Cf. Ovio., Fasí. II 45; IV 639.725.733. Véase DB IV 525, Lustration. – 8 Véase com. a Lev 7:20. – 9 Deu 21:1 : se excluyen en la guerra. – 10 M. J. Lagrange, o.c., 165. – 11 Lev 21:1-6. – 12 Cf. Exo 12:22; Lev 14:4. – 13 Estos ritos eran cuidadosamente guardados por los judíos en tiempos de Cristo. Cf. Mat 8:22; Luc 9:60. La Mishna consagra largos capítulos para determinar minuciosamente los diferentes casos. – 14 Véase DB V 2369-2372; Hastings, Dict. of the Bible IV 207-210.

Fuente: Biblia Comentada

En contraste con Núm 1:1-54; Núm 2:1-34; Núm 3:1-51; Núm 4:1-49; Núm 5:1-31; Núm 6:1-27; Núm 7:1-89; Núm 8:1-26; Núm 9:1-23; Núm 10:1-36, en Núm 11:1 tiene lugar un cambio principal. El obediente Israel se transformó en el Israel quejumbroso (Núm 11:1; Núm 14:2; Núm 14:27; Núm 14:29; Núm 14:36; Núm 16:1-3; Núm 16:41; Núm 17:5) y rebelde (Núm 14:9; Núm 17:10). Finalmente, Moisés y Aarón se rebelaron también contra el Señor (Núm 20:10; Núm 20:24). Como respuesta a la desobediencia a Israel se encendió la ira del Señor (Núm 11:1; Núm 11:10; Núm 11:33; Núm 12:9; Núm 14:18; Núm 25:3-4), que lanzó plagas sobre su pueblo (Núm 14:37; Núm 16:46-50; Núm 25:8-9; Núm 25:18), como había hecho con Faraón y los egipcios (Éxo 9:14; Éxo 12:13; Éxo 30:12). Sin embargo, aunque Dios juzgó a aquella generación de Israel, seguirá cumpliendo sus promesas a Abraham en el futuro (Núm 23:5Núm 24:24).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

A lo largo de un período de treinta y ocho años y medio, más de 1,2 millones de personas murieron en el desierto debido al juicio de Dios. Los israelitas estaban constantemente entrando en contacto con cadáveres, lo que llevaba a la contaminación ceremonial. Por ello, el Señor proveyó un medio de purificación, para que los que entraban en contacto con cadáveres pudieran ser limpiados.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— dijo: El verbo en singular implica que la sección está dirigida sobre todo a Moisés.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Agua para la purificación. La ley demanda pureza y santidad. Antes de partir del Sinaí Israel había expulsado del campamento a todas las personas impuras. En este punto se proveyó un medio de purificación del pecado e inmundicia. La razón para colocar esta ley aquí se da en el v. 20: si alguien está inmundo contamina el santuario. Así, la preocupación es la misma que en el cap. 18: Las faltas en contra del santuario atraen ira sobre Israel por ofender la santidad de Dios. Las cenizas de la vaca roja deben mezclarse con agua, y después esta agua sería usada para la purificación. Esto no era algo nuevo. Moisés también había mezclado la sangre de las vacas con hisopo, lana roja y agua para rociar al pueblo y el rollo del pacto (Exo. 24:6-8; cf. Heb. 9:19-22). El libro de Heb. enseña que el pecado no puede ser purificado sin derramamiento de sangre (Heb. 9:22). Aun así, el rociamiento con las cenizas de una vaquilla sólo purifican la carne; la sangre de Cristo purifica nuestra conciencia (Heb. 9:13, 14). Si alguien hacía caso omiso del agua purificadora, sería cortado de su pueblo. Estaría menospreciando deliberadamente lo que Dios había provisto, y de esta manera pecando voluntariamente, haciéndolo con el conocimiento pleno de la ley de Dios. El mismo principio se aplica al sacrificio de Cristo. Si alguien rehúsa creer en él ya está condenado, porque no ha creído en el Hijo de Dios (Juan 3:18). Le ha dado la espalda al único medio que Dios ha provisto para remover sus pecados.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

19.9, 10 ¿Cuál es el significado de las cenizas de la vaca? Cuando una persona tocaba un cadáver, era considerado impuro (por ejemplo, no se podía acercar a Dios en adoración). Este ritual purificaba a la persona impura para que una vez más pudiera ofrecer sacrificios y adorar a Dios. La muerte era la más fuerte de las impurezas porque era el resultado final del pecado. Así que se requería un sacrificio especial: una vaca. Tenía que ser ofrecida por alguien que no fuera impuro. Cuando hubiera sido quemada en el altar, sus cenizas se usaban como un filtro a través del cual se vertía el agua para poder ser purificado, no tanto literal como simbólicamente. La persona impura se lavaba y a menudo sus ropas y pertenencias, con esta agua purificada como un acto de nueva purificación.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

Este capítulo da más instrucciones necesarias para la purificación en caso de que alguien hubiera tocado un cadáver, y asegurar así la limpieza ritual de la comunidad. Esta situación se discute en otras porciones de las Escrituras (Lv 21:1– 4; 22:4– 7; Nm 5:2; 6:6– 13), pero el empleo de las cenizas de una novilla alazana se menciona sólo aquí. Como el sacrificio era costoso, se ofrece aquí una alternativa al sacrificio. Esta alternativa sería bien recibida por la familia que estuviera lamentando la muerte de un ser querido.

Fuente: La Biblia de las Américas

[.] La Carta a los Hebreos se refiere especialmente a este capítulo, cuando habla de los sacrificios del Antiguo Testamento que no podían darnos la pureza interior y solamente anunciaban el sacrificio perfecto de Cristo (ver Heb 9,13 y 13,11). En los versículos 17-21 se habla del agua de purificación. Numerosos pueblos usaron agua para sus ritos religiosos. Aquí vemos cómo la usaban los judíos. La Iglesia, después de lavarnos por el bautismo, usa también el agua bendita. No le reconoce un poder mágico, pero sabe que los signos materiales nos ayudan a ponernos en cierta actitud el signo de la cruz con agua bendita, si se hace con atención y fe, ayuda a dejar el polvo de las preocupaciones diarias a la entrada del templo. Con los capítulos 20-25 volvemos a las tradiciones antiguas sobre los acontecimientos del desierto.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[9] Lev 14, 4; Hebr 9, 19.

Fuente: Notas Torres Amat