Comentario de Oseas 11:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo.
Cuando Israel era muchacho. Ose 2:15; Deu 7:7; Jer 2:2; Eze 16:6; Mal 1:2.
y de Egipto llamé a mi hijo. Éxo 4:22; Mat 2:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La ingratitud de Israel hacia Dios por sus beneficios, Ose 11:1-4.
Su juicio, Ose 11:5-7.
El corazón de Dios hacia Israel, Ose 11:8-11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
No hay otro capítulo en el AT. que represente de forma más gráfica el sufrido amor de Dios por su pueblo. Él es un padre misericordioso que enseña tiernamente a su hijito a caminar (vv. Ose 11:3, Ose 11:4); un esposo lastimado por la infidelidad de su esposa (v. Ose 11:8); y el amante salvador (vv. Ose 11:9-11) no renuncia a su pueblo (Sal 139:7-10).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El Señor cuidaba de Israel como su hijo y los trataba con un cuidado especial, libertándolos de la esclavitud en Egipto (Mat 2:15).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
YO LO AMÉ, Y DE EGIPTO LLAMÉ A MI HIJO. Dios se refiere a la historia de Israel cuando fueron sacados de Egipto para que se convirtieran en una nación independiente. Él los llama su «hijo» (cf. Éxo 4:22), pero pronto ellos se volvieron un hijo descarriado y desobediente (v. Ose 11:2). Mat 2:14-15 le aplica este versículo a Jesús, quien fue llevado por José y María a Egipto, y luego fue llevado de vuelta a Palestina después de la muerte de Herodes.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
11. Ingratitud de Israel.
Solicitud paternal de Yahvé para con su pueblo (1-7).
1 Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2 Cuanto más se les llama, más se alejan. Ofrecen sacrificios a los baales e incienso a los ídolos. 3 Yo enseñé a andar a Efraím, lo levanté en mis brazos, pero no reconoció mis desvelos por curarle. 4 Los atraí con ligaduras humanas, con lazos de amor. Fui para ellos como quien alza una criatura contra su mejilla, y me bajaba hasta ella para darle de comer *. 5 Pero se volverá a Egipto 2, y Asiría será su rey, porque rehusó convertirse. 6 Se cebará en sus ciudades la espada, exterminará a sus hijos 3 y los consumirá por sus consejos. 7 Los de mi pueblo serán colgados junto a sus moradas, ante los que suben a sus ciudades, y no habrá quien los levante 4.
El profeta recuerda los orígenes de Israel como pueblo. La solicitud de Yahvé fue realmente la de un padre que enseña a dar los primeros pasos a su hijito, librándole de los pueblos enemigos y prodigando milagros hasta robustecerle con pleno acceso a la eda’d de adulto. Israel estaba sujeto a la servidumbre en Egipto, y desde allí le llamó (v.1) para elegirlo como pueblo aparte de todos los pueblos, con una misión excepcional. Sin embargo, Israel, ya establecido en Canaán, se entregó a la idolatría (v.2), sin acordarse de ios desvelos paternales que Yahvé le había prodigado (v.3). á pesar de tanta ingratitud, Yahvé mostró su amor para con Israel, atrayéndole con ligaduras humanas (v.4) o muestras tiernas de comprensión. La imagen de ligaduras humanas, supuesto el contexto, parece aludir a las cuerdas con que la madre ata solícitamente a su pequeñuelo a su cuerpo para que no se caiga: como quien alza una criatura contra su mejilla.
Israel, pues, ha sido llevado en brazos, protegido por Yahvé y sustentado por El (y me bajaba hasta ella para darle de comer) de modo milagroso en el desierto para que no desfalleciera en su infancia como nación. Pero la defección e ingratitud del pueblo elegido no tuvo límites, y por eso volverá a la servidumbre (se volverá a Egipto), y a trueque de Yahvé, a quien no se le ha querido reconocer como Rey, Israel sufrirá la mano dura de otro monarca despótico: Asiría será su rey. Es el anuncio del exilio en Mesopotamia, castigo de su apostasía: porque rehusó convertirse.
El destino del pueblo elegido será trágico, ya que la espada y el cautiverio se cebarán en él, que se consumirá por sus consejos o desafortunados cálculos políticos, en contra de la predicación de los profetas, que postulaban una política exclusivamente religiosa. El v.7, si es legítima la lectura propuesta, parece aludir a la costumbre de los invasores asirios de empalar a los enemigos vencidos a la puerta de las ciudades 5.
Yahvé se apiada de Israel (8-11).
8 ¿Cómo te he de entregar, Efraím? ¿Cómo he de darte, Israel? ¿Cómo voy a reducirte a lo de Admá? ¿Cómo voy a ponerte como a Seboím? Mi corazón se ha vuelto contra mí, a una se han conmovido mis entrañas. 9 No llevaré a efecto el ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím, porque yo soy Dios y no un hombre, soy santo en medio de ti y no me complazco en destruir 6. 10 Irán en pos de Yahvé, que rugirá como león, porque rugirá El y se precipitarán sus hijos desde el occidente, 11 y acudirán presurosos desde Egipto como pájaros, y de Asiría como palomas, y los haré habitar en sus casas – oráculo de Yahvé – .
Como es ley en los oráculos proféticos, después de anunciar el castigo viene la contrapartida del ofrecimiento del perdón y de la misericordia de parte de Dios. En todo caso, aunque el castigo se anuncie como cierto, se declara que éste tiene un carácter purificatorio y que Yahvé no condena a Israel al exterminio total, porque tiene designios de salvación sobre él conforme a antiguas promesas. Así, pues, Oseas, después de anunciar la triste suerte que le espera a Israel, se apresurará a proclamar los planes salvíficos de Yahvé sobre el mismo.
Yahvé no puede tratar del mismo modo a su pueblo, elegido para sus grandes designios, que a las ciudades malditas de la Pentápolis, Admá y Seboím, anegadas por el mar Muerto7: ¿Cómo he de entregarte, Efraím? (v.8). En la mente divina pesan mucho los destinos de Israel y no puede aniquilarle como a aquellas ciudades paganas. El afecto que le profesa le impide exterminarlos, aunque lo merezcan por sus prevaricaciones: mi corazón se ha vuelto contra mí. Por otra parte, Yahvé es Dios, y no se puede dejar llevar de una venganza implacable, como pudieran hacerlo los hombres; por eso reprimirá el ardor de su cólera. Como santo, debe ante todo mantener sus promesas antiguas de salvación hechas a Israel y no puede complacerse en destruir (v.9).
Una vez pasada la prueba purificatoria del castigo, en la que Israel será diezmado, pero no totalmente destruido, vendrá la restauración y la repatriación del cautiverio. Volverán en masa en pos de Yahvé (v.10), que abrirá la marcha y rugirá como un león, causando la consternación y el terror entre los enemigos del pueblo de Israel. Aunque estén dispuestos en las regiones extremas del occidente, todos se congregarán en torno a Yahvé, triunfador de sus enemigos. De todas las partes, desde occidente, Egipto y Asiría (v.10), volverán presurosos, con la celeridad de los pájaros y las palomas, a sus hogares, donde Yahvé los hará habitar en paz, sin temor a nuevos enemigos invasores. Es la profecía del retorno de la cautividad, que aparece reiteradamente en los diversos escritos profetices.
1 El TM: “fui para ellos como quien alza el yugo de sobre sus mejillas.” Nuestra traducción está basada en un ligero cambio de letras, seguida por Hoonacker y la Bible de Jérusalem. – 2 El- TM: “no se volverá a Egipto.” En nuestra versión hemos traducido el no (negación lo’) por para él (lo, participio y sufijo). – 3 El TM dice lit: “consumirá sus cerrojos.” Un ligero cambio de letras nos da “sus hijos,” como hemos traducido, y parece más en consonancia con el contexto. – 4 Este verso en el original es muy oscuro. Hemos seguido en la versión la restitución del texto propuesta por Hoonacker, que encaja bien con la idea de exterminio reflejada en el contexto. La Bible de Jér. hace también una reconstrucción: “Mi pueblo está enfermo de su infidelidad; invocan a baal, pero no les levanta.” – 5 Senaquerib dice en su famoso prisma (llamado también de Taylor, col.III 1.2): “Llegué a Accarón; a los jefes y magnates que habían prevaricado los condené a muerte y suspendí sus cadáveres de palos alrededor de la ciudad.” Lo mismo dice Asurbanipal en el cilindro de Rassam (col.II iss). – 6 El TM: “y no entraré en la ciudad,” que sorprende algo en el contexto. Nuestra versión está basada en una ligera reconstrucción, propuesta por Hoonacker. – 7 Cf. Gen 19:243; Deu 29:22.
Fuente: Biblia Comentada
Con palabras tiernas que recuerdan el éxodo de Egipto (cp. Éxo 4:22-23), el Señor confirmó a Israel su amor intenso por esa nación. Su compasión por ella fue reavivada (cp. Isa 12:1; Isa 40:1-2; Isa 49:13; Jer 31:10-14; Zac 1:12-17). Vea en Mat 2:15 la analogía que Mateo establece aquí en relación con Jesucristo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Éxo 4:22-23; Deu 1:31; Deu 8:16; Mat 2:15.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— de Egipto llamé a mi hijo: Cabría también traducir: desde que salió de Egipto, he estado llamando a mi hijo (ver Éxo 4:22-23).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Israel como hijo amado de Dios
No hay expresión del corazón de Dios más apasionada y conmovedora que esta en ninguna parte de la Biblia. Dios habla como el padre amoroso de Israel, que sacó a su hijo de la servidumbre en Egipto. En ese tiempo Israel era como un niño desvalido, una nación nueva que enfrentaba el poder del Imperio Egipcio, vagando en el desierto sin perspectivas de comida o bebida. Dios los enseñó a caminar, ya fuera tomándolo por sus brazos o (como la B.A.) “lo llevé en mis brazos”. El los dirigió suavemente, los guió con cuerdas humanas. Si la metáfora del padre y el hijo continúa, entonces de bemos traducir el v. 4b así: “Yo me volví para ellos como los que levantan a un niño hasta sus mejillas. Y los alcancé para alimentarlos.” Esto parece mejor que asumir que haya un cambio a las imágenes animales con Dios quitando el yugo del cuello de la bestia (lit. pero sorprendentemente, “quijadas”) e inclinándose para alimentarla. Cualquiera sea el caso, el cuatro es de un tierno cuidado concedido a Israel. Israel, sin embargo, no dio señales de res puesta. De hecho, mientras más los llamaba, más se iban ellos de mi presencia (2, 7). No comprendían que Dios era el que los sanaba (3).
Por causa de esta falta total de respuesta, Dios no tiene alternativa sino castigarlos. La descripción ha sido usada antes: regresar a la servidumbre en Egipto (7:16; 8:13), o la pérdida de la independencia como un vasallo en Asiria (9:3; 10:6). Ellos no regresarán a Dios, de modo que regresarán a Egipto. Los vv. 6 y 7 describen el método del juicio -derrota a manos de sus enemigos- y de nuevo enfatizan en la obstinación de Israel.
Mateo (2:15) usa 11:1 para describir la manera en que Dios actuó para salvar a Jesús de manos de Herodes. Habiendo escapado de la muerte él podía a su debido tiempo regresar de Egipto para cumplir su obra propuesta. La declaración de Oseas no es primeramente una profecía acerca de Jesús, sino una interpretación de un evento histórico. Sin embargo, los paralelos con Jesús son muy impresionantes: Dios guardó a Israel (a Jacob y a su casa) de la hambruna, dándoles un lugar en Egipto. De allí los sacó para cumplir sus propósitos.
Todas las señales son de que Israel debe ser completamente destruido, pero Dios clama con angustia. ¿Cómo podré hacerte como a Adma o ponerte como a Zeboim?, ciudades que perecieron junto con Sodoma y Gomorra (Deut. 29:23; cf. Gén. 14:2, 8). A la razón humana le parece que no hay alternativa, pero Dios es Dios, no hombre (cf. Mar. 10:25-27).
La última parte del v. 9: No vendré contra la ciudad significa: “No vendré con ira.”
El fin de esta sección es una promesa de salvación que toma algunas metáforas anteriores y revierte su sentido. Jehovah será como un león, no para destruir (cf. 5:14) sino para dar una señal a sus hijos para que regresen de dondequiera que hayan estado esparcidos. Anteriormente han sido descritos como una paloma necia, revoloteando para conseguir ayuda de Egipto o de Asiria (7:11), y a pun to de ser atrapada en la red de Dios. Aquí están temerosas, pero no son necias, y vuelan ansiosamente de regreso a Jehovah y a sus hogares (10a, 11b).
La profecía es un asombroso testimonio de la gracia de Dios, tal vez solamente sobrepasada por los eventos del evangelio: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito … ” (Juan 3:16).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
11.1ss En los últimos cuatro capítulos, Oseas cambia al tema del intenso amor de Dios por Israel. Dios siempre amó a Israel como un padre ama a su hijo obstinado y por eso no lo libraría de las consecuencias de su conducta. Los israelitas eran pecadores y se castigarían como un hijo descarriado que sus padres llevaban ante los ancianos (Deu 21:18-21). A lo largo de la triste historia de Israel, Dios ofreció en repetidas ocasiones restaurarlo si se volvían a El. Al rechazar neciamente su invitación, el reino del norte marcó su destino. Se destruiría para nunca volverse a levantar. Aún así, Israel como nación no estaba acabada. Un remanente de israelitas fieles regresaría a Jerusalén, en dónde algún día el Mesías vendría, ofreciendo el perdón y la reconciliación a todos los que lo siguieran fielmente.11.3 Dios siempre había suplido las necesidades de su pueblo, pero no querían reconocerlo, y no mostraban ningún interés en darle las gracias. La ingratitud es una falla humana común. Por ejemplo, ¿cuándo fue la última vez que dio las gracias a sus padres por cuidar de usted? ¿Y a su pastor por el servicio que presta a la iglesia? ¿Y a los maestros de sus hijos por ocuparse de cada una de las actividades del día? ¿Y a su Padre celestial por la forma en que lo dirige? Muchas de las bendiciones que disfrutamos son el resultado de gestos de amor que se hicieron hace mucho. Busque las acciones ocultas que puedan haberle sido de bendición, y dé gracias por los que con su amor han hecho que el mundo fuera mejor. Pero comience agradeciendo a Dios por todas sus bendiciones.11.4 «Con cuerdas humanas los atraje[…] y puse delante de ellos la comida».La disciplina de Dios a veces implica orientación y a veces alimentación. Algunas veces la cuerda está tensa, otras veces está floja. Siempre es amorosa, y su objetivo es siempre el bienestar de los que ama. Cuando tenga que disciplinar a otros (niños, estudiantes, empleados o miembros de la iglesia), no sea rígido. Varíe su método de acuerdo a las metas que está buscando alcanzar. En cada caso, pregúntese: ¿Necesita dirección esta persona o alimentación?11.5 El reino del norte sobrevivió solo dos siglos después de la ruptura con Jerusalén. Sus líderes políticos y espirituales no ayudaron al pueblo a aprender el camino de Dios; por lo tanto, como nación nunca se arrepentieron. Oseas profetizó su caída, la cual ocurrió cuando Salmanasar de Asiria conquistó Israel en 722 a.C. Judá también sería llevada en cautiverio, pero un remanente regresaría a su tierra natal.11.8 Adma y Zeboim eran las ciudades de la llanura que perecieron junto con Sodoma y Gomorra (Gen 14:8; Deu 29:23).11.9 «Porque Dios soy, y no hombre». Es fácil para nosotros definir a Dios en términos de nuestras expectativas y comportamiento. Al hacerlo, lo hacemos solo un poco mayor que nosotros. En realidad, es infinitamente mayor que nosotros. Debemos buscar parecernos a El en vez de intentar volverlo a hacer a nuestra imagen.11.12 A diferencia de Israel, Judá tuvo varios reyes bastante buenos:Asa, Josafat, Joás, Amazías, Azarías, Jotam y especialmente Ezequías y Josías. Bajo el reinado de algunos de estos reyes, la Ley de Dios volvió a utilizarse y se enseñó al pueblo. Los sacerdotes continuaron sirviendo a Dios en el templo de Jerusalén, y las fiestas se estuvieron celebrando al menos durante algún tiempo. Desafortunadamente, ninguno de los líderes políticos ni religiosos fueron capaces de erradicar la idolatría y los ritos paganos (a pesar de que Ezequías y Josías estuvieron muy cerca de hacerlo), los cuales continuaron envenenando hasta que finalmente infectaron a la nación entera. Aun así, la influencia de los reyes buenos permitió que Judá sobreviviera casi ciento cincuenta años más que Israel y surgió un pequeño grupo, un remanente, de gente fiel que algún día regresaría y restauraría su tierra y templo.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “mozo; joven”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 421 Deu 7:8; Jer 2:2; Eze 16:6
b 422 Éxo 4:22; Mat 2:15
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Cuando Israel era niño, yo lo amé. Dios, en su soberanía, escoge amar al pueblo que llamaría suyo; no porque Israel tuviera algo especial que lo mereciera, sino porque Dios decidió amarlo como su pueblo escogido (Dt 7:6– 8; Am 3:2). Esta decisión está relacionada con el llamado de Abraham, cuya fe le fue reconocida por justicia (Gn 15:6), y a quien le prometió que haría de él una nación grande (Gn 12:2).
de Egipto llamé a mi hijo. A veces una profecía tiene más de un cumplimiento. Esta declaración es usada aquí para describir que Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto, y en Mt 2:15 se aplican estas palabras al regreso de Egipto de la familia de Jesús.
Fuente: La Biblia de las Américas
Israel. La nación, que fue sacada de Egipto y cuidada por Dios (Éxo 4:22), si bien posteriormente demostró ser infiel. Aquí Israel también se refiere a Cristo (cp. Mat 2:15) quien, en contraste, siempre hizo lo que agradaba a Dios.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
llamé… → Mat 2:14-21.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
g Mat 2:14-21.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] Israel llamado hijo primogénito de Dios. Ex 4, 22; Mat 2, 15.[8] Gen 10, 19; 19, 24; Deut 29, 23.[12] 2 Re 18.