Comentario de Proverbios 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel:
RESUMEN DE PROVERBIOS
La sabiduría de todas las edades, desde la antigüedad más elevada, ha elegido comprimir y comunicar sus lecciones en oraciones breves y compendiosas, y en un lenguaje poético, que se concibieron fácilmente y se conservaron fácilmente, y se difundieron en la sociedad como principios útiles que se desarrollaron como ocasión requerida. De hecho, tales breves máximas, que comprenden muchas instrucciones en pocas palabras, y que llevan consigo su propia evidencia, están admirablemente adaptadas para dirigir la conducta, sin sobrecargar la memoria o desconcertar la mente con razonamientos abstractos; y, por lo tanto, hay, en todos los países y en todos los idiomas, viejos proverbios o dichos comunes, que tienen gran autoridad e influencia en las opiniones y acciones de la humanidad. Tales máximas, sin embargo, quieren su propia base, la sanción de un Original Divino; y siendo generalmente el mero resultado de la prudencia mundana, a menudo se calculan para imponer sobre el juicio, y para engañar a aquellos que son dirigidos por ellos. Pero los proverbios en este libro no solo son mucho más antiguos que cualquier otro existente en el mundo, e infinitamente superan todos los dichos éticos de los sabios antiguos; pero también han recibido un imprimátur divino, y son reglas infalibles para dirigir nuestra conducta en cada circunstancia de la vida humana.Están tan justamente fundados en los principios de la naturaleza humana, y tan adaptados a los intereses permanentes del hombre, que están de acuerdo con las costumbres de cada época; y se adaptan a cada período, condición o rango en la vida, sin embargo, variado en su complexión o diversificado por las circunstancias. Reyes y súbditos, ricos y pobres, sabios y necios, viejos y jóvenes, padres y madres, esposos y esposas, hijos e hijas, amos y siervos, pueden aquí aprender sus deberes respectivos, y leer lecciones de instrucción para regular su conducta. en sus diversas circunstancias; mientras que los motivos más poderosos, derivados del honor, el interés, el amor, el miedo, el afecto natural y la piedad, se exhiben para inspirar un ardiente amor por la sabiduría y la virtud, y la mayor detestación de la ignorancia y el vicio. Estas máximas se establecen de manera tan clara, copiosa, impresionante y con tal variedad, que todo hombre que desee ser instruido puede tomar lo que elija y, entre las multitudes, aquellas que le gustan más. «Él es sabio», dice San Basilio, «no solo que ha llegado a un hábito completo de sabiduría, sino que ha progresado un poco hacia él; es más, ¿quién aún lo ama, o lo desea y lo escucha? Tales como estos, al leer este libro, se harán más sabios; porque ellos serán instruidos en una enseñanza muy divina, y no menos humana… Envaina la lengua injuriosa, corrige el ojo desenfrenado, y ata la mano injusta en cadenas. Persigue la pereza, reprueba todos los deseos absurdos, enseña la prudencia, aumenta el coraje del hombre y representa la templanza y la castidad de tal manera que no se puede sino venerarlos».
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los proverbios. Pro 10:1; Pro 25:1; 1Re 4:31, 1Re 4:32; Ecl 12:9; Jua 16:25.
de Salomón. 2Sa 12:24, 2Sa 12:25; 1Re 2:12; 1Cr 22:9; 1Cr 28:5; 1Cr 29:28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El uso de los proverbios, Pro 1:1-6.
Una exhortación a temer a Dios y creer su palabra, Pro 1:7-9;
a evitar los engaños de los pecadores, Pro 1:10-19.
La sabiduría se queja de su desprecio, Pro 1:20-23.
Ella amenaza a sus despreciadores, Pro 1:24-33.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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TODOS CONOCEMOS EL VALOR DE UN BUEN CONSEJO. ESCUCHAR A quienes son más sabios que nosotros nos da el beneficio de aprender de la experiencia que han ganado duramente. Además, nuestro crecimiento, el vivir una buena relación con los demás y el cumplimiento de nuestro trabajo, sería imposible sin la orientación de amigos que estuvieron allí antes que nosotros. Y justamente, es el libro de los Proverbios el que nos brinda ese tipo de ayuda.
Proverbios es mucho más que un libro de ayuda y de artimañas. Nos transmite un importante conocimiento y experiencia que Dios dice que debemos tener para vivir exitosamente. Estos proverbios no son solo dichos antiguos que se aplican a gente de tierras lejanas. En realidad son principios universales que se aplican en todos los tiempos y a todas las personas.
Se tratan tanto los problemas modernos como los antiguos, ya que todos ellos son parte de la misma naturaleza humana y también de los caminos del Señor. La naturaleza humana no ha cambiado desde los tiempos de Salomón, ni mucho menos ha cambiado Dios. Lo único que ha sufrido cambios es el entorno en el que vivimos.
Proverbios esta escrito en poesía hebrea, con un rico modelo de retórica que mezcla con la poesía de muchas culturas un uso especial de las palabras para producir efectos, sonidos y sensaciones, intensas imágenes y lenguaje conciso.
En contraste con otros tipos de poesía, los poetas hebreos, desde los salmistas hasta los autores de los Proverbios, utilizaron el paralelismo, la repetición de pensamientos relacionados.
Una forma común de paralelismo es el paralelismo sinónimo, en que una segunda línea reafirma lo escrito en la primera, pero utilizando términos diferentes:
De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,
Y la buena fama más que la plata y el oro (Pro 22:1).
Ambas líneas tienen el mismo significado, pero la reafirmación hace que el punto llegue a su destino. El modelo es: «A es así, así también es B».
También el paralelismo antitético es bastante común en Proverbios, aquí la segunda línea expresa la idea en forma negativa, reforzando la positiva:
El avisado ve el mal y se esconde;
Mas los simples pasan y reciben el daño (Pro 22:3)
Este proverbio hace un paralelo entre la persona prudente y la simple. La antítesis va hacia ambas partes. Cada línea amplifica y explica a la otra.
En otro tipo de paralelismo, llamado paralelismo climático, la segunda línea completa la idea de la primera. Un ejemplo sería:
El rico y el pobre se encuentran;
A ambos los hizo Jehová. (Pro 22:2)
Ambas líneas están incompletas una sin la otra.
Finalmente, muchos de los proverbios se basan en comparaciones entre dos líneas paralelas. Estos se caracterizan por utilizar «mejor … que»:
Mejor es lo poco con justicia
Que la muchedumbre de frutos sin derecho. (Pro 16:8)
Cada uno de estos ejemplos nos ilustra el corazón de la poesía hebrea: el paralelismo. Cada versículo agudiza y realza la idea mediante el uso de las reafirmaciones, las comparaciones y la construcción de un clímax.
Estos delicados mecanismos nos guían y nos hacen ver y comprender el objetivo de cada uno de los proverbios de una forma más clara.
Los 375 proverbios de Salomón (Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33; Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-16) solo parecen ser una extensa colección sin ninguna organización en particular. En algunos lugares, aparecen juntas algunas oraciones acerca de un mismo tema, pero también otras oraciones sobre el mismo tema aparecen totalmente dispersas. Podríamos esperar que en una sección estuvieran los proverbios sobre la pobreza, y todos los que tratan sobre los niños estuvieran en otra, pero estos y muchos otros temas se encuentran entremezclados a través de la colección. Algunas veces, palabras o sonidos repetidos, son el vínculo entre las oraciones separadas. O también, puede ser que las frases se repitan para sugerir una ilación de ideas.
Además de los proverbios que aparecen solos, al comienzo y al final de las secciones del libro existen extensas instrucciones (caps. Pro 1:1-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18; Pro 30:1-33; Pro 31:1-31) Estos capítulos contienen algunos de los mismos proverbios del resto del libro, pero como unidades ellos difieren grandemente de la sección principal de los proverbios de Salomón (Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33; Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-16). A diferencia del disperso orden de la sección principal, estos capítulos desarrollan temas.
El prólogo declara el propósito y al tema central del libro (Pro 1:1-7): instruirnos en la sabiduría, preparación y en los caminos de la vida en el mundo de Dios. Muchos temas, tales como la riqueza, el éxito y las relaciones sociales, aparecen en otras colecciones de literatura que han sobrevivido desde los tiempos del antiguo Medio Oriente, pero aquí, estas materias se tratan de una forma diferente. La gran contribución israelita a la literatura fue situar toda la sabiduría en el contexto de la fe en el Señor y las palabras: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová» (Pro 1:7), lo documentan claramente. Además, estas palabras son la fundación de todos los demás dichos sabios. Es la idea central del libro de Proverbios: El temor de Jehová nos motiva a obedecer los mandamientos de Dios, y obedecerlos constituye la verdadera sabiduría.
El rey Salomón escribió muchos proverbios, muchos más de los que han sobrevivido hasta hoy. El título del libro de Proverbios (Pro 1:1), y dos colecciones de máximas dentro de él (Pro 10:1; Pro 25:1) lo identifican como su autor. Por otro lado, 1 Reyes confirma esto al atribuirle a Salomón tres mil proverbios y más de mil cantares (1Re 4:32). Incluso, el escritor de Reyes presume de la sabiduría de Salomón, diciendo que esta excedía a la de todos los hombres del oriente y a todos los de Egipto (1Re 4:30).
Los intereses e investigaciones de Salomón cubrieron casi todos los aspectos del conocimiento, desde zoología y botánica, hasta gramática y teología.
Pensar en la sabiduría de Israel era pensar en Salomón, al que se le concedió sabiduría como don de la gracia de Dios (1Re 3:12).
Aunque Salomón fue el principal escritor del libro de Proverbios (Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33; Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-16), algunos fueron escritos por otras personas, y otros que sí le pertenecían, fueron sumados al libro solo después de su muerte.
Agur escribió el capítulo Pro 30:1-33 y Lemuel el Pro 31:1-9. Mas aún, ni siquiera es seguro que Salomón haya escrito los primeros nueve capítulos; probablemente fue la contribución de alguna otra persona como una introducción para el libro. Pro 25:1 nos dice que un grupo de asistentes del rey Ezequías (quien reinó cerca del 729-699 a.C. compiló y añadió los proverbios de Salomón de los capítulos Pro 25:1-28 al Pro 29:1-27. El libro de Proverbios, tal como lo conocemos, pudo muy bien completarse durante el tiempo de Ezequías, pero no podemos estar seguros, ya que no tenemos mas información sobre Agur (cap. Pro 30:1-33) o Lemuel (cap. Pro 31:1-9) además de sus nombres.
Bosquejo
I. Prólogo: Título, propósitos y tema Pro 1:1-7
II. Invitación e instrucción de la sabiduría Pro 1:8-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18
III. Proverbios de Salomón Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33; Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-16
IV. Dichos de los sabios Pro 22:17-29; Pro 23:1-35; Pro 24:1-22
V. Más dichos de los sabios Pro 24:23-34
VI. Proverbios de Salomón transcritos por los hombres de Ezequías Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27
VII. Instrucción de Agur Pro 30:1-33
VIII. Instrucción de la madre del rey Lemuel Pro 31:1-9
IX. Epílogo: Poema acróstico a la mujer virtuosa Pro 31:10-31
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Los proverbios de Salomón: El prólogo del libro de los Proverbios (Pro 1:1-7) se constituye de 3 partes:
(1) título (v. Pro 1:1),
(2) propósito (vv. Pro 1:2-6) y
(3) tema (v. Pro 1:7).
EN PROFUNDIDAD
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¿Qué clase de sabiduría?
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El propósito de los Proverbios es bastante claro: «entender sabiduría» (Pro 1:2). Comúnmente, cuando se habla de ella, se piensa en una forma avanzada del conocimiento, el aprendizaje, o la percepción. Esta visión tiene un toque místico, como si aquellos que son sabios, tuvieran algún tipo de profundo secreto o guardaran verdades enigmáticas de eras pasadas.
Sin embargo, no existe ningún tipo de misterio en la sabiduría descrita en Proverbios, ni tampoco es necesario limitarla a unos pocos «privilegiados». La sabiduría que Proverbios menciona más de cuarenta veces y Eclesiastés más de veintisiete, es la palabra hebrea «chokmah», que significa «la habilidad de vivir». La sabiduría es práctica, no esotérica. Significa vivir de una manera responsable, productiva y próspera.
Y desde esta perspectiva, la sabiduría de Proverbios se relaciona mucho más con lo que nosotros llamamos «sentido común». Es una manera de entender el funcionamiento del mundo. La cuestión no es tanto lo que uno sabe intelectualmente como lo que hace en la práctica. Es una verdad aplicada.
Por eso es que Proverbios abarca todos los acontecimientos del día a día, especialmente esos que envuelven interrogantes morales y decisiones que afectarán el futuro.
La persona sabia (Heb. chakam) evita la maldad y promueve lo bueno, observando a los demás y buscando una línea de acción basada en los resultados. Así, los proverbios no son únicamente promesas de Dios, también son observaciones y principios acerca de cómo funciona nuestra vida.
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El título: «Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel» (v. Pro 1:1), nos sugiere tres cosas:
(1) Salomón es el autor del libro,
(2) Salomón es uno de los autores principales del libro, o
(3) Salomón es el modelo de sabiduría en Israel, por lo tanto su nombre se honra en el encabezamiento.
Debido a que existen otros autores (Agur cap. Pro 30:1-33 y Lemuel Pro 31:1-10), y a que parte del material de Salomón fue editado bastante después de su muerte (Pro 25:1), la mejor manera de comprender las palabras del comienzo del libro es la combinación de la segunda y la tercera opción. Salomón no podría ser el autor del libro en su totalidad, pero sí realizó la mayor contribución a este y es el modelo de sabiduría israelita.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
LOS PROVERBIOS. Un proverbio es un refrán, una comparación o una pregunta breve y concisa que expresa un principio o una observación sobre la conducta humana desde el punto de vista de Dios. Se escribieron estos proverbios para enseñar al pueblo de Dios (sobre todo a los jóvenes) a llevar una vida agradable a Él, a tener una vida próspera y feliz, y a evitar las tragedias que resultan del pecado (vv. Pro 1:2-6, Pro 1:15-19).
SALOMÓN. Salomón, el tercer rey de Israel, escribió muchos de estos proverbios. Al principio de su reinado pidió sabiduría, y Dios le concedió su petición (1Re 3:5-14; 1Re 4:29-32). En los últimos años de su vida, sin embargo, Salomón mismo no siguió la sabiduría que Dios le dio. Al dejar de perseverar en el temor del Señor, apartó su corazón de Dios (1Re 11:1-11; véase 1Re 11:1, nota). De modo que el simple conocimiento o enseñanza de los principios morales de la Palabra de Dios no es suficiente para asegurar la vida espiritual; también debe haber un continuo temor de Dios, dependencia de Él y responsabilidad ante Él (v. Pro 1:7).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Introducción a Proverbios
Bosquejo
I. Prólogo: Propósito y temas de Proverbios (Pro 1:1-7)
II. Trece discursos sobre la sabiduría para los jóvenes (Pro 1:8-33; Pro 9:1-18)
A. Obedece a tus padres y escucha sus consejos (Pro 1:8-9)
B. Di «no» a todas las tentaciones de los pecadores (Pro 1:10-19)
C. Sométanse a la sabiduría y al temor del Señor (Pro 1:20-33)
D. Busquen la sabiduría con su discernimiento y virtud (Pro 2:1-22)
E. Características y beneficios de la sabiduría verdadera (Pro 3:1-35)
F. La sabiduría como tesoro familiar (Pro 4:1-13; Pro 4:20-27)
G. La sabiduría y las dos sendas de la vida (Pro 4:14-19)
H. La tentación y la necedad de la inmoralidad sexual (Pro 5:1-14)
I. Exhortación respecto a la fidelidad marital (Pro 5:15-23)
J. Eviten las fianzas, la pereza y la falsedad (Pro 6:1-19)
K. La necedad crasa de todas las formas de inmoralidad sexual (Pro 6:20-35; Pro 7:1-27)
L. El clamor de la sabiduría (Pro 8:1-36)
M. Contraste entre la sabiduría y la necedad (Pro 9:1-18)
III. La colección principal de los proverbios de Salomón (Pro 10:1-32; Pro 22:1-16)
A. Proverbios del contraste del justo y el malvado (Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33)
B. Proverbios para estimular a la vida justa (Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-16)
IV. Otras palabras más de los sabios (Pro 22:17-29; Pro 23:1-35; Pro 24:1-34)
V. Proverbios de Salomón registrados por los hombres de Ezequías (Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27)
A. Proverbios respecto a varias clases de personas (Pro 25:1-28; Pro 26:1-28)
B. Proverbios en cuanto a diversas actividades (Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27)
VI. Últimas palabras de sabiduría (Pro 30:1-33; Pro 31:1-31)
A. Por Agur (Pro 30:1-33)
B. Por Lemuel (Pro 31:1-9)
C. Acerca de una esposa sabia (Pro 31:10-31)
Autores: Salomón y otros
Tema: La sabiduría para la vida recta
Fecha: ca. 970-700 a.C.
Trasfondo
El AT hebreo se dividía por lo general en tres categorías: la ley, los profetas y las Escrituras (cf. Luc 24:44). Incluidos en la tercera categoría estaban los libros poéticos y de sabiduría, tales como Job, Salmos, Proverbios y Eclesiastés. De modo semejante, el Israel antiguo tenía tres categorías de ministros: los sacerdotes, los profetas y los sabios. Estos tenían dones especiales de sabiduría y consejo piadosos respecto a asuntos prácticos y filosóficos de la vida. Proverbios representa la inspirada sabiduría de los sabios. La palabra hebrea mashal, traducida » proverbio «, significa » oráculo «, » parábola » o » dicho sabio «. Así que hay algunos discursos más extensos (oráculos) en el libio de Proverbios (e.g., Pro 1:20-33; Pro 2:1-22; Pro 5:1-14), como también muchas declaraciones cortas y concisas que contienen sabiduría que ayuda a llevar una vida prudente y justa. Aunque Proverbios representa una forma de enseñanza proverbial común en el antiguo Cercano Oriente, su sabiduría es distintiva en que se da en el contexto de Dios y sus justas normas para su pueblo del pacto. Las razones de la popularidad de la enseñanza proverbial en tiempos antiguos fueron su bien definida claridad y la facilidad para memorizarla y pasarla de generación en generación. Así como David es la fuente primera de la tradición de los salmos en Israel, también Salomón lo es de la tradición de la sabiduría (véanse Pro 1:1; Pro 10:1; Pro 25:1). Según 1Re 4:32, Salomón produjo 3.000 proverbios y 1.005 cantos en su vida. Otros autores mencionados en Proverbios son Agur (Pro 30:1-33) y el rey Lemuel (Pro 31:1-9), que son desconocidos. Se implican otros autores en Pro 22:17 y Pro 24:23. Aunque la mayor parte de los Proverbios se originaron en el siglo X a.C., la fecha más temprana posible para completar este libro sería durante el reinado de Ezequías (i.e., ca. 700 a.C.). La participación de los hombres de Ezequías en la recopilación de los proverbios de Salomón (Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27) se puede fechar en 715-686 a.C., durante un tiempo de avivamiento espiritual dirigido por ese rey temeroso de Dios. Es probable que los proverbios de Agur, Lemuel y los otros «dichos de los sabios» se recopilaran en ese tiempo también.
Propósito
El propósito del libro se declara directamente en Pro 1:2-7 : dar sabiduría y comprensión en cuanto a la conducta sabia, la justicia, el juicio y la equidad (Pro 1:2-3), para que
(1) la gente simple sea sagaz (Pro 1:4),
(2) los jóvenes puedan obtener inteligencia y cordura (Pro 1:4), y
(3) el sabio pueda ser más sabio (Pro 1:5-6). Aunque Proverbios es en esencia un manual de sabiduría sobre la manera de vivir con rectitud y prudencia, el fundamento necesario de esa sabiduría se declara de modo explícito como «el temor de Jehová» (Pro 1:7).
Visión panorámica
El tema unificador de Proverbios es «la sabiduría para el recto vivir», una sabiduría que comienza con la sumisión humilde a Dios y luego fluye a todos los aspectos de la vida. La sabiduría en Proverbios:
(1) advierte en cuanto a la familia, la juventud, la pureza sexual, la fidelidad marital, la honradez, el trabajo duro, la generosidad, la amistad, el juicio, la justicia y la disciplina;
(2) advierte también acerca de la insensatez del pecado, las disensiones, los peligros de la lengua, la necedad, el alcohol, la glotonería, la lujuria, la inmoralidad, la falsedad, la pereza y las malas compañías;
(3) contrasta la discreción y la necedad, el justo y el malvado, el orgullo y la humildad, la pereza y la diligencia, la pobreza y las riquezas, el amor y la lujuria, lo recto y lo incorrecto, la vida y la muerte. Aunque Proverbios, como Salmos, no se compendia con tanta facilidad como otros libros de la Biblia, tiene cierta estructura discernible (véase Bosquejo). Eso es especialmente cierto en los caps. Pro 1:1-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18, que contienen una serie de trece discursos como los que un padre le daría a su hijo al entrar en la adolescencia. Con la excepción de tres discursos (véanse Pro 1:30; Pro 8:1; Pro 9:1), cada uno comienza con «hijo mío» o «hijos». Esos trece discursos contienen numerosos preceptos importantes de sabiduría para jóvenes. A partir del cap. Pro 10:1-32, Proverbios contiene instrucciones importantes respecto a las relaciones familiares (e.g., Pro 10:1; Pro 12:4; Pro 17:21, Pro 17:25; Pro 18:22; Pro 19:14; Pro 19:26; Pro 20:7; Pro 21:9; Pro 21:19; Pro 22:6; Pro 22:28; Pro 23:13-14; Pro 23:22; Pro 23:24-25; Pro 25:24; Pro 27:15-16; Pro 29:15-17; Pro 30:11; Pro 31:10-31). Aunque Proverbios es un libro muy práctico, también contiene un concepto profundo de Dios. Se personifica la sabiduría divina (e.g., Pro 8:22-31) y el Creador (e.g., Pro 3:19-20; Pro 8:22-31; Pro 14:31; Pro 22:2). Se le caracteriza como omnisciente (e.g., Pro 5:21; Pro 15:3; Pro 15:11; Pro 21:2), justo (e.g., Pro 11:1; Pro 15:25-27; Pro 15:29; Pro 19:17; Pro 21:2-3), y soberano (e.g., Pro 16:9; Pro 16:33; Pro 19:21, Pro 21:1). Proverbios concluye con un tributo solemne a una esposa de carácter noble (Pro 31:10-31).
Características especiales
Ocho aspectos o énfasis principales caracterizan Proverbios:
(1) La sabiduría, en vez de ir ligada a la inteligencia o al conocimiento vasto, tiene relación directa con «el temor de Jehová» (Pro 1:7). Por tanto, sabios son los que conocen a Dios y guardan sus mandamientos. El temor del Señor es un énfasis recurrente en el libro (Pro 1:7; Pro 1:29; Pro 2:5; Pro 3:7; Pro 8:13; Pro 9:10; Pro 10:27; Pro 14:26-27; Pro 15:16; Pro 15:33; Pro 16:6; Pro 19:23; Pro 22:4; Pro 23:17; Pro 24:21).
(2) Gran parte del consejo sabio presentado en Proverbios está en la forma del consejo piadoso de un padre a su hijo joven.
(3) Es el libro más práctico del AT, pues trata un campo extenso de principios fundamentales para las relaciones y el comportamiento recto en la vida cotidiana, los cuales se aplican a todas las generaciones y culturas.
(4) Su sabiduría práctica, preceptos piadosos y principios fundamentales para la vida se presentan con declaraciones cortas y agudas que los jóvenes memorizan y recuerdan con facilidad como guías para su vida.
(5) La familia ocupa un lugar de importancia definitiva en Proverbios, así como lo ocupaba en el pacto de Dios con Israel (cf. Éxo 20:12; Éxo 20:14; Éxo 20:17; Deu 6:1-9). Se advierte contra los pecados que violan el propósito de Dios para la familia y se les expone de modo especial.
(6) Los rasgos literarios prominentes de Proverbios son su empleo prolífico de figuras literarias brillantes (e.g., símiles y metáforas), comparaciones y contrastes, preceptos concisos, y la repetición.
(7) La esposa y madre sabia que se describe al final del libro (cap. Pro 31:1-31) es singular en la literatura antigua por la manera noble y excelsa de considerar a una mujer buena.
(8) Las exhortaciones de la sabiduría en Proverbios son las precursoras en el AT de muchas exhortaciones prácticas de las cartas del NT.
Cumplimiento en el Nuevo Testamento
La sabiduría se personifica en el cap. Pro 8:1-36 de manera semejante a la personificación del logos («el Verbo») en el Evangelio según Juan (Jua 1:1-18). La sabiduría:
(1) participa en la creación (Pro 3:19-20; Pro 8:22-31),
(2) tiene relación con el origen de la vida tanto biológica como espiritual (Pro 3:19; Pro 8:35),
(3) se aplica al vivir justo y moral (Pro 8:8-9), y
(4) está disponible para los que la buscan (Pro 2:1-10; Pro 3:13-18; Pro 4:7-9; Pro 8:35-36). La sabiduría de Proverbios halla su expresión más excelente en Jesucristo, alguien «más que Salomón» (Luc 11:31), que «nos ha sido hecho por Dios sabiduría» (1Co 1:30) y «en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento» (Col 2:3).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
1. Primeros Avisos y Exhortaciones.
Prologo.
Título, autor y finalidad (1:1-7).
1 Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, 2 para aprender sabiduría e instrucción, para entender sensatos dichos, 3 para alcanzar instrucción y discreción, justicia, f equidad y rectitud; 4 para dar prudencia a los inexpertos, perspicacia y circunspección a los jóvenes. 5 Oyéndolos el sabio crecerá en doctrina y el entendido adquirirá destreza 6 para entender las sentencias y los dichos agudos, las palabras de los sabios y sus enigmas. 7 El principio de la sabiduría es el temor de Yahvé; son necios quienes desprecian la sabiduría y la disciplina.
El prólogo de los Proverbios presenta el título, autor y finalidad del libro, cuestiones que fueron tratadas en la introducción. Respecto de la finalidad, el autor acumula expresiones para ponerla más de relieve con su doble aspecto, especulativo: aprender sabiduría, destreza, discreción; y práctico: alcanzar instrucción y disciplina, justicia, probidad y rectitud. A lo expuesto antes al hablar de ella sólo nos resta añadir aquí la significación concreta de los términos enumerados. Sabiduría es el conocimiento de los principios y normas contenidos en las sentencias de los sabios que enseñan a conducirse con éxito, también en los negocios y empresas de la vida, pero sobre todo en el orden moral, por el cumplimiento de la ley de Dios. Aquellas enseñanzas se encuentran a veces encerradas en sentencias enigmáticas, con el fin de excitar más la atención de los oyentes, para cuya captación hace falta no poco ingenio y destreza, que los sabios deberán enseñar también a sus discípulos. Pero no basta esto, la vida es muy compleja y se presentan con frecuencia situaciones difíciles y delicadas; se precisa entonces clarividencia para distinguir lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, y prudencia para una acertada aplicación de los principios de la sabiduría a la vida práctica, lo que se obtiene mediante la sensatez y discreción. La instrucción designa las disposiciones morales, la educación y disciplina que se obtienen mediante la corrección de la naturaleza viciada (19:18; 29:15-17), y que capacitan para conducirse en la vida conforme a los postulados de la sabiduría, cuyo cumplimiento exige vencimiento propio 1. El fin práctico moral es expresado con tres términos que bien pudieran ser sinónimos para significar la perfección moral que persiguen los consejos de la sabiduría. En caso contrario, justicia designaría el cumplimiento de la ley moral en general; la probidad diría relación a las costumbres de acuerdo con dicha ley, y la rectitud indicaría las acciones rectas, en oposición a los caminos torcidos de los malvados.
Los v.4-6 manifiestan quiénes pueden aprovecharse de las enseñanzas del libro. La sabiduría no es patrimonio de unos cuantos, sino que todos pueden sacar fruto de sus consejos. Los faltos de experiencia, expuestos a todos los peligros 2 y a ser seducidos por los malvados, aprenderán la prudencia, que los hará cautelosos ante ellos. Los jóvenes, faltos de reflexión, encontrarán las normas que los librarán de las imprudencias, que los conducen tantas veces a la ruina moral. Los mismos sabios crecerán en sabiduría con las consideraciones de las máximas del libro y se capacitarán más y más para penetrar los enigmas. El verbo hebreo léqah, que traducimos por adquirir destreza (v.5), significa el arte de dirigir una nave; bella metáfora para indicar cómo escuchando los consejos de la sabiduría se adquiere habilidad y destreza para conducirse con acierto en el triple mar tempestuoso del mundo, de nuestro corazón y de la vida humana.
El prólogo concluye estableciendo el principio de la sabiduría. Tal honor corresponde al temor de Yahvé. No se trata del mero temor al castigo, que impulsa a no obrar el mal por el temor a la pena, sino ese temor reverencial del hijo para con su padre, del alma santa para con su Dios, que en el fondo es más amor que temor; es la piedad para con Dios, que lleva al culto, al cumplimiento de sus mandatos. Así, el temor de Yahvé es principio de sabiduría, porque crea esa disposición subjetiva, básica y fundamental que lleva a escuchar y poner en práctica las enseñanzas de la sabiduría, que son para el israelita enseñanzas de Dios. Y será a la vez parte principal de la misma, porque entre las exigencias de una auténtica sabiduría estarán en primer lugar los que miran a Dios, la piedad y religiosidad en que aquél viene a consistir 3. Se añade una afirmación que por la frecuencia con que se repite y explana en el libro merece ser colocada en su prólogo: la necedad de los que desprecian la sabiduría. Se trata, como dice Clemente de Alejandría, no tanto de los que niegan a Dios con la boca cuanto de los que lo niegan con los hechos, es decir, de los impíos más que de los ateos. En este verso de oro – escribe Umbreit -, la filosofía del Oriente se separa netamente de la de Occidente. El sabio (hebreo) alcanza la sabiduría por medio de la religión, mientras el sabio del Occidente busca llegar a la religión por medio de la sabiduría. Se puede explicar así este verso: sólo el hombre religioso puede llegar a ser sabio.”4 La sabiduría bíblica está íntimamente unida a la religión y a la moral.
1 El término hebreo mtísar corresponde a un término egipcio que designa la educación de los niños. Cf. duesberg, Les scribes inspires p.8i y 302. – 2 22:3; 27:12. – 3 Cf. O. Loretz , II meglio della sapienza e U timore de Jahvé (Pro 1:7 : ye’shtt = “il meglio” in luce yocis Mari): Bib Or 2 (1960) aioss. – 4 Citado en Girotti , / Sapienziali (M. Sales -g. Girotti , La Sacra Bibbia VI; Turín 1928) p.ió.
Primera Parte.
Exhortación al Estudio y Practica de la Sabiduría (1:8-9:18).
Las malas compañías (1:8-19).
8 Escucha, hijo mío, las amonestaciones de tu padre y no desdeñes las enseñanzas de tu madre, 9 pues serán corona de gloria en tu cabeza y collar en tu cuello. 10 Hijo mío, si los malos prentenden seducirte, no consientas. 11 Si te dicen: “Ven con nosotros, pongamos asechanzas a la vida ajena, tendamos a placer lazos contra el justo, 12 traguémoslos vivos, como el “seol”; enteros, como los que bajan al sepulcro; 13 tendremos toda suerte de riquezas, henchiremos nuestras casas de despojos; 14 tendrás tu parte como todos nosotros, no habrá más que una bolsa para todos.” 15 No te vayas con ellos, hijo mío; ten tus pies muy lejos de sus sendas, 16 porque corren sus pies al mal y se apresuran a derramar sangre. 17 Pues en vano se tiende la red a los ojos de las aves aladas. 18 Con ello acechan a la propia vida y traman su propio daño. 19 Ahí lleva siempre la rapacidad; es un vicio que acaba por matar al que lo tiene.
Uno de los mayores obstáculos para seguir los consejos de los sabios son las malas compañías. Nada como ellas lleva al desprecio práctico de sus enseñanzas. El sabio comienza sus exhortaciones intentando remover tal obstáculo. Para ganarse la atención de sus lectores y disponer su ánimo a seguir sus advertencias, se dirige a ellos con la solicitud de un padre y el afecto de una madre. Hay aquí una implícita recomendación de la obediencia a los padres, muy en su lugar después de la del temor de Dios5. Dos bellas comparaciones ponen de relieve los frutos de esa docilidad: más todavía que los adornos exteriores, la educación y rectitud moral causan agrado en los ojos del alma y suscitan profunda admiración en los demás.
En seguida el autor presenta el lenguaje y artificios con que los malvados intentan ganar a los incautos para su causa. Lo pone en boca de una banda de salteadores, ávida de riquezas, que para realizar sus designios no dudan en poner asechanzas a la vida ajena. Bandas de este género debieron de existir casi siempre 6, y la parábola del samaritano hace suponer que existían en tiempo mismo de Jesucristo en Palestina 7. El incauto a quien va dirigida la invitación no tiene nada que temer; las asechanzas son tendidas a personas indefensas, que serán sorprendidas sin posibilidad alguna de resistencia,, En sus expresiones queda también plasmada la rabia que el malvado siente contra el justo, que con su vida recrimina su conducta y el ansia que siente por hacerlo desaparecer 8. Se enriquecerán en un momento y luego podrán darse una vida alegre y placentera. El participará en la misma medida que los demás. No habrá entre ellos distinciones. Los frutos de una acción colectiva superarán a los que individualmente podrían cada uno obtener.
Frente a la invitación de los malvados, el sabio hace una paternal exhortación a su discípulo a que la rechace de lleno y se mantenga siempre alejado de tales gentes. Un doble motivo debe impulsarlo a ello: los malvados, con tal de realizar los propósitos a que su codicia los impulsa, no retroceden ni ante el mismo crimen 9 y con su conducta acechan a su propia vida, pues no es raro que, al ir a tomar su codiciada presa, sean ellos tomados en el lazo y paguen a caro precio sus fechorías, de las que antes o después terminan por ser víctimas. El v.17 presenta una especie de proverbio cuya interpretación más probable es que en vano se tiende la red a la vista de las aves, pues habiéndola visto, no se acercan a ella, y el cazador queda burlado; así, el inexperto amaestrado por el sabio, que ha puesto ante sus ojos las consecuencias a que le expone el aceptar la invitación de los malvados, rehuirá la compañía de quienes le llevarían a la perdición 10.
Invitación de la sabiduría. Consecuencias para quienes la rechazan (1:20-33).
20 La sabiduría está clamando fuera, alza su voz en las plazas. 21 Clama encima de los muros, en las entradas de las puertas, en la ciudad, y va diciendo: 22 ¿Hasta cuándo, simples, amaréis la simpleza, y, petulantes, os complaceréis en la petulancia, y aborreceréis, necios, la disciplina? 23 Volveos a mis requerimientos: Yo derramaré sobre vosotros mi espíritu y os daré a saber mis palabras. 24 Pues os he llamado, y no habéis escuchado; tendí mis brazos, y nadie se dio por entendido; 25 antes desechasteis todos mis consejos y no accedisteis a mis requerimientos; 26 también yo me reiré de vuestra ruina y me burlaré cuando venga sobre vosotros el terror. 27 Cuando sobrevenga como huracán el terror, y como torbellino os sorprenda la ruina; cuando sobrevenga la adversidad y la angustia, 28 entonces me llamarán, y yo no responderé; me buscarán, pero no me hallarán, 29 por haber despreciado la sabiduría y no haber seguido el temor de Yahvé, 30 y no haberse agradado de mis consejos y haber menospreciado mis requerimientos. 31 Comerán el fruto de sus obras y se hartarán de sus consejos. 32 Porque ese desvío llevará a los simples a la muerte, y la prosperidad de los necios los perderá. 33 Pero quien me escuche vivirá tranquilo, seguro y sin temor de mal.
Concluida la anterior advertencia sobre las malas compañías, el autor, personificando la sabiduría en una hermosa prosopopeya que recuerda las formas de elocuencia de los profetas, la presenta haciendo ella misma una ardiente invitación a seguir sus consejos, poniendo en seguida de manifiesto las consecuencias de no seguirlos con docilidad. La sabiduría se nos presenta haciendo su llamamiento en todas partes, en las plazas de la ciudad, encima de sus muros, a sus puertas, ante las que se extiende una explanada capaz de agrupar numerosos oyentes. La ley natural impresa en el corazón humano, la voz de la conciencia, las continuas gracias actuales con que Dios ilumina el entendimiento y mueve la voluntad, son transmisoras de esa voz de la sabiduría que es la voz de Dios. Se deja oír en todas partes donde uno quiera escucharla.
A tres clases de personas clama la sabiduría: a los simples, inexpertos susceptibles de instrucción; a los petulantes, que hacen mofa de la religión y de la moral, despreciando cínicamente sus postulados, y a los necios, que, aborreciendo la sabiduría y la disciplina, se han hecho insensibles a la ley moral y viven al margen de ella. A todos invita a seguir sus amonestaciones, prometiéndoles una abundante profusión de su espíritu. La frase derramaré mi espíritu (v.23), que tan frecuentemente se pone en boca de Yahvé en el Antiguo Testamento n, aplicada aquí a la sabiduría, es una expresión paralela a la que le sigue, y significa en este contexto que la sabiduría comunicará a quienes escuchan su voz la inteligencia y la rectitud moral para entender sus enseñanzas y ponerlas en práctica.
La sabiduría manifiesta a continuación su juicio sobre quienes se hacen sordos a su llamamiento: se reirá de su ruina y se burlara de ellos (v.26). Se trata de una expresión antropomórfica, con la que el autor, expresándose a la manera humana, indica cómo son dignos de burla y escarnio quienes antepusieron sus caprichos y placeres a los mandatos de la sabiduría, y afirma que los castigará la ira justa y severa de Dios, el cual no se alegra del mal ni del castigo del pecador, sino que se complace en su justicia, atributo tan divino como la misericordia. San Gregorio dice que el reírse de Dios es no querer compadecerse de la aflicción humana 12, lo que ocurrirá extinguido el tiempo de la misericordia y el perdón. Y San Bernardo exclama: “¿Qué es lo que hemos de pensar que agrada a la sabiduría en la ruina del impío? No otra cosa que las justísimas disposiciones y el irreprensible orden de la Providencia. Y aquello que agrada a la sabiduría tiene que agradar también a todos los sabios.”13
El castigo es descrito al estilo profetice, haciendo intervenir a los elementos o fenómenos violentos de la naturaleza. La angustia que llevarán consigo abrirá los ojos de los impíos, y clamarán entonces a la sabiduría no por odio al pecado y la culpa, sino para verse libres del desastre en que han incurrido. Pero será ya tarde 14, comerán el fruto de sus obras 15. Lo que cada uno sembrare, eso recogerá al final. Los que vivieron en pecado, rehusando su conversión, despreciando la ley de Dios, obrando sin consideración alguna a la religión, sembraron obras de muerte y recogerán como fruto la perdición. Quienes, por el contrario, siguieron los consejos de la sabiduría, gozarán de la paz y tranquilidad, bienes tantas veces prometidos por Dios al pueblo israelita en su posesión de la tierra prometida si perseveraba fiel a sus mandamientos. El premio y el castigo son propuestos con esa indeterminación propia de los autores sapienciales, que ignoraban la retribución del más allá. Es claro se trata en la perícopa de una mera personificación de la sabiduría, sin referencia alguna por parte del autor a la segunda Persona.
1 El término hebreo mtísar corresponde a un término egipcio que designa la educación de los niños. Cf. Duesberg, Les scribes inspires p.81 y 302. – 2 22:3; 27:12. – 3 Cf. O. Loretz, II meglio della sapienza e U timore de Jahvé (Pro 1:7 : ye’shtt = “il meglio” in luce yocis Mari): Bib Or 2 (1960) aioss. – 4 Citado en Girotti, Sapienziali (M. Sales-G. Girotti, La Sacra Bibbia VI) (Turín 1928) p.16. – 5 éxo 20:7-12; – 6 Ose 6:8; Ose 7:1; Isa 1:23; Jer 7:6-11. – 7 Luc 10:30. – 8 Sobre el seol, cf. Introducción. Doctrina dogmática, p.g. – 9 Deu 5:7-16; Deu 8:5. – 10 Otros interpretan el proverbio: aunque los pájaros ven las recles que se tienden ante sus ojos, su ceguera y avidez les lleva a caer en ellas. De la misma manera, los malvados, llevados por la codicia y avíele? del botín, no reparan en las consecuencias a que se exponen: el castigo de Dios, frecuentemente por medio de las leyes sociales (Τον). – 11 Dios derramó “su espíritu” sobre todo viviente (Gen 7:22; Num 16:22; Num 27:16; Sab 12:1), especialmente sobre los hombres (Gen 2:7; Job 33:4; Job 34:14), más peculiarmente sobre los caudillos (Exo 31:3; Jue 3:10; Sam 16:13), los profetas (Num 24:2; Ose 9:7; 2Re 2:15), sobre aquellos a quienes Dios confiaba una misión especial (Exo 31:3; Exo 35:31). Más que sobre otro alguno, sobre el Mesías (Isa 11:2; Isa 42:1). Y una gran efusión del “Espíritu” sería el anuncio de la venida de los tiempos mesiánicos (Joe 2:28-32; Hec 2:15-21). Cf. Renard, o.c., p.47-48; P. Van Imschoot, L’esprit de Yahweh, source de vie dans Τ .: RB 32 (1935) 4815; Saesse el Esprit dans l’A.T.: RB 35 (1938) 233. – 12 XI Moral. XX. – 13 Sal 2:4. – 14 Jn 34; 8.21. Job 28:1-11. – 15 1:31-21.
Fuente: Biblia Comentada
El libro de Proverbios
TítuloEl título en la Biblia hebrea es «los Proverbios de Salomón» (Pro 1:1), como también en la Septuaginta griega (LXX). Proverbios une los quinientos trece proverbios más importantes de los más de 3.000 ponderados por Salomón (1Re 4:32; Ecl 12:9), junto con algunos proverbios de otros en quienes influyó Salomón con mucha probabilidad. La palabra «proverbio» quiere decir «ser como», de esta manera Proverbios es un libro de comparaciones entre imágenes comunes, concretas y las verdades más profundas de la vida. Proverbios son afirmaciones (o ilustraciones) sencillas y morales que enfatizan y enseñan realidades fundamentales acerca de la vida. Salomón buscó la sabiduría de Dios (2Cr 1:8-12) y ofreció «dichos eficaces» diseñados para hacer que los hombres contemplen 1) el temor de Dios y 2) vivan por su sabiduría (Pro 1:7; Pro 9:10). La suma de esta sabiduría es personificada en el Señor Jesucristo (1Co 1:30).
Autor y fecha
La frase «Proverbios de Salomón» es más un título que una afirmación absoluta de quién es el autor (Pro 1:1). Mientras que el rey Salomón, quien gobernó Israel del 971 al 931 a.C. y se le otorgó gran sabiduría por Dios (vea 1Re 4:29-34), es el autor de la sección didáctica (caps. Pro 1:1-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18) y los proverbios del Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33; Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-16, es muy probable que él sea el único compilador de las «palabras de los sabios» en el Pro 22:17-29; Pro 23:1-35; Pro 24:1-34, las cuales son de una fecha incierta antes del reinado de Salomón. La colección en los capítulos Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27 fue originalmente compuesta por Salomón (Pro 25:1) pero copiada e incluida más tarde por el rey Ezequías de Judá (alrededor del 715-686 a.C.). El capítulo Pro 30:1-33 refleja las palabras de Agur y el capítulo Pro 31:1-31 las palabras de Lemuel, quien quizá fue Salomón. Proverbios no fue confeccionado en su forma final sino hasta los días de Ezequías o después. Salomón escribió sus proverbios antes de que su corazón se volviera de Dios (1Re 11:1-11), debido a que el libro revela una perspectiva piadosa y está dirigido a los «simples» y «jóvenes», que necesitan aprender el temor de Dios. Salomón también escribió los Sal 72:1-20 y Sal 127:1-5, Eclesiastés y Cantar de los cantares. Vea introducción: Autor y fecha de Eclesiastés y Cantar de los cantares.
Contexto histórico
El libro refleja un contexto triple como: 1) literatura de sabiduría general; 2) principios de la vida dentro de la corte real; y 3) instrucción ofrecida en la relación tierna de un padre y madre con sus hijos, todo esto diseñado para producir meditación en Dios. Debido a que Proverbios es literatura de sabiduría, por naturaleza algunas veces es difícil de entender (Pro 1:6). La literatura de sabiduría es parte del todo de la verdad del AT; el sacerdote dio la ley, el profeta dio una palabra del Señor, y el sabio daba su consejo sabio (Jer 18:18; Eze 7:26). En Proverbios, Salomón el sabio da principios para los asuntos «difíciles» de la vida (Pro 1:6) los cuales no están directamente cubiertos por la ley o los profetas. Aunque es práctico, Proverbios no es superficial o externo porque contiene elementos éticos que recalcan la vida de rectitud que fluye a partir de una relación correcta con Dios. En el Pro 4:1-4 Salomón relacionó tres generaciones al encomendar a su hijo Roboam lo que él aprendió a los pies de David y Betsabé. Proverbios es tanto un patrón para impartir tiernamente la verdad de generación a generación, como un vasto recurso para el contenido de la verdad a ser impartida. Proverbios contiene los principios y aplicaciones de las Escrituras que los personajes piadosos de la Biblia ilustraron en la vida de cada uno de ellos.
Temas históricos y teológicos
Salomón llegó al trono con gran promesa, privilegio, y oportunidad. Dios le había concedido su petición de entendimiento (1Re 3:9-12; 1Cr 1:10-11), y su sabiduría sobrepasaba a todos los demás (1Re 4:29-31). No obstante, la impactante realidad es que fracasó al no vivir la verdad que él conocía y aun enseñó a su hijo Roboam (1Re 11:1; 1Re 11:4; 1Re 11:6-11), quien subsecuentemente rechazó la enseñanza de su padre (1Re 12:6-11).
Proverbios contiene una mina de oro de teología bíblica, reflejando temas de las Escrituras traídos al nivel de justicia práctica (Pro 1:3), al dirigirse a las alternativas éticas del hombre, llamando a cuestionar cómo piensa, vive y administra su vida diaria a la luz de verdad divina. Más aún, Proverbios llama al hombre a vivir como el Creador quiso que viviera cuando hizo al hombre (Sal 90:1-2; Sal 90:12).
La promesa continua de Proverbios es que generalmente los sabios (los justos que obedecen a Dios) viven más (Pro 9:11), prosperan (Pro 2:20-22), experimentan gozo (Pro 3:13-18) y la bondad de Dios temporalmente (Pro 12:21), mientras que los necios sufren vergüenza (Pro 3:35) y muerte (Pro 10:21). Por otro lado, debe recordarse que este principio general es equilibrado por la realidad de que los impíos algunas veces prosperan (Sal 73:3; Sal 73:12), aunque solo temporalmente (Sal 73:17-19). Job ilustra que hay ocasiones en las que los piadosos sabios enfrentan el desastre y el sufrimiento.
Hay un número de temas importantes a los que se dirige Proverbios, los cuales son ofrecidos sin tener un orden determinado y hablan de diferentes temas, por esta razón es útil estudiar los proverbios temáticamente como se ilustra.
I. La relación del hombre con Dios
Punto | Ref. |
A. Su confianza | Pro 22:19 |
B. Su humildad | Pro 3:34 |
C. Su temor de Dios | Pro 1:7 |
D. Su justicia | Pro 10:25 |
E. Su pecado | Pro 28:13 |
F. Su obediencia | Pro 6:23 |
G. Enfrentando recompensa | Pro 12:28 |
H. Enfrentando pruebas | Pro 17:3 |
I. Enfrentando bendición | Pro 10:22 |
J. Enfrentando muerte | Pro 15:11 |
II. La relación del hombre consigo mismo
Punto | Ref. |
A. Su identidad | Pro 20:11 |
B. Su sabiduría | Pro 1:5 |
C. Su insensatez | Pro 26:10-11 |
D. Su conversación | Pro 18:21 |
E. Su dominio propio | Pro 6:9-11 |
F. Su bondad | Pro 3:3 |
G. Su riqueza | Pro 11:4 |
H. Su orgullo | Pro 27:1 |
I. Su enojo | Pro 29:11 |
J. Su pereza | Pro 13:4 |
III. La relación del hombre con otros
Punto | Ref. |
A. Su amor | Pro 8:17 |
B. Sus amigos | Pro 17:17 |
C. Sus enemigos | Pro 19:27 |
D. Su veracidad | Pro 23:23 |
E. Su chisme | Pro 20:19 |
F. Como un padre | Pro 20:7; Pro 31:2-9 |
G. Como una madre | Pro 31:10-31 |
H. Como hijos | Pro 3:1-3 |
I. Al educar hijos | Pro 4:1-4 |
J. Al disciplinar hijos | Pro 22:6 |
Los dos temas principales que se encuentran entrelazados y empalmando el uno con el otro a lo largo de Proverbios son la sabiduría y la necedad (o insensatez). La sabiduría, la cual incluye conocimiento, entendimiento, instrucción, discreción y obediencia, está edificada sobre el temor del Señor y la Palabra de Dios. La necedad es todo lo opuesto a la sabiduría.
Retos de interpretación
El primer reto es la naturaleza de la literatura de sabiduría en sí misma, la cual es, por lo general, difícil de entender. Al igual que las parábolas, las verdades que se buscan enseñar frecuentemente están veladas de la comprensión si se ven solo de manera superficial, y por esta razón deben ser ponderadas en el corazón (Pro 1:6; Pro 2:1-4; Pro 4:4-9).
Otro reto es el uso extensivo de paralelismo, lo cual es la colocación de verdades lado a lado de tal manera que la segunda línea expande, completa, define, enfatiza o llega a la conclusión lógica, el fin definitivo o en algunos casos, el punto de vista contrastante. Frecuentemente el paralelo real está solo implícito. Por ejemplo, el Pro 12:13 contiene un paralelo no afirmado, pero claramente implicado, en que el justo atraviesa por problemas debido a sus palabras virtuosas (cp. Pro 28:7). Al interpretar los Proverbios, uno debe: 1) determinar el paralelismo y frecuentemente completar lo que es asumido y no afirmado por el autor; 2) identificar el lenguaje figurado y expresar con otras palabras el pensamiento sin ese lenguaje figurado; 3) resumir la lección o principio del proverbio en unas cuantas palabras; 4) describir la conducta que es enseñada; y 5) encontrar ejemplos en las Escrituras.
Hay retos que también se encuentran en los diferentes contextos de Proverbios, los cuales afectan la interpretación y el entendimiento. En primer lugar, está el contexto en el que fueron hablados; en gran parte este es el contexto de los jóvenes en la corte real del rey. En segundo lugar, está el contexto del libro como un todo y como sus enseñanzas deben ser entendidas a la luz del resto de las Escrituras. Por ejemplo, hay mucho que se puede ganar al comparar la sabiduría que Salomón enseñó con la sabiduría que Cristo personificó. En tercer lugar, está el contexto histórico en el cual los principios y verdades usan ilustraciones de su propia época.
Un área final de reto entra al entender que Proverbios son guías divinas y observaciones sabias, esto es, enseñan principios subyacentes (Pro 24:3-4) que no siempre son leyes inflexibles o promesas absolutas. Estas expresiones de verdad general (cp. Pro 10:27; Pro 22:4) generalmente tienen «excepciones», debido a la incertidumbre de la vida y la conducta impredecible de hombres caídos. Dios no garantiza resultados uniformes o aplicación para cada proverbio, pero al estudiarlos y aplicarlos, uno llega a contemplar la mente de Dios, su persona, sus atributos, sus obras y sus bendiciones. Todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento expresados en Proverbios están escondidos en Cristo (Col 2:3).
Bosquejo
I) Prólogo (Pro 1:1-7)
A) Título (Pro 1:1)
B) Propósito (Pro 1:2-6)
C) Tema (Pro 1:7)
II) Alabanza y sabiduría para los jóvenes (Pro 1:8-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18)
III) Proverbios para todos (Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33; Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-29; Pro 23:1-35; Pro 24:1-34; Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27)
A) De Salomón (Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33; Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-16)
B) De hombres sabios (Pro 22:17-29; Pro 23:1-35; Pro 24:1-34)
C) De Salomón recolectados por Ezequías (Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27)
IV) Notas personales (Pro 30:1-33; Pro 31:1-31)
A) De Agur (Pro 30:1-33)
B) De Lemuel (Pro 31:1-31)
ANEXOS
Símbolos de la Biblia
Símbolo | Realidad | Textos |
1. Jesucristo | Personificación del Verbo | Jua 1:1; Apo 19:13 |
2. Metales de valor | Valor incalculable | Sal 12:6 (plata) Sal 19:10; Sal 119:27 (oro) |
3. Semilla | Fuente de nueva vida | Mat 13:10-23; Stg 1:18; 1Pe 1:23 |
4. Agua | Limpieza del pecado | Efe 5:25-27; Apo 21:6; Apo 22:17 |
5. Espejo | Examinarse a uno mismo | Stg 1:22-25 |
6. Alimento | Sustento para el alma | 1Co 3:2; 1Pe 2:1-3 (leche) Deu 8:3; Mat 4:4 (pan) 1Co 3:3; Heb 5:12-14 (carne) Sal 19:10 (miel) |
7. Ropa | Una vida vestida de verdad | Tit 2:10; 1Pe 3:5 |
8. Lámpara | Luz para dirección | Sal 119:105; Pro 6:23; 2Pe 1:19 |
9. Espada | Arma espiritual | Efe 6:17 (externamente) Heb 4:12 (internamente) |
10. Plomada | Norma de realidad espiritual | Amó 7:8 |
11. Martillo | Juicio poderoso | Jer 23:29 |
12. Fuego | Juicio doloroso | Jer 5:14; Jer 20:9; Jer 23:29 |
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
proverbios. Vea la Introducción: Título. Los proverbios son unos dichos breves y vigorosos que expresan unas verdades y una sabiduría intemporales. Hacen centrar los pensamientos, llevando a que el lector reflexione en cómo podría aplicar principios divinos a las situaciones de la vida (p. ej. Pro 2:12). Proverbios contiene conocimiento tanto en poesía como en prosa. Con todo, incluye a la vez mandamientos que deben obedecerse. Los proverbios de Dios no se limitan solo a este libro (vea Gén 10:9; 1Sa 10:12; 1Sa 24:13; Jer 31:29; Eze 12:22; Eze 18:2). Salomón. Vea la Introducción: Autor y fecha. Cuando Salomón llegó a ser rey de Israel, buscó y recibió sabiduría y conocimiento de parte del Señor (2Cr 1:7-12), lo que le trajo riquezas, honor y fama.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Estos versículos forman el prólogo, en el que el lector es llamado a un estudio serio para su propio beneficio. Con unas breves palabras, se introduce a: 1) el género de literatura (v. Pro 1:1), 2) un claro doble propósito (vv. Pro 1:2-6), y 3) un lema de gran importancia (v. Pro 1:7).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO UNIDO (1 de Samuel 8-31; 2 de Samuel; 1 de Reyes 1-11; 1 de Crónicas; 2 de Crónicas 1-9; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares)
II. El libro de Proverbios.
Introducción:
1. Un proverbio es una frase breve que expresa la experiencia de la vida.
2. Son varios los autores del libro de Proverbios.
a. Salomón (Pro 1:1-33 — Pro 24:1-34). Se nos dice en 1Re 4:32 que él escribió tres mil proverbios y compuso más de mil himnos o cantos. Sin embargo, los capítulos Pro 1:1-33 — Pro 24:1-34 contienen sólo una parte de esa cantidad.
b. Los varones de Ezequías (Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27).
c. Agur (Pro 30:1-33).
d. Lemuel (Pro 31:1-31).
3. El libro nos presenta la enseñanza mediante la figura de un hombre joven que inicia su camino en la vida. Recibe la primera lección en Pro 1:7. Dos escuelas le buscan y le envían información sobre sus programas de estudios. Una es la escuela de la sabiduría y la otra es la escuela de los necios o insensatos.
4. La palabra clave en Proverbios es, por supuesto, sabiduría.
a. La sabiduría protegerá a sus discípulos (Pro 2:8).
b. La sabiduría los dirigirá (Pro 3:5-6).
c. La sabiduría los perfeccionará (Pro 4:18).
5. Hay varios pasajes clásicos en este libro.
a. Las advertencias de la sabiduría (Pro 1:20-31).
b. Las recompensas de la sabiduría (Pro 3:5-6).
c. La energía de la sabiduría (Pro 6:6-11).
d. La ramera impía (Pro 7:1-27).
e. La esposa virtuosa (Pro 31:10-31).
f. El Salvador soberano (Pro 8:22-31).
g. Quince hechos famosos (Pro 30:18-31).
h. El rebelde desenfrenado (Pro 30:11-14).
6. Proverbios es equivalente en el Antiguo Testamento a la epístola de Santiago. Resulta imposible componer un bosquejo cronológico de este libro. Se consideran en él como mínimo once asuntos diferentes.
a. El buen nombre:
(1) «La memoria del justo será bendita; mas el nombre de los impíos se pudrirá» (Pro 10:7).
(2) «De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro» (Pro 22:1).
b. La juventud y la disciplina:
(1) «El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre» (Pro 10:1; Pro 17:21; Pro 17:25; Pro 19:13).
(2) «El hijo sabio recibe el consejo del padre; mas el burlador no escucha las reprensiones» (Pro 13:1).
(3) «El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige» (Pro 13:24).
(4) «Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo» (Pro 19:18).
(5) «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Pro 22:6).
(6) «La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él» (Pro 22:15; Pro 29:15; Pro 29:17).
(7) «No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol» (Pro 23:13-14).
(8) Véase Pro 23:15-25.
(9) Véase Pro 30:11-14.
c. Asuntos de negocios:
(1) «El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada» (Pro 11:1; Pro 16:11; Pro 20:10; Pro 20:23).
(2) No salgas fiador de quien no conoces bien (Pro 6:1-5; Pro 11:15; Pro 17:18).
(3) No te niegues a hacer el bien cuando puedes hacerlo (Pro 3:27).
(4) «Jehová no dejará padecer hambre al justo…» (Pro 10:3).
(5) Los perezosos pronto empobrecen, pero los diligentes disfrutan de abundancia (Pro 10:4; Pro 22:29).
(6) El empleado perezoso avergüenza al que lo envía. Es como el vinagre a los dientes o el humo a los ojos (Pro 10:26).
(7) «El que confía en las riquezas caerá…» (Pro 11:28).
(8) Es malo aceptar soborno para torcer la justicia (Pro 17:23).
(9) Aprende a trabajar primero y luego podrás edificar tu casa (Pro 24:27).
(10) «Velozmente pueden esfumarse las riquezas. La corona del rey no permanece en su familia para siempre; así, pues, vigila de cerca los intereses de tu negocio; entérate de la condición de tus rebaños y ganados. Entonces tendrás suficiente lana para vestidos y bastante leche de cabra para alimentar a todos los de tu casa después de recogido el heno y que venga la nueva cosecha y el pasto del monte sea recogido» (Pro 27:23-27, paráfrasis de La Biblia al Día).
d. Matrimonio:
(1) «Bebe el agua de tu misma cisterna…» (Pro 5:15).
(2) «... alégrate con la mujer de tu juventud» (Pro 5:18).
(3) «Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón» (Pro 11:22).
(4) «El que turba su casa heredará viento…» (Pro 11:29).
(5) «La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como carcoma en sus huesos» (Pro 12:4).
(6) «La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba» (Pro 14:1; Pro 19:13).
(7) «El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová» (Pro 18:22).
(8) «Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa» (Pro 21:9; Pro 25:24).
(9) «Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda» (Pro 21:19).
(10) «Mujer virtuosa, ¿quien la hallará?» Nota: La respuesta más detalla a esta pregunta la encontramos en el capítulo Pro 31:1-31 de Proverbios.
e. Inmoralidad:
(1) Significa burlarse de la ley de Dios (Pro 2:17).
(2) Lleva al camino de la muerte y al infierno (Pro 2:18; Pro 7:27; Pro 9:18).
(3) Contamina la conciencia (Pro 5:4).
(4) Le causa a uno gemidos de angustia y vergüenza cuando la enfermedad consume el cuerpo (Pro 5:11).
(5) Conduce a amargos remordimientos (Pro 5:12-13).
(6) Será juzgada por el Señor (Pro 5:21).
(7) Llevará al hombre a la pobreza (Pro 6:26)
(8) Abrasará el alma con tanta seguridad como el fuego abrasa la piel (Pro 6:27; Pro 6:32).
(9) Es (Pro 7:22-23):
(a) Como el buey que va al degolladero.
(b) Como el necio que va a la prisión.
(c) Como el ave que se apresura a la red.
f. Malas compañías:
(1) Rehúsalas, porque en el intento de atrapar a otros sólo se atrapan a sí mismos (Pro 1:10-19).
(2) Recházalas, «porque comen pan de maldad, y beben vinos de robos» (Pro 4:17).
(3) No las aceptes, porque su amabilidad es un engaño, sólo te quieren para su propio beneficio (Pro 23:6-8).
(4) Rehúsalas, porque el verdadero carácter del hombre se ve en los amigos que elige (Pro 27:19).
g. Sabiduría:
(1) El temor de Dios es su raíz (Pro 1:7; Pro 9:10).
(2) Ganará muchos honores (Pro 1:9).
(3) Librará de la inmoralidad (Pro 2:16).
(4) Dirigirá todos tus caminos (Pro 3:6).
(5) Da renovación, salud y vitalidad (Pro 3:8).
(6) Hará (cuando sabiamente diezmas) que tus graneros estén llenos y tus lagares rebosen de mosto (Pro 3:9-10).
(7) Es mucho mejor que la plata, el oro, y las piedras preciosas (Pro 3:14; Pro 8:11; Pro 8:19).
(8) Da largura de días, riquezas, honor, placer y paz (Pro 3:16-17; Pro 9:11).
(9) Fue el método de Dios para la creación (Pro 3:19-20).
(10) Es lo primero en la vida (Pro 4:7).
(11) Debería ser amada como como a una novia (Pro 7:4).
(12) Nos trae el favor de Dios (Pro 8:35).
h. Dominio propio:
(1) Es mejor tener dominio propio que conquistar una ciudad (Pro 16:32).
(2) Un hombre sin dominio propio empieza frecuentemente cosas que no puede terminar (Pro 25:8).
(3) El hombre sin riendas es como una ciudad sin protección (Pro 25:28).
i. Bebidas alcohólicas:
(1) Proporciona un falso valor y lleva al alboroto y la pelea (Pro 20:1).
(2) Llena el corazón de angustia y dolor (Pro 23:29).
(3) Enturbia los ojos y produce heridas (Pro 23:29).
(4) Muerde como una serpiente venenosa (Pro 23:32).
(5) Lleva a las alucinaciones y al delirium tremens (Pro 23:33).
(6) Lleva a decir estupideces (Pro 23:33).
(7) Te lleva a tambalearte como un marinero en medio del mar (Pro 23:34).
(8) Te hace que te dejes apalear sin ser consciente de ello (Pro 23:35).
(9) Hace que los líderes se olviden de sus deberes y perviertan el derecho (Pro 31:5).
j. La amistad:
(1) El amigo verdadero es fiel en todo momento y te ayuda en tiempo de necesidad (Pro 17:17).
(2) Las heridas del amigo son mejores que los besos del enemigo (Pro 27:6).
(3) Nunca abandones al amigo ni al amigo de tu padre (Pro 27:10).
(4) Los consejos del amigo son agradables como el perfume (Pro 27:9).
(5) La discusión amistosa es tan estimulante como las chispas que saltan cuando el hierro golpea al hierro (Pro 27:17).
(6) El hombre que quiera tener amigos debe ser amigo (Pro 18:24).
(7) Un amigo verdadero puede ser más íntimo que un hermano (Pro 18:24).
k. Las palabras y la lengua:
(1) Como plata escogida es la lengua del justo (Pro 10:20).
(2) El que refrena su lengua es sabio (Pro 10:19; Pro 11:12).
(3) Los labios del justo instruyen a muchos (Pro 10:21).
(4) El hipócrita daña con la boca a su prójimo (Pro 11:9).
(5) «El que anda en chismes descubre el secreto; mas el de espíritu fiel lo guarda todo» (Pro 11:13).
(6) «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina» (Pro 12:18).
(7) «El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad» (Pro 13:3).
(8) «El testigo verdadero libra las almas…» (Pro 14:25).
(9) «La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor» (Pro 15:1).
(10) «La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu» (Pro 15:4).
(11) «… y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!» (Pro 15:23).
(12) «El corazón del justo piensa para responder…» (Pro 15:28).
(13) «Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos» (Pro 16:24).
(14) «El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos» (Pro 16:28; Pro 17:9).
(15) «El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda antes que se enrede» (Pro 17:14).
(16) El que tiene entendimiento ahorra sus palabras (Pro 17:27).
(17) Las palabras del chismoso producen heridas (Pro 18:8).
(18) Es una necedad y una vergüenza responder antes de escuchar (Pro 18:13).
(19) «La muerte y la vida están en poder de la lengua…» (Pro 18:21).
(20) «… y el que habla mentiras no escapará» (Pro 19:5 b).
(21) «Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene» (Pro 25:11).
(22) «Con larga paciencia se aplaca el príncipe, y la lengua blanda quebranta los huesos» (Pro 25:15).
(23) «El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno es como el que toma al perro por las orejas» (Pro 26:17).
(24) «Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda» (Pro 26:20).
(25) «Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos» (Pro 27:2).
l. Varios grupos de proverbios:
(1) Siete cosas que Dios aborrece (Pro 6:16-19)
(a) Los ojos altivos.
(b) La lengua mentirosa.
(c) Las manos derramadoras de sangre inocente.
(d) El corazón que maquina pensamientos inicuos.
(e) Los pies presurosos para correr al mal.
(f) El testigo falso que habla mentira.
(g) El que siembra discordia entre hermanos.
(2) Cuatro cosas que nunca se sacian (Pro 30:15-16):
(a) El sepulcro.
(b) La mujer estéril.
(c) La tierra falta de agua.
(d) El fuego.
(3) Cuatro cosas asombrosas y misteriosas (Pro 30:18-19):
(a) El rastro del águila en el aire.
(b) El rastro de la culebra sobre la peña.
(c) El rastro de un barco en el mar.
(d) El rastro de un hombre en la doncella.
(4) Cuatro tipos de gente que son insoportables (Pro 30:21-23):
(a) El esclavo que llega a ser rey.
(b) El necio que se sacia de pan.
(c) La mujer odiada que se casa.
(d) La criada que toma el lugar de la señora.
(5) Cuatro animalitos pequeños pero sabios (Pro 30:24-28):
(a) Las hormigas, no son fuertes pero aseguran su comida en el verano.
(b) Los conejos, animales débiles que se protegen viviendo en las rocas.
(c) Las langostas, que sin tener rey marchan en orden perfecto.
(d) La araña, fácil de atrapar y matar, pero que se encuentran hasta en los palacios reales.
(6) Cuatro monarcas majestuosos (Pro 30:29-31):
(a) El león, fuerte entre los animales que no retrocede ante nada.
(b) El ceñido de lomos.
(c) El macho cabrío.
(d) El rey que marcha al frente de su ejército.
(7) Dos cosas que Agur había pedido a Dios (Pro 30:7-9):
(a) Le alejara de la vanidad y la mentira.
(b) «No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.»
Además de todo esto, disponemos en el libro de una serie de pasajes muy conocidos y amados, algunos de los más importantes son;
«Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán» (Pro 1:24-28).
«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.
No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.
Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia. Con su ciencia los abismos fueron divididos, y destilan rocío los cielos.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la ley y el consejo, y serán vida a tu alma, y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino confiadamente, y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere, porque Jehová será tu confianza, y él preservará tu pie de quedar preso» (Pro 3:5-6, Pro 3:9-12, Pro 3:19-26).
«Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos» (Pro 6:16-19).
«Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su tierra; y mis delicias son con los hijos de los hombres» (Pro 8:22-31).
«El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio» (Pro 11:30).
«Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte. La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones» (Pro 14:12, Pro 14:34).
«Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados. Cuando los caminos del hombres son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él. Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu» (Pro 16:3, Pro 16:7, Pro 16:18).
«Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado» (Pro 18:10).
«Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal. Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, y cuando tropezare, no se alegre tu corazón. No seas sin causa testigo contra tu prójimo, y no te lisonjees con tus labios. No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra» (Pro 24:16-17, Pro 24:28-29).
«Como diente roto y pie descoyuntado es la confianza en el prevaricador en tiempo de angustia. El que canta canciones al corazón afligido es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre. Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará» (Pro 25:19-22).
«No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día» (Pro 27:1).
«El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia» (Pro 28:13).
«El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina. Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado» (Pro 29:1, Pro 29:18).
«¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes? «Toda palabra de Dios es limpia; el es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso. Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
Hay generación que maldice a su padre y a su madre no bendice. Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado de su inmundicia. Hay generación cuyos ojos son altivos y cuyos párpados están levantados en alto. Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres» (Pro 30:4-9, Pro 30:11-14).
«Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada» (Pro 31:10-12, Pro 31:28, Pro 31:30).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO UNIDO (1 de Samuel 8-31; 2 de Samuel; 1 de Reyes 1-11; 1 de Crónicas; 2 de Crónicas 1-9; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares)
II. El libro de Proverbios.
Introducción:
1. Un proverbio es una frase breve que expresa la experiencia de la vida.
2. Son varios los autores del libro de Proverbios.
a. Salomón (Pro 1:1-33 — Pro 24:1-34). Se nos dice en 1Re 4:32 que él escribió tres mil proverbios y compuso más de mil himnos o cantos. Sin embargo, los capítulos Pro 1:1-33 — Pro 24:1-34 contienen sólo una parte de esa cantidad.
b. Los varones de Ezequías (Pro 25:1-28; Pro 26:1-28; Pro 27:1-27; Pro 28:1-28; Pro 29:1-27).
c. Agur (Pro 30:1-33).
d. Lemuel (Pro 31:1-31).
3. El libro nos presenta la enseñanza mediante la figura de un hombre joven que inicia su camino en la vida. Recibe la primera lección en Pro 1:7. Dos escuelas le buscan y le envían información sobre sus programas de estudios. Una es la escuela de la sabiduría y la otra es la escuela de los necios o insensatos.
4. La palabra clave en Proverbios es, por supuesto, sabiduría.
a. La sabiduría protegerá a sus discípulos (Pro 2:8).
b. La sabiduría los dirigirá (Pro 3:5-6).
c. La sabiduría los perfeccionará (Pro 4:18).
5. Hay varios pasajes clásicos en este libro.
a. Las advertencias de la sabiduría (Pro 1:20-31).
b. Las recompensas de la sabiduría (Pro 3:5-6).
c. La energía de la sabiduría (Pro 6:6-11).
d. La ramera impía (Pro 7:1-27).
e. La esposa virtuosa (Pro 31:10-31).
f. El Salvador soberano (Pro 8:22-31).
g. Quince hechos famosos (Pro 30:18-31).
h. El rebelde desenfrenado (Pro 30:11-14).
6. Proverbios es equivalente en el Antiguo Testamento a la epístola de Santiago. Resulta imposible componer un bosquejo cronológico de este libro. Se consideran en él como mínimo once asuntos diferentes.
a. El buen nombre:
(1) «La memoria del justo será bendita; mas el nombre de los impíos se pudrirá» (Pro 10:7).
(2) «De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro» (Pro 22:1).
b. La juventud y la disciplina:
(1) «El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre» (Pro 10:1; Pro 17:21; Pro 17:25; Pro 19:13).
(2) «El hijo sabio recibe el consejo del padre; mas el burlador no escucha las reprensiones» (Pro 13:1).
(3) «El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige» (Pro 13:24).
(4) «Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo» (Pro 19:18).
(5) «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Pro 22:6).
(6) «La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él» (Pro 22:15; Pro 29:15; Pro 29:17).
(7) «No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol» (Pro 23:13-14).
(8) Véase Pro 23:15-25.
(9) Véase Pro 30:11-14.
c. Asuntos de negocios:
(1) «El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada» (Pro 11:1; Pro 16:11; Pro 20:10; Pro 20:23).
(2) No salgas fiador de quien no conoces bien (Pro 6:1-5; Pro 11:15; Pro 17:18).
(3) No te niegues a hacer el bien cuando puedes hacerlo (Pro 3:27).
(4) «Jehová no dejará padecer hambre al justo…» (Pro 10:3).
(5) Los perezosos pronto empobrecen, pero los diligentes disfrutan de abundancia (Pro 10:4; Pro 22:29).
(6) El empleado perezoso avergüenza al que lo envía. Es como el vinagre a los dientes o el humo a los ojos (Pro 10:26).
(7) «El que confía en las riquezas caerá…» (Pro 11:28).
(8) Es malo aceptar soborno para torcer la justicia (Pro 17:23).
(9) Aprende a trabajar primero y luego podrás edificar tu casa (Pro 24:27).
(10) «Velozmente pueden esfumarse las riquezas. La corona del rey no permanece en su familia para siempre; así, pues, vigila de cerca los intereses de tu negocio; entérate de la condición de tus rebaños y ganados. Entonces tendrás suficiente lana para vestidos y bastante leche de cabra para alimentar a todos los de tu casa después de recogido el heno y que venga la nueva cosecha y el pasto del monte sea recogido» (Pro 27:23-27, paráfrasis de La Biblia al Día).
d. Matrimonio:
(1) «Bebe el agua de tu misma cisterna…» (Pro 5:15).
(2) «... alégrate con la mujer de tu juventud» (Pro 5:18).
(3) «Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón» (Pro 11:22).
(4) «El que turba su casa heredará viento…» (Pro 11:29).
(5) «La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como carcoma en sus huesos» (Pro 12:4).
(6) «La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba» (Pro 14:1; Pro 19:13).
(7) «El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová» (Pro 18:22).
(8) «Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa» (Pro 21:9; Pro 25:24).
(9) «Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda» (Pro 21:19).
(10) «Mujer virtuosa, ¿quien la hallará?» Nota: La respuesta más detalla a esta pregunta la encontramos en el capítulo Pro 31:1-31 de Proverbios.
e. Inmoralidad:
(1) Significa burlarse de la ley de Dios (Pro 2:17).
(2) Lleva al camino de la muerte y al infierno (Pro 2:18; Pro 7:27; Pro 9:18).
(3) Contamina la conciencia (Pro 5:4).
(4) Le causa a uno gemidos de angustia y vergüenza cuando la enfermedad consume el cuerpo (Pro 5:11).
(5) Conduce a amargos remordimientos (Pro 5:12-13).
(6) Será juzgada por el Señor (Pro 5:21).
(7) Llevará al hombre a la pobreza (Pro 6:26)
(8) Abrasará el alma con tanta seguridad como el fuego abrasa la piel (Pro 6:27; Pro 6:32).
(9) Es (Pro 7:22-23):
(a) Como el buey que va al degolladero.
(b) Como el necio que va a la prisión.
(c) Como el ave que se apresura a la red.
f. Malas compañías:
(1) Rehúsalas, porque en el intento de atrapar a otros sólo se atrapan a sí mismos (Pro 1:10-19).
(2) Recházalas, «porque comen pan de maldad, y beben vinos de robos» (Pro 4:17).
(3) No las aceptes, porque su amabilidad es un engaño, sólo te quieren para su propio beneficio (Pro 23:6-8).
(4) Rehúsalas, porque el verdadero carácter del hombre se ve en los amigos que elige (Pro 27:19).
g. Sabiduría:
(1) El temor de Dios es su raíz (Pro 1:7; Pro 9:10).
(2) Ganará muchos honores (Pro 1:9).
(3) Librará de la inmoralidad (Pro 2:16).
(4) Dirigirá todos tus caminos (Pro 3:6).
(5) Da renovación, salud y vitalidad (Pro 3:8).
(6) Hará (cuando sabiamente diezmas) que tus graneros estén llenos y tus lagares rebosen de mosto (Pro 3:9-10).
(7) Es mucho mejor que la plata, el oro, y las piedras preciosas (Pro 3:14; Pro 8:11; Pro 8:19).
(8) Da largura de días, riquezas, honor, placer y paz (Pro 3:16-17; Pro 9:11).
(9) Fue el método de Dios para la creación (Pro 3:19-20).
(10) Es lo primero en la vida (Pro 4:7).
(11) Debería ser amada como como a una novia (Pro 7:4).
(12) Nos trae el favor de Dios (Pro 8:35).
h. Dominio propio:
(1) Es mejor tener dominio propio que conquistar una ciudad (Pro 16:32).
(2) Un hombre sin dominio propio empieza frecuentemente cosas que no puede terminar (Pro 25:8).
(3) El hombre sin riendas es como una ciudad sin protección (Pro 25:28).
i. Bebidas alcohólicas:
(1) Proporciona un falso valor y lleva al alboroto y la pelea (Pro 20:1).
(2) Llena el corazón de angustia y dolor (Pro 23:29).
(3) Enturbia los ojos y produce heridas (Pro 23:29).
(4) Muerde como una serpiente venenosa (Pro 23:32).
(5) Lleva a las alucinaciones y al delirium tremens (Pro 23:33).
(6) Lleva a decir estupideces (Pro 23:33).
(7) Te lleva a tambalearte como un marinero en medio del mar (Pro 23:34).
(8) Te hace que te dejes apalear sin ser consciente de ello (Pro 23:35).
(9) Hace que los líderes se olviden de sus deberes y perviertan el derecho (Pro 31:5).
j. La amistad:
(1) El amigo verdadero es fiel en todo momento y te ayuda en tiempo de necesidad (Pro 17:17).
(2) Las heridas del amigo son mejores que los besos del enemigo (Pro 27:6).
(3) Nunca abandones al amigo ni al amigo de tu padre (Pro 27:10).
(4) Los consejos del amigo son agradables como el perfume (Pro 27:9).
(5) La discusión amistosa es tan estimulante como las chispas que saltan cuando el hierro golpea al hierro (Pro 27:17).
(6) El hombre que quiera tener amigos debe ser amigo (Pro 18:24).
(7) Un amigo verdadero puede ser más íntimo que un hermano (Pro 18:24).
k. Las palabras y la lengua:
(1) Como plata escogida es la lengua del justo (Pro 10:20).
(2) El que refrena su lengua es sabio (Pro 10:19; Pro 11:12).
(3) Los labios del justo instruyen a muchos (Pro 10:21).
(4) El hipócrita daña con la boca a su prójimo (Pro 11:9).
(5) «El que anda en chismes descubre el secreto; mas el de espíritu fiel lo guarda todo» (Pro 11:13).
(6) «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina» (Pro 12:18).
(7) «El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad» (Pro 13:3).
(8) «El testigo verdadero libra las almas…» (Pro 14:25).
(9) «La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor» (Pro 15:1).
(10) «La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu» (Pro 15:4).
(11) «… y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!» (Pro 15:23).
(12) «El corazón del justo piensa para responder…» (Pro 15:28).
(13) «Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos» (Pro 16:24).
(14) «El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos» (Pro 16:28; Pro 17:9).
(15) «El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda antes que se enrede» (Pro 17:14).
(16) El que tiene entendimiento ahorra sus palabras (Pro 17:27).
(17) Las palabras del chismoso producen heridas (Pro 18:8).
(18) Es una necedad y una vergüenza responder antes de escuchar (Pro 18:13).
(19) «La muerte y la vida están en poder de la lengua…» (Pro 18:21).
(20) «… y el que habla mentiras no escapará» (Pro 19:5 b).
(21) «Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene» (Pro 25:11).
(22) «Con larga paciencia se aplaca el príncipe, y la lengua blanda quebranta los huesos» (Pro 25:15).
(23) «El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno es como el que toma al perro por las orejas» (Pro 26:17).
(24) «Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda» (Pro 26:20).
(25) «Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos» (Pro 27:2).
l. Varios grupos de proverbios:
(1) Siete cosas que Dios aborrece (Pro 6:16-19)
(a) Los ojos altivos.
(b) La lengua mentirosa.
(c) Las manos derramadoras de sangre inocente.
(d) El corazón que maquina pensamientos inicuos.
(e) Los pies presurosos para correr al mal.
(f) El testigo falso que habla mentira.
(g) El que siembra discordia entre hermanos.
(2) Cuatro cosas que nunca se sacian (Pro 30:15-16):
(a) El sepulcro.
(b) La mujer estéril.
(c) La tierra falta de agua.
(d) El fuego.
(3) Cuatro cosas asombrosas y misteriosas (Pro 30:18-19):
(a) El rastro del águila en el aire.
(b) El rastro de la culebra sobre la peña.
(c) El rastro de un barco en el mar.
(d) El rastro de un hombre en la doncella.
(4) Cuatro tipos de gente que son insoportables (Pro 30:21-23):
(a) El esclavo que llega a ser rey.
(b) El necio que se sacia de pan.
(c) La mujer odiada que se casa.
(d) La criada que toma el lugar de la señora.
(5) Cuatro animalitos pequeños pero sabios (Pro 30:24-28):
(a) Las hormigas, no son fuertes pero aseguran su comida en el verano.
(b) Los conejos, animales débiles que se protegen viviendo en las rocas.
(c) Las langostas, que sin tener rey marchan en orden perfecto.
(d) La araña, fácil de atrapar y matar, pero que se encuentran hasta en los palacios reales.
(6) Cuatro monarcas majestuosos (Pro 30:29-31):
(a) El león, fuerte entre los animales que no retrocede ante nada.
(b) El ceñido de lomos.
(c) El macho cabrío.
(d) El rey que marcha al frente de su ejército.
(7) Dos cosas que Agur había pedido a Dios (Pro 30:7-9):
(a) Le alejara de la vanidad y la mentira.
(b) «No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.»
Además de todo esto, disponemos en el libro de una serie de pasajes muy conocidos y amados, algunos de los más importantes son;
«Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán» (Pro 1:24-28).
«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.
No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.
Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia. Con su ciencia los abismos fueron divididos, y destilan rocío los cielos.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la ley y el consejo, y serán vida a tu alma, y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino confiadamente, y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere, porque Jehová será tu confianza, y él preservará tu pie de quedar preso» (Pro 3:5-6, Pro 3:9-12, Pro 3:19-26).
«Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos» (Pro 6:16-19).
«Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su tierra; y mis delicias son con los hijos de los hombres» (Pro 8:22-31).
«El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio» (Pro 11:30).
«Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte. La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones» (Pro 14:12, Pro 14:34).
«Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados. Cuando los caminos del hombres son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él. Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu» (Pro 16:3, Pro 16:7, Pro 16:18).
«Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado» (Pro 18:10).
«Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal. Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, y cuando tropezare, no se alegre tu corazón. No seas sin causa testigo contra tu prójimo, y no te lisonjees con tus labios. No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra» (Pro 24:16-17, Pro 24:28-29).
«Como diente roto y pie descoyuntado es la confianza en el prevaricador en tiempo de angustia. El que canta canciones al corazón afligido es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre. Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará» (Pro 25:19-22).
«No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día» (Pro 27:1).
«El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia» (Pro 28:13).
«El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina. Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado» (Pro 29:1, Pro 29:18).
«¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes? «Toda palabra de Dios es limpia; el es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso. Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
Hay generación que maldice a su padre y a su madre no bendice. Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado de su inmundicia. Hay generación cuyos ojos son altivos y cuyos párpados están levantados en alto. Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres» (Pro 30:4-9, Pro 30:11-14).
«Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada» (Pro 31:10-12, Pro 31:28, Pro 31:30).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Características literarias
Proverbios es posiblemente el libro más representativo de la tradición sapiencial. En las distintas colecciones que lo forman encontramos restos de la sabiduría más antigua de Israel y desarrollos más recientes, sabiduría profana y religiosa, sabiduría autóctona y sabiduría foránea oriental, los géneros más representativos y los temas más recurrentes.
El título del texto hebreo es mislé selomoh, es decir, Proverbios de Salomón, que la versión griega de los LXX tradujo como Paroimiai Salomontos y la Vulgata como Liber Proverbiorum. Nuestra palabra “proverbio”, herencia de la denominación greco-latina, traduce parcialmente el hebreo masal, que tiene una amplia gama de significados y, junto a expresiones más o menos sinónimas (refrán, dicho, sentencia, aforismo, epigrama), también incluye la denominación de otras formas o géneros literarios (parábola, canción, estribillo, sátira, fábula, ejemplo, etc.).
En la Biblia hebrea, Proverbios se incluye entre los Escritos, la tercera parte del canon judío, tras Salmos y Job, e inmediatamente antes de los “cinco rollos” (en hebreo meguillot), mientras que las versiones griega y latina lo sitúan tras Salmos, con los llamados “libros salomónicos” — Eclesiastés, Cantar y Sabiduría — .
La cuestión del autor es más compleja, pues el título de cabecera antes aludido (Pro 1:1) de hecho se refiere a la primera colección (Pro 1:1-33 — Pro 9:1-18). Este título se repite otras dos veces (Pro 10:1; Pro 25:1); pero en el libro aparecen también otros títulos y autores: “Dichos (palabras) de los sabios” (Pro 22:17), “También lo que sigue es de los sabios” (Pro 24:23), “Palabras de Agur” (Pro 30:1) y “Palabras de Lemuel” (Pro 31:1). Si bien tal variedad de títulos y autores es un claro indicio del carácter recopilatorio y compuesto de Proverbios, es innegable que tanto la cabecera del libro, como sus colecciones más amplias son atribuidas a Salomón. Como sucede en otros libros, es un claro caso de pseudonimia, un convencionalismo muy extendido en la literatura bíblica (y otras literaturas antiguas), consistente en atribuir un escrito a un personaje famoso de la antigüedad que no es quien realmente lo escribió. Al igual que todas las leyes se atribuían a Moisés, el legislador por excelencia, y los salmos a David, los escritos sapienciales se atribuyen a Salomón, rey de sabiduría contrastada (1Re 3:1 — Pro 5:14) y con fama de compositor de proverbios (ver 1Re 4:32). Cabe admitir que algunos dichos se remonten a su época, y tampoco hay que descartar la función de mecenazgo que sin duda Salomón ejerció durante su reinado respecto al cultivo y desarrollo de la sabiduría y las ciencias.
El género básico y predominante del libro es el dicho o sentencia simple consistente en un solo verso que constituye una unidad en sí mismo y está formado por dos hemistiquios en paralelismo; un paralelismo que en Proverbios reviste sus tres tipos más conocidos: sinonímico, antonímico o antitético y sintético. En Pro 10:1-32 — Pro 15:1-33 y Pro 28:1-28 — Pro 29:1-27 predomina el paralelismo antitético; a partir del cp. Pro 16:1-33 predomina el sinonímico. El paralelismo sintético, que frecuentemente reviste la forma de símil o comparación (como…, más vale…, mejor…), es bastante frecuente en Pro 25:1-28 — Pro 26:1-28. A veces el paralelismo se extiende a dos o más versos, dando lugar a unidades más amplias e incluso a pequeñas estrofas (ver Pro 22:17 — Pro 24:34).
El segundo género en importancia es la instrucción, particularmente frecuente en Pro 1:1-33 — Pro 9:1-18 y Pro 30:1-33 — Pro 31:1-31, un género sapiencial muy cultivado también en ámbitos extrabíblicos (las instrucciones egipcias, por ejemplo) que suele revestir formas de imperativo, exhortación, descripción o mera enseñanza, y da lugar a desarrollos más amplios.
Otras formas más infrecuentes, pero de no menor importancia, son el dicho numérico (enumeración de objetos o realidades desde esquemas numéricos, como en Pro 6:16-19; Pro 30:1-33), el poema acróstico alfabético (Pro 31:10-31; ver notas introductorias a Sal 25:1-22 y Sal 119:1-176), la etopeya (descripción del carácter y costumbres de una persona o tipo, como en Pro 23:29-35). Finalmente, también se observa en Proverbios la presencia de géneros y formas no específicamente sapienciales, tomados de otros ámbitos de la vida y de la literatura israelitas, como el enigma, el pregón, la invitación o el himno.
A partir de los datos hasta ahora recabados, tanto de los títulos y autores, como de las formas literarias predominantes, podemos identificar en Proverbios la siguiente estructura:
Título y programa (Pro 1:1-7)
I. — PRIMERA COLECCIÓN SALOMÓNICA (Pro 1:8 — Pro 9:18)
II. — PROVERBIOS DE SALOMÓN (Pro 10:1 — Pro 22:16)
III. — DICHOS DE LOS SABIOS (Pro 22:17 — Pro 24:22)
IV. — OTROS DICHOS DE LOS SABIOS (Pro 24:23-34)
V. — SEGUNDA COLECCIÓN SALOMÓNICA (Pro 25:1-28 — Pro 29:1-27)
VI. — SABIDURÍA DE AGUR (Pro 30:1-33)
VII. — SABIDURÍA DE LEMUEL (Pro 31:1-31)
2. Contexto histórico de Proverbios
La pregunta sobre la fecha de composición de Proverbios, tanto de las distintas colecciones que el libro reúne como del resultado final, nos obliga a plantearnos el análisis de la historia de la formación del libro que, en buena medida y a grandes rasgos, es coincidente con la historia de la tradición sapiencial en Israel.
Las más antiguas colecciones de Proverbios (especialmente las incluidas en Pro 10:1-32 — Pro 24:1-34) conservan aún restos inequívocos de los orígenes populares y orales de la sabiduría israelita. Esta sabiduría popular surge y se cultiva en los ámbitos de la familia, del clan y de la tribu, y probablemente se remonta a la época del asentamiento en Canaán, lo que justificaría la presencia en el libro de restos de origen cananeo que reflejan una sociedad predominantemente agrícola.
La contrastada relación de Pro 22:17 — Pro 23:14 con la Instrucción de Amenemope (obra egipcia fechada entre los años 1000-600 a. C.) nos permite fechar algunos proverbios en los inicios del primer milenio a. C., seguramente en los albores del período monárquico, al tiempo que nos confirma el carácter internacional del fenómeno sapiencial. Con la consolidación de la monarquía se asocia generalmente la aparición en Israel de una “sabiduría cortesana”: anejas al palacio y al Templo debieron surgir escuelas en las que se formaban los miembros de la familia real, jóvenes destinados a asumir responsabilidades políticas y el personal encargado de los archivos de la corte y de la administración. Estas escuelas eran, además, centros donde se cultivaba la sabiduría, la reflexión sobre la naturaleza y el modo de conducirse en la vida. Las innegables relaciones e influencias de la corte egipcia sobre la israelita abogan por un “modelo egipcio” para esta sabiduría cortesana israelita, que tuvo en Salomón a su más destacado impulsor, cultivador y mecenas.
La referencia a la actividad recopiladora (y probablemente editorial) de “los hombres de Ezequías” (Pro 25:1) no sólo nos sitúa en una concreta y contrastada fase del proceso formativo del libro, que se remonta al período monárquico tardío, sino que también nos certifica la antigüedad de la mayor parte de los materiales “coleccionados” y nos ilustra sobre un nuevo proceso consistente en la recopilación, adaptación y ampliación de los materiales antiguos, ya fueran israelitas (atribuidos a Salomón) o extranjeros (atribuidos a Agur y Lemuel).
La última fase del proceso, ya en período postexílico, contempla la incorporación del título y programa del libro (Pro 1:1-7) y de la mayor parte de la primera colección (Pro 1:8 — Pro 9:18), concebida como un amplio prólogo al cuerpo preexistente (Pro 10:1-32 — Pro 31:1-31). Este proceso debió culminar entre los siglos V-III a. C., antes de que entrara en crisis el “optimismo sapiencial” ante la doctrina de la retribución individual (e indudablemente antes del siglo II, pues Ben Sira ya conoce el libro íntegro), sin que nos sea posible concretar mucho más.
3. Perspectivas teológicas
La sabiduría es un concepto que cubre una amplísima gama de connotaciones y sentidos, desde la habilidad y la destreza del artesano en la ejecución de las obras manuales, hasta la capacidad y la madurez de orden intelectual, pasando por el arte y el acierto de desenvolverse con éxito en todos los ámbitos de la vida: en la esfera privada y en la pública, en la familia y en la sociedad, en el trabajo y en los negocios, en lo profano y en lo religioso…
El sabio israelita tenía el convencimiento de que la vida y la creación entera se rigen por unas leyes y unos principios secretos, cuya causa última está en Dios, pues él ha creado el mundo con un orden fundamental, que el sabio ha de investigar y desentrañar, para adecuar su conducta a dicho orden y obtener los resultados derivados de su pleno dominio. De ahí la constante invitación que hacen los sabios a sus discípulos para que descubran el sentido profundo de las cosas, el orden latente en la creación, para adaptarse a él y perpetuarlo. Pues, a la postre, el conocimiento y dominio de tal orden secreto, es la clave de acceso a la sabiduría, a la felicidad y al éxito.
Sin embargo, esta dimensión cosmológica tenía inmediatas consecuencias antropológicas y sociales: la conducta sabia y coherente con el “orden cósmico”, además de contribuir a la propia autorrealización, fortalecía necesariamente el orden social; por el contrario, una conducta necia, no sólo era “desordenada”, sino que degradaba al individuo y minaba el equilibrio y las convenciones sociales.
También se percibe en Proverbios una clara preocupación ética, como se desprende de la frecuente identificación del sabio con el justo y del necio con el malvado o el impío. Esta dimensión ética estaba basada en un principio estricto de retribución, según el cual toda conducta sabia-justa llevaba al éxito (concebido como bienestar o felicidad), mientras que la conducta necia-malvada conducía al fracaso (destrucción y muerte). Por eso, se exigía al aspirante a sabio-justo el cultivo de determinados valores individuales (como la obediencia, la disciplina, el autocontrol, la honradez, el trabajo diligente) y otros sociales (como el amor filial, la justicia, la generosidad con el pobre, etc.), al tiempo que se le ponía en guardia contra los modelos perniciosos de conducta (el adulterio, la embriaguez, la pereza, la violencia pendenciera, la charlatanería, etc.).
Finalmente, también se observa en Proverbios un proceso creciente de teologización de la sabiduría, proceso al que contribuyen algunos destacados elementos y conceptos:
a) En las colecciones más recientes como Pro 1:1-33 — Pro 9:1-18 (pero también a veces en las más antiguas, como Pro 10:1-32 — Pro 22:1-29), se introduce el concepto de respeto del Señor (o al Señor), en algunas ocasiones para reinterpretar antiguos proverbios de corte laico (Pro 14:27 y Pro 13:14; Pro 15:16 y Pro 16:8; Pro 17:1), en otras incluyéndolo como condición indispensable para adquirir la sabiduría y acceder a sus beneficios (Pro 10:27; Pro 14:26; Pro 15:33; Pro 22:4). Y aunque esta noción de “respeto del Señor” aparece con una clara dimensión pragmática, reforzando la confianza en la doctrina de la retribución, también introduce una dimensión transcendente que ofrece al ser humano un conocimiento superior y más hondo de la realidad creada.
b) No son infrecuentes los dichos que tratan de rebajar y corregir el “optimismo sapiencial” que hacía confiar casi absolutamente en las posibilidades de éxito de la sabiduría humana con referencias directas a la intervención de Dios como fuente y garante del quehacer sapiencial. En esta perspectiva, la sabiduría es don divino que premia o culmina los esfuerzos humanos (ver Pro 16:1; Pro 16:9; Pro 16:33; Pro 19:21; Pro 21:30-31).
c) Posiblemente el último eslabón de este proceso de evolución teológica que se advierte en Proverbios sea la personificación de la sabiduría, uno de los rasgos más característicos y exclusivos de la primera colección (Pro 1:1-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18). La sabiduría ya no es tanto una enseñanza transmitida, un método de búsqueda o un conocimiento adquirido, cuanto “alguien” que sale al encuentro del ser humano, lo invita y le ofrece sus mejores y más preciados dones, ya sea como maestra, como profetisa, o como dama distinguida (Pro 1:20-33; Pro 8:4-21; Pro 8:32-34; Pro 9:4-6). Pero hay otro texto en que, además de personificada, la sabiduría aparece estrechamente asociada a la divinidad e incluso con rasgos divinos: se trata de Pro 8:22-36 donde la sabiduría se presenta en primera persona, como criatura privilegiada de Dios, tomando parte activa en la obra de la creación y habitando en medio de los seres humanos para llevarlos a Dios.
En conclusión, si en los estratos más antiguos de Proverbios se advertía un interés sapiencial por conocer y desentrañar el orden cósmico de la realidad creada, a fin de garantizar en armonía con él la autorrealización personal y el orden social, los estratos más recientes nos remiten de nuevo a la teología de la creación, presidida ahora por la función “co-creadora”, mediadora y ejemplar de la sabiduría de Dios.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Pro 10:1; Pro 25:1; Ecl 1:1; Sof 1:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— Salomón: El recurso a la pseudonimia es habitual en el AT y en la literatura judeocristiana extrabíblica. Salomón aparece en la tradición israelita como autor de otros libros sapienciales (Eclesiastés, Sabiduría), seguramente por influencia de 1Re 4:32.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Introduccion
Estos versículos constituyen la introducción del libro mismo respecto a su naturaleza y propósito. El contenido del libro como un todo puede describirse como proverbios, que tiene las dos formas principales completamente distintas observadas en la introducción. Esto de por sí muestra que “proverbio” en el heb. es una palabra de aplicación más amplia y más variada que proverbio en español. Pa ra algunos idiomas un proverbio es un medio de comparación. Sin embargo, la Biblia usa la palabra más ampliamente. En distintos pasajes puede referirse a: un oráculo profético (Núm. 23:7), una lección objetiva (Deut. 28:37), un refrán (1 Sam. 10; 12), un discurso poético (Job 27:1) y otras formas de expresión. Sugiere así algo más intenso, vigoroso y provocativo que un dicho directo.
El v. 6 describe el contenido del libro como los proverbios y los dichos profundos, las palabras de los sabios y sus enigmas. Esto llama la atención a dos rasgos de la enseñanza de Prov. A menudo está emitida de manera enigmática más bien que directa; esto hace que el oyente piense. También refleja el hecho de que el libro a menudo trata cuestiones profundas.
El encabezamiento Los proverbios de Salomón introduce al libro en su totalidad, pero no indica que Salomón fuese el autor de todo su material (ver 24:23; 25:1; 30:1; 31:1). Más bien hace una declaración respecto a la autoridad de todo el libro como una colección de verdadera sabiduría salomónica; porque Salomón es la gran personificación bíblica de la sabiduría (ver 1 Rey. 3-4). Lo que el libro contiene es la clase de sabiduría que él enseñaba y personificaba. No sabemos si partes del libro en particular eran obra suya. En realidad no sabemos nada en cuanto a cuándo fueron escritas diferentes partes del libro (salvo que fue entre 2000 y 200 a. de J.C.) pero su significado no radica en esta clase de información. Tiene que ver con cuestiones humanas diarias, para todas las edades.
En el v. 1 se describe a Salomón como hijo de David, rey de Israel (cf. Ecl. 1:1). Ecl. continúa haciendo de Salomón su modelo, porque como rey él hubiera estado en una posición única para hacer las declaraciones en Ecl. 1:12-2:11. En forma paralela los sermones en Prov. 1-9 pueden tener a Salomón como su modelo implícito; expresan la clase de principios que un rey como Salomón debió haber sido lo suficientemente sabio para vivirlos. ¡Allí hay una ironía!
La introducción continúa declarando el propósito del libro, y al hacerlo ofrece un glosario de términos técnicos de la sabiduría.
En el v. 2, sabiduría significa primeramente el saber práctico o destreza que logra las cosas (ver 30:24-28), aunque llega a ser una disciplina más abstracta que se ocupa de profundas cuestiones teológicas (ver 8:22-31). Disciplina o “instrucción” (la misma palabra en el v. 8) nos recuerda que la sabiduría no se adquiere a bajo precio o sin dolor: implica sumisión (cf. 3:11; 6:23; 13:1, 24). Así, “reprensión” (1:23, 25, 30) a menudo acompaña a la disciplina o “instrucción” (ver 3:11; 5:12; 6:23; 10:17). Comprender los dichos de inteligencia implica la habilidad de analizar, el discernimiento para ver detrás de las cosas, o leer entre líneas, y la dis criminación para tomar decisiones a la luz de ello (cf. v. 6).
La vinculación de la sabiduría con la justicia (3) muestra de nuevo su preocupación práctica: la palabra sugiere tener buen juicio. Prudencia en el v. 4 es una palabra diferente, que significa “sagacidad”, la capacidad de hacer que la gente haga lo que usted quiere, sin ser usted mismo engañado (ver 22:3; también Gén. 3:1 en un mal sentido). Conocimiento puede referirse a conocer los hechos y a las personas, pero coincide con reconocimiento, y así con compromiso: une a la teoría y a la práctica (ver 1:22, 29; 3:6). “Conocimiento de Dios” (2:5) está así más estrechamente ligado con la obediencia a Dios que con tener una experiencia personal de Dios. Sagacidad sugiere el ingenio de la persona práctica que sabe cómo lograr que las co sas se hagan, y no se detiene ante un problema; en un mal sentido, denota urdir tretas (12:2).
En el v. 5, saber viene del verbo “tomar”, e insinúa el esfuerzo implicado en entender algo, y a la receptividad requerida por la sabiduría. La misma palabra se traduce “persuasión” en un contexto llamativo en 7:21. Habilidades viene de la palabra para cuerdas, y sugiere pericia en dirigir su camino a través de la vida con sus tormentas (ver 24:6).
La introducción del libro especifica también a quiénes se dirige. Los ingenuos (4) son los jóvenes carentes de instrucción, que están en peligro de ser cándidos, crédulos, fáciles de conducir y felices de ser como son (ver v. 10 “persuadir” es un verbo relacionado, y sugiere extraviar al crédulo; también 1:22, 32; 14:15). Pero la enseñanza de Prov. no es algo que los sabios y los entendidos pierdan con el tiempo (5). La palabra para entendido está relacionada con las expresiones para comprender los dichos de inteligencia en el v. 2 (ver el comentario sobre ellas). El sabio y entendido sabe que la mayoría de las personas tiene por lo general mayor necesidad de actuar en base a viejas verdades que en descubrir nuevas.
En contraste, los individuos se vuelven insensatos (7) cuando no están dispuestos a aprender, o se complacen en su confianza de que todo terminará bien, o cuando vuelven su espalda a las viejas verdades básicas (ver 1:32; 12:15; 17:12; 27:3, 22).
Unos destinatarios más del libro aparecen en el v. 22: “burladores”. La palabra sugiere a gente que siempre tiene su boca y no sus oídos abiertos; ya lo saben todo y no tienen necesidad de escuchar a ninguno. Son arrogantes, imposibles de ser enseñados y antipáticos (cf. 9:7, 8; 13:1; 15:12; 21:24).
Finalmente, la introducción revela la compañía que tiene la sabiduría, dejando en claro que el conocimiento y la toma pragmática de decisiones no obran por sí mismos. Primero, van juntos con la moral (3b). Justicia, derecho y equidad es la preocupación característica de los profetas. Los tres vuelven a estar juntos en 2:9 y en 8:6, 20.
Segundo, van juntos con la fe (7; cf. 9:10 al otro extremo de la colección de sermones y 31:30 al otro extremo del libro). El temor de Jehovah sugiere reverencia y respeto que producen obediencia (cf. v. 29, con el comentario sobre conocimiento arriba); no implica tener miedo a Dios. Jehovah es el Dios especialmente revelado a Israel. Prov. no hace referencia a las cosas específicas de la fe de Is rael, pero el usar el nombre de Dios distintivamente israelita implica que se refiere a esta fe. Su sabiduría es el sentido común que toma a esta fe con su estructura básica. El principio del conocimiento quiere decir su “fundamento”, porque uno nunca deja de necesitarlo. Prov. asume que usted no puede tomarle sentido al mundo o vivir una vida plena y exitosa a menos que vea a Dios detrás e implicado en él, y busque entenderlo de Dios con re verencia y humildad.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
1.1 Mientras el libro de los Salmos es para una vida devocional, el de Proverbios es para la vida diaria. Proverbios da sugerencias prácticas para una vida eficaz. Este libro no solo es una colección de dichos hogareños, contiene consejos espirituales profundos extraídos de la experiencia. Un proverbio es una frase corta y sabia, fácil de aprender y llama a una persona a actuar. No argumenta sobre criterios espirituales ni morales básicos, supone que ya los tenemos. El libro de Proverbios se enfoca en Dios (carácter, obras y bendiciones) y nos dice cómo vivir en relación íntima con El.1.1 Salomón, el tercer rey de Israel, hijo del gran rey David, reinó durante la época de oro de Israel. Cuando Dios le dijo que le concedería cualquier cosa que deseara, pidió un corazón entendido (1Ki 3:5-14). A Dios le agradó esta petición y no solo le dio sabiduría, sino también grandes riquezas, poder y una era de paz. Salomón construyó el glorioso templo de Jerusalén (1 Reyes 6) y escribió la mayor parte del libro de Proverbios. Su perfil se encuentra en 1 Reyes 4.1.6 «Dichos profundos» son los que dejan interrogantes.1.7 Uno de los tipos de individuos más molestos es el sabelotodo, alguien que tiene una opinión dogmática acerca de todo, cerrado a cualquier novedad, se irrita con la disciplina y se niega a aprender. Salomón llama insensato a esta clase de individuo. No sea un sabelotodo. En cambio, sea receptivo al consejo de otros, sobre todo a los que lo conocen bien y que le pueden dar consejos valiosos. Logre aprender de otros. Recuerde, solo Dios lo sabe todo.1.7-9 En esta era de información, el conocimiento es abundante, pero hay falta de sabiduría. Sabiduría significa mucho más que simplemente saber mucho. Es una actitud básica que influye en cada aspecto de la vida. El fundamento de la sabiduría es temer a Dios: honrarlo y respetarlo, vivir maravillados por su poder y obedecer su Palabra. La fe en Dios debe ser la base para su comprensión del mundo, sus actitudes y sus acciones. Confíe en Dios y El lo hará profundamente sabio.1.8 Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras. Esto es especialmente cierto en casa. Los niños aprenden valores, moral y prioridades al observar todos los días cómo actúan y reaccionan sus padres. Si estos muestran una profunda reverencia y dependencia en Dios, los niños captarán esas actitudes. Permítales que vean su reverencia por Dios. Enséñeles a vivir con rectitud al darle a la adoración un lugar importante en su familia y al leer la Biblia juntos.1.10-19 El pecado atrae porque ofrece una vía rápida hacia la prosperidad y nos hace sentir como si fuéramos uno de la multitud. Cuando nos dejamos llevar por los demás y nos negamos a escuchar la verdad, nuestros apetitos se vuelven en amos y haremos cualquier cosa para satisfacerlos. Pero el pecado, si bien es atractivo, es mortal. Debemos aprender a elegir, no en base a una apariencia deslumbrante o de un placer a corto plazo, sino de acuerdo a los efectos a largo plazo. A veces esto significa evitar a quienes quieren incitarnos a realizar actividades que sabemos que son malas. No podemos ser amigos del pecado sin esperar que se afecte nuestra vida.1.19 Darse a la codicia es una de las trampas seguras de Satanás. Comienza cuando planta la sugerencia de que no podemos vivir sin cierta posesión o más dinero. Luego ese deseo aviva su propio fuego hasta convertirse en una obsesión que lo consume todo. Pídale a Dios sabiduría para reconocer cualquier deseo codicioso antes de que lo destruya. Dios le ayudará a superarlo.1.20 La ilustración de la sabiduría clamando en las calles es una personificación, una figura literaria para hacer que la sabiduría cobre vida para nosotros. La sabiduría no es un ser aislado, es la mente de Dios revelada. Al leer acerca del ministerio terrenal de Jesucristo, vemos la sabiduría en plena acción. A fin de comprender la forma en que podemos volvernos sabios, debemos escuchar a la sabiduría que nos llama e instruye en el libro de Proverbios (véase el cuadro del capítulo 14). Para leer el llamado de la sabiduría en el Nuevo Testamento, véanse 2Ti 1:7 y Jam 1:5. Asegúrese de no rechazar el ofrecimiento de sabiduría que Dios le hace.1.22 En el libro de Proverbios, «simples» e insensatos no son los que tienen deficiencias mentales, sino deficiencias del carácter (tales como rebelión, haraganería o ira). El insensato no es demente, sino incapaz de reconocer lo justo de lo injusto, el bien del mal.1.23-28 Dios desea mucho abrir su corazón y comunicarnos sus pensamientos. Para recibir su consejo, debemos estar dispuestos a escuchar. No podemos permitir que la soberbia obstaculice nuestro camino. La soberbia es pensar que nuestra sabiduría y nuestros deseos son superiores a los de Dios. Si pensamos que sabemos más que El o sentimos que no necesitamos su dirección, hemos caído en una soberbia necia y desastrosa.1.31, 32 Muchos proverbios señalan que el «fruto de su camino» será las consecuencias que la gente experimentará en esta vida. Ante la disyuntiva de elegir la sabiduría de Dios o persistir en independencia rebelde, muchos deciden seguir solos. Los problemas que tales personas se crean terminarán destruyéndolos. No pase por alto el consejo de Dios, aun cuando este sea doloroso para el presente. Le guardará de mayor dolor en el futuro.COMPRENSION DE LOS PROVERBIOSMuy a menudo, los proverbios se escriben en forma de versos pareados. Estos se crearon de tres modos:Contrastantes : El significado y la aplicación se debe a la diferencia o contraste existente entre los dos enunciados del proverbio. Palabras clave : «mas» : 10.6; 15.25, 27Comparativos : El significado y la aplicación se debe a las similitudes o la comparación existente entre los dos enunciados del proverbio. Palabras clave : «como» «mejor/que» : 10.26; 15.16, 17; 25.25Complementarios : El significado y la aplicación se debe a la forma en que el segundo enunciado completa al primero. Palabras clave : «y» : 10.18; 15.23
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Título O: “Expresiones Proverbiales”. Heb.: Misch·léh; gr.: Pa·roi·mí·ai; lat.: Lí·ber Pro·ver·bi·ó·rum Sa·lo·mó·nis. En heb. este libro deriva su nombre de su palabra de apertura. Véase Núm 23:7.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 1Re 4:32; Ecl 12:9
b 1 Pro 10:1; Pro 25:1; Mat 12:42
c 2 2Sa 12:24; 1Re 2:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
proverbios de Salomón. Véase la Vista Panorámica
Fuente: La Biblia de las Américas
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE PROVERBIOS
AUTOR: Salomón y otrosFecha: 950-700 a.C.
Paternidad literaria Según 1Re 4:32, Salomón compuso 3.000 proverbios y 1.005 cantares. Escribió la mayoría de los proverbios que aparecen en este libro. La sección comprendida en Pro 1:1 –Pro 9:18 es atribuida a él como lo son las secciones Pro 10:1 –Pro 22:16 y Pro 25:1 –Pro 29:27, si bien los proverbios en la sección final fueron seleccionados de la colección de Salomón hecha por una comisión de varones designada con ese fin por Ezequías (Pro 25:1). Nada se sabe de Agur, el autor del capítulo Pro 30:1-33, ni de Lemuel, autor del capítulo Pro 31:1-31.
Características El vocablo hebreo traducido «proverbio» significa una comparación y llegó a usarse para cualquier pronunciamiento sabio o moralista (cp. Eze 18:2; Sal 49:4). Muchos proverbios son parábolas sintetizadas. Los dichos en este libro forman una biblioteca de instrucción tocante a cómo vivir una vida piadosa aquí en la tierra y cómo tener la seguridad de que se recibirán galardones en la vida futura. De modo que estos proverbios no son tanto dichos populares como un extracto de la sabiduría de quienes conocían la ley de Dios.
Este tipo de literatura se remonta en su forma escrita hasta cerca del año 2.700 a.C. en Egipto. La sección Pro 22:17 – Pro 24:34 es similar a los proverbios de un escritor egipcio, Amenemopé, quien al parecer antecede a Salomón.
Contenido Si bien el tema presente a través del libro es la sabiduría necesaria para la vida, las enseñanzas específicas más destacadas tratan de la necedad, el pecado, la bondad, la riqueza, la pobreza, la lengua, el orgullo, la humildad, la justicia, la venganza, la discordia, la glotonería, el amor, la concupiscencia, la pereza, los amigos, la familia, la vida, y la muerte. Se mencionan casi todos los aspectos de las relaciones humanas y las enseñanzas de este libro son aplicables a todos los hombres en todo lugar.
BOSQUEJO DE PROVERBIOS
I) INTRODUCCIÓN, Pro 1:1-7
A) El autor, Pro 1:1
B) El propósito, Pro 1:2-6
C) El tema, Pro 1:7
II) Los preceptos de la sabiduría, Pro 1:8 – Pro 9:18
A) Huye de la mala compañía, Pro 1:8-19
B) Presta atención al consejo de la sabiduría, Pro 1:20-33
C) Huye de la adúltera, Pro 2:1-22
D) Confía en Dios y hónrale, Pro 3:1-12
E) Considera el valor de la sabiduría, Pro 3:13-20
F) Sé bondadoso y generoso con otros, Pro 3:21-35
G) Adquiere sabiduría, Pro 4:1-9
H) Huye de la mala compañía, Pro 4:10-19
I) Ten cuidado de ti mismo, Pro 4:20-27
J) Desecha la concupiscencia, Pro 5:1-23
K) Evita salir fiador, Pro 6:1-5
L) Elude la pereza, Pro 6:6-19
M) Huye del adulterio, Pro 6:20-35
N) Huye de la ramera, Pro 7:1-27
O) Contraste entre la sabiduría y la insensatez, Pro 8:1 – Pro 9:18
1. Las cualidades de la sabiduría, Pro 8:1-21
2. El origen de la sabiduría, Pro 8:22-31
3. El hombre sabio, Pro 8:32-36
4. La mujer insensata, Pro 9:1-18
III) Los proverbios de Salomón, Pro 10:1 – Pro 24:34
A) Proverbios que contrasten vidas justas y vidas inicuas, Pro 10:1 – Pro 15:33
B) Proverbios que exhortan a la vida piadosa, Pro 16:1 – Pro 22:16
C) Proverbios tocante a prácticas diversas, Pro 22:17 – Pro 23:35
D) Proverbios tocante a varias clases de personas, Pro 24:1-34
IV) Los proverbios de Salomón copiados por los varones de Ezequías, Pro 25:1 – Pro 29:27
A) Proverbios tocante a las relaciones con otros, Pro 25:1 – Pro 26:28
1. Con los reyes, Pro 25:1-7
2. Con el prójimo, Pro 25:8-20
3. Con los enemigos, Pro 25:21-24
4. Con uno mismo, Pro 25:25 – Pro 26:2
5. Con los necios, Pro 26:3-12
6. Con el perezoso, Pro 26:13-16
7. Con el chismoso, Pro 26:17-28
B) Proverbios tocante al comportamiento, Pro 27:1 – Pro 29:27
1. Respecto a la vida, Pro 27:1-27
2. Respecto a la ley, Pro 28:1-10
3. Respecto a la riqueza, Pro 28:11-28
4. Respecto a la obstinación, Pro 29:1-27
V) Las palabras de Agur, Pro 30:1-33
A) Palabras personales, Pro 30:1-14
B) Proverbios numerales, Pro 30:15-33
VI) Las palabras de Lemuel, Pro 31:1-9
VII) La mujer virtuosa, Pro 31:10-31
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
proverbios de Salomón. Los proverbios son dichos tomados de la vida cotidiana con la intención de que sirvan como directrices para una vida exitosa. La atribución a Salomón no significa que él haya escrito todo el libro (cp. Pro 22:17; Pro 24:23; Pro 30:1; Pro 31:1), pero lo identifica como su contribuyente principal.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[2] Corrección de costumbres. La sabiduría resume el ideal que el maestro desea para el discípulo.[5] Para saber gobernarse.[12] Prov 30, 14; Sal 14 (13), 4.