El que guarda su boca guarda su vida, pero al que mucho abre sus labios le vendrá ruina.
Pro 10:19; Pro 12:13; Pro 21:23; Sal 39:1; Mat 12:36, Mat 12:37; Stg 1:26; Stg 3:2-12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
EL QUE GUARDA SU BOCA GUARDA SU ALMA. La conversación descuidada y una lengua desenfrenada pueden socavar la influencia de los seres humanos para la justicia, hacerlos pecar (Ecl 5:6) y afectar la relación de ellos con Dios (Ecl 5:7). Una persona perfecta domina cuidadosamente lo que dice (Pro 8:6-8; Stg 3:2). Se debe pedir la ayuda de Dios para dominar la lengua (véanse Sal 141:3; cf. Pro 10:14; Pro 10:19; Pro 18:7; 2Ti 3:3; Stg 3:2-13).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
— su vida: La palabra hebrea nefesh también significa “garganta”. Subyace la imagen de la boca/garganta como puerta de las interioridades del ser humano.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
e 647 Sal 39:1; Sal 141:3; Pro 21:23
f 648 Pro 10:19; Pro 12:13; Pro 18:7; Mat 12:36; Stg 1:26; Stg 3:9; Jud 1:16
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
El que guarda su boca. El habla del sabio nunca es involuntaria ni mal pensada, en contraste con el lengüilargo que tropieza con problemas.
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., la ruina es suya