Comentario de Proverbios 23:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando te sientes a comer con un gobernante, considera bien lo que está delante de ti.
Gén 43:32-34; Jud 1:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Advertencias contra la avaricia, visitar al avaro; hablar con los necios, y contra la opresión, Pro 23:1-11.
Exhortaciones a aprender sabiduría y a corregir a los hijos para su bien, Pro 23:12-14.
El gozo de maestros y padres al ver hijos sabios; y advertencias en contra de la envidia, el exceso, y el aburrimiento; y exhortaciones a comprar la verdad, honrar a los padres, y dedicar el corazón a Dios, Pro 23:15-26.
el capricho de los borrachos, Pro 23:27-35.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Una parte importante en la preparación de un cortesano es el tener buenos modales en las recepciones de estado y en las ocasiones formales. El comentario sobre cuchillo a tu garganta lo provocan dos preocupaciones:
(1) La conducta rudimentaria tenía que ser evitada a toda costa, y
(2) demasiados refinamientos reales podrían igualmente hacer a uno enfermar.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Tercera Parte.
Sentencias de los Sabios.
E n el v.17 del c.22 comienza una colección de proverbios que difiere de la anterior por su introducción, que evoca las de la primera parte a los diversos grupos de sentencias; por el tono exhortatorio, distinto de la forma de constatación de la parte precedente; por la disposición en estrofas de cuatro, cinco o más versos, que desarrollan con más amplitud una idea, como en la introducción, en lugar de las máximas sueltas, cada una con su pensamiento completo, de la colección salomónica; finalmente, por el paralelismo sinónimo, en distinción al antitético, a que nos tenía habituados la sección precedente. No obstante las afinidades indicadas con la introducción al libro, no parece provenga esta colección del mismo autor o escuela que ella, dado que la estructura y material de ambas secciones es muy diferente.
Comprende esta tercera parte dos colecciones de proverbios, la primera un poco más amplia (22:17-24:22), la segunda brevísima (24:23-24:34). Ambas colecciones presentan los mismos temas e idéntico desarrollo estrófico, lo que hace suponer un mismo origen para las dos. Aparecen separadas en los LXX por los proverbios de Agur (30:1-14).
Primera colección de los salmos (22:17-24:22).
Existe un gran parecido entre esta colección y la Doctrina de Amen-en-ope, no sólo en cuanto al contenido ideológico, sino también en cuanto a la misma expresión verbal, lo que plantea la cuestión sobre la mutua dependencia de ambas obras.
La mayoría de los autores se inclinan por la dependencia de la colección bíblica respecto del escrito egipcio. Este fue compuesto en fecha anterior a la colección de los sabios, probablemente entre los años 1000-600. Es más probable que los israelitas, que conservaron siempre el recuerdo de Egipto, muy superior en cultura intelectual y material a Israel, tradujeran a su lengua o utilizaran para sus escritos la obra egipcia, que el que los egipcios tradujeran o utilizaran para los suyos los escritos israelitas. Por lo demás, la Doctrina de Amen-en-ope tiene todos lo visos de una obra original de carácter netamente egipcio, sin influencias extrañas. Pero, en el supuesto de que los autores bíblicos hayan utilizado la obra egipcia, tendríamos dependencia respecto de ella, pero no servilismo. Han eliminado todo cuanto podía tener algún sabor a politeísmo o resultar ofensivo a la majestad de Dios y los han informado del monoteísmo israelita, del temor de Dios y la confianza en Yahvé que vivifican toda la literatura sapiencial.
Algunos afirman la dependencia de ambos escritos de una obra hebrea más antigua. Se basan en el hecho de que, mientras en la colección de los sabios israelitas los cuartetos se suceden en orden perfecto, en la Doctrina de Amen-en-ope se hallan esparcidos por toda la obra, lo que difícilmente se explica en el caso de una dependencia directa de la obra bíblica respecto de la egipcia. Amen-en-ope habría tomado algunas ideas de la obra primitiva hebrea, las elaboró con su estilo propio egipcio y las colocó a lo largo de su obra donde creyó más oportuno 15.
Introducción (22:17-21).
17 Da oído y escucha las palabras del sabio y aplica tu corazón a la enseñanza. 18 Pues te será dulce conservarla en tu pecho y tenerla pronta en tus labios. 19 Para que pongas en Yahvé tu confianza te señalo hoy tus caminos. 20 ¿No te he escrito treinta (sentencias), en que se encuentran consejos inteligentes, 21 palabras sinceras para enseñarte verdad, para que sepas responder a quien te pregunte?
Esta perícopa introductoria contiene una exhortación como las que abundan en la primera parte del libro 16, con la que el autor quiere reclamar la atención de los oyentes sobre sus consejos. Para ello les advierte que, si bien cuesta aprender las máximas de la sabiduría, y más el llevarlas a la práctica, sentirá después una alegría y satisfacción profundas, porque ellas ilustrarán su mente con la verdad y le capacitarán para dar un consejo de sabiduría a quien se lo demandare. Más todavía: le señalará los caminos que tiene que. seguir para hacerse grato a Yahvé, de modo que pueda poner en El su confianza y vivir tranquilo 17. Hemos traducido el término hebreo sálisím por treinta, pues en realidad son treinta las sentencias que contiene esta primera colección de los sabios. También Amen-en-ope compuso su obra en 30 capítulos, y escribe en el último: “Considera estos treinta capítulos.” Los LXX y la Vulgata traducen “triplemente,” que algunos interpretan en sentido indeterminado: muchas veces. Lo que da también mejor sentido que la versión literal “anteayer y ayer.”
El pobre. Las fianzas. Los linderos (22:22-29).
22 No robes al pobre porque es pobre, ni quebrantes en las puertas al desvalido, 23 porque Yahvé defenderá su causa y despojará a los que le despojan. 24 No te acompañes del iracundo ni te vayas con el colérico, 25 para que no aprendas sus maneras y no pongas lazos a tu vida. 26 No seas de los que dan la mano y salen fiadores de un deudor; 27 pues, si no tienes con qué pagar, te quitarán de debajo de ti la cama. 28 No traslades los linderos antiguos que pusieron tus padres. 29 ¿Has visto a uno solícito en sus cosas? Pues ante los reyes estará, no quedará entre gente oscura.
La primera sentencia de la nueva colección mira al pobre y al desvalido. Recomiendan los sabios no robar a estos desamparados de la fortuna ni dictaminar contra ellos en los tribunales, que se reunían en las puertas de la ciudad 18, porque carecen de medios con que defenderse o difícilmente encuentran personas que asuman su protección. Pues Yahvé está con ellos y defenderá su causa. Son personas humanas, más dignas de compasión, por lo que Dios se constituye en su protector 19. La segunda advertencia señala la conducta a observar respecto de los iracundos: evitar el trato con ellos con el fin de no incurrir en su manera de ser, por aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres,” y exponerse también a las consecuencias de la ira. Quienes se dejan llevar de este pecado capital suscitan discusiones y luchas a veces tan violentas, que ponen en peligro la misma vida. La raíz del homicidio – escribe San Juan Crisóstomo – es la ira. El que corta la raíz, más fácilmente podrá cortar tas ramas; más aún, ni siquiera las dejará germinar.” 20
La siguiente recomienda la prudencia respecto de las fianzas, que también recomendaron los proverbios de Salomón 21. pOr supuesto que no intentan los sabios apartar de lo que puede ser un acto de caridad para con el prójimo, virtud que con tanta frecuencia recomiendan, sino advertir que no es prudente salir fiador, llevado de un espíritu de codicia, por quien no tiene con qué responder, exponiéndote a tener que pagar tú al acreedor, y si no tienes con qué pagarle, a ser despojado por él incluso de tus vestidos 22.
La sentencia del v.28 recuerda la disposición de Deu 19:14 sobre los límites de la propiedad. La ley consideraba un delito, digno de maldición 23, el que alguno moviera los linderos que separaban las propiedades con el fin de agrandar la suya. Para los antiguos, los linderos eran algo sagrado, que colocaban bajo la protección de sus dioses; los romanos los divinizaron con el nombre de dios Término. Esperaríamos a continuación una sentencia como la Deu 23:11, que formara una estrofa de cuatro versos con la que comentamos. Algunos autores opinan que hay un desarreglo en el texto hebreo. Termina la perícopa haciendo un elogio de la diligencia, a la vez que pone de manifiesto uno de los beneficios que puede reportar: los grandes, prendados del hombre diligente, lo tomarán como servidor suyo. Extraña esta estrofa de tres versos. Algunos autores suponen que ha desaparecido un estilo entre el segundo y tercero.
23. Educación, Docilidad, Corrección, Castidad, Temperancia.
Comportamiento en la mesa. Los linderos (Deu 23:1-11).
1 Cuando te sientes a la mesa de un señor, mira bien a quién tienes delante; 2 y pon un cuchillo a tu garganta si sientes mucho apetito. 3 No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso. 4 No te empeñes en hacerte rico; pon coto a tu ambición. 5 Pones en ello tus ojos y desaparece luego, pues toma luego el vuelo y, como águila, se remonta al cielo. 6 No comas con el avaro ni codicies sus manjares. 7 Porque él no piensa más que en sí. “Come, bebe,” te dirá, pero su corazón no está contigo. 8 Y vomitarás el bocado que comiste, y habrás perdido tus blandas palabras. 9 No hables a oídos del necio, que despreciará tus sensatas razones. 10 No traslades los antiguos linderos ni te metas en la heredad de los huérfanos, u porque su defensor es fuerte, que sentenciará por ellos contra ti.
Los tres primeros versos contienen unas recomendaciones prácticas sobre la circunspección con que hay que proceder en la mesa cuando uno es invitado a un banquete, cosa frecuente entre los antiguos orientales. Ante todo hay que tener en cuenta la persona que te invita, la condición y categoría de los invitados, a la cual has de adaptar tu conducta, de modo que no desdiga ante ellos tu presencia. Durante el banquete no deberás dejarte llevar de la codicia; sus delicados manjares fácilmente excitan el apetito e inducen a la gula. La expresión empleada por el sabio indica cuánto interés has de poner en no dejarte vencer por ella y aparecer ineducado ante los comensales. Y ten cuidado, no sea que el banquete, con sus delicados manjares, sea para ti pan engañoso; tal vez fuiste invitado para ganar tu favor con fines ulteriores, y siempre quedarás obligado a agradecer esta atención de idéntica o semejante manera 1.
A continuación recomienda también la moderación en el afán por las riquezas ante el pensamiento de la fugacidad de las mismas, que expresa con la imagen del águila que emprende su vuelo y en seguida desaparece de nuestra vista. Es más prudente contentarse con lo necesario para bien vivir y gozar con paz y sosiego de ello, que ese afán desmesurado de riquezas que hace trabajar sin descanso y vivir miserablemente para amontonar un dinero que otros van a despilfarrar, sin consideración alguna a los esfuerzos que costó reunirlo 2.
Un consejo práctico respecto del avaro en relación con los banquetes: evita ser invitado por él a ellos. Lo hará por mero compromiso. Te estimulará con sus palabras a que tomes sus manjares, pero en el fondo estará sintiendo los gastos que le ocasionas y seguirá con ojos envidiosos cada bocado que tomares. Tus palabras de agradecimiento caerán en el vacío; a su codicia hubiera agradado más tu ausencia que tu atención en aceptar la invitación que te hizo. Tal banquete resultará insípido y hasta costoso, pues tal vez hayas de invitarle tú a otro en que saciará su codicia 3.
En el v.9 advierte el sabio lo inútil que es dar consejos al necio que carece de inteligencia o está endurecido en sus vicios. Desprecia la sabiduría4, es de todo punto incorregible 5. A veces es contraproducente corregirle, porque te afrenta y ultraja con sus palabras6. Concluye la perícopa otra vez7 el respeto a la propiedad ajena, especialmente a la de los huérfanos. Lo mismo fue antes recomendado respecto de los de la viuda 8. Estas personas, desprovistas de todo auxilio humano y medios para defender sus propiedades, están más expuestos que nadie a la codicia de los prepotentes usurpadores. Pero los sabios advierten que tienen como defensor 9 a Yahvé, el cual no se hará sordo ante el clamor de los menesterosos cuando, víctimas de las injusticias de los usurpadores, le invocan 10.
Docilidad. Corrección. Temor de Dios (Deu 23:12-18).
12 Aplica tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras de los sabios. 13 No ahorres a tu hijo la corrección, que porque le castigues con la vara no morirá; 14 hiriéndole con la vara, librarás su alma del sepulcro. 15 Hijo mío, si eres sabio, se alegrará mi corazón; 16 y se alegrarán mis entrañas si tus labios hablan cosas rectas. 17 No envidies a los pecadores, antes persevera siempre en el temor de Yahvé; 18 porque ciertamente tendrás un porvenir, no verás defraudada tu esperanza.
Reclamada de nuevo la atención sobre sus consejos, el sabio aconseja al padre la corrección respecto de su hijo, recomendación que se repite con frecuencia en el libro n. Dada la inclinación de la naturaleza humana al mal y teniendo en cuenta que no puede comprender los motivos de la sabiduría, se hace preciso corregirle muchas veces con el castigo, que, aplicado con la debida prudencia, no hará daño a su cuerpo, y a su alma la mantendrá lejos de los vicios y pecados, que llevan a la muerte prematura con que Dios castiga a los impíos. Toy escribe que “el castigo corporal está reconocido como un medio universal y necesario.” Se desestima la conducta de aquellos padres que, llevados de un amor no bien entendido, jamás dan a sus hijos el más ligero castigo. A Lapide cita el ejemplo del adolescente corrompido por la conducta indulgente de su madre, que, llevado al suplicio en castigo de sus crímenes, exclamó: “No el pretor, sino mi madre, es quien me lleva a la horca.”12
Después de manifestar el sabio la profunda alegría que el aprovechamiento de sus discípulos le hace sentir, les da otro importante consejo. La suerte muchas veces próspera de los impíos, que, a pesar de sus maldades, triunfan en la vida, era una fuerte prueba para la fe del israelita, que pensaba que Dios tenía que premiar al bueno y castigar al malo en esta vida, y se sentiría tentado más de una vez a seguir el camino de los impíos y apartarse de la fidelidad a Yahvé. Los sabios, lo mismo que los profetas, exhortan insistentemente a perseverar en el temor de Dios, que asegura al justo su porvenir y no deja defraudada su esperanza (v.18). ¿A qué porvenir se refiere y cuál es el objeto de esa esperanza? ¿La recompensa en esta vida o una felicidad ultraterrena? Las perspectivas en nuestro libro, hemos advertido otras veces, son más bien terrenas: la recompensa del justo es una vida larga y feliz sobre la tierra, y el castigo del impío la desgracia y muerte prematura. La experiencia, sin embargo, demuestra cada día que muchas veces las cosas no proceden así: mueren buenos sin haber obtenido el premio de su virtud, y malos sin recibir el castigo de sus pecados. Esto debió de hacer entrever una suerte distinta en el más allá para unos y otros, y tal vez por ello insisten tanto los sabios en sus promesas de vida para los buenos y en las amenazas de muerte para los malos. Pero no la conocieron claramente, pues si la hubieran conocido, la habrían utilizado a cada paso en sus recomendaciones morales.
Temperancia. Piedad filial. La adúltera (Deu 23:19-28).
19 óyeme, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón por buen camino. 20No te vayas con los bebedores de vino ni con los comedores de carne. 21Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir andrajos. 22 Escucha a tu padre, al que te engendró, y cuando envejeciere tu madre no la desprecies. 23 Compra verdad y no la vendas, sabiduría, instrucción e inteligencia. 24 Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendró a un sabio se gozará en él. 25 Alégrense, pues, tu padre y tu madre y gócese la que te engendró. 26 Dame, hijo mío, tu corazón y pon tus ojos en mis caminos. 27 Sima profunda es la ramera, y pozo estrecho la extraña. 28 También ella, como el ladrón, está al acecho. y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
Una nueva advertencia, precedida también de la oportuna exhortación a seguir sus consejos, sobre la intemperancia, recomendando evitar la compañía de los bebedores y glotones, que lleva a la embriaguez e inmoderación en la comida a quienes con ellos se juntan. Tal conducta lleva a la pobreza, pues la vida de crápula supone gastos exorbitados, y quienes a ella se dan venderán hasta las últimas posesiones para satisfacer su irresistible gula. Y como ese plan de vida no se compagina con el trabajo, los bebedores y glotones terminan en la pobreza y miseria.
Los versos siguientes son una recomendación a la piedad filial. El hijo debe escuchar los consejos de su padre; como mayor, tiene más experiencia que él, y como padre, que le dio la vida, siente hacia él un amor y cariño que le interesa como nadie por su educación. Ha de honrar a sus padres y prestarles los debidos cuidados cuando los achaques de la vejez los incapacitan para valerse por sí mismos. Hace mención particular de la madre; los sabios exhortan a honrarla de la misma manera que al padre, con lo que revelan el elevado concepto que de ella tienen. Si a su educación el hijo añade sabiduría, será honor y gloria para sus padres, y la madre, como ser más sensible a los afectos, experimentará una alegría especial13. En medio de estas exhortaciones, y sin relación alguna con ellas, se intercala el v.23, que falta en los LXX y rompe la ilación, por lo que algunos lo consideran como glosa o lo unen al v.19, donde haría mejor juego (Bickel), En él recomienda la adquisición de la verdad, cuyo valor es inestimable, y enumera tres manifestaciones de la misma: la sabiduría, o percepción de la verdad en su sentido más amplio y ordenación a su debido fin; la instrucción, o posesión de la verdad moral, que forma las buenas costumbres, y ¡a inteligencia, o ciencia práctica de la verdad, que juzga en cada caso en particular. Sustancialmente son sinónimas.
Para el último consejo de la perícopa, el sabio reclama toda la atención del discípulo, sin duda porque se trata del enemigo más peligroso de cuantos le pueden apartar de la sabiduría. Deberá huir de la mujer adúltera, que es una sima profunda de la que no puede ya salir quien en ella cae, y pozo estrecho, cuya boca una piedra no grande puede cubrir e impedir toda salida a quien en él entró. Ansiosa de placeres, la mujer adúltera está continuamente al acecho, y, dada la propensión de la naturaleza humana a los placeres sensuales, con sus artimañas seductoras hace caer a muchos en sus lazos, de los que después ya no es fácil escapar.
Consecuencias de la embriaguez (Deu 23:29-35).
29 ¿A quién los ayes, a quién los lamentos? ¿A quién las contiendas, a quién las quejas? ¿A quién los palos por nada? ¿A quién los ojos hinchados? 30 A quien se para mucho ante el vino, a los que se van en busca de la mixtura. 31 No mires mucho al vino cuando rojea y cuando espuma en el vaso; éntrase suavemente, 32 pero al fin muerde como sierpe y pica como áspid. 33 Y tus ojos verán cosas extrañas y hablarás sin concierto. 34 Te parecerá estar acostado en medio del mar y estar durmiendo en la copa de un árbol. 35 (Dirás:) “Me han pegado, y no me ha dolido; me han pisoteado, y no lo he sentido. Cuando me despierte, volveré a buscarlo.”
En esta viva descripción de la embriaguez, la más completa que sobre el particular encontramos en el Antiguo Testamento, comienza el sabio presentando ciertas consecuencias corporales de la intemperancia en el beber: en la casa del borracho hay riñas, palos, lamentos, cuya única razón de ser es la pérdida del sentido y de la dignidad del que llega a su casa con los ojos hinchados por el vino. La mixtura de que habla el ν.3ο puede referirse a la mezcla que hacían los judíos, los cuales ponían en el vino un poco de agua para atenuar su fuerza, o quizás más bien a ciertas especias que, añadidas al vino, lo hacían más gustoso y fuerte 14.
Intercala en seguida un consejo recomendando la prudencia frente al vino que rojea y espuma en el vaso (v.3i). El vino de Palestina debió de ser rojo, como parece indicar la expresión “sangre de las uvas”15. Tal presencia cautiva los ojos, tras los cuales va el apetito. El vino se desliza suavemente por el paladar, y, cuando te quieres dar cuenta, se ha difundido por tu organismo el alcohol, que viene a ser como áspid venenoso que pérfida y furtivamente inyecta su veneno en la sangre, mata el sentido del hombre y le expone a las consecuencias que enumeran los últimos versos: verá cosas raras, proferirá tonterías, tendrá imaginaciones extravagantes, perderá la sensibilidad. Al despertar de su sueño, recuerda los golpes, pero se alegra de no haberlos sentido, y volverá de nuevo al vino, embriagándose una y otra vez.
La enseñanza del sabio a su discípulo es que ha de apartarse de la embriaguez ante los efectos descritos, que hacen al borracho objeto de irrisión y desprecio para todos. Es uno de los defectos más opuestos a la sabiduría. San Juan Grisóstomo dice que “el excesivo uso del vino es causa de infinitos males”16, y San Agustín afirma que “la embriaguez es una cierta sepultura del hombre”17, ya que sepulta su mente y le hace aparecer como un ser irracional privado de ella.
1 Cf. Eco 31:12-28. Los sabios egipcios insisten mucho sobre este particular: Ka Gemmi enseña: “Cuando te halles en la mesa, en compañía de muchos, desprecia los manjares, incluso los que más te agradan; es cosa de dominarse un instante y es indigno ser glotón” (Erman, o.c., p.gg). Cf también: Amen-En-Ope, XXIII 1; Pritchard, o.c., p.424 col.1. – 2 Los autores interpretan diversamente 4b. Algunos: abandonando la inteligencia (que es preferible a la riqueza). Otros: desiste de tu sabiduría (es decir, de tal pensamiento). La lección que preferimos lee mibbizzdth (codicia), por mibbínnath (inteligencia). – 3 El v.7 es en el TH muy oscuro, y las versiones presentan gran diversidad. Otros traducen: Pues como (una tormenta) en el alma, así son ellos,. (Renard); pues no como es él con sus labios, así es él en su alma (Τον). Serta como una tempestad en su garganta. “¡Comey bebe!” te dice, pero el corazón no está en ello (Bib. de Jér.). – 4 1:7. – 5 17:10; 27:22. – 6 9:7. – 7 22:28. – 8 15, – 9 El término hebreo (go’él) designa el pariente más próximo, que, por derecho de consanguinidad, debía, según la ley, defender la propiedad de su familiar (Lev 25:25). – 10 Exo 22:21-22; Sal 68:6. – 11 13.24; Sal 19:18; Sal 22:15; Sal 29:15; Eco 30:1. – 12 O.c., II p.192. – 13 10:1; 15:20; Eco 3:12-14. – 14 155.22. – 15 Gen 49:11; Isa 63:1-3. – 16 Hom. 10:11 Gen. – 17 Cf. Hom. De ebrietate; Serm. 231, De Tempore; San Ambrosio, De Elia et ieiunio c. 14.16.
Fuente: Biblia Comentada
Aquí tenemos una advertencia a mostrar moderación cuando uno se encuentra con los lujos de un gobernante rico que intenta seducirte hacia sus esquemas e intrigas. Daniel es la ilustración clásica de uno que vivió según este proverbio, rehusando las seducciones del monarca pagano, que sabía que lo corromperían (vea Dan 1:8 ss).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salomón no fue autor, sino compilador de esta colección de setenta y siete proverbios que fueron probablemente pronunciados por hombres piadosos antes del reinado de Salomón. Esta sección comienza con una introducción (Pro 22:17-21), seguida de una colección de proverbios sin un orden expreso, de dos o tres versículos cada uno (en contraste con los proverbios de un versículo a dos líneas en la sección anterior). Esto va seguido de dos colecciones de proverbios adicionales (Pro 22:22-29; Pro 23:1-35; Pro 24:1-22 y Pro 24:23-34), que continúan y amplían los temas sapienciales de este libro.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— Si te sientas a comer…: Esta especie de breve manual de urbanidad en la mesa presenta notables afinidades con la obra antes citada: Sabiduría de Amenemope.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
23.1-3 El punto central de este proverbio es que debemos tener cuidado cuando comamos con una persona importante o influyente porque esta puede tratar de sobornarnos. Nada bueno saldrá de esa comida.23.4, 5 Todos hemos escuchado de gente que ha ganado millones de dólares y luego lo ha perdido todo. Hasta la persona promedio puede gastar una herencia, o un cheque, a la velocidad de un relámpago y tener muy poco que mostrar por ello. No desperdicie su tiempo persiguiendo tesoros terrenales efímeros. Por el contrario, acumule tesoros en el cielo, ya que los tales nunca se perderán. (Véase en Luk 12:33-34 la enseñanza de Jesús.)23.6-8 En un lenguaje gráfico, el escritor nos advierte que no debemos envidiar el estilo de vida de los que se han enriquecido mediante tacañería y miseria, ni ganar su favor adulándolos. Su amistad es falsa. Solo lo usarán para su propio beneficio.23.10, 11 El término defensor o redentor se refiere a alguien que tiene que volver a comprar a un pariente que ha caído en la esclavitud o aceptar la obligación de casarse con la viuda de un miembro de la familia (Rth 4:3-10). También a Dios se le llama Redentor (Exo 6:6; Job 19:25), pues libera a su pueblo de la esclavitud del pecado. (Si desea más información sobre los límites de la propiedad, véase la nota a 22.28.)23.12 La mayoría de los que desean obtener la sabiduría son los que están dispuestos a oír. Escuchar a otros es señal de sabiduría, no de debilidad. La gente dispuesta a escuchar sigue aprendiendo y creciendo a través de su vida. Si rechazamos encerrarnos en nuestros esquemas, siempre lograremos expandir los límites de nuestro conocimiento.23.13, 14 El tono sombrío de la disciplina aquí se compensa por el afecto expresado en el versículo 15. Sin embargo, muchos padres son totalmente reacios a disciplinar a sus hijos. Algunos temen dañar la relación, que sus hijos se resientan con ellos o que frenen el desarrollo de los mismos. Sin embargo, la corrección no matará a sus hijos, sino los previene de imprudencias que sí los pueden matar.23.17, 18 Cuán fácil es envidiar a los que nos aventajan libres de toda responsabilidad cristiana o de las leyes de Dios. A veces pareciera que llevan la delantera sin prestar atención a lo que Dios quiere. Pero a los que le siguen, Dios les promete esperanza y un maravilloso futuro aunque no lo obtengamos en esta vida.23.29, 30 El consuelo sedante del alcohol es solo temporal. El verdadero alivio surge cuando enfrentamos directamente la causa de la angustia y del dolor y nos volvemos a Dios para recibir paz. No se pierda en el alcohol; busque a Dios.23.29-35 Israel era un país productor de vino. En el Antiguo Testamento, los lagares desbordando de vino nuevo se les consideraba una señal de bendición (3.10). Hasta de la sabiduría se ha dicho que ha puesto vino sobre su mesa (9.2, 5). Pero los escritores del Antiguo Testamento estaban alertados acerca de los peligros del vino. Deteriora los sentidos, limita el juicio cabal (31.1-9), disminuye la capacidad de control (4.17), destruye la eficiencia de una persona (21.17). Hacer del vino un fin en sí mismo, un medio de autoindulgencia o un escape de la vida es usarlo mal y promover las consecuencias de la borrachera.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1212 Gén 43:32
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Debe andarse con cuidado en presencia de un príncipe porque podría mostrar hospitalidad por razones escondidas.
pon cuchillo a tu garganta. I.e., limita tu apetito a todo costo. La buena hospitalidad podría tener detrás de sí un propósito siniestro.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
O, al que