Biblia

Comentario de Proverbios 28:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Proverbios 28:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Huye el impío sin que nadie lo persiga, pero los justos están confiados como un león.

Huye el impío. Lev 26:17, Lev 26:36; Deu 28:7, Deu 28:25; 2Re 7:6, 2Re 7:7, 2Re 7:15; Sal 53:5; Isa 7:2; Jer 20:4.

mas el justo. Éxo 11:8; Sal 27:1, Sal 27:2; Sal 46:2, Sal 46:3; Sal 112:7; Isa 26:3, Isa 26:4; Dan 3:16-18; Dan 6:10, Dan 6:11; Hch 4:13; Hch 14:3; 1Ts 2:2.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Observaciones generales sobre la impiedad y la integridad espiritual, Pro 28:1-28.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Huye el impío sin que haya una causa (Sal 53:5), porque la culpa y el temor de ser sorprendido le siguen.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

28. Justicia e Impiedad, el Mal Principe, Riquezas y Pobreza.

El justo y el impío. La observancia de la Ley (28:1-9).
1 Huye el malvado sin que nadie le persiga, mas el justo va seguro como cachorro de león. 2 Por los delitos de una tierra son muchos sus gobernantes, pero con uno inteligente y prudente dura largo tiempo. 3 El perverso que oprime a los pobres es un torbellino huracanado, que no da pan. 4 Los que abandonan la ley alaban al impío; los que la guardan le hacen la guerra. 5 Los malvados no conocen la justicia, pero el que busca a Yahvé lo sabe todo. 6 Mejor es el pobre que anda en integridad que el rico de perversos caminos. 7 El que guarda la ley es hijo prudente; el que se acompaña de glotones es vergüenza de su padre. 8 El que con usura y crecido interés aumenta sus caudales, para el que se apiada de los pobres lo allega. 9 Es abominable la oración de aquel que se aparta de la ley.

El ν. 1 presenta los efectos psicológicos de la conducta del impío y del justo. Al malvado, su conciencia le testifica su mal proceder, y hasta cuando en realidad nadie le persigue, su imaginación ve por doquier acusadores y teme el castigo de Dios, que ve sus malas acciones. Del impío dice Elifaz que “en sus oídos suenan siempre gritos de espanto; en tiempo de paz se ve asaltado por el devastador; no espera poder substraerse a las tinieblas, siempre espera el golpe de la espada.” 1 “Es cobarde la maldad – dice el autor del libro de la Sabiduría – y da testimonio contra sí misma, y siempre sospecha lo más grave, perturbada por su conciencia.” 2 El justo, en cambio, camina a través de la vida seguro como cachorro de león. Es éste el más fuerte de los animales, y, confiado en su fuerza, ante nadie retrocede 3. El justo está bajo la protección del Altísimo, que le protege contra todos los peligros. El salmo 91 contiene un precioso canto a la providencia de Dios sobre los justos.
El sentido del v.2, cuyo texto no es seguro4, parece ser el siguiente: cuando en un país se conculca la justicia y reina la impiedad y el crimen, se suceden con rapidez los gobernantes, que han de convertirse en tiranos si quieren mantener el orden y no ser derrocados al día siguiente. La historia del reino de Israel presentaba en algunas de sus páginas un buen comentario a esta sentencia. En cambio, cuando un gobernante sabio e inteligente promueve con su legislación el bien común y castiga debidamente a los transgresores, promueve la paz y prosperidad, que aseguran la estabilidad de su gobierno. Con frecuencia los profetas y los sabios recriminan duramente la conducta del malvado, rico o gobernante, que oprime a los pobres. Aquí es comparado al torbellino huracanado, que no da pan (v.3). El agua torrencial destruye las cosechas y priva al hombre de los frutos de la tierra. Quien oprime al pobre le priva de los escasos medios con que de por sí cuenta para asegurarse un digno sustento5.
El sabio presenta la diversa actitud de quienes cumplen la ley y de quienes la abandonan frente al impío. Estos lo alaban, porque tienen causa común con ellos, y al defender su conducta pretenden justificar la suya. Los justos, por el contrario, le hacen la guerra en su afán por destruir la maldad, celosos del triunfo de la justicia. La ley podría referirse a la ley mosaica, en cuyo caso aludiría a los judíos, que en el período griego apostataron de ella; pero es más probable que el sabio la tome en un sentido más amplio, comprendiendo las enseñanzas de los profetas, de los sabios y de los sacerdotes. Existe una relación íntima entre nuestro modo de obrar y nuestra manera de pensar. Al que obra mal, su maldad le atrofia el sentido moral, pierde la delicadeza de sentimientos para percibir la belleza del bien y termina por estimar únicamente el mal, en que se envuelve cada vez más. Mas el que busca a Yahvé en orden a conocer su voluntad y ponerla en práctica, tiene un instinto especial para descubrir lo que agrada a Dios y lo que le es desagradable. San Pablo decía que el hombre acostumbrado a estimar las cosas conforme a los criterios humanos, no percibe las cosas del Espíritu de Dios. Por el contrario, el hombre espiritual sabe juzgar de todas las cosas en su relación con la salvación y se regula no por los principios de “la sabiduría humana,” sino por las enseñanzas del Espíritu Santo 6.
El v.6, que afirma la preferencia por el pobre que es justo sobre el rico que no anda en justicia, es una vacante Deu 19:1. Los sabios no consideran, sin más, la pobreza como una maldición, sino sólo cuando aparta de Dios, ni a la riqueza como una bendición si no lleva a El. Lo que en realidad tiene valor es la virtud, y si va unida a la pobreza, es preferible sobre la riqueza, con la que se asocia la impiedad. En consecuencia, es sabio el hijo que guarda la ley, el cual será gloria para su padre, que podrá sentirse orgulloso de la educación dada a su hijo 7. Pero el que se pasa la vida con glotones derrochará la hacienda de su padre en banquetes y quedará reducido a la miseria 8, lo que redundará en afrenta del padre, a quien se tildará de mal educador. El Deuteronomio describe el castigo de lapidación a que los padres podrían verse obligados a exponer a sus hijos rebeldes y desenfrenados 9.
La ley mosaica prohibía la usura 10. únicamente se permitía exigir interés por lo prestado al extranjero n. Advierte aquí el sabio que los frutos de la usura vendrán a parar a manos de quienes se apiadaron de los pobres. Dios hace con frecuencia que las riquezas de los usureros vengan a parar, por muy diversos caminos, a manos de quienes practican la caridad para con los pobres, con lo que castiga a aquéllos y hace que lo que fue arrebatado a los pobres vuelva otra vez a sus manos 12. Lo que en 15:8 afirmó el sabio sobre el sacrificio, lo aplica aquí a la oración: es abominable a los ojos de Dios la oración del impío (V.9). Se trata, evidentemente, no de la oración humilde del pecador que se arrepiente de su pecado y ruega al Señor le conceda su gracia, sino la del que, manteniendo su afecto al pecado y permaneciendo en él, ora al Señor con sus labios. Los libros sagrados afirman con frecuencia la necesidad de la rectitud moral para que la oración y el sacrificio sean gratos a Dios 13.

Los justos y los impíos. La confesión de los. pecados. El mal príncipe. El trabajo (28:10-19).
10 El que extravía a los rectos de la buena senda caerá en su propia sima, pero los perfectos heredarán el bien. 11 El rico es sabio a sus propios ojos, pero el pobre inteligente sabe sondearle. 12 Cuando prevalecen los justos, hay gran gloria; pero cuando se alzan los impíos se esconden los hombres. 13 El que oculta sus pecados no prosperará; el que los confiesa y se enmienda alcanzará misericordia. 14 Bienaventurado el hombre que persevera en el temor, pero el de duro corazón caerá en la desventura. 15León rugiente y oso hambriento es un mal príncipe a la cabeza de su pueblo. 16 Un príncipe insensato multiplica las extorsiones, pero el que aborrece la rapiña alarga la vida. 17 El hombre que derrama sangre corre al sepulcro sin que nadie le socorra. 18 El que anda en integridad será salvo; el que va por senderos tortuosos, en alguno caerá. 19 El que labra la tierra tendrá pan abundante; el que se va con los ociosos se hartará de pobreza.

El ejemplo ejerce un poderoso influjo sobre los demás para el bien o para el mal. Con frecuencia, por medio de él, el impío aparta al justo del recto sendero. Quien tal hiciere, afirma el sabio que caerá en su propia sima 14. El mismo se prepara el duro castigo que merece quien aparta a los justos de Dios, haciéndose digno de su ira. Los que perseveraren, añade en un tercer estico el texto hebreo, heredarán el premio de su fidelidad. En 2:21 se prometía al justo la herencia de la tierra prometida, símbolo de la patria celestial. El rico, fascinado por la superioridad que le dan las riquezas sobre los demás, se cree incluso más sabio que ellos. Las riquezas ensoberbecen y el orgullo ciega. El pobre que tiene inteligencia, libre de esas pasiones que nublan el espíritu y pervierten el juicio, fácilmente descubre las necedades a que a veces lleva al rico su ceguera.
El v.12 pone de relieve la importancia de la justicia para la vida social. Cuando están en el poder los justos, impera aquélla; cada uno cumple con sus deberes sociales, el bien goza de libertad. Ello trae la bendición de Dios, y con ella la paz, el orden, la prosperidad. Pero, cuando dominan los malvados, reina la impiedad, que ellos amparan y favorecen. Los hombres de bien, cuya conducta es una condenación para los impíos, comienzan a ser molestados, y tienen que ocultarse si no quieren perder su vida o terminar en la prisión. La historia, especialmente la de nuestro tiempo, está llena de ejemplos que confirman la sentencia del sabio 15. A continuación, el sabio señala las dos condiciones que ha de poner el hombre que quiera alcanzar la misericordia de Dios: la confesión de sus pecados hecha a Dios, al estilo de la del salmo 106, en que el pueblo confiesa al Señor su rebeldía 16, que tenía que ir acompañada del arrepentimiento sincero. No bastaba la simple enumeración de los pecados que tenemos en el libro de los muertos de los egipcios o en los rituales babilónicos. Las mismas condiciones que exigiría el Precursor y Jesucristo para entrar en el reino de los cielos 17.
Otra vez los diversos efectos del temor de Dios, que. conduce a la sabiduría, y, en consecuencia, a sus frutos, y del endurecimiento del corazón, que hace insensible a las enseñanzas del sabio y poco menos que imposible la conversión a Dios, por lo que sufrirá el castigo de sus pecados, que le llevarán a la desventura 18. Dos imágenes ponen de manifiesto lo que para su pueblo es un mal príncipe. La del león rugiente puede expresar la tiranía y violencia con que suele gobernar el mal príncipe, siempre receloso de que alguien pueda maquinar su ruina 19. La del oso hambriento, su codicia de dinero y riquezas, que lo lleva a gravar de impuestos a los subditos. El que aborrece estas cosas y busca el bienestar y prosperidad de los subditos, gozará de la larga vida prometida a los justos y reinará muchos años sobre ellos20. El v.1y expresa la suerte del homicida: su condición es tan execrable, que marcha hacia el sepulcro sin que nadie le preste socorro. Se alude seguramente a la ley del talión: “el que derramare la sangre humana, por mano de hombre será derramada la suya” 21. Dondequiera que el pariente más próximo del muerto, que se constituía en vengador de la sangre, encontrase al asesino, le podía dar muerte. Para librar de esta venganza al homicida involuntario se establecieron las ciudades de refugio, donde quedaba a salvo de ella 22. Otros interpretan de los remordimientos de conciencia que persiguen al homicida y le hacen huir errante y fugitivo, llevando consigo por doquier la maldición de Dios, como Caín después de dar muerte a su hermano Abel 23. Los dos últimos versos repiten pensamientos muy conocidos ya. El 18 expresa el diverso fin que está reservado al justo y al impío24. El 19 recomienda la diligencia, esta vez en el cultivo de la tierra, sin el cual ésta no dará sus frutos y su dueño se verá sumido en la miseria. “Labra tus propios campos – escribe Amen-en-ope -, y encontrarás lo que necesitas, recibirás los panes de tu era.”25

Bondad y equidad. Las riquezas de prisa. adquiridas. La reprensión. Piedad filial. Caridad con el pobre (28:20-28).
20 El hombre fiel será muy bendecido; el que de prisa se enriquece no lo hará sin culpa. 21 No es bueno tener acepción de personas, y por un pedazo de pan se peca. 22 El malo se apresurará a hacerse rico, y no ve que le vendrá la pobreza. 23 El que reprende hallará después mayor gracia que aquel que lisonjea con la lengua. 24 El que roba a su padre o a su madre y dice que no es falta, es digno compañero de bandidos. 25 El hombre codicioso suscita litigios, el que en Dios confía se sacia. 26 El que en sí mismo confía es un necio, el queanda en sabiduría será salvo. 27 El que da al pobre no tendrá pobreza, el que aparta de él sus ojos tendrá muchas maldiciones. 28 Cuando están en auge los impíos, se esconde el hombre; mas, cuando son destruidos, se multiplican los justos.

El hombre que procede con verdad y nobleza en sus negocios y es fiel a su palabra, será bendecido por Dios, que se los hará fructificar, y alabado por los hombres, que pregonarán su honradez. No así quienes se enriquecen con rapidez, lo que no suele conseguirse sin emplear medios ilícitos, cuyo castigo es muchas veces la pobreza y miseria mismas. “Los que quieren enriquecerse – escribe San Pablo – caen en tentaciones, en lazos y en muchas codicias locas y perniciosas, que hunden a los hombres en la perdición y en la ruina, porque la raíz de todos los males es la avaricia” 26. Uno de los males que cita después el sabio (v.26) es el de suscitar litigios. El ávido de riquezas va más allá de lo justo, y provoca no sólo litigios, sino hasta guerras, que traen después la pobreza y la miseria. Acto seguido, el autor recomienda poner la confianza en Dios, que bendice con una vida feliz y riquezas estables a los justos 27.
Con frecuencia los sabios condenan la acepción de personas, que lleva a cometer injusticias. Constata aquí cómo a veces una insignificante dádiva es suficiente para que se quebrante gravemente la justicia. Frecuentemente también ha recomendado el sabio la reprensión y ha condenado la adulación. De momento agrada más a nuestro amor propio la lisonja; después caemos en la cuenta de que quien corrigió nuestros defectos fue quien en realidad nos ayudó a caminar por el sendero de la sabiduría, que lleva a la verdadera felicidad. Quien la rehuye y se endurece en sus vicios y pecados, añade después, sufrirá un castigo repentino, cuya naturaleza el autor no determina. No rara vez vemos que quienes rechazaron las advertencias que les fueron hechas pagaron con su misma vida su temeridad 28.
Quien maltrata a los padres, ha dicho ya el sabio, es un hijo infame y deshonroso 29. Quien les roba, dice aquí, es comparable a un bandido, que no tendrá inconveniente en robar a los extraños. Dada la expresión dura que emplea el sabio, parece se trata del hijo que, después de haber sucedido a sus padres en los bienes, les niega los alimentos necesarios para la vida, con lo que los reduce a la miseria y tal vez acelera su muerte. Tal actitud supone un pecado grave contra la piedad filial. Jesucristo declaró no conforme con el cuarto mandamiento la conducta de aquellos que presentaban como ofrenda a Dios lo que pudiera ser necesario a sus padres 30. También se recomienda bajo una forma estimulante la caridad para con el prójimo. Quien la practica obtendrá la bendición de Dios sobre sus bienes. La experiencia confirma cuántas veces quien más da, más tiene 31. El insensible ante las necesidades del pobre oirá las maldiciones por parte de éste, que llegarán al cielo, como testifica Ben Sirac 32, y arrancarán de Dios el castigo por no haber tenido misericordia para con él. El v.28 reproduce más explícitamente la idea del v.12, cuyo sentido recoge la perícopa siguiente.

1 Job 15:21-22. – 2 17:10. – 3 30:30. – 4 Los LXX traducen: Por culpa de los violentos surgen las discusiones, pero el hombre inteligente las aplaca. – 5 El TM dice en aa: un hombre pobre que oprime al débil. Idea extraña al libro. Los LXX leen: el hombre rico… – 6 1Co 2:14-15. – 7 10,1; 1Co 27:11. – 8 23:21. – 9 21:20-21. – 10 Exo 22:24; Lev 25:36-37; Deu 23:19. – 11 Deu 23:19-20. – 12 13:22. – 13 Cf. 15:8.29; 21:27. – 14 26:27. – 15 11:10-ΙΙ . – 16 Sal 32:5; 1Re 8:50. – 17 Mat 4:17; Me 1:4-6; 1Jn 1:1 – 18 2:21-22. – 19 19:12. – 20 Algunos creen que príncipe es glosa (rompe el ritmo) debida a un escriba que interpretó este dístico por el precedente. En este supuesto se opondrían en el verso la avaricia y la liberalidad. – 21 Gen 9:6. – 22 Exo 21:12-13; Deu 19:1-13. – 23 Gen 4:12. – 24 10,9. – 25 G.6; Pritchard, o.c., p.422. – 26 1 Tím 6:9. – 27 3:5-8; 11:25; 16:20. – 28 29:1; 6:15; 12:1; 13:18; 15:5.10; 28:14. – 29 19:26. – 30 Me 7:11-13. – 31 11:24-25. – 32 5:5-6.

Fuente: Biblia Comentada

Una conciencia culpable imagina acusadores en todas partes (cp. Núm 32:23; Sal 53:5), mientras que una conciencia limpia tiene libertad para hacer frente a quien sea.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La colección de Ezequías de proverbios de Salomón.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Lev 26:13; Lev 26:36.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La justicia, la sabiduría y la religión. Hemos notado que las secciones anteriores en los caps. 25-27 contienen vívidas metáforas. Ellas han hecho pocas referencias a la justicia e impiedad, o a Dios. En los caps. 28-29 el equilibrio es revertido, y regresan a asuntos de moralidad y teología. Hay muchas referencias a Dios (5), a la justicia (3, 8), a la impiedad (10), al mal/pecado (5), al mal en el sentido moral (2), a la integridad/inculpabilidad (2), a la perversidad (2), a la rectitud (3) y a otros asuntos semejantes.

Estos capítulos repiten así convicciones sobre la moralidad y la sabiduría que han aparecido en partes anteriores de Prov. La justicia y la impiedad reciben su recompensa (28:1, 10, 18), y aun cuando no sea así, la primera es preferible a la última (6). La sabiduría es la clave de la estabilidad del Estado (2), en tanto que a la inversa un gobernante opresor fracasa en su tarea más fundamental (3; la lluvia está designada para alentar las cosechas, pero puede hacer lo contrario). El tirano es un peligro tan grande para la gente como un animal salvaje enfurecido (15), y en su falta de discernimiento es también un peligro para sí mismo (16, 17). La gente reconoce así que es buenas nuevas cuando los justos triunfan y malas cuando los impíos prosperan (12, cf. 28; 29:2).

Estos capítulos se refieren también a la torah (ley). En general, torah significa enseñanza o instrucción; la enseñanza o instrucción del sabio (p. ej. 1:8; 13:14) o la de un profeta (p. ej. Isa. 8; 16). Pero en Prov. 28:4, 7, 9; 29:18, en el contexto de aquellos dichos morales y teológicos, los israelitas ciertamente entenderían torah como referencia a la ley de Moisés.

Generalmente en Prov. entendimiento o discernimiento son las cualidades personales diarias y las habilidades del sentido común que los sabios buscan enseñar (p. ej. 10:13; 19:25). Este sería el mo do natural de tomar las referencias al entendimiento y conocimiento en 28:2, 11, 16, 22; 29:19. En 28:5, sin embargo, el entendimiento o discernimiento es algo que depende de buscar a Dios, en oposición a ser una persona mala, y en el v. 7 el hijo inteligente no es meramente el que obedece a su padre sino el que guarda la torah (cf. 29:7, donde “no entiende tal preocupación” es lit. “no entiende el conocimiento”).

El entendimiento moral y religioso del conocimiento y el discernimiento en estos versículos proporciona también al oyente un nuevo contexto para entender aquellas palabras en otros lugares. Aun donde vienen en lo que parece a primera vista su sentido común (ver 28:2, 11; 29:19) tienen implicaciones espirituales y morales.

Es particularmente digno de notarse cómo la torah, impiedad, maldad, justicia y el buscar a Dios vienen juntos en 28:4, 5, con su cuadro de un mundo moral trastornándose cuando las personas ignoran la torah y no buscan a Dios. Integridad/inculpabilidad, perversidad, la torah, y discernimiento se juntan entonces en los vv. 6 y 7, donde el tema específico es las posesiones: riquezas y pobreza en el v. 6, des pilfarro de la riqueza en el v. 7 y el amontonamiento de ganancias excesivas en el v. 8. La torah, oración, integridad e inculpabilidad se unen similarmente en los vv. 9 y 10, y pecado, confesión, misericordia, temor y endurecimiento del corazón en los vv. 13 y 14.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

28.2 Para que un gobierno o sociedad perdure, necesita líderes sabios e informados, y estos son difíciles de encontrar. «Sus príncipes son muchos» quizás signifique que la anarquía prevalece. Pronto el egoísmo de cada persona afecta a los demás. Un empleado egoísta que roba a su compañía deteriora la eficiencia de la misma. Un chofer egoísta que bebe antes de conducir convierte las carreteras en inseguras. Un cónyuge egoísta que adultera, a menudo rompe varias familias. Cuando mucha gente vive para sí con muy poco interés en cómo sus acciones afectan a otros, la corrupción moral resultante puede hacer que una nación se venga abajo. ¿Es usted parte del problema… o de la solución?28.5 Debido a que el juicio es parte del carácter de Dios, quien lo sigue trata a los demás con juicio. El principio del juicio es entender todo lo que le sucede a los demás. Un cristiano no puede ser indiferente al sufrimiento humano, debido a que Dios no lo es. Y sin dudas no debemos contribuir al sufrimiento humano mediante negocios egoístas ni de políticas injustas del gobierno. Preocúpese más por la razón que por las ventajas que pueda sacar.28.9 Dios no escucha nuestras oraciones si intentamos volver al pecado en cuanto levantamos las rodillas del piso. Sin embargo, si queremos abandonar el pecado y seguir a Dios, nos escuchará gustoso por grave que haya sido el pecado. Lo que cierra sus oídos no es la seriedad del pecado, sino la secreta intención de volverlo a hacer.28.11 A menudo, los ricos se consideran maravillosos; no dependen de nadie, se dan el mérito por todo lo que hacen. Pero eso es una baja autoestima. Mediante la dependencia en Dios en sus luchas, el pobre desarrolla una riqueza de espíritu que ninguna fortuna le ofrecería. El rico puede perder toda su riqueza material, mientras que nadie puede arrebatarle al pobre su carácter. No envidie al rico, el dinero quizás sea lo único que tendrá.28.13 Es propio de la naturaleza humana esconder el pecado o pasar por alto los errores. Sin embargo, es difícil aprender de un error que no se reconoce. ¿Y qué hay de bueno en un error si no nos enseña algo? Para aprender de un error necesitamos admitirlo, confesarlo, analizarlo y llevar a cabo los ajustes necesarios para que no vuelva a suceder otra vez. Todos cometemos errores, pero solo los tontos los repiten.28.13 Hay algo en nosotros que se niega fuertemente a admitir que estamos equivocados. De ahí que admiremos a quienes con franqueza y sencillez admiten sus errores y pecados. Estas personas tienen una autoestima muy sólida. No siempre tienen que tener la razón para sentirse bien con ellas mismas. Esté dispuesto a reconsiderar, a admitir que está equivocado y a cambiar sus planes cuando sea necesario. Y recuerde, el primer paso hacia el perdón es la confesión.28.14 Temer a Dios significa reverenciarlo y honrarlo.28.17, 18 La conciencia del pecador lo llevará a la culpa que resulta en arrepentimiento o a la muerte misma debido a que se negó a arrepentirse. No es un acto de bondad tratar de hacerlo sentir mejor. Mientras más culpable se sienta, existe mayor probabilidad de que se vuelva a Dios y se arrepienta. Si interferimos con las consecuencias naturales de su acto, le facilitaremos que siga pecando.28.26 Para muchos, el individualista rudo es un héroe. Admiramos a las personas valientes e independientes que saben lo que quieren y luchan por ello. Confían solo en ellos, no piden ni dan consejos. Qué contraste con el estilo de vida de Dios. Una persona no puede conocer el futuro ni predecir las consecuencias de sus decisiones con seguridad. El que confía totalmente en sí mismo está condenado al fracaso. El sabio depende de Dios.28.27 Dios quiere que nos identifiquemos con los necesitados, no que los olvidemos. La segunda parte de este proverbio puede volverse a enunciar en forma positiva: «Los que abren sus ojos al pobre tendrán bendiciones». Si ayudamos a los demás cuando tienen problemas, estarán dispuestos para hacer lo posible para compensar el favor (véase Pro 11:24-25). Pablo promete que Dios suplirá nuestras necesidades (Phi 4:19). El, por lo general, lleva a cabo esto mediante otras personas. ¿Qué puede hacer hoy para ayudar a Dios a suplir las necesidades de alguien?DILIGENCIA Y PEREZAProverbios aclara muy bien que la diligencia (estar dispuesto a trabajar arduamente y a hacer nuestro mejor esfuerzo en cualquier tarea) es parte vital de una vida sabia. Trabajamos duro no para enriquecernos, ni para ser famosos ni admirados (aun cuando estos sean productos derivados), sino para servir a Dios entregándole lo mejor nuestro durante la vida. El diligente El perezoso Referencias Enriquece Empobrece Phi 10:4 Recoge temprano la cosecha Duerme en tiempos de siega Phi 10:5 Es un fastidio Phi 10:26 Se saciará de pan Sigue a los vagabundos Phi 12:11 Su duro trabajo le recompensará Phi 12:14 Señoreará Será tributario Phi 12:24 La diligencia es su haber precioso Desprecia sus buenos recursos Phi 12:27 Prospera Desea y nada alcanza Phi 13:4 Produce fruto Empobrece Phi 14:23 Su senda es fácil Tiene problemas toda su vida Phi 15:19 Es como el disipador Phi 18:9 Padece hambre Phi 19:15 Ni siquiera se alimenta Phi 19:24 No ara por causa del invierno Phi 20:4 Abre sus ojos y se sacia de pan Ama el sueño y se empobrece Phi 20:13 Piensa con cuidado Piensa locuras Phi 21:5 Ama el deleite y no lo enriquece Phi 21:17 Da y no detiene su mano Desea cosas pero se niega a trabajar por ellas Phi 21:25-26 Está lleno de excusas para no trabajar Phi 22:13 Delante de los reyes estará Phi 22:29 Duerme demasiado, lo cual lo lleva a la pobreza Phi 24:30-34 Cosecha en abundancia porque trabaja duro Tiene pobreza debido a su pereza Phi 28:19LIDERAZGODebido a que la mayoría de los Proverbios son del rey Salomón, es natural esperar que algunas de sus preocupaciones se encaminen al liderazgo.Cualidades de un buen líder y sus ReferenciasDiligente: 12.24Mensajero fiel: 13.17No condena ni hiere al recto: 17.26Oye antes de responder: 18.13Adquiere sabiduría: 18.15Escucha ambas versiones de la historia: 18.17Capaz de enfrentar la adversidad: 24.10Capaz de enfrentar las alabanzas: 27.21Qué sucede sin un buen líderSe falla al honrar al malo: 26.8Un gobernante impío es peligroso: 28.15El pueblo se desespera: 29.2Un gobernante impío tiene servidores impíos: 29.12Otros versículos para estudiar: 24.27; 25.13; 27.18

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1434 Lev 26:17; 2Re 7:6; Sal 53:5

b 1435 Éxo 11:8; 1Cr 12:8; Dan 3:16; Hch 4:13; Hch 14:3; 1Ts 2:2

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

El impío huye. La persona de mala conciencia sospecha que hay enemigos por todas partes. La persona impía es insegura y paranoica. Los justos, sin embargo, no temen el castigo por la mala conducta.

Fuente: La Biblia de las Américas

[14] Job 9, 28.

Fuente: Notas Torres Amat