Comentario de Proverbios 30:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Las palabras de Agur hijo de Jaqué, de Masá: El hombre dice: “No hay Dios; no hay Dios.” ¿Y acaso podré yo saber?
Agur. Se piensa que Agur era un maestro, y Ucal e Itiel sus alumnos, y este es el discurso dado, no de su propia sabiduría, sino por el Espíritu Santo, para beneficio de todas las personas.
la profecía. Pro 31:1; 2Pe 1:19-21.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Agur, Pro 30:1-6.
Los dos puntos esenciales de su oración, Pro 30:7-9.
Consecuencias de acusar al siervo, Pro 30:10.
Cuatro generaciones malvadas, Pro 30:11-14.
Cuatro cosas insaciables, Pro 30:15, Pro 30:16.
Consecuencias de despreciar a los padres, Pro 30:17.
Cuatro cosas difíciles de conocer, Pro 30:18-20.
Cuatro cosas intolerables, Pro 30:21-23.
Cuatro cosas mayores que la sabiduría, Pro 30:24-28.
Cuatro cosas majestuosas, Pro 30:29-31.
La necesidad de prevenir la ira, Pro 30:32, Pro 30:33.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Con las palabras de Agur se inicia una sección completamente nueva del libro de Proverbios. Como Lemuel (Pro 31:1-9), Agur fue un contribuyente no hebreo al libro de Proverbios. Llegó a la fe en el Dios de Israel en una tierra extranjera. Nada sabemos de su padre Jaqué, pero la palabra que se traduce como profecía podría ser el nombre de un lugar.
Itiel y Ucal probablemente eran discípulos de Agur. Dado que la repetición inmediata del nombre Itiel no es usual, algunos interpretan las letras hebreas en forma diferente y traducen el texto: «Estoy agobiado, oh Dios; estoy agobiado oh Dios y me he consumido». Esto podría concordar con el contexto de los versículos siguientes.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Quinta Parte.
Proverbios de Varios Autores.
30. Proverbios de Agur.
L a última parte del libro de los Proverbios la forman tres pequeñas colecciones de sentencias, atribuyéndose la primera a Agur, y la tercera a Lemuel. La segunda no presenta autor. Difieren notablemente por su forma y contenido de las otras colecciones del libro, lo que, unido a los arameísmos que contienen y al lugar que ocupan en el texto hebreo, arguye sin duda una fecha de composición más reciente que las otras colecciones. Los LXX, como también quedó indicado en la introducción, las presentan en distinto orden: los proverbios de Agur, después de la primera colección de los sabios, y las sentencias anónimas y los proverbios de Lemuel, después de la segunda colección de los sabios.
Proverbios de Agur (30:1-14).
Del autor de estos proverbios, Agur, hijo de Jaqué, nada sabemos más que el nombre de su patria, si el término hebreo designa nombre de lugar. Masa se encuentra en la parte oriental del Jordán. Gen 25:14 y 1Cr 1:30 la enumeran entre las ciudades ismaelitas. Agur sería o un sabio israelita que vivía fuera de su patria o un sabio ismaelita que adoraba a Yahvé y mereció ser contado entre los sabios de Israel, lo que testificaría el universalismo de la sabiduría.
Su contenido y forma literaria difieren de todas las colecciones precedentes. Se ensalza la naturaleza divina, se pone de relieve la limitación de la inteligencia humana, se recomienda la áurea mediocridad entre la riqueza y la pobreza. La forma es variada; cada perícopa tiene su forma peculiar. Las ideas son expuestas casi siempre en varios versos. El paralelismo es siempre sinónimo.
Grandeza de Dios. Su divina palabra (1Cr 30:1-6).
1 Dichos de Agur, hijo de Jaqué, de Masa, Dijo aquel varón: Mucho me he fatigado, ¡oh Dios! mucho me he fatigado, ¡oh Dios! y he perdido la esperanza. 2 Porque soy un ignorante y menos que hombre, y no tengo inteligencia de hombre. 3 Pero Dios me enseñó, y conocí la ciencia del Santo. 4 ¿Quién subió a los cielos y bajó? ¿Quién encerró los vientos en su puño? ¿Quién ató las aguas en su manto? ¿Quién fijó los confines a la tierra? ¿Cómo se llama? ¿Y cómo se llama su hijo? ¿Lo sabes tú? 5 Toda palabra de Dios es acrisolada, es el escudo de quien en El confía. 6 No añadas nada a sus eloquios, por que no te reprenda y seas hallado mentiroso.
La primera parte del v.1 presenta al autor de la sección como hijo de Jaqué, personaje desconocido y de procedencia masaíta, conforme hemos indicado antes. El término correspondiente a Masa podría traducirse también por “oráculo,” “profecía” 1; pero no es muy probable en nuestro caso tal versión, dado el carácter individual y reflexivo de los proverbios de Agur. Muchos judíos y escritores cristianos identificaron a Agur con Salomón y, consiguientemente, a Jaqué con David. La Vulgata, fijándose en la significación de los términos hebreos, los tomó como nombres apelativos y tradujo: “Palabras de aquel que reúne la asamblea, hijo del que profiere palabras de sabiduría.” En cuanto a la segunda parte del v.1, la mayor parte de los intérpretes antiguos tradujeron el texto hebreo por los nombres propios: Itiel y Calcol, que designarían los destinatarios de las sentencias de Agur, que algunos relacionaron con los personajes bíblicos del mismo nombre citados en Neh 11:7 y 1Re 5:11. Hoy la mayoría de los autores prefieren la interpretación que seguimos en nuestra versión, según la cual Agur confiesa haberse fatigado mucho en la investigación sobre Dios y sus obras, lo que sirve de introducción a las constataciones de los versos siguientes.
Agur declara que, abrumado por la majestad de Dios y la incomprensibilidad de sus obras, perdió la esperanza de conseguir la pretendida ciencia y, hondamente desilusionado, se sintió sumamente ignorante y hasta sin aquella inteligencia que como ser humano le corresponde. Pero Dios vino en su auxilio y le dio a conocer la ciencia del Santo 2, ignorada por los mismos sabios, y que para ser conocida tuvo que ser revelada por Dios mismo. A Lapide pone en boca de Agur parafraseando: “Por lo que a mí toca, habida consideración de mi ingenio y facultades naturales, me parece ser el más ignorante de los mortales. Y si por la sabiduría que me ha sido infundida del cielo soy el más sabio de todos, esto es un don de Dios. Por lo que no me lo arrogo como cosa debida a mis esfuerzos, sino que lo atribuyo totalmente a Dios como su verdadero autor.” 3
En efecto, nadie ha subido a los cielos y descendido de ellos para poder comunicar a los hombres el conocimiento de Dios y los secretos divinos allí arriba adquiridos. Ningún mortal ha encerrado los vientos en su puño para poder soltarlos a su gusto, ni pudo recoger las aguas de las nubes en su manto para poder dejarlas caer conforme a su voluntad, ni fijó los confines de la tierra de modo que no puedan ser transgredidos por las aguas. Las obras de la creación no son obra de la sabiduría y del poder de hombre alguno. No podrás señalar su nombre, ni el nombre de su hijo, pues tal mortal no ha existido. El nombre en los hebreos está por la persona, y conocerlo indica trato íntimo con él4. En las dos últimas preguntas no hay más que una especie de ironía contra quien necia y presuntuosamente intentase señalar al mortal que hubiese hecho tales obras. Indirectamente se afirma que ha sido Dios quien ha hecho tales maravillas, o la Sabiduría, que le dirigió como arquitecto, y cuyos secretos designios nadie puede conocer si El no los revela5. Algunos han querido ver en las dos últimas preguntas una referencia indirecta a Dios y su hijo. Quién fuera, en este supuesto, el hijo de Dios a quien alude Agur, es cuestión en que discrepan no poco los autores: para unos sería el pueblo israelita; para otros, la Sabiduría; algunos quieren ver un preludio de la doctrina neotestamentaria sobre el Hijo de Dios. El discurso de Agur permanece enigmático, y, cualquiera sea el texto que se acepte, se opone el conocimiento humano al conocimiento conferido por la Sabiduría, que es un don de Dios.
En oposición a la constatación de la ignorancia humana, el sabio hace elogio de la palabra de Dios, es decir, de la revelación, que viene en ayuda de aquélla. La doctrina revelada es cierta y verdadera, libre de todo error, de toda mentira, de toda impiedad, como el oro recién salido del crisol. Y es escudo de quien confía en Yahvé, porque quien da fe a esa palabra y la pone en práctica camina por el sendero de la justicia y puede contar con la protección de Dios sobre los justos, tantas veces prometida en los libros sagrados. El salmista expresó la misma idea con idénticas palabras 6. La recomendación del v.6 de no añadir cosa alguna a la palabra de Dios se encuentra más veces en la Biblia7 y la hallamos también en las enseñanzas de la sabiduría egipcia. Los sabios israelitas unen las enseñanzas de la sabiduría “a las prescripciones de la Ley y a las advertencias de los profetas, hasta el punto de identificarlas y establecer un conjunto armonioso y completo, suficiente para la conducta de la vida humana.” (Renard) 8
La áurea mediocridad (1Re 30:7-10).
7 Dos cosas te pido, no me las niegues antes de que muera. 8 Tenme lejos de la mentira y del engaño y no me des ni pobreza ni riquezas. Dame aquello de que he menester. 9 No sea que, harto, te desprecie y diga: “¿Quién es Yahvé?” O que, necesitado, robe y blasfeme del nombre de mi Dios. 10 No calumnies al siervo ante su amo, no sea que te maldiga y hayas de sufrir el castigo.
Preciosa plegaria esta del sabio, en que implora de Dios la sinceridad y honradez en sus relaciones con los demás y aquel justo medio entre la riqueza y la pobreza que le asegure una conducta recta en los días de su vida sobre la tierra. El mismo da la razón por la que desea esa media condición de vida: no quiere riquezas, que, si bien son en sí buenas, llevan consigo serios peligros, entre ellos la soberbia, que puede conducir incluso al desprecio de Dios, como en el caso del faraón 9. Ni tampoco desea la pobreza, que, si es más propicia que las riquezas para poner el corazón en Dios, no es muchas veces buena consejera: fácilmente induce, especialmente en aquellas sociedades no muy elevadas espiritualmente, al robo y a maldecir a Dios porque concede riquezas a unos, mientras que permite caigan otros en la miseria. La experiencia que ha dado origen al slogan “pan y catecismo,” dice que la pobreza, cuando se acerca a la miseria, no favorece mucho la vida cristiana de nuestros fieles.
El v.10 contiene una sentencia aislada en que se recomienda la caridad para con el siervo, a quien no se debe difamar ante su amo. El motivo es todavía interesado: tu calumnia inducirá al amo a despedirlo de su casa; entonces el siervo te maldecirá, y recibirás de Dios, que oye el clamor de los pobres e indefensos, el merecido castigo. Posiblemente la sentencia esté fuera de lugar. Toy dice que cuadraría bien en los capítulos 23-24, de los que habría sido desplazada a este lugar por su conexión con la maldición de los versos siguientes.
Lo peor de lo peor (1Re 30:11-14).
11 Hay quien maldice a su padre y no bendice a su madre. 12 Hay quien se cree limpio y no ha limpiado su inmundicia. 13 Hay quien mira con altanería y cuyos párpados son altivos. 14 Hay gentes cuyos dientes son espadas, y cuchillos sus molares, para devorar a los pobres de la tierra y raer de entre los hombres a los menesterosos.
Las cuatro sentencias precedentes, de análoga expresión, enumeran otras tantas clases de personas francamente odiosas. Sus maldades se oponen radicalmente a la sabiduría. Se parecen en su forma y contenido a las sentencias Deu 6:12-15, y tanto allí como aquí son seguidas de sentencias numerales.
La primera clase es la de aquellos que maldicen a sus padres. Infringir de ese modo la piedad filial supone, además de una grave ingratitud para con aquellos seres a quienes se debe la misma vida, haber perdido toda nobleza de sentimientos. Exo 21:17 prescribía que quien maldijere a su padre o a su madre fuese muerto, y el sabio afirmó antes que el tal hijo verá extinguirse su lámpara en oscuridad tenebrosa 10. La segunda es la de aquellos que se creen justos y limpios porque cumplen ciertas prescripciones rituales, pero tienen sus corazones llenos de pecado y de inmundicia. Era la actitud de los fariseos, que provocaba la indignación de Jesucristo y los incapacitaba para recibir su mensaje de penitencia y purificación de los pecados 11. La tercera, la de los soberbios y altaneros, cuyo vicio es aborrecido a los ojos de Dios 12 y también a los ojos de los hombres. Isaías dice que en el último día, en lo postrero de los tiempos, serán abatidas las altivas frentes de los hombres y humillada la soberbia humana, siendo sólo Yahvé exaltado aquel día 13. La última, la de los que oprimen a los pobres y menesterosos, desposeyéndolos sin compasión de lo poco que tienen, anteponiendo su desmesurada codicia a la indigencia de ellos 14. Vicio no menos detestable que los otros a los ojos de Yahvé, padre de los pobres y protector de los desvalidos.
Sentencias numéricas (Exo 30:15-33).
Forman una pequeña colección de sentencias anónimas, designadas con el presente título por su forma literaria. Los LXX la colocan después de la segunda colección de los sabios y precediendo inmediatamente a la segunda colección de Salomón, lo que indica que estas sentencias formaron una colección aparte de los proverbios de Agur. Como advertimos en la introducción, nada sabemos de su autor ni a punto cierto de su época de composición. Su contenido se reduce a unas cuantas observaciones curiosas y profundas del reino animal, sin relación alguna con el orden moral, lo que la diferencia notablemente de las otras colecciones del libro. Esta forma literaria, que se encuentra también en Ahikar y en un texto de Ras Shamra 15, por el misterio que encierra en la enunciación de las cosas que enumerará después, excita la curiosidad y mantiene la atención del lector.
Los insaciables (Exo 30:15-17).
15 Dos hijos tiene la sanguijuela: Dame, dame. Tres cosas hay que no se hartan y cuatro que nunca dicen: “Basta.” 16 El “seol,” la matriz estéril, la tierra que no se harta de agua, y el fuego que nunca dice: “Basta.” 17 Al que escarnece a su padre y pisotea el respeto de su madre, cuervos del valle le saquen los ojos y devórenle aguiluchos.
La sanguijuela es considerada en todas las literaturas como símbolo de avidez por el ansia con que absorbe la sangre, presentada aquí bajo la imagen de dos hijos de idéntico nombre y significación. Los autores judíos han visto alegóricamente expresada en la sanguijuela el infierno, y en las dos hijas, el poder de este mundo y la herejía, o también el mundo inferior con sus dos hijos, el paraíso y la gehena. Los autores cristianos ven simbolizada más bien la codicia en la sanguijuela, y la ambición y la avaricia en sus dos hijas. 16 A Lapide escribe que “la sanguijuela significa la concupiscencia, cuyas dos, más aún, tres y cuatro hijas insaciables, son los cuatro primeros vicios: la ira, la lujuria, la avaricia y la ambición; de los cuatro, como de sus raíces, provienen todos los demás.” 17
Las cuatro cosas insaciables son: el seol, que continuamente está recibiendo vidas humanas que dejan de existir, sin llenarse jamás 18; la matriz estéril de la mujer israelita, que, cifrando su gloria en una numerosa posteridad, no veía llegar los hijos que la librasen del oprobio que para ella suponía la esterilidad; la tierra que no se sacia de agua, por su condición arenosa, que la absorbe tan pronto como llega a ella; y el fuego, que nunca dice “Basta,” sino que consume cuantos materiales combustibles se pongan a su alcance. Un proverbio indio dice: “El fuego jamás se sacia de leña, ni el océano del agua de los ríos, ni la muerte de los vivientes, ni la mujer del hombre.” 19 Y otro árabe: “Tres cosas jamás se sacian de otras tres: la tierra de agua, el fuego de leña, la mujer del hombre.” 20 Se trata de proverbios sin enseñanza moral alguna, sino sencillamente de observaciones que pueden contribuir en los lectores a un mayor conocimiento de la naturaleza21.
En el v.17, con que concluye la perícopa, el sabio recrimina de nuevo – debían de tener los sabios en muy grande estima el respeto y veneración de la autoridad paterna – la conducta irreverente de los hijos para con los padres y expresa la indignación que tal actitud le causaba. La expresión parece indicar la muerte prematura y la privación de sepulcro, dado que los cuervos y buitres pican los ojos y comen la carne de los animales muertos. Ello constituía la mayor ignominia. Con ella había amenazado Goliat a David en su desafío 22.
Cuatro maravillas (Exo 30:18-20).
18 Tres cosas me resultan maravillosas, y una cuarta que no llego a entender: 19 el camino del águila en los aires, el rastro de la serpiente sobre la roca, el camino de la nave en medio del mar, y el rastro del hombre en la doncella. 20 Este es el obrar de la mujer adúltera: después de haber comido se limpia la boca y dice: “Nada de mal he hecho.”
El autor de la perícopa manifiesta su profunda admiración por tres cosas maravillosas, y más todavía por otra cuarta, que le resulta aún más incomprensible. Son éstas: el camino del águila en los aires, el hecho de que un pájaro de sus dimensiones pueda remontarse a las alturas que ella alcanza y caminar a través de los aires 24; el rastro de la serpiente sobre la roca, ese movimiento misterioso de la serpiente, que sin estar dotada de patas, como otros animales, puede caminar sobre la roca desnuda; el camino de la nave en medio del mar, que marcha sobre las aguas no surcadas, por sendas que conduzcan su ruta, y se mantiene sobre ellas, transportando pesadas cargas25. Pero lo que resulta más misterioso para nuestro autor es el rastro del hombre en la doncella. La expresión debe referirse al acto de la generación, que tiene como efecto un nuevo ser humano en el seno materno, cuya procreación y desarrollo resultaba para los antiguos verdaderamente misterioso.
El v.20 pudiera haber sido sugerido por el último estico del verso precedente, si bien no se trata en él de acción alguna inmoral. Expresa hasta qué punto la mujer adúltera pierde la sensibilidad y delicadeza de conciencia, que comete las acciones más deshonestas prohibidas en el mismo Decálogo, con las que se viola la fidelidad jurada al marido y se queda tan tranquila. También esto resulta incomprensible.
Cuatro cosas insoportables (Exo 30:21-23).
21 Tres cosas hay que sublevan a la tierra y una cuarta que no puede sufrirse: 22 siervo que llegue a dominar, necio que se ve harto de pan, 23 desdeñada que llegue a encontrar marido y esclava que hereda a su señora.
Enumera cuatro cosas que resultan de todo punto insoportables, porque suponen un orden social contrario al que está pidiendo la naturaleza misma de las cosas: el siervo que llega a dominar, siendo así que es él quien debe estar sujeto y obedecer a su señor, no viceversa; lo que, además, suele hacer al siervo altivo y tirano para con sus subditos; necio que se ve harto de pan, cuando la fortuna debe ser fruto de la sabiduría y diligencia en el trabajo, no de la necedad; el cual, por lo demás, no sabría hacer buen uso de las riquezas y caería en sus peligros; mujer desdeñada que llega a encontrar marido, dado que las relaciones con miras al matrimonio suponen un amor y atractivo hacia la mujer por parte del hombre, no es fácil sentirlo hacia aquella que, por carecer del mismo, permaneció ya durante tiempo sin encontrar pretendiente; finalmente, esclava que hereda a su señora, lo que resulta de todo punto insoportable si, como algunos interpretan, se trata de la sierva que suplanta a su señora en el afecto al marido 26.
Cosas pequeñas, pero sabias (Exo 30:24-28).
24 Cuatro cosas hay pequeñas en la tierra que son, sin embargo, más sabias que los sabios: 25 la hormiga, pueblo nada fuerte, pero que se prepara su provisión en el verano; 26 el damán, pueblo nada esforzado, que se hace su cubil en las rocas; 27 la langosta, que no tiene rey, y, sin embargo, avanza en escuadrones; 28 el lagarto, que se toma con la mano, y, sin embargo, habita en los palacios de los reyes.
El sabio presenta cuatro animalillos cuya sabiduría causa admiración. La hormiga, cuya muchedumbre semeja un pueblo en diligente preparación de sus provisiones para el invierno 27. El damán, que la Vulgata traduce por conejo, es un pequeño rumiante que vive en grupos en las cavidades de las rocas de Siria y Palestina y encuentra en ellas defensa frente a su debilidad (Hyrax syriacus) 28. La langosta, que sin rey avanza como un ejército disciplinado a las órdenes de su capitán. Joel las presenta como un formidable ejército ordenado y en orden de batalla para ejecutar los designios de Dios 29. El lagarto, animal pequeño y débil que puede cogerse con la misma mano; sin embargo, él se las arregla para habitar en los mismos palacios y jardines de los reyes, en los que se les ve a veces escalar los muros en busca de alimentos.
Además de unas constataciones de historia natural, el autor en estas sentencias quiso poner de manifiesto que la sabiduría no está en relación directa con la magnitud del cuerpo. Si la sabiduría divina resalta mucho en la creación de las grandes obras que contemplamos con nuestros ojos en el universo, quizá no resplandezca menos en el mundo de las cosas pequeñas, que nos pasa muchas veces inadvertido. No contento con esto, A Lapide saca unas conclusiones de orden moral: “De la hormiga, que trabaja con diligencia para asegurarse el alimento para el invierno, aprende, ¡oh hombre! la prudencia en el trabajo y asegúrate cuanto es necesario para el cuerpo y para el alma; del damán aprende la prudencia de habitar en lugar seguro y cómodo; de la langosta, qué bien tan grande es la concordia; del lagarto, la gracia y esplendor que acompaña a las buenas obras, con las que te concillarás a los príncipes y a Dios.” 30
Cuatro seres majestuosos (30:29-33).
9 Tres cosas hay de buen andar y aun cuatro que muy bien se pasean: 30 el león, el más fuerte de todos los animales, que no retrocede ante nadie; 31 el gallo, que marcha arrogante entre sus gallinas; el macho cabrío, que va delante de su manada, y el rey, que va a la cabeza de su ejército. 32 Si te alabaste sin darte cuenta o a sabiendas, mano a la boca; 33 que batiendo la leche se hace la manteca, y oprimiendo la nariz se saca sangre, y oprimiendo la ira se excita la riña.
El último máshdl numérico se refiere a cuatro criaturas que llaman la atención por la gallardía y aire de dominio con que caminan majestuosamente ante sus huestes. El león es el rey de las fieras. Con su cerviz erguida se pasea en medio de los animales, sin retroceder ante ninguno de ellos. Ni los gritos de los pastores, por grande que sea su número, le acobardan 31. El gallo marcha con su típica gallardía, su cresta levantada, entre sus gallinas, como defensor de las mismas y rey que no admite rival 32. El macho cabrío conduce por las mañanas su manada a los pastos y por la tarde a sus establos, viniendo a ser, al decir de Varrón, el ojo de toda grey 33 y, por lo mismo, símbolo de prudencia y providencia. El rey, que con su indumentaria real, con su cetro, diadema y púrpura, va a la cabeza de su ejército, rodeado de sus cortesanos y su guardia, ofrece un espectáculo más majestuoso e impresionante todavía que los precedentes 34.
El sabio concluye la sección con dos versos cuyo texto no es seguro del todo, en que recomienda evitar la propia alabanza y el orgullo, que pueden suscitar la envidia y la ira en los demás y provocar mediante ello contiendas, como ilustran las dos comparaciones del sabio.
1 Isa 13:1; Neh 1:1. – 2 9:10. – 3 O.c., II p.423 – 4 Cf. 18:10. – 5 8:27-30. – 6 18:31. – 7 Deu 4:21 Rev 22:18. – 8 O.c., p.178, – 9 Exo 5:2. – 10 20:20. – 11 20:9; Mat 23:27. – 12 6:17. – 13 2:11. – 14 22:7. – 15 Cf. 6:15; Zaw 56 (1936) 152. – 16 J. M. Grintz, The Proverbs of ‘Aluqa (Pro 30:155.) [nombre propio de un sabio]: Tarb28 (19583) 13555; buzy, Les macháis numériques de la sangsue et de l’almah: RB (1933) 8-13. – 17 O.c., II p.442. – 18 27:20; Isa 5:14. – 19 Citado en Renard, o.c., p.iSi. – 20 Freytag, Proverb. Arab. III I p.6i. – 21 Opinan algunos que isa está incompleto, al no enumerarse los dos hijos. Toy suprime el primer estico como glosa. Renard corrige en 153 tres por dos y suprime el segundo estico como glosa. – 22Sa 17:44; 1Re 14:11; Jer 16:4; Eze 29:5; Eze 39:17 D. W. Thomas, A note on “Iíqqehafh” m Proverbs 30,17: St 42 (1941) 154. – 23 E. F. Sutcliffe, The meaning of Prov 30,1855:.27 (1960) 124-131. – 24 Job 39:27. – 25 Sab 14:3-4 – 26 ,24. – 27 Cf. 6:7-8. – 28 RB 32 (1935) 581-582. – 29 C.I-2. – 30 O.C.,II 462. – 31 Isa 31:4. – 32 Las versiones antiguas leen gallo. Algunos modernos traducen el enigmático texto hebreo por caballo (cf. Job 39:19-25). – 33 Citado en A Lapide , o.c., t.2 p.471 – 34 El texto de 31bc es muy oscuro. A base de los LXX y la Vulg. puede reconstruirse en la forma propuesta.
Fuente: Biblia Comentada
profecía. Esta palabra se emplea a menudo de un profeta (cp. Zac 9:1; Mal 1:1) y puede traducirse «carga» por su gran peso como palabra o profecía divina (cp. Mal 1:1). Itiel y … Ucal. Agur dirigió su sabiduría quizás a sus alumnos favoritos, como Lucas a Teófilo (Luc 1:1-4; Hch 1:1-2).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Palabras de Agur. Esta es una colección de proverbios escritos por un sabio desconocido que era probablemente un estudioso de la sabiduría en tiempos de Salomón (cp. 1Re 4:30-31). Agur manifiesta humildad (vv. Pro 30:1-4), un profundo odio hacia la arrogancia (vv. Pro 30:7-9) y una aguda mente teológica (vv. Pro 30:5-6).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pro 30:1-33 : Breve colección atribuida (como la siguiente de Pro 31:1-9) a un autor no israelita, que confiere una dimensión internacional a la sabiduría de Israel (ver 1Re 4:30). Sin embargo, el material que incluye es heterogéneo y probablemente sólo Pro 30:1-9 pueda ser atribuido a Agur. El resto lo conforman una serie de dichos unidos por la fórmula “hay gente” (Pro 30:10-14) y otra serie de dichos numéricos (Pro 30:15-33).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Pro 30:1 b – Pro 30:2-9 : La sección parece reproducir elementos del diálogo entre un escéptico y un creyente que pone en evidencia el fracaso de la sabiduría humana en contraste con la “ciencia santa” (Pro 30:3). La serie de preguntas del escéptico (Pro 30:4) dan paso a la respuesta creyente (Pro 30:5-6) y a una hermosa oración (Pro 30:7-9).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— de Masá: Conjetura sobre el texto hebreo. Masá podría referirse a una región del norte de Arabia. Los nombres de Agur y Jaqué no están atestiguados (ver Pro 31:1).
— me he fatigado, oh Dios, y estoy agotado: Traducción conjetural de un texto hebreo complicado y probablemente no bien transmitido. Algunos unen esta expresión con las palabras precedentes y traducen: Oráculo (o profecía) que dirigió el varón a Itiel y a Ucal, considerando a estos dos últimos personajes como los destinatarios desconocidos del oráculo. Otros proponen: que Dios esté conmigo, que Dios esté conmigo y podré. Otros, finalmente, se inspiran en el arameo y proponen: no hay Dios, no hay Dios, y estoy agotado.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Introducción. Nada sabemos sobre Agur y Jaqué (otras versiones tienen a Itiel y Ucal, ver nota de la RVA) y ellos bien pueden tener origen extranjero (cf. 31:1 y comentario). Pero este misterio provee el tono correcto para el misterio que Agur desea confesar (2-4). Hemos notado que a menudo Prov. parece estar enseñando más bien generalizaciones demasiado confiadas sobre cómo la vida obra y cómo Dios obra, mientras que ambas son más misteriosas que lo que las generalizaciones sugieren. Aquí Prov. lo sabe bien. Los vv. 2 y 3 parecieran sugerir que el problema está en la falta de inteligencia de Agur; el v. 4 pone en evidencia la ironía de su declaración inicial. El es simplemente el único que abiertamente reconoce la ignorancia debido al inherente misterio de las cosas de Dios.
Hay, sin embargo, una ironía más; el v. 1 ya ha descrito sus dichos como palabras (“un oráculo”) término normal para designar una palabra profética de Dios; cf. Isa. 13:1, “profecía”. Sin embargo, puede entenderse como el nombre del país árabe Masá (mencionado en Gén. 25:14). La ironía continúa en los vv. 5 y 6. Aun cuando Agur ha sugerido que ni él ni ningún otro ha traído sabiduría del cielo a la tierra, él implica también que hay palabras de Dios, que como tales son refinadas y confiables, y exigen ser aceptadas sin interposiciones.
La introducción concluye con el ruego de Agur de ser librado de falsedad, pero también más notablemente de riqueza y pobreza extremas, porque él ve el obstáculo de ambas. Nos recuerda que cuando Prov. habla del rico y del pobre, como a menudo lo hace, no está refiriéndose a dos grupos que entre ambos incluyen a todos. La mayoría de las personas están entre ambos, y aquí es donde Agur desea estar. Su solemne reconocimiento del misterio de la vida y de Dios (nótese que él utiliza el nombre israelita de Dios, Jehovah), es semejante al de Ecl. (ver Ecl. 7:16-18).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
30.1 El origen de estas palabras no es claro. No se sabe nada acerca de Agur excepto que fue un maestro sabio, procedente del reino de Lemuel (véase la nota a Pro 31:1).30.2-4 Debido a que Dios es infinito, ciertos aspectos de su naturaleza seguirán siempre en el misterio. Compare estas preguntas con las preguntas que Dios le hizo a Job (Job 38-41).30.4 Algunos eruditos piensan que el hijo se refiere al Hijo de Dios, el que luego tomó forma de hombre como Mesías, quien antes de la fundación del mundo participó en la creación. Col 1:16-17 enseña que el mundo se creó a través de Cristo.30.7-9 Poseer mucho dinero quizás resulte peligroso, pero también tener muy poco. Ser pobre puede, en efecto, ser peligroso tanto para la salud espiritual como la física. Por otro lado, ser rico no es la respuesta. Como Jesús lo señaló, los ricos tienen problemas para entrar en el Reino de Dios (Mat 19:23-24). Al igual que Pablo, podemos aprender a cómo vivir en escasez y en abundancia (Phi 4:12), pero nuestras vidas tienen una mejor oportunidad para llegar a ser más eficaces si no tenemos ni «pobreza ni riqueza».30.13 Esta frase se refiere a la gente orgullosa y altiva que miran a los demás con desdén. Los versículos 11-14 contienen varias descripciones del altivo.30.15ss «Tres cosas[…] aun la cuarta» es una forma poética de decir que la lista no está completa. El escritor de estos proverbios observa al mundo con sumo interés. Los versículos 15-30 son una invitación para mirar la naturaleza desde la perspectiva de un observador sagaz.30.24-28 Las hormigas nos enseñan mucho acerca de la preparación; los conejos acerca de la construcción sabia; las langostas acerca de la cooperación y el orden; y las arañas acerca de la intrepidez.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1531 2Ti 3:16; 2Pe 1:21
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
el oráculo. Es decir, un mensaje muy importante.
Itiel y a Ucal. No se sabe nada de ellos.
Fuente: La Biblia de las Américas
El Cáp. Pro 30:1-33 fue compuesto por Agur («el que recoge»), a quien los antiguos rabinos y padres apostólicos identifican con Salomón; sin embargo, no existe base firme para esa sugerencia. Es una declaración profética que enseña sobre la sabiduría.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
me he fatigado y desisto… Es decir, ceso en mi intento (de comprender) → §144.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, la carga
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. me he fatigado, me he fatigado.
30.1 Es decir, ceso en mi intento (de comprender) g §144.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] Se puede traducir Palabras que un hijo fiel recogía de su padre que rebosaba de sabiduría.[5] Sal 18 (17), 31.[6] Deut 4, 2; 12, 32.[12] Luc 18, 9.[19] Desconcertante e inestable proceder de los jóvenes.