Comentario de Proverbios 31:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desafortunados.

Abre tu boca por el mudo. Pro 24:7, Pro 24:11, Pro 24:12; 1Sa 19:4-7; 1Sa 20:32; 1Sa 22:14, 1Sa 22:15; Est 4:13-16; Job 29:9, Job 29:17; Sal 82:3, Sal 82:4; Jer 26:16-19, Jer 26:24; Jer 38:7-10; Jua 7:51.

de todos los desvalidos. Sal 79:11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

por el mudo: El deber del rey en el mundo antiguo era defender al débil, sostener al desamparado. Estos ideales raramente se llevaban a cabo en aquella época o incluso en la nuestra. Pero un día un Rey, que es defensor de los desamparados, establecerá su reinado de justicia (Pro 23:10, Pro 23:11).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Abre tu boca. Defiende a los que no pueden alegar su propia causa, es decir, aquellos que están arruinados por su debilidad. El deber del rey era mantener con justicia la causa de los indefensos tanto en crisis físicas (v. Pro 31:6) como materiales (v. Pro 31:9). El monarca así es mediador de la compasión de Dios. Vea las notas sobre Pro 14:21 ; Pro 14:31.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Sal 72:4; Sal 72:12-13.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Lit.: “todos los hijos del fallecimiento”.

REFERENCIAS CRUZADAS

k 1598 1Sa 19:4; 1Sa 22:14; Est 4:14; Est 7:3; Sal 82:4

l 1599 Sal 79:11

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

los mudos…los desdichados. Los que no pueden hablar ni defenderse por sí mismos ante un juez.

Fuente: La Biblia de las Américas

Estos vers. dan énfasis a la responsabilidad importante del rey para defender los derechos legales de los pobres.

Fuente: La Biblia de las Américas

el mudo. I.e., los incapacitados de defender su propia causa.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

abocados a la muerte… Es decir, de los que no tienen quien los defienda.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., el juicio

Lit., los hijos del fenecimiento

Fuente: La Biblia de las Américas

Es decir, de los que no tienen quien los defienda.

Fuente: La Biblia Textual III Edición