Comentario de Proverbios 4:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Escucha, hijo mío, y recibe mis dichos, y se te multiplicarán años de vida.
Oye, hijo mío. Pro 8:10; Pro 19:20; Job 22:22; Jer 9:20; Jua 3:32, Jua 3:33; 1Ts 2:13; 1Ti 1:15.
y se te multiplicarán años de vida. Pro 3:2, Pro 3:16; Deu 5:16; Deu 6:2.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Estos versículos nos presentan una nueva súplica de los padres a sus hijos para que transiten por el camino de la sabiduría y eviten la vereda de los impíos a toda costa. El contraste de estos caminos es impresionante, el de la sabiduría es recto, descubierto y protegido, el otro es tortuoso, duro y marcado por la violencia. Uno es vereda de luz y el otro de tinieblas, uno conduce a la promesa, el otro a la propia destrucción.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pro 3:1-2.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Un llamado a evitar los caminos de los malvados
Nuevamente un llamado a prestar atención lleva a las promesas asociadas de vida y estabilidad (10-13). Eso introduce una advertencia a evitar los ca minos de los que comen, beben y duermen la maldad y la violencia (14-17), con una promesa asociada de luz y advertencia de oscuridad (18, 19).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
NOTAS
(1) O: “Y ellos [los dichos míos] llegarán a ser muchos para ti durante los años de la vida”.
REFERENCIAS CRUZADAS
s 199 1Ts 2:13
t 200 Deu 5:16; Pro 3:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
La amonestación de hacer caso a la sabiduría compara varios caminos: el de los rectos con el de los malvados; el de la libertad y seguridad con el del vicio que lleva al pecado mortal (vers. 10– 17); y el que aumenta en resplandor en comparación con el de tinieblas (vers. 18, 19). El primer contraste consiste de un padre que amonesta al hijo a que preste atención a la instrucción que promete vida (vers. 10, 13) y que se caracteriza como un camino de libertad y seguridad (vers. 11, 12). Sigue la amonestación de no entrar en el camino del malvado (vers. 14, 15) porque tal acción esclaviza al pecado que lleva a la muerte (vers. 16).