Comentario de Proverbios 4:23 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida.

Con toda diligencia. Heb. sobre toda cosa guardada. Pro 4:7; Pro 3:21; Pro 11:16; Pro 13:3; Ecl 5:13.

guarda tu corazón. Pro 22:5; Pro 23:19; Pro 28:26; Deu 4:9; Sal 139:23, Sal 139:24; Jer 17:9; Mar 14:38; Heb 12:15.

porque de él mana la vida. Mat 12:35; Mat 15:19; Mar 7:21-23; Stg 1:14, Stg 1:15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

SOBRE TODA COSA GUARDADA, GUARDA TU CORAZÓN. El corazón es la fuente del deseo y de la decisión (véase el ARTÍCULO EL CORAZÓN, P. 842. [Pro 4:23]). Seguir a Dios y conocer sus caminos implica una firme decisión a permanecer consagrado a Él, buscando primero su reino y su justicia (Mat 6:33). Si está disminuyendo en un creyente el hambre y la sed de Dios y de su reino, él debe revalorar sus Prioridades, sinceramente reconocer su tibieza espiritual y orar fervientemente por un renovado deseo de Dios y de su gracia. Dejar de «guardar» el corazón da por resultado un abandono de la senda de seguridad y la caída en una trampa destructiva (cf. Pro 7:24-27); guardar el corazón con toda diligencia da por resultado que todos los caminos del creyente se afirmen en el favor y la gracia de Dios (vv. Pro 4:25-27).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

El corazón

Pro 4:23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.

DEFINICIÓN DEL CORAZÓN. La sociedad contemporánea por lo general considera la cabeza con su cerebro como el centro y el rector de la actividad humana. Sin embargo, la Biblia se refiere al corazón como el centro; «de él mana la vida» (Pro 4:23; cf. Luc 6:45). Desde el punto de vista bíblico, el corazón pudiera verse como que abarca la totalidad del intelecto, de la emoción y de la voluntad de uno (véase Mar 7:20-23, nota).

(1) El corazón es el centro del intelecto. Las personas reconocen las cosas en su corazón (Deu 8:5), meditan en su corazón (Sal 19:14; Sal 77:6), hablan en su corazón (1Sa 1:13), guardan los dichos de Dios en su corazón (Sal 119:11; Pro 4:21), maquinan males en el corazón (Sal 140:2), cavilan en su corazón (Mar 2:8), dudan en su corazón (Mar 11:23), guardan cosas en su corazón (Luc 2:19), creen en su corazón (Rom 10:9) y cantan en su corazón (Efe 5:19). Todas esas acciones del corazón son de manera primordial cuestiones que implican la mente.

(2) El corazón es el centro de las emociones. Por eso las Escrituras hablan del corazón alegre (Éxo 4:14; Jer 15:16), el corazón amoroso (Deu 6:5), el corazón desfallecido (Jos 5:1), el corazón alentado (Sal 27:14), el corazón contrito (Sal 51:17), el corazón acongojado (Pro 12:25; Rom 9:2), el corazón irritado (Pro 19:3), el corazón vivificado (Isa 57:15), el corazón adolorido (Jer 4:19), el corazón afligido (Lam 2:18), el corazón humilde (Mat 11:29), el corazón ardiente (Luc 24:32) y el corazón turbado (Jua 14:1). Todas esas acciones del corazón son primordialmente de carácter emocional.

(3) Por último, el corazón es el centro de la voluntad humana. Por eso se lee en las Escrituras sobre el corazón endurecido que se niega a hacer lo que Dios ordena (Éxo 4:21), el corazón que se inclina a aferrarse a Dios (Jos 24:23) y a obedecer sus testimonios (Sal 119:36), el corazón que procura hacer la voluntad de Dios (1Sa 2:35), el corazón que se pone a buscar al Señor (1Cr 22:19), el corazón que decide (2Cr 6:7), el corazón que desea recibir del Señor (Sal 21:1-2) y el corazón que anhela hacer algo (Rom 10:1). Todas esas actividades tienen lugar en la voluntad humana.

LA NATURALEZA DEL CORAZÓN SEPARADO DE DIOS. Cuando Adán y Eva optaron por seguir la tentación de la serpiente para que comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal, su decisión afectó drásticamente al corazón humano: se llenó de maldad. Ahora, por lo tanto, según el testimonio de Jeremías: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jer 17:9). Jesús confirmó el diagnóstico de Jeremías cuando dijo que lo que contamina a una persona delante de Dios no es el dejar de observar alguna ley ceremonial, sino la disposición a hacer caso de las inclinaciones impías albergadas en el corazón tales como «los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez» (Mar 7:21-22). Jesús enseñó sobre la gravedad del pecado en el corazón cuando dijo que el pecado de enojo y odio es equivalente al asesinato (Mat 5:21-22) y el pecado de codicia es tan pecaminoso como el verdadero adulterio (Mat 5:27-28; véanse Éxo 20:14, nota; Mat 5:28, nota).

Los corazones que son propensos a hacer lo malo corren el grave riesgo de endurecerse. Los que de modo persistente se niegan a escuchar la Palabra de Dios y a obedecer lo que El ordena, y en su lugar siguen los deseos impíos de su corazón, descubrirán que finalmente Dios endurecerá sus corazones para que pierdan toda sensibilidad a su Palabra y a los deseos del Espíritu Santo (véanse Éxo 7:3, nota; Heb 3:8, nota). El principal ejemplo de esto en las Escrituras es el corazón del Faraón en la época del éxodo (véanse Éxo 7:3; Éxo 7:13; Éxo 7:22-23; Éxo 8:15; Éxo 8:32; Éxo 9:12; Éxo 10:1; Éxo 11:10; Éxo 14:17). Pablo vio el mismo principio general operativo en el Imperio Romano (cf. Rom 1:24; Rom 1:26; Rom 1:28) y predijo que también ocurriría durante la época del anticristo (2Ts 2:11-12). El escritor de la Epístola a los Hebreos llenó su carta de advertencias a los creyentes para que no endurecieran el corazón (e.g., Heb 3:8-12; véase el ARTÍCULO APOSTASÍA PERSONAL, P. 1774. [Heb 3:12], para una descripción de los pasos que llevan al endurecimiento). Cualquiera que siga rechazando la palabra de Dios finalmente tendrá un corazón endurecido.

EL CORAZÓN REGENERADO. La solución de Dios para el carácter pecaminoso del corazón humano es la regeneración, que viene a todos los que se arrepienten de sus pecados, se vuelven a Dios y ponen su fe personal en Jesucristo como Señor y Salvador.

(1) La regeneración es una cuestión del corazón. La persona que se arrepiente de corazón de todo pecado y confiesa en su corazón que Jesús es el Señor (Rom 10:9) nace de nuevo y recibe un nuevo corazón de parte de Dios (cf. Sal 51:10; Eze 11:19).

(2) Dentro del corazón de los que experimentan el nacimiento espiritual, Dios crea un deseo de amarlo y obedecerle (véase el ARTÍCULO LA REGENERACIÓN, P. 1455. [Jua 3:3]). Repetidas veces Dios le recalcó a su pueblo la necesidad de un amor que brota del corazón (véanse Deu 4:29, nota; Deu 6:6, nota). Tal amor y devoción por Dios no puede separarse de la obediencia a su ley (cf. Sal 119:34; Sal 119:69; Sal 119:112); Jesús enseñó que el amar a Dios con todo el corazón y el amar al prójimo resumen toda la ley de Dios (Mat 22:37-40).

(3) El amor que procede del corazón es el ingrediente esencial en la obediencia a Dios. Con demasiada frecuencia el pueblo de Dios trató de sustituir el genuino amor del corazón con la obediencia a simples formas religiosas externas (tales como días de fiesta, ofrendas y sacrificios) (véanse Isa 1:10-17; Amó 5:21-26; Miq 6:6-8; y Deu 10:12, nota). La observancia exterior sin un deseo profundo de servir a Dios es hipocresía y el Señor condena eso severamente (véanse Mat 23:13-28; Luc 21:1-4, nota).

(4) Muchas otras actividades espirituales tienen lugar en el corazón de los creyentes regenerados. Ellos alaban a Dios con todo el corazón (Sal 9:1), constantemente su corazón medita en la palabra de Dios (Sal 19:14), su corazón canta a Dios (Sal 84:2; Efe 5:19; Col 3:16), buscan a Dios con todo el corazón (Sal 119:2; Sal 119:10), guardan la palabra de Dios en su corazón (Sal 119:11; véase Deu 6:6, nota), confían en el Señor de todo corazón (Pro 3:5) y sienten el amor de Dios derramado en su corazón (Rom 5:5).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

— tu interior: Lit. tu corazón.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

s 226 Deu 4:9; Jer 17:9; Mar 7:21; Rom 8:6; Efe 6:14; Flp 4:8; Col 3:8

t 227 Mat 12:35

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

corazón. I.e., la mente o ser interno.

mana la vida. Lit., el fluir de la vida; I.e., vitalidad espiritual.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

O, Sobre todo lo guardado

Fuente: La Biblia de las Américas