Comentario de Proverbios 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
La sabiduría edifica su casa, labra sus siete columnas,
La sabiduría edificó su casa. Mat 16:18; 1Co 3:9-15; Efe 2:20-22; 1Ti 3:15; Heb 3:3-6; 1Pe 2:5, 1Pe 2:6.
labró sus siete columnas. 1Re 7:2, 1Re 7:3, 1Re 7:6, 1Re 7:21; Gál 2:9; Apo 3:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La disciplina, Pro 9:1-3,
y doctrina de la sabiduría, Pro 9:4-12.
La costumbre, Pro 9:13-15,
y error de la simpleza, Pro 9:16-18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Aquí vemos el gran contraste existente entre la sabiduría y la necedad. Cada una por su parte ofrece un banquete, pero el primero es de vida (vv. Pro 9:1-6), mientras que el otro es de muerte (vv. Pro 9:13-18). Esta sección nos describe ambos banquetes (vv. Pro 9:7-12) y nos habla de las diferentes consecuencias de la sabiduría y la necedad en la vida.
La sabiduría edificó su casa: En este versículo, al igual que en Pro 1:20, el término original para sabiduría está en plural en vez de en singular, para así llamar la atención hacia sí misma.
siete columnas: El número siete representa la plenitud, igual como lo vemos en la poesía semítica. En consecuencia, no es que existan exactamente siete pilares, ni mucho menos la casa de la sabiduría como algo sólido y tangible.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
9. Invitaciones de la Sabiduría.
E ste capítulo comprende tres estrofas, claramente distintas por su diverso contenido, de seis versos cada una. La primera presenta una personificación de la sabiduría; la tercera, de la necedad. Ambas hacen una invitación a sus respectivos banquetes; aquélla, bajo la forma de una rica y virtuosa matrona; ésta, bajo la de una mujer atrevida y procaz. Vienen a ser estas invitaciones como un apéndice a las precedentes descripciones de la mujer adúltera y la sabiduría, y así la conclusión a la primera parte o amplia introducción al libro.
Entre una y otra invitación hay unos versos – segunda estrofa – cuyo contenido – el sabio y el petulante frente a los consejos – no tiene relación alguna con el tema del capítulo. Para unos (Renard) son la transición de la invitación de la sabiduría a la de la necedad. Otros (p.ej., Gemser) opinan que han sido tomados de otro lugar y trasladados aquí por un redactor posterior, lo que podría confirmar el hecho de que muchos manuscritos hebreos o los han suprimido o los han trasladado a otra parte.
El banquete de la sabiduría (9:1-6).
1 La sabiduría se ha edificado su casa, labró sus siete columnas. 2 Mató sus víctimas, mezcló su vino y aderezó la mesa. 3 Mandó sus doncellas a invitar desde lo alto de la ciudad: 4 “El que es simple venga acá; al que no tiene sentido hablo. 5 Venid y comed mi pan y bebed el vino que he mezclado. 6 Dejaos de simplezas y viviréis, y andad por la senda de la inteligencia.”
Como en el capítulo precedente, se presenta aquí la sabiduría personificada, sumamente activa, preparando un suntuosa morada. Las siete columnas darían una idea de su esplendidez y lujo o tal vez significan la plenitud de los dones de la sabiduría (el número siete se usa con mucha frecuencia tratándose de cosas sagradas), si es que no están requeridas por la construcción arquitectónica del tiempo 1.
Construida la casa, prepara el banquete: hace matar las víctimas y mezcla el vino. Ninguna de las dos cosas puede faltar en un banquete. Este, que simboliza a veces en la Sagrada Escritura el reino de los cielos, es aquí figura de los bienes que comunica la sabiduría. Probablemente los judíos no comían carne todos los días, sino sólo en ocasiones especiales, que tenían carácter religioso. Era costumbre entre los orientales el mezclar el vino con agua para atenuar su fuerza, o con especias aromáticas para hacerlo más gustoso 2. El lujo de la habitación y la abundancia de víctimas y vino quieren poner de manifiesto las riquezas de la sabiduría y son, como advierte Renard, símbolo de los bienes mesiánicos 3.
Hechos los preparativos, la sabiduría envía a sus doncellas a hacer la invitación desde lo más alto de la ciudad, con el fin de que pueda ser oído por todos 4. Son aquí todos aquellos que tienen la misión de instruir a los demás para comunicarles las enseñanzas de la sabiduría, haciéndolos así aptos para recibir sus dones. La invitación de la sabiduría, como se ve por los capítulos anteriores, se dirige a todos, pero son los simples, los que no tienen experiencia ni formación moral, sus más indicados alumnos. San Gregorio interpreta en este lugar simples conforme a los sentimientos interiores de humildad, necesarios para aceptar las directrices de la sabiduría 5.
Los últimos versos dan la clave para la interpretación de la alegoría: el pan y vino que ofrece la sabiduría son la instrucción que enseña al arte de ser feliz 6, contenida en las sentencias del libro.
Esta alegoría, cuyo sentido literal queda expuesto, se presta, más que ninguna otra, a acomodaciones y sentidos místicos, ya que el paralelismo con realidades del Nuevo Testamento no puede ser mayor. Los Padres han hecho muchas acomodaciones de sus diversos elementos. Basados en ellas, podemos proponer las siguientes: la casa, en un sentido místico, puede significar “el cuerpo” que Jesucristo tomó en la encarnación (San Atanasio, San Agustín, San Gregorio Magno), el seno virginal de María, que le sirvió de tabernáculo, sentido íntimamente unido con el primero (San Gregorio Niseno, Teodoreto, San Bernardo). Siguiendo la línea de los versos siguientes, podríamos decir que la gran casa edificada por la Sabiduría es el Cuerpo místico de Jesucristo, la Iglesia. Las siete columnas podrían ser tipo de los siete dones del Espíritu Santo, con que enriquece las almas, o de los siete sacramentos, por medio de los cuales da la vida a las almas. Algunos se complacen en aplicarlas a las tres virtudes teologales y las cuatro cardinales, que son fundamento y sostén de la vida de las almas; y otros a los apóstoles 7 y sus sucesores, los obispos y doctores. De las víctimas comenta Lesétre: “Esta inmolación es principalmente la del Hijo de Dios sobre la cruz de modo cruento; en el cenáculo y en el altar, de modo incruento… La Iglesia, observa, adoptando y repitiendo este paso en el Oficio del Santísimo Sacramento, no hace más que reproducir el pensamiento general de los Padres” 8. Con la víctima inmolada en la casa de su humanidad, Lesétre ve las víctimas inmoladas en la casa de su Iglesia, que son los mártires. Estos son también víctimas que con sus merecimientos para el Cuerpo místico y con su ejemplo heroico sostienen con Cristo la vida de los cristianos. El vino mezclado evoca el que, mezclado con agua, utilizó Jesús en la noche de la cena y el que, con las gotas de agua, se utiliza cada mañana en nuestros altares para la consagración. La mesa evoca el altar, sobre el que se coloca el pan y el vino, que, convertidos en el cuerpo y sangre de Cristo, sirve de alimento a las almas que se acercan a él para participar del banquete eucarístico. El pan y el vino, en la nueva alianza, son la palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura, alimento espiritual de la inteligencia, y el cuerpo y sangre de Jesucristo, alimento real del alma, sin el cual ésta no puede vivir. Las doncellas enviadas a hacer la invitación prefiguran a los apóstoles y, después de ellos, a los ministros de la iglesia, que han de llamar a los fieles al doble banquete de la instrucción cristiana y a la Eucaristía. Los simples, a quienes en particular se dirige la invitación de la sabiduría, nos hace pensar en la preferencia de Jesucristo por los sencillos, los ignorantes, los pobres, los pecadores 9.
Actitud del petulante y del sabio frente a los consejos (9:7-12).
7 El que corrige al petulante se acarrea afrenta, y el que te reprende al impío ultraje. 8 No reprendas al petulante, que aborrecerá; reprende al sabio y te lo agradecerá. 9 Da consejos al sabio y se hará más sabio todavía; enseña al justo y crecerá su saber. 10 El principio de la sabiduría es el temor de Yahvé; conocer al santo, eso es inteligencia. 11Pues por mí se aumentarán tus días y se te añadirán años de vida. 12 Si eres sabio, para ti lo serás; si eres petulante, tú lo pagarás.
Los versos 7-9 tratan de la corrección en un estilo semejante a las sentencias de los sabios contenidas en 22:17-24. La razón por la que esta perícopa ha sido colocada aquí puede ser ésta: la sabiduría ha dirigido a todos su invitación, especialmente a los simples; esta estrofa señala una clase de personas poco menos que incapaces de aceptar y poner en práctica las correcciones de la sabiduría.
Y en Verdad nada más inútil que corregir al petulante, porque le falta la humildad y sencillez de corazón, precisas para recibir enseñanzas y correcciones ajenas. Más aún, su orgullo, que se siente herido, se irrita fácilmente y hasta llega a sentir odio y aversión a quien le hizo una advertencia, e incluso no perderá ocasión de ultrajar a quien tuvo el atrevimiento de corregirle a él10. Con este género de personas, muchas veces es mejor omitir la corrección. El sabio, por el contrario, recibe los consejos y advertencias que se le hagan, y esa actitud, que mata el orgullo y el amor propio, acrecienta su virtud. Ama la verdad y la virtud, y por ello aprovecha cuantas ocasiones se le presentan para acrecentarlas; reconoce la contribución que a ello pueden prestar las correcciones ajenas, por lo que se siente incluso agradecido con quien le cor rigió. Sabio y justo se equivalen: el auténticamente sabio en la mente de los autores sapienciales es el que practica las enseñanzas de la sabiduría, que se confunden con las prescripciones de la Ley.
Como en 1:7, el sabio afirma que el temor de Dios es el principio de la sabiduría, añadiendo que el conocimiento del santo es la inteligencia (v.10). La sabiduría bíblica tiene un doble cometido; uno especulativo, y en él, como objeto primordial, el conocimiento de Dios, y otro práctico, y en éste, como parte fundamental, el cumplimiento de los deberes religiosos, a que lleva el temor de Dios. “El conocimiento de Dios – escribe Dyson – es el principio y lo principal en la sabiduría, y el reconocerle prácticamente en la vida por el cumplimiento de los deberes religiosos es sabiduría perfecta” 11. El término santo designa a Yahvé mismo. El profeta Isaías y el judaísmo posterior lo emplean con mucha frecuencia para denominar a Dios, tres veces santo 12. Fruto de la sabiduría son la vida larga y feliz, el premio varias veces ya mencionado 13. El sabio gozará de ella, pero el petulante, que rechaza sus enseñanzas, se verá privado de la misma. Los sabios enseñan que cada uno recibirá premio o castigo conforme a su conducta personal14.
El banquete de la necedad (9:13-18).
13 Señora necedad es alborotadora, es ignorante, no sabe nada” 14 Se sienta a la puerta de su casa o en una silla, en lo más alto de la ciudad. 15 Para invitar a los que pasan, a los que siguen recto su camino. 16 “El que es simple venga acá,” y al que no tiene sentido dice: 17 “Son dulces las aguas hurtadas, y el pan de tapadillo el más sabroso.” 18 Y no se dan cuenta de que allí está la muerte y que sus invitados van al profundo del averno.
Al llamamiento de la sabiduría se opone el llamamiento de la necedad. También ésta se presenta personificada en una dama activa, pero en distinción a la sabiduría, que es pacífica y está llena de inteligencia y buenos consejos, la necedad es alborotadora, ignorante del bien, hasta el punto de no saber nada bueno 15, porque carece en absoluto de las enseñanzas de la sabiduría. En su banquete no ofrece otra cosa que las vanidades, placeres e injusticias, que halagan la naturaleza humana, que heredó del pecado original una fuerte inclinación al egoísmo. La necedad procura encubrirlo bajo una apariencia de bien o de justicia, cuando no ciega la inteligencia ante las fatales consecuencias de placeres prohibidos, y el incauto con facilidad se asocia a su banquete.
La sabiduría envió sus doncellas a invitar a los sencillos. La necedad es muy atrevida y altanera; ella misma se coloca a la puerta de su casa o sube a lo más alto de la ciudad. Se conforma con invitar a los que pasan. Los atractivos del mal son más fuertes que los del bien; éste exige sacrificio y esfuerzo; para aquél basta dejarse llevar. Por eso, una palabra basta muchas veces para inducir al mal. Los sujetos a quienes se dirige el llamamiento son los mismos a quienes se dirigió la sabiduría (v.4).
De momento, los frutos que la necedad ofrece son dulces y agradables. Su banquete no es suntuoso, pero tiene el misterioso atractivo del fruto vedado. “El Mal – escribe Girotti – ha tenido siempre para el hombre atractivos incomprensibles, atractivos que resultan extremadamente poderosos cuando el mal significa las pasiones de la carne. También los paganos advirtieron esta anomalía de nuestra naturaleza, que es una confirmación de la caída original, porque el estado connatural de un ser inteligente y libre perfecto no puede ser la inclinación al mal.”16 Algunos quieren ver en el pan oculto una alusión a la inmoralidad sexual (Dyson).
Los que tomaban parte en el banquete de la sabiduría obtenían como fruto la vida larga y feliz. Los que se dejan seducir por las engañosas promesas de la necedad sufrirán como consecuencia la muerte prematura y las profundidades del seol, que antes señaló como castigo de los adúlteros, y ahora, al final de la introducción, declara como sanción a todo insensato.
1 Staerk, Die sieben Sdulen del Welt und des Hauses der Weisheit: 35 (1936) 232-261; Skehan, The Seven Columns of Wísdom’s Home in Pwv 9:1: CBQ.9 (1947) 190-198. – 2 Isa 5:22; Sal 74:9. – 3 Isa 25:6. Hay cierto sabor litúrgico en estos dos versos, especialmente en el 2. – 4 Mat 22:1-14; Luc 14:15-22. – 5 Mat 11:25. – 6 4:13. – 7 Gal 2:9; Efe 2:20. – 8 Le lime des Proverbes (París 1879) a este pasaje. – 9 Cf. San Atanasio, Disput. contra Arium; San Agustín, De civitate Dei 17:20; San Jerónimo, In cap. VII Is. – 10 13:1. – 11 O.c., n.308. – 12 Isa 6:3. Los LXX y la Vulgala h.iduo-n servilmente el plural qedosím, que es un plural mayestátíco análogo a ‘elohim. – 13 3:2.16.18; 4:10. – 14 Ez 18. – 15 La afirmación no sabe nada no parece muy de acuerdo con el poder que se le atribuye en el contexto. Los LXX interpretaron no sabe qué sea vergüenza; pero el término hebreo, que se emplea con frecuencia, no tiene esa significación (18:13; Isa 50:6; Jer 51:51; Sal 35:26). Sería mejor la interpretación del Targum: no sabe nada bueno. – 16 O.c,, p.49.
Fuente: Biblia Comentada
siete columnas. El significado de siete es comunicar la suficiencia de esta casa como de tamaño pleno y adecuada para un banquete.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta larga sección presenta la alabanza paterna de la sabiduría en forma de discursos didácticos. Estos capítulos preparan al lector para los proverbios propiamente dichos que comienzan en Pro 10:1 ss.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pro 9:1-6 : En estrecha conexión con la invitación anterior (Pro 8:32-36), el último capítulo de la colección contrapone dos postreras invitaciones de las protagonistas antagónicas, sabiduría y necedad, a sus respectivas fiestas (Pro 9:1-6; Pro 9:13-18). Se trata de dos escenas perfectamente paralelas, separadas por la tardía inserción de Pro 9:7-12. La fiesta de la sabiduría (Pro 9:1-6) repite elementos tanto del cp. Pro 8:1-36 (el pregón, la invitación, la oferta de vida) como del conjunto de la colección y adquiere su sentido más pleno tras el contraste con la correlativa fiesta de la necedad (Pro 9:13-18).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— siete columnas: La mención de la casa de siete columnas ha inducido a identificar la noble morada de la sabiduría con un palacio o un templo. Una u otra hipótesis contribuirían a refrendar respectivamente el carácter regio o divino de la sabiduría. También podría referirse a la escuela sapiencial, ya aludida anteriormente (ver Pro 8:34). Más allá de su posible identificación, las actividades que se desarrollan en ambas casas agudizan el contraste entre las cualidades de la sabiduría (Pro 9:1-3) y las carencias de la necedad (Pro 9:13-15).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Mat 22:1-14 y par.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Las invitaciones idénticas de la señora Sabiduría y la señora Insensatez
El último sermón tiene una estructura delicadamente equilibrada: una invitación de la señora Sabiduría, una invitación de la señora Insensatez que imita sus palabras, y entre ellas una colección de observaciones, todo lo cual reitera implicaciones de los sermones como un total.
La última invitación de la señora Sabiduría (1-6) nuevamente recuerda a Isa. 55. Aquí ella deja el papel de profeta y toma el de anfitrión, de modo que sus criadas, no ella misma, extienden el llamado. El retrato de Prov. de la sabiduría ha tomado muchas formas: “Ella es tan aterradora como una diosa, tan juguetona como un niño pequeño, tan con fortable como los brazos de una madre, tan desafiante como un profeta, tan satisfactoria como una mesa cargada de alimentos, tan misteriosa como un amante escondido entre los lirios” (Camp).
No es una oferta a la abnegación la que ella hace: el alimento es rico, el vino es bueno (mezclado con especias), y el escenario espléndido (1; el significado de las siete columnas es asunto de conjeturas). Pero hay tal vez una ironía en los vv. 4-6, que los faltos de entendimiento están destinados a menospreciar su invitación.
El interludio (7-12), por lo tanto, comienza con una nota más bien resignada. La experiencia sugiere que el maestro no tendrá éxito con mucha gente, y es aconsejable (¡sabio!) ser realista acerca de esto (7, 8). Pero un maestro sí tiene experiencias más felices (9). Ese comentario recuerda la introducción a los sermones (ver 1:5, también 1:3 para la introducción de asuntos morales). También conduce a la reiteración del texto lema (10, cf. 1:7), con la acostumbrada promesa de la señora Sabiduría agregada (11), y el énfasis familiar sobre la responsabilidad personal (12).
El interludio da a la señora Insensatez tiempo para preparar su débil imitación de la cena de la señora Sabiduría. Así como la señora Sabiduría está modelada con un profeta, la señora Insensatez lo está con la mujer extraviada. Los vv. 13-18 han de compararse con 7:10-17, y aguas hurtadas también con 5:15, 16: la actividad sexual ilícita a menudo ha parecido más excitante que las alternativas más convencionales. Pero la señora Insensatez también lleva a la gente al mismo destino que la mujer intencionada (18). Esta sección concluye así dramáticamente al presentar ante los lectores una elección entre vida y muerte.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
9.1 Las siete columnas son en sentido figurado. No se refieren a siete principios de la sabiduría. En la Biblia, el número siete representa totalidad y perfección. Este versículo establece poéticamente que la sabiduría no carece de nada: es completa y perfecta.9.1ss La sabiduría y la insensatez (necedad) se ilustran en este capítulo como unas jóvenes rivales, cada una preparando una fiesta e invitando a las personas. Sin embargo, la sabiduría es una mujer de carácter responsable, mientras que la insensatez es una prostituta que sirve comida robada. La sabiduría apela primero a la mente, la insensatez a los sentidos. Es más fácil estimular los sentidos, pero el gozo de la insensatez es temporal. En contraste, la satisfacción que da la sabiduría dura para siempre.9.1-5 El banquete descrito en este capítulo presenta algunos paralelos importantes con el banquete que Jesús describió en una de sus parábolas (Luk 14:15-24). Quizás muchos querían ir, pero nunca lo hicieron porque les desvió algo que en ese momento les pareció importante. No permita que nada se vuelva más importante que su búsqueda de Dios.9.7-10 ¿Es usted un escarnecedor (burlador) o un sabio? Lo puede decir por la forma en que responde a la crítica. En vez de contestar rápida y agresivamente o devolver con astucia la crítica, escuche lo que se le está diciendo. Aprenda de sus críticos, este es el camino a la sabiduría. La sabiduría comienza cuando conocemos a Dios. Le da un propósito a la vida porque El la creó. Conocer a Dios no solo es saber datos sobre su persona, sino permanecer en temor reverente y tener comunión con El. ¿Quiere en verdad ser sabio? Conozca cada vez más a Dios. (Si desea más información sobre cómo llegar a ser sabio, véanse Jam 1:5; 2Pe 1:2.)9.14-17 Hay algo hipnótico y tóxico en la maldad. Un pecado nos lleva a querer más. Una conducta pecaminosa parece ser más apasionante que la vida cristiana. De ahí que muchos echen a un lado todo pensamiento acerca del suntuoso banquete de la sabiduría (9.1-6) para comer la comida robada de la insensatez, la ramera. No se engañe: el pecado es peligroso. Antes de desear el fruto prohibido, eche un buen vistazo a quienes lo comieron y vea lo que les sucedió. (Véase el cuadro en el capítulo 22.)
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 440 Pro 1:20; 1Co 2:7
b 441 Sal 127:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
siete columnas. En las casas típicas de la época de Salomón, un cuarto abierto que daba al atrio interior se apoyaba sobre columnas (generalmente tres) que apoyaban la parte del techo de esa sección. El número siete en la literatura semita simboliza plenitud o totalidad, sugiriendo una casa grande y amplia. La costumbre de la hospitalidad en esa sociedad hizo que se hiciera regla la hospitalidad generosa, y el número de huéspedes se reflejaba en el tamaño de los cuartos.
Fuente: La Biblia de las Américas
siete columnas. I.e., una casa de construcción ideal.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[8] La sabiduría y la necedad van en direcciones opuestas.