Biblia

Comentario de Romanos 11:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Romanos 11:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y a vosotros los gentiles digo: Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio,

11:13,14 — “soy apóstol a los gentiles.” (Véanse Hch 9:15; Gál 2:7). Pablo iba explicando a los hermanos gentiles estas cosas respecto a los judíos porque era apóstol a ellos.

— “honro mi ministerio,” quiere decir me ocupo enérgicamente en este servicio de predicar el evangelio.

— “provocar a celos” (véase versículo 11, comentario). Aquí parece que Pablo está expresando su deseo de provocar a celos por medio de su predicación y milagros hechos entre los gentiles de tal manera que algunos judíos, investigando tales actividades, quisieran obedecer al evangelio y ser salvos. Pablo esperaba ser agente positivo en la conversión de judíos.

— “los de mi sangre,” o sea, sus compatriotas, los judíos. (El texto griego dice, los de mi carne, y así la Versión Moderna y otras versiones).

— “hacer salvos a algunos de ellos;” es decir, convertirlos por medio de la predicación del evangelio. Así su ministerio a los gentiles tendría el resultado, en parte, de la conversión de algunos judíos.

Nótese que Pablo no habla de una supuesta conversión de toda la nación judaica, sino de solamente “algunos” de los judíos (de los que individualmente obedecerían a Cristo).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

yo soy apóstol de los gentiles. Rom 15:16-19; Hch 9:15; Hch 13:2; Hch 22:21; Hch 26:17, Hch 26:18; Gál 1:16; Gál 2:2, Gál 2:7-9; Efe 3:8; 1Ti 2:7; 2Ti 1:11, 2Ti 1:12.

honro mi ministerio, Más bien, «honro mi ministerio», την διακονιαν [G1248], ��� [G3450], δοξαζω [G1392].

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

apóstol a los gentiles. Vea Hch 18:6; Hch 22:21; Hch 26:17-18; Efe 3:8; 1Ti 2:7.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

11:13,14– “soy apóstol a los gentiles.” (Véanse Hch 9:15; Gál 2:7). Pablo iba explicando a los hermanos gentiles estas cosas respecto a los judíos porque era apóstol a ellos.
–“honro mi ministerio,” quiere decir me ocupo enérgicamente en este servicio de predicar el evangelio.
–“provocar a celos” (véase versículo 11, comentario). Aquí parece que Pablo está expresando su deseo de provocar a celos por medio de su predicación y milagros hechos entre los gentiles de tal manera que algunos judíos, investigando tales actividades, quisieran obedecer al evangelio y ser salvos. Pablo esperaba ser agente positivo en la conversión de judíos.
–“los de mi sangre,” o sea, sus compatriotas, los judíos. (El texto griego dice, los de mi carne, y así la Versión Moderna y otras versiones).
–“hacer salvos a algunos de ellos;” es decir, convertirlos por medio de la predicación del evangelio. Así su ministerio a los gentiles tendría el resultado, en parte, de la conversión de algunos judíos.
Nótese que Pablo no habla de una supuesta conversión de toda la nación judaica, sino de solamente “algunos” de los judíos (de los que individualmente obedecerían a Cristo).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL ACEBUCHE: PRIVILEGIO Y ADVERTENCIA

Romanos 11:13-24

Ahora me dirijo a vosotros, gentiles. Ya sabéis que, en cuanto apóstol de los gentiles, le doy a mi ministerio la importancia que tiene porque quiero, de alguna manera, encontrar la forma de mover a mi propia raza a que tenga envidia de los gentiles, para así salvar a algunos de ellos. Porque, si el hecho de que fueran repudiados ha tenido como resultado la reconciliación del mundo con Dios, ¿cuál será el de su plena incorporación? ¡Algo así como si la vida surgiera de la muerte! Si la primera parte de la masa se consagra a Dios, queda consagrada toda la masa; si la raíz se consagra a Dios, las ramas quedan consagradas. Si algunas de las ramas han sido desgajadas, y si tú, que eras acebuche, has sido injertado entre ellas y has llegado a participar de la riqueza de la raíz, no se te ocurra mirar a las ramas desgajadas por encima del hombro con orgullo. Si te asalta la tentación de pensarlo, acuérdate de que no eres tú el que sostienes a la raíz, sino la raíz a ti. Tú dirás: «Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.» Tienes razón. Fueron desgajadas por su falta de fe; y tú te mantienes por la fe. No te pongas orgulloso despectivamente, sino manténte en una actitud de temor reverente; porque, si Dios no se lo pasó a las ramas, que eran parte natural del árbol, tampoco te lo pasará a ti. Así que, considera la amabilidad y la severidad de Dios. Sobre los que cayeron recayó la severidad, y sobre ti la amabilidad; pero sólo si te mantienes en esa amabilidad, porque, si no, tú también serás desgajado; y ellos, las ramas originales, si no se empecinan en la incredulidad, serán injertados; porque Dios puede injertarlos otra vez. Porque, si tú fuiste cortado de un olivo que era en realidad un acebuche, y, contra lo que se hace naturalmente, fuiste injertado en el olivo cultivado, ¡cuánto más podrán ser injertadas las ramas originales en el olivo al que pertenecían!

Hasta ahora Pablo ha estado hablando a los judíos; pero aquí se dirige a los gentiles. Es el apóstol de los gentiles, pero no se puede olvidar de su propio pueblo. De hecho, llega a decir que una de sus metas principales es hacer que los judíos tengan envidia cuando vean lo que el Evangelio ha hecho por los gentiles. Una de las maneras más seguras de hacer que la gente desee el Evangelio es hacerle ver en la vida real lo que puede hacer por una persona.
Una vez había un soldado que había sido herido en una batalla. El capellán se arrastró hasta el lugar e hizo todo lo que pudo por él. Se quedó haciéndole compañía cuando se retiró el resto de la tropa. En el ardor del día le dio agua de su cantimplora, mientras él mismo se abrasaba de sed. Por la noche, cuando descendía el relente frío, le cubría con su propia ropa. Al final, el herido miró al capellán y le dijo: «Padre, ¿es usted cristiano?» «Lo procuro» -le contestó el capellán. «Entonces -siguió diciendo el herido-, si el Cristianismo le hace hacer a uno por los demás lo que usted está haciendo por mí, dígame lo que es eso, porque yo lo quiero.» El Cristianismo en acción le hizo sentir envidia de una fe que podía producir una vida así.
Pablo esperaba, pedía y anhelaba que algún día los judíos vieran lo que el Evangelio había hecho por los gentiles y llegaran a desearlo.
Para Pablo el mundo sería un paraíso si los judíos entraran en la Salvación. Si el rechazamiento de los judíos había logrado tanto; si, por medio de él, el mundo gentil se había reconciliado con Dios, ¡qué gloria superlativa sería cuando los judíos entraran otra vez! Si la tragedia del rechazamiento había tenido unos resultados tan maravillosos, ¿cómo sería el final feliz cuando la tragedia del rechazamiento se cambiara en la gloria de la aceptación? Pablo dice simplemente que sería como una resurrección.
Seguidamente Pablo usa dos alegorías para mostrar que los judíos no pueden ser rechazados definitivamente. Todos los alimentos, antes de comerse, tenían que ofrecerse a Dios. Así la Ley establecía (Nm 15:19 s) que, si se preparaba la masa para hacer pan, la primera torta se tenía que ofrecer a Dios; una vez hecho eso, toda la masa quedaba consagrada. No hacía falta, digamos, ofrecerle a Dios todo el amasijo; el ofrecimiento de la primera porción santificaba el todo. Era costumbre plantar árboles sagrados en lugares consagrados a Dios. Entonces, cuando se plantaba el pimpollo, se consagraba a Dios, y todas las ramas que diera después estaban consagradas.

Lo que Pablo deduce de este principio es que se da por sentado que los patriarcas fueron consagrados a Dios; tenían costumbre de oír la voz de Dios y de obedecer a Su palabra; habían sido elegidos y consagrados a Dios de una manera especial. De ellos procedió toda la nación de Israel; y lo mismo que sucedía con la primera torta de la masa, que se consagraba para que toda aquella hornada quedara consagrada, y con los pimpollos, para que todo el árbol fuera consagrado, la consagración especial de los fundadores hacía a la nación de Israel consagrada a Dios de una manera especial. La verdad que se nos quiere hacer comprender es que el remanente de Israel derivaba su fidelidad de los antepasados. Cada uno de nosotros vive de alguna manera del capital del pasado. No somos los primeros, ni el producto de nuestro propio esfuerzo. Somos lo que nos han hecho nuestros padres y antepasados piadosos; y, aunque nos apartemos y seamos infieles a nuestra herencia, no podemos desligarnos del todo de la bondad y fidelidad que nos hizo lo que somos.
Pablo pasa a hacer otra larga analogía. Más de una vez los profetas habían comparado la nación de Israel con el olivo de Dios. Eso era natural, porque el olivo era el árbol más corriente y útil en los países del Mediterráneo. «Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó el Señor tu nombre» (Jer 11:16 ). «Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo» (Os 14:6 ). Ahora Pablo compara a los gentiles con las ramas de un acebuche que han sido injertadas en el olivo cultivado que era Israel. Desde el punto de vista de la horticultura eso no se haría nunca. Por eso Pablo dice «contra lo que se hace naturalmente» (versículo 24). Lo natural sería injertar una rama de olivo cultivado en el silvestre para que diera buen fruto. Pero lo que Pablo nos quiere decir está muy claro: los gentiles habían estado en los montes entre otros

árboles silvestres, y ahora, por obra de la Gracia de Dios, estaban injertados en el buen olivo del huerto de Dios, participando de su riqueza y fertilidad.

De esta alegoría Pablo saca dos lecciones:
(i) La primera es una palabra de advertencia. Habría sido posible que los gentiles adoptaran una actitud de desprecio. ¿No era verdad que los judíos habían sido rechazados para que ellos entraran? En un tiempo en el que los judíos eran despreciados por todo el mundo, tal actitud habría sido de esperar. La advertencia de Pablo nos sigue siendo necesaria a nosotros. En efecto, dice que no habría habido tal cosa como el Cristianismo si no hubiera existido primero el pueblo de Israel. Sería una desgracia que la Iglesia Cristiana olvidara su deuda para con la raíz de la que brotó. Tiene una deuda que no podrá pagar nunca más que llevando el Evangelio a los judíos. Así que Pablo advierte a los gentiles contra el peligro del desprecio. Severamente, dice que si las ramas naturales fueron desgajadas por su infidelidad, más fácilmente les puede pasar lo mismo a las ramas injertadas.

(ii) La segunda parte es una palabra de esperanza. Los gentiles han experimentado la bondad de Dios; y los judíos, Su severidad. Si los gentiles permanecen fieles, seguirán disfrutando de la bondad de Dios; pero, si los judíos abandonan su incredulidad y entran en la fe, serán injertados; porque, dice Pablo, si fue posible que el acebuche fuera injertado en el olivo cultivado, mucho más será posible que las propias ramas del olivo cultivado sean injertadas de nuevo en su árbol original. De nuevo vemos que Pablo sigue esperando el final feliz, cuando los judíos se conviertan a Cristo.

Mucho de este pasaje es difícil de entender, aunque las analogías mediterráneas no podemos decir que nos suenen remotas; pero una cosa queda más clara que el agua: la relación que existe entre el judaísmo y el Cristianismo, entre lo antiguo y lo nuevo, el Antiguo Testamento y el Nuevo. Aquí está la respuesta a los que quieren prescindir del Antiguo Testamento como si fuera un libro exclusivamente judío y sin nada que ver con el Cristianismo. Eso es tan estúpido como desembarazarnos de una patada de la escalera por la que hemos subido adonde nos encontramos. Sería estúpido de la rama el desgajarse del tronco que la sostiene. Israel es la raíz de la que crece la Iglesia Cristiana. La consumación vendrá solamente cuando el olivo silvestre y el cultivado sean uno solo y el mismo, y cuando no queden ramas sin injertar en el árbol padre.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

z 684 1Co 9:1; 1Co 15:9

a 685 Hch 9:15; Gál 1:16; Efe 3:8

b 686 Flp 1:12; 2Ti 4:5

c 687 Hch 28:31; Col 1:23; 1Ti 1:12

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

servicio… Gr. diakonía → §314.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R602 Ἐπί se usa aquí con la idea de grado o medida: por cuanto.

BD474(4) El genitivo atributivo ἐθνῶν aparece antes del nombre que modifica (para indicar posible énfasis).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego