Pues la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia detienen la verdad.
LA NECESIDAD QUE TIENEN LOS GENTILES DE LA JUSTICIA DE DIOS EN EL EVANGELIO, versículos 18-32. 1:18 — «se revela desde el cielo,» se refiere a eventos o acontecimientos en la naturaleza usados por Dios para castigar (por ejemplo, diluvios, terremotos, hambres, pestilencias, etcétera). El evangelio también revela la eterna ira de Dios que el pecador no redimido sufrirá en el infierno.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
porque la ira de Dios. Rom 4:15.
contra toda impiedad. Rom 5:6.
e injusticia de los hombres. Rom 6:13.
que detienen la verdad. Rom 1:19, Rom 1:28, Rom 1:32; Rom 2:3, Rom 2:15-23; Luc 12:46, Luc 12:47; Jua 3:19-21; Hch 24:24, Hch 24:25; 2Ts 2:10; 1Ti 4:1, 1Ti 4:2.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El juicio de Dios es un hecho (v. Rom 1:18). El rechazo del conocimiento de Dios es la causa de su juicio (vv. Rom 1:19-23); el aumento de la maldad es el trágico resultado (vv. Rom 1:24-32). Hay repetición de la frase Dios los entregó (vv. Rom 1:24, Rom 1:26) y los entregó (v. Rom 1:28), lo que indica una progresión. Cada vez que la frase se usa indica que ellos se han vuelto más degenerados.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Así como el próximo versículo lo indica, la verdad es verdad acerca de Dios. Al haberse apartado de la piedad y justicia, los hombres detienen la verdad acerca de Dios: Que Dios es su amado creador y merece la adoración y alabanza de ellos. Los hombres pecaminosos pueden mentalmente percibir la verdad revelada de Dios (vv. Rom 1:19, Rom 1:20) pero ellos deciden detenerla. Ellos no tienen excusa. La ira se revela (tiempo presente) contra el pecado y la detención de la verdad.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
la ira de Dios. No corresponde a una explosión impulsiva de enojo dirigida a personas que no sean del agrado de Dios. Es la respuesta ecuánime y determinada de un Dios justo en contra del pecado (cp. Sal 2:5; Sal 2:12; Sal 45:7; Sal 75:8; Sal 76:6-7; Sal 78:49-51; Sal 90:7-9; Isa 51:17; Jer 25:15-16; Jua 3:36; Rom 9:22; Efe 5:6; Col 3:5-6). se revela. La definición más precisa es «revelada de manera constante». En esencia la palabra significa «descubrir, hacer visible o dar a conocer». Dios revela su ira de dos maneras: 1) indirecta, mediante las consecuencias naturales de transgredir su ley moral universal, y 2) directa, por medio de su intervención personal (el registro del AT, desde la sentencia impuesta a Adán y Eva hasta el diluvio universal, desde el fuego y azufre que destruyó por completo a Sodoma hasta el cautiverio en Babilonia, presenta evidencias claras de esta clase de intervención). La revelación más gráfica de la ira y el odio santos de Dios en contra del pecado se encuentra en el derramamiento del juicio divino sobre su propio Hijo en la cruz. Dios tiene diversos tipos de ira: 1) ira eterna, la cual se expresa en el infierno; 2) ira escatológica que corresponde al último y gran Día del Señor; 3) ira de cataclismo como el diluvio y la destrucción de Sodoma y Gomorra; 4) ira de consecuencias, que corresponde al principio de la siembra y la cosecha, y 5) la ira del abandono, que consiste en quitar todos los frenos morales y dejar que las personas se desboquen en sus propios pecados (para ejemplos de esta ira, vea Sal 81:11-12; Pro 1:23-31; vea la nota sobre Ose 4:17). Aquí se describe esta quinta forma de ira, en el abandono divino de los impíos que ha continuado durante toda la historia para que entretengan todos sus pecados con las consecuencias debidas (vv. Rom 1:24-32). impiedad. Esto indica una falta de reverencia, devoción y culto sincero al Dios verdadero, una relación defectuosa con Él (cp. Jud 1:14-15). injusticia. Esto se refiere al resultado de la impiedad, una falta de conformidad al carácter y la ley de Dios en pensamiento, palabra y hecho (vea la nota sobre Rom 1:17). detienen … la verdad. Aunque la evidencia proveniente de la conciencia (Rom 1:19; Rom 2:14), la creación (Rom 1:20) y la Palabra de Dios es irrefutable, los hombres optan por resistir y oponerse a la verdad de Dios por medio de aferrarse a su pecado (cp. Sal 14:1; Jua 3:19-20).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Tras introducir la justicia que proviene de Dios (Rom 1:17), un tema que desarrolla con detalle (Rom 3:21-31; Rom 4:1-25; Rom 5:1-21), Pablo presenta evidencias irrefutables de la pecaminosidad del hombre, y subraya la necesidad imperiosa que tiene de esta justicia, la cual solo Dios puede proveer y transmitir. Presenta el caso de Dios contra la persona pagana, irreligiosa e inmoral (Rom 1:18-32; los gentiles), contra la persona religiosa y moral en apariencia (Rom 2:1-29; Rom 3:1-8; los judíos), y concluye con una demostración de que todos los hombres merecen por igual el juicio de Dios (Rom 3:9-20).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
LA NECESIDAD QUE TIENEN LOS GENTILES DE LA JUSTICIA DE DIOS EN EL EVANGELIO, versículos 18-32.
1:18 — «se revela desde el cielo,» se refiere a eventos o acontecimientos en la naturaleza usados por Dios para castigar (por ejemplo, diluvios, terremotos, hambres, pestilencias, etcétera). El evangelio también revela la eterna ira de Dios que el pecador no redimido sufrirá en el infierno.
–«impiedad» significa pecados contra Dios por no haber respeto a Dios.
–«injusticia» significa pecados de hombres contra hombres. Las leyes que desobedecían los gentiles no eran las de la ley de Moisés, sino aquellas recibidas por tradición desde el tiempo de los patriarcas. Los versículos 21,25, y 28 muestran que los gentiles en el principio tenían revelaciones directas de Dios. Tenían la verdad, pero la dejaron.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA IRA DE DIOS
Romanos 1:18-23
Porque da ira de Dios se revela desde el Cielo, y se dirige contra toda impiedad y maldad de los hombres que, en su maldad, intencionadamente sofocan la verdad que está luchando en sus corazones. Porque, lo que se puede conocer de Dios lo tienen claro en su interior porque Dios mismo se lo pone claro; porque, desde la creación del universo, siempre ha sido posible entender las cosas invisibles, como el poder y la divinidad, por medio de las cosas creadas. El orden de la creación está patente para dejar a los hombres sin disculpa; porque, aunque saben de Dios, sin embargo no Le glorifican ni Le dan gracias, sino se enredan en toda clase de especulaciones hueras, de tal manera que se les oscurece más su mente insensata. Pretenden ser sabios, pero no son más que necios, y han cambiado la gloria del Dios inmortal por imágenes de semejanzas de personas mortales, y de aves y de cuadrúpedos y de reptiles.
En el pasaje anterior Pablo estaba pensando en la relación con Dios en que el hombre puede entrar mediante una fe que es absoluta confianza y entrega. En contraste con esa relación pone ahora la ira de Dios en la que se incurre cuando se es deliberadamente ciego a Dios y se adoran los propios pensamientos e ídolos en vez de a El.
Esto es difícil y nos exige pensar en serio, porque aquí nos encontramos con la concepción de la ira de Dios, una frase alarmante y aterradora. ¿Qué quiere decir? ¿Qué tenía Pablo en la mente cuando la usaba?
En las partes más antiguas del Antiguo Testamento la ira de Dios se relaciona especialmente con la idea del pueblo del pacto. El pueblo de Israel estaba en una relación especial con Dios, Que le había escogido y ofrecido una relación especial que se obtendría y mantendría siempre que guardara la Ley (Ex 24:3-8 ). Eso quería decir dos cosas:
(a) Quería decir que, dentro de la nación, cualquier desobediencia a la Ley provocaba la ira de Dios, porque quebrantaba la relación con El. Números 16 nos habla de la rebelión de Coré, Datán y Abiram, y que al final Moisés le dijo a Aarón que hiciera expiación por el pecado del pueblo, «porque el furor ha salido de la presencia del Señor» (Nm 16:46 ). Cuando los israelitas se desviaron para dar culto a Baal, «el furor del Señor se encendió contra Israel» (Nm 25:3 ).
(b) Además, como la nación de Israel estaba en una relación exclusiva con Dios, cualquier otra nación que la tratara con crueldad o injusticia incurría en la ira de Dios. Babilonia había maltratado a Israel, y «por la ira del Señor no será habitada» (Jer 50:13 ).
En los profetas aparece la idea de la ira de Dios, pero con un nuevo hincapié. El pensamiento religioso judío a partir de los profetas estaba dominado por la idea de las dos edades, la presente y la por venir: la presente es esencialmente mala, y la edad dorada por venir será esencialmente buena. Entre ambas estará el Día del Señor, que será un día terrible de juicio y retribución en el que el mundo será sacudido, los pecadores destruidos y el universo rehecho antes de que venga el Reino de Dios. Será entonces cuando entre en acción la ira del Señor de una manera aterradora. «He aquí el Día del Señor viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la Tierra en soledad» (Isa 13:9 ). «Por la ira del Señor de los Ejércitos se oscureció la Tierra, y será el pueblo como pasto del fuego» (Isa 9:19 ). «Ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día del furor del Señor» (Ez 7:19 ). Dios derramará sobre las naciones su enojo, todo el ardor de su ira; por el fuego de su celo será consumida toda la Tierra (Sof 3:8 ).
Pero los profetas no consideraban que la ira de Dios se posponía hasta ese terrible Día del Juicio. La veían constantemente en acción. Cuando Israel se alejaba de Dios, cuando era rebelde e infiel, la ira de Dios operaba en su contra y le envolvía en ruina, desastre, cautividad y derrota.
Para los profetas, la ira de Dios estaba obrando continuamente, aunque alcanzaría su clímax de terror y destrucción en el Día del Señor.
Un investigador moderno lo expresa de la siguiente manera: Porque Dios es Dios, y es esencialmente santo, no puede tolerar el pecado, y la ira de Dios es su «reacción aniquiladora» contra el pecado.
Esto nos es difícil de entender y de aceptar. Es de hecho la clase de religión que identificamos con el Antiguo Testamento más que con el Nuevo. Hasta Lutero lo encontraba difícil, y hablaba del amor como la obra característica de Dios, y de la ira como la extraña acción de Dios. Para la mentalidad cristiana es una cosa sorprendente.
Vamos a tratar de ver cómo lo entendía Pablo. C. H. Dodd escribió con mucha profundidad y sabiduría sobre este tema. Pablo habla a menudo de la idea de la ira; pero no dice nunca que Dios esté airado. Habla del amor de Dios, y dice que Dios ama; habla de la gracia de Dios, y de Dios actuando por gracia; habla de la fidelidad de Dios, y de que Dios es fiel con su pueblo… Pero, aunque nos parezca extraño, habla de la ira de Dios, pero no dice nunca que Dios esté airado o se aíre, expresión que sí encontramos en el Antiguo Testamento; así es que hay una diferencia entre el amor y la ira de Dios.
Además, Pablo habla de la ira de Dios solamente tres veces: aquí, en Ef 5:6 y en Col 3:6 , donde habla de la ira de Dios que viene sobre los hijos de desobediencia. Habla a menudo de la ira, sin decir que es la ira de Dios, como si debiera escribirse con mayúscula -La Ira-, y fuera una clase de fuerza impersonal que actúa en el mundo. La traducción literal de Rm 3:5 es: «.. . Dios, que trae sobre los hombres la Ira» (R-V: «que da castigo»). En Rm 5:9 habla de ser salvos de la Ira. En Rm 12:19 avisa a los humanos que no se venguen, sino que dejen a los malhechores para la Ira (R-V añade «de Dios»). En Rm 13:5 habla de la Ira como una razón de peso para hacer a los hombres obedientes a las leyes (R-V «el castigo»). En Rm 4:15 dice que la Ley produce Ira. Y en 1Ts 1:10 dice que Jesús nos ha librado de la Ira venidera. Ahora bien, aquí hay algo muy importante: Pablo habla, sí, de la Ira, pero nos dice que Jesús nos salva de esa misma Ira.
Volvamos a los profetas. Muy a menudo su mensaje equivale a: «Si no obedecéis a Dios, su ira os acarreará ruina y desastre.» Ezequiel lo dice de una manera lapidaria: «El alma que pecare, ésa morirá» (18:4). Hay un orden moral en este mundo, y el que lo quebranta tiene que sufrir más tarde o más temprano. Eso es exactamente lo que dijo el gran historiador J. A. Froude: » Hay una lección, una sola, que podemos decir que la Historia repite con claridad; y es que el mundo está basado en un fundamento moral, y que, a la larga, les va bien a los buenos y, a la larga, les irá mal a los malvados.» La esencia del mensaje de los profetas Hebreos es que hay un orden moral en el mundo. La conclusión es clara: Ese orden social es la operación de la ira de Dios. Dios ha hecho este mundo de tal manera que, si quebrantamos sus leyes, sufrimos las consecuencias. Ahora bien: si estuviéramos solamente a merced de ese inexorable orden moral, no podríamos esperar más que muerte y destrucción. El mundo está hecho de tal manera que el alma que peque tendrá que morir -si no hay más que ese orden moral. Pero en este dilema de la humanidad llega el amor de Dios, y en un acto de gracia indescriptible rescata al hombre de las consecuencias del pecado y le salva de la ira en que ha incurrido.
Pablo continúa insistiendo en que el hombre no puede alegar ignorancia de Dios. Puede ver cómo es por Su obra. Se puede conocer bastante a una persona por lo que ha hecho, e igualmente a Dios por Su creación. El Antiguo Testamento ya lo afirma. En Job 38-41 se nos presenta esta n-isma idea. Pablo lo sabía; cuando habla de Dios a los paganos de Listra, empieza por Su obra en la naturaleza Hch 14:17 ). Tertuliano, el gran teólogo de la Iglesia Primitiva, tiene mucho que decir acerca de la convicción de que a Dios se Le puede conocer en la creación: «No fue la pluma de Moisés la que inició el conocimiento del Creador… La inmensa mayoría de la humanidad, aunque no han oído nada de Moisés, y no digamos de sus libros, conocen al Dios de Moisés.» «La naturaleza es el maestro, y el alma, el discípulo.» «Una florecilla junto a la valla, y no digo del jardín; una concha del mar, y no digo una perla; una pluma de alguna avecilla, no tiene que ser la de un pavo real, ¿os dirán acaso que el Creador es mezquino?» «Si te ofrezco una rosa, no te burlarás de su Creador.»
En la creación podemos conocer al Creador. El argumento de Pablo es totalmente válido: si observamos el mundo vemos que el sufrimiento sigue al pecado. Si quebrantas las leyes de la agricultura, la cosecha no grana; si las de la arquitectura, el edificio se derrumba; si las de la salud, se presenta la enfermedad. Pablo estaba diciendo: «¡Observad el mundo, y veréis cómo está construido! Fijándonos en cómo es el mundo, podemos aprender mucho de cómo es Dios.» El pecador no tiene disculpa.
Pablo avanza aún otro paso. ¿Qué hace el pecador? En lugar de mirar hacia Dios, se mira a sí mismo. Se enreda en vanas especulaciones y se cree sabio, cuando en realidad no es más que un necio. ¿Por qué? Porque hace de sus ideas, sus opiniones y sus especulaciones, en lugar de la voluntad de Dios, el principio y la ley de la vida. La necedad del pecador consiste en hacer «al hombre dueño y señor de las cosas.» Basa sus principios en sus propias opiniones en lugar de en las leyes de Dios. Vive en un universo del que él es el centro, en lugar del universo del que el centro es Dios. En lugar de caminar con la mirada fija en Dios, no se mira nada más que a sí mismo y, por no mirar por dónde ni adónde va, cae.
El resultado es la idolatría. Se cambia la gloria de Dios por imágenes de formas humanas y animales. La raíz del pecado de la idolatría es el egoísmo. El hombre hace un ídolo, le trae ofrendas y le dirige oraciones. ¿Por qué? Para que prosperen sus planes y sus sueños. Su religión no tiene en cuenta a Dios, sino a sí mismo.
En este pasaje nos encontramos cara a cara con el hecho de que la esencia del pecado es ponernos a nosotros mismos en el lugar de Dios.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
La ira de Dios sobre los gentiles
Los vv. 18, 19 sirven de “encabezamiento” a la totalidad de 1:18-3:20: la ira de Dios cae sobre to dos los seres humanos que no siguen la verdad de la manera en que Dios se la ha revelado. Algunos teólogos tienen dificultades para conciliar la idea de la ira con el Dios de la Biblia, pero la realidad es que la Biblia constantemente lo describe como un Dios que actúa en juicio sobre el pecado. El AT menciona varias ocasiones en que la ira de Dios vino sobre las personas a causa del pecado de ellas (p. ej. Exo. 15:7; 32:10-12; Núm. 11:1), y el NT predice un tiempo cuando la expresión final de la ira de Dios habrá de caer sobre la humanidad rebelde (p. ej. Rom. 2:5; 5:9; Ef. 5:6; Col. 3:6; 1 Tes. 1:10; 5:9). La ira de Dios no es, por supuesto, una furia emocional, sino una oposición inmutable y absoluta a todo lo malo. Es esencial al carácter de Dios: “Dios, por ser Dios, no puede ser indiferente a que su creación sea corrompida y hollada su santa voluntad. Por ello responde al pecado con su poderosa reacción destructora” (A. Nygren, La epístola a los Romanos [Buenos Aires: La Aurora, 1969]).
Pablo expone primero cómo la ira de Dios ha venido merecidamente sobre los gentiles (20-32). Toda esta sección tiene numerosos paralelos con textos judíos en los cuales los gentiles son criticados por sus pecados (ver especialmente Sabiduría 13-15). También hay evidentes alusiones al relato de la creación y de la caída de Adán y Eva en el jardín del Edén (cf. v. 23 con Gén. 1:20, 24). Algunos estudiosos, creen que aquí Pablo está describiendo aquella caída original de la humanidad (20-23) y las consecuencias sobre la historia de la humanidad a partir de allí (24-32). Pero esto no es probable, dado que Pablo aclara que aquellas mismas personas que dieron su espalda a Dios son también las culpables de los pecados que describe en estos versículos. Por lo tanto, debemos ver esta sección co mo el concepto paulino de la situación de los gentiles en forma general, teniendo como fondo la caída original de la humanidad en pecado. Pablo presenta a cada persona como que ellos mismos son “Adán”, repitiendo el mismo pecado fundamental cometido por nuestros padres humanos originales. Los vv. 20-23 describen la decisión fundamental hecha por los gentiles, y los vv. 24-32 la reacción de Dios ante esa decisión.
Aunque los gentiles no tienen “revelación especial”, como sí tienen los judíos en cuanto a las Escrituras, ellos, no obstante, han recibido conocimiento de la verdad acerca de Dios en la creación que los rodea. Porque lo invisible de él (Dios) -su eterno poder y deidad- se deja ver … (20). Pablo deja claramente sentado que los gentiles en su tiempo, y las personas que nunca han oído el evangelio o leído la Biblia en el nuestro, verdaderamente han “visto” algo de Dios y de quién es él. Pero algunas personas que reciben esa verdad, no responden a ella de manera apropiada: en lugar de glo rificar a Dios o de darle gracias, se apartan de la verdad para abrazar la idolatría (21-23).
Este pasaje es uno de los más importantes en la Biblia en cuanto al concepto de la “revelación natural”: la idea de que, además de revelarse a sí mismo en Cristo y en las Escrituras, Dios se ha revelado a todos a través de la naturaleza y de la historia. Tal como Pablo habrá de sugerir más adelante (ver 1:32; 2:14-16), todos los seres humanos tienen la capacidad de recibir tal revelación porque continúan llevando la imagen divina. Este texto no sólo afirma este concepto, sino que también, lo que es más importante, enseña cuál es el resultado final de la revelación natural no acompañada por algún otro medio de gracia: el rechazar a Dios. Ninguno, aclara Pablo aquí, puede de manera alguna ser salvo en base únicamente a la verdad revelada en la naturaleza. En consecuencia, concluye Pablo, debido a que todas las personas han recibido acceso al genuino conocimiento acerca de Dios, cuando se apartan de él no tienen excusa (20).
Este pasaje proporciona una de las bases teológicas más importantes para la empresa misionera: la condición de perdidos de todos aquellos que nunca han tenido la oportunidad de responder al evangelio de la gracia de Dios, porque este pasaje es tablece claramente que no puede haber salvación fuera de la respuesta al evangelio de Cristo. Por lo tanto, aquellos que nunca han oído ese evangelio son esclavos de su pecado y están sin esperanza. Sin duda, Dios es soberano en la manera de comunicar su gracia como asimismo en la aplicación de ella, y él puede, en ciertos momentos, decidir llevar a personas a un conocimiento del evangelio en maneras totalmente imprevistas y que nosotros desconocemos. Pero las Escrituras enseñan claramente que Dios ha elegido hacer conocer las buenas nuevas de Jesucristo a través del testimonio de su propio pueblo (Mat. 28:16-20; Rom. 10:14, 15). Esta fue una de las razones principales para que Pablo y otros de los primeros misioneros cristianos estuviesen tan apasionadamente comprometidos en la extensión del evangelio.
El rechazo de Dios por parte de los humanos los conduce al castigo por parte de Dios. Pablo nos dice tres veces en este párrafo que los gentiles hi cieron un “cambio”: se apartaron de la verdad de Dios y de sus demandas morales para dedicarse a sus propios dioses y a sus caminos pecaminosos (23, 25, 27). Tres veces también Pablo indica la reacción de Dios a este “cambio” con la frase Dios los entregó (24, 26, 28). Frente al pecado y a la rebelión humana, Dios entrega a las personas al pecado que han elegido y a las consecuencia de él. El lenguaje que utiliza Pablo (gr. paradidomi) se refiere a algo más que a una retención pasiva de la gracia divina por parte de Dios. Al parecer, Pablo piensa en una acción jurídica en la que Dios confirma a las personas en la decisión que han tomado, y las entrega a las consecuencias de la mis ma. Entre los pecados a los cuales Dios ha entregado a las personas figuran de manera destacada la idolatría (25; cf. v. 23) y los pecados sexuales, especialmente el pecado de la homosexualidad (24, 26, 27). Pablo coincide aquí con la tradición judía -y el AT- en hacer hincapié en la práctica homosexual como un ejemplo particularmente evidente del rechazo de Dios por parte de los gentiles. En este contexto el término contra naturaleza, aplicado a la práctica homosexual en el v. 26, define a esta práctica como una que es contraria a la ley natural establecida por Dios para regir a todas las personas.
Los vv. 29-31 señalan la manera en que el fracaso humano en dar a Dios lo que a él le corresponde ha traído sobre la raza humana males destructivos de todo tipo, que van desde una actitud contenciosa hasta el homicidio. Es probable que Pablo implique una secuencia en estos pecados en la que el pecado fundamental de la idolatría -reemplazar a Dios con algo- conduce a toda otra clase de pecados. El v. 32 sugiere que el conocimiento de las cosas divinas que las personas tienen no ha sido borrado totalmente por su “caída” en el pecado. Aunque las mentes de los seres humanos ya no pueden funcio nar como debieran (28), las personas todavía pueden entender que las cosas que hacen merecen la pena de muerte establecida por Dios. Sin embargo, no sólo las hacen, sino que también se complacen en los que las practican. Lo que Pablo quiere decir aquí no es que la aprobación del pecado de otros sea, en un sentido absoluto, peor que cometer el pecado nosotros mismos, sino que el animar a otros a cometer pecado revela el grado en el que las personas se han vuelto lisa y llanamente rebeldes al gobierno justo de Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 41 Rom 2:5; Efe 5:6
o 42 Job 24:13
p 43 Rom 1:25
q 44 Jua 8:44
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
restringen la verdad. El ser humano conoce la verdad acerca de Dios (vers. 19, 20), pero deliberadamente la niega y el resultado es injusticia y maldad.
Fuente: La Biblia de las Américas
18 (1) Este libro comienza con la caída del hombre (en contraste con Efesios, que comienza con la elección y. predestinación de parte de Dios en la eternidad pasada), continúa con la redención de Cristo, la justificación, la santificación, la transformación, la conformación y la glorificación realizadas por Dios, y concluye con el misterio de Dios en la eternidad pasada (16:25).
18 (2) En el versículo anterior la justicia de Dios es revelada en el evangelio para la fe; aquí, la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres. Esto muestra un contraste entre la revelación de la justicia de Dios y la revelación de la ira de Dios. Originalmente, la ira de Dios se revelaba desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres. Sin embargo, cuando vino el evangelio de Dios, la escena cambió. Ahora la justicia de Dios es revelada en el evangelio para nuestra fe.
18 (3) Lit, sobre.
18 (4) Reprimir significa suprimir. Desde el principio el hombre no ha respetado la verdad de Dios, sino que la ha suprimido injustamente.
18 (5) La verdad aquí se refiere a la primera cosa verdadera, la primera realidad, con respecto al hombre y Dios en el universo. Esta realidad es el hecho indubitable de que el ser y la existencia de Dios se comprueban mediante la creación; y es el hecho definido de que el hombre, el cual no tiene excusa, puede conocer a Dios por medio de la creación. Esta gran realidad, esta gran verdad, debe hacer que los hombres conozcan a Dios y que, por ende, lo glorifiquen y le den gracias (v.21). Sin embargo, en lugar de relacionarse correctamente con esta realidad, con esta verdad, conforme a la justicia en la cual Dios se complace, los hombres reprimieron la verdad con la injusticia, la cual Dios aborrece, y no aprobaron conocer a Dios (v.28). Por lo tanto, menospreciaron y rechazaron a Dios, cambiando la gloria de Dios en semejanza de ídolos (vs.21-23) y despojándose del dominio propio para caer sin límite (vs.24-32), de modo que Dios los entregó, los abandonó (vs. 24,26,28).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Desde aquí hasta Rom 3:20, tenemos la acusación que Dios hace al mundo, mostrando por qué necesita el hombre la justicia de Dios.
detienen. El hombre es condenado porque le fue dada la verdad (vv. Rom 1:19-20) y porque con sus acciones la rechazó (vv. Rom 1:21-32).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
R606 Un sentido perfectivo de κατά está presente en el verbo compuesto (suprimir).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, por
Fuente: La Biblia de las Américas
§ Literalmente, “ira”. Existen debates en cuanto a la atribución de emociones humanas negativas a Dios.