Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada, para hacer lo que no es debido.
1:28-31 — Los hombres rechazaron a Dios, y por eso Dios los rechazó a ellos. Luego sigue una lista de pecados cometidos de unos contra otros. Si el hombre no respeta a Dios, ni a su propio cuerpo, claro es que no va a respetar al prójimo. (1) «injusticias» — toda forma de ilegalidad, iniquidad. (Ejemplo, Lev 19:35-36).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
como ellos no aprobaron. Rom 1:18, Rom 1:21; Job 21:14, Job 21:15; Pro 1:7, Pro 1:22, Pro 1:29; Pro 5:12, Pro 5:13; Pro 17:16; Jer 4:22; Jer 9:6; Ose 4:6; Hch 17:23, Hch 17:32; Rom 8:7, Rom 8:8; 1Co 15:34; 2Co 4:4-6; 2Co 10:5; 2Ts 1:8; 2Ts 2:10-12; 2Pe 3:5.
los entregó a una mente reprobada. Jer 6:30; 2Co 13:5-7; 2Ti 3:8; Tit 1:16.
para hacer cosas que no convienen. Efe 5:4; Flm 1:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
mente reprobada: Una mente totalmente desprovista de sensatez moral.
PARA VIVIRLO
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Enfrentamiento de los hechos acerca del pecado
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La Biblia es directa acerca de la causa última que está tras el sufrimiento y el mal. Da una cuenta seria de cómo los seres humanos, que somos creados como seres puros y nobles, nos hemos convertido en malvados y dañinos para los demás. El libro de Romanos habla cándidamente acerca de nuestra condición, la cual se llama pecado (Rom 3:23). Esta separación de Dios tiene como resultado que nuestros pensamientos se conviertan en vanidad y nuestros corazones necios se entenebrezcan (Rom 1:21). Dios nos ha entregado a una obra completamente visible de nuestra rebeldía contra Él (Rom 1:24). Esto ha producido:
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• Inmoralidad sexual, con la que deshonramos el cuerpo que Dios nos entregó (Rom 1:24).
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• Idolatría, con la que nos desviamos de nuestro Creador y exaltamos las obras de nuestras manos (Rom 1:25).
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• Pasiones vergonzosas, al convertirnos en buscadores irracionales de placer, frecuentemente dominados por una sensualidad pervertida, en vez de ser siervos atentos de los demás y mayordomos responsables de los buenos dones de Dios (Rom 1:26, Rom 1:27).
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• Mentes reprobadas, con las cuales estamos bajo una terrible servidumbre espiritual que nos hace incapaces de hacer bien, nos convertimos en esclavos del pecado (Rom 1:28).
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Pablo concluye esta severa pero esclarecedora evaluación con una lista de horribles consecuencias, que incluyen la aprobación de los pecados de los demás (Rom 1:29-32). La franqueza de esta lista es penosa, pero honesta. Cualquier resistencia al pecado parece no tenerse en cuenta debido a una búsqueda compulsiva de libertad de todas las restricciones para llevar a cabo placeres desenfrenados. Reglas, leyes, valores, tradiciones, o cualquier otra limitación son seguramente removidas.
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De esto modo, como el pueblo de Sodoma y Gomorra, estamos viajando en el camino hacia el desastre. Dios declara que debido a nuestros pecados, merecemos la muerte (Rom 1:32), inexcusable (Rom 2:1), y el atesoramiento de la ira y juicio para nosotros mismos (Rom 2:5). Este es la verdad de cada ser humano (Rom 3:10-12; cf. con Sal 51:4).
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El libro de Romanos explica cuidadosamente las implicaciones eternas de esta rebelión pecaminosa. Nos advierte que el pecado es real. No son simplemente malos sentimientos o una conciencia excesivamente sensible. Estamos apartados nosotros mismos de un Dios justo y santo, y hay un castigo que pagar: el castigo de la muerte eterna, de la separación perpetua de Él.
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Sin embargo, Romanos no termina allí. Habla de la maravillosa provisión de Dios para nosotros en Cristo Jesús, que trajo la oportunidad para estar en paz con Dios, la entrada por la fe en su gracia, y la esperanza para regresar a su gloria (Rom 5:1-5). Para demostrar su amor, Jesús pagó el castigo de nuestros pecados en la cruz (Rom 5:8). De modo que podemos decir con Pablo, «¡Gracias a Dios por su don inefable!» (2Co 9:15.)
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Dios los entregó. Vea las notas sobre los vv.Rom 1:18 ; Rom 1:24. reprobada. Traducción de una palabra griega que significa «no pasar la prueba». Se empleaba con frecuencia para describir metales inservibles que se desechaban porque contenían demasiadas impurezas. Dios ha puesto a prueba la mente del hombre y ha determinado que carece de valor y utilidad (cp. Jer 6:30).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:28-31 — Los hombres rechazaron a Dios, y por eso Dios los rechazó a ellos. Luego sigue una lista de pecados cometidos de unos contra otros. Si el hombre no respeta a Dios, ni a su propio cuerpo, claro es que no va a respetar al prójimo.
(1) «injusticias» — toda forma de ilegalidad, iniquidad. (Ejemplo, Lev 19:35-36).
(2) «fornicación» — ayuntamiento o cópula carnal ilícito en general, sea con persona no casada o con casada. Incluye toda forma de ayuntamiento ilegal. Es el término extenso, o comprensivo. Adulterio es término más limitado. Todo adulterio es fornicación, pero no es adulterio toda fornicación. La fornicación se aplica al adulterio (que siempre envuelve a persona casada) en Ose 2:2; Ose 2:4; Mat 5:32; Mat 19:9; es decir, los casados pueden cometer «fornicación.” Fue fornicación lo que se cometió entre aquel hombre y la esposa de su padre (1Co 5:1). El adulterio (cópula carnal ilícita con la esposa de otro) se incluye en listas de pecados, juntamente con la fornicación (el término más comprensivo), porque es una forma específica de fornicación. (Gál 5:19; 1Co 6:9; Mat 15:19).
(3) «perversidad» –malicia, iniquidad, propósitos y deseos malos, maldad. (Mat 22:18; Mar 7:22; Luc 11:39; Hch 3:26; 1Co 5:8; Efe 6:12).
(4) «avaricia» — codicia, deseo desordenado de tener más o lo del otro. (Luc 12:15; Efe 4:19 (impureza); 5:3; Col 3:5; 1Ts 2:5; 2Pe 2:3).
(5) «maldad» — deseo de injuriar, malicia, perversidad. (Efe 4:31; Col 3:8; Tit 3:3; Stg 1:21; 1Pe 2:1).
(6) «llenos de envidia» — codicia. (Gál 5:21; 1Ti 6:4; Tit 3:3; 1Pe 2:1).
(7) «homicidios» — muerte ejecutada ilegítimamente y con violencia. (Mar 15:7; Luc 23:19; Luc 23:25; Hch 9:1; Gál 5:21).
(8) «contiendas» — riña, pendencia, pelea, disputa, lucha. (Rom 13:13; 1Co 1:11; 1Co 3:3; 2Co 12:20; Gál 5:20; Flp 1:15; 1Ti 6:4; Tit 3:9).
(9) «engaños» — fraude, falsedad, farsa, error. (Mat 26:4; Mar 14:1; Mar 7:22; Jua 1:47; Hch 13:10; 2Co 12:16; 1Ts 2:3; 1Pe 2:22; 1Pe 3:10).
(10) «malignidades» — mal carácter, depravación del corazón, la actitud de interpretar todo en sentido malo. (Se encuentra solamente en este texto).
(11) «murmuradores» — los que acusan falsamente y en secreto. (Se encuentra solamente en este texto).
(12) «detractores» — maldicientes, infamadores, calumniadores. (Se encuentra solamente en este texto).
(13) «aborrecedores de Dios» — impíos en extremo. (Se encuentra solamente en este texto).
(14) «injuriosos» — ofensivos, afrentosos, ultrajantes. (1Ti 1:13).
(15) «soberbios» — arrogantes, orgullosos, altivos, altaneros. (2Ti 3:2; Stg 4:6; 1Pe 5:5).
(16) «altivos» — vanagloriosos. (2Ti 3:2).
(17) «inventores de males» — autores, creadores, descubridores de males (se encuentra solamente en este texto).
(18) «desobedientes» — incapaces de ser persuadidos, contumaces, rebeldes, tercos. (Luc 1:17; Tit 1:16; Tit 3:3; 2Ti 3:2; Hch 26:19).
(19) «necios» — simples, ignorantes, sin entendimiento (se encuentra solamente en este texto).
(20) «desleales» – -pérfidos, infieles, que no cumplen promesas. (Se encuentra solamente en este texto).
(21) «sin afecto natural » — sin amor a los parientes. (2Ti 3:3).
(22) «implacables» — que no entran en acuerdos, rencorosos, duros, inexorables. (2Ti 3:3).
(23) «sin misericordia» — (se encuentra solamente en este texto).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA VIDA QUE HA PRESCINDIDO
TOTALMENTE DE DIOS
Romanos 1:28-32
De la misma manera que se han entregado a una forma de conocimiento que rechaza la idea de Dios, Dios también los ha entregado a la clase de mentalidad que todos rechazan. El resultado es que hacen cosas indignas de un ser humano. Están repletos de toda maldad, villanía, ansia de poseer, depravación. Están llenos de envidia, asesinato, contienda, falsedad, y del espíritu que atribuye siempre lo peor. Son chismosos y criticones, aborrecedores de Dios. Son personas insolentes, arrogantes, fanfarronas, inventoras de males, desobedientes a los padres, insensatas, gente sin palabra, sin afecto natural, despiadados. Son la clase de personas que saben perfectamente que los que hacen tales cosas merecen la muerte, y sin embargo no sólo las hacen, sino también dan su aprobación a dos que las hacen.
Sería difícil encontrar un pasaje que nos presentara con más claridad lo que le sucede a la persona que no tiene en cuenta
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a Dios. No es tanto que Dios le envía el juicio como que esa persona se lo atrae sobre sí al dejar a Dios fuera de su esquema de las cosas. Cuando uno destierra a Dios de su vida se convierte en cierta clase de persona, y en este pasaje tenemos una de las descripciones más terribles de ninguna literatura de la clase de persona que llega a ser. Veamos el catálogo de cosas horribles que entran en la vida sin Dios.
Tales personas hacen cosas que son impropias de un ser humano. Los estoicos tenían una expresión: llamaban kathékonta a lo que es propio de una persona. Ciertas cosas son esencial e inherentemente parte de la humanidad, y otras no. Como dice Shakespeare en Macbeth:
Osaré hacer todo lo que compete a un hombre; El que pretende hacer más, no lo es.
El que destierra a Dios no pierde sólo la piedad; pierde también la humanidad.
A continuación viene una larga lista de cosas terribles. Vamos a considerarlas una por una.
(a) Maldad (adikía). Adikía es precisamente lo contrario de dikaiosyné, que quiere decir justicia, integridad; y los griegos definían la justicia como darle a Dios y al hombre lo que les es debido. El malvado es el que despoja de sus derechos al hombre y a Dios. Se ha erigido un altar a sí mismo en el centro de todo, de manera que se rinde culto a sí mismo excluyendo a Dios y al hombre.
(b) Villanía (ponéría). La palabra griega quiere decir más que maldad. Hay una clase de maldad que, por lo general, no hace daño nada más que al que la tiene. No es una maldad transitiva. Cuando perjudica a otras personas, como es natural que suceda con la maldad, no lo hace intencionadamente. Puede ser insensatamente cruel, pero no tiene una crueldad encallecida. Pero los griegos definían ponéría como el deseo de hacer daño. Es la voluntad activa e intencionada de corromper y de infligir una injuria. Cuando los griegos definían a una mujer como ponérá querían decir que seducía deliberadamente a los inocentes. Uno de los títulos más corrientes de Satanás en griego es ho ponérós, el malvado, el que ataca a propósito la bondad para destruirla. Ponérós describe al hombre que no sólo es malo, sino que quiere hacer a los demás tan malos como él. Ponéría es una maldad destructiva.
(c) El ansia de poseer (pleonexía). La palabra griega es compuesta de otras dos que quieren decir tener más. Los mismos griegos definían pleonexía como un maldito amor a tener. Es un vicio agresivo. Se ha descrito como el espíritu que persigue el interés propio sin tener en absoluto en cuenta los derechos de los demás, y hasta sin la menor consideración para con la común humanidad. Su característica es la rapacidad.
Teodoreto, el prolífico teólogo sirio del siglo V, lo describe como el espíritu que se apropia y retiene cosas a las que no tiene ningún derecho. Puede operar en cualquier esfera de la vida: en cuanto a cosas materiales quiere decir apropiarse de dinero y bienes sin respeto ni honradez; en la esfera ética se refiere a la ambición que lo pisotea todo para ganar algo que no le corresponde; en la esfera moral indica la concupiscencia incontrolada que encuentra placer donde no tiene ningún derecho. La pleonexía es el deseo que no respeta ninguna ley.
(d) La depravación (kakía). Kakía es la palabra griega más general para maldad. Describe la situación del que está desprovisto de toda cualidad positiva. Por ejemplo, un kakós krités es un juez que no tiene ningún respeto a las leyes, ni tampoco el menor sentido moral ni la rectitud de carácter que no pueden faltar en un buen juez. Teodoreto describe esta condición como «la tendencia del alma a lo peor.» La palabra que usa para tendencia es ropé, que quiere decir la inclinación de la balanza. Un hombre que es kakós es el que siempre tiende hacia lo peor. Kakía se ha descrito acertadamente como la depravación total que incluye todos los vicios e introduce todos los pecados. Es la degeneración de la que crecen y en la que florecen todos los pecados.
(e) Envidia (fthonos). Hay envidia buena y mala. Existe una envidia que le revela a una persona sus debilidades e incapacidades, y la predispone a seguir buenos ejemplos; y existe otra que sencillamente se entristece por el bien ajeno y, si lo desea para sí, tendría que ser sin que le costara el menor esfuerzo, aunque, como dice el poeta, a veces puede llegar hasta el crimen:
La envidia de la virtud – hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el vicio – es lo que se envidia más.
Es la más destructiva y retorcida de las emociones humanas. (f) Asesinato (fonos). Debemos tener presente siempre que Jesús amplió inconmensurablemente el sentido de esta palabra cuando enseñó que no son solamente los actos de violencia los que debemos evitar, sino también el espíritu de odio y de ira (Mt 5:21 ss). Debemos desterrar de nuestro corazón toda malquerencia o desprecio hacia otras personas. Tal vez no hayamos golpeado nunca a nadie; pero, ¿podemos decir que no le hemos deseado nunca el mal? Como decía Tomás de Aquino hace mucho tiempo: «El hombre mira los Hechos; pero Dios ve las intenciones.»
(g) Contienda (eris). Indica la rivalidad que nace de la envidia, de la ambición, del deseo de prestigio, puestos y superioridad. Si nos limpiamos de los celos ya hemos hecho algo para librarnos de muchas peleas y contiendas. Es un don de Dios el ser capaces de experimentar tanto placer ante el éxito de los otros como ante el nuestro.
(h) Falsedad (dolos). Como mejor comprendemos el sentido de esta palabra es a partir del verbo correspondiente, dolún. Dolún quiere decir corrientemente mezclar un metal precioso con otro de menos valor, o aguar el vino. Dolos es falsedad; describe la cualidad de la persona de inteligencia tortuosa y retorcida, que no sabe actuar con rectitud y que se escora hacia métodos astutos y disimulados para salirse con la suya; que siempre actúa con segundas. Describe la cualidad del intrigante nato que se encuentra en todas las comunidades y sociedades.
(i) El espíritu que atribuye siempre lo peor (kakoétheía). Kakoétheía quiere decir literalmente de mala naturaleza. En el sentido más amplio quiere decir malignidad. Aristóteles lo definía en un sentido más restringido que siempre ha conservado. Decía que era «el espíritu que siempre piensa lo peor de los demás.» Plinio lo llamaba «malignidad en la interpretación.» Jeremy Taylor decía que es «la bajeza de la naturaleza que nos hace tomarlo todo por el lado malo, y atribuirle a todo la peor intención.» Puede que este sea el más corriente de todos los pecados, el que se recomienda en el horrible dicho español: «Piensa mal, y acertarás.» Es terrible pensar en la cantidad de reputaciones que se han asesinado mientras se tomaban unas cañas o unos cafés, cuando se ha atribuido la peor intención a una acción completamente inocente. Cuando nos den ganas de hacerlo, debemos recordar que Dios oye y recuerda cada palabra que decimos.
(j) Chismosos y criticones (psithyristés y katálalos). Estas dos palabras describen a los de lengua de víbora; pero hay diferencia entre ellas. Katálalos, denigrante, describe al que va pregonando sus maledicencias por todas partes, al que hace sus críticas y cuenta sus cuentos abiertamente. Psithyristés describe al que cuenta sus historias al oído, llevándose a su interlocutor a un rincón para susurrarle una confidencia que destruye un carácter. Los dos son malos; pero el confidente es el peor. Uno puede por lo menos defenderse de una acusación pública; pero es impotente frente al cuchicheo confidencial que se deleita en destruir reputaciones.
(k) Aborrecedores de Dios (theostygués). Esta palabra describe al que odia a Dios porque sabe que Le está desafiando. Dios es la barrera que se interpone entre él y sus placeres, la cadena que lé impide hacer lo que le dé la gana. De buena gana eliminaría a Dios si pudiera, porque el mejor de todos los mundos posibles sería para él uno en el que su vicio no tuviera cortapisas.
(l) Personas insolentes (hybristés). Hybris era para los griegos el vicio que más atraía su propia destrucción a manos de los dioses. -Representa dos líneas de pensamiento: (i) Describe el espíritu de la persona que desafía a Dios movida por el orgullo; la soberbia insolente que precede a la caída. La criatura humana se olvida de su criaturidad. Es el espíritu del que está tan confiado en su riqueza, poder y habilidad, que cree que no tiene que depender de nadie. (ii) Describe a la persona que es desenfrenada y sádicamente cruel e injuriosa. Aristóteles lo describe como el espíritu que hiere y ofende a los demás, no por venganza ni para obtener ninguna ventaja, sino simplemente por el placer de hacer daño. Hay personas que disfrutan viendo a uno estremecerse al oír una palabra cruel. Hay personas que sienten un placer diabólico al infligirle a otros un dolor mental o físico. Eso es hybris. Es el sadismo que se deleita haciendo daño a los demás solamente por hacer daño.
(m) Personas arrogantes (hyperéfanos). Esta es una palabra que se usa tres veces en la Escritura cuando se dice que «Dios resiste a los soberbios» (Pr 3:34 ; Stg 4:6 ; 1Pe 5:5 ). Teofilacto lo llamaba «la cumbre de todos los pecados.» Teofrasto, filósofo griego que escribió una serie de bocetos de caracteres, definía hyperéfanía como «un profundo desprecio por todo lo que no sea uno mismo», y señala las cosas de la vida diaria que son señales de esta arrogancia: cuando se le pide a uno que acepte un cargo y rehúsa porque dice que no tiene tiempo para esas cosas; nunca dirige la mirada a nadie en la calle a menos que le produzca algún placer; invita a comer a una persona y luego no aparece él, y le manda a un esclavo para que le haga compañía. Está rodeado de una atmósfera de desprecio, y se complace en hacer que los demás se sientan insignificantes.
(n) Fanfarrones (alazón). Alazón es una palabra que tiene una historia interesante. Literalmente quiere decir vagabundo. De ahí pasó a designar a charlatanes ambulantes que presumen de haber realizado curas extraordinarias, o quincalleros que aseguran que sus quincallas tienen propiedades maravillosas. Los griegos definían alazonía como el espíritu que pretende tener lo que no tiene. Jenofonte decía que se da este nombre a los que presumen de ser más ricos o más valientes de lo que son, y se comprometen a hacer para obtener alguna ganancia o provecho lo que no son capaces de hacer. Teofrasto tiene aquí también un estudio de una persona así: el presumido, el esnob. Es la clase de persona que pretende tener negocios, estar en relación con gente importante, haber hecho obras de caridad y haber prestado servicios públicos que no existen más que en su imaginación. Dice que su casa es demasiado pequeña para él/ella, y que tiene que comprarse otra mayor. La persona presumida sólo pretende impresionar a las demás, y quedan muchas de las tales en el mundo.
(ñ) Inventores de males (efeuretés kakón). La frase describe a la persona que, digamos, no tiene bastante con las maneras ordinarias y corrientes de pecar, sino que descubre o inventa vicios nuevos y recónditos, porque ya está hastiada y anda buscando nuevas emociones en nuevos pecados.
(o) Desobedientes a los padres (goneúsin apeithés). Tanto los judíos como los Romanos colocaban la obediencia a los padres muy alta en la escala de las virtudes. Era uno de los Diez Mandamientos el respetar a los padres. En los primeros tiempos de la República Romana, la patria potestas -es decir, la autoridad paterna- era tan absoluta que el padre tenía poder de vida o muerte sobre su familia. La razón para incluir aquí este pecado es que, una vez que se relajan los lazos familiares, se produce una degeneración total en cadena.
(p) Insensatos (asynetos). Esta palabra describe a la persona que carece de sentido común, que no aprende por experiencia, que se niega a usar la cabeza que Dios le ha dado.
(q) Que no tienen palabra (asynthetos). Esto sería especialmente grave para los Romanos; porque, en los buenos tiempos de la historia de Roma, la honradez era clave e importantísima. La palabra de un hombre era suficiente garantía. En realidad, en eso se distinguían los Romanos de los griegos, que eran unos tramposos redomados. Los griegos decían que si se le confiaba un talento -una suma importante de dinero- a un gobernador o a un funcionario, aunque estuvieran presentes diez secretarios o contables, ya se las arreglaría para hacer un desfalco; mientras que un romano, ya fuera un magistrado en su jurisdicción o un general en una campaña, podía hacerse cargo de miles de talentos con la sola garantía de su palabra, sin que faltara luego ni una blanca. Al usar esta palabra, Pablo estaba recordándoles a los Romanos no sólo la ética cristiana, sino los principios de honradez de sus mejores días como nación.
(r) Sin afecto natural (ástorgos). Storgué era la palabra griega para el amor de la familia. Es verdad que el amor de la familia estaba desapareciendo en aquella época. Nunca ha sido la vida de un niño tan precaria como entonces. Los hijos se consideraban una desgracia. Cuando nacía un bebé, se le ponía a los pies de su padre: si le levantaba, eso quería decir que le reconocía; pero si se marchaba dejándole ahí, se le echaba a la basura literalmente. Todas las noches había treinta o cuarenta bebés abandonados en el foro romano. Hasta Séneca, que fue un gran hombre en muchos sentidos, escribía: «Matamos a un perro rabioso; sacrificamos a un toro acorneados; aplicamos el cuchillo a las reses enfermas para que no contaminen el rebaño; a los bebés que nacen deformes o débiles, los ahogamos.» Los lazos de amor humano estaban desapareciendo.
(s) Despiadados (aneleémón). Nunca ha tenido menos valor la vida humana. Un amo podía matar o torturar a un esclavo si quería; al fin y al cabo no era más que una cosa, y la ley le concedía al amo un poder ilimitado sobre el esclavo. Una vez, en una casa de lujo, un esclavo que llevaba una bandeja de copas de cristal tropezó, y se le cayó una; inmediatamente el amo hizo que echaran al esclavo en un estanque que estaba lleno de voraces lampreas que se le comieron vivo. Era una época despiadada en sus mismos placeres, la de las luchas de gladiadores que le encantaba presenciar a la gente para ver cómo se mataban. Era una época en la que se desconocía la compasión.
(t) Pablo termina su catálogo de vicios diciendo que aquella gente había desterrado de su vida a Dios. Sucede a menudo que una persona sabe que es pecadora, y que está mal lo que hace, y lo reprocha en los demás. Pero en aquel tiempo, la gente había llegado a tal grado de maldad que no le daba ninguna importancia y animaba a otros a que hicieran lo mismo. George Bemard Shaw dijo una vez: «No hay nación que sobreviva a la pérdida de sus dioses.» Aquí nos da Pablo una descripción terrible de lo que pasa cuando desterramos deliberadamente a Dios de nuestra vida. A su debido tiempo, Roma pereció. El desastre sigue irremisiblemente a la degeneración.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
REFERENCIAS CRUZADAS
r 72 Heb 10:26
s 73 Rom 11:7; 2Co 3:14
t 74 Gál 5:19; 2Ti 3:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
una mente depravada. Es decir, sus mentes no pueden discernir los asuntos morales y espirituales, pues están llenos de malicia y maldad (vers. 29– 32).
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., tener a Dios en conocimiento