No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que obedezcáis a sus malos deseos.
6:12 — Este versículo es la conclusión de los primeros once versículos.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
no reine, pues, el pecado. Rom 6:16; Rom 5:21; Rom 7:23, Rom 7:24; Núm 33:55; Deu 7:2; Jos 23:12, Jos 23:13; Jue 2:3; Sal 19:13; Sal 119:133.
en vuestro cuerpo mortal. Rom 8:11; 1Co 15:53, 1Co 15:54; 2Co 4:11; 2Co 5:4.
en sus concupiscencias. Rom 6:16; Rom 2:8; Rom 8:13; Rom 13:14; Gál 5:16, Gál 5:24; Efe 2:3; Efe 4:22; 1Ts 4:5; 2Ti 2:22; Tit 2:12; Tit 3:3; Stg 1:14, Stg 1:15; Stg 4:1-3; 1Pe 1:14; 1Pe 2:11; 1Pe 4:2, 1Pe 4:3; 1Jn 2:15-17; Jud 1:16, Jud 1:18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Aunque los creyentes en Cristo han muerto al pecado, aún el pecado sigue siendo un problema. La causa del pecado está todavía presente y puede expresarse asimismo a través del cuerpo mortal, el cuerpo que está sometido a muerte. La diferencia es que el pecado no tiene derecho a reinar. De esta manera Pablo amonesta al creyente a no obedecerlo.
PARA VIVIRLO
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Esclavo del pecado
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El apóstol Pablo estaba dispuesto a dar una mirada larga y severa a lo más profundo y oscuro de su vida interior. Lo que vio fue que había problemas, pero la verdad: era un esclavo del pecado (Rom 7:15). Ciertamente, se dio cuenta de que nada bueno vivía en su carne (Rom 7:18); un hecho que le declaraba su miseria (Rom 7:24). Pablo simplemente no pasaba un mal día cuando escribió Rom 7:1-25. No sufría simplemente de un sentimiento de insuficiencia y baja autoestima. La real apreciación de su vida espiritual vino al medirse él mismo con la expectativa alta y santa que Dios tiene para todos nosotros, lo que el libro de Romanos llama la Ley (Rom 7:7). Cuanto más Pablo se da cuenta de lo que Dios quiere, más se entera de su incapacidad, es sus propias fuerzas para vivir como Dios quería.
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La única respuesta en la condición miserable de Pablo (y en la nuestra) es Jesucristo (Rom 7:25). Solamente Jesús hizo posible cumplir los requerimientos justos de un Dios santo (Rom 8:3, Rom 8:4). De esta forma, la honestidad de Pablo le conduce a la esperanza.
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Lo mismo es verdad para nosotros. En confesión podemos encontrar el perdón de Dios. Al admitir nuestra debilidad podemos hallar su fortaleza. Si negamos nuestra verdadera condición, nos engañamos, y nos destruimos para vivir esclavizados al pecado (1Jn 1:8-10).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
cuerpo mortal. El único repositorio que queda donde el pecado encuentra vulnerable al creyente. El cerebro y sus procesos mentales son parte del cuerpo y por eso pueden tentar a nuestra alma con sus deseos pecaminosos (vea la nota sobre el v. Rom 6:6; cp. Rom 8:22-23; 1Co 15:53; 1Pe 2:9-11).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
6:12– Este versículo es la conclusión de los primeros once versículos.
–“no reine.” El pecado reina en la persona quien anda o vive en el pecado, (Col 3:7). Si uno “persevera” (versículo 1) en el pecado, el pecado domina (reina en) su cuerpo.
–“cuerpo mortal.” El cuerpo es mortal. Está destinado a la muerte física (Heb 9:27). El espíritu o alma no es mortal. No hay texto bíblico que hable del alma como mortal. El alma no deja de existir. El cuerpo es instrumento para el uso del alma (el hombre interior — 2Co 4:16), o para bien o para mal. EL cristiano, muerto al pecado y resucitado a vida nueva (en el bautismo), no obedece los deseos pecaminosos del cuerpo (1Pe 2:11).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA PRÁCTICA DE LA FE
Romanos 6:12-14
No dejéis reinar al pecado en vuestro cuerpo mortal para que os obligue .a seguir lo que os pida el cuerpo. No sigáis rindiéndole vuestros miembros al pecado como armas de maldad, sino rendíos de una vez para siempre a Dios como muertos que han vuelto a la vida, y rendidle vuestros miembros a Dios como armas de justicia. Porque el pecado no tiene por qué dominaros: ya no estáis bajo la Ley, sino bajo la Gracia.
Al salir del pasaje anterior y entrar en este, experimentamos una de esas transiciones características de Pablo. El anterior era la expresión de un místico acerca de la unión mística entre el cristiano y Cristo que se realiza en el bautismo; hablaba de la manera como debe vivir un cristiano, tan cerca de Cristo que se puede decir que vive en Él. Y ahora, después de la experiencia mística viene la exigencia práctica. El Cristianismo no es una experiencia emocional, sino una manera de vivir. El cristiano no lo es para complacerse en una experiencia, por muy maravillosa que sea, sino para salir a vivir una cierta clase de vida entre los ataques y problemas del mundo. Es normal en el mundo de la vida religiosa que nos sentemos en la iglesia y sintamos como una ola de sentimiento que pasa por nuestro interior. A veces, aun cuando nos encontramos solos, nos sentimos muy cerca de Cristo. Pero el Cristianismo que se detiene allí no ha recorrido más que la mitad del camino. Esa emoción tiene que traducirse en acción. El Cristianismo no puede ser sólo una mera experiencia interior. Tiene que ser una vida en la palestra del mundo.
Cuando uno sale al mundo se tiene que enfrentar con una situación terrible. Como Pablo la ve, Dios y el pecado están buscando armas que puedan usar. Dios no puede actuar sin hombres; si quiere que se diga algo, tiene que encontrar a una persona que lo diga; si quiere que se haga algo, tiene que encontrar a alguien que lo haga, y si quiere que alguien reciba ánimo, necesita a alguien que se lo dé. Y lo mismo sucede con el pecado: alguien tiene que empujarlo. El pecado está buscando gente que induzca a otros a pecar con sus palabras o ejemplo. Es como si Pablo estuviera diciendo: «En este mundo hay una batalla constante entre Dios y el pecado; decide de qué parte estás.» Nos enfrentamos con la tremenda alternativa de convertirnos en instrumentos en las manos de Dios, o en las del pecado.
Un creyente inmaduro podría muy bien decir: «Hay decisiones que son demasiado difíciles, y voy a fallar.» La respuesta de Pablo es: «No te desanimes ni te desesperes; el pecado no te dominará.» «¿Por qué?» «Porque ya no estamos bajo la Ley, sino bajo la Gracia. «¿Y eso cambia tanto las cosas?» «Sí; porque ya no estamos tratando de satisfacer las exigencias de la Ley, sino tratando de ser dignos de los dones del Amor». Ya no pensamos en Dios como un juez severo, sino como el Que ama las almas de todas las personas. No existe en todo el mundo una inspiración que se pueda comparar con la del amor. ¿Hay alguien que salga de la compañía del ser querido sin sentir el deseo ardiente de ser mejor persona? La vida cristiana ya no es una carga que hay que soportar, sino un privilegio a cuya altura se puede vivir. Como decía Denney: «No son las prohibiciones lo que libera del pecado, sino la inspiración; no es el monte Sinaí, sino el Calvario el que produce santos.» Muchos han sido liberados del pecado, no por las normas de la ley, sino porque no habrían podido soportar el desilusionar, o fallar, o herir a una persona a la que amaban o que los amaba. En el mejor de los casos la ley nos sujeta por el temor; pero el amor nos redime inspirándonos para que seamos mejores de lo que hemos conseguido ser. La inspiración del cristiano viene, no del miedo al castigo de Dios, sino de la contemplación de lo que Dios ha hecho por él.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— que no los siga dominando: No es un deseo, sino una exigencia lo que aquí expresa Pablo (ver Col 3:3; Col 3:5).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
u 370 Gén 4:7; Sal 119:133
v 371 Stg 4:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
no reine el pecado. Si Cristo es el que reina en la vida del creyente, éste no debe permitir que el pecado prevalezca en su cuerpo corruptible donde se encuentran las pasiones (lujurias) que son contrarias a la voluntad de Dios (vers. 6; cp. Stg 1:14, 15).
Fuente: La Biblia de las Américas
12 super (1) Esto es rechazar el pecado y cooperar con el Espíritu de Dios.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
O hay que destronar al pecado u obedecer a sus concupiscencias.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
obedecer… TR registra lo obedezcáis en.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R1090 Parece que εἰς se usa con el infinitivo para indicar un resultado hipotético (de tal manera que lo obedezcan).
R1097 Θνητός significa sujeto a muerte, no que muere.
T96 Los imperativos de presente y aoristo que aparecen en los vv. 12 y sigs., deben traducirse: no permitan que el pecado continúe …, no continúen entregando sus miembros al pecado …, sino comiencen a entregarse a Dios (se presenta una antítesis marcada -MT139).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
El TR registra lo (obedezcáis) en sus concupiscencias.