Comentario de Romanos 8:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque los que viven conforme a la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu.

8:5

— “son de la carne” equivale decir que “andan conforme a la carne.”

— “piensan,” “se ocupan” dice la versión antigua. Tales personas dan su tiempo y atención a las cosas de esta vida, excluyendo a Dios.

— “son del Espíritu,” equivale decir que “andan (o viven) conforme al espíritu,” que es ocuparse en las cosas en que se deleita el hombre interior y que preparan a uno para la vida eterna con Dios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

porque los que viven conforme a la carne. Rom 8:12, Rom 8:13; Jua 3:6; 1Co 15:48; 2Co 10:3; 2Pe 2:10.

piensan en las cosas de la carne. Rom 8:6, Rom 8:7; Mar 8:33; 1Co 2:14; Flp 3:18, Flp 3:19.

pero los que son del Espíritu. Rom 8:9, Rom 8:14; 1Co 2:14; Gál 5:22-25; Efe 5:9; Col 3:1-3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La frase griega piensan en las cosas incluye la voluntad, los pensamientos y las emociones de la persona. También incluye pretensiones, valores, deseos, y propósitos. Pensar en las cosas de la carne o en las cosas del Espíritu significa que somos orientados hacia o gobernados por aquellas cosas en las cuales nos concentramos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

CONFORME A LA CARNE… AL ESPIRITU. Pablo describe dos de personas: las que viven según la carne y las que viven según el Espíritu.

(1) Vivir «conforme a la carne» es complacerse, ocuparse y hallar satisfacción en sus deseos corruptos. Esto incluye no sólo inmoralidad sexual, adulterio, odio, rivalidades, arrebatos de ira (véase Gál 5:19-21), sino también obscenidad, afición a la pornografía, dependencia de las drogas, placer mental y emocional derivado de escenas sexuales en juegos, libros, programas televisados o películas, y diversiones semejantes (véase el ARTÍCULO LAS OBRAS DE LA CARNE Y EL FRUTO DEL ESPÍRITU, P. 1678. [Gál 5:22-23]).

(2) Vivir «conforme al Espíritu» es someterse a la dirección y capacitación del Espíritu Santo, y ocuparse en las cosas de Dios. Es vivir en todo tiempo en la presencia de Dios, confiando en que Él nos dará la ayuda y la gracia necesarias para realizar su voluntad en y por medio de nosotros.

(3) Es imposible seguir la carne y al Espíritu al mismo tiempo (vv. Rom 8:7-8; Gál 5:17-18). Si alguien no puede resistir por medio del Espíritu Santo los deseos pecaminosos y en cambio vive conforme a la carne (v. Rom 8:13), se convierte en enemigo de Dios (v. Rom 8:7; Stg 4:4) y le espera la muerte espiritual y eterna (v. Rom 8:13). A las personas para las cuales las cosas de Dios representan su principal amor e interés, les espera la vida eterna y la comunión con Dios (vv. Rom 8:10-11, Rom 8:15-16).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

los que son de la carne. Todos los no creyentes (vea la nota sobre el v.Rom 8:4). piensan. Este verbo griego se refiere a una orientación básica de la mente, una mentalidad que incluye afectos, procesos mentales y voluntad propios de un individuo (cp. Flp 2:2; Flp 2:5; Flp 3:15; Flp 3:19; Col 3:2). El punto de Pablo es que la disposición básica de los incrédulos es satisfacer los apetitos de la carne no redimida (Flp 3:19; 2Pe 2:10). los que son del Espíritu. Todos los creyentes (vea la nota sobre el v. Rom 8:4).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:5– “son de la carne” equivale decir que “andan conforme a la carne.”
–“piensan,” “se ocupan” dice la versión antigua. Tales personas dan su tiempo y atención a las cosas de esta vida, excluyendo a Dios.
–“son del Espíritu,” equivale decir que “andan (o viven) conforme al espíritu,” que es ocuparse en las cosas en que se deleita el hombre interior y que preparan a uno para la vida eterna con Dios.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LOS DOS PRINCIPIOS DE LA VIDA

Romanos 8:5-11

Los que viven de acuerdo con los dictados de la naturaleza humana pecadora están inmersos en las cosas de este mundo. Los que viven de acuerdo con los dictados del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Estar absorto en las cosas de este mundo conduce a la muerte; pero estarlo en las cosas del Espíritu conduce a la vida y a la paz. Porque el estar pendiente de las cosas que fascinan a nuestra naturaleza humana pecadora implica enemistad con Dios; porque así no se obedece a la Ley de Dios, ni se puede aunque se quisiera. Los que viven una vida exclusivamente mundana no pueden agradar a Dios; pero vosotros no estáis dominados por los intereses que fascinan a nuestra naturaleza humana pecadora, sino bajo el dominio del Espíritu en la medida que el Espíritu de Dios mora en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no pertenece a Cristo; pero si en vosotros está Cristo, aunque a causa del pecado vuestro cuerpo sea mortal, vuestro espíritu tiene la vida que viene de la justicia. Si está en vosotros el Espíritu del Que resucitó a Jesús, Él hará que hasta vuestros cuerpos mortales estén vivos mediante el Espíritu Que mora en vosotros.

Pablo está presentando el contraste entre dos clases de vida: (i) La vida que está dominada por la naturaleza humana pecadora, cuyo centro es el yo, cuya única ley es el propio deseo, que se apodera de lo que quiere en cuanto puede. Personas diferentes describirán esa vida de forma diferente. Puede estar controlada por las pasiones, por la lujuria, por el orgullo o por la ambición. Se caracteriza por estar absorta en las cosas en las que pone su delicia la naturaleza humana sin Cristo.

(ii) Y la vida controlada por el Espíritu de Dios. Como los seres vivos necesitan el aire para vivir, así el cristiano vive en Cristo. De la misma manera que está en nosotros el aire que respiramos, así también Cristo. El cristiano no tiene una mente propia; su mente es la de Cristo (1Co 2:16 ). No tiene deseos propios: la voluntad de Cristo es su única ley. Está gobernado por el Espíritu, controlado por Cristo, centrado en Dios.

Estas dos vidas van en sentidos diametralmente opuestos. La vida dominada por los deseos y las actividades de la naturaleza humana pecadora se dirige a la muerte. En el sentido más literal, no tiene futuro, porque se va alejando más y más de Dios. El permitir que las cosas del mundo dominen totalmente la vida conduce a la extinción, es un suicidio espiritual. Al vivir así uno se incapacita cada vez más para estar en la presencia de Dios. Se vuelve resentido contra la Ley y el control de Dios. No piensa en Dios como su amigo, sino como su enemigo.
La vida gobernada por el Espíritu, centrada en Cristo y orientada hacia Dios, se va acercando día a día al Cielo aun cuando sigue en la Tierra. Es una vida que es una marcha tan regular hacia Dios que la transición final de la muerte no es más que un paso más en el camino. Como Enoc, de quien se nos dice que su vida era un caminar con Dios, y Dios le tomó; o, como lo contó un niño, » se daba paseos con Dios, hasta que un día no volvió» (Ge 5:24 ).

Cuando Pablo acababa de decir esto, se le ocurrió una objeción: «Tú dices que una persona controlada por el Espíritu va de camino a la vida; pero el hecho es que todos tenemos que morir. ¿Qué quieres decir?» Y Pablo contesta: «Todos los seres humanos mueren porque están involucrados en la situación humana. Cuando entró en el mundo el pecado, le siguió la muerte como una consecuencia natural. Por tanto, es inevitable que los seres humanos mueran; pero los que están controlados por el Espíritu y tienen a Cristo en el corazón mueren para resucitar.» El pensamiento fundamental de Pablo es que el cristiano está indisolublemente unido a Cristo. Ahora bien, Cristo murió y resucitó; y el que es uno con Cristo es uno con el Conquistador de la muerte y participa de Su victoria. La persona controlada por el Espíritu y unida a Cristo va de camino a la vida; la muerte no es más que un interludio inevitable que hay que pasar en el camino.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

n 471 Jua 3:6; Gál 5:19

ñ 472 1Co 2:15; Gál 5:22

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

5 (1) Las cosas de la carne incluyen cualquier cosa que esté en la esfera de la carne, ya sea mala o buena.

5 (2) No es sólo andar y tener actividades según el espíritu, sino hacer que todo nuestro ser esté en conformidad con el espíritu. Cuando estamos en conformidad con el espíritu, nuestro andar también es conforme al espíritu. En este espíritu la ley residente del Espíritu de vida, quien es el mismo Dios Triuno procesado, obra espontáneamente en nosotros y nos libera de la ley del pecado y de la muerte.

5 (3) Las cosas del Espíritu son las cosas relacionadas con Cristo, las cuales el Espíritu recibe y nos revela ( Jua_16:14-15). Mientras nos ejercitamos para ocuparnos de estas cosas, con el tiempo todo nuestro ser llega a estar en conformidad con el espíritu.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Lit., son

Fuente: La Biblia de las Américas