Biblia

Comentario de Romanos 9:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Romanos 9:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¿O no tiene autoridad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para uso honroso y otro para uso común?

9:21 — Dios es el alfarero y los hombres el barro. Dios es libre para hacer uso de los hombres según su deseo. Ahora, el uso que él hace depende del hombre, y no de algún decreto absoluto y arbitrario de parte de Dios, según enseña el calvinismo. (Véanse 2Ti 2:20-21; Jer 18:1-12). Dios quiere que sean salvos todos los hombres (1Ti 2:4). Es libre para determinar los términos por los cuales el hombre puede alcanzar la honra y misericordia de Dios (2:6,7; Tit 3:5) como “vaso para honra,” y si los ignora alcanza la ira de Dios como “vaso para deshonra.” Dios es libre para determinar sus usos del hombre, y el hombre para obedecer o desobedecer. Dios no tiene que salvar a nadie, pero libremente escoge salvar por medio del evangelio. El hombre es libre para escoger qué clase de vaso ser.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

O no tiene potestad el alfarero. Rom 9:11, Rom 9:18; Pro 16:4; Isa 64:8; Jer 18:3-6.

para hacer … un vaso para honra. Rom 9:22, Rom 9:23; Jer 22:28; Ose 8:8; Hch 9:15; 2Ti 2:20, 2Ti 2:21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La palabra que se traduce potestad puede significar «poder» o «autoridad». Pablo insiste en que Dios tiene el derecho de hacer lo que le agrade.

 PARA VIVIRLO

Justicia

¿Qué es la justicia? La mayoría piensa inmediatamente en una persona que trata de guardar una lista de reglas, como un pequeño niño que nunca pasa por encima de la línea. Cuando habla de justicia en Romanos, Pablo quiere decir mucho más que esta forma común de entender la palabra. Evoca el concepto del AT. de justicia, el cual habla de una relación digna entre Dios y una persona, o entre Dios y su pueblo.

En el AT. la justicia es fundamentalmente un atributo de Dios (Sal 71:15; Sal 119:42). Él sólo es verdaderamente justo. Es el único que permanece fiel a sus promesas, a su pacto con Israel, y a su Ley. A su vez, los israelitas como pueblo de Dios tuvieron la responsabilidad de ejemplificar la justicia de Dios en esta tierra. Por último, esto quiere decir que ellos tenían que amar y adorar sólo al Dios viviente. La ley de Moisés podría resumirse en este mandamiento y sus consecuencias: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lev 19:18; Mar 12:31). Trágicamente, los israelitas no cumplieron. Ellos se demostraron infieles al pacto, aunque Dios se mostró fiel. Al enviar profetas a su pueblo, el Señor le advirtió una y otra vez de su pecaminosidad. Finalmente tuvo que disciplinarlos con hambre, derrotas militares, y aun con el cautiverio en Babilonia. No obstante, Dios permaneció fiel, y restauró a su pueblo, a la tierra y a Él mismo cuando se arrepintieron y se volvieron a Él.

Tras su retorno de Babilonia, los israelitas confundieron la justicia con la adherencia estricta a la Ley como se registra en el Pentateuco. Por cierto, los líderes judíos religiosos añadieron numerosas enmiendas a la Ley para asegurar que nadie la infringiera inadvertidamente. La obediencia celosa a la Ley se asemejó con la justicia. Sin embargo, el mero acatamiento externo para un conjunto de reglas no agradó a Dios. Lo que Dios quería era arrepentimiento, corazones humildes, que le adoraran verdaderamente. Quería ser el Dios de sus corazones y mentes, y el centro de su devoción.

En la carta a los Romanos, Pablo claramente establece que nadie ha logrado esta norma; nadie ha amado y adorado completamente al Señor como debiera ser (Rom 3:23). Todos pecaron. Ninguna buena obra o apariencia externa de piedad puede restaurar una relación digna con el Santo (Isa 64:6). Por una parte, los gentiles no persiguieron una relación correcta con su Creador, de manera que fueron entregados a todo tipo de males (Rom 1:18-31). Por otra parte, los judíos a través de la obediencia externa a la Ley y a sus tradiciones intentaban justificarse delante de Dios (Rom 9:31, Rom 9:32). Ambos fracasaron. Jesús es el único que puede estar delante de la gloria de Dios; es el único que es verdaderamente justo. Asombrosamente, nos ofreció una salida a nuestra esclavitud del pecado. Al poner nuestra fe y confianza en Él, podemos ser declarados justos. Podemos tener una justicia que no tiene nada que ver con nuestras obras sino que al contrario, descansa en la vida inmaculada de Jesús y su muerte expiatoria por nuestros pecados. El Señor nos perdona y nos declara justos debido a nuestra identificación por fe con la justicia de su Hijo (Rom 4:5). A través de Jesús, podemos finalmente liberarnos de la culpabilidad del pecado. No solamente podemos acercarnos al único Santo en alabanza y gratitud, sino que podemos hacer la voluntad de Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

¿NO TIENE POTESTAD EL ALFARERO? Pablo sostiene el derecho de Dios de usar a determinadas personas para cumplir su propósito redentor sin tener que rendirle cuentas a nadie.

(1) No se debe interpretar que Dios no tiene principios morales inherentes a su carácter santo al tratar con personas y naciones. Por su naturaleza, a Dios no lo mueve la voluntad humana sino su amor (Jua 3:16), misericordia (Sal 62:12) e integridad moral y compasión (Sal 116:5).

(2) Los que piensan que los vv. Rom 9:6-29 significan que Dios de manera arbitraria elige a algunos para la salvación y a otros para la destrucción no han interpretado bien el pasaje (véase el ARTÍCULO LA ELECCION Y LA PREDESTINACION, P. 1684. [Efe 1:4-5]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

9:21– Dios es el alfarero y los hombres el barro. Dios es libre para hacer uso de los hombres según su deseo. Ahora, el uso que él hace depende del hombre, y no de algún decreto absoluto y arbitrario de parte de Dios, según enseña el calvinismo. (Véanse 2Ti 2:20-21; Jer 18:1-12). Dios quiere que sean salvos todos los hombres (1Ti 2:4). Es libre para determinar los términos por los cuales el hombre puede alcanzar la honra y misericordia de Dios (2:6,7; Tit 3:5) como “vaso para honra,” y si los ignora alcanza la ira de Dios como “vaso para deshonra.” Dios es libre para determinar sus usos del hombre, y el hombre para obedecer o desobedecer. Dios no tiene que salvar a nadie, pero libremente escoge salvar por medio del evangelio. El hombre es libre para escoger qué clase de vaso ser.

Fuente: Notas Reeves-Partain

REFERENCIAS CRUZADAS

m 591 Isa 64:8; Jer 18:6

n 592 2Ti 2:20

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

21 super (1) Esto indica que Dios nos escogió para que fuéramos vasos de honra a fin de poder contenerle. Dios creó al hombre como un vaso que le pudiera contener; luego, de entre los muchos vasos, nos escogió a nosotros para que le contuviéramos a El, el Dios de honra, a fin de ser vasos de honra. Finalmente, El da a conocer Su gloria sobre nosotros, los vasos, para que lleguemos a ser vasos de Su gloria (v. 23). Todo esto proviene de Su misericordia y es conforme a ella; no lo podemos obtener por nuestros propios esfuerzos. Por esta razón, debemos adorarle a El. ¡Le debemos adorar por Su misericordia!

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

R1062 Ἐξουσίαν ποιῆσαι significa: poder para hacer.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., para honra

Lit., para deshonra

Fuente: La Biblia de las Américas

* Literalmente, “vasijas de valor y deshonra”.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento