Biblia

Comentario de Salmos 10:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 10:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Oh Jehovah, ¿por qué te mantienes lejos, y te escondes en los tiempos de angustia?

Año 541 a.C.

Por qué estás lejos. Sal 22:1; Sal 46:1; Jer 14:8.

y te escondes en el tiempo de la tribulación. Sal 13:1-3; Sal 27:9; Sal 30:7; Sal 44:24; Sal 88:14; Job 13:24; Job 23:9; Job 34:29.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

David se queja contra el malo, Sal 10:1-11.

Ora por remedio, Sal 10:12-15.

Profesa su confianza, Sal 10:16-18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

era originalmente parte del (Sal 9:1-20). Los dos aparecen como un sólo salmo en la Septuaginta, la antigua traducción griega de la Escritura hebrea. El Sal 10:1-18 reitera el deseo expresado en el Sal 9:1-20, de que el Señor habría de confrontar a los enemigos impíos del salmista. Este salmo refleja un sentido de urgencia: el salmista suplica para que sea liberado inmediatamente de sus enemigos. La estructura del Sal 10:1-18 es:

(1) una pregunta sobre la falta de acción del Señor (vv. Sal 10:1, Sal 10:2);

(2) una descripción de las acciones del malo (vv. Sal 10:3-11);

(3) un renovado llamado al Señor para que se levante en juicio (vv. Sal 10:12, Sal 10:13);

(4) una confesión de confianza en el juicio final del Señor (vv. Sal 10:14, Sal 10:15); una presentación de alabanza a Dios que es Rey (vv. Sal 10:16-18).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

estás lejos son palabras clásicas de lamentación o duelo (Sal 13:1-3). Mientras el salmista observa los actos del malo, se enoja ante la maldad y pregunta cómo Dios puede permanecer apático e inactivo. Pero aún con sus dudas, continúa orando al único Dios que lo puede liberar de sus problemas.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

¿POR QUÉ ESTÁS LEJOS, OH JEHOVÁ? Esta oración lucha con la cuestión de la aparente tardanza del triunfo de la justicia de Dios (cf. el clamor de los santos martirizados en Apo 6:9-10). En la actualidad hay un desenfreno de injusticia e iniquidad, y a veces parece que Dios está «lejos» y no interviene. El pueblo de Dios debe pedir que Él detenga la maldad y el sufrimiento. Mientras tanto, los creyentes pueden estar seguros de que, aunque el día de justicia no ha llegado, el Señor ha oído sus oraciones y fortalecerá su corazón hasta el fin (Sal 10:17-18).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmo 10 (Vg 9). La Conducta Perversa de los Impíos.
E ste salmo 10, según la numeración masorética, empieza sin indicación circunstancial ni literaria alguna, lo que no deja de ser raro en medio de los otros salmos, que van precedidos de indicaciones musicales y aun eruditas sobre el autor de los mismos. Lo que parece ser un indicio de continuación del salmo 9, con el que forma unidad literaria, como se refleja en la numeración del texto griego alejandrino. El salmista se queja de la impunidad con que obran los pecadores frente a los justos, a los que no toca sino sufrir injusticias y atropellos.

Súplica a Yahvé para que castigue a los opresores. (1-2)
1 Lam. ¿Por qué, ¡oh Yahvé! te mantienes tan alejado y te escondes al tiempo de la angustia? 2 Por la soberbia del impío son consumidos los infelices, sorprendidos en las intrigas que ellos tienden.

El salmista se queja de que Dios se mantenga como simple espectador en la lejanía, cuando hay tantas opresiones de parte de los impíos, que no hacen sino envolver con intrigas a los que quieren seguir los caminos del Señor! Parece como si escondiera su rostro para no ver la angustia de los suyos. El rostro de Yahvé se manifiesta cuando protege abiertamente a los suyos, pero se oculta cuando deja actuar a los impíos en perjuicio de los celadores de su Ley 2.

Autosuficiencia del impío y avaro (3-4).
3 Mem. Pues se gloría el malvado en la ambición de su alma 3, y el avaro se felicita, con desprecio de Yahvé. 4 Nun. Y (dice) el impío en su fatuidad: “¡No atiende, no hay Dios!” Estas son sus cavilaciones.

El impío se cree libre de las intervenciones justicieras de Yahvé, pues no atiende a lo que aquí pasa, como si no existiera. Por eso se siente fuerte en sus ambiciosas empresas, creyéndose suficiente y seguro contra todo evento. Sólo le interesa prosperar en los negocios, aun conculcando los mandamientos de Dios y pasando por encima de los derechos del prójimo. Los juicios divinos para ellos no cuentan.

Insolencia de los perversos (5-6).
5 Sus caminos en todo tiempo son asegurados; tus juicios son demasiado altos para él. A cuantos se le oponen, los aparta de un soplo. 6 Y se dice en su corazón: “¡No me moveré de generación en generación!” El que no está sujeto al mal, maldice 4.

El salmista constata que los caminos del impío prosperan demasiado, y esto les hace considerarse seguros, sin pensar en los juicios de Dios, que son demasiado altos para él, pues en su insensibilidad moral y religiosa, movido siempre por intereses materiales, no sabe valorar las decisiones de Dios, que para él considera todavía lejanas. Todo el que quiera oponerse a sus caminos es rechazado altivamente, y con toda insolencia proclama que su situación próspera no cambiará: ¡No me moveré de generación en generación! Se cree seguro por mucho tiempo contra toda ruina. El salmista puntualiza que su situación próspera le hace maldecir a Dios, en vez de reconocer sus beneficios. Se considera libre del mal y, por tanto, cree no necesitar de la protección divina.

Insidias de los impíos contra los inocentes (7-8).
7 Pe. Su boca está llena de fraude y de violencia, bajo su lengua está la malicia y la perversidad. 8 Siéntase al acecho en las aldeas, en los lugares ocultos asesina al inocente, sus ojos espían al desgraciado.

Los malvados no maquinan sino fraudes y engaños, sembrando la violencia, llegando hasta el bandidaje y al asesinato, esperando la víctima en los lugares más recónditos y apropiados junto a los poblados 5. Los salmistas frecuentemente aluden a estos asesinatos por causa de lucro 6. El bandidaje era frecuente en determinados momentos de anarquía política 7. Amos echa en cara a la clase alta de Samaría sus exacciones y aun sus atropellos cruentos contra los pobres indefensos8.

Las malas artes de los perversos (9-10).
9 Ayin. Se pone al acecho como el león en la madriguera, se pone al acecho para apoderarse del miserable; arrebata al indigente, arrastrándolo a su red. 10 Sade. Le espía y se arroja sobre él, y cae el infeliz en su poder.

Continuando la idea anterior, presenta al malhechor como un león oculto en la espesura, dispuesto a caer sobre el miserable que, incauto, se acerca a ella. La descripción es viva, y refleja bien la situación de bandidaje que imperaba cuando el salmista redactaba esta composición.

Insolencia del opresor (11-13).
11 Y dice en su corazón: “No se acuerda Dios; ha escondido su rostro, no ve nada.” 12 Qof. ¡álzate, Señor Dios! ¡Alza tu mano! ¡No te olvides de los desvalidos! 13 ¿Cómo puede el impío despreciar a Dios, y dice en su corazón: “El no se preocupa”?

La conducta del malvado es un insulto constante a Dios, pues hace caso omiso de su presencia en la vida. Cree que ha escondido su rostro, desentendiéndose de sus exigencias de justicia y de la protección hacia el desamparado. Del hecho de que el impío puede impunemente atrepellar a los débiles deduce que se hallan fuera de la divina Providencia. Esta actitud insolente está clamando por la intervención justiciera del Omnipotente. Por eso el salmista acude ansioso a Dios para que salga en favor de los desvalidos y atropellados en sus legítimos derechos. Para moverle a actuar presenta, de un lado, la situación injusta en que se hallan los pobres, y por otro resalta el desprecio que ello importa para el mismo Dios. Está comprometida la misma providencia de Yahvé, y por ello debe salir por sus fueros frente a las insolencias de los impíos.

Yahvéy protector de los desvalidos (14-15).
14 Resh. Tú lo ves, porque miras las penas y los trabajos para retribuir con tu mano. A ti se te confía el miserable, tú eres el auxilio del huérfano. 15 Sin. Quebranta el brazo del impío y del malvado; buscarás su impiedad; no la encontrarás.

El salmista acude a la providencia protectora de Yahvé, el cual tiene siempre ante sus ojos las penas y trabajos de los oprimidos para darles su paga merecida. Aunque la perspectiva del salmista no trascienda hacia la retribución en ultratumba, sin embargo, sabe que Dios es justo, y, como tal, tiene que salir valedor de los que injustamente son oprimidos. Al débil no le queda otro auxilio Y refugio que la mano protectora de Yahvé. Los profetas y los sabios de Israel constantemente exaltan la solicitud de Dios sobre los más desamparados de la sociedad, como los huérfanos, la viuda y el extranjero 9. Por eso el salmista pide a su Dios que rompa la fuerza y poder de los impíos y malvados, pues sólo El puede hacerlo. Y termina añorando una situación mejor en que prevalecía la virtud en la sociedad: Buscarás su impiedad y no la encontrarás. Esto es lo deseable para el futuro después de la intervención justiciera de Yahvé.

Yahvé, Rey de justicia (16-17).
16 Es Yahvé Rey por los siglos eternos; las gentes han sido borradas de su tierra. 17 Tau. Tú, ¡oh Yahvé! oyes los gritos de los humildes, fortaleces su corazón, les das oídos; 18 para hacer justicia al huérfano y al oprimido, para que no vuelva a aterrorizar el hombre de la tierra.

La súplica termina con un canto de alabanza al que es Rey y Soberano de todo por los siglos. De nuevo el poeta se dirige al momento cumbre del juicio definitivo sobre las gentes. Yahvé oye los gritos angustiosos de los necesitados y los escucha, dando ánimos y fortaleciendo su corazón, para hacer justicia a los desamparados, de forma que no vuelva el insolente a sembrar terror entre ellos. La garantía de que esto se llevará a cabo es el pasado de Israel, en el que Yahvé ha borrado a las gentes de su tierra, es decir, ha extirpado a los cananeos. Igualmente serán exterminados los opresores de la sociedad, los que sembraban terror entre los desvalidos.

1 Cf. Sal 38:11; Sal 22:11; Isa 49:14; Isa 35:22; Isa 37:21; Isa 71:12. – 2 Cf. Isa 1:15; Lam 3:56; Sal 55:1. – 3 El TM dice lit.: “Porque el malvado se gloría de los malos deseos de su alma, y el hombre avaro bendice, desprecia a Yahvé.” Bendice puede ser un eufemismo por “maldice.” Cf. 1Re 21:10.13; Job 1:5.11; Job 25:9. Así traduce la Bib. de Jér. – 4 Texto oscuro. Nuestra traducción sigue la de la Bib. de Jér. – 5 Cf. Os 6,g; Job 7:1. – 6 Sal 37,i; Job 56:7; 59:4- – 7 Cf. Jue 11:3; Sam 22:2. – 8 Amo 5:8. – 9 Cf. Sal 108:9; Dt 2719; Sal 10:18; Sal 145:9.

Fuente: Biblia Comentada

¿Por qué … Y … ? Dos interrogantes lastimeros dan expresión a la pregunta del salmista:»Oh, Dios, ¿por qué te mantienes alejado?» (cp. Sal 13:1; Sal 22:11; Sal 38:21; Sal 44:24; Sal 71:12; Sal 88:14).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 10 (9): Salmo de súplica individual ante la conducta y las acciones de los malvados contra los humildes y desvalidos. Este canto mantiene una estrecha relación con el anterior (ver nota a Sal 9:1-20).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Sal 35:22; Sal 38:21; Sal 71:12.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmos 9, 10. Fe Que Lucha

Los Sal. 9 y 10 forman un acróstico alfabético quebrado (ver La poesía en la Biblia). Faltan cuatro letras, dos han sido transpuestas y una aparece en la segunda palabra de su primera estrofa. Se ha intentado restaurar un acróstico perfecto, pero el acróstico quebrado forma tres secciones de seis letras cada una: 9:1-12; 9:13-10:6; 10:7-18. El tema es la oposición de los impíos (9:6, 17, 18; 10:2, 3, 4, 13, 15). La sección 1 (9:1-12) comienza y termina con alabanza (1, 2, 11) y es una declaración que imparte calma: Los impíos están activos pero Dios está sobre su trono. Pero en la sección 2 (9:13-10:6) la realidad de la vida es turbulenta, haciendo surgir un clamor pidiendo compasión divina (9:13) y un contraataque (9:19). El Señor está distante (10:1), los impíos, desenfrenados (10:2-6). El fin es seguro (9:15, 16), pero esto no necesariamente produce el consuelo que se necesita aquí y ahora. Sin embargo, en la sección 3 (10:7-18) la oración es el recurso suficiente. La maldad (7-10) supone que Dios es indiferente mientras que la oración busca una acción divina, porque Dios no es como dice sino que destruirá y juzgará final y universalmente. La oración será escuchada; los desamparados obtendrán sus derechos y los opresores dejarán de ser (17, 18).

10:1-6 Dios parece estar muy lejos. La pregunta (1) expresa no una realidad teológica (ver 9:10) sino un sentimiento personal. Con frecuencia quizá sintamos que no contamos con la presencia de Dios, pero la reacción correcta no es desalentarnos sino llevar el problema al Señor. 2-6 Aquí está el centro de la tensión entre fe y experiencia. La fe afirma que es seguro que los malos serán atrapados en su propia red (9:15). Pero con demasiada frecuencia en la vida (2) son los débiles quienes son atrapados mientras los malos siguen, con impunidad, con sus valores falsos (3), su ateísmo práctico (4), su prosperidad sin moralidad (5ab) y teniendo una seguridad feliz en sí mismos (5c, 6).

10:7-18 Fe que ora

7-11 El problema: El impío es hostil en su hablar (7), homicida en sus intenciones (8, 9), sin compasión en su fuerza (10), un ateo práctico (11).

12-16 El recurso: La oración pidiendo intervención divina para defender al débil y a la verdad (12, 13); basada en conocimiento divino, enfocada y consagrada al necesitado (14) y pidiendo por el final del poder del impío, su juicio (15) y el juicio final (16).

17, 18 La seguridad: la oración es escuchada (17), la liberación es total (18).

Tal vigor en la oración es sorprendente: levántate (9:19; 10:12), como acusando al Señor de estar “descuidando su trabajo”. No te olvides (12); como si se hubiera olvidado. También es sorprendente que nada se logra excepto por medio de la oración. Por más peligrosa que sea la amenaza (9:13; 10:8), por más poderoso que sea el enemigo (10:9), la oración es suficiente, porque el Señor es rey (9:4, 7), conoce nuestras necesidades (10:14) y ha prometido proteger (9:9, 10), levantar (9:13) y ayudar (10:14).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

10.1 «¿Por qué[…] te escondes en el tiempo de la tribulación?» Para el salmista, Dios parecía estar muy lejos. Pero aun cuando tenía sinceras dudas, no dejó de orar ni pensó que Dios ya no estaba interesado. No se estaba quejando. Simplemente le estaba pidiendo a Dios que acelerara su ayuda. Es durante los momentos en los que nos sentimos más solos u oprimidos cuando más necesitamos orar, y hablarle a Dios de nuestros problemas.10.4-6 Algunas personas triunfan en todo lo que emprenden, y se jactan de que nadie, ni siquiera Dios, los puede derribar. Podemos preguntarnos por qué Dios permite que esa gente amase grandes fortunas siendo que lo desprecian en la forma en la que lo hacen. Pero, ¿por qué nos molestamos cuando el malvado prospera? ¿Nos enojamos por el daño que causan, o nos sentimos celosos de su prosperidad? Para responder estas preguntas debemos tener la perspectiva adecuada de la maldad y de la riqueza. Con certeza el malvado será castigado debido a que Dios odia sus acciones perversas. La riqueza solo es temporal y no es un símbolo de la aprobación de Dios de la vida de una persona, como tampoco la falta de ella será una señal de la desaprobación de Dios. No permita que la riqueza o la falta de ella se vuelvan una obsesión. Véase Pro 30:7-8 donde encontrará una oración que puede elevar.10.11 Hay incompatibilidad entre la arrogancia ciega y la presencia de Dios en nuestros corazones. La gente soberbia depende de sí misma y no de Dios. Esto provoca que las influencias que Dios usa para guiarlo abandonen su vida. Cuando la presencia de Dios es acogida, no hay lugar para la soberbia ya que El nos hace conscientes de nuestro verdadero yo.10.14 Dios ve y toma nota de cada mala acción, escucha nuestras súplicas y consuela nuestros corazones (10.17). La presencia de Dios siempre está con nosotros. Podemos enfrentarnos a los malvados porque no los enfrentamos solos. Dios está de nuestro lado.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) En LXXVg este salmo está combinado con el precedente para formar un solo salmo de 39 v. En M el acróstico alfabético continúa desde el Sl cap. 9 hasta el final del Sl cap. 10, que empieza con la duodécima letra del alfabeto heb., Lá·medh.

(2) “Te quedas escondido”, de acuerdo con T.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 239 Sal 22:1; Jer 14:8

b 240 Sal 13:1; Sal 44:24

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 10 Este Salmo de lamentación es continuación del Salmo 9 (un Salmo de acción de gracias). Para una comparación de ambos Salmos, v. coment. en el Salmo 9 (las diferencias son notables). Salmo 9 es alabanza, Salmo 10 es petición. En el Salmo 9 David proclama su liberación personal (nótese el frecuente uso del pronombre « yo» ). El Salmo 10 no es autobiográfico. En el Salmo 9 los enemigos de David toman una identificación nacional (9:5, 8, 15, 19); esta característica no se encuentra en el Salmo 10. En el Salmo 9 el afligido es el rey; en el Salmo 10 el afligido es el oprimido y el indefenso (vers. 14, 18). La petición de David de ser liberado de las naciones opresivas, ofrece la base para que los fieles oprimidos confíen en el Señor como un baluarte en tiempos de dificultad (Sal 9:9; 10:1). Las dos secciones fueron separadas en dos Salmos distintos por razones litúrgicas. El Salmo 10 tiene cuatro estrofas: 1) Invocación (vers. 1-2); 2) Lamento (vers. 3-11); 3) Petición (vers. 12-15); 4) Alabanza (vers. 16-18).

Fuente: La Biblia de las Américas

O, escondes tus ojos

Fuente: La Biblia de las Américas

SALMO 10 (9)[1] La Vulgata y los Setenta consideran este salmo parte del anterior por su estructura alfabética. La traducción hebrea los divide. Esta edición conservará el orden hebreo.[4] Y no le dará nada por su arrogancia.

Fuente: Notas Torres Amat