Comentario de Salmos 102:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Tú fundaste la tierra en la antigüedad; los cielos son obra de tus manos.
Gén 1:1; Gén 2:1; Éxo 20:11; Job 38:4-7; Pro 8:23-36; Jer 32:17; Heb 1:10-12; Heb 3:3, Heb 3:4.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
TÚ FUNDASTE LA TIERRA. Estos versículos, citados en Heb 1:10-12, indican que la angustia descrita por el salmista se aplica también a Jesucristo (vv. Sal 102:1-11). Los vv. Sal 102:12-28 tratan del reino del Señor en la tierra, su obra en la creación y su ser eterno. El cielo y la tierra de ahora se cambiarán por un nuevo cielo y una nueva tierra (como muestra el símil del cambio de vestidura). Pero Dios no cambiará; Él sigue siendo el mismo.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
El Dios eterno creó los cielos y la tierra, que un día perecerán (v. Sal 102:26). Heb 1:10-12 aplica este pasaje al Señor Jesucristo, que es superior a los ángeles por cuanto: 1) Él es eterno, mientras que ellos tuvieron un principio; y 2) Él creó, mientras que ellos fueron creados. Este pasaje afirma con claridad la eternidad y deidad de Cristo. El inmutable Dios verá el fin de su creación e inaugurará la nueva creación (cp. Mal 3:6; Stg 1:17; 2Pe 3:1-18; Apo 21:1-27; Apo 22:1-21).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
REFERENCIAS CRUZADAS
u 3561 Gén 1:1; Gén 2:1; Job 38:4; Isa 48:13; Zac 12:1
v 3562 Sal 8:3; Sal 8:6; Heb 1:10